Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Verdad Pasajera por cravatnaitospain

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Después de aquel día mirando el cielo nocturno, cada vez tenía más claro que quería dedicarme a la astronomía. Los planetas me interesaban también, pero me encantaban las estrellas. Lo veía claro.

 

Le pregunté a mi madre sobre que era necesario para poder lograr mi objetivo. Ambos buscamos las posibles carreras a las que podía acceder, pero cuando vi la nota de acceso se me cayó el

 

-        No te preocupes. Tus notas no son tan malas. Solo tendrás que estudiar mucho en las pruebas de acceso, pero hay muchas posibilidades de que puedas lograrlo hijo.

 

Sus palabras de ánimo eran de agradecer, pero la verdad es que siempre tenía un poco de nervios y pesimismo dentro de mí.

 

-        Bueno. - cogió la chaqueta. - Mientras a ti te consume el pesimismo, yo voy a trabajar.

-        Está bien…

-        Intenta no comerte mucho la cabeza, ¿vale hijo?

 

le respondí con un gesto de la mano y se fue. No estuve solo enfrente al ordenador mucho tiempo ya que enseguida llegó Neil a casa. Tenía una cara de preocupación bastante notable, pero yo en ese momento no me percataba de ello.

 

-        ¡Neil! - menos mal que has llegado. tengo un par de  preguntas sobre el acceso a las universidades. Me preguntaba si…

-        Olvida eso. - me interrumpió. - Sé que es importante para ti, y lo siento. Luego te responderé a la duda que tengas, lo juro.  Pero hay algo de última hora que requiere nuestra atención.

-        ¿Qué ocurre?

-        Leo y William han roto.

 

 

Justo en ese momento, recibí una llamada de Jake.

 

-        ¿Jake! Justo a tiempo. - le contesté. - ¿Te has enterado de lo de leo y William?

-        ¿Que si me he enterado? - contestó irónicamente. - ¡Leo ha venido llorando a mi casa!

-        ¿¡Que!? - me sorprendí.

-        He intentado consolarle como he podido. Pero, obviamente, no he podido hacer mucho…

-        ¿Quieres que vayamos para allá?

-        Me sería de ayuda, la verdad.

-        Vale, ahora vamos.

 

Después de colgar, Neil y yo nos miramos. Parecía que ambos pensábamos en lo mismo.

 

-        Veo que siempre vamos a tener problemas, eh… - suspiró. – Si no es por un lado, es por otro.

 

Asentí, sin saber que decir. Estaba empezando a sentirme muy cansado de que todo lo que nos pasara fueran problemas.

 

*****

 

Llegamos a casa de Jake lo más rápido que pudimos. Jake nos abrió con una expresión enfadada en su rostro.

 

-        ¡ya era hora! – nos recibió con impaciencia.

-        Perdone usted, no hemos podido ir más rápido. – le contesté yo, algo molesto por las prisas.

-        No me mires así. – bufó Jake. – No sabía que hacer más para consolarle, y vosotros tardabais mucho…

 

Nos hizo pasar al salón, y todo estaba tal y como lo imaginábamos: Leo estaba allí, con una caja de pañuelos al lado, y con síntomas de haber estado llorando fuertemente hacía pocos minutos. Pero al vernos, parecía que tenía ganas de llorar de nuevo.

 

-        ¡Chicos! – corrió a abrazarnos llorando.

-        ¡Hey, hey! – Neil le tranquilizó. – Tranquilo… Respira hondo, ¿sí?

-        ¿Por qué no te sientas y nos cuentas con calma lo que ha pasado?

 

Asintió, secándose las lágrimas de la cara y nos sentamos alrededor de la mesa. Leo se tomó un tiempo para empezar a hablar.

 

-        Cuando ocurrió todo… era un día normal de cada día. Él y yo íbamos siempre a su casa o a la mía después de clase para comer. Pero, casualmente, ese día estaba enfermo. Yo pensaba que, a lo mejor, se sentía mejor si iba a cuidarle. Pero…

-        … ¿pero?

-        Justo cuando llegaba a su casa vi a un chico salir de ella. Al verme, se puso muy nervioso y aceleró el paso. Entré a casa de William a pedirle explicaciones, y él no hizo más que girarme la cara y decirme que no podía contar nada…

-        Oh, no… - solté yo, temiéndome que lo que parecía una infidelidad por parte de William fuera real.

