Era un día lleno de nervios.
Por un lado, iba a empezar mi primer día en una escuela que no conocía a nadie. Pero la ventaja era precisamente esa: que nadie me conocía. Nadie de esa clase había visto mis videos, ya que mi madre consiguió pararlo antes de que se extendieran más por la red (y, por suerte, Dennis acabó eliminar la página web). Era una nueva oportunidad de hacer amigos, conocer gente nueva, profesores nuevos… Y me sentía ilusionado por eso.
Y por otro lado… estaba el juicio de los padres de Neil. No sabía que pasaría en ese juicio, ya que la sentencia tanto se podía declinar hacia un lado o hacia otro, y ninguno de los dos tenía una ventaja aplastante. Podía pasar cualquier cosa, y eras eso lo que me inquietaba. Si ganaba el padre de Neil, todo sería perfecto, ya que me conoce y me tiene mucho aprecio, además de que ya sabía lo nuestro (Neil se lo contó). Pero si ganaba la madre de Neil… probablemente ya no volvería a verle nunca. Y era lo que me daba miedo.
- Anímate. – dijo, dándome golpes en la espalda para que me animara. – todo saldrá genial.
Me gustaba la relación que tenía con Neil porque, cuando yo no era optimista, lo era él por mí, y viceversa. Le miré y sonreí. Sabia perfectamente que no era fácil para él ser optimista sabiendo que esta historia le afectaba directamente a él. Así que me limité a darle un gran abrazo.
*****
Estaba en mi casa, esperando pacientemente a que Neil me diera alguna noticia. El juicio se estaba celebrando en ese mismo momento, y Neil tenía que estar presente. Y yo, sin embargo, no podía hacer nada más que sentarme en la cama a esperar.
Cada minuto que pasaba, la espera se hacía más y más dolorosa. No pude soportarlo más y llamé a Neil varias veces. No me lo cogió ninguna de ellas, por lo que supuse que no debía estar disponible. Esto era horrible. ¿Por qué estaba tan nervioso? No eran mis padres los que se estaban peleando en un juicio.
Al final, después de mucho esperar, Neil me llamó. Me encerré en mi habitación en cuanto vi su nombre en mi teléfono. Lo cogí y esperé a que me dijera algo, mientras intentaba controlar los temblores que me recorrían el cuerpo.
- Hola… - dije, con la voz temblorosa. - ¿Qué…? ¿Qué tal?
- Ha… ganado.
Se me paró el corazón.
- ¿Q-quien?... ¿Quién ha ganado?
- Mi… padre
- No…
Poco a poco, una sonrisa fue invadiendo mi cara.
- No me lo creo.
- Pues créetelo. – dijo, muy animado. – es una realidad. Me iré a vivir a principios de la semana que viene a casa de mi padre. Esta algo lejos de tu casa, pero al menos no tendremos que soportar a mi madre.
- ¡Eso es genial! Hay que celebrarlo.
- Hablando de celebrarlo… ¿Quieres que nos veamos hoy?
Suspiré mirando el reloj.
- Es un poco tarde… y quiero descansar del día de hoy.
-¡Venga, vamos! Aunque sea para dormir. Y así me cuentas como ha ido tu primer día en la escuela.
Suspiré…
- Está bien… pero solo dormir, ¿eh? Que estoy agotado.
*****
Dejé que Neil me abrazara por detrás con un gesto de dolor.
- Perdón. – me soltó. – Tengo que aprender a controlarme.
Le miré a los ojos.
- Ya lo creo. Mira que te he dicho que aflojaras el ritmo...
Le oí soltar un breve suspiro.
- es que… estoy tan feliz que… quería disfrutar de ti.
- Puedes disfrutar de mí sin la necesidad de embestirme como un loco.
No respondió. Simplemente, me abrazó un poco más fuerte.
- ¿No estas feliz, Tyler? Ahora que todo está solucionado...
Asentí.
- sí, pero…
- ¿pero…?
- es que… - le miré, algo preocupado – no sé porque, pero me da la sensación que encontraremos aún más problemas… y que nos complicarán aún más las cosas.
Me miró con una sonrisa.
- Bobo… - me dijo. – seguro que te equivocas y todo acaba yendo genial.
Me dejé acoger en su abrazo y asentí.
- Yo también… espero estar equivocándome…
*****
No me equivocaba.
Días después, al padre de Neil le surgió un trabajo muy importante y estaba muy bien pagado. ¿Cuál es el problema? Pues que ese trabajo está en Berlín. El padre de Neil tendrá que trasladarse a allí. Y, ya que su padre tiene su custodia, Neil también se tendrá que marchar.
Recuerdo que me quede helado cuando me lo comentó.
- Pero… - dije aun en shock. - ¿Durante cuánto tiempo?
- Un año… tal vez dos.
Tragué saliva.
- Eso… es mucho tiempo.
Asintió.
- Lo sé. Yo…
No le dejé terminar. Le besé con pasión y le miré a los ojos.
- Basta de palabras. – dije, con una expresión muy seria. – ahora no importan.
*****
Después de aquello, hicimos el amor durante horas. Había momentos suaves, y otros más salvajes. El caso es, que ninguno de los dos quería parar.
- Ponte encima… - dijo, aun jadeando. – Quiero ver tu expresión…
Me puse encima e introduje el miembro en mi interior. Empecé moviéndome un poco despacio para luego acabar casi cabalgando encima de él. Neil me “ayudaba” embistiéndome de vez en cuando, y sacándome algún que otro gemido fuerte.
- ¡N-Neil! – dije, cuando la excitación estaba llegando de nuevo a la cumbre.
Probamos un par de posiciones más hasta que ambos llegamos al clímax casi a la vez, para luego caer rendidos en la cama.
*****
Lamentablemente, aquel terrible día llegó. El día en que Neil se iría y no le volvería a ver hasta dentro de mucho tiemplo.
- Tyler… - me dijo suavemente, una vez que ya estábamos en el aeropuerto. - ¿No me vas a decir nada?
Le miré seriamente.
- ¿Qué debería decir en este tipo de situaciones?
Se encogió de hombros.
- no lo sé… cualquier cosa que se te pase por la cabeza.
- Lo que se me pasa ahora mismo por la cabeza es… que todo ha mejorado. Todo parecía ir bien y… ahora tienes que irte. No es justo…
Apoye la cabeza en el hombro ajeno.
- No es justo… - repetí, con un tono que solo podía oír él.
Le oí suspirar muy flojo. Me cogió de las mejillas suavemente para besarme, ante la atenta mirada de mi madre y de su padre.
- Te echaré de menos. – le susurré al oído, mientras que las lágrimas se me iban cayendo.
- Hey… - me dijo con una sonrisa. – No te pongas así. Esto no es un adiós.
Asentí.
- Lo sé. – sonreí un poco, intentando no llorar. – Es un “hasta luego”.
*****
Su avión se preparaba para despegar y mi corazón se paró durante un segundo.
- Mamá… - le dije sin apartar la vista del avión. - ¿Por qué le estoy dejando marchar?
- Porque le amas, hijo. Por eso mismo.
Asentí. Por extraño y contradictorio que pareciera lo que mi madre me había dicho, tenía toda la razón. Él, desde siempre, había deseado ver mundo, vivir durante un tiempo en un país diferente, estar en contacto con otras personas de otros países… si le estaba dejando marchar era porque quería que cumpliera su sueño y ser feliz.
Con una sonrisa en la cara, vi como el avión se separaba del suelo y se hacía cada vez más pequeño en el horizonte.
FIN DE LA PRIMERA PARTE.