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El Emperador y el pirata por reydelosPK2

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por lo reviews:

Juejan, Lili, MEXITA, lovekiss, minina,  loveyou y a los anonimos. 

Y en especial a:

Zia y Damocles, que han seguido la historia desde el principio y dado su apoyo. 

No suelo responder reviews. no soy muy buna comunicandome con las personas, no de forma oral, ni escrita... Pero gracias.

Zia, no se si me puedes explicar como colar imagenes que por más que trato no puedo...  

Bye

!Cuidense!

 

Te cuento una historia... 2

Cuando llego la noche, Thor tomo la mano de Loki que a duras penas caminaba, su estado lo estaba matando… dudo que sobreviviera esta vez.

-¡Resiste!-Exigió Thor al dador de vida. Loki le miro sin ánimos.

Su aspecto era el reflejo de la muerte… tan delgado que solo era huesos. En menos de una semana perdía más de la mitad de su masa corporal. Para su estatura de más de 1.70 metros solo parecía pesar escasos 35 kilos. Su belleza era opacada por la notoriedad de sus huesos y ese embarazo apenas era visible… tan pequeño se había vuelto su primogénito.

-Solo un poco más…- Suplico Thor temeroso de perderle. El análisis de lo que perdería por su ambición comenzaba a cortar su confianza. Y es que ni con todo el poder del mundo, no con todo el dinero no podría traer a vuelta a la vida a Loki si moría. Incluso el amor que sentía por su hijo se veía en riesgo al considerarlo una amenaza para la vida de Loki.

Todo por lo que luchaba y pregonaba ser capaz de lograr nuevamente perdía sentido sin el demonio a su lado.

-Resiste un poco más, saldremos de nieve y…- callo al cubrir a Loki con esa piel de osos y rozar su esquelético hombro. Lo cargo entre sus brazos sin dificultad alguna-Tienes que vivir…- suplico, mas Loki guardo silencio, un silencio eterno dejándose guiar por Thor.

Si nacía su hijo o no, supuso que ya no tenía importancia. Dante no le perdonaría haber perdido a su otro hijo, pues Thor le comento que Salo lo había asesinado cuando este ataco a su primer general.

Si eran descubiertos salo quizás mataría a este. Si escapaban con éxito, no habría nadie que asistiera el parto, pues dudo que Thor supiera algo de eso. Nadie protegería a este niño que anunciaba un pronto nacimiento. Era ver la derrota y aceptarla, sentir no solo tus fuerzas abandonándole, sintió también su esperanza apagarse. La primera vez que espero un hijo la esperanza que le inspiraba el amor de Dante le dio las fuerzas de llegar a nieve, de soportar el parto y el deseo de despertar de su inconciencia. Ahora no existía nada.

Cerró sus ojos dejándose a la inconciencia. Allá Thor y sus lloriqueos, el solo quería dormir y pensar que todo era un mal sueño. 

Cual ladrón en la noche, Thor esquivaba la vigilancia de los monjes, pero a ser sinceros no era bueno. Más de uno le noto, y el segundo general que dirigía el reino en ausencia de su rey, suspiro.

-Dejadlo- ordeno a los monjes que se alistaban para aprenderlos

-Pero general, tiene al dador de vida…- repuso asustado de solo pensar la reacción de su rey al enterarse que le dejaron escapar.

-¿Y adonde huira?-Pregunto divertido- no hay reino alguno que valla a darles alberge. Dudo que se arriesgue a dar a conocer al mundo la existencia del dador de vida y la nieve misma cortara su camino. Si no regresan morirán.

-Por eso mismo, si se muere el dador de vida Salo nos matara- exclamaba desesperado dando vueltas de un lado a otro.

-Es lo mejor…- susurro el general- su muerte es lo mejor. Si el rey busca culpables, no te preocupes yo asumiré las consecuencias- concluyo el segundo general al soldado que lo miraba entre dudas y asombro.

-como diga. Yo no sé nada- se lavó las manos.

Camino por horas. El frio se clavaba en su piel atravesando sus huesos cual cuchillas. Miraba una que otra vez a Loki, para luego alzar la mirada y luchar contra los friso vientos helados del reino nieve.

Ahora que se ponía a pensar comprendió que puso tanto empeño en encontrar una forma de escapar pero no pensó a donde irían. Si era bueno dar a conocer los demás reinos la existencia de Loki. 

