*Todomatsu
Lo recuerdo bastante bien, todo fue su culpa. Cuando llegamos a casa estabas tan desconsolado, era tan penoso verte así. Pasaron los días y no importaba lo que hiciéramos no volvías a la normalidad, todos tratábamos de hacer que te olvidaras de ella pero era inútil. No lo entiendo ¿Si decía que estaba enamorado de él, porque lo abandono? ¿Así de fácil dejas de necesitar a alguien?
"No quiero verte sufrir. Por favor, ya no llores"
Los días eran demasiado callados sin tu alegre voz inundando todos los rincones de la casa. A pesar de que nadie dice nada, sé que ellos también están preocupados. ¿Por qué nadie lo consuela? Todos están esperando que simplemente lo deje pasar ¿Pero cuánto tardará en pasar eso?
¿Qué debo hacer para que ya no sufras?
Pasó más o menos una semana y tú seguías igual, ya no lloras, pero ¿Eso está bien? Nunca en mi vida me imagine que extrañaría tanto tu ruidosa risa.
Las mañanas se volvieron tan aburridas, cada día que pasa pareces más cansado y por las noches cuando todos dormían podía escuchar tus sollozos ¿Qué debo hacer para ayudarte? ¿Cómo puedo hacer que vuelva tu sonrisa?
Lo recuerdo tan bien...
Había pasado un poco más de dos semanas, habías dejado de salir a correr por las mañanas; así que cuando todos nuestros hermanos se fueron de la casa tú decidiste mejor ir a dormir un poco más. Ese día yo estaba muy ocupado pero tenía miedo de dejarte solo en casa, fui hasta nuestra habitación y estabas recostado en el futón pero no podías dormir, recuerdo que me senté a un lado de ti y dije:
-Vamos Jyushimatsu, es un día muy hermoso para quedarte en casa. ¿No prefieres ir a jugar béisbol?-
Recuerdo que te rogué demasiado para que salieras de cama, incluso no te di tiempo para cambiarte y tú saliste aun en pijamas. Te tome de la mano y te arrastre hasta un campo abierto, sé que fue muy vergonzoso que todos nos vieran caminar tomados de la mano, pero no me iba a rendir, necesitaba que volvieras a la normalidad. Te necesitaba de nuevo a mi lado Jyushimatsu.
Yo llegaba una pelota de béisbol en el bolsillo y cuando llegamos al campo trate de subirte el ánimo diciendo que haría algunos lanzamientos para ti, pero la expresión de tu cara no cambio para nada. Te mire a los ojos y grite con toda mi rabia:
-Ya basta, deja de lloriquear por alguien como ella- lancé la pelota con todo mi odio pero el lanzamiento no fue tan bueno como yo esperaba. La pelota apenas se alejó unos centímetros de donde yo estaba, ambos miramos fijamente la pelota que rodaba por el pasto unos cuantos centímetros más. Tan vergonzoso, ni siquiera podía lanzar una pelota decentemente.
¡Diablos! Ni siquiera puedo animarte, ni siquiera puedo...
Estaba a punto de llorar, cuando escuche una risotada que se originaba del lugar donde tú encontrabas, estaba tan impresionado que por un segundo pensé que alguien que había pasado y había visto mi fallido intento por lanzar una pelota se estaba riendo de mí, pero no era nadie más que tú. A pesar de que estabas riéndote de mí, estaba tan feliz, por fin podía escuchar tú dulce risa de nuevo.
Me quede contemplándote desde lejos por un buen rato, estabas riéndote demasiado, incluso te habías caído al suelo así que me acerque para comprobar si estabas bien.
-No puedo creer que hicieras ese lanzamiento... parecías tan serio...- no parabas de reír, era la primera vez en mucho tiempo.
-Estoy muy feliz...- su risa se detuvo y me miró fijamente –No quiero verte triste de nuevo...
No entiendo muy bien, en que estaba pensando cuando me acerque y te bese en los labios y tú me correspondiste. Surgió tan fácil, como si fuera lo más natural del mundo...
Como si los dos hubiéramos esperado mucho para besarnos... para tocarnos... para amarnos... Ahora, si tan solo supiera que tú me amas tanto como yo te amo, mi corazón dejaría de doler tanto...