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El fin del mundo y más allá por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Hola, aquí va a salir un personaje que seguramente estaban extrañando. Espero que les guste su aparición.

“Vaya, esto es sorprendente” Shisui comentó mientras atravesaban la aldea, rápidamente sintiéndose incómodo. La gente a su alrededor se paraba para verlo fijamente, como si fuera un tipo de atracción de circo. No los culpaba, durante la primera semana él había observado a Konan de la misma manera. La chica le respondió fulminándolo con la mirada, al igual que a cualquiera que hiciera lo mismo.

“Claro que lo es, obviamente las personas más inteligentes supieron que huir a las islas era la única forma de sobrevivir” comentó Mangetsu, cruzándose de brazos. Ese petulante no les caía nada bien a los Uchiha, por más que fuera cercano a su edad. “¿De dónde demonios vinieron, por cierto? Pensábamos que el otro lado estaba muerto. ¿Acaso de alguna tribu errante?”

“Es nuestro hogar, por cierto. Yo que tú mostraría más respeto” sus palabras fueron secundadas por un gruñido de la comadreja que siguió avanzando. “Y por cierto, nos encontramos un bote de remos en perfecto estado atado a la madera podrida del embarcadero” sonrió. “Supongo que será suyo”

“¿Bote? El único que falta es el de…” la expresión de los espadachines de repente se tornó sombría. Parecía que alguien importante se había ido en él. “¿Quién va a decirles?”

“Te corresponde como líder de la organización, Zabuza-sempai” se lavaron las manos del demás. Siguieron caminando hasta una casucha un poco más grande que las otras, donde estaba esperando un grupo tan variopinto como los primeros que se habían encontrado. Incluso había una niña rubia y un niño pequeño con un hombre moreno y grande.

“Te odio” el de las vendas se acercó justo a aquel moreno de apariencia peligrosa, llevándola aparte. “Raiga-san, lo siento mucho. Estos dos acaban de venir del continente” señaló a los pelinegros. “Hallaron un bote en su huida… es de los nuestros. Lo siento.”

“Um hum” el otro se encogió de hombros, como si no fuera la gran cosa. “Entonces está muerta, ¿eh? Supongo que no debería sorprenderme, no era muy buena guerrera en primer lugar.”

“¡Raiga! ¡¿Eso es todo lo que vas a decir?! ¡¿Ni siquiera vas a llorar un poco por tu esposa?!” le gritó la mujer, adelantándose. Él le dedicó una mirada muy fría.

“¿Qué más puedo hacer, Ringo?” preguntó, cruzándose de brazos. “¿Qué puedo decir por una mujer que me abandonó? ¿Que abandonó a sus hijos? Dime para que pueda llorar a Onpu como tú dices que debo.”

“Yo… ehhhh…” la pelirroja no sabía qué decir.

“Tranquilos todos” se metió Zabuza, tratando de evitar que una pelea se desencadenara entre dos espadachines. Se volteó hacia el refresco de su subordinada. “¿Qué les vas a decir a los pequeños?”

“Ellos ya se hicieron a la idea de que su madre los abandonó hace meses, dudo que la lloren” movió la cabeza. “Además no puedo decir que las cosas no hayan mejorado desde que se fue. Ya no vuelvo a casa para encontrar a Buntan toda golpeada porque la loca de su madre decidió castigarla o a Ranmaru en la cama casi muerto por el abuso.”

“Su… supongo que tienes razón” la mujer le entregó sus espadas y él se marchó junto con los demás. “De… de todas maneras deberías decirle a los dos, por si…”

“Se los diré en la noche” echó la cabeza para atrás. Los niños habían desaparecido dentro de la casa a la cual los espadachines guiaron a los Uchiha. “No se atrevan a decirles nada antes de que vuelva, ¿entendido?”