Un gemido doloroso le despertó de sus pensamientos y al sentir la humedad en uno de sus brazos, supo que había llegado el momento. Miro sin poder creerlo “se supone que los bebes nacen en 9 meses” maldijo pues solo pasaron cuatro…

Cayó sobre la nieve perenne y dejo el cuerpo de Loki en el suelo llamándole sin obtener respuesta. Toco su piel y estaba fría cual hielo y su cuerpo tieso.

-No por favor…- suplico el rubio encogiéndose sobre el cuerpo de Loki tratando de oír el palpito de su corazón. No escucho nada.

……

Un cuervo miraba de lejos y recuerdos descubrían verdades ocultas que jamás quiso revelar a Thanos, mas era el momento de explicar todo y asumir culpas…

-Así que un demonio…- rio Thor Tuner mirando a la extraña criatura que se mostraba frente suyo. Su piel era azulada con marcas que formaban extraños símbolos, vestía con piel de animales que cubrían parte de su torso y sus partes nobles. Su cabellera negra como la noche, y unos extraños ojos de color verde que brillaban místicamente.

-¡Eso!- le señalo con la mano libre el suelo- ¡Teme débil humano, teme y arrodíllate ante mí suplicando piedad!- exigió, en pose digna, cual dios mira a un humano insensato. Aunque a Ikol sujetar en la otra mano aquella muñeca, quitaban a Thor todas las ganas de obedecerle.

Cierto era que los demonios sembraban el miedo en los corazones humanos, eran fuertes y poderosos, dominaban elementos, magia y era longevos. Pero el que tenía frente suyo era pequeño a comparación de los que Thor llego a enfrentar y temer en las batallas, batallas donde siempre terminaban perdiendo.

Era tan diferente y tan altanero. Sin saber porque exactamente no lo pudo tomar serias aquellas palabras y exigencias.

-Mejor regresa con tu madre- le acuso suponiendo que se trataba de alguna especie de cría, aunque las crías que había visto eran tan feroces como los demonios adultos.

Quizás en los mismos demonios existían diversas clases, los guerreros y los civiles. Se explicó siguiendo su camino, no sin antes por curiosidad tocar la cara del “feroz” demonio, su piel a diferencia del resto de los demonios que parecían tener armadura impenetrable por piel.

Sin contenerse le  jalo la nariz, atento a la reacción del demonio. Las apariencias engañan, siempre lo decía su padre.

Ikol frunció las cejas uniendo los ojos mirando su nariz. ¿Tenía algo allí? ¿Por qué le jalo la nariz?. Una mano se posó sobre esta, no vio ni sintió nada en ella.

Thor que se alistaba para una pelea, bajo las manos al ver la reacción de ese demonio… algo tontito para su comprensión, sin embargo cuando no habían sido tontos los demonios a comparación de los humanos. Ellos vivian cual animales salvajes, si tenían hogares eran simples cuevas, cazaban para comer, sus prendas de vestir eran de piel de otros animales. Cosas como una carroza, armas y casas eran cosas que su pequeña mentecilla no alcanzaba a comprender, quizás por eso caían en las trampas que dejaban, para advertir su presencia, pues ninguna trampa podía contenerlos por mucho tiempo. Mas este demonio de apariencia inofensiva, de piel suave… Más que tonto parecía un niño pequeño confundido.

-¿Por qué hiciste eso?- Ikol se señaló la nariz y se acercó a Thor sin miedo alguno ¿qué miedo debía tener un demonio a un simple humano? Ninguno.

-porque si…-dijo Thor bajando la guardia por completo, ese demonio no era una amenaza y bien podía aprender más de él y su especie. Quizás saber alguna debilidad.

-¿Porque si?…- repitió Ikol acercándose a Thor, esa respuesta no tenía sentido. Todo en la vida tenía una razón, nada era solo porque sí. Los humanos destruían por su naturaleza, los demonios vivian para controlar la destrucción ocasionada por los humanos impidiendo que se vuelvan plagas… el sol salía para generar vida con su calor y su luz, también para dejar descansar algunas especies y la noche para dejarla descansar de la mayoría mientras los nocturnos despertaban. Y la flora realizaba fotosíntesis. La vida existía y la muerte compensaba el exceso de población.

Si. Todo en la vida tenía una razón. No existían los porque sí. Si existieran todo sería un caos. 

Se acercó a Thor hasta estar frente a frente, alzo su mano y le jalo la nariz.

Thor arqueo las cejas y rio.

