Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El fin del mundo y más allá por Ghost princess Perona

[Reviews - 76]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!!! Sé que ha pasado un tiempo, pero he estado un poco ocupada con la escuela. Bueno... aquí está el siguiente capítulo. Espero que lo disfruten.

No sé qué puedo decir, ni siquiera puedo decir que sé completamente quién soy. O quizás sí a eso ultimo… supongo que debería comenzar por el principio. Nunca conocí a mis verdaderos padres, tampoco el nombre que ellos me dieron, sólo que fui encontrado con muchos bebés a en una casa de los suburbios en ruinas. Pero no tengo nada de qué quejarme, mis padres adoptivos fueron muy buenos conmigo. Es gracias a ellos que estoy aquí. Mi madre es quien me ha regalado este cuaderno para que apunte lo que quiera. Y he decidido… memorias… memorias importantes.

Y hablando de memorias importantes, la primera que se viene a la mente es la de la primera vez que vi a la muerte de cerca. Desde que recuerdo, unas paredes han rodeado el lugar donde vivo, tan grandes que no se puede ver el exterior. Y esto nos ha llamado la atención desde siempre a los más pequeños, a los que todavía no teníamos edad para participar en los ejercicios del exterior. Bueno, respecto a ese día… estaba observando a Koto y Shizu dormir. Ambos acababan de nacer, no hacían mucho más. Kotonoha Senju y Shizuku Uchiha… sólo con verlos en sus cunas nadie podría imaginar lo que serían después.

“¿Vas a quedarte aquí todo el día?” preguntó Nohara-san, la encargada de los bebés por ese día. Sabía que no era un trabajo que le causara ilusión, más heredó de su padre la voluntad de cuidar de los más indefensos, así que mantenía la boca cerrada

“Es que hay ejercicio en el exterior hoy y todos los senseis…”

“Ah, sí, ya lo recuerdo. Aún eres un renacuajo demasiado pequeño para eso” comentó, moviendo una mano. “Tranquilo, seguro que cuando te empiecen a crecer los músculos podrás ir todo lo que quieras.”

“Cállate” dije, levantándome con un puchero como un mocoso. En esos tiempos no era precisamente lo que se podía llamar maduro, aunque nadie pediría eso de un niño de seis años y medio. Afuera del cuarto me encontré con Koharu y Homura, que parecían igual de disgustados que yo por haber sido dejados de lado. Saru… Hiruzen intentaba animarlos mientras Torifu comía un bocadillo.

“¡No es justo!” el grito me llamó la atención. Danzo estaba a su costado, haciendo un berrinche. ¿Debería sorprenderme de eso? Después de todo era su especialidad. “Deberían dejarnos ir. Los mayores se van de paseo… ¡y nos dejan sin nada que hacer! ¡Es una completa injusticia!”

“La verdad, no sé si se puede llamar paseo a recoger montones de cosas metálicas” respondí, sintiendo un poco de pena por Dan-san, que luego tendría que soportarlo. “Además cargarlas de vuelta debe ser una pesadilla.”

“¿Ahhh, sí? ¡Pues yo podría traer más que cualquiera de ellos!”

“¿Hummmm? ¿Escucho el sonido de una apuesta?” Saru de repente estaba interesado. “¿Estás seguro que eres capaz de hacerlo? O mejor aún, ¿de ganarme a mí en lo que sea que estén haciendo ellos?”

“¿A ti? Juego de niños, mono” prácticamente se veían las chispas saliendo de cada uno de ellos. Estaba a punto de recordarles que no serían capaces de salir sin la ayuda de los adultos cuando Seiya se acercó con su hermanito agarrado a sus piernas. Sakuya nos observó, haciendo escalofríos descender por mi espalda. Él era de las personas que siempre se salían con la suya y su quería…

“Aniya, ¿escuchaste eso?” Seiya debía tener la misma idea, porque se tensó instintivamente cuando escuchó la voz del menor. Evidentemente, su único deseo al venir aquí era deshacerse del pequeño antes de que lo arrastrara a uno de sus problemas, lo que era muy común en su caso. “Quieren salir del muro sin nosotros”