“Sí”

“Bueno, eso fue extraño” comentó Kisame, tratando de calmar el ambiente. “Ehhhhh… espero que les guste la sopa de pescado, porque es el especial de hoy. Y Haku es el mejor cocinero de todo Kirigakure, aparte del mejor tirador.”

“Kisame…”

“Tranquilo, es todo tuyo, Zabuza-sempai” el tiburón levantó las manos antes de entrar. Lo primero que vieron los Uchiha fue un gran comedor, adaptado para muchas personas, justo como el que había en la escuela. Tras el mostrador, una joven de cabello largo negro, obviamente embarazada, sostenía una bandeja humeante de sopa.

“¡Zabuza! ¡Has vuelto!” dejó los platos para ir a los brazos del tipo de las vendas. Su voz obviamente era de un hombre, lo que sorprendió a Shisui. Había visto a una gran cantidad de hombres afeminados, pero este se llevaba la palma. “Estaba preocupado por ti, se tardaron más que de costumbre en acabar con los ahogados de la mañana”

“Habían más de lo normal… y sorpresas esperándonos” señaló por encima del hombro. El chico miró por encima de su hombro a los recién llegados, asombrándose de encontrarlos aquí. Bajó la voz al notar a la niña rubia que traía más platos de lo que aparentemente era la cocina. “Llegaron esta mañana en el bote de Onpu.”

“Oh” se deprimió por un momento, más al siguiente estaba sonriéndoles. “Deben tener hambre” señaló las sillas. “Por favor, pasen. Sólo tengo sopa de pescado, perdonen, pero nadie me avisó que tendríamos invitados.”

“No importa” los recién llegados se sentaron junto con los espadachines y les sirvieron la sopa. Al principio estaban un poco reacios a comerla, nunca habían tenido un platillo así, pero luego la probaron. No estaba nada mal. “Lamentamos haber sido portadores de malas noticias, sobre todo para una familia…”

“Tranquilos, nos hicieron un gran favor. Al menos podremos darles un cierre… o a la familia de Onpu, porque Raiga y los niños no le tenían mucho cariño” Mangetsu negó con la cabeza. “No es que los culpe, claro está. Muchos vimos los moretones de Buntan y Ranmaru.” Suspiró, levantando un tenedor como señalando a alguien. “Esa mujer estaba mal de la cabeza en más de un sentido”

“¿En serio?” la verdad era que Shisui creía haberse vuelto loco desde que llegó a la isla. En todos sus años de vida exploradores de Konoha jamás habían hecho contacto con otra comunidad de supervivientes. Ahora encontraba una tan grande tan cerca. “¿Cómo fue que consiguieron todo esto?”

“Pues…” el peliblanco levantó los ojos hacia arriba. “Las historias pasan de boca en boca, pero la versión más aceptada es que primero llegó un grupo de pescadores huyendo de la infección. Buscaron materiales por la costa para sobrevivir y salvaron a los humanos que vieron, trayéndolos aquí… así empezó Kiri” le relamió los labios. “Se organizaron bajo la dirección del Mizukage, empezaron a limpiar las islas vecinas y plantar… para ya no salir de aquí.”

“Se aislaron” concluyó Itachi, dejando su cuchara en el plato. Era una cosa de cerámica muy vieja, al parecer llevaban utilizándola años… justo como en su hogar. “Lograron sobrevivir porque las islas son terrenos fácilmente defendibles si lo haces bien y la llegada de infectados depende de las mareas, que son predecibles. Ingenioso.”

“Mejor que el continente, ¿verdad?” Ringo intervino, sonriendo. “Seguro que ahí tienen que vivir con el terror, moviéndose permanentemente…”

“Señora, vivimos en un solo sitio” le respondió el Uchiha mayor, aceptando una brocheta de pescado de Haku. La comida estaba demasiado rica para rechazarla.

“¡No me llames señora!”

