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El fin del mundo y más allá por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste este capítulo, van a haber apariciones de personajes especiales aquí.

“Esto se ve genial” Suigetsu se ganó un sopapo de parte de su hermano cuando este vio el estado de la costa. Era todo menos genial, poblada hasta arriba de zombies. “Auch, eso me dolió, nii-san. No tenías que darme tan duro.”

“Pues evita hacer ese tipo de comentarios” el otro Hozuki parecía listo para darle un golpe más fuerte. Por desgracia ya no era posible, estaban tan cerca de los cadáveres que estos prácticamente se rozaban contra el costado del barco. “Esto está mal, ni siquiera podremos pescar el auto si se conglomeran así en multitudes. Una vez entremos no podremos salir.”

“Habrá algún modo de…” entonces Itachi divisó algo que podría ayudarlos, pero sería sin duda una misión suicida. “¿Confían en mí?” los demás estuvieron de acuerdo cuando escucharon su plan, más era la única opción. Desde el techo del barco, los Uchiha se colgaron de lo que quedaba de una cadena, tratando de no romper el techo putrefacto que soportaba su peso. “Demonios”

“Voy a matarte” por esto prometió Shisui, trabajando en subir lo más rápido que podía. Una vez en el techo de las ruinas del terminal, ellos sacaron maracas para atraer a los muertos. El mayor agitó fuertemente mientras que el menor, cuya puntería era la más perfecta de Konoha, empezó a derribar a algunos de los que se acercaban a punta de cuchillo. Por el camino que iba creando, la veloz Ringo volaba como un ave para enganchar el coche. Levantó el dedo por un segundo cuando estuvo preparado.

“¡Ya está!” la comadreja se guardó sus cosas, corriendo hacia el agua al notar la avalancha de muertos vivientes que tentaban con destruir por completo las ya estropeadas estructuras del terminal. Saltó del techo hacia el barco, cayendo sobre el pecho de Kisame, que había querido atraparlo. “Ahhhhh… ¿gracias?” preguntó inseguro, quitándose. Un poco más atrás su primo se frotaba los brazos. “¿Lo siento?”

“Jamás… voy a volver a hacer algo como esto contigo” fue la respuesta del otro pelinegro, que se retiró dentro del barco para curarse. El Hozuki menor puso entonces rumbo hacia Kirigakure, donde podría revisar el coche. Los chicos se sentaron a almorzar sin muchas ganas, jugando con su pescado frito.

“Debes comer, vas a necesitar energía” Haku actuaba como una madre preocupada, por lo que se metió un pedazo a la boca. “Mei-sama quiere que salgan inmediatamente el auto esté preparado, y conociendo a Suigetsu será pronto.” Fue a la mesa principal, donde empezó a empaquetar algunas cosas. “Les estoy preparando agua y comida para el viaje.”

“No es necesario”

“Claro que lo es, tienen una larga travesía ahí afuera… y sería maleducado llegar sin nada que ofrecerles a los anfitriones” terminó con los paquetes, tan llenos que parecía que iban a romperse. “Zabuza-sama me ha dicho que podrán llevarlos por el río un poco más tierra adentro.”

“Sí, iniciaremos el viaje en una zona donde no haya muchas de esas cosas por seguridad” Itachi dibujó algo en la mesa. “Seguiremos el cauce del río, este nos llevará hasta la compuerta A en la muralla más exterior de Konoha” frunció el ceño. “No es un sitio muy popular para vivir, está demasiado cerca del exterior, pero se vigila regularmente, así que si llegamos hasta la compuerta cuatro…”

“¿Compuerta cuatro?”

“Para entrar en Konoha hay un sistema de compuertas exteriores e interiores” explicó Shisui, moviendo una mano con la intención de ayudarlos a visualizar. “Esta edificado así para evitar que las hordas y los zombienamis acaben con nosotros. Las compuertas por las que pueden entrar coches como el nuestro son cinco en la muralla exterior… y tendremos que pasar por una revisión al entrar.”

“Es lo justo” Kisame comentó, terminando con su pescado. Cogió entonces una mandarina, comiéndola y guardándose la cáscara. Esto les resultó un poco extraño.

