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El fin del mundo y más allá por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste el capítulo...

“Qué sorpresa encontrarte aquí, Hiashi” Chouza y Shikaku estaban bebiendo solos, ya que su amigo Inoichi trataba de vigilar a su hija, que estaba cautivada con el artista Sai. Parecía que terminarían casándose, ya estaban en la edad después de todo, por muy poca gracia que les hiciera a los mayores. “No sabía que te agradara beber”

“Bueno, yo tampoco pensaba que las personas encargadas de la estrategia y la protección de los accesos del río se la pasaran tomando” él comentó, rechazando el vaso de cerveza que le ofrecían. “Tengo una propuesta que hacerles”

“¿Ah, sí?” el Nara levantó una ceja. Todos sabían que era preferible no negociar con los Hyuga más de lo estrictamente necesario. Eran una de las familias más poderosas de Konoha gracias a los tratos sucios y las trampas que sus ancestros habían utilizado para prácticamente apoderarse de todos los negocios en la ciudad. Y el estratega era demasiado listo como para siquiera considerar que el líder de esa familia estaba ofreciéndole una ventaja. Él se llevaría la mejor tajada del trato, de eso estaba seguro.

“Oh, sólo les estoy pidiendo un poco de ayuda, nada más” él sonrió. “Sus hijos ya están mayores y deberían pensar en sus futuros antes de que terminen como la pobre hija de su amiguito…”

“Hiashi, te sugiero que vayas con pies de plomo” le gruñó el más robusto. “No me importa que seas el hombre más rico del mundo conocido, si te atreves a levantar un dedo en contra de nosotros o nuestras familias…”

“Ah, no, no es una amenaza, yo sólo decía” levantó los ojos al cielo. “Como no hay mejor afrodisiaco que el miedo.”

“¿A qué te refieres? ¿Qué miedo?”

“Miedo a desaparecer, Chouza” sonrió él, encarándolo. “Miedo a que tu nombre se pierda en la historia como cientos de otros, miedo a que tu línea sea exterminada con tu hijo por esos engendros come carne al igual que muchos otros y no tener a nadie que te recuerde ni al que le interese leer tus memorias. Miedo al olvido. Miedo a no poder pasar tu herencia a nadie… ¿no estás de acuerdo?”

“¿Qué diablos quieres?”

“Ayuda… para limpiar el refugio de la lluvia” ya los tenía, pensó con petulancia. “Sé que puedes diseñar una estrategia sin igual para recuperar esa zona con el mínimo de pérdidas, Shikaku, después de todo es tu especialidad.”

“Hum…” tenía razón. El diseño de los planes de guardia, las formaciones para las expediciones, los equipos… todo lo que tuviera que tener que ver con estrategia las hacía él. luego el Hokage les daba el visto bueno y se adaptaban conforme a la situación, pero la idea inicial siempre era de él. además… podía entender por qué quería a Chouza también. Él era un experto en peleas desesperadas cuerpo a cuerpo por la cantidad de muertos que solían entrar en ciertas temporadas por los agujeros de la muralla para la entrada de los ríos. Sólo le sorprendía que no invitara a Inoichi también, el experto en comunicaciones. “Y qué obtenemos a cambio”

“Tengo pensado establecer algunas alianzas con las otras aldeas… para asegurar la cooperación entre nosotros. Préstenme su ayuda y me aseguraré de que reciban su tajada en la repartición. Y un futuro favorable para sus casas.”

“¿Alianzas matrimoniales? ¿Estás demente?” Chouza se metió, aunque a su amigo no le parecía tan mala idea. La práctica era sumamente antigua, pero parecía ser la única manera de hermanar las aldeas. “¿Sabes hace cuanto tiempo no se practican?”

“Por favor, si siguiéramos las tradiciones denominadas por nuestros ancestros como modernas nadie estaría aquí ahora” les dedicó una mirada enojada. “¿Cuántas personas viven más allá de los cuarenta estos días? Es un maldito milagro que nosotros siquiera estemos aquí y ni qué decir de los abuelos. Menos de sesenta y ya se les puede considerar mayores que Matusalén.”

“Es una forma de decirlo” Shikau se frotó la barbilla. A Shikamaru no le haría ninguna gracia, más era una excelente idea por muchas razones. En un principio, así las aldeas estarían hermanadas por sangre, haciendo menor la probabilidad de pelearan entre ellas y en segundo… un poco de sangre nueva no les caería nada mal. Todos en Konoha estaban emparentados de una u otra manera, así que las enfermedades genéticas hacían de las suyas, matando a mucha gente antes de que dejara los pañales. La ceguera congénita hacía de las suyas entre los Uchihas y los Hyuga y algunos descendientes de los Senjus morían jóvenes por el albinismo. Y ni hablar de otros problemas. “En otras palabras, paz y flujo genético son la clave de nuestra supervivencia. Sobre todo la tuya.”

“Si quieres ponerlo así” el propio Hiashi estaba perdiendo la vista, todos lo sabían. La enfermedad no perdonaba a ninguno de ellos. “¿Y bien? ¿Me ayudarán?”

“Quiero una novia que se quede en Konoha” informó el jefe del clan Nara. “Y Chouza también. Además nuestros hijos tendrán el derecho de elegir a sus futuras esposas o esposos.”

