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El fin del mundo y más allá por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

¿Qué tal va? ¿Les gusta?

“Hola, ¿Qué tal te va?” preguntó Nagato a Konan, que se encontraba recogiendo vegetales de los terrenos de cosecha de la aldea. La mujer levantó la cabeza, con una cesta de zanahorias en las manos. La chica se había adaptado sorprendentemente bien para ser alguien cuya llegado fue sorpresiva. Al principio, cuando por primera vez bajó del tren, todos se sorprendieron de que hubiera alguien nuevo. Pronto sus miradas de admiración y desconcierto se volvieron unas de recelo, que a las pocas semanas se disolvieron al ver la buena intención de la joven. “He escuchado que también ayudas en la producción de papel.”

“Sí, me ha ayudado mucho, sobre todo para conseguir una casa” contestó ella, poniendo la cesta en su lugar. La cosecha para el invierno estaba casi terminada, sobre todo porque este se acercaba rápidamente. “¿Quieres un poco de pan? Todavía tengo un poco de la última repartición del día”

“Sí, claro” a lo lejos, Naruto reía mientras veía a su primo coquetear con esa chica. Sasuke ni siquiera lo miró, estaba acostumbrado a que su novio no prestara la más mínima atención. Por desgracia el profesor a cargo de la clase no lo estaba.

“Naruto, ojos al frente” le susurró Neji, uno de sus amigos. El Uchiha sintió ganas de decirle que alejara sus resbalosas manos de su rubio, pero no quería quedar como un idiota enfrente de todos, así que mantuvo la boca cerrada. Aunque buenas razones no le faltaban Hasta hace algún tiempo Neji había sido un auténtico bastardo engreído, más el Uzumaki lo había derrotado en un combate, mostrándole que incluso alguien que era llamado inútil si se lo proponía le ganaba. Desde entonces el geniecillo Hyuga tuvo un cambio de actitud… y una tendencia muy extraña a pegarse al rubio. Casi parecía su prima. Hablando de ella, estaba haciendo lo posible por ocultar su rabia al ver al pelicafé tan cerca de su amor.

“Hyuga… los dos, mirada al frente” les recordó el Uchiha a ambos jóvenes, que estaban ojeando una cosa que le pertenecía. Naruto no le hizo caso, pero los dos ojiblancos prestaron atención al pizarrón.

“Parece que Nagato está enamorado ttebayo” murmuró Naruto, que no veía el iracundo maestro que se le acercaba con una amenazante aura.

“¿Ah, sí?” por un segundo incluso Iruka se distrajo, pero luego regresó a la realidad. “¿Y qué tiene eso que ver con las primeras oleadas de zombies a principios de la era Z, eh, Naruto?” el rubio volteó espantado. “¿Puedes mencionar cuales fueron los primeros mecanismos de dispersión ideados por nuestros antepasados?”

“Primeros…” de repente algo se le vino a la cabeza de la lectura que estaba haciendo con Sasuke. Realmente, debería tomar como habito estudiar después del sexo, hacía mucho más fácil aprender. “Fueron palomas cargando celulares que tenían activada la función de temporizador o de alarma.”

“Eso es… es… correcto” el profesor parecía confundido. Todo el salón se volteó a mirar al Uzumaki. Era la primera vez en su vida que tenía una respuesta acertada. “Naruto… ¿te sientes bien?”

“¿Eh? ¿Sólo porque contesté una pregunta piensan que estoy enfermo? Qué malos ttebayo” les lanzó chispas con los ojos.

“Claro que no, jefe” Konohamaru, uno de los más jóvenes del grupo, se levantó. En esa escuela se agrupaban a los niños de todas las edades para que estudiaran, ya que no habían suficientes profesores para dividirlos en clases por edades, así que tenían como compañeros a niñitos. “¡Sólo están impresionados por su inteligencia kure!”

“¡He! ¡Se los dije! ¡Puedo ser inteligente!”

