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La Verdad Pasajera por cravatnaitospain

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Notas del capitulo:

Este el capítulo que tendría que haber publicado ayer, pero por temas de estudios no pude... Además, es el último capítulo de la segunda parte! 

La semana que viene empezaré la tercera y última.

 

Espero que os guste. 

Agosto terminó. Y, con él, las vacaciones de verano. Todos sabíamos lo que eso significaba: quedaba menos de una semana para que Neil y su padre volvieran a Alemania. Y eso hizo que los cinco estuviéramos notablemente más desanimados.

Después del viaje de la cabaña, en el que incluía la celebración de mi fiesta sorpresa, y el cual duró una semana y poco, volvimos a casa. Yo sabía que me quedaba poco tiempo para estar con Neil, y no quería sentarme a esperar a que llegara en día de decirle adiós de nuevo. Así que tuve una idea.

-         ¿Qué le hagamos una fiesta de despedida? - me preguntó Jake. -  ¿No tienes suficiente con una fiesta que enseguida te metes en otra?

Jake me masajeaba y me acariciaba el cuerpo. Era una costumbre que habíamos tomado hacia poco: él me daba masajes y me daba suaves besos en el cuello mientras que yo le hablaba de cualquier cosa. Aunque a veces, los masajes relajantes cumplían demasiado su función y acababa quedándome completamente dormido.

-         Es una opción. - le contesté, con la mirada perdida en las posibles opciones que podíamos hacerle. - Es que… Quiero hacerle algo, aunque sea algo pequeño.

Dejó de masajearme para tumbarse encima de mí y acariciarme la mejilla.

-         ¿Hay algún motivo especial por el que quieras hacerle algo?

Asentí ligeramente.

-         ¿y tengo que adivinarlo yo o voy a tener que sacártelo a la fuerza?

Una sonrisa traviesa se formó en mi rostro.

-         Tengo curiosidad por el modo con el que me vas a persuadir para conseguir la información. - dije sin dejar de sonreír - Así que elijo la segunda opción.

-         Eres un pillo.

-         Lo sé.

Introdujo un dedo casi de imprevisto en mi interior, y me pilló por sorpresa.

-         ¿Y bien? - me susurró en el oído. - ¿me lo vas a decir ya?

Hice que no, con la esperanza de que siguiera con ello. Empezó a mover los dedos con rapidez, casi sin tregua entre un movimiento y otro.

-         ¿Y ahora?

Seguía sin soltar prenda. No es que no quisiera decírselo, lo que en realidad quería era llevar a Jake al límite. Y, por sus palabras, parecía que lo estaba logrando:

-         No me provoques, Tyler, que luego ya sabes las consecuencias.

Tragué saliva, yo también estaba en mi límite.

-         Lo siento… - dije con un tono provocador. - No sé de qué me hablas.

-         Déjame mostrártelo. - dijo simplemente.

Noté como los dedos ya no estaban en mi interior y que, a su vez, mi ropa interior se iba deslizando poco a poco hacia abajo. Su miembro entró con mucha facilidad, como siempre, y se me puso la piel de gallina al momento.

-         Te amo. - me susurró, segundos antes de comenzar a empujar.

*****

Después de un largo rato, caímos exhaustos en la cama. Me entró la risa tonta y me abracé al pecho sudoroso de Jake. Él me miró, arqueando una ceja.

-         ¿y esa risa?

-         nada… - dije sonriendo - Que al final… No te lo he contado.

-         Claro, es que… Una cosa ha llevado a la otra y, al final…

Nos reímos. Suspiré, aun con una sonrisa en mi rostro y me incorporé un poco para mirar a Jake a los ojos.

-         Antes de que saques conclusiones precipitadas… - Empecé a decir - No es que no quiera contártelo, es que quería llevarte al límite y ver cuánto serias capaz de aguantar.

-         Pues ya ves que ha sido poco. - se incorporó también para acercarse a mis labios y darles un suave y cariñoso beso. - Entonces… ¿Puedo saberlo ya?