“Lo… lo he escuchado” respondió, temblando un poco. Se notaba que no quería tener nada que ver con lo que sea que estaba planeando su hermano. “Pero no lo escuches, es imposible salir sin la supervisión de un adulto” Hiruzen y Danzo estaban ya deprimiéndose. “Sip, así es co…”

“¡A menos que tengas acceso a la super especial escalera de Sakuya-sama!” señaló el niño, dejándonos a todos de piedra. Demonios, debí saber que mi primo tenía hasta su propia manera de salir de los muros sin que los adultos lo supieran. “No es que alguna vez la haya usado, pero sé dónde está.”

“¿De… de verdad?” él asintió, sonriendo amablemente. Demonios, todavía recuerdo esa puñetera sonrisa que nos causó tantos problemas. El maldito crío del diablo nos llevó a una zona de la muralla que estaba ligeramente oculta, con una vieja escalera desplegada. La probé, todavía servía. Ayudé a Sakuya a subir, que estaba demasiado entusiasmado. Los otros debían estar explorando cerca, así que pensé que no tendríamos problemas.

“¿Esto es todo?” preguntó Danzo cuando pusimos los pies en el exterior, decepcionado. “Sólo es un montón de casas derruidas, justo como adentro.”

“Dudo que hayan construido esas murallas sólo por un montón de casas derruidas” comenté, avanzando con cautela. No me gustaba nada estar ahí, sin mis padres o alguien que pudiera protegernos presente. Caminamos pegados a los muros, recogiendo algunos curiosos objetos que teníamos a nuestro alrededor.

“Miren esto” Kagami levantó una mano, con una cosa rota decorada con osos sujeta. “Yo… creo que tenía una de estas. Seimei-san hizo para los niños a cambio de algunos favores para sus hijos.”

“Sí, lo recuerdo, yo también tenía” el Shimura se acercó para verlo. “Pero… es muy diferente. Está hecho de… no sé qué es… ah, sí, plástico. Ya lo hemos visto alguna vez” agitó la sonaja, no consiguiendo que funcionara. “Hummmm, al parecer está rota. No importa, igual todavía podemos hacer algo con ella.”

“Pues sí” de repente algo se movió en la cercanía. Un gemido que me heló la sangre se pudo escuchar, alto y claro. Entonces lo vimos. A lo lejos se veía como un ser humano, uno muy extraño, pero cuanto más se acercaba, más me daba cuenta de que había algo extraño con él. Entonces lo vimos… esa carne pálida y putrefacta que se mantenía unida de milagro, la cara de la muerte.

“¿Qué… qué diablos es eso?” preguntó Koharu, señalando al ser. Pronto nos dimos cuenta de que no estaba sólo, de hecho, muchas de esas cosas se acercaban a nosotros, gimiendo, estirando las manos justo hacia nosotros. Nos daba tanto miedo que hasta Sakuya perdió su usual cara divertida y se escondió verdaderamente detrás de la pierna de su hermano. Seiya estaba igual de aterrado, pero tuvo la suficiente entereza como para escudar al niño.

“Hay… hay que volver a la escalera” señaló él, pero en seguida se dio cuenta de que esa no era una opción. Los cadáveres nos cortaron el camino.

“Diablos” entonces se me ocurrió algo. “¡Vayamos con los adultos!”

“¡¿Qué?! ¡Ni muerto!” Danzo se cruzó de brazos.

“Por como van las cosas, bien puede pasar” comencé a correr, sabiendo que Seiya y los demás me seguirían. A pesar del regaño que sin duda les darían sus padres, ninguno quería quedarse aquí. “¡No se separen! ¡Vamos!”

“¡Hay que llegar!” finalmente, después de una carrera que agotó casi todos nuestros recursos energéticos logramos llegar hasta el sitio del ejercicio. Sonreí al ver a las personas montadas en la pared, observándonos con perplejidad. Por desgracia, ese lapsus permitió que tropezara con una piedra y cayera, justo cuando una de esas cosas se acercaba. Retrocedí en el piso muerto de miedo, pensando que era mi fin. Cerré los ojos, gritando… no llegó el dolor. En lugar me salpicó un líquido. Lo siguiente que vi fue a mi madre delante de mí, sosteniendo su espada.

