- ¡Ya voy!
Picaron a la puerta repetidas veces.
- Jake, ¿puedes abrir tú, por favor? Estoy haciendo la comida.
Oí a Jake resoplar desde el sofá.
- ¿En serio? ¡Están dando mi capítulo favorito de la serie!
Suspiré malhumorado y dejé el fuego más bajo para evitar que se me quemara de mientras.
- Hay que ver… ¡Eres igual que mi madre! – le dije mientras iba hacia la puerta.
Abrí la puerta y me encontré a un Neil agotado y sudoroso.
- ¡Neil! – exclame sorprendido al ver su estado - ¿Pero qué pasa? ¿Has venido corriendo o algo?
- Está pasando algo raro, estoy preocupado y necesito de vuestro consejo. – dijo de golpe y casi sin respirar.
Le hice pasar y le invité a ir a la cocina conmigo para no perder la conversación. Jake dejó de lado la serie para unirse a nosotros.
- ¿y dices… que no dejas de recibir mensajes extraños? – dije yo, mientras no dejaba de atender las hamburguesas que tenía en el fuego.
- Si… Y es muy raro. Día si y día también me encuentro con un papelito en el buzón que, lo más amable que me pone en ellos es “voy a matarte, John”
- ¿“John”? – Le dije sorprendido – ¿Es que están amenazando a tu padre?
- Eso parece… - dice suspirando – mi padre está muy nervioso al respecto… y hay días en los que no sale de casa.
- Hombre normal… - saltó Jake – Cuando te amenazan o acosan es normal tener miedo y no querer ir a ningún lado, como…
- Como yo. – dije, más para mí mismo que por seguir la conversación
Los tres nos quedamos callados. Ambos sabían que estos temas de la madre de Neil y de Sam y Dennis me dolían mucho, y me bajaban el ánimo de golpe. Acabé de cocinar las hamburguesas y apagué el fuego. Les miré.
- ¿Os… importa que me vaya ya a la cama?
Negaron con la cabeza y me fui.
- Tyler…. ¿Estás bien? – me preguntó Neil preocupado.
No le respondí, ya que me encontraba demasiado desanimado como para pronunciar una palabra, así que me fui a mi habitación sin darle una respuesta. Me metí en la cama y las lágrimas me empezaron a salir.
Jake vino poco después y se tumbó a mi lado. Yo me acurruque en su pecho sin decirle nada, y él me acogió como siempre hacia… pero hoy sentía un inevitable dolor en el corazón.
- Tyler… - dijo al cabo de un rato - ¿Cuándo aprenderás a despegarte del pasado?
- Cuando el pasado deje de doler.
Suspiré y no dije nada más, ya que caí en un sueño profundo.
*****
Pasaron los días y ese extraño acoso que estaban sufriendo Neil y su padre se incrementó. Tanto, que tuvieron que acudir finalmente a la policía ya que la situación era insostenible. Pero la policía, poco pudo hacer con tan pocas pruebas, así que estaban como al principio: sin nada.
Un día, cuando ya pensaba que la situación se había calmado, me atreví a salir solo de clase de autodefensa. Jake no me acompañaba ya que tenía que quedarse un rato más para acabar de organizar los horarios del próximo curso. Por lo tanto, me fui solo hasta casa. Pensé que todo estaba bien, que lo malo había pasado ya…
Pero no.
- me sorprendes Tyler. – dijo una voz a mis espaldas en cuanto salí del centro. – Me sorprende… que aun tengas valor para salir a la calle.
Esa voz… esa suave voz de mujer… no… ella no…
- ¿O-otra vez usted? – dije mirando a la madre de Neil. - ¿No se ha cansado de perder el tiempo?
- te dije que no te acercaras a él… No me hiciste caso… Ya hora están pagando las consecuencias… por tu culpa.
Arquee una ceja.
- Así que es verdad, eh… - dije desafiándola mirándole a los ojos. – Usted está detrás de las notas que reciben Neil y su padre desde hace días.
- Eres todo un genio… - Dijo en tono irónico – Pero eso da igual. Quiero que te alejes de mi hijo. No sé qué debo hacer para que te entre en la cabezota.
El asunto empezaba no solo a inquietarme sino que también a molestarme. Me crucé de brazos delante de ella.
- Oblígueme.
Creo que decir eso se podría considerar como la estupidez más grande que he hecho nunca. La madre de Neil me miró durante unos segundos antes de cogerme del cuello y apretármelo.
- Deberías seguir mi consejo, Tyler… No me gustaría que corrieras la misma suerte que tu madre.
Intentaba liberarme pero todo lo que hacía era en vano. No podía verme, pero seguro que ya me estaba empezando a poner lila. A cada minuto que pasaba se me hacía más difícil respirar, incluso creo que llegó al punto en el que empezaba a marearme. Pensé que era mi fin. Pero entonces…
- ¡Eh! ¿Quiénes sois vosotros? – dijo la madre de Neil alterada.
- ¡Suelta a nuestro amigo! – le contestó alguien.
Esa voz me era familiar, pero no tenía fuerzas para averiguar quién era. Poco a poco fui perdiendo la consciencia. Lo último que recuerdo es que la mano de la madre Neil me liberaba y caía al suelo, mientras todo se desvanecía.
*****
Desperté a las pocas horas en el hospital.
Lo primero que vi fue una de las varas de metal que conformaban mi cama. Estaba mareado y desconcertado, pero justo en ese momento alguien me cogió de la mano.