Suspiré un poco.

-         No es nada del otro mundo. - le miré haciendo una mueca. - Es que… Cuando se fue la primera vez, me sentí… realmente mal, y… Sé perfectamente que él lo  pasó peor que yo.

Volví a acurrucarme al pecho de Jake. Me sentía triste y escuchar su corazón era lo único que realmente necesitaba. 

-         Por eso… No quiero… que se vuelva a ir de aquí con un sabor tan agridulce. Quiero… Hacerle una fiesta la cual le haga tener más ganas aun de volver a casa.

-         Tranquilo… Lo haremos.  - me dijo, con total seguridad. - Le haremos la mejor fiesta del mundo.

*****

Durante las semanas siguientes, estuvimos pensando en cómo podríamos hacerle una bonita despedida a Neil antes de que se fuera. Les pedimos opinión a Leo y William, los cuales se extrañaron de que yo no tuviera ninguna idea buena ya que, según su opinión, era el que le conocía mejor y el que debería saber que hacerle.

Ese hecho, la verdad, me preocupó un poco. Es decir, si era quien le conocía mejor y desde hace más tiempo, ¿cómo es posible que estuviera en blanco en cuanto a ideas?

-         No debes preocuparte por ello. - me consoló Jake desde la cocina - A veces, precisamente porque conocemos mejor a alguien y sabemos que le gusta y que no, dudamos más.

-         Ya, pero… ¿Que debería hacer? No se me ocurre absolutamente nada.

Se encogió de hombros y me sentó a mi lado en el sofá con un bol de palomitas entre las manos.

-         Cambiando de tema, ¿Sabes que mi madre y mi padre se han ido juntos al pueblo?

-         ¿Ah, sí?

Le lancé una palomita a la cara.

-         Si, coincide con su 28º aniversario de boda. - dijo recibiendo el impacto y lanzándome una de vuelta. - Han decidido irse solos, sin mis hermanos, mis tíos ni nadie. Solos ellos dos.

-         ¡Oh, qué bonito! - le dije con una sonrisa, comiéndome la palomita que me había lanzado. - Ahora que pienso, nunca te he preguntado sobre tu familia y eso. De hecho, no sabía que tenías hermanos.

-         Oh, si los tengo. Soy el pequeño de tres. - nos tapamos con la manta mientras hablaba. -   Me llevo tres años con mi hermano Luke y siete con mi hermano Mike.

-         Guau, cuanto tiempo. - Me acurruqué en su pecho. - Y dime. ¿Cómo es eso de tener hermanos?

-         No está mal… La verdad. Como era el pequeño, era objeto de burlas de ellos dos. Su mayor afición era enterrarme vivo en la arena de la playa. - dijo poniendo los ojos en blanco.

De repente, y sin previo aviso, algo se activó en mi cerebro al escuchar a Jake. Después de esa anécdota, empezó a explicar mil y una anécdotas más… Pero mi mente hacía rato que estaba en otro lugar.

-         A la playa… - dije para mí mismo.

Jake me miró extrañado.

-         Pues claro que estoy hablando de la playa, te lo acabo de decir. Que mis hermanos esperaban que me durmiera en la playa para ir tirándome arena encima y que me despertara totalmente enterrado… ¿Me escuchas alguna vez?

Estaba empezando a encajar cosas. La playa… La playa… Me quedé un buen rato mirando a la pared y reflexionando.

-         … ¿Tyler? - dijo Jake, preocupado por mi estado. - ¿estas vivo?

Al final, después de un buen rato, por fin lo entendí todo. Cuando me vino la idea y pude ver todos sus pros y sus contras, la respiración se me aceleró. Estaba emocionado. Y no era para menos, ya tenía lo que había estado buscando durante los días anteriores.

-         ¡LA PLAYA! - dije gritando de golpe, asustando a Jake por mi reacción. - ¡Voy a llamar a Leo y William para comentarles la gran idea!