-¿Y tú por qué hiciste eso?-Pregunto. Ikol cruzo los brazos mirándole serio.

-Para equilibrar las cosas, si dos cosas de mismo efecto de no tendrán consecuencias-dijo

-¿Eh?-Thor no le comprendía.

-si alguien mata y es muerto después. La deuda de dolor es saldada.

-No.- Dijo serio Thor, pues según esa logia los demonios le debían a los humanos mucho- Si eso fuera cierto los demonios no nos matarían sin contemplación. Si eso fuera cierto tendrían que suicidarse.

-Eso es diferente- aclaro Loki mirando la muñeca que había encontrado en ese rio. Le pareció extraño pero a su vez tan bonita que sin duda quiso llevarla como recuerdo. Quizás en su próximo embarazo tendría una hembra y de seguro aun por corto tiempo le gustaría jugar con esa cosa, aunque lo más seguro era que la destrozara. Suspiro lamentando que sus hijos fueran tan bruscos como Thanos. De verdad hubiera preferido otra pareja, pero como Thanos mato al resto de los demonios que libero la tierra del averno con el fin de se protegía de los humanos y su devastación. No había de donde elegir.

Cuando el penúltimo macho fue muerto Ikol apenas era una cría, cosas como el amor o comprender porque la masacre se llevaba a cabo no entraba en su interés, solo quería jugar en ese mundo extravagante que era la tierra. Y de la nada apenas llego a edad sintió el celo y el único a su lado Thanos. Nació hielo…  y así nacieron los demás. No era cosa de amor, era cosa de la supervivencia de al especie. Era su deber.

En fin ¿que era el amor en los demonios? Nada. Por lo menos para Ikol no era nada. Solo o con sus hijos, así se la paso los primeros cien años, a Thanos lo veía cuando el celo resurgía. Copulaban y él se marchaba a seguir atormentando a los humanos. Mientras Ikol cuidaba del resto de sus hijos que cuidado alguno no requerían pero se mantenían  a su lado protegiendo a su madre hasta el nacimiento de su nuevo hermanito. Proteger a su madre era la prioridad para la subsistencia de la especie.

-¿Y en que es diferente?-Interrogo Thor al demonio y este esquivo la mirada y vio lo alto del cielo.

-La tierra… el espíritu de este planeta nos liberó del averno para evitar que ustedes la destruyeran por completo. Así que si destruyen la tierra o sus criaturas nosotros debemos matar a algunos de ustedes para equilibrar las cosas.

-Pero sigue sin tener justificativo. Entre animales se matan y no veo demonio alguno matando animales- acuso Thor.

-Los animales se matan por necesidad de alimentarse, defenderé o mantener su territorio. Pero ustedes…- alzo la muñeca. Era bonita pero según su lógica era innecesaria- crean cosas innecesarias para existir. Carrozas, armas, juguetes. Cazan más de lo que van a comer o vestir. Devastan bosques enteros asesinados a tantos animales e insectos para cultivar comidas que dejan podrir- justificaba Ikol sin dejar de ver la muñeca y Thor le contemplaba, sus palabras tenían lógica, pero ¿qué de malo era crear cosas para facilitar sus vidas, para entretener  a los niños, para evitar hambrunas o solo para fomentar excesos?  Si se ponían a contar por ser cada humano la cantidad de devastación generada no igualaba a la de un demonio que vivía por cientos de años.  

Se escuchó un aullido lejano e Ikol giro en esa dirección, uno de sus hijos lo estaba buscando. Sin duda su travesía había terminado y de ver al humano de seguro seria asesinado. Rápidamente soltó a la muñeca y se dispuso a marchar cuando uno de sus brazos fue sujetado y giro a ver al humano curioso.

-No huyas de esta discusión, aún tengo argumentos- Atajo Thor seguro de ganarle en el debate.

-Mejor será para ti que marche, ese es tierra… ha mandado a sus lobos a buscarme, no es tolerante como yo… sin duda un mal genio como su padre. Te asesinara si te ve cerca de mí- aclaro Ikol y Thor le soltó, pues sí. Tierra era uno de los más feroces de los demonios que habían enfrentado. Pero no podía acabar con eso así por así, era su única oportunidad para acabar con las masacres, conocer al enemigo, saber sus motivos y quizás llegar a un acuerdo aunque dudo que el resto estuviera de acuerdo en frenar sus estilos de vida. Como fuera no podía cortar esa pequeña relación formada con el inofensivo demonio.

