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El Emperador y el pirata por reydelosPK2

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Guerra


Todos sentían la desgracia cerca. Varios migraban sin duda. Algunos de celeste otros de trueno. La razón simple: La guerra tocaría ambos reinos.


Iris miro con firmeza al rey de Oscuro. Aquel reino llevaba ese nombre debido a un extraño fenómeno que solo se presenciaba en sus tierras. El sol era cubierto por nubes negras dejando el reino a oscuras por seis meses. Si bien eso debía desmembrarlo y ser absorbido por otros reinos hizo lo contrario: lo hizo fuerte.


Una persona se hace fuerte por el dolor y las adversidades que sufre en la vida, que supera. Un reino igualmente se hace fuerte por sobrevivir, deja a un lado el bien individual y desarrolla el bien común.


Aquel hombre de mirada oscura miro a la hija de la reina Deonela llegar a su palacio y exigir verlo. Ese hombre era de semblante serio, de ojos negros, de piel pálida con diversas cicatrices marcadas en esta. Alto no tanto. Solo un metro setenta. De mediana edad de constitución fornida.


-Exiges…-rio el rey mirando a la muchacha- ¿Quién eres tú para exigir?-Pregunto calmado tomando asiento en su trono. Su camisa era blanca de bordado sencillo como el de los aldeanos. Su pantalón igualmente, de hecho estaba descalzo y su manto en el suelo y sobre este su corona. Un contraste extraño para un rey cuyo carácter parecía soberbio y clasista. 


-Soy Iris, hija de la Reina de Celeste Deo…


-¿Y quien ha dicho que esa mujer era la reina? El rey ha muerto pero antes de morir ha designado a su heredero y ese era varón, no hembra. Si bien le conoceré yo. Ni vivo, ni muerto ese hombre dejaría a mujer alguna manejando su reino. Mucho lloriqueo y nada de cerebro decía…


Iris sintiendo la rabia recorrer cada centímetro de su ser. Tuvo que tragar su rabia y agacho la cabeza.


-El rey  designado desapareció junto con su maestro. Marcharon a Trueno a comprobar la situación. Jamas regresaron y de la nada trueno ataco nuestro reino. ¿Quién más podía ocupar el trono si no era mi madre?


Un largo silencio reino. El hombre miraba detenidamente a la chica de cabellera castaña clara, casi dorada, ojos marrones, su piel trigueña y ese vestido rojo completaban el cuadro de un atardecer. Se veía sincera, aun una chiquilla que no experimentaba las rudezas de la vida. Sintió pena. Pero de pena no se gana un reino, de pena no se gana una guerra. 


-¿Y qué gana mi reino ayudando al tuyo?


-¡Es obvio!- exclamo Iris perdiendo la paciencia- ¡si no detenemos a Trueno ahora tu reino será el siguiente, después el resto de los reinos libres!- Ese hombre comenzaba a exasperarla. Parecía no comprender nada. Como si estuviera salvo de la guerra.


-solo trueno ha atacado. Solo trueno piensa en la guerra. Uno contra uno creo que es algo justo. Por qué debería ayudar. Tu reino tiene un ejército, tu reino puede hacer frente a Trueno.


-No hablo solo de trueno. El resto de Asgar no tardara en atacar.


El rey negó con la cabeza.


-Asgar puede ser un imperio, pero cada reino es independiente, tiene el libre albedrio de elegir ser o no ser parte de la guerra. Si no han atacado por algo será…-  miro serio su corona en el suelo. Recordó la conclusión de la última guerra. Era un niño, pero recordaba con viveza y nitidez el final de la guerra, como los reyes que componen Asgar unían el poder de sus armas y en un fiero ataque aniquilaban al demonio rey… El ultimo dador de vida que reinaba la cordillera del invierno eterno.


¿Era válida esa guerra?


Se cuestionó. Quizás no. No creía que ninguna guerra fuera valida, pues cada parte tenía un motivo justificado y uno absurdo.


