Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Verdad Pasajera por cravatnaitospain

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Buenas!

He tenido una época de examenes horribles  y no he podido actualizar ni el capítulo de la semana pasada ni el de ayer lunes 15. Por eso hoy publicaré ambos. Este es el primero, el que correspondría al de la semana pasada. 

 

Espero que os guste ^^

- Jake, una cosa… - le dije mientras observaba desde la cama como se desvestía.

- ¿Si? – dijo mirándome. - ¿Qué te ocurre?

No pude responder, Jake me había dejado embobado. Odiaba que hiciera eso: cambiarse de ropa delante de mí, cuando sabe que había días en los que su cuerpo me dejaba demasiado en shock… Y hoy era uno de esos días.

- ¿Tyler? – Dijo sonriendo - ¿me lo vas a contar o vas a quedarte mirándome como me desnudo?

Me sobresalté un poco al volver al mundo real.

- Oh, eh… Perdón – dije poniéndome rojo al instante y soltando una risita tonta.

Se acercó peligrosamente a mí.

- ¿Es que… quieres que te haga un striptease?

Mi corazón dio un vuelco.

- No, si yo no…

- Demasiado tarde. – dijo interrumpiéndome y poniéndose encima de mí. – Aun me queda la ropa interior, así que dime que querías decirme antes de que me la quite.

Tragué saliva mientras le miraba a los ojos e intentaba ignorar como se tocaba encima de mí.

- Quería decirte que… - Bajé la mirada un segundo, y al ver como se tocaba por encima de los calzoncillos volví a mirarle a los ojos. – Dentro de dos semanas…

Mi voz tembló y se quebró cuando me di cuenta que Jake se había quitado de encima de mí para ponerse a mi lado para quitarse los calzoncillos. Una vez estaba completamente desnudo, me miró con una sonrisa lasciva.

- ¿Si?

- … Es mi… cumpleaños. – solté mientras intentaba que no se notara la excitación que estaba sintiendo.

- ¿Ah sí? – me besó en los labios mientras introducía la mano en el pantalón de mi pijama. - ¿Hay algún regalo que pueda darte ahora mismo?

Tragué saliva y me tapé la cara con los brazos. No quería ver su sonrisa lasciva, y más teniendo en cuenta lo que estaba a punto de decir:

- Ya sabes que regalo quiero…

Le oí soltar una risita antes de deslizar una mano fuera y ponerme bocabajo en la cama. Con un rápido e imprevisible movimiento, me quitó el pantalón y los calzoncillos y tenía el trasero ligeramente levantado. Sin decir nada más, la metió dentro de mí.

- Es… increíble. – susurró en mi oído una vez estaba completamente dentro. – Ha entrado… muy rápido… Muy bien cariño

Me mordió la oreja para excitarme un poco más

- Me… preparé por ti. – solté.

Le oí soltar un suspiro y luego una pequeña risa.

– me… halagas. – Dijo, e inmediatamente después comenzó con unas lentas embestidas.

- Ah… Jake… - decía entre estocada y estocada.

- Ah… ¿Si? – me respondió entre jadeos mientras iba aumentando el ritmo progresivamente.

- Mañana… tengo… inglés… Si no paramos… ahora… Mañana… No me podré… Ni levantar.

- ¿Y… eso es lo que quieres? – me respondió, tocando mi cuerpo mientras seguía moviéndose. - ¿Quieres… ir a clase… cuando podrías estar… más tiempo en la cama… conmigo?

Teniendo en cuenta la posición en la que estaba, no podía ver la cara de Jake mientras lo hacíamos (algo que siempre me había excitado), por lo que en ese momento me giré un poco, lo justo para mirarle a la cara y decirle:

- Haz que no quiera salir de la cama nunca más.

Siempre había imaginado que, en cuanto le dijera una frase de ese estilo, Jake iba a lanzarse sobre mí y a devorarme, pero lo cierto es que tardó un poco en reaccionar. Se quedó parado ante esa frase, me miraba a los ojos y una leve sonrisa iba formándose en su rostro.

- Eres… increíble. – dijo simplemente.

Me giró para ponerme bocarriba, me besó a la vez que iba acomodando mis piernas en sus hombros. Finalmente sonrió y me miró a los ojos.