El bol de palomitas salió de las manos de Jake por el susto y todas las palomitas cayeron encima de él.

-         ¿Q-que? - soltó Jake, con la mano en el pecho a causa del susto que le había metido. - ¿Qué idea? ¿De qué hablas?

Caí en ese momento de que no había estado haciendo mucho caso a mi novio desde hacía un buen rato. Así que, antes de coger mi móvil y llamar a mis amigos, me agaché para besar los labios de Jake y mirarle a los ojos.

-         Perdona, cielo… ¡Pero ya lo tengo! ¡Vamos a hacerle una fiesta en la playa! - dije sonriendo y volví a besarle. - Siento haberte estado ignorando desde hace unos minutos,  y gracias por haberme dado la idea… ¡Eres el mejor! - le abracé con cariño. - Esta noche te lo recompenso.

Le besé en la mejilla y fui corriendo a llamarles.

*****

Estaba emocionado.

Había llegado por fin el día de la fiesta de despedida de Neil. Él y su padre cogerían el vuelo de vuelta a Alemania al día siguiente, por lo que ese día era el último que podríamos hacérsela ya que, debido a unos problemas de horarios entre Jake, Leo y William, no pudimos hacérsela antes.

Lo teníamos todo casi listo. El cielo había hecho una tregua de la semana de lluvias que habíamos sufrido, hecho que nos tenía a todos preocupados. Pero, por suerte, ese día el cielo estaba teñido de un intenso azul que lo hacía agradable a la vista. 

Después de repasarlo todo una y mil veces, miré la hora. Di un par de vueltas por la zona donde Jake y Leo habían montado el picnic. Volví a mirar la hora. Miré la previsión meteorológica por sexta vez en menos de una hora. Tragué saliva, volví a  dar una vuelta por el lugar… Y así en bucle sin parar… Hasta que William me paró.

-         Deja de agobiarte. - dijo poniéndome las manos en los hombros. - Está todo bien. Lo hemos montado todo, aún falta un rato para que venga (por lo que, aun no está llegando tarde), la previsión meteorológica para el día de hoy es favorable… Y lo mejor de todo, ¡a Neil le encanta la playa! Así que, tranquilo, todo saldrá bien.

Ante esa última frase, asentí con una tímida sonrisa. Eso era lo único que me importaba: que todo saliera bien. Suspiré un poco y miré la hora, más calmado.

-         Debería ir yendo para el puerto… Neil y yo hemos quedado en encontrarnos allí.

-         Me parece bien. -Me miró Leo desde la distancia- Por curiosidad, ¿qué excusa le has  puesto para quedar?

-         Nada especial. Simplemente le dije que quería hablar con él, antes de que se fuera. - dije con una sonrisa. - Bueno me voy.

Con un paso más calmado, me fui hacia el puerto. Era un sitio que nosotros solíamos visitar cuando éramos solo amigos. Nos gustaba pasear por allí, charlar… Y un montón de cosas más. Era… nuestro sitio especial.

Mientras mi mente estaba ocupada en otros temas, sin darme cuenta llegué al sitio acordado. Miré a mí alrededor y vi que Neil aún no había llegado. Faltaban 5 minutos para la hora  que habíamos quedado, así que me senté pacientemente a esperarle. Llegó la hora… Y Neil no apareció. Esperé y esperé… Hasta que, terriblemente preocupado, volví a mirar la hora… ¡¿Habían pasado 30 minutos de la hora y no había aparecido?!

Empecé a hiperventilar bastante fuerte, los ojos se me pusieron llorosos y se me nubló la vista. Y si… ¿y si le había pasado algo? ¿Y si, de repente, había decidido que no le apetecía verme? ¿Y si… había decidido que se iba a ir sin despedirse de nadie? Todas esas teorías… Hacían que mi corazón sufriese. No podía soportar… Que Neil se fuera de aquí con un mal sabor de boca. No… Simplemente… No quería.