Los humanos creyeron que los demonios no eran necesarios, que su existencia era un peligro pues varios se alimentaban de humanos. Acudieron al continente sur en busca de ayuda y lo tuvieron. Sin embargo la matar al último demonio de hielo el continente norte se volvió frio y repletó de nieve donde los mismos humanos no conseguían vivir. Solo algunos lo lograban sobrevivir sus duras condiciones en las costas del continente Norte… ¿Realmente fue bueno matar a los demonios? Se preguntaron todos y nadie respondió.


-Tú no conoces a su actual emperador. Un ser despiadado y ambiciosos que busca gobernar todo el continente.


-El continente…- rio- poca ambición para un emperador que gobierna ya la mayor parte- pero debes tener razón si sigues aquí de pie exigiendo mi ayuda- alzo la mirada- pero ¿Qué gano yo con ayudarte?… ¿Piensa en que puedes darme que page mi ayuda? 


Iris nerviosa analizo que podría dar a ese hombre. Era indignante, pero era su deber conseguir su apoyo.


-Pídeme lo que quieras y te lo dare


El rey rio.


-¿Segura? Piénsalo bien- intento persuadirla. Mas los ojos de Iris no mostraban ni una pisca de duda, solo desesperación por salvar a su reino.


-¡Acabo de decirte que lo que pidas se te dará!- Exclamo con desespero la joven


-Quiero el reino de Celeste o lo que quede de él- concluyo el rey de Oscuro e Iris quedo muda. Había dado su palabra, había cedido su reino con tal de no verle destruido. 


A dos días las tropas del reino oscuro marchaban llegaban a celeste Celeste.



Aly miro asombrada como su emperador despertaba de su sueño.


-Mi señor- repuso llorosa y sonriendo  de felicidad al verle.


Odín alzo la mirada a la rubia de ojos verdes, la esposa de su hijo. Elevo una mano para limpiar una lágrima furtiva y suspirar pesadamente. No despertaba por gusto, o por estar sano. Despertaba por el vibrar de su arma que anunciaba la muerte de su gente.


-¿Dónde está tu marido mujer?- pregunto serio sentándose sobre la cama.


-Él…- susurro Aly con pesadez y rabia- Él ha atacado a Celeste en su ausencia… ¡se ha vuelto loco!. ¡Se ha llevado a sus generales y el ejército entero!... no ha hecho caso al consejero… -comenzaba a contarle todo lo que su querido hijo había hecho. Odín ya no quiso oírla.


Odín no miro a Aly, simplemente se levantó y comenzó a caminar torpemente fuera de su recamara


-fue su hijo quien lo enveneno para hacerse del reino… - concluyo Aly antes de ver al puerta cerrarse y al monarca marcharse.


Miro desolada la cama de Odín, ¿acaso ni siquiera cuidarle bastaba para que Odín comprendiera que ella no mentía, ni exageraba?, que ella velaba por el reino mientras su hijo lo destruía. Que siego podía estar el emperador por su sangre.


Odín camino por los pasillos y allí pillo a su consejero que le miraba serio.


-viejo amigo- dijo tratando de quebrar su semblante acusador y buscar su ayuda. El consejero suspiro derrotado. ¿Quién era el para enfadarse con el emperador? Cosas peores hiso en su juventud y Odín le perdono y acepto en su reino como consejero.


-Alistare a tu mascota. Lleva décadas dormido, pero supongo que despertara para ayudarte- camino por el pasillo fuera de palacio mientras Odín se dirigía al salón centrar en busca de su arma Mjolnir. Frente a ella la tomo con una sola mano, cosa que Thor no pudo y los otros reyes tampoco por no ser elegidos por la espada.


-Vieja amiga es hora de muestres tu fuerza.


Con su arma salió al patio y allí su consejero concluyendo la inscripción sobre el suelo para realizar una invocación.


-Recuerde que solo durara la ida mas no la vuelta- concluyo con tristeza pues al invocar la bestia de Odín está casi llegaba a su fin igual que su amo.


-Es todo lo que necesito- repuso Odín mirando a su viajo amigo el oso blanco que vestía reluciente armadura dorada. No dudo en montarlo y este rápidamente corría en dirección de Celeste. Aun siendo un oso superaba la velocidad de un caballo. Una bestia realmente aterradora de más de diez metros de pies a cabeza, con unos trecientos kilos y unas garras largas y fornidas, sin mencionar sus colmillos.