- Si pudiera… te abrazaría y no te dejaría escapar. Pero a la vez pienso: ¿No es injusto que le prive al mundo la posibilidad de conocerte?

Sus manos se entrelazaron con las mías mientras que su miembro se alojaba de nuevo en mi interior. Tragué saliva y le miré a los ojos.

- ¿De verdad crees… que el mundo es mejor si estoy yo en él?

- Creo que el mundo no sería mundo si no estuvieras tú.

Aquella frase hizo que mi corazón se acelerara a mil… aún me costaba de creer que alguien, en su sano juicio, me dedicara palabras tan bonitas. Además, creo que si las hubiese dicho cualquier otra persona, no estaría sonriendo de esa forma tan boba y estúpida. Entonces… ¿Estaba soñando, o era esto lo que llamaban “amor verdadero”?

Mientras seguía dudando si esto era real o no, las embestidas de Jake habían aumentado considerablemente y habían alcanzado un ritmo frenético. Yo gemía con ganas, sabiendo perfectamente que mi madre, con la medicación que le habían dado en el hospital, recientemente había desarrollado un sueño muy profundo, por lo que no nos oía, por mucho que gritáramos... Y ese hecho ya lo habíamos comprobado en varias ocasiones.

Seguimos haciéndolo durante un buen rato (no sé cuánto), hasta que noté que estaba llegando al orgasmo. Jake lo notó, puesto que en el último momento aceleró aún más el ritmo de las embestidas, provocando en mí el acto reflejo de apretar sus manos con una fuerza extrema y un gemido muy fuerte.

Llegamos al orgasmo juntos (cosa que habíamos aprendido a hacer desde hacía un tiempo) y nos desplomamos en la cama. Jake me abrazó y me iba dando suaves besos por la zona del cuello, la oreja y la mejilla, hasta llegar de nuevo a mi boca y darme un suave beso. Yo, de mientras, intentaba recuperar el aliento.

- Ahora en serio. – me soltó respirando profundamente mientras seguía dentro de mí. - ¿Qué quieres que te regale por tu cumple?

Sonreí y le golpeé.

- Bobo. – Me limité a decir.

*****

Y esa fue la única vez que hablamos del tema en las dos semanas restantes.

Des de entonces, Jake, Neil, Leo y William empezaron a ignorarme. No contestaban a la mayoría de mensajes y llamadas, siempre tenían excusas para no quedar, y cuando estaba con ellos, estaban muy serios y apenas hablaban. Todo eso empezó a cabrearme, y acabé explotando con Jake.

- ¿Cómo que no vas a estar en la ciudad el día de mi cumpleaños? – le dije un día que volvía a casa con él. - ¡Me lo prometiste! ¡Me dijiste que lo celebraríamos juntos!

- Ya te lo he dicho. – me contestó con cara seria. – Me voy una semana o dos a ver a mi tía que vive en Alemania.

Le miré incrédulo.

- ¡¿”Una semana o dos”?! – dije elevando el tono, hasta que casi le estaba gritando en plena calle - ¡¿Ni siquiera sabes cuando volverás!?

- Oye, oye, tranquilízate, ¿quieres? – me soltó poniendo las manos en los hombros – En cuanto quieras darte cuenta estaré aquí de nuevo.

Fruncí el ceño y le quite las manos de mis hombros.

- Vete a Alemania y quédate allí. - le solté y me fui corriendo.

Admito que fue una reacción un poco desmesurada por mi parte pero... realmente me dolió enterarme de que no pasaría mi primer cumpleaños con él... ¿Cómo debía sentirme si, después de todo lo que había pasado, no tendría a la persona que más amo en el mundo a mi lado el día de mi cumpleaños?

Me fui a casa y se lo conté todo a mi madre... Y ella, como era de costumbre en esos días, me echó la bronca.

- ¡Pero mamá! - le solté, quejándome como si fuera un niño pequeño. - ¡Me están tratando muy mal últimamente!

- Y tú también a ellos. – me contestó en un tono contundente.

Me senté en el sofá de golpe, con los brazos cruzados y con una expresión de enfado notable en mi cara. Después de ese momento tenso, mi madre decidió dejar de lado su enfado conmigo y se sentó a mi lado.

