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El fin del mundo y más allá por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

 Ohhhhh, algo va a pasar en este capitulo...

“Soy el capitán Shigetsu Nohara, de la tropa de aviadores de la base…” no le presté mucha atención cuando se presentó, estaba demasiado cansado para hacerlo. “Hasta donde sabemos, éramos el único asentamiento humano en todo el país desde que las demás bases cayeron en el Brote hace tres años.”

 

“Tres años… ¿en verdad cayeron todas?” todavía no lo podía creer. ¿Estábamos solos? ¿Completamente solos? “¿Y el resto de países?”

“Hasta donde sabemos, han caído todos. Perdimos contacto con América hace dos años y con Rusia incluso antes. Un equipo fue despachado cuando comenzó al Tibet, donde se rumora que empezó la plaga, pero perdimos contacto con ellos una semana después. Y fue una auténtica catástrofe en Europa, se perdieron muchas…”

“Entonces… ¿estamos solos?”

“Según lo que sé, son el único asentamiento humano civil que ha logrado resistir, lo que dice mucho de ustedes” se relajó en el asiento que le habíamos asignado. “Incluso más que los cientos de bases que teníamos en todo el país.”

“Sí, somos geniales” comentó Hideyoshi secamente, mirando a los niños en la parte de atrás. “¿Cómo fue que sacaste a todos estos mocosos de la base si tan mala estaba la cosa? ¿Y ese chico? No tiene edad de ser militar ¿Y las mochilas?”

“Esto parece un interrogatorio” el chico finalmente habló. “Soy Itsumi Uzuki y… sólo voy a decirles que la edad de reclutamiento en la milicia ha caído en picada desde que comenzó todo esto” examinó los sables que portábamos. “Aunque de seguro ustedes ya lo sabían, dudo que lleven esas cosas para jugar.”

“Somos un ejército un poco artesanal, nunca entrenamos como tú” Inori se recostó contra uno de los tubos. “Aunque somos profesionales con katanas, naginadas, cuchillos, flechas… lo que quieras.”

“Hummm… y pensar que los militares fueron derrotados por ustedes en este juego de supervivencia. Nadie lo hubiera pensado” Itsumi se recostó aún más en su asiento. “¿Y bien? ¿Cuántos son? ¿Están buscando nuevos reclutas?”

“Tenemos unos cuantos problemas con eso” finalmente llegamos a la escuela, donde nos esperaban todos. Namikaze-sensei los recibió con los brazos abiertos y unas galletitas recién horneadas, unas de las pocas mezclas instantáneas que nos quedaban. Los pequeños corrieron hacia ella cuando las vieron.

“Hola, han pasado por mucho, ¿a que sí, pequeñines?” se inclinó para dejarlos tomarlos. “Sí, tomen una. Ustedes también” señaló a los otros dos recién llegados, que se acercaron para recibir su ración. Se notaba que estaban hambrientos. “¿Hace cuanto que no comen?”

“Desde que salimos de la base, hace unos días” Nohara devoró su galleta. “¿Hay algo más para comer?”

“La cena está casi lista y he preparado chocolate” todos levantaron la cabeza al mismo tiempo. “Sí, sé que usualmente lo guardamos para navidad, pero creo que esta buena gente debería tener algo dulce en el estómago aparte del postre de cerezas y miel que voy a tener que repartir de nuevo.”

“Igual que todo aquí” Hideyoshi siguió con su humor negro.

“¿Se puede saber qué te pasa?” le preguntó el piloto adolescente, terminando con su bocado.

“¿Qué crees?” el Hyuuga lo encaró. “Apenas y teníamos lo suficiente para pasar el invierno, ahora no sabemos si nos moriremos de hambre por haberlos salvado a ustedes o si tendremos lo suficiente para…”

“Hay una forma de evitarlo, de eso precisamente estaba discutiendo con Madara” señalé a mi usual líder de misión… además de otras cosas. Todo lo militar (o concerniente a nuestro pequeño ejército) solía pasar por mis manos primero, luego por las de él y así seguía la cadena de mando. “Han pasado tres años, los supermercados de alrededor estarán vacíos, las otras tiendas saqueadas… tendremos que ir directo a la fuente.”

