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Así es el destino. por Kouichi_RedSun

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Notas del capitulo:

¡¡Hola nuevamente a todos!!

 

Espero que se encuentren bien y que estén pasando una buena mañana/tarde/noche, aquí les traigo la cuarta parte de este fanfiction que estoy disfrutando mucho de escribir.

 

Sin más que decir por el momento, los dejo leer.

Después de la divertida noche que esos 4 chicos pasaron juntos, todo lo que hicieron fue dormir hasta la mañana siguiente. El primero en pie fue Takeru, quien ya tenía el desayuno listo para sus invitados y en esos momentos lavaba su auto, en lo que el resto despertaba.

 

—Podrías seguir con el mío después— dijo Davis recargado en el marco de la puerta, con nada más que unos shorts negros cubriéndolo. Takeru se giró a verlo, no pudiendo evitar mirar ese abdomen atlético del que Davis era dueño.

 

—Idiota— fue lo único que Takeru contestó, con un sonrojo a penas notorio en sus mejillas y procedió a lanzarle un cubetazo al auto —No lavo carcachas— dijo el rubio algo burlón.

 

—Podemos arreglar eso cuando quieras— dijo Davis con una sonrisa ladina, solo para llevarse un cubetazo de agua, proporcionado con amor de parte de Takeru— ¡C-Carajo, esta helada! — gritó Davis abrazándose a sí mismo.

 

—Jaja, debí tomarte una foto cuando te cayó el agua— dijo Takeru riendo a carcajadas.

 

Davis solo miró con un puchero al rubio y se acercó, tomando la cubeta de agua mientras el rubio se distraía tallando el cofre de su auto, y jalando un poco el cuello de la camisa ajena, le dejó caer un chorro de agua dentro, logrando que el rubio chillara de sorpresa y por el frío líquido.

 

—Supongo que ahora estamos a mano— dijo Davis cruzándose de brazos con una sonrisa.

 

Takeru se quitó su camiseta, buscando evitar contacto con esa helada mancha de agua que se formó.

 

—Hum, nada mal— dijo Davis acercándose y abrazando a Takeru por detrás, acariciando el pecho y el abdomen esbelto y un poco tonificado del rubio.

 

—Hey, quieto— dijo Takeru quitando las manos de Davis, quien soltó una pequeña risa y saltó sobre Takeru y lo derribó al piso.

 

—No, no, yo quiero jugar con este cuerpecito— dijo Davis entre risas mientras ambos forcejeaban en el piso.

—No, Davis, en serio Jaja— pedía Takeru mientras rodaban en el piso — ¡Davis, podemos golpearnos con algo! — exclamó Takeru riendo. Davis ignoraba lo que el menor decía e intentó hacerle cosquillas al rubio.

 

—No hay pretexto que te salve— dijo Davis con decisión, buscando las costillas de Takeru, quien empujando con su pie a Davis, logró soltarse y esconderse detrás de su auto.

 

—Tendrás que amarrarme para hacerme cosquillas— dijo Takeru mirando a Davis como un gato asustado.

 

—Buena idea, así no forcejeas— dijo Davis con una pequeña y maligna sonrisa, antes de que Takeru saliera disparado dentro de la casa, encerrándose en la primera habitación que encontró.

 

—Oh, Takeru— dijo Willis, quien había salido de bañarse y era cubierto únicamente por unos bóxers negros, que delineaban muy bien su redondo y bien formado trasero, además de fijarse en esa espalda fuerte y delineada.

 

—W-Willis lo siento yo… Jeje, L-Lo s-siento— dijo el rubio menor sonrojado, el cuerpo de Willis era también muy atractivo y por más que Takeru quisiera evitarlo, sus ojos miraban el trasero de Willis.

 

—No te preocupes, jeje, pude escuchar el desastre que tú y Willis estaban montando en el garaje— dijo el rubio mayor acercándose a Takeru y revolviéndole el cabello.

 

“¿En serio tenía que encontrármelo en ropa interior?” pensó Takeru al ver de cerca a Willis, tenía un impulso por acariciar el pecho de Willis, saber cuan suave era la piel de su amigo y cuan firmes eran esos pectorales.

 

— ¿Pasa algo? Estás todo rojo— dijo Willis sujetando a Takeru de las mejillas, las cuales estaban muy rojas.

 

—N-No, jeje ¿Por qué debería estar pasando algo? — preguntó el menor rascando su nuca y desviando la mirada algo nervioso.