“Y no mientas, no hay manera de que pudieran haber sobrevivido en un solo sitio en medio de ese infierno” Mangetsu señaló, moviendo su cubierto. “Eso suena tan fantástico como Konoha”

“¡¿EHHHHHHH?!” los dos de repente estaban muy atentos. ¿Cómo demonios era posible que esos isleños conocieran Konoha? ¡Estaba a miles de kilómetros y jamás habían tenido contacto entre ellos! Pero de todas maneras… “¿Ko… Konoha?”

“Increíble, ¿no?” finalmente Zabuza se animó a hablar. “Onpu era una de las pocas personas lo suficientemente locas para creer en ese viejo cuento de hadas. La última vez que la vieron decía que iba a buscarla y nadie la detendría. Menuda lunática.”

“Nosotros… nosotros venimos de allá” un silencio de ultratumba cayó sobre el lugar. Los espadachines los miraban asombrados por lo que acababan de decir. Empezaban a sentirse incómodos de nuevo, como si fueran una atracción de circo. “¿Ehhhhhhh? ¿Qué sucede? ¿Acaso…?”

“No… no mientan…” empezó el peliblanco del grupo, temblando un poco. “No… no hay manera de que sean de ese lugar… ese sitio no existe…”

“Claro que venimos de ahí” la comadreja dijo con un deje de fastidio. “Es más, puedo probarlo” sacó su discman de la mochila, poniéndolo en el centro de la mesa, presionó el botón de play. “Ahora escuchen bien…”

“¡Buenos días!!!” la alegre voz de Liliya Mitarashi salió del dispositivo, haciendo saltar a los lugareños. Itachi mentalmente dio las gracias a Anko y a cualquiera de su familia que hubiera tenido la delicadeza o el sentido común de conservar en el mejor estado posible las cosas de la DJ favorita del mundo post apocalíptico. “Es un día despejado en la soleada Konoha, mitad de verano y nuestros exploradores se marchan a una misión…”

“Vaya, esto es… debimos saber que el único lugar donde probablemente quedarían supervivientes en el continente es Konoha” el Hozuki sonrió derrotado. Los otros parecían igual de asombrados.

“Mira por donde, Onpu sale en busca de Konoha, pero Konoha termina encontrándola a ella… o lo que queda de ella” Zabuza observó la máquina con curiosidad. “Estaría orgullosa de haber encontrado su Dorado.”

“Es más…” Mangetsu de repente se recuperó. “¡encontramos Konoha! ¡Ese ha sido un sueño para los nuestros desde hace tiempo!” prácticamente se lanzó sobre la mesa, poniendo su cara demasiado cerca del Uchiha menor. “¿Cómo es vivir en una base militar subterránea? ¿Tienen toda la tecnología que creíamos perdida? ¿Están preparándose para limpiar el mundo de todas esas cosas putrefactas? ¿Van a enviarles refuerzos?”

“Ehhhhh… ehhh” Shisui no entendía nada. “Rebobina ahí, ¿base subterránea? Konoha está en la superficie, por eso es soleada, genio.”

“No es como yo me la imaginaba… no importa, uno no puede estar bien en todo” siguió con su interrogatorio maniático, que los recién llegados trataron de evitar. Para su desgracia, incluso si escapaban del entusiasta espadachín, no iban a poder hacerlo. Y Zabuza lo sabía bien. Él y Haku habían sido los únicos en ver al pequeño espía desaparecer detrás de la puerta.

“Oye, no es…” Shisui intentó salir del local, sólo para vérselas de frente con una turba que pedía información sobre Konoha, preguntando todo tipo de cosas. Esto asustó al Uchiha sobremanera.

“¿Está muy cerca? ¿Podemos ir por mar?” preguntaban unos.

“¿Es verdad lo que dicen? ¿Es un sitio seguro con agua y comida en abundancia?”

“¿Tienen tanques? ¿Ametralladoras? ¿Lanzallamas?”