“Tras muchas horas de clase de preparación y repaso conmigo” señaló Sasuke, dispuesto a pinchar la burbuja del usuratonkachi antes de que los Hyuuga tuvieran oportunidad de dirigirle la palabra.

“Eso sí me lo puedo creer” Iruka volvió caminando a su pupitre. “Sigue dándole clases particulares, Sasuke-kun, y quizás Naruto pueda ponerse al corriente con todo lo que estamos haciendo.”

“¡Hey! ¡No soy tan malo ttebayo!”

“No, eres peor, baka” Sakura, una de las más brillantes alumnas de la clase, le dijo, sacándole la lengua. Hace tiempo a Naruto le había gustado ella, pero ahora sabía que no tocaría a esa chillona ni con un palo. El maestro estaba a punto de continuar con la clase, más un sonido de madera chocando contra madera lo detuvo.

“¿Qué?” miró por la ventana a la campana de alarma que colgaba de hilos ahí. “¿Una brecha en la seguridad?”

“¿Zombies? ¿En serio?” los chicos empezaron a murmurar entre ellos. Consciente del peligro, el Umino los sacó del aula. Todos los edificios tenían refugios subterráneos en caso de que algo así sucediera. Además todos los niños tenían entrenamiento y los mayores ya habían estado en el exterior para recolección de suministros.

“¡Niños! ¡Por aquí!” los dirigió hasta el lugar, dejando la clase como estaba. Los chicos se sentaron a su alrededor, esperando a que la brecha fuera reparada. Unas horas más tarde, Kakashi Hatake abrió la puerta.

“Ya está bien” anunció el peliplateado. “una sección del muro estaba debilitada y cedió ante la inusual presión de los zombies que trajo consigo el camión. Ya ha sido reparada, pueden irse a casa. Por seguridad un adulto los acompañará”

“Kakashi-niichan…”

“¿Qué pasa, Naruto?”

“¿Están bien todos? ¿No hubo casualidades?” era obvio que estaba preocupado. Hace poco había visto a su primo en los campos de cultivo acompañando a aquella chica, fácilmente podrían haberlo tomado desprevenido en un sitio como ese. Aparte si había habido una infiltración, su padre estaría al frente de los defensores.

“Hasta ahora no” señaló la puerta. “Regresen a casa, esta vez pasarán la noche en los refugios de emergencia. Sus familias ya deben estar ahí.”

“Sí, claro” Neji tomó las manos de Hinata y Hanabi antes de salir. Sabía que Hiashi, que se encargaba de los tres desde la muerte de Hizashi en el frente, estaría cumpliendo con su deber en lugar de preocuparse por ellos. “Vamos, Hinata, Hanabi-chan. Hoy en la noche prepararé unos fideos udon para cenar.”

“Hai, Neji-niisan” las chicas lo siguieron. Naruto también se fue, siguiendo a Kakashi hasta su casa. No encontró a su madre, ella estaría justo al costado de su padre escaneando el área en busca de posibles amenazas. Entró en casa, donde Tsunade lo esperaba en el refugio de emergencias.

“Hola, baa-chan” se sentó frente a ella, cubriéndose en la oscuridad con una manta. La rubia encendió una vela, alumbrándolos. “¿Esto te resulta familiar?”

“Un poco, sí” respondió ella. “Aunque para serte sincera los únicos refugios de seguridad en esos tiempos estaban en la escuela” se aseguró de que la puerta de metal estuviera bien cerrada. “Debimos haber implementado una medida como esta antes.”

“¿Perdieron a muchos por eso?”

“Más bien perdimos demasiadas raciones de emergencia y estuvimos a punto de morir de hambre, pero lo pasado pisado” sacó un recipiente. “Supongo que hoy tendrás un festín, lo único que pude improvisar era ramen.”

“Genial” comenzaron a comer. “Abuela Tsunade… ¿Cómo podían combatir a tantos zombies siendo tan pocos supervivientes?”