 

— ¿Seguro? Pareces un tomate.

 

El menor miró a Willis unos segundos y llevando sus manos al pecho ajeno lo apartó suavemente —No es nada… Importante, creo que necesito algo de aire fresco— dijo Takeru bajando un poco la mirada —Creo que… Estoy confundido.

 

—Ah, ya veo, ya veo, así que es eso—dijo Willis sonriendo, no con burla ni malicia, más bien de forma cariñosa y comprensiva.

 

— ¿D-De qué hablas?

 

— ¿Te empiezas a sentir atraído por otros chicos?

 

— ¡C-Claro que no! — exclamó Takeru completamente rojo y con el cuerpo tensado.

 

—Tus reacciones dicen lo contrario Takeru, además, tú sabes que no es nada malo, y si el que te atrae soy yo, mucho menos— dijo divertido el rubio mayor mientras pellizcaba suavemente los cachetes del más bajito.

 

—Bueno… Me has apoyado mucho con lo de Kari pero… No estoy seguro de nada ahora mismo ¿Entiendes? — dijo Takeru en un tono de voz frágil.

 

—Lo sé, pero yo si estoy seguro de lo que siento, y lo que yo siento es que tú me gustas mucho— dijo Willis acercándose —Desde que trabajamos juntos en esa película, me gustaste mucho— dijo acercándose cada vez más a los labios de Takeru, quien estaba inmóvil, mirando los ojos del mayor.

 

—Willis yo… No se…— balbuceaba Takeru, justo antes de que Willis acabara con el espacio entre sus labios, dejando al menor inmóvil por el gesto, no lo empujó, no correspondió, simplemente se dejó hacer, aún sin creer lo que sucedía.

 

—No te pido una respuesta en este momento— susurró Willis en los labios del rubio —Pero piénsalo— susurró antes de dar otro suave y fugaz beso a los labios del contrario

 

Después del desayuno y de que los otros tres chicos se fueran, Takeru y Willis se quedaron solos, el ambiente era un poco tenso, Takeru se encargaba de recoger todo, de forma ansiosa, buscando una pulcritud propia de cualquier individuo obsesivo compulsivo.

 

—Takeru… ¿Pasa algo? — preguntó Willis mirando algo inquieto a Takeru, notaba a leguas la tensión del ambiente.

 

— ¡Claro! Todo está perfecto— dijo Takeru con una sonrisa ligeramente forzada, no era su intención, solo salía así por instinto —Eh… yo iré a… ¡Ah, sí! Jeje, hoy debía llevar mi auto al taller, r-regresaré en un par de horas— dijo Takeru tomando las llaves —S-Siéntete libre de tomar mi otro auto— dijo señalando las llaves del BMW y se fue de ahí.

 

La cabeza del rubio estaba hecha un desastre. Aquella declaración lo había tomado completamente desprevenido, Willis era un buen chico, era atractivo, era carismático y muy gentil, pero lo de Kari seguía fresco y a pesar de las apariencias, el rubio aún no superaba lo ocurrido.

 

Finalmente, Takeru llegó a un taller a la orilla de la playa, donde lo primero que se divisaba era a un chico más o menos de la edad de Takeru, cabellos negros como el azabache, piel blanca y suave, manchada de grasa y aceite. El muchacho estaba sin camisa, mostrando una marcada y muy atractiva espalda, ligeramente ensanchada, fruto de su trabajo en el taller mecánico.

 

—Hola, Kazuma— dijo el rubio bajando del auto, haciendo que el azabache se girase, tenía rasgos un tanto finos, unos ojos verde esmeralda y un abdomen acorde a su trabajada espalda, ni un solo gramo de grasa se asomaba en ese abdomen plano y ligeramente tonificado.

 

—Takeru, hola— dijo el azabache sonriendo —Te daría la mano pero…— el muchacho soltó una risa mientras miraba sus manos cubiertas de grasa.

 

—Veo que de nuevo trabajas en él— dijo el rubio mirando el auto en el que Kazuma trabajaba.

 

—Ya sabes, me costó mucho encontrar uno de estos, mi propio Mustang del 64— dijo sonriendo y bajando el cofre del auto, el cual era negro y tenía un parachoques deportivo, sin defensa y con rejillas en lugar de las clásicas parrillas.