“¿Por qué te guardas la basura?”

“¿Basura? Esto puede ser muy valioso” explicó el tiburón, señalando su bolsillo. “¿Cómo crees que se mueven los barcos? De alguna manera esos dos locos” dijo refiriéndose a los Hozuki. “consiguieron hacer que se prendieran con eso. Creo que en la antigüedad también lo usaban, se llamaba… biodiesel.”

“¿Biodiesel?” observó la cáscara que dejó en su plato. Ellos sabían que si dejabas un limón el suficiente tiempo a la intemperie podías conseguir Penicilium. Con su limitada tecnología no eran capaces de hacer la gran cosa, pero los antibióticos salvaron la vida de mucha gente durante las plagas. “¿También le van a poner eso al coche?”

“Si es que logran accionarlo con él” y fieles a su palabra, lo consiguieron en dos días. Itachi iría en parte de adelante del coche, teniendo más experiencia en conducir. Pronto dejaron atrás el océano, con su interminable fila de muertos entrando en las olas, atraídos por el sonido que estas hacían. Y con cada paso que daban hacia Konoha, más tenso estaba Mangetsu ante la perspectiva de separarse de su hermano menor.

“Sé cómo te sientes” le informó Itachi, poniéndole una mano en el hombro. “Yo también tengo un hermanito… pero a diferencia de él, el mío está perdido allá afuera sin poder contactarse conmigo por si tiene algún problema.”

“¿Cómo es que no te estás arrancando los pelos de la preocupación?”

“Él me necesita cuerdo para que pueda encontrarlo, por eso es que me mantengo moderado” suspiró. “Suigetus estará bien, tienes mi palabra. Y también de que aprenderá mucho de coches allá en Konoha.”

“Más bien trata de separarlo de ellos” bromeó el Hozuki, tratando de calmar sus nervios. “Los siento, es que a veces puede ser tremendo y olvido que ya no es un niño.” Sonrió “¿Quieres un concejo?” la comadreja asintió. “No dejes que salga de allá. Cuando lleguen va a creerse el rey del mundo cuando en realidad es sólo un chiquillo que jamás ha salido de una isla y no querría que le hicieran daño.”

“Tampoco lo permitiría” finalmente estaban alcanzando aguas demasiado superficiales para que las remontaran por agua. Ringo y Zabuza descolgaron la trampilla, permitiendo al auto tocar tierra. “¡Cuídense en su regreso a casa! ¡Y gracias por todo!”

“Gracias a ustedes” respondió el espadachín vendado. “Nos han dado un poco de esperanza al saber que no somos los únicos vivos”

“Adiós, hermanito” se despidió Mangetsu mientras el barco se alejaba hacia el mar. El Uchiha menor pisó el acelerador y puso rumbo a Konoha antes de que pudieran llegar visitas no deseadas. El sonido del mar podía haberlos escudado de la armada de muertos vivientes que se metían a las olas, pero no lo haría más. Siguió avanzando, pisando a fondo. Acortaron bastante camino por el río, así que sólo les quedaba un trecho corto hasta la aldea. Divisaron prontamente el muro exterior. La actividad era demasiada para ser un simple regreso.

“¡Un auto se aproxima!” las compuertas exteriores se abrieron al divisarlos, dejando entrar a un gran grupo de zombies a un espacio reducido y a su propio auto. Los muertos fueron exterminados prontamente. Itachi salió, extendiendo las manos.

“He vuelto… y traigo visitas” dijo mirando directamente a su padre. Tras la revisión fueron escoltados a la oficina del Hokage. En medio del camino, los dos Uchihas se dieron cuenta de que la ciudad bullía de actividad, incluso más que antes de irse. Los exploradores cargaban carrozas de metal con todo tipo de materiales, como si fueran a hacer un viaje largo… bueno, más largo de lo normal.

“Lamento haberlos recibido de esta manera, pero… como están las cosas seguro que lo entenderán” Minato los saludó de improviso, saliendo a su encuentro cuando estaban a punto de entrar a su oficina. Se veía cansado, muy cansado. “Bienvenidos a Konoha. Mi nombre es Namikaze Minato, el Cuarto Hokage.”

