Aunque parezca mentira, el tiempo pasó.
A pesar de que me pareciera imposible sobrevivir sin tenerle a mi lado, tuve que enfrentarme a ello a la fuerza. Van a ser dos meses des de que Neil se fue a Berlín y, también, va a cumplir el primer mes des de que Neil y yo cortamos.
No he llegado a asimilar del todo que ya no estemos juntos, pero aun así fue algo de mutuo acuerdo. Ambos sabíamos que esta situación iba a ser dolorosa para los dos, pero más doloroso seria el intentar una relación a tanta distancia. “El amor puede con todo”, dirán algunos… Yo, sinceramente, no confío en ello. Y más cuando ni siquiera propio Neil sabe si volverá, y cuando lo hará.
Por suerte, todo este proceso no fue tan doloroso como yo me esperaba. El primer día en mi nuevo instituto hice dos amigos llamados Leo y William, y con el paso del tiempo conocí a más gente amable en mi clase, hasta que prácticamente toda la clase nos hicimos amigos. Pero fueron básicamente Leo y William los que me animaban cada día que pasaba con ellos y me hacían sentir que no todo estaba perdido aún.
Pero, como siempre, todo se complicó un poco.
Llegó el día en el que Leo y yo tuvimos que hacer un trabajo juntos en la escuela. Era un tema muy difícil y que a ninguno de los dos se nos daba demasiado bien. Así que pasamos días enteros intentando resolverlo más o menos bien… pero siempre nos cansábamos.
- ¡No puedo más! – grité un día en su casa. – Este trabajo acabará conmigo.
Leo se dejó caer en la cama. No dijo nada, pero seguro que pensaba lo mismo que yo.
- Por más que lo intentemos… - dijo él al cabo de unos segundos. - … no conseguimos nada de nada.
- ¿Deberíamos hablar con el profesor? – Le pregunté yo.
- ¿Con el señor Louis? – Me dijo, incorporándose un poco de la cama. – Un consejo Tyler: nunca te quejes de algo de su asignatura. Puede parecer un profesor muy amable, pero no le gusta que sus alumnos se quejen de algo.
Bufé.
- ¿Y entonces que hacemos?
Se levantó y me miró con una sonrisa.
- De momento, descansaremos. Voy a traer algo para comer y luego, cuando tengamos la mente más despejada, seguimos con ello.
Asentí.
- Una pregunta. – me dijo antes de salir de la habitación. - ¿Al final te vas a quedar a dormir?
- Si… - suspiré. – Creo que será lo mejor. Tengo la intuición de que necesitaremos toda la noche para acabar este trabajo.
Sonrió y se fue a la cocina, a coger algo para comer. Justo en ese momento, recibí un mensaje de Neil. A pesar de haber roto, no dejamos de hablar en ningún momento. Siempre había sido mi amigo más preciado, además de que fuimos amigos antes de que fuéramos pareja, y perfectamente podíamos volver a serlo ahora que habíamos dejado de salir juntos.
Contesté a su típico “¿Qué tal?” con una sonrisa. Se preocupaba tanto por mí… pero debía dejar de pensar en ello. Era solo un amigo.
- ¿Y esa sonrisa?
Leo había entrado en la habitación y me había visto como miraba el móvil encandilado.
- Ah… nada. – dije suspirando. – Es solo… mi exnovio. – solté sin más.
Leo ya sabía que me gustaban los hombres, y des del primer momento que lo aceptó, por lo que no tenía ningún motivo por esconder que estaba hablando con Neil. Además, a él también le gustaban los chicos, así que no tenía ningún problema en decirle como me sentía.
- Tu ex, ¿eh? – dijo mirándome con una sonrisa de medio lado. - ¿Sigues enamorado de él?
Suspiré. La verdad es… que no sabía que responderle. Ni siquiera yo estaba seguro.
- Ya veo… Tienes ese tipo de dudas…
- ¿Qué quieres decir?
- Me refiero a las típicas dudas que se tiene cuando has pasado una relación maravillosa con alguien, pero llega un buen día en el que ese amor se acaba. Y quieres salir adelante, pero hay una parte de ti que aún le añora.
Suspiré profundamente. Leo era de ese tipo de gente que sabía ver perfectamente el corazón de los demás y entendía todas las preocupaciones que podían tener.