 

—Sí, un Ford Mustang GT de 1964— dijo Takeru acariciando el cofre del auto.

 

—Bueno, mételo aquí, tu pedido llegó ayer— dijo el azabache caminando a una habitación y volviendo con varias cajas a cuestas.

 

—Gracias Kaz… tengo al mejor mecánico de la ciudad.

 

—Bueno, tengo 15 años y mi padre me enseñó desde los 6… no sabes cómo lo echo de menos— dijo el menor mirando una foto en su escritorio, donde se veía a un hombre de tez morena y bastante fornido.

 

—Sí, tu padre era una persona genial, era trabajador, honesto y te quería mucho— dijo Takeru acercándose y tomando la foto en sus manos, mientras Kazuma abría el cofre de aquel GT86.

 

—Lo sé, jeje recogió a un bebé moribundo de un bote de basura— dijo Kazuma sonriendo —Me salvó la vida esa noche— dijo con una sonrisa algo nostálgica y mirando a Takeru.

 

—Fue repentino, ¿no?

 

—Sí, pero murió haciendo lo que amaba, lo que ambos amamos hacer, correr y ser libres por esos diez segundos o menos— dijo el azabache cerrando sus ojos —Y me dejó una forma de sostener mis estudios y hacer lo que más me gusta.

 

—Sigo recordando la bronca que le creaste a los de servicios sociales— dijo Takeru riendo un poco.

 

—Jaja, no pudieron llevarme por más que lo intentaron— dijo el jovencito de ojos verdes mientras reía.

 

<><><><>FLASHBACK<><><><>

 

—Solo queremos ayudarte— decía un hombre de unos treinta y tantos, acercándose a un Kazuma de diez años.

 

— ¡Pues vayan a ayudar a su puta madre! — gritaba el niño blandiendo una llave inglesa para alejar a los trabajadores sociales.

 

—Pequeño, solo queremos que estés bien y que alguien te cuide— dijo otro hombre acercándose.

 

— ¡No me toquen, puedo cuidarme solo! — dijo blandiendo de nuevo esa llave y golpeando a uno de los trabajadores en la mano, provocando un alarido de dolor por parte del hombre.

 

—Escúchanos, bomboncito, te conseguiremos una familia cariñosa que te cuide— dijo una mujer acercándose al pequeño.

 

— ¡No, déjenme! — gritó sujetando aquella herramienta como si su vida dependiese de ellos — ¡No quiero ir con nadie, mi casa es esta y no me moveré! — gritó el infante corriendo hacia uno de los autos y subiéndose al techo de este.

 

— ¡Ya me cansé, estúpido mocoso! — Gritó uno de los trabajadores — ¡Te vienes con nosotros así tengamos que amarrarte! — amenazó acercándose rápidamente, Kazuma reaccionó por instinto y pateó al trabajador en la nariz.

 

— ¡Fuera de mi casa y mi taller! — gritó el niño enfadado y respirando agitadamente.

 

Todos los presentes miraron al azabache y entraron a la camioneta de servicios sociales. Ese pequeño había causado demasiadas dificultades. Poco después un juez apareció en casa del niño, explicándole su situación y que opciones tenía.

 

—Tu mejor opción es ir con estas personas, te encontrarán una familia que cuide de ti, cuando tengas la mayoría de edad podrás hacer de ti lo que quieras— dijo el Juez en un tono tranquilo.

 

—No, no me iré… Esta es mi casa, es mi taller, son mis cosas— dijo el niño golpeando molesto la mesa —Si me sacan de aquí… ¡Será en una caja, justo como a mi papá! — gritó el pequeño con una mirada llena de decisión.

 

—Podemos negociarlo, que te dejen venir aquí una vez por semana y puedas cuidar de tus cosas, también de…

— ¿No lo entiende? No negociaré nada, no me iré— dijo el pequeño —Los quiero fuera de mi casa, papá dijo que todo esto sería mío cuando él no estuviera ¡Así que esto es mío y ya veré yo como arreglármelas! — exclamó el menor levantándose.

 

Pronto la puerta se abrió de golpe, tras esta estaba un hombre de traje, con un portafolios. El hombre respiraba algo agitado, había llegado corriendo.

 

— ¡Señor Wild! — dijo el pequeño Kazuma con una enorme sonrisa.

 

—Kazu, que bueno que sigues aquí, en cuanto supe lo que pasaba, vine lo más rápido que pude— dijo el hombre acercándose al pequeño.