Mi ataque de ansiedad se vio interrumpido por la melodía de mi teléfono móvil que sonó de repente, provocando que me diera un vuelco en el corazón… Era Neil. Estaba nervioso por el hecho de que fuera él quien me llamara, pero a la vez estaba profundamente aliviado. Las manos me temblaban de tal manera que tardé un poco en contestar. Cuando por fin pude descolgar la llamada, noté como mi respiración se cortaba.

-         ¿N-Neil? - era lo único que podía decir.

-         - ¿Tyler? - me respondió. - ¡Lo siento, lo siento, lo siento! ¡He tenido un problema con mi padre y he salido muy tarde de casa! Pero ya estoy llegando… ¿estás en el sitio donde habíamos quedado?

-         Sí, aquí estoy… ¿te falta  mucho?

-         Casi nada… ¡En menos de 5 minutos estoy allí! ¡Lo siento, de veras!

-         No te preocupes, me alegra saber que estás bien y que no te ha pasado nada. Nos vemos ahora.

Después de despedirnos, colgué. La presión que sentía en el pecho hace unos minutos había desaparecido de golpe, lo que hizo que derramara un par de lágrimas de alivio. Él… estaba bien. Era lo único que necesitaba saber. Tragué saliva y me deshice de mi rostro cualquier indicio de que había estado llorando hacia unos minutos. Poco a poco, volví a mi estado anterior de ilusión y nerviosismo porque la fiesta fuera bien. Revisé mi móvil y pude percatarme de los mensajes que Jake me había estado enviando preguntándome dónde estábamos y porque no habíamos venido ya. Le respondí lo más rápido que pude y le expliqué la situación. En cuanto hube enviado el último mensaje, una voz me llamó desde lejos.

-         ¡Tyler!

Mi corazón se aceleró al ver a Neil a lo lejos y acercándose a mí mientras corría.

-         ¡Neil!

Como si de una película romántica se tratara, los dos corrimos a nuestro encuentro. Saltó a mis brazos (o yo salté a los suyos, no recuerdo) y nos abrazamos con fuerza.

-         ¡Lo siento! - dijo sin soltarme. - Tuve una discusión con mi padre y cuando me quise dar cuenta, había pasado 15 minutos de la hora… De verdad, lo siento mucho.

Negué con la cabeza y con una sonrisa. Mis brazos le rodeaban con más fuerza de la que había planeado. Después de un rato, nos separamos al fin.

-         ¿Paseamos un rato?

Hizo que sí con la cabeza y empezamos a andar. Él no lo sabía, pero yo estaba emprendiendo ya el camino hacia la zona del picnic… Solo que Neil no podía imaginarse en aquel momento que le estaba llevando a allí.

-         ¿Dices… que te has peleado con tu padre? ¿Y cómo es eso?

-         Verás… - tenía la mirada clavada enfrente. - Tuve una discusión con él por una tontería sobre la maleta que me llevaré. Ha sido en plan: “No deberías llevar estos pantalones, allí hace frio y tu maleta ya pesa demasiado”. Una tontería como una casa, ¿sabes? 

-         ¿Y por eso habéis discutido?

-         Ajá. Yo le he contestado mal, él se ha enfadado, la conversación ha ido subiendo de tono… Y eso es todo. - dijo con un suspiro prolongado. - Supongo… que estamos muy tensos por culpa del viaje y por el hecho de tener que irnos de nuestro hogar de nuevo… Y, en consecuencia, cada uno lo paga con el otro.

-         Es totalmente normal, no le des importancia. Simplemente tienes que hablarlo con él cuando vuelvas.

-         Sí… - dijo y miró su móvil. - Ya me ha llamado dos veces. Supongo… que querrá disculparse conmigo.

-         Puede ser. - empezó a sonarle el teléfono - ¿No se lo vas a coger?

-         No estoy de humor… Y si lo cojo ahora, le diré una burrada, y no quiero empeorarlo más. - Guardó el teléfono en el bolsillo y me sonrió - Cuando se me pase, le llamo. No te preocupes.