“Niño, no se puede sin bajas. Seguro que ese libro que has estado leyendo te ha mostrado la realidad, incluso antes de que yo naciera” se recostó contra la pared. “Recuerdo que mi abuelo me contaba cuentos acerca de cómo eran las cosas antes. Cuentos muy extraños… me encantaban. Entonces mi otro abuelo venía y me decía que eran cosas del pasado, que debía ajustarme a mi realidad… si quería vivir.”

“Parecían tener personalidades opuestas”

“Eso sucede en muchas parejas, se complementan. Y son felices juntas de esa manera” ella suspiró. “Vamos, termina tu comida. Hay que dormir, es mejor que hablar de temas deprimentes en un agujero.”

“Como digas, abuela”

-En la casa Uchiha-

“¿No hay nadie en casa?” preguntó Sasuke al llegar. La situación era de emergencia, así que tampoco esperaba que hubieran muchas consideraciones para con él de parte de nadie. Itachi debía estar junto con sus padres y si él no se quedaba… bueno, al menos le había dejado algo rico de cenar, sopa de tomate. “Itadakimasu”

“¡Sasuke!” alguien lo sorprendió. Volteó y vio a Shisui, que al parecer había venido corriendo desde el frente. “¿Estás bien? ¿No te pasó nada?”

“No… yo…”

“Itachi me mandó a asegurarme de que estuvieras bien, así que toma la olla y vete al refugio, no es bueno que te quedes fuera por mucho más tiempo” le aconsejó su primo, empujándolo. “Ahhh, sí, y no salgas para nada. Todavía estamos rastreando el perímetro.”

“Puedo defenderme”

“Sí, eso dicen todos los de tu edad” lo metí en el hoyo de puerta metálica. “Hasta mañana, pequeño”

“Adiós, Shisui-nii” Sasuke prendió la vela y Shisui cerró la puerta. Los ojos de Sasuke estaban tristes, observando las sombras que la tenue iluminación del lugar le daba a su pequeño refugio. “Ahora que lo pienso, en algún momento ellos se deben haber sentido igual de atrapados que yo en este hoyo” sacó el libro. “Quizás pueda leer un rato. Total que no lo hago muy seguido.”

“Mírenlo ahí” Itachi abrió la puerta la mañana siguiente, sonriendo cuando vio a su durmiente hermano echado sobre las mantas que había en el fondo del pozo. Se veía tan inocente y angelical. “Les dije que estaría bien, sabe usar la espada como nadie, es inteligente… no sé qué más podrían pedir en un hijo.”

“No nos malentiendas” Fugaku puso su arma contra la pared, dejándose caer en una de las sillas. “Estamos orgullosos, pero creemos que el linaje debe perpetuarse. Por eso presionamos para que se case… en realidad a los dos.”

“Todavía es un niño”

“A su edad nosotros ya te esperábamos” anunció Mikoto, empezando con los preparativos para el desayuno. Itachi suspiró cansado. Sí, hace mucho tiempo la edad apropiada para tener hijos era mucho más tarde, pero con la presión de los zombies y todo eso la mayoría de parejas se precipitaba en… cómo decirlo… dejar sus genes para la posteridad. “Tú ya estás algo pasado de años.”

“Gracias, madre en serio” Sasuke comenzó a desperezarse al escuchar conversaciones a su alrededor. Frotándose los ojos, se descubrió para salir del agujero. Su madre ya estaba poniendo el pan en frente de cada uno de los miembros de la familia. “Deberían dejar de preocuparse por eso. No soy el único soltero de más de veinte años”

“Obito se comprometió con Kakashi y Shisui ha estado tratando de encontrar a alguna chica que le guste” anunció la mujer con un tono severo. “Por eso creo que deberían ser más serios respecto a esto.”

“No nos vamos a morir por no tener hijos en plena adolescencia” todos lo miraron. “¿Qué? He estado adelantándome en las clases. Al parecer en épocas antiguas tener un hijo a los dieciséis era muy mal visto. Aparte de una catástrofe para la vida de las personas implicadas.”