 

—Disculpe, ¿Usted quién es? — preguntó el juez.

 

—Alan Wild, abogado de la familia Kudo, vengo con el testamento dejado por el señor Shindou Kudo— dijo el abogado poniendo su portafolios en la mesa y sacando unos papeles.

 

—Inclusive con testamento, el joven Kudo no puede tomar posesión de… —

 

—Claro que puede, el testamento especifica que todos los bienes materiales, incluidos la casa, los autos y taller de Shindou Kudo pasaran a manos de su hijo adoptivo, Kazuma Kudo inmediatamente después de su muerte. El señor Kudo sabía que algo como esto podría pasarle a él y que Kazuma sería alejado de lo que le pertenece por derecho, he de ahí que escribió con antelación este testamento— dijo el abogado mirando al juez.

 

—Aun así, el niño solo tiene 10 años, necesita de un tutor legal— debatió el juez.

 

—Se equivoca, Kazuma necesitaría un tutor legal si no tuviera nada, ese tutor estaría obligado a darle techo, educación y todas las necesidades que el menor requiera, pero ya que él tiene los medios para sostenerse, solo necesita un representante legal, que bajo las circunstancias, soy yo, así que me harían un gran favor si dejan de hostigar a mi cliente— dijo el abogado. Sin más argumentos, el juez y el resto de las personas presentes se retiraron.

 

—Gracias, señor Wild— dijo el azabache.

 

—Gracias a ti por resistirte

 

<><><><>FIN DE FLASHBACK<><><><>

 

—Sí, el alboroto esa noche fue colosal, varios de nuestros vecinos se dieron cuenta— dijo Takeru sonriendo —Cuando tenías el taller en Odaiba.

 

—Si, en cuanto me dijiste que te vendrías para acá, no lo pensé ni un poco para seguirte, eras mi único amigo y me ayudabas cada que podías.

 

—Sí, y ve ahora, estás convirtiendo el taller de tu padre en una franquicia, esta es tu tercer tienda— dijo Takeru sonriendo —Conseguiste un contador de confianza y administradores experimentados, obvio, el señor Wild te ayudó mucho también.

 

—Sí, él me ayudó mucho, él me consiguió ayuda psicológica para superar la muerte de papá, consiguió gente que trabajara el taller cuando era muy joven, entre otras cosas— dijo Kazuma sonriendo y mirando a Takeru.

 

—Sí y ahora tu trabajas este taller de la playa, tienes un buen administrador y varios mecánicos— dijo Takeru —Pero solo tú puedes tocar mi GT86

 

—Lo sé, lo sé, solo mis mágicas manos pueden hacer que resista a un conductor tan bestia como tú— dijo Kazuma entre risas.

 

—Pendejo— dijo Takeru dando un puño al hombro de Kazuma.

 

—Jajaja, es la verdad— dijo el azabache mirando a su amigo —Y… ¿Cómo lo estás tomando?— preguntó refiriéndose a lo de Kari. La cara del rubio se tornó un tanto tristona, le dolía aún el recordarlo.

 

—Yo… Creo que bien, mis amigos me han ayudado mucho en eso— dijo el rubio rascando un poco su mejilla, soltando un suspiro, ahora también tenía que lidiar con el hecho de que Willis estaba enamorado de él.

 

—Me alegra escuchar eso, aunque… tú tienes algo más y no me quieres decir— dijo Kazuma picando al rubio en la mejilla.

 

—Ah… n-nada importante— dijo el rubio mientras su amigo volvía a enfocarse en el auto.

 

— ¿Te han dicho que para ser actor mientes muy mal? — dijo Kazuma retirando algunas piezas y lanzándolas por ahí

 

—Ugh… es… agh… es Willis— dijo el rubio acompañado de un suspiro, ante la mirada extrañada del joven mecánico.

 

— ¿Tu amigo de Norteamérica?

 

—Sí, ese mismo.

 

— ¿Le pasa algo? — preguntó con un leve aire de preocupación el azabache.

 

—Él se me declaró esta mañana… yo no sé qué pensar realmente— dijo el rubio algo desanimado.

 

—Ya decía que te veías raro, más confundido y tonto de lo normal— dijo Kaz riendo un poco —Bueno, no sé si yo pueda aconsejarte bien en eso pero antes que nada no te precipites, y analiza tus sentimientos— dijo mientras miraba al rubio y se sacudía un poco las manos.