Dante hábilmente se metió en medio de ejército enemigo. Sabía que para regresar al castillo de celeste debía pasar por el bando enemigo que se hallaba en la ciudad del embarco. Pensó que escabulléndose en el ejército de Trueno tendría más oportunidades de llegar y quizás de acercarse a Thor. De matarle. Sea como sea debía pasar el territorio enemigo sin ser muerto. 


-¿Quién eres? ¿Y qué quieres?-pregunto el primer general de trueno al insolente hombre que se escabullía como rata en los huecos que se formaban entre las tiendas de campaña de sus hombres.


-yo…-dijo Dante mirando seriamente el lugar, para ver sus posibilidades en caso de pelear o de huir- soy solo un comerciante que huye de la guerra- repuso levantando las manos. El lugar estaba repleto de tiendas de campaña de soldados del reino trueno. Huir de seguro seria complejo, pelear seria perder y no tenía inatenciones de morir. Solo deseaba recuperar su corona y matar a Thor.


Ambos alzaron al mirada al notar pequeños destellos acercarse por el horizonte. Miraron con detenimiento y eran aves de fuego.


Los ojos del general miraban impactados aquellas aves reconociendo a su creadora.


-¡A Las armas!-Grito a todo pulmón dejando solo a Dante y dirigiéndose a su tienda en busca de su escudo y también de Thor.


Dante miro como todos los soldados salían de sus tiendas y miraban las aves de fuego. Algunos corrían al frente tratando de formar un escudo que protegiera los barriles de pólvora. Otros deshacían las tiendas de campaña, un tercer grupo liberaba a los caballos y rápidamente montaba encima cabalgando al frente en busca de la creadora de las aves.


En minutos de ser vista las aves el general salía de la tienda del rey ordenado su retirada mientras Thor le reclamaba pero después quedaba callado al ver aquellas aves sin entender que pasaba. El general de Trueno montaba su caballo y corría velozmente en busca de la creadora como los otros generales y soldados.


-¡lancen los cañones! ¡Derriben esa aves antes que lleguen!- ordenaba Thor y algunos soldados le miraban dudosos de seguir sus instrucción. Al verse ignorado Thor simplemente acudió a los cañones y comenzó a disparar a las aves que ya estaban sobre su campamento.


El general paro velozmente su corcel giro cual toro furiosos miro a su rey gritando “!Detente!” mas era tarde. Las balas del cañón chocaban con las aves de fuego logrando destrozarlas y las llamas caían cual lluvia de fuego sobre el campamento. La llamas rápidamente se avivaban y los soldados que resguardaban la pólvora vieron en segundos sus vidas esfumarse aunque trataron de huir la explosión los alcanzo y perecieron.  


Thor sintió el ardor sobre su piel de aquellas gotas de fuego y se cubrió con su escudo, cuando sintió a alguien detrás suyo clavándole una daga en la espalda. Giro y miro a su agresor reconociéndole como el vendedor de tela. Sin hacerse esperar ataco con su espada y Dante se cubrió con una espada que cogió de una de las tiendas al ver a Thor al descubierto al igual que la daga. La pelea entre ambos daba inicio. Sin embargo las aves comenzaban a bajar a tierra y agredir a cada uno de los soldados que apenas si podían contra atacarlas. Una de ellas aterrizo frente a ambos y sin distinción comenzó a atacarlos. Dante tuvo que olvidarse de Thor y Thor de Dante. Ambos debían concentrarse en esa ave. En buscar alguna forma de destruirla antes que ser muertos por sus llamas.


Dante sintió como era lanzado tres metros lejos con un simple aleteo. También sintió la mitad de su cara quemarse y su pecho también. Thor apenas esquivo el aleteo y creyó su muerte al ser acorralado por el ave. Cuando de la nada una lanza atravesaba al ave de fuego y de esta humo aparecía extinguiendo el oxígeno que daba vida al ave apagándola en segundos.


Thor elevo la mirada y vio a su primer general cuya piel presentaba marcas color gris, mas su piel seguí manteniéndose normal, no cambiaba de color ni sus ojos tampoco.