Asentí, preocupado, y seguimos nuestro camino.

Cada vez estábamos más cerca del sitio, aunque Neil no era consciente de ello, hasta que llegamos a un punto en el cual podíamos  distinguir perfectamente a lo lejos las figuras de mis amigos y mi novio. Pero, como es obvio, esperé a que Neil se diera cuenta por sí mismo antes de abrir la boca de nuevo.

-         Esos… - dijo, sorprendido - ¿No son… Leo y William?

-         ¡Anda! Es cierto. - dije fingiendo sorpresa. - Que casualidad, ¿no?

-         Y también está Jake… ¿Que está pasando aquí?

Con esa última frase, me miró. Yo no podía hacer más que encogerme de hombros con una sonrisa. Neil esbozó una tímida sonrisa y agachó la cabeza. Estaba totalmente rojo.

-         No tenías… Que haberte molestado.

Se acercó a ellos rápidamente y les abrazó, visiblemente emocionado. Pronto, las lágrimas empezaron a brotar de sus húmedos ojos.

-         Jolín… ¡Ahora me sabe peor haber llegado tarde!

Todos nos echamos a reír y le abrazamos por turnos.

-         Todo esto es para ti, Neil. - dijo Jake, con una sonrisa. - No queremos que te vayas a Alemania de nuevo sin que te hayamos despedido como es debido.

Asentimos ante tal afirmación. En cuanto Neil pudo liberarse de esas lágrimas, empezamos a disfrutar de la fiesta.

Podemos decir, sin lugar a dudas, que la fiesta fue un éxito rotundo. Hicimos juegos, comimos, reímos...Incluso pudimos bañarnos durante un rato en la playa. Hice bien en decirle a Neil que se trajera el bañador, ya que íbamos a estar cerca del mar y sabía que a Neil le apetecería tomarse un chapuzón.

Mientras Neil, Leo y William estaban pasándoselo en grande en el mar, yo me quedé en la arena con Jake. No me apetecía demasiado bañarme, además que me sentía algo inseguro mostrando mi cuerpo sin camisa. Una afirmación un poco ilógica si tenemos en cuenta que, entre todos los que éramos, Leo era el único que no me había visto totalmente desnudo hasta la fecha. Tragué saliva al recordar como traicioné su confianza al acostarme con la persona  que le gustaba y que actualmente era su novio. Escondí la cara entre mis brazos y suspiré muy profundamente.

-         Sea lo que sea lo que te preocupa, deja de pensar en ello.

Jake se sentó detrás de mí y me abrazó por detrás.

-         No puedo evitarlo… Me ha venido a la mente todas las veces con las que me acosté con William, haciéndole daño tanto a él como a Leo. Realmente  fui un mal amigo.

-         ¿Y porque te han venido ahora todos esos pensamientos?

-         Porque me resulta difícil de creer que sigan estando a mi lado a pesar de todo…

Sin poder evitarlo, volví a llorar. Desde hacía un tiempo, las ganas de llorar se presentaban a la mínima, convirtiendo una situación un tanto triste en un motivo para en cualquier sitio y en cualquier momento. Y, como siempre, Jake estaba ahí para calmarme cada vez que pasaba. Me dio la vuelta y me puso la cabeza en su pecho mientras me acariciaba el brazo con una suavidad casi imperceptible y me daba suaves besitos en la cabeza.

-         Te echas demasiado las culpas a ti mismo. - su suave y melosa voz consiguió calmarme un poco. - ¿Tal vez debería castigarte por ello?

-         No, por favor. - mi voz era algo rota por las recientes lágrimas. - Ya sabemos cómo son tus castigos, y no quiero que me duela el trasero mañana.

-         Lástima. - se encogió de hombros. - Esta vez pensaba usar un látigo.

-         Que bruto que eres… Con un cinturón o con tu propia mano me conformo.