“Vaya…” Suigetsu se maravilló de lo que había en el lugar. Las paredes estaban muy desgastadas y parchadas, más se podían observar reliquias de tiempos pasados, incluso una foto de la primera generación que habitó la aldea… al menos de los más resaltantes. “Siempre había querido visitar Konoha. Los cuentos que se dicen acerca de ella no tendrán nada que ver con la realidad, pero sigue siendo sorprendente.”

“¿Ehh?” ahora era el turno del rubio de sorprenderse. “¿Acaso saben de nosotros en… donde sea que ustedes provengan?”

“Kirigakure” respondió Itachi, cruzando los brazos. “Es un conjunto de islas lo suficientemente alejadas de la costa como para ser un refugio seguro. Han estado incomunicados desde el brote, somos los primeros en hacer contacto con ellos desde el continente… bueno, los primeros si no cuentas a Liliya Mitarashi” el yondaime estuvo aún más interesado después de esa mención. “Su programa de radio llegó muy lejos. Convirtió a Konoha en una leyenda, como un nuevo Dorado.”

“Una pena que no estemos a la altura de sus ilusiones, entonces” el Namikaze suspiró, recostándose contra el respaldar de su vieja silla de madera. “No tenemos mucho que ofrecer, más espero que se sientan cómodos durante su estadía” caminó hacia un viejo mapa en la pared de su oficina con un pincel en la mano, haciendo un círculo en un pequeño conjunto de puntos amarillos. “Ya van dos”

“¿Dos?”

“Dos refugios que hemos localizado” le enseñó el papel. Tenía un círculo rojo y tres negros pintados en diferentes sitios. “Aquí estamos nosotros” señaló el primer círculo. “Escuela secundaria Konoha” luego señaló otro un poco más lejos, cerca de una masa azul. “Este es Kirigakure, las islas de la Niebla antes” apuntó al rojo. “Ese es Amegakure, el refugio de la lluvia que fue destruido hace poco. Y este último” señaló el negro. “se lo tropezó Nagato por accidente cuando fue a buscar a Naruto. Nos lo notificó por paloma. Se llama Kumogakure”

“Kumogakure” era verdad, ya iban dos. Dos comunidades con las que podían comerciar… si es que encontraban algo que ofrecer. Bueno, Kirigakure podía usar algunos buenos soldados. Y coches, sobre todo cuando trajeran de vuelta a Naruto. Entonces se fijó en otro de los mapas que había en la pared. Era a una escala más pequeña, señalando otros puntos. “¿Todavía no han podido encontrar a Naruto y Sasuke?”

“No, pero cada vez que recibimos una nueva pista enviamos otro grupo de exploradores” Minato negó con la cabeza. “Deben estar bien. La última… la última noticia de ellos es de esta mañana.”

“Lo que quiere decir que deben estar a algunos días de distancia” el Uchiha respondió apretando los dientes. Su líder no supo qué responderle.

“Estarán cansados, mejor almuercen” dio por terminada la conversación. La comadreja salió, sumamente frustrado. Nadie sabía dónde estaba su hermanito, ni lo que estaba haciendo en medio de ese infierno que era el exterior. Pensó en eso mientras se obligaba a permanecer en su silla, mordisqueando un pedazo de conejo, rumiando su rabia.

“Oye, esto está buenísimo” a su costado, Suigetsu hacía mucho ruido mientras comía. Él y Kisame recién descubrían una carne que no fuera de pescado, toda una novedad para ellos, lo que la convertía en lo mejor que habían comido en su vida. “¿Qué es?”

“Conejo” respondió Shisui, alcanzándole un vaso con un líquido blanco. Los de Kiri jamás lo habían visto tampoco. “Y esto es leche de vaca”

“¿Leche? La única que conocemos es la de las madres” bebió el trago de un sorbo. Poco después, el Hozuki se acercó al taller donde el pobre Obito intentaba devolver a la vida. “¿Necesitas ayuda?” el único mecánico de Konoha lo miró con lágrimas en los ojos. “Tranquilo, seguro que sólo le faltan un par de piezas por ahí.”