“¿En qué diablos estás pensando?” preguntó uno de los, por desgracia, ciudadanos más influyentes en Konoha.

“¿En qué crees? Tenemos que montar una expedición al campo… mientras aún tengamos tiempo” todos me miraron. Me tenían respeto como su líder, era verdad, pero no solían mostrarlo tanto. “No hay otra opción”

“Lo hemos discutido, es viable” mi novio intervino para calmarlos un poco. Ellos confiaban más en su juicio que en el mío a veces, según ellos porque yo era un idealista soñador. “Así que decidan, ¿prefieren pasar hambre durante meses o ir a un viaje largo mientras todavía podamos y comer bien?” parece que la decisión era obvia. “Entonces preparen los camiones, nos vamos mañana con la primera luz.”

“¿Puedo ayudarlos con algo?” me preguntó el capitán, preocupado. “Como agradecimiento por habernos salvado… o como disculpa por haber convertido la comida en un recurso insuficiente.”

“Toda ayuda es bienvenida, sólo… no hagan mucho ruido, son atraídos por él” entramos. El día estuvo un poco tenso a partir de ese momento. En la noche nos reunimos en la cafetería, donde nos repartieron el pan que se había preparado ese día y el postre. El militar y su aprendiz se sentaron a la mesa con mi estado mayor, ayudando con la planeación de esa misión apresurada. “¿De verdad irán? ¿Están decididos?”

“Sí, no es la primera vez que viajamos a un territorio lleno de ellos”

“¿Por qué vinieron aquí si pensaban que estaban solos?” preguntó intempestivamente Madara, mirándose las uñas. “No entiendo el motivo.”

“Había una base cerca de aquí, era ahí a donde nos dirigíamos” respondió él. “Habíamos perdido contacto con ellos, pero tenía la esperanza de que… no importa. Están muertos y este lugar está vivo. Es lo único que importa.” Se fijó en algo. “Tienen niños pequeños”

“Muchos han decidido formar una familia mientras estaban aquí” siguió observándolos jugar con los otros pequeños de su grupo. “Van a la escuela… o al menos los más grandes reciben clases de Namikaze-sensei. Aunque tienen que trabajar, llevar la fruta al almacén y otras cosas como esas”

“Es mejor que los trabajos que los niños civiles tenían en mi base, puliendo las balas” señaló, sin apartar los ojos todavía. “Lo ha hecho bien, ellos… ellos son nuestra esperanza. Y por eso… por eso voy a protegerlos. Ayudaré a proteger su futuro.”

“Gracias”

“¿Qué llevan en las mochilas?” preguntó de repente Yue, que había aparecido en la cafetería con su bebé en los brazos. Por primera vez me fijé en que todos ellos llevaban pequeñas mochilas.

“Cosas que querían llevar” respondió Uzuki, con su hombro sobre la mesa. “En la base los trataban muy mal. La base estaba cerca de donde entrenaban a los nuevos pilotos, así que podía verlo todos los días. Siempre iba a dejarles algo” de repente su expresión se tornó triste “Les dije que prepararan una mochila y que la pusieran en el helipuerto. Así, si tenían problemas, estarían preocupados” bajó la vista. “Desobedecí las órdenes de evacuar a los peces gordos y me fui con ellos, los evacué tan pronto como estuvieron dentro”

“¿Y el gamberro?”

“Lo entrené en secreto para que tuviera una vida mejor, ha servido como piloto y me ayudó a llevármelos” le dio una sonrisa. “Es un buen chico”

“Supongo que sabrá pelear”

“Se me da bien el mano a mano”

“Hablo de una espada” la saqué del cinto. “Una belleza, ¿no creen?” la desenvainé. “Correctamente forjada y empuñada por el espadachín correcto, puede partir cientos de cráneos. Aunque para hacerlo sin dañarla se necesita práctica.”