 

— ¿Analizar mis sentimientos?

 

—Sí, el cómo te sientes a su lado, si disfrutas su compañía, si te hace sentir bien, que te haga sentir querido— dijo el azabache —También cuenta mucho que te guste pasar tiempo con él y que se diviertan juntos, dime Tak, ¿Cómo te hace sentir él? — le preguntó el jovencito mientras dejaba de hacer su trabajo para esperar la respuesta del rubio

 

Takeru empezó a reflexionar sobre sus propios sentimientos, Willis era un chico fantástico, divertido, alegre, educado y le gustaba su compañía. ¿Era mala idea darle una oportunidad a Willis? ¿Qué era lo peor que podía pasar? Seguro que si las cosas no resultaban podrían seguir siendo amigos.

 

—Yo… Creo que debería darle una oportunidad— dijo Takeru con una sonrisa dibujada en su rostro.

 

—Ahí lo tienes, ignora lo que diga la gente, solo piensa en lo que te haga sentir bien— dijo el azabache volviendo a su trabajo.

 

— ¡Sí, se lo diré cuando regrese a casa! — dijo el rubio con una gran decisión en su mirar y en su voz.

 

—Yo te apoyaré en lo que sea que te haga feliz— dijo Kazuma sonriendo de forma suave y mirando feliz a su amigo.

 

---------------*-------------

 

¿Cómo se suponía que iba a encarar a Matt para decirle que le gusta? Después de hablar con Joe, Taichi estaba bastante envalentonado de hacerlo, pero tras pensarlo detenidamente, no tenía ni la más remota idea de cómo podría expresar sus sentimientos sin parecer cursi. No se estaba acobardando, pero simplemente, no sabía cómo expresarle sus sentimientos al rubio

 

— ¿Has pensado en ser directo? — preguntó Mimi mirando al castaño, tumbada sobre su estómago en la cama del mayor.

 

— ¿Bromeas? Seguramente Yamato me daría un puñetazo en la nariz— dijo el castaño algo inquieto.

 

—Claro que no, es tu mejor amigo y no es como si no supiera que eres homosexual— dijo Mimi observando al castaño que caminaba de un lado a otro.

 

—Lo sé pero… no es algo que sea fácil de decir, quiero hacerlo pero no sé cómo hacerlo.

 

—Taichi, tienes que ponerte los pantalones y decírselo— dijo la chica levantándose y tomando la mano del mayor —Yo estaré a tu lado, pero hazlo— dijo sonriendo y acariciando la mano del moreno.

 

—Mimi… gracias— dijo el jovencito esbozando una sonrisa.

 

—Vamos, llámalo Tai, este es el momento— dijo ella acercándole su teléfono al joven de ojos chocolate.

 

Taichi solamente asintió y buscó en el directorio del celular el número del rubio, marcando este sin dudar ni un poco.

 

— ¿Hola? — se escuchó la voz al otro lado de la línea.

 

—H-Hola, Matt— dijo Taichi un tanto nervioso, jugando con su mano libre en la colcha de la cama.

 

—Taichi, ¿Qué pasa? — preguntó el chico con la voz bastante alegre.

 

— ¿Estás ocupado?

 

—Hum… de momento no, ¿Quieres hacer planes?

 

—Eh, sí, me preguntaba si querrías venir hoy a mi casa, tengo que decirte algo

 

—Oh, vale, entonces voy saliendo para allá— dijo el rubio antes de colgar.

 

Pasado a lo mucho media hora, el rubio estaba ya en casa de Taichi, quien lo esperaba sentado en el sofá, Mimi estaba a su lado, como prometió. Ambos chicos se miraban entre sí, el rubio notaba la atmósfera un poco tensa.

 

—Y bien, ¿De qué quieres hablar? — preguntó Yamato mirando a su amigo directamente a los ojos.

 

—Bien… Matt, yo… tengo que decirte algo muy importante— dijo el castaño jugando de manera algo nerviosa con sus manos, el rubio asintió y le indicó a su amigo que prosiguiera —Bien… yo quería decirte que… que… — el castaño empezaba a sentir un nudo en su garganta, así mismo, un remolino de emociones se formaba en su cabeza, imaginándose diversos escenarios de como acabaría su declaración. El castaño comenzaba a acobardarse, pero una suave palmada en la espalda, por parte de Mimi le hizo sentir de nuevo un poco de seguridad.