Conseguí arrancarle una suave carcajada a la que me sumé yo. Su risa hizo que mi respiración se normalizara y mis lágrimas dejaran de salir con tanta frecuencia. Jake me cogió del mentón y alzó mi rostro hasta estar a la misma altura que el suyo.

-         ¿Te tomo de la palabra entonces?

Asentí.

-         Por supuesto.

Nos fundimos en un cálido beso mientras Jake hacia que me sentara encima de sus piernas.

-         Te amo…

De todas las veces que me había dicho que me amaba, creo que esta era la que más me había llegado al corazón. Me abalancé hacia él, tumbándolo en la arena.

-         ¡Hey, espera, espera! - dijo intentando separarme de sus labios, los cuales yo besaba sin parar.

-         - ¿Q-que? - le dije jadeando y algo fastidiado porque me hubiese cortado el rollo.

-         No deberíamos hacerlo aquí. Hay gente… - miramos hacia los lados. - Poca, pero la hay.

Hice pucheros y le miré con los ojos más suplicantes que pude encontrar. Pero no había nada que le convenciera esta vez.

-         Resérvalo para esta noche, peque. - me decía mientras que, muy sutilmente me apartaba de encima.

Suspiré y me puse a su lado con los mofletes un poco hinchados. Era lo que hacía cuando quería que Jake me abrazara y me besara con amor. Jake me dio un pequeño pellizco en el trasero que me hizo saltar un poco y me hizo perder mi estado tan infantil en el que estaba.

-         Viciosillo.

Entre risas, besos y caricias, pudimos ver como Neil, Leo y William salían del agua y se dirigían hacia donde estábamos nosotros.

Y así, la fiesta continuó

*****

Cuando el atardecer ya empezaba a presentarse, el teléfono de Neil sonó con la misma frecuencia que lo había hecho antes cuando me encontré con Neil. Cogió su móvil y lo miró con una cara que denotaba bastante preocupación.

-         20 llamadas perdidas de mi padre… - nos miró preocupados. - ¿Realmente habla para pedirme perdón o… ha pasado algo?

Nos encogimos de hombros. La verdad es que no teníamos ni idea. Estábamos preocupados por si había pasado algo grave… Ya que eso no era normal. Se levantó, con el teléfono en la mano y nos miró.

-         Ahora vuelvo… - dijo, y se fue a un lugar más alejado para hacer la llamada.

Pasó una hora… Y Neil no volvió. Intentamos llamarle, pero salía comunicando todo el rato… ¿Seguiría hablando con su padre? Todo esto hacía que me estuviera dando un ataque de ansiedad. Quería que volviera… Quería que volviera y nos dijera con una sonrisa que todo estaba bien… Que no había pasado nada… Que su padre le había llamado simplemente para saber cómo se lo estaba pasando y para pedirle disculpas por su anterior discusión… Pero no. Había algo en mi interior que me decía que eso no era verdad, que había pasado algo malo, y que por eso Neil aún no había vuelto.

Cuando consiguieron calmarme el ataque de ansiedad, me levanté del lugar y les miré.

-         Quedaos aquí, yo lo traeré de vuelta. - dije, y me fui corriendo a buscarle, sin preocuparme si alguno de los tres se había levantado para seguirme.

Busqué por todos lados: en los bares cerca del paseo marítimo, en los quioscos, en las tiendas de chuches, en los puestos de los helados…  Al final, hacia el final del paseo marítimo, pude ver a alguien sentado en un banco, de espaldas y con la cabeza gacha. Le reconocí casi al segundo. Era extraño porque, a pesar de que nos salía que estaba comunicando, no se le veía hablar por teléfono.

-         ¡Neil! - le dije desde una cierta distancia.

No me contestó. Probé a llamarle más veces, pero nada. Al final me había acercado tanto que podía ver como la pantalla de su teléfono estaba llena de gotas… ¿Lluvia? No, no podía ser. Pero, si no era lluvia…

-         Ty… ler... - dijo, con un tono casi imperceptible.