- Cielo…
Oí esa voz entrecortada, y esa forma de llamarme… solo podía ser Jake.
- Perdona… perdóname… - me susurró entre lágrimas mientras me besaba la frente. – Debí… haberte hecho esperar dentro de la academia… No debería… Haberte dicho que te fueras a casa…
Negué con la cabeza con la poca fuerza que tenía en ese momento.
No… no digas eso. – dije, e intenté sonreír un poco. – Nada de esto… es tu culpa.
Le vi afectado. Se podía reflejar en sus ojos el sentimiento de culpa y dolor que tenía dentro de él. No quería… verlo así. Quería llorar de frustración por haber hecho que mi novio llorara, pero… No tenía fuerzas para eso, tampoco. Pero si para otra cosa.
- Jake… - dije con una voz extremadamente suave. - ¿Puedes… besarme?
Se quedó sorprendido por esa proposición pero, sabiendo lo pesado que me pondría con el tema, me hizo caso y se acercó a mí. Fue un beso muy suave y extremadamente delicado en el cual no hubo contacto de lengua. Quería que profundizara, pero dado que conocía a Jake, sabía perfectamente que respuesta me daría si se lo pidiera. Así que me limité a sonreír.
- Gracias… te quiero.
Me besó la frente, un poco ms animado. Mi mirada se fue al resto de la habitación.
- … ¿No hay nadie más?
- En realidad, sí. – dijo mirándome. - Leo y William se han ido a la cafetería a por algo de comer. Llevas un buen rato dormido.
Le miré incrédulo.
- L-leo y… William… - dije tosiendo un poco - ¿Cómo es que… están ellos aquí?
- Ellos te salvaron, Tyler. ¿Es que no recuerdas nada?
No. – dije negando con la cabeza. – Solo recuerdo oír una voz que me sonaba justo antes de desmayarme.
Suspiré y le miré.
- Y… ¿Neil?
Vi que tragó saliva antes de responder.
- Él… está mal. – Me dijo con cara de preocupado- Creo que le afectó saber se su madre había sido capaz de agredirte… Estuvo un rato contigo pero ya se fue. Le veíamos mal, y decía que necesitaba ver a su padre.
- Vaya… - dije algo decepcionado que no estuviera, pero a la vez comprendiendo que quisiera estar solo.- Mañana, si puedo, hablaré con él.
Jake asintió y me cogió de la mano. Sonreí un poco. Iba a besarme de nuevo cuando la puerta se abrió. Mi corazón se disparó al ver como los rostros apagados de Leo y William se iluminaban al verme.
- ¡Tyler! – dijo Leo emocionado. - ¡Por fin estas despierto!
- Chicos… - dije al verles.
En aquel momento, esbocé una tímida sonrisa. Mi cuerpo reaccionó como si les hubiese visto el día anterior, como si nada hubiera pasado…. Sin recordar que llevábamos varios meses enfadados.
Justo después de mi reacción, me invadió la culpabilidad al recordar lo mal que los había tratado estos últimos meses. Se me humedecieron los ojos y tragué un poco de saliva antes de empezar a hablar.
- Chicos… - dije otra vez, pero esta vez con el tono quebrado por las lágrimas. – Lo siento, yo…
Leo me interrumpió lo que iba a decir poniéndome el dedo encima de los labios para que me callara.
- No digas nada… No hay nada que debamos perdonar.
- Más bien… - intervino William. – Somos nosotros los que te tendríamos que pedir perdón a ti… - miraron a Jake – Y a ti también.
- Lo sentimos…
Después de una conversación en la que hablamos de todo lo que había pasado, y en la cual acabamos derramando unas cuantas lágrimas, nos fundimos en un abrazo suave y amistoso. Mientras ellos seguían con lágrimas en los ojos, yo sonreí.
Estaba feliz.
*****
Pocas horas después me dieron el alta. Ya que no era demasiado grave lo que me había hecho, que solo me había bajado la tensión y me había desmayado y que ya me encontraba prácticamente bien, no tenían más motivos para retenerme allí. Jake, Leo y William me acompañaron a casa, pero solo Jake se quedó conmigo, ya que los otros dos tenían cosas muy urgentes que hacer. No podía culparles, ya que habían estado toda la tarde conmigo, e incluso me habían salvado de la madre de Neil. Pero, aun así…
- Jake… - dije mientras veía como se alejaban.
- ¿Si?
- Me duele…
- ¿Qué? ¿Qué te duele? – me preguntó Jake, asustado.
- me duele… que se vayan… - le contesté, al borde del llanto.
Jake me consoló como pudo y, cuando ya me encontraba mejor, me llevó a la cama para que durmiera el resto del día. Me dejé arropar sin decir ni una palabra, pero en cuanto vi que tenía intención de marcharse, me empezaron a entrar sofocos.
- ¡No! – grité, casi sin darme cuenta. – Por favor, ¡No te vayas!
Le abracé lo más fuerte que pude y no le solté.
- ¡No me abandones!
Después de unos momentos de silencio, Jake me correspondió al abrazo.
- Nunca. – dijo simplemente.
- ¿Puedo… confiar en que me dices la verdad?
- Por supuesto – dijo con una sonrisa en la boca.
No recuerdo nada más de lo que pasó aquel día, así que creo que me dormí. Pasó el tiempo y la promesa de Jake seguía resonando en mi cabeza…
¿Realmente me estaba diciendo la verdad?
CONTINUARÁ…