“No lo sé… creo que le falta combustible” admitió el pelinegro, rascándose la cabeza. “Cuando se fue, Naruto se llevó la mayor parte de esa cosa, lo que sea que fuera. Y al parecer esto no arranca sin eso.”

“Pues sí, tampoco los botes” recordó que antes cargó galones extra de combustible en el auto. “¿Te interesa conseguir un poco? Sólo tendría que hacerle un par de modificaciones al diseño original”

“Claro, haz lo que quieras” el Hozuki frotó sus manos, ansioso por meterse en el trabajo del otro mecánico. Al final del día tenían el auto listo, en el que partió Kakashi con bolsas de comida para Kirigakure, donde las cambiaría por más galones de biodiesel. Los de la niebla no tenían trigo ni cereales, que los de Konoha se podían permitir entregar a cambio de combustible para continuar con su búsqueda de los fugitivos.

“Wuuf, eso fue difícil” comentó para sí el peliblanco mientras caminaba por la aldea en compañía de Shisui, con quien iba a dormir. De repente alguien lo cogió del brazo, arrastrándolo hasta una de las casonas derruidas. El Uchiha lo siguió, listo para arrojar un cuchillo, pero se encontró que el enemigo no era un cadáver.

“¿Anko? ¿Qué demonios haces?” preguntó muy sorprendido. La chica le dio una de sus típicas sonrisas malévolas antes de llevarlos hasta una especie de garaje donde estaba aparcado un auto sorprendentemente en buen estado. “¿Qué…?”

“Sé que eres bueno con coches” dijo la antigua estudiante de Orochimaru, una conocida científica loca igual que su aterrador maestro. “Quiero que repares esto, a cambio te doy la comida durante toda tu estadía aquí.”

“¿Y para qué quieres repararlo? Dudo que quieras salir de aquí”

“¿Eres tonto o qué? Mi meta es mucho más noble” ella hinchó el pecho, mostrándoles libros y planos de lo que planeaba hacer. “¡Vamos a volver a poner al aire el show de Liliya Mitarashi, estelarizado ahora por su hermosa bisnieta Anko!”

“Ehhhhh” ellos intercambiaron una mirada sin saber qué responder. Era cierto que la pelimorada era inteligente, pero también que había perdido completamente la chaveta. ¡Simplemente no había manera de que pudieran hacer funcionar ese trasto! ¡Ni de construir una antena de radio!

“Vamos, vamos, que el tiempo es oro” y con eso, sin pedirles su opinión, Anko Mitarashi los puso a trabajar.

-En otra parte-

“Estamos acercándonos, dattebayo” Naruto agitó las riendas de los caballos, haciéndolos correr más deprisa. Por alguna extraña razón, Sasuke acababa de despertar… al mediodía. Sus ojos oscuros paseaban adormilados por el poco paisaje que podía ver a través de las rendijas de su ventana. “¿Hay algo que te agrada?”

“No mucho, sólo quiero ver el mar” de repente notó una gran congregación de zombies a un costado… y algo que se movía demasiado rápido para ser uno de ellos. Y trepaba. Espera, eran más de uno. “¡Dobe, mira! ¡Hay personas vivas ahí!” volvió a echar un vistazo, notando a un trío intentar subir a un derruido balcón sin mucho éxito. Se montó en el puesto del arquero. “¡Tenemos que ayudarlos!”

“¡En marcha!” el rubio dio la vuelta, dirigiéndose directamente a la conglomeración de zombies. Pondría en peligro a los caballos, pero tenían el coche si era necesario hacer una huida rápida. En el balcón, el grupo se mantenía sujetado a pesar del pesado equipaje que tenían. Un zombie reciente con una sábana en la cara intentaba coger el pie de uno, el más cercano al agujero.

“Baki-sensei…” la chica susurró con algo de pena, permitiendo que una de esas cosas la tomara por el tobillo. Por poco cae, gritando, más fue sujetada por sus hermanos antes de que su descuido se volviera mortal. Estos lograron halarla hacia ellos, arrancando de paso la mano que la sujetaba.