 

—Taichi, ¿Qué pasa? Estás actuando un poco raro— dijo el rubio mirando a su amigo con bastante curiosidad.

 

—Matt tu… Tú me gustas, tú me gustas mucho desde hace tiempo— dijo Taichi cerrando sus ojos y empuñando las manos —Sé que estás con Sora, sé que su relación va bien pero… ¡Ya no me quiero callar, quiero que lo sepas!— dijo el moreno apretando los puños.

 

El rubio no cabía en su asombro, no creía lo que escuchaba salir de la boca de su mejor amigo, no sabía que decir, se sentía halagado, pero sinceramente, también confundido e inquieto.

 

—Tai… ¿Hablas en serio? — preguntó el rubio sin cambiar su expresión de sorpresa.

 

—Si… yo… yo tenía miedo decírtelo… pero me gustas como no tienes idea— admitió el moreno con la mirada baja.

 

El rubio se levantó, Taichi cerró sus ojos con fuerza, esperando un golpe o algo así, pero todo lo que recibió fueron unas palmaditas en la cabeza y una caricia en uno de sus hombros.

 

—Me siento halago Tai yo… no pensé que te sintieras así, pero sabes que estoy con Sora— dijo el rubio.

 

—Lo sé y… respeto eso, de verdad… yo solo quiero que sepas eso… y… y que yo no quiero que se rompa nuestra amistad— dijo el moreno mirando a su amigo con los ojos llorosos.

 

—Gracias Tai, eres un chico genial, de verdad— dijo Yamato con una sonrisa — Además ¿Romper nuestra amistad? No seas idiota, nuestra amistad no se romperá por nada- dijo tomando la mano de Tai y estrechándola con fuerza —Eres mi mejor amigo, tonto; aunque si de verdad te gusto… no sé qué pueda pasar mañana, pero entre tanto, no dudes en buscar a alguien más, eres mi mejor amigo Tai y nunca te voy a dejar de lado.

 

El moreno no pudo contener las lágrimas, estaba feliz, feliz de que su mejor amigo no lo odiase y que lo aceptara a pesar de todo, el rubio sonrió y dio un golpe a Tai en el hombro.

 

—Ahora, ¿Por qué no vamos los tres al cine? — Dijo mirando a Mimi también —Sora está en su práctica de tenis y luego irá con unas amigas— mencionó Yamato mientras caminaba a la puerta.

 

—Claro, tiene mucho que no salimos juntos— dijo la pelirrosa en ese tono escandaloso y jovial de siempre.

 

—Pues andando— dijo Taichi secándose las lágrimas y abrazando a Yamato, rodeando el cuello del rubio con su brazo.

 

---------------*-------------

 

—Está listo, Take— dijo Kazuma cerrando el cofre del auto —Filtro de aire frío, sistema de escape deportivo sin silenciador ni catalizador, llantas semi slicks y un intercooler de 30 x 45, esta cosa fácil ya tiene cerca de 300 caballos.

 

—Genial, gracias Kaz, ahora tengo que ir a casa— dijo el rubio con una ilusionada sonrisa.

 

—Hey, te voy a acompañar, yo quiero ver la escena— dijo Kazuma haciendo un corazón con sus manos.

 

—Tonto, se supone que debe ser un momento íntimo y privado— se quejó Takeru mientras veía a su amigo lavarse las manos.

 

—Sí, va a ser íntimo, pero tendrá a tu mecánico de cabecera curioseando en la intimidad— dijo Kazuma poniéndose una camisa azul celeste de manga corta, dejando esta desabotonada y tomando las llaves de su Mustang.

 

—Eres un…

 

—… cállate y déjame ser feliz— dijo entrando a su Mustang, mientras Takeru subía a su GT86.

 

Ambos chicos salieron del taller, pasando primero a comprar algo y después, fueron directamente a la casa del rubio, quien se bajó de su auto. Por otra parte, Kazuma se escabulló a la terraza trasera para poder observar, desde la gran puerta de cristal de la sala, podía observar a Willis, sentado en la sala con un claro gesto de preocupación.

 

—Willis, ¿Estás aquí?— preguntó Take entrando a la casa. El otro rubio se sobresaltó un poco al escuchar aquella voz.

 

—A-Ah, sí, estoy en la sala— dijo Willis levantándose, el rubio caminó dentro de esa habitación y miró a Willis con una sonrisa.