-        ¡Y lo peor es que dentro de una semana hacemos un año!

 

Se echó a llorar de nuevo.

 

-        Cada vez que pienso en ese día… No puedo evitar echarme a llorar.

-        U-un momento… - le interrumpí. – Hablas de ello como si fuese muy lejano… ¿Cuánto tiempo hace que estáis así?

-        Hace dos semanas… pero hoy hemos vuelto a discutir.

 

Todos nos sorprendimos. Leo siempre confiaba en nosotros en temas más o menos importantes y, aunque entendíamos que era su vida y que él podía decidir cuándo contarlo y a quién, su comportamiento nos sorprendió. Ninguno de nosotros pudo ocultar esa expresión de sorpresa, y Leo se acabó dando cuenta.

 

-        Siento no habéroslo dicho… - me miró. – Al principio decidimos ocultarlo y fingir que no había pasado nada porque no queríamos afectar al grupo más de lo que ya estaba. Con todo el tema de la boda, los problemas que ocurrieron justo después y toda la tensión del momento… No quería… Saturarte más… Lo siento mucho, Tyler.

-        ¡No, no, no! -le cogí de la mano. – No tienes por qué disculparte por eso. Siempre estaré dispuesto a ayudarte, no te preocupes.

 

Asintió con una sonrisa. Se le notaba aliviado.

 

-        También es cierto que solo conocemos tu versión. – Jake intervino. - ¿No crees que deberíamos conocer la versión de William para…?

 

Jake interrumpió su relato al escuchar como llamaban a la puerta de su casa. Se acercó a la puerta mientras nos hacía un gesto para que no habláramos, y preguntó:

 

-        ¿Quién es?

-        Soy yo, William.

 

Todos nos sorprendimos. No nos imaginábamos que iba a venir justo en ese momento.

 

-        Sé que Leo está ahí. Quiero hablar con él, por favor.

 

Instintivamente, todos miramos a Leo. Parecía que, aunque la casa era de Jake, le estábamos pidiendo permiso a él para dejarle entrar.

 

-        Dejadle entrar. Como tú dices, Jake, deberíamos escuchar su versión. Aunque… ya sé que nos va a decir.

Jake dejó entrar a William a casa, a pesar de que ninguno de nosotros estábamos realmente convencidos de que debiera hacerlo. No porque pensáramos que William iba a montar una escena, sino porque la estabilidad emocional de Leo era la que nos preocupaba.

 

Al entrar, William me recordó a un cachorro cuando sabe que ha hecho algo mal. Entró muy despacio y se quedó cerca de la puerta, mirándonos y sin atreverse a acercarse a nosotros.

 

-        No os preocupéis, voy a ser breve. – empezó a decir. - Como sé que no os vais a creer mis palabras, es inútil que intente explicarme. Sé que las cosas parecen de una forma, pero yo no hice nada.

-        ¿has tenido mucho tiempo para ensayar esa respuesta, no te parece? – respondió Neil con dureza.

-        Estuve un tiempo dándole espacio a Leo ya que no quería agobiarle. Pero no siento arrepentimiento porque no hice nada. Se han malinterpretado las cosas.

-        Muy bien. – Leo se encaró a él – Si no has hecho anda malo… Cuéntame que hacías.

-        No puedo…

-        ¿Lo ves? ¿¡lo ves!? ¡No puedes dar una excusa creíble porque no tienes ninguna!

-        No es eso…

-        ¿y qué es?

-        ¡No puedo decírtelo, joder!

-        ¿¡Y porque no!?

 

-        Solo… te pido que confíes en mi…

 

-        ¿Qué confíe en ti? ¿¡Estás loco!?

 

-         Sé que estas semanas parecía que te había engañado… Pero si me das unos días más… Te demostraré que tenía razón.

 

-        Lo siento pero… No te creo. Y aunque pasen los días… No te creeré.

 

La respuesta tan seca de Leo, y su tono visiblemente afectado, le hicieron entender a William de que era inútil esforzarse. Lo suyo estaba acabado.

 

-        Entiendo… Disculpa por haber venido hasta aquí. Espero que te vaya todo muy bien, Leo. – les miró a nosotros. – Chicos, yo… Nos vemos.