- Tyler… Olvídalo, ¿vale? – me acariciaba la mejilla con suavidad. – Él tiene que ver a su familia que viven lejos. Nada más y nada menos que en Alemania. Tú ya has vivido eso, ¿no? Aunque Neil, no fuera de tu familia, lo quieres como tal, y seguro que, si hubieras podido, hubieras ido a verle… ¿Me equivoco?

Hice que no con la cabeza mientras se me caían un par de lágrimas.

- Es que… Yo… - me empezaba a salir la voz temblorosa – Odio que la gente se vaya… Lo odio…

Los brazos de mi madre me acogieron con cariño y ternura, tal y como había hecho siempre

- Lo sé… es duro. – me susurró – Pero es una lección que todos debemos aprender… Alguna vez en la vida.

Se separó de mí e hizo que la mirara a los ojos. En su mirada podía ver el dolor que aún sentía por haber sufrido la muerte de mi padre. Por supuesto, ella llevaba mucho más dolor que yo dentro de ella… Y durante mucho más tiempo.

- Hey, se me ha ocurrido una idea para solucionar esto.

- ¿Una… idea? – Pestañeé un poco perplejo y un par de lágrimas acumuladas rodaron por mis mejillas - ¿De qué se trata?

Se levantó con una sonrisa en el rostro. La idea debía de ser muy buena como para reaccionar así.

- Vayámonos de viaje. Solo tú y yo.

- ¿T-tu y yo? – seguía tan perplejo como antes, tal vez más.

- Claro, para celebrar tu cumpleaños. – se sentó a mi lado y me cogió de las manos. – Piénsalo. Ya que tus amigos no parecen estar disponibles últimamente, mejor que vayamos tú y yo a una cabaña en la montaña y celebremos tu cumpleaños solos.

Medité la respuesta un momento. No me parecía tan mala idea, pero igualmente me sabia mal irme así de improvisto y dejar a mis amigos aquí, pero de pronto me vinieron a la cabeza todas las veces que me habían ignorado tratado fríamente esas últimas semanas… Lo que me hizo mirar a mi madre y asentir, más animado que antes.

- Si, vayámonos.

*****

Nos fuimos el día antes de mi cumpleaños. Cuando estaba decidido que íbamos a ir, hablé con Jake y los demás. Aunque Jake y yo nos perdonamos, algo en mí hacía que estuviera más distante. Con el resto, sin embargo, no pude estar distante con ellos. Básicamente porque ninguno de los tres contestó a mi mensaje, y ninguno de ellos parecía estar en casa cuando yo iba a verles. Si aún tenía alguna duda de irme con mi madre de viaje con mi madre, ese gesto por parte de mis “amigos” hizo que me decidiera por completo.

Jake se fue a Alemania un día antes que yo. Me pidió un montón de veces que no le fuera a acompañar en el aeropuerto. Cuando le escuché pronunciar esas palabras, estallé en llanto. Jake entendió por un momento lo mal que me sentía, o eso creo, ya que me abrazó y me acarició la cabeza mientras seguía sollozando. Después de pasar juntos la noche antes, se levantó muy temprano y se fue. Mi madre y yo hicimos lo mismo, y emprendimos el camino hacia la cabaña.

- Guau… ¡No recordaba lo bonito que era esto! – dijo mi madre al entrar en la cabaña que habíamos alquilado.

- Si... –dije sonriendo mientras miraba el paisaje desde la ventana. – Es una suerte que el dueño nos conozca desde hace años y nos alquile siempre la misma.

Mi madre asintió.

- Es que la mayoría de cabañas de por aquí cerca son de su propiedad. Además, llevamos viniendo aquí prácticamente desde antes de nacer tú. A tu padre y a mi nos encantaba pasear por el bosque y ver las estrellas al aire libre.

Asentí.

- Si… Papá era un gran aficionado de las estrellas.

Le vi mirarme atentamente al pronunciar eso. Se acercó a mí y me apartó un mechón de pelo de la cara.

- Nunca lo olvides. – dijo simplemente.

- ¿A que?

- A tu padre. – dijo con suavidad. – por muy pocos recuerdos que tengas de él… Conservalos.

- Nunca dejo de hacerlo. – dije con una sonrisa.