-Te espero aquí la próxima luna nueva- dijo Thor, no como una sugerencia. Era una orden y se marchó en dirección de su caballo para escapar a todo galope.

Ikol parpadeaba. Como que le esperaba aquí la próxima luna nueva. ¿Quién era el para ordenarle nada?… cuestionaba confundido, pues deseaba acudir a esa nueva cita, quizás se podía llegar a una especie de acuerdo y que los humanos rectificaran su forma de vida.

Tierra llego y miro a su madre hablando solo con una muñeca de trapo. Los olores eran claros, uno más que el resto, sin embargo distinguir el olor no significaba nada. Quizás ese humano era dueño de esa muñeca y vino buscarla sin hallarla pues su madre la había tomado y vino a regresarla y el humano ya se había ido. Eso quiso creer para evitar conflictos entre sus padres y sus hermanos mayores ahora que regresaban al continente norte.

-No vuelvas a salir de mi territorio- remarco tierra a su madre, el cual hizo una mueca de mal humor

-¿Y quien eres tú para decirme dónde puedo o no puedo ir? ¡Soy tu madre más respeto!-Exigía Ikol a su hijo.

Sin duda los encuentros furtivos se hicieron más frecuentes. Lo que al inicio tenía una causa justa, se volvió un pasatiempo.

Thor se divertía mirando la cara de asombro de Ikol con cada objeto que traía. Claro que después de jugar con estos los devolvía llamándolos innecesarios. 

-Y… -comenzó a Indagar pues en todo el año que conocía a Ikol algo se mostró claro como el agua. No era cualquier tipo de demonio, era especial, no solo por su apariencia, sino por el excesivo cuidado que los otros demonios mostraban con él. Ikol a ruido alguno se marchaba adjudicando que venían a buscarle- No temes que tus niñeras descubran que vienes a verme- Pregunto en broma, pues se sentía como novio primerizo metiéndose a la alcoba de su chica, con ese miedo de ser descubierto y esa euforia por verla.

-Yo no tengo por qué tener miedo- dijo Ikol con su claro tono de superioridad- eres tu quien debe tener la piel de gallina, pues es a ti a quien mataran de ser descubierto-concluyo y Thor se sintió algo decepcionado.

-¿Y qué?… ¿No harías nada para salvar mi vida… No me quieres?-Ikol abrió los ojos tan grandes que Thor se hecho a reír. Ikol se tomaba demasiado literal cada palabra o acción de Thor, no distinguía los juegos.

-Me tengo que ir…- Ikol le abandono sin decir nada más. Thor había dado en un punto débil uno del cual no supo responderse. ¿Querer…?

Ikol comenzó a pensar sin descanso aquella pregunta buscando una respuesta: ¿que sentía por Thor?

Era divertido estar a su lado. Aprender cosas de los humanos. Charlar con él… ver sus expresiones y oír sus opiniones. Nadie le regalo nada en la vida y Thor siempre le regalaba comida.

-¡Por qué no lo vi venir!-se quejó, pues sabía que muchos animales traían comida cuando trataban de cortejar. Negó repetidas veces con la cabeza mientras sus hijos le miraba y se miraban mutuamente, su madre llevaba tiempo comportándose extraño. Supusieron que una vez su padre regresara por el año de celo, eso acabaría pues nuevamente su madre quedaría en cinta y su atención se enfocaría en la nueva cría.

En su análisis ponía en un lado de la balanza a Thanos, sus obligaciones, su destino… del otro lado a Thor, la diversión y el deseo de aprender más… en ese análisis Ikol se detuvo de su caminata en círculos que ya mareaba sus hijos. Había dado con la respuesta.

Quería a Thor. Deseaba pasar con él la vida que viviera el rubio y le aterraba pensar que moriría y nuevamente quedaría solo y como única opción Thanos.

Se apretó su pecho por sentir por primera vez el miedo. Miedo a perder algo. Se encogía y puso de cuclillas en el suelo. Era aterradora. De la nada sintió que el tiempo era su mayor enemigo, que Thor al ser simple humano moriría de la noche a la mañana y el sin poder evitarlo. Que en algún ataque descuidado de sus hijos a las aldeas humanas alguno le matara.

Ganas tenía de correr al lado del rubio y quedarse a su lado para protegerlo, para compartir cada momento. Justo a él y con el tener una familia.