“Hijo, eso fue antes de que vinieran los zombies y se comieran a la mayor parte de nosotros. Ahora tenemos que dejar herederos antes de ser devorados.”

“Se preocupan demasiado, han salido miles de veces y no han vuelto con un espadazo en la cabeza” señaló el mayor, que estaba de acuerdo con su hermanito.

“Hay muchos otros que no lo han hecho, lo sabes muy bien” sí, lo sabía. Una vez, en una misión, fueron sorprendidos por un grupo de muertos en medio del camino de regreso y uno de ellos fue imprudente. Ni siquiera pudo recuperar su cuerpo por la cantidad de ellos que lo mordieron. “Tú lo entiendes, ¿verdad?”

“He estado ahí muchas veces, claro que lo entiendo” apretó los dedos. “Pero esa no es razón para presionar tanto a sus hijos. Ya nos casaremos cuando sea el momento. O mejor aún, cuando nos llegue el amor.”

“Itachi…”

“Es inútil, Mikoto, déjalos” Fugaki se metió en la conversación, señal de que estaba cansado de la conversación. “Ya verán que tenemos razón”

“Como digas” el menor se levantó de la mesa tras comer su pan. Justo como pensaba, esos dos iban a obligarlo a formalizar con Naruto tan pronto como se enteraran de que estaba con él. “Mis clases van a comenzar, con permiso”

“Ve con cuidado” mientras avanzaba el adolescente miró el lugar donde se guardaban los suministros. Era de metal, del metal que habían logrado recolectar y reciclar de las generaciones anteriores, al igual que sus espadas, reforjadas y reparadas una y otra vez. Acarició el mango de la suya.

“Cuanto más vamos a vivir así…” se preguntó.

“¿Estabas pensando en mí acaso ttebayo?” Naruto le pasó un brazo por los hombros. Sasuke se congeló en ese momento, luego miró a todas partes con miedo. Se deshizo del brazo con fuerza. “¿Qué te pasa ttebayo?”

“No en público, te lo he dicho una y mil veces” le regañó en un susurro. “Podemos haber hecho toda clase de cosas, pero todavía no estoy seguro de nada” siguieron andando. “He escuchado que han tenido que hacer una dispersión de emergencia.”

“Sí, bueno… es una suerte que podamos producir energía eólica, así que tenemos que cuidarla bien” señaló los molinos que se veían a la distancia. “Los aparatos de dispersión son muy costosos cuando se trata de energía… o al menos eso es lo que dijo mi padre” apartó la vista. “También ha dicho que han estado recolectando metal en las construcciones más altas”

“¿Sí?” se interesó el Uchiha.

“Sí. Para la próxima primavera tendremos un nuevo carro de combate, equipado con todo y caballos para transportar más alimentos y provisiones ttebayo” sus ojos se pusieron brillantes. “¿Crees que me dejen ir?”

“Todavía nos falta para completar la instrucción formal, conoces las reglas”

“¡No es justo, dattebayo!”

“Con esa actitud menos te van a dejar” sonrió él. “Venga, vamos a clase, usuratonkachi. No puedes perdértela ahora que sí sabes algunas de las respuestas” recordó el día anterior. “Sakura casi se va de espaldas al escucharte responder correctamente y creo que Iruka también”

“Me hubiera encantado ver eso” siguieron hasta llegar a la entrada del edificio antiguo que hacía las veces de escuela. “¿Querrías acompañarme a alguna parte más tarde, teme? Tengo algo que mostrarte.”

“Algo que…”

-Más tarde-

“Si es una maldita… ¡woow!” Sasuke no se lo podía creer. Tenía delante de sí un carro de combate todo recubierto de metal, muy artesanal comparado con los que hacían los adultos, pero resistente. El diseño incluso era perfecto en mantener el tamaño adecuado de las rejillas de visibilidad para el conductor y los vigías. “¿Lo has hecho tú?”