Nos fundimos en un cálido abrazo. Tanto, que no hacía falta ni encender la chimenea.

La primera noche pasó muy rápido, casi como un suspiro. Entre risas, recuerdos, y alguna que otra lagrimilla… Pasó el tiempo volando.

*****

Al día siguiente, el día de mi cumpleaños, nos despertamos pronto. Yo tenía ganas de salir a explorar, pero a mi madre la veía particularmente nerviosa.

- ¿Estás bien mamá? – le dije mientras desayunábamos.

Creo que la asusté, ya que pegó un saltito al oírme.

- ¿E-eh? ¿Qué?

– Llevas mirando el móvil un buen rato… Ya sabes que aquí la cobertura va a ratos.

Sonrió y guardó el móvil, aunque seguía estando nerviosa.

- No es nada. Simplemente… - Tragaba saliva sin parar - … Quería asegurarme de que no me habían llamado del trabajo para hacer una substitución.

Estaba mintiendo, se le notaba a la legua. Pero, como era mi cumpleaños y estaba de un extraño buen humor, no quería ponerme demasiado insistente y molestarla de algún modo, así que lo dejé estar. Suspiré y miré por la ventana.

- ¿Te apetece hacer algo hoy? – dije, sin dejar de mirar el hermoso paisaje que rodeaba nuestra cabaña. – Ir a pescar, a pasear, o…

- ¡Sí, sí! – me interrumpió, totalmente eufórica. – Podemos pasear por los alrededores, y hacer un picnic… Creo que hay un lago precioso cerca, ¿no? Podríamos estar ahí.

Me extraño bastante su euforia ante mi comentario. Pero, a la vez, me hacía ilusión poder hacer una excursión y un picnic, ya que hacía mucho tiempo que no estaba en contacto con la naturaleza. Le sonreí y le cogí de la mano.

- ¿Vamos?

Asintió con una sonrisa. De repente, se acordó de algo y me miró.

- Pero antes… - se fue a nuestro dormitorio y volvió con un paquete envuelto y un lazo azul. – No creas que me he olvidado, ¿eh?

Me quedé chocado al ver el regalo. No me esperaba que me hubiese regalado nada, la verdad. Aunque eso se debía, tal vez, a que últimamente mi autoestima había bajado tanto que llegué a pensar que no me merecía que me pasara nada bueno. Abrí el regalo mientras me temblaban las manos y tenía los ojos húmedos. ¿Por qué me emocionaba tanto por un simple regalo?

Cuando ví lo que contenía ese paquete, sí que empecé a llorar.

-Mamá, no hacía falta… - dije sonriendo mientras se me caían las lágrimas. - es un álbum de fotos muy bonito… Pero no hacía falta.

Suavemente, y con mucho cariño, me secó las lágrimas que me iban cayendo.

-Gracias… - le dije un poco más calmado. - Gracias por hacer un álbum solo con imágenes en las que salimos papá y yo.

-No quiero que olvides nunca… El tipo de persona que era tu padre.

Asentí y le abracé. Era… el mejor regalo que me habían hecho nunca.

*****

Después de coger nuestras cosas, nos fuimos al lago. Mi madre cerró la puerta de la cabaña, mientras yo observaba unas flores que había cerca. Parecía una escena de lo más normal, pero... hubo algo que me inquietó. Mientras miraba las flores, pude oír un extraño objeto como si fuera de metal, caerse cerca de mi madre. Me giré y vi a mi madre apartar algo con el pie.

- ¿Mamá? – le pregunté acercándome a ella. - ¿Se te ha caído algo?

Me miró sonriendo.

- ¿Yo? No, para nada. – se acercó a mí y me iba empujando suavemente en dirección al lago. - ¡Anda, vamos! ¡El lago nos espera!

La situación ya era ridícula. Obviamente, mi madre estaba escondiendo algo, pero en aquel momento no era capaz de deducir el qué. Por lo que, una vez más, dejé correr el tema. Aunque, esta vez, estaba algo molesto y a la vez inquieto.

El resto del día me lo pasé francamente bien. Visitamos el lago y sus alrededores. Y, aunque aún tenía la espinita clavada de que mi madre me ocultaba algo, durante un largo rato pude olvidarme de ello. Hasta que, de repente mi madre volvió a actuar extraño.