Las fantasías dieron rienda suelta a mil posibles. Se veía con Thor viviendo con los humanos y sus maravillosas invenciones. Aprendiendo a leer, descubriendo más y más de esa cultura. Y los hijos de ambos corriendo como humanos pequeños a los cuales si podría cuidar y no solo alimentar con su energía. Niños que se acercaran a su lado y pidieran caricias y jugaran con él. Dejar de estar solo. Egoísmo, deseo y poder… Mala combinación.

….

Se vieron nuevamente bajo la complicidad de la noche.

-Mira lo que traje- señalo Thor un pedazo de pastel, lápices y un libro para dibujos.

Ikol rio emocionado tomándolos y dando pequeños saltos de alegría. Y como no darlos si Thor siempre afirmaba sus amor con tales presentes.  

-Así que…- comenzó a preguntar – Thanos es el más fuerte de todos los demonios- pues en la última reunión antes de que Loki repentinamente se fuera hablaban sobre eso. ¿Quiénes eran los más fuertes, cuantos existían y por qué eran tan fuertes?

-Si- dijo Ikol distraído comiendo el pastel y mirando el libro de dibujos y luego los lápices sin saber cómo manejarlos o para que servían. Thor rio y tomo la mano de Ikol poniendo el lápiz en posición correcta y como si fuera un niño guio con su mano la mano de Ikol escribiendo las bocales en la parte superior de la hoja. Ikol sentía un extraño calor, uno diferente al celo, uno de deseo… deseaba mas contacto. Su pecho palpita a mil por hora, pero se contuvo, el jamás dio iniciativa en los actos sexuales, siempre fue Thanos así que no sabía como comportarse.

-¿Y cómo serían de más fuerte al más débil…?- Interrogo.

-Thanos… Hielo, agua, viento, trueno…- Ikol comenzaba a enumerar a sus hijos por sus fuerza que era casi similar a su orden de nacimientos, pues a más edad más fuerte solían volverse.

-¿Por qué crees que sea la diferencia de su fuerza?-Seguía preguntando. E Ikol bobeando tratando de imitar las bocales escritas con ayuda de Thor. Era difícil.

-simple…- dijo Ikol- Thanos como yo fuimos liberados el averno. Como ustedes llaman el reino de Hela, el reino de los muertos. Por eso somos los más fuertes- concluyo Ikol dejando el lápiz y el cuaderno para enderezarse y mostrar un pose de supremacía. Las carcajadas de Thor no se hicieron esperar.

-No te burles- se clamaba- de verdad jamás creí que aprendieras a mentir- le acuso

-¡No miento!-Exclamo en su defensa, el no mentía… bueno escondía cosas pero no mentía. No tenía razón alguna para mentir. Era fuerte y necesario hiciera lo que hiciera a él nadie podría castigarlo, juzgarlo o matarlo. Y si nadie podía ¿no le hacía eso el más fuerte?

-Ikol- repuso soltando su última carcajada antes de apretar su brazo que solo eran tejidos suaves pero firmes, cual mujer adolecente- no tienes músculos. ¿Cómo puedes decir que eres fuerte?- alzo su mano y le dio un pequeño jalón de nariz.

-¡Deja!-Reclamo molesto- claro que soy fuerte, quizás el más fuerte, pero mi fuerza no se basa en la bruta.

-Pues listo tampoco eres. Ni escribir sabes- acuso Thor.

Ikol le miro furioso. Por qué el rubio le hacía perder la compostura, no lo supo. Por qué lo amaba, tampoco.  Procrear hijos con Thor era una pérdida de energía y recursos. Recordó que recientemente algunos de sus hijos habían cogido cariño a algunos humanos y con ellos procreado demonios débiles, demasiado débiles para el gusto de Thanos o el suyo. Innecesario. Eso era la unión de ambas especies. Pero eso no quitaba el deseo y la capacidad para hacerlo. Pero al verlo y soportar sus comportamiento la lógica ganaba y se negaba  así mismo a romper las reglas.

-Quizás por tierno y en cierta forma: lindo- analizaba el rubio, pues sí, todos los demonios parecían apreciar y cuidar en demasía a Ikol. Así que algo de verdad debía haber en esas palabras. Ikol sintió el calor invadir su cuerpo y la vergüenza

-¿Crees que soy lindo?-Cuestiono deseoso de oírlo afirmar tal juicio.

-si, en cierta forma extraña si…- dijo Thor y Ikol desencantado arqueo las cejas. Quizás se refería que era demonio diferente a él. Alzo sus manos, aunque se asemejara a su forma el mismo color de su piel era diferente. ¿Cómo podía esperar que Thor no dudara de sus palabras si eran diferentes?