 

—Willis… yo… creo que sería buena idea que… que intentemos llevar una relación— dijo Takeru acercándose a Willis y dándole una rosa roja, sorprendiendo mucho al americano, quien tenía una boba sonrisa en su rostro —Claro… a menos que hayas cambiado de opinión.

 

— ¡N-No, para nada! — dijo Willis aceptando la rosa y abrazando a Takeru, a la par que le daba un tierno y profundo beso en los labios. Desde afuera, Kazuma sonrió suavemente, se sentía feliz por su amigo.

 

—Bien hecho, T.K— susurró y se volvió a escabullir fuera, regresando a su auto y mirando hacia la casa —Eres un chico genial, te mereces lo mejor— susurró encendiendo el motor.

 

Takeru abrió la puerta junto a Willis y le hizo una seña a Kazuma, quien se bajó del auto y miró a la nueva pareja.

 

—Así que este es el fisgón, metiche amante del yaoi— dijo Willis mirando al azabache, quien comenzó a sudar frío ante la gélida mirada que le dedicaba el rubio.

 

—Willis, no seas así con él— dijo Takeru entre risas —Además, si él quisiera, podría patearte el trasero.

 

—No soy tan débil como crees— dijo Willis enderezándose un poco e inflando su pecho ligeramente.

 

—Bueno… Estudio Tae Kwon-do desde los 5 años, ya soy cinta negra— dijo el azabache, haciendo que toda la gallardía de Willis se fuera al drenaje.

 

—Jaja, vamos, vamos— dijo Takeru sonriendo —Kazu, ¿Te quedas a comer?— preguntó mientras miraba a su amigo.

 

—Ah, bueno, si no les molesta— dijo el azabache apagando de nuevo el motor del auto.

 

—Es un lindo Mustang, ¿Cuántos caballos tiene?— preguntó Willis

 

—Ah, mi Mustang del 64, lo he llevado a 800 caballos de fuerza— dijo Kazuma sonriendo ante la expresión de Willis, no cabía en su asombro.

 

— ¿Y-Y es seguro conducirlo?

 

—Sí, obvio, la potencia va de la mano con su gran sistema de suspensión, frenos y llantas.

 

— ¿No te da miedo?— preguntó el rubio mirando el auto con cierta fascinación.

 

—Bueno, realmente no, me encanta sentir como la adrenalina fluye por mis venas cuando piso a fondo… Me hace sentir como papá— dijo sonriendo algo nostálgico.

 

—Seguro tu papá es un sujeto genial— dijo Willis sonriendo.

 

—Lo era… Murió hace 8 años… Estaba conduciendo su auto, un Chevrolet Camaro SS de 1970, lo llamaban “Banshee”.

 

—Oh, lo siento yo… no sabía— dijo Willis avergonzado.

 

—Descuida, no es tu culpa— dijo Kazuma mirando su Mustang —Mi objetivo es crear un auto superior a Banshee, y este es el auto con el que lo haré, todos lo llaman “Wraith”— dijo el azabache sonriendo orgulloso.

 

— ¿800 caballos y aún no lo supera? — preguntaron Willis y Takeru a la par.

 

—Ese Camaro era un monstruo, 950 caballos de fuerza, aunque hace una década atrás, la tecnología no era lo que hoy, este Mustang tiene una suspensión completamente ajustable, llantas de competencia, frenos de disco ventilados con pinzas de competición y un chasis reforzado— dijo Kazuma —Eso es lo que hacía del Banshee un monstruo… El chasis se torció al arrancar y hubo una pérdida súbita de control— dijo el jovencito de ojos verdes.

 

—Wow,  jamás había conocido a alguien con un conocimiento como ese sobre autos— dijo Willis.

 

—Llevo toda mi vida en el negocio, es natural jaja.

 

—Bueno, eso supongo— dijo Willis rascando su nuca y mirando a Takeru —Bueno, vamos a comer, muero de hambre— dijo el rubio.

 

—Jaja, entonces andando— terminó Takeru con una sonrisa, mientras los tres chicos entraban a la casa.

Notas finales:

Bueno, introduje a un personaje nuevo, uno de mis OC, espero que el personaje sea de su agrado, porque tendrá una activa participación en el transcurso de la historia.

 

Espero que este capítulo les haya gustado y sigan leyendo, espero pronto poder subir el quinto capítulo.

 

Matta ne


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