-¿Q… qué son estas cosas?-Pregunto Thor tratando de mantener la calma y mantener su postura de rey. Mas el general le miro con odios y le dio la espalda


-Solo quédate aquí- Ordeno el general tomando nuevamente su lanza y lanzándola contra otra ave de fuego.


Thor se sintió indignado más obedeció al comprender lo insignificante de su ser ante ese general, ante el enemigo. Alzo la mirada mirando a sus soldados cayendo muertos. Sus otros generales luchando y matando algunas de las aves.


Compendio entonces que los generales no solo eran simples soldados condecorados por su experiencia: eran sorprendentes. Algunos como su primer general y el resto magos que dominaban la magia elemental y también eran hábiles en lucha.


Dante que apenas si se ponía en pie con las quemaduras eran profundas. Miraba incrédulo el escenario. ¿Quién los ayudaba? Deseo saber. Si es que a esto se podía llamar ayuda. Parecía una masacre.


Entre el humo del campo de lucha un caballo se acercaba y sobre este una chica de unos 17 años. Sus ojos rojo escarlatas, su piel color lila, su diminuto cuerpo cubierto por su cabellera dorada… parecía increíble que alguien tan diminuto a comparación de los soldados hubiera causado tanto daño.


-¿Quién eres?-Exigió Thor en tono imponente como si él hubiera derrotado a todas las aves de fuego


-tiempo sin verte Lucas…- rio al chica mirando al primer general de Trueno e ignorando a Thor


-tiempo sin verla excelencia- dijo Lucas reconociendo a la reina de fuego. Ya sospechaba que era ella la que dirigía el ataque, sus miedos se hacían reales.


-¡Traidora!-Grito Thor reconociendo y acusando a Marflow la reina de fuego, reino perteneciente al imperio de Asgar-¡¿cómo te atreves a atentar contra tu propio emperador?!. ¡Rápido capturarla y matarla!-Exigía ardido en rabia a  su general al ver su ejército destruido.


Luca miraba con más rabia a Thor que no comprendía la situación. Esa niña era un demonio puro de fuego. Mientras el solo un descendiente de demonios recesivo. Su fuerza no igualaba a la de Marflow, su poder tampoco y al magia de sus compañeros generales… quizás, pero era mucho riesgo sabiendo que ella tenía su arma. Estaban en desventaja y su rey no dejaba de decir cada tontería.  


-Lucas…- dijo Marflow con tono suave- Sé un buen niño y retírate. Es una orden de los doce reinos la muerte de Thor Odison hijo de Odín, rey de Trueno y el idiota que empezó una guerra que no podría manejar.


-comprendo- el general bajo la cabeza suspirando pesadamente. Ganas tenía de obedecer, pero tenía un juramento que lo ataba  a seguir las ordenes de su rey y protegerlo… un maldito juramente. Empuño su mano derecha sobre la lanza y sin orden alguna o discurso corrió en dirección de Marflow.


El choque de armas fue inevitable, las llamas de la espada de Marflow y el humo de la lanza del general luchaban una por extinguir  a la otra, sin éxito alguno mientras los metales continuaban en contacto. Marflow le dio una patada y bajo de su caballo mirándole para luego negar con la cabeza.


-Bien. Arreglemos esto como los viejos tiempos- Marflow lazo su arma al notar que fácilmente vencería al general con ella y no deseaba eso. Si iba amatarlo lo haría con honor. El honor que Thor jamas conocería. Lucas miro detrás suyo a Thor y al extraño. Y al frente suyo ordenado a Marflow le resto de los generales. Alzo su lanza y se la lanzo a Thor.


-Dijo el oráculo que usted seria el gran emperador que unificaría el continente entero. Que se gravaría en la historia con honor y sabiduría… Le conozco desde niño y solo se dé usted que no sirve para nada. Ni como gobernante, ni como humano. Pero su padre cree en usted. El oráculo también al grado de dejar morir a la reina por traerlo al mundo salvo- la lanza se clavó en el suelo cerca los pies de Thor- Me hare al estúpido y también creeré que mi muerte no será inútil…- concluyo mirando a sus compañero que son su mirada asentían seguirle incluso a la muerte de ser necesario. La batalla dio inicio los cinco generales contra el demonio de fuego Marflow.