 

Hizo una reverencia y se fue sin más.

 

-        Leo… -intentó decir Jake.

-        No lo intentéis. – intervino. – No voy a dejar que me manipule con sus palabras. Seguro que solo está intentando hacer el papel de “Oh, mira que mal estoy. No he hecho nada, por favor volvamos” … Bah, patético.

 

Nos miramos entre nosotros. El que soltaba esas palabras no parecía el mismo Leo de siempre. Parecía otra persona completamente diferente. Tal vez más fría y sin sentimientos.

 

*****

 

Jake, Neil y yo volvíamos a casa después de aquella agitada tarde. Yo no podía dejar de darle vueltas a la discusión de ellos dos. Había algo en las palabras de William que me había dado mala espina.

 

-        Chicos. – solté de repente, los dos se giraron. – Creo que me dejé algo en casa de Leo. Id tirando, yo enseguida voy.

 

Dado que era habitual que me pasara eso, ninguno de ellos sospecho que mentía. O, al menos, eso parecía.

 

Hice las primeras calles del camino de vuelta y, en cuanto me perdieron de vista, tomé un desvío hacia casa de William. Era de noche, y tenía un poco de miedo de ir solo, pero no podía permitir que la situación quedara así. Y, además, había algo que me preocupaba. Por suerte para mí, las casa de ambos estaban bastante cerca una de otra.

 

Llegué a casa de William en poco tiempo. Me hizo falta picar un par de veces o tres antes de que me abriera.

 

-        Hola… - me recibió con un tono algo apagado. - ¿vienes a echarme la bronca?

-        N-no… Solo quiero hablar… ¿Puedo pasar?

-        Claro.

 

William vivía con sus padres, pero estos apenas estaban en casa a causa de sus apretadas agendas, así que al fin y al cabo es como si viviera solo.

 

Entré en su casa y me sorprendió verla tan ordenada. Pensaba que, al estar pasando un mal momento, no se preocuparía por otros temas menos importantes como era la limpieza. Pero, por lo que se veía, no perdía sus costumbres ni su forma de ser aun en los peores momentos.

 

-        ¿Qué quieres, Tyler? – me soltó una vez dentro. – No pretendo ser borde, pero no es que esté pasando un buen momento, ya lo sabes…

-        Si, ya me lo imagino. Pero es precisamente de lo que quería hablarte.

-        No comprendo…

-        Antes, en casa de Leo, he visto en tus ojos que decías la verdad y que había algo que te impedía contarle a Leo porque había un hombre desconocido en tu casa.

 

Aunque William estaba afectado por su ruptura, en sus ojos pude ver una chispa de esperanza ante mis palabras.

 

-        ¿Me… crees? – preguntó William, perplejo.

-        Soy de los que dan una segunda oportunidad, ya lo sabes.

 

Su sonrisa le hizo ver que podía confiar en mí y que creía que él no había hecho nada.

 

-        Pero para poder creerte… Debes contarme toda la verdad. – le miré algo serio. – Debes decirme que hacía ese tío en tu casa cuando se suponía que estabas enfermo.

 

Asintió ante mis palabras.

 

-        Ponte cómodo. – me invitó a sentarme. – Yo ahora vuelvo.

 

Me senté y esperé pacientemente a que regresara. Mientras tanto, recibí la agradable visita del gato de William, un precioso siamés que tenía la costumbre de pedir mimos a extraños cada vez que venían a casa.

 

Mientras lo acariciaba y jugaba con él, William volvió con una caja en las manos.

 

-        ¿Qué es eso?

-        Ahora lo entenderás.

 

Abrió la caja y sacó de ella una especie de tela donde se estaba tejiendo algo. También me fijé que había ovillos y varias agujas dentro de la caja.

 

-        ¿Qué es?

-        Es un cuadro de nosotros dos… hecho con punto de cruz. Ya sabes que a él le encantan estas cosas.

-        Pero… ¡es precioso! – miré el cuadro. – ¿Esto lo has hecho tú?

-        S-si… Lo hice todo yo.

-        ¡esto es increíble! No sabía que sabias hacer cosas así.

-        Y no sabía. Ese chico… es mi primo. Él fue el que me enseñó.

-        ¿Q-que? ¿ese chico… era tu primo?