Su móvil empezó a sonar por unos mensajes que le iban llegando. Al mirarlos, se levantó y me miró.

-Recógelo todo. Nos vamos.

-¿eh? - Me levanté indignado - ¡Pero si ahora lo estamos pasando bien!

-E-es que… C-creo que lloverá. - dijo titubeando.

Dirigí la mirada al cielo. Estaba teñido de un bellísimo tono naranja, ya que empezaba a atardecer… Pero ni una nube.

-Y además. - dijo mirándome con una sonrisa. - Tenemos que preparar la cena, ¿no te parece?

-Pero, ¿Y los de los mensajes? - le preguntaba mientras recogíamos. - ¿Quienes eran?

- Publicidad. - Dijo simplemente. - Son muy molestos.

Seguía sin entender nada, pero me encogí de hombros y ya no hice ninguna pregunta más. Entendí que tarde o temprano descubriría porque se comportaba así. Le hice caso y nos fuimos.

-Mamá… - dije mientras íbamos hacia la cabaña de nuevo. - ¿Me contarás algún día porqué estas tan nerviosa hoy?

mi madre me miró y sonrió.

-Hijo… Tranquilo. Pronto… lo entenderás todo.

Poco a poco, mientras volvíamos, fui atando cabos. Mi madre insistió mucho en que viniéramos a este lugar por estas fechas, había empezado a ponerse nerviosa desde esta mañana, había dejado algo cerca de la entrada casi a posta, me ha mantenido lejos de la cabaña hasta que sonó su móvil y, de repente, quería volver a toda prisa y sin motivo. Todo eso sumado al hecho de que mis amigos y mi novio, a medida que iban pasando los días, se volvían cada vez más distantes, hasta desaparecer por completo… Al final, todo era tan obvio que me estaban dando ganas de reír.

Llegamos a la entrada de la cabaña y, como no, el objeto que se le había caído a mi madre mágicamente había desaparecido. Las luces estaban apagadas, y todo estaba extrañamente silencioso. Antes de coger el pomo de la puerta con la mano, miré a mi madre.

-Mamá… Gracias. - le dije simplemente.

Con una sola mirada, mi madre ya lo entendió todo. Suspiró e hizo una mueca.

-Ya les dije que, tarde o temprano, tú ibas a sospechar.

-Mamá, te quiero mucho, pero siempre has disimulado fatal.

Se encogió de hombros y yo me reí un poco. Iba a abrir la puerta, pero mi madre me detuvo un momento para abrazarme de nuevo.

-Por favor… - dijo al cabo de unos segundos y susurrando. - Prométeme que fingirás sorpresa.

-Claro. - asentí y abrí la puerta.

Creo que no podría describir lo que sentí al oír el grito de “¡SORPRESA!”. Era una sensación extraña. Era como si estuviera emocionado, pero a la vez estaba realmente desconcertado. No me habían hecho muchas fiestas sorpresa en mi vida, por eso, cada vez que tenía una, me quedaba un poco chocado, como si creyera que no me merecía que me la hicieran.

Estaban presentes Neil, Jake, Leo y William. No era demasiada gente pero, realmente, eran las únicas personas que me importaban en ese momento.

Por la emoción del momento, creo que me empezó a temblar todo el cuerpo y se me escaparon un par de lágrimas.

-Bien fingido. - Me dijo mi madre de broma.

Le dí un codazo de broma y me fui corriendo a abrazar a mis amigos. Creo que de la emoción casi ahogo a Jake.

-¡Eh, eh! - dijo riendo. - ¡Vale que estabas enfadado conmigo, pero no hacía falta matarme!

-¿Tú no te habías ido a Alemania a ver a tu tía? - le pregunté, aún abrazados.

-Era una mentira como una casa. - dijo riendo. - No tengo ninguna tía que viva en Alemania.

-Eres un idiota. - le dije con una sonrisa en el rostro.

-Lo sé, pero me quieres igual. - dijo separándose de mí para mirarme a los ojos. - ¿Me equivoco, o …?

Le callé con un beso largo y un poco profundo. Creo que mi madre y mis amigos se quedaron algo incómodos durante unos segundos… pero en ese momento me daba igual. Solo me importaba Jake.