“¡Sí, enterito!” el rubio se golpeó el pecho. “No podía dejar que nadie más lo viera. Si papá se enterara de que lo tengo me obligaría a dárselo a otros.”

“No lo creo, usuratonkachi. Tu cochecito” lo señaló con un poco de desprecio. “Es muy pequeño” el Uzumaki sintió que se caía de su pedestal. “Demasiado para ser usado en algo más que transportar a dos personas” negó con la cabeza al mejor estilo Uchiha. “Es justo como Sai dice que tienes el pene, inexistente.”

“Hey, nunca te has quejado de su tamaño antes, menos cuando lo tienes dentro de ti” el pálido se ruborizó tanto que parecía un tomate. “de cualquier manera, Kurama no es un auto para transporte de suministros. ¡No!” levantó un dedo. “Kurama es… ¡un auto de exploración dattebayo!”

“¿Un qué?” de repente recordó algo más. “¿Por qué le pusiste nombre al auto? ¿Y por qué le pusiste el nombre de tu zorro?”

“¡Un auto de exploración!” señaló Naruto muy orgulloso. “Con este chico, la próxima primavera tu y yo… ¡podremos salir a explorar el mundo ttebayo!”

“¿Salir a explorar el mundo? ¿Tú y yo? ¿Con esa carchocha?” Sasuke le dio una sonrisa irónica. “Ya despierta, dobe, no vamos a ir a ninguna parte en esa cosa. Ni siquiera tiene espacio para un caballo y todo el mundo sabe que los carros que salen al exterior deben tenerlo. Los caballos son vitales para regresar con vida, mueven los carros.”

“De hecho…” abrió la puerta, se introdujo en la cabina del conductor y giró una cosa en el tablero de control. En seguida fue recompensado por un sonido que su novio no había escuchado nunca antes. Sasuke estaba de piedra. Podía ser que ese idiota había… “¿Ves ttebayo? No necesita caballos. Se mueve él mismo. ¿A que no es un carro genial?”

“Naruto…” habló lentamente el otro. “¿Reparaste un automóvil? ¿En verdad lo hiciste arrancar con los limitados recursos que tienes, sin que se diera cuenta nadie, en las narices de todos, y tras haber transcurrido cien años o más desde la última vez que arrancó?” asentimiento. “¿Y cómo demonios lo hiciste?”

“No sé”

“¿Ehhhh?” el pelinegro tenía un gran tick en el ojo.

“Que no lo sé, simplemente traía la mayor cantidad de chatarra posible, ya sabes que el nos quedamos con lo que sobra para nuestras necesidades. Tuve que hacer muchos viajes no autorizados al otro lado ttebayo” se rascó la nuca. “Y pedirles muchos favores a los Takumi. Además simplemente veía las partes y las reemplazaba con unas similares. El combustible lo tenía en el tanque cuando lo encontré, la carrocería estaba bien conservada por alguna razón y descubrí donde tenía que poner agua por accidente. Además lo de la carga le cayó un rayo encima al lugar…”

“Quieres decir que arrancaste un carro… ¡¿simplemente con suerte?!” la vena en la sien de Sasuke amenazaba con reventar. “¡Quítate! ¡Yo me encargo a partir de ahora de esta cosa!”

“¿Qué?” el rubio lo miró. “¿Qué diablos quieres hacerle a mi Kyuubi?”

“¡Alguien tiene que saber cómo arrancar esta cosa o vamos a quedarnos varados ahí afuera!” entonces se dio cuenta de algo. “¿Kyuubi? ¿Es que tienes más?”

“Bueno…” prendió algunas velas y descubrió otros ocho modelos. El Uchiha no pudo más, se le lanzó encima para ahorcarlo gritando: ¡USURATONKACHI!

Notas finales:

¿Qué tal? Vaya Naruto, sin duda el ninja más suertudo del mundo... y el más trabajador también. Bueno... ¿Quién quiere algo dde accion en un auto? ¡Review!


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