-        Si… mi primo sabía de esto así que le pedí ayuda. Lo malo es que a medida que se acercaba nuestro aniversario, veía que eso costaba más de lo que pensaba, y que muy probablemente no iba a llegar a tiempo. Tuve que faltar a clase el otro día con la excusa de que estaba enfermo.  

 

No paraba de mirar el cuadro sin dar crédito a todo eso. ¿realmente William había sacrificado las clases por hacer algo tan costoso como ese?

 

Cada vez estaba más convencido de que el amor que William sentía por Leo era tan grande que no podríamos

 

 

 

-        Era… para dentro de una semana.

-        ¿Para vuestro aniversario?

-        Si… Pero ¿De qué sirve guardarlo más cuando es evidente que todo ha acabado?

 

Se levantó, dispuesto a tirarlo a la papelera.

 

-        ¡No! – le detuve. – No pierdas la esperanza. No está todo acabado, aún podéis volver.

-        No digas tonterías… Volver con un ex es patético.

 

Le miré, visiblemente ofendido.

 

-        Perdona, Tyler. – suspiró. – Vosotros sois la excepción que confirma la regla. Pero… me baso en la experiencia de otras personas.

-        Todos hemos tenido malas experiencias con los ex…Pero si le amas, y quieres luchar por lo vuestro… Tienes que esforzarte.

-        ¿Cómo vestirte de personajes de Disney?

 

Me sonrojé a mas no poder. Eso era claramente una indirecta hacia mí y mi radical intento de recuperar mi relación con Jake. William se empezó a reír al verme así.

 

-        Disculpa, no me quería meter tanto contigo. Debes amar mucho a Jake como para llegar a ese extremo.

-        Seguro que lo amo tanto como tú a Leo.

-        Estoy seguro.

 

Aunque no me beneficiaba, el hecho de haberse metido conmigo puso a William de mejor humor. Ahora no abandonaba una sonrisa realmente optimista.

 

-        Voy a necesitar tu ayuda, Tyler.

-        Cuenta conmigo.

-        Pero nada de disfraces. ¿Te queda claro?

 

Estallamos en carcajadas. Él se reía probablemente porque sabía que iba a ser difícil convencerme de ello, y yo me reía porque, por un momento, me imaginé a William disfrazado de mil personajes.

 

*****

 

Llegó el día del aniversario de Leo y William. Ese día, como era obvio, a Leo se le veía más afectado que de costumbre por su ruptura con William. Neil y yo intentábamos animarle, mientras que William tomaba distancia en clase. De vez en cuando le miraba y el asentía, haciéndome entender que nuestro “plan” estaba en marcha.

 

Esa misma tarde, convencí a Leo de que se viniera a mi casa a pasar la tarde y así distraerse un poco.

 

 

-        ¿Cómo estás? – le serví un té, como a él le gustaba.

-        Mas o menos… - suspiró. – Se supone que hoy iba a ser un día de celebración. Sin embargo, no he podido evitar echarme a llorar al levantarme. He estado a punto de no ir a clase.

-        Es normal… Pero ¿no crees que deberías hablarlo con él para que no acabéis mal?

-        Tyler, no quiero hablarlo con él. Me hizo daño, no hay más.

-        Oh, vamos…

-        Que no.

 

Suspiré, intentando dejar apartado el tema. Leo era cabezón y no había forma de cambiar eso.

 

-        Por cierto. Tyler. – Neil intervino. – Nunca llegaste decirnos qué fue lo que te olvidaste en casa de Leo.

 

Mi corazón dio un vuelco. Me iban a pillar en la mentira y no quería desvelarlo todo tan pronto.

-        ¿Q-que estás diciendo? – sonreí, intentando disimular mi nerviosismo.

-        ¿no te acuerdas? El día que paso todo eso, cuando nos estábamos yendo, tu dijiste que te habías olvidado algo y que lo irías a buscar. Luego no nos quisiste decir que era lo que te habías olvidado.

-        ¡Eh, un momento! – intervino Leo. – Nunca viniste a visitarme después de marcharos. Y no te dejaste nada.

 

Estaba en mi límite. No quería decir nada porque todos los esfuerzos por pensar un plan para salvar lo de ambos se estaba a punto de ir al garete.