-Supongo…- dijo melancólico.

-Pero no pongas esa cara- se apresuró Thor, no deseaba que se fuera molesto y esperar la próxima luna nueva para verlo- a mí me gustas tal como eres.

Ikol se mordió la lengua, tan feliz, tan feliz que casi lanzaba un grito eufórico anunciando a los cuatro vientos que también lo amaba.

Thor miro la luna y hacía en lo bajo, el cielo mismo comenzaba a aclarar, nuevamente perdían la noche entera en tonterías, pero al menos ahora sabia más cosas del enemigo, su orden jerárquico.

-Debo irme- dio el rubio y Ikol le miro desanimado. Siempre fue el quien dejaba a Thor con la palabra en la boca. Ser dejado no era divertido, no después de todos los trabajos que paso para despistar a sus hijos y borrar su rastro con aquellas ilusiones.

-No…- casi suplico- yo… yo…- trataba de animarse a confesar sus emociones- ¿Puedo ir contigo? –Pregunto admitiendo su cobardía.

-No lo creo. Tu piel te delata… Eres un demonio. No quiero que te lastimen- susurro gentilmente

-Tiene solución- repuso Ikol cerrando sus ojos y de la nada el color de su piel cambiaba a un tono amarillo pálido.

Thor miro asombrado a Ikol. Más al verle abrir los ojos que seguían siendo verdes esmeraldas. Parecía un ángel caído del cielo. Perfecto.

Trago saliva para ahogar el nudo que se formaba en su garganta. Pues las vestimentas de Ikol eran de piel de animales y solo cubrían parte de su pecho y sus partes nobles. Con su piel azulada poco importaba verle así, pero con el cambio de color resaltaba toda su anatomía perfecta. Cosquilleos eso sintió en las manos cundo Ikol tomo su mano y comenzó a caminar en dirección del pueblo humano.

-Primero iremos a mi casa. Creo que tengo ropa decente- acuso y Ikol le mostro mal cara, sin embargo no detuvo la marcha.

Dolor… eso sintió al llegar a casa del rubio y ver a aquella mujer de cabellera castaña llamarlo: amor mío. De ver a Thor besando sus labios con dulzura. Era su pareja, su esposa según aquella cultura.

-Jeanne, él es Ikol, un amigo de un pueblo que habita en el bosque cercano a pacto eterno.

Jeanne le miro de pies a cabeza, era la primera vez que alguien vestido de esa forma se presentaba. Suspiro pues su marido tenía toda clase de amigos.

-Y ¿Dónde se hallan esos dos?-Pregunto Thor, mientras elegía ropa adecuada para Ikol.

-Tus hijos siguen durmiendo cariño no creas que todos seguimos tus rutinas de desvelo.

Más puñaladas.

-Hijos…- susurro arrastrando cada letra.

-Si una niña y un niño. Al despertar te los presentare- Ikol asintió con la cabeza. Quien era el para reclamar ago. Él también tenía varios hijos con Thanos. Pero eso no quitaba que doliera.

“Me engañaste…” “Traicionaste…” acusaba, pero no hallo base sólida… Era lo correcto.

Dejaron solo a Ikol para que se bañara y vistiera. Con camisa de hilo blanco, con un pantalón de tela negro y ese extraño pañuelo en el cuello. Ikol salió al comedor. Thor que se hallaba solo pues Jeanne iba a despertar y alistar a los niños.  Se quedó anonadado con solo verle. La elegancia emanaba de su esbelta persona, la nobleza en aquella mirada que siempre le pareció inocente, pese a ser un demonio y sus aires de grandeza.

-esto…- dijo Thor nerviosos- digo… te vez bien…- apenas artículo.

-¿Me veo bien?…-  interrogo Ikol al rubio- bien… ¿tanto como para besarme?…-Lanzo por los suelos su vergüenza y orgullo, los humanos no vivian mucho y ya sabía que de Thor solo podía rasgar fragmentos… La cruda realidad lo azotaba con la resignación y la despedida.

“Innecesario…” se dijo “Nuestros encuentros furtivos… estos sentimientos… son innecesarios”

-No… eso- Apresuro Thor a responder. La verdad de atreverse si lo haría, más al verlo de esa forma y vestido con esas ropas- eso no está bien dos hombres no pueden… es decir se hicieron hombre y mujer con el fin de reproducirse…- Thor ataco a la lógica cerrada que solía manejar Ikol al conocerlo- innecesario…

Seguía explicando e Ikol odiando esas escusas y sus propias palabras que eran usadas en su contra.