“¡Sabía que eran demasiado buenos para no tener instrucción formal!” comentó uno de los guardias que los había visto pelear en voz alta, maravillando incluso más a la turba. “¡Esos movimientos…! ¿los aprendieron en Konoha?”

“Hummm” el mayor pensó en cómo responder. No podía negar que tenía una instrucción formal, porque en Konoha todos pasaban por un periodo de aprendizaje en donde dominaban las técnicas de sus ancestros para sobrevivir si era necesario.

“¿Cómo es la base?” un niño se les acercó con los ojos muy brillantes.

“¿Ba… base?” la comadreja empujó a su primo al frente, que estuvo tentado a darle un golpe. “Creo… creo que lo están entendiendo mal. Konoha no es una base militar, nunca lo fue” los presentes parecían confundidos. “Sobrevivimos justo como ustedes, cultivando. Y tampoco tenemos tecnología… al menos no hasta hace poco.”

“Pero… la chica esa… tenía que ser una oficial de comunicaciones”

“Liliya Mitarashi era una DJ de una estación de radio que rescataron” informó el nervioso pelinegro, levantando las manos en un gesto calmante. “Nosotros…”

“¿No hay tanques ahí?” Shisui negó. “Entonces cómo llegaron”

“En un auto que repararon… pero se nos acabó el combustible y…”

“¡Sí tienen tecnología entonces!” gritó alguien, siendo secundado por sus compañeros.

“Es… es… hace poco que los repararon” trató de convencerlos de nuevo. “Un chico amigo nuestro parece ser un genio con las máquinas y alcanzó a arrancar unos cuantos…”

“¿Creen que pueda poner en funcionamiento los tanques?”

“¡Que no hay tanques, joder!” explotó finalmente el Uchiha. Respiró profundamente tres veces para calmarse. “Lo siento, aquí hay un malentendido de los grandes. Me veo en la obligación de arreglarlo.”

“Si no es una base militar, entonces…” Zabuza sabía que se arrepentiría de preguntar. “¿Qué es Konoha?”

“Escuela secundaria Konoha” respondió, prácticamente escuchando cómo se pinchaban los sueños de los presentes acerca de una armada preparada para barrer el mundo de esos indeseables muertos vivientes. “Sé que les resultará difícil de creer, pero es verdad. Nuestra aldea se generó alrededor de una secundaria que… tenía un formidable equipo de artes marciales o algo así… pudieron asegurar todo…”

“Tuvo que haber sido realmente bueno” comentó alguien en medio de la gente. La persona que se adelantó entre los descontentos habitantes con un recipiente de agua en la mano. Al principio pensaron que Mangetsu se había colado de repente entre la multitud, más notaron que este personaje era menor que él. “Para asegurar un pedazo de ciudad en medio de un mar de zombies realmente tenían que ser buenos. Pero no tan buenos como yo.”

“Suigetsu…” el espadachín se acercó a su hermano menor. El Hozuki más joven se acercó a Shisui, sonriendo con una expresión que no daba nada de confianza. El chico dio un sorbo más a su recipiente de agua antes de engancharlo a su pantalón y tomar sus manos.

“¿Quieren ver algo realmente fantástico?”

-En Konoha-

“Odio este lugar” comentó Fugaku, avanzando por un edificio medio derruido con un olor muy penetrante junto a Minato, que sostenía una de las linternas de su hijo en las manos. No solían visitar a este personaje, que tampoco salía de su confinamiento auto impuesto. Cosa que agradecían los demás, porque era muy tenebroso. Además su casa y territorio era casi auto suficiente. “¿Realmente tenemos que visitar Otogakure?”

“Sí” el Hokage respondió tajante, apretando el maletín que llevaba al hombro. Otogakure podía estar en territorio de Konoha, más era prácticamente una colonia por sí sola desde la muerte de su maestro Jiraiya. No solían ir allí, era demasiado espeluznante. Pero era el único lugar donde habían investigadores y necesitaban información. “Vengo a intercambiar algunas cosas por información acerca de los zombies”

“¿Ehhhhh? ¿Venimos a verlo a él?” preguntó el Uchiha sorprendido. El rubio simplemente asintió, haciendo a su compañero temblar. Sí, iban a ver al más espeluznante de todos, el científico líder de Otogakure… Shirohebi Orochimaru.