 

-        Tyler… ¿Qué nos ocultas?

 

Empecé a sudar del nerviosismo.

 

-        E-esto… ¡Me voy! – me levanté rápidamente. - ¡tengo que estudiar para el examen de mañana!

-        ¡Mañana no tenemos examen! – se levantó para seguirme. ¡Vuelve a aquí!

 

 Me persiguió por el pasillo, mientras no paraba de pedirme explicaciones a gritos. Jake y Neil, de mientras, nos miraban atónitos. Ni siquiera cayó en la cuenta de lo ilógico que era que quisiera marcharme de mi propia casa.

 

Al final, no sé cómo, Leo acabó alcanzándome. Yo había cogido mi mochila, donde tenía el regalo de William para Leo, y Leo intentaba arrebatármela. Tenía la mochila abierta, y del revés, lo que provocó que el regalo cayera. Me quedé paralizado, no porque se hubiera caído (ya que no era algo frágil que se rompiera o estropeara con una caída), sino porqué había quedado evidente que era un regalo. Estaba envuelto y tenía una nota pegada, que ponía “Para Leo” en letras grandes. Era evidente que era para él.

 

-        ¿Qué es esto? – cogió sorprendido. – No es mi cumpleaños, Tyler. No sé porque me haces un regalo.

-        … No es mío. Es de William.

 

Aunque tenía el corazón que me iba a mil por hora, ya no tenía sentido ocultarlo más. Me habían pillado, y era la hora de afrontarlo todo.

 

-        Cuando vino a tu casa… - empecé a decir con miedo. – Hubo algo en lo que dijo que me dio mala espina. Así que, después de ir a verte, fui a su casa con la excusa que me había dejado algo en la tuya. Ahí fue cuando me lo contó todo y me enseño esto. – Lo abrí, delante de la mirada atónita de todos, sobre todo de Leo. – Él era consciente que a ti te gustaban estas cosas, así que le pidió ayuda a un primo suyo para que le enseñara a hacerlo.

-        ¿Era… su primo?

-        Si… trabajó muy duro recibiendo clases de su primo todos los días, pero en cuanto veía que se acercaba el día de hoy y que probablemente no iba a acabar a tiempo, le entró el pánico. Por eso fingió estar enfermo para tener una excusa para faltar a clase y poder acabarlo. La mala suerte hizo que tu pillaras a su primo saliendo de su casa…

 

Era curioso porque, a pesar de que lo que estaba contando era la verdad, seguía estando nervioso. Temía que Leo no se creyera esta historia por lo inverosímil que era, que nos mandara a paseo a mí y sobre todo a William, y de esa forma dinamitar las pocas posibilidades de arreglar la relación de ellos dos.

-        Él tomó la decisión de no contarte lo que pasaba, y puede que esa no fuera la mejor opción. Pero en ese momento él se veía incapaz de contártelo, no quería fastidiar lo que le había costado semanas enteras lograr…

-        Este cuadro…

-        Cuando fui a su casa, después de hablarlo mucho, acordamos un ”plan”: ya que vosotros dos no os habláis, íbamos a quedar tu y yo, aunque fuera nosotros dos, y en un descuido meterte esto en la mochila sin darte cuenta. A pesar de ser un cuadro, es algo pequeño, por lo que no era difícil realizarlo con éxito… Pero nuevamente mis palabras lo fastidiaron todo… perdón.

 

Se hizo el silencio. Se le veía en la cara a leo que intentaba asimilar todo eso, probablemente le había dado demasiada información de golpe, y el hecho de que estuvieran en un día tan delicado como era su aniversario lo agravaba más.

 

-        Tyler… Yo… - suspiró agotado. – gracias por contármelo, pero… Ahora necesito irme a casa a pensar… Lo siento.

 

-        Lo entiendo…

 

Leo se fue sin decir mucho más. Cuando le vi salir por la puerta, me di cuenta de que no había soltado el cuadro en todo el rato… Y que lo agarraba con mucha fuerza.

 

Cuando Leo se fue, empezaron los temidos remordimientos. A pesar de que Leo ya sabía todo lo que William había hecho por él, no pude evitar sentir que había hecho las cosas mal.

 

Cogí mi teléfono y llamé a William.

-        Lo siento. – le solté al oír que descolgaba. – La he cagado.