“¡Levanta, niño!” me puso de pie con rudeza, su cara contorsionada por el enojo. Estaba en problemas, lo sabía desde el principio, pero… “¡Rápido! ¡Más se están acercando!”

“Ehhhh…” entonces vi a Seiya subiendo a Sakuya por una escalera, encaramándose él mismo a ella cuando el pequeño estuvo a suficiente altura. No perdí el tiempo, dirigiéndome al lugar. Una vez estuvimos todos adentro de nuevo, nos revisaron concienzudamente. Tenía el tobillo torcido y nada más. Papá suspiró de alivio cuando se lo dijeron.

“¡Eres un idiota!” Tobirama Senju no solía perder la compostura, pero cuando lo hacía sus rabias eran famosas. Pude sentirlo perfectamente en mi mejilla cuando me golpeó, tirándome al piso. No dije nada, seguro que me lo merecía. “¡¿Qué demonios hacían todos ustedes ahí afuera?! ¡Contesta!”

“Nada… sólo… teníamos curiosidad” él se reprimió para no darme otro golpe por ser listillo. Todavía se podían escuchar los gemidos de los muertos allá afuera, esos caminantes que nunca se cansan, que nunca duermen, que desean lo que sólo hay detrás de estos muros. Sus manos rascando en el cemento, sin hacer mucho daño.

“¡¿Curiosidad?! ¡¿CURIOSIDAD?!” papá puso una mano en el hombro de su esposo, ganándose una mirada furibunda. Tomó un par de respiros hondos, como tratando de calmarse. “No me mires así, Izuna, sabes lo que ha hecho”

“Sí… aunque tú también tienes que bajar el tono” me echó un vistazo frío, al parecer tan furioso como lo estaba mi mamá. “Ve al cuarto y no salgas hasta que vayamos a verte. ¿quedó claro?”

“Sí, señor” respondí, yéndome con el rabo entre las piernas. En el momento en el que estuve dentro del cuarto, tuve tiempo para reflexionar sobre la estupidez que había hecho. No sabía nada acerca lo que me aguardaba ahí afuera, tampoco de las precauciones que debían tomarse en el exterior. Ahora mismos me estoy preguntando en qué estaba pensando, sobre todo porque me estaba exponiendo a la muerte en más de un sentido. Me quedé ahí dentro durante horas, en silencio, sin querer conjurar la ira de mis padres sobre mí otra vez. Ya había sido suficiente.

“¿Estás bien, peque?” mi padre apareció en la puerta del cuarto, con una expresión cansada en el rostro y un sándwich en la mano. “Te has saltado la hora del almuerzo”

“No tengo hambre” respondí, bajando la cabeza. Tras encontrarme con esos seres putrefactos lo último que quería era comer algo, pero él igualmente me entregó la comida. Se sentó frente a mí con un suspiro, sobándose los brazos.

“Hoy has hecho algo muy estúpido” me informó, mirándome seriamente. “Decirte que yo no lo hubiera hecho a tu edad sería mentirte, más…” se detuvo en ese momento. “Sakuya ya escupió que él tuvo la idea de usar la otra escalera. No te preocupes, el enojo de tu madre ha bajado mucho.”

“Como digas…”

“Escucha, Kagami… tienes que entender que es muy peligroso salir ahí afuera sin estar preparado, más para niños como ustedes” sus ojos delataban la gravedad del asunto. “Podrían haber muerto o algo peor, ¿entiendes?” levantó la cabeza con aire soñador. “No sabes cuanto daría porque el mundo siguiera siendo como antes para dejarte explorar un poco…”

“¿Cómo antes?” en ese tiempo aún no sabía lo del brote, la historia de cómo mi mundo se había venido abajo antes de siquiera nacer yo. No, era un completo ignorante. “¿Qué el mundo no fue siempre así?”

“Pues… no” él mencionó, un poco reticente a hablar. “Antes era un poco más… seguro… y no teníamos esos feos muros que nos protegieran. Viajabas a todas partes… y comer cosas deliciosas que ya no tenemos… era un buen mundo… en algunas ocasiones.”