“Innecesario” replico en su mente.

Aquella carita triste y esa mirada acuosa, le gritaron la verdad que no alcanzo a notar en todo ese año. Ikol se había enamorado de él, un simple humano. No le extraño, pues Ikol era como un niño que rápidamente admiraba a alguien interesante y dejaba abierto su corazón, sin miedos, sin miramientos y sin perjuicios. Por ello solían ser los más vulnerables a malos entendidos a heridas… todo por su inocencia. 

Acaricio su cabellera y beso su frente.

-Te llevare de regreso…- dijo Thor, que debía cambiar de actitud con el demonio. Su meta era obtener información para dirigir el ejército, solo eso. Más al contacto con Ikol, y al sentir su aroma algo le motivaba a no renunciar a su compañía, su trato y si… deseaba probar esos labios y rozar esa piel suave…

-Y si fuera hembra como tu esposa?-Pregunto, dudoso de que Thor comprendiera lo que era el realmente. Avergonzado de dar a conocer que pareja tenía e hijos también.

-Nada cambiaria- se forzó a decir. Su deber como marido, con su gente tomó el timón de sus palabras.

El silencio fue incomodo, ni siquiera ver el pueblo calmo al tensión. Llegaron nuevamente a su destino e Ikol empuño las manos. Era el adiós y no considero justo acabar así. Deseaba. Quería… podía.

-Thor- le llamo serio dando media vuelta para verle a los ojos- Si va a ser el adiós. Déjame experimentar lo que es el amor- suplico cerrando sus ojos y cambiando su forma a la de una mujer.

Thor quedo anonadado al ver las habilidades de Loki. Como este cambiaba de forma. Supuso que algo de genuina eran sus palabras al decirse que era uno de los demonios más poderosos.

Sin pensarlo dos veces. Ikol se lanzó sobre Thor y beso sus labios.

De detenerlo lo hubiera hecho fácilmente. De tener deseos de hacerlo… simplemente no le vino en gana. Para que negarlo. Le gustaba, siempre le había gustado, su forma de ser, su mirada hambrienta por conocer más… Todo. Y ahora como mujer más aun, aunque si se le hubiera lanzado como hombre no dudo que acabarían igual.

Tendidos sobre el pasto jugaban con las manos del otro. Alargaban la despedida.

Thor sintió la culpa y su deber gritarle la última pregunta, la más importante y vital de todas.

-¿es posible que un humano pueda derrotar a un demonio?-Ikol guardo silencio por unos minutos, no respondería eso… algo no se sentía bien.

-voy a dejar a Jeanne… y mis hijos- Mintió Thor, aunque deseos tenia de hacer tal locura que usaba como excusa para la información – quiero vivir contigo, pero seguro estoy que tus niñeros trataran de matarme.

Ikol cual idiota enamorado creyó en esas palabras. Era su máximo anhelo.

-La hay- Ikol comenzó a explicarle que con armas forjadas de piedra negra hallada en el averno, era posible matar a los demonios. Incluso robar su fuerza y magia. Dijo esto pensando que Thor mataría  Thanos y con un arma como esa sus hijos no se opondrían a su nueva pareja, que su unión seria la clave de la armonía entre ambas especie. Simplemente pinto de rosas y arcoíris supuestos.

-Más llegar al averno es casi imposible para humano alguno…- toco su frente y Thor sintió aun extraña fuerza recorrer su ser- es mi esencia… las puertas del averno se abrirán, pero aun así seria peligro. Años… una vida entera… eso te tomara.

-No me importa pues podremos estar juntos.

Pero pesada la espera llego la decepción.

Décadas espero por Thor y al verlo. Ni lo reconoció. En su inútil lucha por reconciliar o por lo menos lograr que ambas especies se respetara, convenció  a su hijo hielo de ir y hablar con los humanos. En su forma humana Ikol le siguió y mezclo entre los humanos. Deseaba volver a ver, rumores habían sobre su regreso del averno. Y los rumores dejaron de serlo al verlo y en medio de un alboroto observo incrédulo a Thor matando a su primogénito con el arma hecha de metal negro del averno. Metal que consiguió con su ayuda.