Me quedé mudo. Su voz… estaba completamente quebrada. No sabía… que estaba sucediendo.

-         ¿Que ha…? - dije con mucho miedo a terminar la pregunta.

No contestó. Lo único que hizo fue darme el teléfono donde se podía ver uno de los mensajes que le había enviado su padre, justo después de hacerle esas 20 llamadas perdidas de teléfono. Suspiré y me puse a leer.

Neil…

He intentado contactar contigo pero me ha sido imposible. Han pasado cosas, y ahora mismo estoy en la comisaría. Me están tomando declaración en este momento. No quisiera decirte esto por aquí, pero no tengo otro remedio.

Tu madre… se ha suicidado.

Por favor… Llámame cuando leas esto.”

 

Tuve que leerlo un par de veces para asimilar lo que acababa de leer.

-         No… - dije en alto. - No…

Lo repetí un par de veces más. Seguía sin creerlo. Su madre… La cual me había hecho la vida imposible durante el último año… Ya no estaba. No… No podía creerlo.

Miré a Neil, que seguía de espaldas. Estaba muy callado e inmóvil… Excepto sus manos. Estas temblaban y estaban llenas de lágrimas. Pronto pude notar como mis ojos también se humedecieron, y no tardaron en desbordar lágrimas. Le abracé por detrás mientras sollozaba.

-         Lo siento… Lo siento… - Eran las únicas palabras que era capaz de decir.

Negó con la cabeza y puso su mano encima de la mía, buscando el contacto.

-         Tyler… - dijo con un tono más entendible que hacía un rato. - ¿Puedo… Pedirte algo?

-         Claro… - le dije enseguida - Pídeme lo que sea.

-         ¿Puedes… besarme?

-         … ¿Eh?

-         Como… lo hacías antes. Cuando… estaba mal… Y tú me besabas… Para calmar mus inquietudes.

Se giró y pude ver su rostro. Ojos hinchados y enrojecidos, nariz roja, restos de lágrimas que habían caído en sus mejillas… Una imagen inolvidable pero, a la vez, que me encogió el corazón. Sus ojos eran tristes, los cuales me pedían a gritos un poco de cariño… Un poco de mi cariño.

-         ¿Puedes?...

No lo dudé más y le besé. Pero, tal y como me había pedido, era un beso de los que hacíamos antes: suave, rozando nuestros labios, sin intercambiar saliva ni sin que se produjese el contacto con nuestras lenguas. Le besé sin ningún tipo de remordimiento. Sabía que a Jake no le haría mucha gracia que hubiera besado a Neil. Pero estaba firmemente convencido de que, cuando le explicara el motivo, él me comprendería y me perdonaría.

Pude ver cómo, ese beso hizo que el rostro de Neil empezara a mostrar signos de estar a punto de estallar en llanto. Pude verlo antes de que se produjera, y le abracé, dejando que se desahogara todo el tiempo que necesitara.

-         Gracias… gracias… - dijo mientras sollozaba con fuerza. - Lo necesitaba… Necesitaba algo como esto.

No dije ni una palabra. Más que nada, porque no sabía que decir. Mientras lloraba con fuerza, cogí mi teléfono y le envié un mensaje a Jake diciéndole que había encontrado a Neil, que no estaba bien, que habían pasado cosas, y que necesitaba que los tres lo recogieran todo y vinieran hacia donde estábamos. Me guardé el teléfono en el bolsillo y volví a  centrarme en Neil.

-         Todo va a salir bien… - dije, abrazándolo y hablándole en susurros. - Todo… saldrá bien.

Repetí esas palabras una y otra vez. Mi objetivo no era solo el de consolar a Neil… Yo también necesitaba creerme que todo saldría bien. La visión de futuro que tenía desde aquél momento estaba teñido de negro.

 

La realidad… Había vuelto a golpearnos de frente. 

 

FIN DE LA SEGUNDA PARTE

 

 

 


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