- Eres muy bueno en esto, Leo. – le dije con una sonrisa.
- He tenido algunas decepciones amorosas. Sé de lo que hablo.
Nos reímos.
- ¿Y alguna reciente? – le pregunté con curiosidad. – Siempre te hablo de mi vida amorosa y tú no me cuentas nada. Alguien debe haber por ahí que te guste.
Asintió en silencio y me miró a los ojos.
- Ya veo. – dije, captando enseguida qué escondía su mirada. – Es alguien que yo conozco, ¿a qué si?
Volvió a asentir.
- ¿Es alguien de clase?
- Si… - respondió él.
- ¿Chico o chica?
- Chico…
- ¿Es guapo?
- Bastante…
- ¿Es amigo tuyo?
- Si…
- ¿Soy yo?
Me golpeó con un cojín.
- ¡Claro que no, idiota! – me dijo con una sonrisa.
- ¿Y entonces si no soy yo, quien es?
Poco a poco, vi como Leo se iba sonrojando cada vez más.
- ¡Oh, vamos! No se lo diré a nadie.
Suspiré al ver que no me decía nada.
- Está bien, no me dejas otra opción. Voy a hablar con William.
Se puso nervioso de repente.
- ¿P-porqué con él? – dijo titubeando.
- Hablas mucho también con William. Así que algo debe saber de este tema que tú no me quieres contar.
Volví a coger él móvil para hablar con mi amigo, pero Leo me detuvo.
- No… no hables con él.
- ¿Por qué no?
- … Porqué es él.
- ¿A qué te refieres?
- Me gusta… William.
Me quedé en silencio, intentando asimilar lo que acababa de oír.
- ¿A ti te…?
Asintió, sin decir ni una palabra.
- Pero… ¿Y porque no se lo has dicho nunca?
Me miró seriamente.
- está claro que tú le conoces desde hace poco y no lo sabes. – soltó.
- ¿Qué yo no sé el qué?
Suspiró.
- Verás… William ha tenido muchas parejas en su vida. Tanto chicas como chicos. Tiene fama de ser muy bueno en la cama, pero tiene una debilidad: es muy frio y poco cariñoso como pareja. Apenas muestra afecto con alguien, nunca le ha dicho “te quiero” a nadie…
Le miré, sorprendido.
- ¿Nunca?
Negó con la cabeza.
- No. Me lo contó una vez, que muchas parejas suyas le habían dejado por eso.
Suspiré.
- Y es por eso…. – continuó. – Que me resisto a tener una relación con él. No sé si él… me acabaría queriendo o solo estaría conmigo por tener a alguien y ya está.
- Que sea frío con los demás no quiere decir que lo sea contigo. – le contesté. – Yo le he visto sonreírte en varias ocasiones.
- Ya lo sé…
Se quedó callado. Estuvimos un rato pensando en cómo podríamos solucionar eso.
- Estaba pensando en una cosa… - dije mirándole. – A ver si te parece bien.
- ¿El qué?
- ¿Quieres que le hable a él… de ti?
- ¿Cómo?
- Te preguntaba si quieres que le hable a él de ti, para averiguar si siente algo por ti… o solo te ve como un amigo.
Suspiró.
- Hombre, pues no lo sé…. ¿eso arreglaría algo?
Me encogí de hombros.
- A ver… te ayudará a tener las ideas más claras. Así tendrás un punto de partida. Si le gustas, ya sabes lo que tienes que hacer. Y si no le gustas, pues tendrás que asumirlo. Pero por algo tendrás que empezar ¿no?
Me miró con una sonrisa.
- Eres un gran amigo, Tyler. Que suerte he tenido en conocerte.
Me sonrojé. No me creía lo que estaba diciendo, así que dejé estar el tema.
- No me lo creo. – me limité a decirle.
*****
Y, efectivamente, no debía creérmelo ya que, por cosas del destino, estaba a punto de cometer el mayor error de mi vida.
Todo comenzó el día en el que William y yo habíamos quedado en mi casa para estudiar el tema de ciencias que tanto me estaba costando. Y, de paso, iba a iniciar mi plan para sonsacarle a mi amigo cuales eran los sentimientos que tenía por Leo.