Thor hombre de 72 años era alabado por el resto. Por su primogénito Balder y su nieto Odín. Escapo de los festejo al notar una presencia familiar. Corrió tan rápido como pudo, debía alcanzarlo. Abrazarlo y pasar a su lado lo que le quedara de vida como alguna vez hablaron.

Más Ikol Jamás regreso.

En su lecho de muerte Thor lo supo. Según Balder y el resto del ejército humano mataban más demonios más supieron de ellos y de la nada dejo de ser Thanos el que dirigía a los demonios. Ahora era Ikol, el dador de vida, nada más y nada menos que la madre de todos esos demonios.

Comprendió entonces porque en su regreso pese a hallarse cerca suyo, no corrió a su lado a festejar, porque le miro sombrío entre la muchedumbre y marcho sin explicación. Después de su imprudencia supo que Hielo no atacaba como informaron los otros soldados, que solo deseaban poner a prueba los rumores de Balder sobre el arma de su padre y con Balder decidieron que ese era  

Usaron mentiras para forzar acciones. Su propia familia le había traicionado… pero eso ya no importaba, solo deseaba volverle a ver… pedir perdón y ser perdonado. Fue sincero en su último deseo:

“Si pudiera volverte a ver, cruzar camino contigo otra vez… nunca más te dejaría ir…”

Pasaron quince años y los demonios quedaron casi extintos. El frio del continente norte mato la vida en casi todo ese territorio. Mientras Ikol erradicaba de su alma todo sentimiento, nunca más cometería el mismo error.  Vio a Thanos herido pero fiel a su lado renegó contra sí mismo por no poder amarlo y aun sufrir por el traicionero, que uso su amor para masacrar a su familia.

Anuncio su muerte pue eso pedían los humanos para evitar el surgimiento de más demonios.

“Si de poder pudiera… si de cruzar camino contigo otra vez se me permitiera… Te enseñaría el significado de la palabra sufrimiento…”

Fue atravesado por la espada de Odín y este nombrado rey de Asgar, el imperio que se compuso por los doce reinos teniendo a trueno cono el treceavo reino y cede del imperio.

Otros que lentamente miraban la malicia algunos reinos de Asgar. Negaron pertenecer a este y formaron la alianza de los reinos libres. La migración de los habitantes del continente norte por el invierno eterno genero sobre población en el continente sur.

Sin demonios cada imperio prosperaba explotando los recursos de la madre tierra. Matando indiscriminadamente. “Mejorando” la calidad de vida de su gente, usando como obra barata a los migrantes de Norte. Zafiro era el claro ejemplo con sus minas.

Piratas aparecían y robaban a cuanto podían. El mar era su hogar y su territorio.

Laufey después de una tormenta y quedarse encallados en algunas piedras noto algo romperse. Sorprendido miro del medio de un bloque de hielo moverse a un bebe. Tomándolo en brazos  miro a su alrededor sin encontrar señales de vida alguna.

¿Cómo sobrevivió?

No solo supo, pero una vida que sobrevivía a esas condiciones merecía respeto. Se lo llevó consigo.

Catorce años después Salo pillo a una niña caminado sobre la nieve y al contacto con ella la misma nieve se derretía. Quiso quedarse con ella pero según pasaban los días por el frio la niña parecía que moriría. De mala gana entrego a la menor a el reino fuego, cuya esposa del rey con ocho meses de embarazo, al verla tan pequeña e indefensa la acogió cual hija suya y aun después de su muerte al dar a luz, el rey de fuego la adopto como su hija, como fue el deseo de su difunta mujer.

El cuervo diviso lo que tanto buscaba. Sin dudarlo todos los cuervos bajaban y se fusionaban uno con otro para formar un solo cuervo visible a vista humana que sobre el pecho de Loki se posaba ante la mirada incrédula de Thor, y se fundió con moreno.

Bajo la tierra de pacto eterno, del mismo sitio que emergieron los cuervos alguien acababa de abrir los ojos y de un solo golpe salía de su encierro.

Thanos sonreía. Los tiempos habían cambiado tal como veía por medio de sus cuervos. Los humanos se habían multiplicado cual ratas que eran. Deformado los paisajes naturales… causado destrucción. Sin duda la habilidad de Ikol le servía para reconocer este nuevo mundo.

Ahora solo debía ir a por Ikol y nuevamente con el resurgir su especie y vengar la muerte de sus hijos.

 

 

 

Próximo capítulo.

-Nacimiento y Renacimiento: Jormundgander e Ikol

 

 


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