“¿Todos entrenaban kendo o algo así?”

“Sólo Hashirama, Madara y sus familias, los otros aprendimos después”

“Bien… no me importa realmente cómo aprendieron a protegerse” Itsumi respondió, cruzando los brazos. “Lo que realmente quiero saber es cómo vamos a hacer para alimentar a todos aquí, porque no voy a permitir que los niños sigan pasando hambre.”

“Eso es lo que queríamos escuchar.”

(“Hey, mira, teme” Naruto señaló la fecha del siguiente capítulo, recostado contra uno de sus coches. “Hay un gran agujero en el tiempo aquí, como de unas semanas, dattebayo”

“Será porque no pudo llevarse el diario a su misión” respondió el Uchiha, quitándose el sudor de la frente. Horas invertidas rebuscando en el interior de la caja de uno de los modelos para descubrir cómo es que esas cosas funcionaban y por fin, con su analítica mente, lo descubrió. “Deja de decir estupideces y sigue leyendo, usuratonkachi”)

Ha pasado mucho tiempo desde mi última entrada, lo sé, pero tuve que dejar de escribir un tiempo mientras hacía un par de cosas. En un principio, debo asegurarles que todo está bien. El viaje al campo fue mejor de lo que imaginamos, no habían tantos como esperaba viviendo en las zonas rurales. Otra buena noticia es que se acabaron los problemas alimenticios por los que pasábamos. La mala es… que la expansión no puede esperar. Junto con los granos hemos traído algunas gallinas, dos caballos y una vaca que perdió a su ternero, para que los niños puedan beber leche. Tenemos alfalfa por montones en sacos, pero…

Supongo que debería ir al grano. Nos tomó unos cuantos días atravesar la ciudad y llegar la primera zona rural con la que nos íbamos a encontrar. Gracias al mapa y a los conocimientos del capitán Nohara no nos perdimos. Lo primero que vimos fue una pequeña ciudad, con supermercados pequeños. Bajamos del primer camión y cogimos todo lo que pudimos encontrar mínimamente útil. Fuimos en escuadrones de tres, despachando al menos a diez cadáveres entre todos antes de regresar al vehículo. Me acuerdo de haberme sentido decepcionado por la cantidad de comida que logramos reunir. No iba a ser suficiente para que sobreviviéramos el invierno. Mi siguiente orden fue sencilla, había que ir a las granjas, con cuidado por si había alguien, y buscar en los graneros. Los equipos fueron mucho más grandes ahora, ya que podía haber algunos observándonos. Llenamos los tres camiones de grano, que milagrosamente se había conservado. Con mi espada, corté algunas de las plantas salvajes de trigo también y cargamos atados dentro del camión.

Nos metimos dentro de los vehículos, ahora más llenos y avanzamos por los demás campos, más alejados. Vimos los primeros zombies surgir de las plantas, despachándolos rápidamente con flechas. Estas excursiones eran algo peligrosas, estuvimos a punto de perder a muchos de los nuestros muchas veces. Los muertos eran menos en cantidad, pero tenían más espacio y lugares donde esconderse que no conocíamos… a veces pensaba que salir de nuestra zona fue un auténtico suicidio.

En fin, conseguimos volver todos de una pieza gracias a la estrategia y a las órdenes de Madara Uchiha, que cada vez hacía más obvio que había nacido para dirigir un ejército. Nos organizó, nos repartió en escuadrones, impuso disciplina militar que hacía más fácil que siguieran las órdenes… aunque por alguna razón la gente prefería mi forma de dirigir, sobre todo cuando estaba en casa. Ahora que lo recuerdo, conversé con él de eso y me dijo que había diferentes tipos de líder. Al parecer yo era bueno como líder de la comunidad y él como líder de misiones. Al regresar a casa, porque en eso se había convertido la escuela, nos recibieron con una fiesta. Hace mucho que no habíamos visto tanta comida.