“¿Y qué pasó?” mi padre ya había hablado demasiado para su gusto. Se levantó sin decir ninguna palabra más, tomando su espada. “Vamos, dime”

“Cómete tu sándwich” instruyó, marchándose del cuarto. Un poco más animado, comí lo que me trajo. Saqué un libro del anaquel, un cuento para practicar mi lectura. Traté de pronunciar las palabras con cuidado, pero todavía habían muchas que no entendía. Y eso que sólo era la caperucita roja.

“¿Estudiando tan temprano?” una voz me sobresaltó. Mi madre estaba en la puerta, luciendo muy cansado. “Ven, demos un paseo” sugirió, tendiéndome una mano. Cuando estuvimos fuera nos dirigimos a la muralla, donde los guardias paseaban con arcos en las manos. “Escuché que Izuna te dijo que el mundo no siempre fue así.”

“¿Mintió?”

“No, pero… era una conversación que esperaba dejar para después” suspiró, subiendo por una escalera, mostrándome el otro lado. Todavía habían algunos de esos seres, chocando inútilmente contra nuestra protección. “Es una vista horrible, ¿verdad?” asentí. “Bueno, aunque no lo creas, antes yo solía pasearme por aquí contigo en brazos” me sonrió. “Había algo en este lugar que te calmaba de bebé.”

“¿En serio?” yo no podía creerlo. No podría posiblemente haber bebé en el mundo lo suficientemente loco como para calmarse en compañía de esas cosas.

“¡Sí! Tú, Seiya y Sakuya” comentó, riéndose. “Aunque no debería de extrañarme, los tres nacieron rodeados de zombies” se sentó, sacando su espada. “Madara y yo solíamos conversar mientras tú y ese revoltoso pegaban los ojos, pensando en lo mejor que sería si… el mundo no hubiera cambiado.”

“¿Cómo cambió?”

“Eso no lo sé” admitió. “Sólo sé una cosa, que la respuesta está en R-corporation” me acarició la cabeza. “Pero supongo que eso te confundirá más” bajó su mano hasta mi mejilla, de repente poniéndose triste. “Perdóname por lo de antes, es que… creí que iba a perderte y… me asusté mucho.”

“¿Perderme?” en ese tiempo no entendía, pero estaba a punto de hacerlo. El mundo no era como yo lo quería, ni siquiera como él había querido. “¿Has perdido a alguien alguna vez?”

“Izuna te ha dicho que el mundo no era así, ¿no?” él miró a la lejanía. “En ese mundo que yo conocía a tu edad… tenía otra familia. Un padre, una madre, aniya y dos hermanos más” abrí mucho los ojos. Era la primera vez en mi vida que escuchaba a mi madre hablar de su familia fuera de Konoha. “Ellos eran sólo bebés cuando empezó”

“¿Qué les pasó?” pregunté, con la infantil esperanza de que estuvieran en alguna parte. Su expresión era demasiado triste, pero yo no lo entendía. “¿Están aquí?”

“Murieron…” su respuesta me confundió aún más. “Se fueron para siempre… esas cosas se los llevaron y jamás los volví a ver… tampoco van a regresar. Cuando alguien muere no hay manera de que regrese. Me entiendes, ¿verdad?” me abrazó de improviso. “Hoy cuando te vi allá afuera, creí que morirías igual que ellos y eso realmente hubiera acabado conmigo. Lo sabes, ¿no?”

“Mamá… ¿de verdad hay un lugar del cual no podamos regresar?”

“Sí… y la muerte es ese lugar… o al menos era el lugar del cual no deberíamos regresar, ni siquiera nuestros cuerpos” señaló al otro lado de la muralla. “¿Ves eso? Son aquellos que volvieron de la muerte cuando no debieron… o al menos una parte de ellos volvió. Sus cuerpos se mueven, atacando a aquellos que los quieren, condenándolos al dolor que supone este tipo de media vida… no le deseo algo así a nadie.”

“¿Tus papás y tus hermanitos sufrieron así?”