Durante el tiempo que William y yo estábamos a solas, me sentí realmente a gusto. Pude explicarle mis inquietudes (las que aún no le había contado) y que era lo que me preocupaba a veces. Es cierto que, con quien más hablaba era con Leo, pero la verdad es que William también sabía escuchar muy bien.
Y entonces llegó el momento de poner en marcha mi plan.
- ¿Y tú, William? ¿Qué tal llevas el tema del amor?
Me miró, un poco intrigado.
- ¿Por qué me preguntas eso?
- Hombre, pues porque yo te he contado lo de mi ex novio, todo lo que me pasó, el motivo por el cual me tuve que cambiar de instituto… Yo también quiero saber algo de ti.
Suspiró.
- Bueno, la verdad es… - dijo, muy despacio – Que tengo un dilema moral.
- ¿Dilema moral?
Asintió.
- Es que… me gusta un chico sentimentalmente… pero también me atrae otro chico físicamente.
Me sorprendí. Me esperaba cualquier respuesta excepto esa.
- Y… ¿Puedo saber la identidad de alguno de los chicos?
Sonrió un poco.
- Claro. – dijo mirándome. – Uno de ellos está delante de mí.
…. ¿Qué?
- ¿C-cómo?
- Eres tú, pedazo de bobo. – me dijo con una sonrisa.
- Y… ¿Cuál de ellos soy?
De repente, y sin que yo pudiera verlo venir, me besó. Se sintió extraño, pero a la vez, fue increíble. Me separé de él, y bajé la mirada.
- ¿Qué… que intentas decirme con esto?
- Tyler… - me dijo seriamente. – Tú… eres uno de mis mejores amigos, y no podría tener una relación contigo… Pero sí que me atraes físicamente, y mucho. He fantaseado millones de veces contigo, y he soñado que lo hacíamos sin control… Esos sueños han sido los mejores de mi vida. Eso te lo aseguro.
Me abalancé a besarlo de nuevo. No sé porque lo hice, la verdad. Supongo que mi cuerpo hacía tiempo que deseaba algo más que besos y, en aquel momento, mis deseos me vencieron.
*****
Al final, terminamos haciéndolo.
Fue un momento realmente increíble. Disfruté muchísimo con él, pero había algo que me hizo pensar que lo que estaba haciendo con él, especialmente la forma de hacerlo, ya lo había experimentado antes… ¿De quién se trataba? No tengo ni idea, y en aquel momento no le di importancia… aun que realmente la tenía.
- Oye, William…
- ¿Si? – dijo aun jadeante.
- ¿Puedo saber la identidad del otro chico? Ya sabes, el que te atrae sentimentalmente
Suspiró.
- No puedo decírtelo…
- ¿Porque no?
Le miré.
- Es que… - dijo dándome la espalda. – Es… mi mejor amigo.
Mi corazón dio un vuelco al darme cuenta de quien se refería.
- Leo…
Asintió sin mirarme. De repente, volví a recordar todo lo que había estado planeando para descubrir que era lo que sentía William por Leo, y como probablemente acababa de tirar todo el plan a la basura al haberme acostado con William.
¿Estaba traicionando a mi amigo Leo? ¿Me odiaría Leo si se enterara? No podía dejar de preguntármelo.
- Hey, Tyler… ¿y si hacemos un trato?
Se giró y me miró con una sonrisa.
- C-claro… - dije con la voz temblorosa. – Dime.
- Tu no quieres una relación conmigo, ¿verdad que no?
Negué con la cabeza.
- Lo siento, pero solo te veo como un amigo.
- No te disculpes, si yo opino lo mismo. El caso es… - se reincorporó. – Que lo que hemos hecho ha sido increíble, y me gustaría repetirlo más veces. Así que… ¿Qué te parece que sigamos acostándonos hasta que aclare mis sentimientos hacia Leo?
Me quedé unos segundos en shock. ¿Era real lo que me estaba pidiendo? ¿No lo estaba soñando?
- No lo sé…
- No tienes que responderme ahora. – Dijo vistiéndose – Dime algo en cuanto tengas las cosas más claras.
Asentí y me fui a casa, dispuesto a hablar con la única persona que podría ayudarme…. Y la única que me entendía.