“Minato nii-san” Karin Uzumaki les salió al encuentro. Era la doctora de Otogakure y prima de Naruto. “Orochimaru-sama los espera” extendió una mano hacia el pasadizo oscuro que llevaba al laboratorio de la serpiente. Los guio por él y finalmente abrió una puerta. “Los he traído, señor”

“Muy bien” susurró el hombre excesivamente pálido. A su alrededor, un grupo variopinto de personas avanzaba, uno que conocían muy bien. Kimmimaru Kaguya, Sakon, Ukon, Tayuya, Jirobo… y también los hijos de Orochimaru, Log y Mitsuki. Todos tenían en las manos frascos de órganos que el científico extraía con cuidado de un zombie que se retorcía en la mesa. “Me dijeron que quería hablar conmigo.”

“Es sobre su investigación... pero primero…” le entregó el maletín a Karin, que lo abrió para encontrar linternas y otros equipos útiles. La pelirroja asintió, aceptando el pago.

“Muy bien” el Shirohebi sacó sus manos de la carne putrefacta, deslizando sus guantes protectores para deshacerse de los restos del zombie. “La respuesta a su pregunta es muy sencilla, Hokage-sama. Esto no se detendrá” el hombre suspiró. “He investigado estos cuerpos toda mi vida y mis predecesores antes de mí, buscando un hueco en su armadura… nada. El único es el obvio, darles en la cabeza. Tendríamos que inhabilitar el sistema nervioso central a todos ellos para terminarlo.”

“¿Cómo que no se detendrá?” intervino Fugaku. “La putrefacción…”

“Es inútil” dio unos golpes en una puerta y desde el interior le contestaron gemidos. “¿Tienen idea de cuanto tiempo llevan algunos de ellos aquí?” su cara se puso muy seria. “Desde los inicio de Konoha, los primeros en ser capturados… y no se detienen” continuó, alejándose del almacén. “Algo en el virus impide que las bacterias cumplan con su misión de descomponerlos, por lo que pueden seguir moviéndose… quizás por mil años más… incluso más”

“Orochimaru-sama…”

“Y al final, entre más de ellos hayan, en más peligro estaremos” continuó él. “Porque tarde to temprano llegará una horda tan grande que no podremos escapar” miró fijamente al líder. “No podemos dejar que haya otro incidente como el del Refugio de la Lluvia. De alguna manera hay que prevenir la conversión de más personas.”

“¿Cómo se puede hacer?” preguntó el Namikaze, tratando de no entrar en pánico por lo que acababa de conocer. “No sabemos qué otros grupos existen, tampoco hay comunicación entre nosotros” observó al mayor en el cuarto. “Dime cómo demonios vamos a hacer para evitar que acontecimientos como estos pasen.”

“Vaya, Minato, jamás creí que el idiota de tu hijo se te adelantara alguna vez” le sonrió la serpiente. Entonces él lo entendió. “Por suerte, el ridículo plan de Naruto puede tener un inesperado resultado positivo para todos.” Levantó la vista con interés, sacando un viejo mapa de la ciudad. “¿Dónde está ahora?”

“Me ha llegado este dibujo”

“Pues…” sacó un estuche de tinta. Era extraño que Orochimaru quisiera meterse en asuntos de la comunidad últimamente. Solía dedicarse enteramente a sus investigaciones, apartándose de la sociedad tanto como podía. Esto sólo quería decir una cosa, que los deseos de sobrevivir eran superiores a los de permanecer aislado. Ambos lo sabían… era malo. “Empecemos a trabajar”

Notas finales:

¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado. Review!!!


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