“Bueno… eso dejaré que te lo cuente Hashirama cuando crezcas” me dejó ir, ayudándome a bajar. Fuimos a casa para cenar, donde papá nos esperaba con Shizuku. Él ya estaba dormido y yo realmente quería que se quedara así. No tenía ganas de pasar la noche sin dormir. Papá mordía un pan tranquilamente, untándolo con mermelada. Estaba tomando su leche caliente cuando se me ocurrió preguntar algo.

“¿Papá, tú has perdido a alguien por esas cosas ahí afuera?” escupió tan fuertemente el líquido que bañó a la persona que tenía delante. En seguida se puso a toser, por lo que mamá le dio golpes fuertes en la espalda.

“¡Respira, Izuna!”

“¿Qué le dijiste?” preguntó cuando finalmente pudo hablar inquirió, mirando a mamá de una forma extraña. En seguida supe que había metido la pata, que nunca debí haber mencionado nada de eso. Y lo reafirmé esa noche, cuando después de ponernos a dormir los dos se fueron a otro cuarto, donde comenzaron a pelear. ¿Qué cómo lo sé? Pues los seguí. “¿Qué diablos le dijiste al niño?”

“¡La verdad, lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo para que no se le ocurriera salir de los muros!” se defendió mi madre, también furioso. Nunca antes los había visto así. “¡Tiene que saber lo peligroso que es!”

“¡Le dijiste acerca de los muertos! ¡De las personas que habíamos perdido!” lo acusó él.

“Sí, se lo dije, pero no tiene nada de malo…”

“Claro, tú no piensas que tenga nada de malo. Tú no tienes nada que perder en ese campo” su voz estaba llena de resentimiento. “Sabes que tus familiares están muertos y enterrados en el patio de tu antigua casa, que ya descansan en paz” apretó los puños. “en cambio yo… yo ni siquiera sé si mi familia está realmente muerta… si tienen tumbas…”

“Ni siquiera te agradaban…” comentó mamá con un dejo de enfado, casi provocando una nueva explosión de enfado de parte de su marido.

“Seguían siendo mis parientes, la sangre llama” ambos se miraron con un dejo de antipatía que nunca antes me habían mostrado. Empecé a llorar, sintiéndome muy culpable por hacerlos pelear. Ellos se dieron cuenta de que estaba ahí, yendo preocupados hacia donde estaba yo. Papá me tomó en brazos, mamá me acarició el cabello con preocupación. “Ay, Kagami, pequeño… ¿Por qué estabas escuchando?”

“¡No peleen!” sollocé como cualquier niño. Ellos parecían un poco culpables, pero se calmaron mucho. “¡Prometo no volver a hablar acerca de eso! ¡Lo prometo! ¡Pero no peleen! ¡Tampoco se separen! ¡Shizu y yo no queremos que se separen!”

“Shhhhh, tranquilo, no vamos a separarnos. Sólo… ha sido una pelea tonta, eso es todo” me aseguró papá, poniéndome en el piso. Incluso él admitía sinceramente que pelearse con mamá por personas a las que ni siquiera les había importado en vida era una soberana tontería. “Shhhhhh… todo está bien”

“¿En serio?”

“Claro, pequeño” mamá aseguró con una sonrisa. “No hay manera de que algo tan estúpido como esto nos separe” me acostaron en mi cama de nuevo. Shizuku rompió a llorar, en seguida cambiando el foco de la atención hacia él. “Descansa”

“Sí…” me dormí reconfortado, pero todavía no puedo olvidar ese día. Fue mi primer roce con la muerte y, aunque he tenido muchos en mi carrera como explorador, este fue sin duda el más aterrador. He matado a cientos de esas cosas ahora… ¿Quieren saber cuál es la más aterradora que me he topado? Esa que casi termina mi vida ese día. Quizás sólo sea para mí… o tal vez siempre el primero es el que te marca más.

Notas finales:

¿Les gustó? Espero que sí. Tanta espera me hace sentir un poco oxidada. Bueno, ahora también estoy trabajando en otros de mis fics, ¿cuales quieren que actualice luego? ¿O hay algún preview que les interese? Review!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).