“¡Concéntrate, aneue!” gritó el moreno, sin poder alcanzar la AK-47 en su hombro por mantener a su hermana en la plataforma que de un momento a otro iba a caerse. “¡Él ya está muerto, no podemos hacer nada por él! ¡Concéntrate en mantenerte viva hasta que nos rescaten!”

“¡¿Y cómo pasará eso?! ¡Nos persiguieron demasiado lejos del territorio explorado! ¡No van a buscarnos hasta por acá!” aunque era la táctica del grupo, la rubia estaba perdiendo los nervios. Iba a ser muy difícil salir de una situación como esta sin perder a un miembro del grupo y lo sabía. Lo malo era que no quería perder a ninguno de sus hermanos. “No hay manera de que nos encuentren…”

“Salgan corriendo” el menor finalmente intervino, dándole espacio a su hermana para sujetarse. “Yo me… ¡mirad!” un vehículo muy extraño tirado por caballos se acercaba a toda velocidad hacia ellos, lanzando flechas a los zombies más cercanos. Entonces este se detuvo, muy cerca y de este surgió uno más pequeño que se movía por sí solo. “¿Qué demonios…?”

“¡No importa qué sea, sólo que es ayuda!” la chica observó al coche pequeño aproximarse, cubierto de nuevo por su compañero desde atrás. El ruido de su llegada también alejó a los zombies, atraídos por el jaleo.

“Subid, ¡rápido!” gritó el ocupante del coche, abriendo las puertas de atrás. Los hermanos no perdieron ni un segundo, metiéndose y cerrando la puerta en la cara de los muertos, que volvían a venir a por ellos. El chico de adelante piso el acelerador a fondo, esquivando a los cadáveres. Su amigo del camión grande había vuelto su atención a los más cercanos a la parte trasera, por donde entraron ellos. El rubio de bajó a toda prisa, yendo directo hacia las cadenas de la puerta. “¡Sasuke, cúbreme, dattebayo!”

“¡Estoy ocupado!”

“¡Nosotros lo hacemos!” se ofreció el pelirrojo, apuntando con su arma y presionando el gatillo. Del cañón salió un objeto de metal que Naruto jamás había visto, impactando contra el muerto antes de que este cayera al suelo. Era un arma esplendida… aunque hacía demasiado ruido. Hummm, quizás quedaron atrapados por culpa de esto. Él terminó de cerrar la puerta, yendo al volante para azuzar a los caballos.

“¡Sasuke, baja!” el Uchiha lo hizo, su pequeño puesto de tirador no era precisamente aconsejable de tener en los avances. Finalmente arrancaron, dejando atrás rápidamente a los lentos cadáveres. Pusieron un gran trecho entre ellos y los muertos antes de parar a tomar un descanso… sacrificar a los caballos mordidos. O quizás después, cuando hayan alcanzado un sitio más seguro.

“Gracias por salvarnos” el aparente líder de grupo se les acercó, extendiendo una mano hacia ellos. “Mis hermanos y yo llevamos días tratando de perder a esos montoneros, pero no hacían más que incrementarse.”

“Ya, conocemos la sensación… la situación también, ttebayo” le estrechó la mano el rubio. “Gusto en conocerlos, por cierto. Yo soy Naruto, él es Sasuke. ¿Quiénes son?”

“Yo soy Sabaku no Gaara, la de allá es mi hermana Temari y el otro es Kankuro… también nuestro hermano, aunque no lo crean” el que parecía mapache finalmente los presentó. “Venimos de Sunagakure.”

“¿Sunagakure?” parecía que habían encontrado a un grupo extraño. O mejor, a una aldea posiblemente tan grande como Konoha. Bueno, eran buenas noticias. Quizás deberían enviarles un mensaje a sus padres para decirles lo que hallaron en su escapada. Aunque… mejor disfrutarlo un poco primero hasta que vinieran a buscarlos.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, ¿quieren ver a Sasuke-chan celoso? Quizás sea divertido, ¿no? Review!!!


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