 

*****

 

Después de eso, tomamos la decisión de darles tiempo. Sabía que uno de los motivos por el cual había salido mal nuestro plan era porque habíamos forzado las cosas, y les habíamos forzado a arreglar algo que a ellos a lo mejor no les convenía hacer de momento.

 

Intentamos retomar nuestra vida diaria, sin volver a hablar del tema, hasta que ellos quisieron hablar del tema. Pensábamos que no lo harían nunca, pero un día nos sorprendieron invitándonos a casa de William. Neil, Jake y yo no sabíamos muy bien cuál era el motivo real de esa reunión, pero todos cruzábamos los dedos por que todo se hubiera solucionado entre ellos.

 

Llegamos a casa de William y, después de unos minutos de silencio, Leo decidió romper el hielo.

 

-        Primero de todo… debemos pedirte perdón, Tyler. Por meterte en esto.

-        Ah, no, yo…

-        Siempre estás en medio de nuestros jaleos.

 

Me dio un pinchazo en el corazón al recordar cómo había comenzado su relación, y como había traicionado a leo acostándome con William.

 

-        Tus esfuerzos hicieron que estuviéramos juntos… - continuó Leo. - Y siempre has luchado por nuestra relación.

-        Exacto. – intervino William. – Incluso ahora te desvives por nosotros… Simplemente, gracias.

 

Creo que ambos vieron en mi rostro que esos recuerdos habían vuelto a invadirme, por lo que intentaron hacer que me sintiera mejor. Me sentía extraño, pocas veces alguien me había agradecido algo de esa forma tan profunda.

 

En ese momento solo pude bajarla mirada mientras asentía.

 

 

-        Lo hemos hablado. – empezó Leo después de unos segundos de silencio. – es obvio que nos queremos mucho, y que haríamos lo que fuese el uno por el otro.

-        Sin embargo… - William continuó. – Estas dos semanas nos han hecho darnos cuenta de que hay muchas cosas en las que tenemos que pensar. Es fácil tener una relación si sabes hacerlo bien. Pero nosotros solo somos unos inexpertos en esto. Cometemos fallos, hacemos las cosas mal… es todo muy difícil si es la primera vez que tienes una… Es lo que nos pasa a nosotros.

 

No entendíamos nada… ¿Qué nos estaban intentando decir?

 

-        No vamos a volver. – soltó William, como intentando contestar a nuestras caras de confusión. – Al menos no por ahora. Necesitamos tiempo para pensar y decidir que queremos en nuestras vidas.

 

-        Si… - asintió Leo, algo triste. – Tenemos que aclarar nuestras ideas. Y si realmente nuestro amor es tan fuerte, volveremos a juntarnos.

 

Todos nos quedamos algo sorprendidos. Realmente teníamos la confianza de que ambos volverían a esta juntos. Que volverían a ser la parejita feliz que todos conocíamos… pero que hayan tomado esa decisión era una posibilidad que ninguno de nosotros nos habíamos planteado aún.

 

*****

 

Poco después, casi a la hora de cenar, Neil y yo nos quedamos a solas en mi habitación. Había algo que me rondaba la mente desde la charla con Leo y William.

 

-        Oye, Neil… ¿A ti te gustaría que hubiésemos acabado como ellos dos?

 

Me miró sorprendido.

 

-        ¿A qué viene eso?

-        Es que… Ellos han roto de una forma un poco accidentada… Aunque sí que es verdad que ahora lo han hablado y están “bien” dentro de lo que cabe. Pero sé que han sufrido mucho.

-        Nosotros también sufrimos lo nuestro, Tyler.

-        Ya lo sé, ya lo sé… Solo… Que odio lo que el dolor de una ruptura me provoca… Y con Jake ya he tenido bastantes.

 

Neil me tiró un cojín a modo de respuesta.

 

-        Pues procura que no haya otra más, atontado.

 

Nos reímos y justo nos llamaron para cenar. Durante la cena intenté quitarme de la cabeza que hubiera pasado si Jake y yo no hubiéramos vuelto ni la primera ni la segunda vez que cortamos. No… No era el momento para eso. era el momento de, tal y como decía Neil, de esforzarme para que no hubiera una tercera.

 

Era el momento de mirar al futuro.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).