Mirarle morir fue quizás un golpe a su conciencia. Recordar sus palabras y mirar como la demonio de fuego de mirada escarlata y piel lilasea con líneas negras caminaba tomando su espada para luego dirigirse a su persona una pesadilla


De la nada el cielo se cubrió de nubes de lluvia y los truenos llegaron. La lluvia también y un viento helado rugía.


Marflow abría sus ojos y contemplaba a Odín. El verdadero emperador se hacía presente montado sobre su bestia ese enorme oso polar.


Como si jamas hubiese visto a su padre Thor le vio llegar sobre esa imponente bestia gritando el nombre de su hijo. Gritando el nombre de sus generales y el nombre de Marflow al reconocerla.


-Odín…- susurro Marflow negando con la cabeza. Superior a Odín era el consejo, y este apoyo la noción de los otros reyes. Thor Denia morir- conoces las reglas. Es Decisión de todos su muerte. ¡Odín retírate!- suplico más Odín no se movía, solo la miraba dudoso de su próxima acción -El oráculo estaba errado. Él no fue capaz de alzar Mjolnir. No es lo que se prometió en las visiones… solo una basura. Eso es


Odín agacho la cabeza. No deseaba ver a Thor al contemplar la destrucción de la ciudad de embarco, esa destrucción causada por su hijo. Miro a sus soldados muertos en el campo de batalla calcinados y también vio el cuerpo de sus generales. Todos tenían razón su hijo no era lo que prometieron los oráculos, pero seguía siendo su hijo lo único que le quedaba de su gran amor y por eso: le protegería.


Alzo su espada y Marflow cerro los ojos comprendiendo que ya no había marcha atrás seguiría matando, matando hasta que la oscuridad de su ser la consumiera es era su destino, más los recuerdos de su hermanastro Yuuki. Sí, su inocencia la reconfortaban. El recuerdo de Brian, Saqra, judas… quizá su vida no fue del todo mala. Experimento lo que era vivir en paz, bajo la luz del sol… con un hombre que la cobijo como un padre… no su vida no fue mala, solo incomprendida su existencia.  


Los truenos caían sobre el suelo de ciudad embarco. Las llamas de las bolas de fuego que Marflow lanzaba también pero la lluvia las debilitaba, el viento las re direccionaba. Sin duda Odín con su arma era sorprendente. Los demonio solo contralaban un elemento a su vez pero Odín con esa arma controlaba el elemento trueno y el clima mismo. Miro como las olas del mar se convertían en laticos que la achacaban y caia sobre el suelo  tratando de aplastarla y cada que trataba de golpear físicamente a Odín ese oso trataba de arrancarle un pedazo ya sea con las garras o lo dientes. Alzo la mirada y vio a Odín con rabia.


-¡No me subestimes!- Grito encolerizada, pues Odín solo usaba su arma y su bestia, mas no la atacaba directamente. Como declarándose superior. La piel de Marflow cabina de color lila a negro y sus ojos se tronaban más rojos y su mismo pelo comenzaba a ser de fuego. Las marcas en su cuerpo se tornaban amarillas y luego azules. Extendió sus brazos y gritaba fuertemente y el fuego era lanzado en todas las direcciones y varios soldados de fuego aparecían y ella señalaba a Odín y también arremetía con un fiero golpe contra el suelo abriendo la misma tierra dejando ver el manto de lava que se escondía abajo. Y de esta formaba  una gran bola de lava que lentamente la cubría mientras ella corría contra Odín. Solo uno sobreviviría.


-¡Muere!- grito a todo pulmón.


Odín miro la desventaba y sintió la pesadez de la edad en su contra. Solo elevo su espada esperando el ataque final. Era la única forma de acabar con esto. Lástima… si sintió lastima por al joven… era tan pequeña y aun le faltaba aprender tanto del mundo, vivir tanto y todo acababa en un abrir y cerrar de ojos.


Cientos de rayos que caían sobre ellos pulverizándoles. No queda nada, no quedaba cuerpo, esqueleto no cenizas solo un cráter y allí en medio del catre las dos armas. La espada de fuego de Marflow que se convertía en una simple daga y la espada de trueno de Odín.


