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Ya nunca despertar. por CosmosLycoris

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El día siguiente me despierto por culpa de los potentes rayos del sol que me daban directo a la cara. Aun recostado en el suelo, me llegaron de golpe todos los recuerdos de lo sucedido a noche. Taeyong se va a casar... ¡Se va a casar! ¡No! Me levanto bruscamente, revuelvo mi cabello estresado a mas no poder. Miro el reloj y es tres horas tarde para mi trabajo. Maldigo y repito insultos al aire. Por alguna extraña razón no me siento tan mal como debería, ni siquiera tengo mi jaqueca acostumbrada de cada mañana. Intento arreglarme un poco para verme decente. 


Llegué e intento ser discreto, todos siguen sentados frente sus computadoras así que supongo que a nadie le importa mi retraso o de verdad no se fijan en que acabo de llegar. Veo a mi alrededor, todos parecen unos robots sin alma, iguales y sin esencia. Todos menos uno, al final del pasillo diviso a Taeyong. El amor de mi vida, el maldito amor de mi vida. ¿Por qué no puedes ser mío? Llevo tanto tiempo siendo lastimado por ti y ni siquiera te dignas a mirarme. Hice tantas cosas para que me notaras y nada de eso ha servido, solo tienes ojos para ese otro sujeto. Odio su felicidad, ¡odio todo!


Me abrí paso dirigiéndome hacía Taeyong. Tenía los nervios de punta, mis manos apretadas me ardían al igual que el rostro. No me importó el echo de que todos mis compañeros de trabajo estuvieran allí, no me interesó que Jaehyun estuviese allí y mucho menos que Taeyong me odiara. Empecé a gritarle en la cara:


-¡NO TE PUEDES CASAR MALDITA SEA! Yo te amo, desde siempre. Nadie lo hace con tal intensidad que la mía. Podría hacer mil veces más feliz que ese tipo. ¡NO TE CASES! ¡ÁMAME POR FAVOR! No te vas a arrepentir, te voy a satisfacer, te haré feliz en todo momento.


Este solo miraba al frente, sin si quiera inmutarse de todo lo que le acababa de exclamar. En serio, parecía como si me ignorara o mejor dicho, como si no me escuchara.


-Pedazo de...


Mi impulso fue el de golpearlo. Mi puño iba directo a su rostro. El que adoro y elevo como una creación de dioses y en ese momento solo iba a golpearlo. Le dí por debajo del ojo. O eso parecía... Quedé estupefacto, lo que acababa de pasar es lo terrorífico que he presenciado en la vida. Mi mano acaba de traspasar el rostro de Lee Taeyong. Mi puño no le hizo nada, ni un daño, por el hecho de que mi mano pasó de largo, pero a través de él. ¿Qué pasa? Sigo gritando pero nadie parece escucharme, estoy haciendo tremendo escándalo y nadie se sobresalta. Esto es una broma del mal gusto. Quiero tomar de los hombros a Taeyong para agitarlo al mismo tiempo que sigo gritando de forma agonizante su nombre, para que se percate de mi presencia, pero una vez más, no puedo tocarlo. Carajo ¿qué está pasando? Estoy aterrorizado, ni una persona me nota y no puedo tocar a nadie. Estoy confundido, asustado como nunca antes. Al diablo todo. Salgo de este lugar y voy de vuelta a mi casa. A pensar de que corrí desesperadamente, no he sudado ni una sola gota. Subo las escaleras dando brincos, me tropiezo y golpeo mi rodilla, no me duele para nada. Llego a mi departamento y semejante vista que estoy presenciando. Un yo tirado en le suelo, no se mueve, no respira... Me acerco cauteloso y con tanto temor que estoy al borde de la desesperación. Veo directo a los ojos de aquel cuerpo, no se divisaban las pupilas, eran simples circunferencias blancas, estáticas. ¿En estos caso una persona no debería vomitar? Siento un revoltijo asqueroso en mi interior, pero nada sale. Me cuesta trabajo asimilar esto, estoy respirando alocadamente. Estoy que me vuelvo loco. Doy vueltas a mi alrededor, veo los cristales en el suelo en un acto de locura tomo el más grande de los escombros y sin pensarlo dos veces pasé la parte afilada en mi muñeca, justo sobre las venas y arterias. Un intento violento de demostrarme que aun seguía con vida, de que todo esto era una absoluta locura. Seguiría aún bajo el efecto del alcohol y drogas o que todo fuese una pesadilla. Hice una mueca de dolor pero no percibí nada realmente. No había sangre, ni herida, parecía que en vez de pasarme un objeto altamente peligro me acaricié con una pluma. Voltee hacia el cuerpo en el suelo, mi cuerpo.


Yo, Seo Young Ho. Estoy muerto.


Al final, fallecí de dolor, o de amor, es lo mismo. Mi vida, reducida a este final penoso.


Los muertos no pueden llorar, sufren pero no derraman ni una lagrima. Creo que no iba a parar de sufrir y de lamentar hasta este momento. Los muertos no sienten. Esto es lo que necesitaba...


Te amé hasta el final Lee Taeyong. Vive y sé feliz.

Notas finales:

Espero que haya sido de su agrado. 


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