“¡Tenemos el invierno asegurado!” gritó uno de los pequeños, comiendo un pedazo de pan preparado con el trigo del campo que recién trajimos. Era un auténtico milagro que se hubiera conservado. Itsumi repartía detrás de mí los vasos de leche caliente recién, cortesía de la vaquita que traje.

“Volvemos a tener huevos en nuestro menú” comentó Madara, sentándose a mi costado con un plato de huevos revueltos con pan en la mano. “Hace mucho que no pruebo uno como estos.”

“La carne de conejo ya no nos satisfacían como antes, ¿no?” disfruté del sabor del primer pan de centeno que había probado en años. “Algunos dicen que van a usar la cebada que conseguimos para preparar cerveza.”

“No sé si van a hacerlo bien, pero me encantaría tener algo más que agua para beber” respondió, cerrando los ojos por lo lleno que estaba. Había terminado su comida en un tiempo record. “Extraño mucho lo de antes… las cosas eran mucho más fáciles entonces” Namikaze-sensei surgió de la cocina con una bandeja más de pan. “Creo que deberíamos hacer estas excursiones al campo más seguido”

“Tienes toda la razón” sonreí. “¿Qué te parece en los meses cercanos al invierno? Podemos ir, agarrar cuanto podamos de las plantas salvajes que hay ahí en grupos grandes… ya viste cómo el trigo, el centeno y todo lo demás prácticamente invadieron los terrenos.”

“También tienen árboles frutales” él recordó. “Si podemos explotar esa reserva de comida entonces no tendremos que preocuparnos tanto por el invierno”

“Plantaremos más aquí de todas formas, no podemos depender de esos viajes largo. Si surge alguna eventualidad en ellos nos moriríamos de hambre.”

“Cierto” recibimos nuestro vaso de leche, que tomamos de un solo trago. Suerte que a los Hyuuga se les ocurrió descargar de internet cómo pasteurizar la leche artesanalmente o no podríamos disfrutar de esto. Vi a Tobirama junto con Izuna, devorando un emparedado de pollo. La vista me hizo sonreír. “Me hace feliz que aún puedan ser niños.”

“Eso mismo” lo tomé de la mano. “¿Quieres salir un rato? Podremos ver las estrellas en el cielo nocturno un rato”

“Como quieras” me acompañó hasta el tejado, donde los vigías observaban el perímetro en busca de muertos. Durante la noche se congregaban muchos de ellos, atraídos por los sonidos que hacíamos mientras los halcones dormían. Pero eso no importaba, si ignorabas sus gemidos la noche seguía siendo hermosa. “Hace un poco de frio”

“Suerte que traje esto” saqué de mi mochila una manta extraída del centro comercial al que habíamos ido y la coloqué en el piso. Nos echamos encima de ella, uno al lado del otro, disfrutando del paisaje nocturno. “Es un hermoso cielo, ¿no?”

“Si, muy lindo” sus ojos estaban fijos en una estrella en particular. “¿Crees que todos podremos sobrevivir hasta el próximo año?”

“No lo sé, pero… haré todo en mi poder para que así sea” rodé un poco, poniéndome en frente de él. “Sabes, hay algo que me he estado preguntando desde que regresamos de nuestra excursión” también se movió para mirarme. “¿Podría besarte?”

“Sí” respondió sin dudar.

“¿Ehhhh?” me quedé ahí como tonto. No creí que aceptaría tan rápido. “Pensé que no querías hacer nada más allá de tomarnos de las manos hasta que…”

“¿Esperabas que me negara?” me sonrió pícaro. “Me gustas mucho, Hashirama, yo también quería que me besaras” se acercó más, encendiéndome un poco. “Lo que no quería es pasar tan rápido a la parte sexual como todo el mundo y arruinarlo.”