Thor y Dante paralizado apenas si se movieron para parpadear pue sus ojos estaban secos y ciegos por el resplandor. Eso no era una guerra ordinaria eso era un guerra de dioses o lo que fueran esa personas pues humanos no podían ser.


El ejecito del reino oscuro llegaba y el rey miraba con detenimiento el Carter y la destrucción de toda esa área. Iris que era acompañada por su madre y sus tropas también miraban mudos lo ocurrido. Más de la nada sus ojos se posaron sobre Dante que estaba parado al lado de Thor como si fueran estatuas no se movían.


El rey de oscuro rio y negó con la cabeza para bajarse de su caballo y caminar ante los presentes. Más que todo dirigiéndose a Thor


-He conocido la grandeza de tu padre y es por su memoria que he decidido que tu miserable vida no deba acabar todavía. Debes cargar tus culpas- miro la lanza que Thor tenia frente y camino en su dirección para tomarla en mano, mas no pudo sacarla - ¿sabes su nombre?-Pregunto y Thor que paneas si despertaba de su asombró recordó que el general le lanzo su lanza.


- su nombre- repitió y negó con la cabeza


-¿Sabes siquiera el nombre de alguno de los generales que dieron al vida por ti?


Thor negó con la cabeza. El rey de oscuro se acercó a él y tomo de los cabellos para mirarle fijamente a los ojos. Thor podría empujarlo y lanzarle amenaza alguna pero sinceramente seguía petrificado por lo que vio y vivió. Sus ojos mismo no veía bien, aun miraba todo a su alrededor vagamente.


Miro en el corazón de ese insolente. Todo era oscuridad pero dentro muy dentro pudo ver un rayo de luz. Quizás era momento de enseñarle el mundo tal cual era.


-Thor. Rey de trueno acabas de perder tu reino… ahora es mío como lo es celeste.


-¡¿Qué?!-dijo despertando a duras penas de su asombro


-Muchacho ya no tienes ejército. Menos generales que te respalden. Mira mis hombres y mis generales- señalo el ejército que tenía detras suyo- tu imprudencia te ha llevado a perder todo. Mas soy benévolo y no te matare mas no quiero verte en mis tierras tienes tres días para desparecer de la faz de mi reino.


Thor recién despertaba completamente y comprendía la cruda realidad… había perdido todo y ahora mismo no era nada. Sin decir palabra alguna o amenaza solo miro aquella lanza y sin saber porque la tomo y esta se dejó tomar convirtiéndose en una pulsera que cubría su muñeca derecha.


El rey de oscuro camino en dirección del otro muchacho reconociéndole como Dante.


-Creí que el rey de celeste estaba perdido – repuso girando en dirección de Iris.


-Yo…- dijo Dante también despertando del asombró. Mas el rey le tomo del pelo y miro fijamente sus ojos mirando su misma esencia. Tenía lo necesario para ser rey. Suspiro, deseaba quedarse con ambos reino pero supuso que sería molesto.


-Te devuelvo tu reino rey de celeste… ya sabrás trabajar para recuperar su gloria. Yo debo marchar a Trueno y nombrarme su nuevo rey y discutir con los otros reyes. Concluyo bajando al cráter y mirando la daga de Marflow y al espada de Odín.


Olvidando su postura seria solo se agacho y trato de coger la espada de Odín y no pudo levantarla. Molesto miro la daga de Marflow y trato de levantarla tampoco pudo.


-Estúpidos magos...- rengo pues la historia de sabios magos que crearon esas armas dándoles voluntad para elegir a sus dueños. Miro el cielo ¿acaso la lanza del general aceptaba a Thor como su dueño era una facilona?… se preguntó sin poder contener su risa mirando a Iris y su madre murmurando entre ellas su destino ahora que dante regresaba a ser rey de Celeste.


-Sed buenas con el muchacho. Ustedes también buscan el bienestar del reino… dejen su egoísmo que no es su padre solo es un niño que empieza a vivir- concluyo marchando en dirección de su caballo para montarlo e ir con su ejército a trueno.


Aún tenía mucho trabajo pendiente con los otros reyes de trueno que  de seguro no se tomarían a gusto su visita.


Según pasaron los días Una ola de calor comenzó a azotar todo el continente del sur. 


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