-Chicos… - dijo Leo con un tono incómodo. - Por favor, si no paráis, William y yo vamos a tener envidia y vamos a hacer cosas indecentes también.

Me separé de Jake, totalmente sonrojado por el comentario de Leo, mientras que Jake se reía. William miró a Neil.

-Pobre Neil, está aquí de sujetavelas.

William no era un chico de muchas palabras, pero cuando hablaba te decía frases que te hacían pensar, que te animaban si tenias un día malo… O que, simplemente, te hacían reír. Esta era una de esas ocasiones. Nos reímos todos, incluso Neil, que al principio se resistía, pero acabó contagiándose.

Pasamos un rato agradable en la fiesta. Mi “odio” de hacía unos días hacia ellos había desaparecido por completo. En realidad, no estaban ocupados, ni mucho menos. Habían desaparecido para poder prepararlo todo para darme una gran fiesta… Y lo lograron. Era una de las fiestas más emocionantes y de las que más disfruté en toda mi vida. Solo era superada por las fiestas que solía organizarme mi padre cuando vivía. Fiestas de las que, desgraciadamente, no tengo muchos recuerdos. Pero gracias al regalo de mi madre podría revivirlas cuando quisiera.

-Bueno, chicos. - dijo mi madre mientras hablábamos. - Os dejaría solos en esta cabaña, pero cuatro adolescentes y un joven adulto solos en una cabaña son muy peligrosos, por lo que entenderéis que me quede aquí a supervisar la fiesta.

Ante esas palabras, todos le dimos un fuerte abrazo a mi madre. Aunque nos lo pasáramos bien solos, realmente no queríamos que mi madre se fuera. En parte, esta fiesta no hubiera sido posible sin ella. Había hecho un gran esfuerzo, y no podíamos dejar de agradecerle todo lo que hacía por nosotros. Había llegado a un punto en que ya era una de nosotros… Cosa que a mí me encantaba, de hecho.

Esa tarde, el tiempo pasó muy rápidamente. Mientras disfrutábamos de la fiesta, Jake estaba particularmente cariñoso conmigo.

-¿Te ocurre algo? - dije con una sonrisita mientras intentaba coquetear conmigo en la cocina.

-Sí. - dijo acariciándome la mejilla. - Tengo que hablar contigo sobre unos temas… - dijo susurrando. - Y creo que este no es el mejor lugar para hablar de eso.

-Oh, vaya. - dije con un tono burlón. - ¿Y de qué temas quieres hablar?

Creo que no hay forma humana de describir lo que me dijo que quería hablar sin decir ninguna obscenidad. Solo sé que le cogí de la mano y nos fuimos al cuarto… A “hablar”.

*****

-¡Chicooos! - dijo Neil, entrando en nuestra habitación. - Se nos ha ocurrido que, si queréis, podríamos ver las estrellas en la terraza todos juntos, y…

Su cara al verme “cabalgar” encima de Jake debió de ser épica. Lo que sí que fue épica fue mi caída al suelo del susto que me llevé al ver que había entrado en mi habitación. Jake corrió a socorrerme y a preguntarme si me había hecho daño, mientras que Neil se tapaba los ojos y se reía por la situación.

-Que ligeritos de ropa vais… - dijo mirando a través de sus dedos. - ¿Tenéis calor?

-¡No! - le respondí nervioso mientras me tapaba con un cojín. - Estábamos… hablando.

-Ya veo, ya - dijo riéndose. - ¿Vuestra forma de hablar es que uno se ponga encima del otro, o como va la cosa?

Le tiré el cojín con la máxima fuerza que pude, aunque él lo esquivó cerrando la puerta. En cuanto estuvimos solos, Jake y yo nos pusimos a reír por la situación. Después de un rato de silencio, volvimos a oír la voz de Neil a través de la puerta.

-¿Entonces venís o ya habéis visto suficiente las estrellas?

Después de otro momento de risas, nos vestimos y acompañamos a nuestros amigos y a mi madre en la terraza. Nos sentamos y disfrutamos del cielo nocturno. De ese precioso cielo estrellado del 12 de agosto...

 

… Uno de los mejores de mi vida.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).