“Eso… eso es genial, yo tampoco quería” en realidad, me moría de ganas por hacerlo mío. Como cualquier joven saludable de dieciséis años, tenía mis necesidades… y me moría por enseñarle una cosa o dos. Bueno, si él no quería… aggghhhh, iba a frustrarme completamente para cuando él quisiera tener algo más conmigo. “No estoy preparado para las consecuencias”

“Si eso pasara todo el tiempo, nos habríamos llenado de renacuajos hace mucho. Como todavía no ha pasado…” se puso aún más cerca. “¿Y el beso que deseabas darme? ¿Cambiaste de opinión?”

“Claro que no” avancé el poco espacio que quedaba entre nosotros, poniendo mis labios sobre los suyos. Metí mi lengua dentro de su boca, sintiéndome como en el cielo. Puse mis manos en sus hombros, acariciándolos suavemente. Su ropa se deslizó un poco, dándome algo de acceso a la piel. Iba a tocar un poco más cuando me empujó ligeramente.

“No te propases”

“Lo siento” volvimos a besarnos, conmigo teniendo más cuidado de donde tocaba… o algo así. Mis manos viajaron por sí solas hasta una zona prohibida.

“Saca tus manos de mi trasero, pervertido” se apartó, fulminándome con la mirada. Bajé la mía, avergonzado por haber sido atrapado. “Si no puedes controlarte, entonces no voy a dejarte tocarme en lo más mínimo.”

“Lo… perdón” volvimos a echarnos, gradualmente acercándonos el uno al otro. Toqué sus manos, tratando de no pensar en todo lo demás que había podido sentir mientras nos besábamos. “La cadena que llevas es muy bonita, todavía recuerdo cuando le salvé la vida a Izuna consiguiéndola.”

“Y te estoy muy agradecido por eso, no sé si pudiera vivir sin él… aunque ahora podemos agregar a Setsuna y a Hikaku” me apretó los dedos. “Supongo que tú lo entiendes, te has encargado de Tobirama, Mito y Tokka.”

“Ha sido difícil… creo que crecimos demasiado deprisa”

“Eso es decir lo obvio” nos reímos. Tras unos minutos probamos besarnos de nuevo, conmigo sentado sobre las manos para evitar que mis impulsos me ganaran de nuevo. Empezaba a soplar el aire, así que nos metimos antes de que se pusiera aún más frío. Me despedí en la puerta de su cuarto, donde me quedé un rato, observando cómo Madara preparaba a sus pequeños para dormir.

“Hasta mañana” me fui y entré a mi propia habitación, donde mi hermano preparaba nuestros lechos para la noche. Me fijé en el hilo azul que surcaba los colchones… ya estaban viejos. “Supongo que el próximo animal a traer serán ovejas.”

“Mejor cuando tengamos suficiente espacio y comida para mantenerlas” contestó él, bostezando. “He hecho unas cuantas modificaciones al plan de ampliación… para abarcar más espacio por el sur. Un tercer parque para cultivar alfalfa. Alimentará al ganado, porque ya lo necesitamos” se abrigó más. “Y parte del río, para pescar. Si no viviéramos en una maldita ciudad…”

“Nos encargaremos del asfalto, ya hay partes que se están levantando” me puse la yukata para dormir, echándome en la cama para no coger frío. “Con el adecuado trabajo podremos expandir las tierras de cultivo… si es que tu plan de crear un muro de grandes autos funciona”

“Funcionará, ya lo verás” me señaló un sitio. “En la terminal que pasamos deben haber suficientes autobuses para bloquear todas las calles principales…”

“Y suficientes de ellos para comernos a todos” resoplé. “Está bien, pero lo planearemos con cuidado. Nunca hemos hecho una operación en medio del invierno, tenemos que apresurarnos si queremos evitar la nieve”

“No te preocupes, tendremos suficiente tiempo para dispersarlos mientras conseguimos los materiales para mi muro”

Notas finales:

¿Qué les pareció? Ahora que los exámenes y la gripe pasaron me siento con muchas más ganas para escribir. Espero que les haya gustado el capitulo. Review!!!


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