“Hecho” sabía, como todo buen negociante, que tendría que hacer un par de concesiones para ganarse su ayuda. Tendría que sacrificar a su sobrino, claro estaba, pero era un precio pequeño a pagar por la influencia que esto le podía dar como arreglador de las alianzas. “¿Ya tienes alguna idea de cómo liberar ese sitio?”

“¿Crees que soy mago? Tengo que verlo antes” suspiró el estratega. “Una vez sepa qué tan mal está tendrás tu maldita estrategia y dejaré limpio ese lugar para ti” el Hyuga asintió, levantándose. Necesitaba comenzar a reunir la expedición. “Me sorprende que no hayas incluido a Naruto en el acuerdo. Casar al hijo del Hokage sería mucho mejor que a hijos de casas influyentes.”

“Embarazó al niñito de Fugaku, no hay manera de que los Uchihas lo dejen zafarse de un matrimonio con él. Y Minato lo sabe. Deben casarse, no se puede permitir perder el apoyo de la familia que prácticamente controla a los guerreros” y a él tampoco le convenía enemistarse con ellos, añadió en su mente.

“Ya veo” el Nara sirvió una copa más, levantando su copa hacia él. “Brindemos por el increíble futuro que nos va a traer el trato que acabamos de realizar”

“Eso si salimos con vida” Hiashi añadió. Y tenía razón, porque cuando partieron en compañía de Konan y muchos otros al refugio de la lluvia, en seguida notaron que no sería un trabajo fácil. Montones de muertos pululaban por las calles, en un estado que podían llamar latente. No estaban completamente activos, pero tampoco se caían al suelo a pudrirse. Es más, algunos todavía tenían sangre coagulada en las bocas.

“Hanzo-sama” la peliazul señaló a uno de los hombres, que tenía una profusa mordida que le abría el abdomen. El Hyuga le restó importancia, no necesitaba saber sus nombres.

“Bueno, puedo decirte que no va a ser nada fácil” Shikaku suspiró, arrebujándose en el grueso abrigo que lo protegía del frío. “Si no fuera porque es exponencialmente más pequeño que Konoha, daríamos media vuelta en este momento” abrió una caja, cogiendo una ficha. ¿A quién se le ocurría jugar a shogi en este momento? “Hummm, ellos tienen ventaja en este mismo momento, así que deben estar” puso todas en el tablero y en seguirá el otro entendió. Era una visualización del campo de batalla. “Sip, tenemos que sacar a muchos de ahí antes de poder atacar. Y aún así tendremos que tratar con el asunto de la memoria residual luego.”

“El asunto de la memoria residual…” él no era uno de los mayores creyentes de esa teoría, pero tampoco iba a contradecir las pruebas. Todos los zombies parecían volver a lugares que conocían en vida, incluso los habitantes de Konoha que eran asesinados en misiones. Por otra parte, si tuvieran memorias residuales, al menos tendrían reservas en comerse a sus familiares vivos, lo que no sucedía. “¿Qué harás?”

“Utilizaré esto” el Nara dijo después de un tiempo, levantando un extraño aparato. “Según me cuentan, Naruto se aburrió hace poco durante las últimas clases que le quedaban y se puso a hacer estas cosas con materiales que le robó a Seimei… creo que son despertadores.”

“Ese chico debería aburrirse más seguido… y al menos pagar por lo que usa” comentó el hombre, rodando los ojos. Usando su tablero como indicador, Shikaku distribuyó lo dispositivos en distintos sitios estratégicos. Estos tenían que estar lo suficientemente alejados como para sacar a toda la tropa de zombies, pero no lo suficiente como para atraer a más. También puso un tiempo prudencial en los relojes, el suficiente como para permitirles entrar a toda prisa y cerrar las puertas principales de hierro, abiertas de par en par.

“Los he probado, no funcionan mucho tiempo. Seguramente es gracias a nuestro nivel de tecnología” se encogió de hombros, despreocupado. “Según mis cálculos tendremos una ventana de tres minutos para cerrar esas puertas antes de que se nos vengan encima los que sacamos.”

“¿Y los de las casas? ¿Y si se quedan demasiados?”

“Los vigías entrarán primero… y por amor de dios, hombre, tenme un poco de fe. Nunca me ha fallado un plan” Chouza asintió. Su amigo tenía su confianza incondicional, porque, sin importar lo que pasara, siempre conseguía sacarlos con vida. “Muy bien, prepárense ahora” se cubrieron en las carrozas metálicas. “Los relojes se activarán en tres, dos, uno…”

BEEEEEEEEEEEEEEEEEPPPPPPPPPPPP!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! el estruendoso sonido resonó por todo el lugar, de diferentes direcciones, convergiendo los sonidos en la puerta de hierro abierta. En seguida todos los zombies en estado de latencia despertaron, caminando con sus andares torpes hacia la fuente, casi corriendo. Primero cientos, luego unos pocos. Cuando finalmente quedaron sólo dos o tres saliendo mientras se arrastraban, el estratega dio la orden de entrar. Los hombres salieron y corrieron al refugio, espada en mano. Abatieron a dos muertos en el piso, uno de los cuales estaba cortado a la mitad. Entre muchos cogieron las puertas medio corroídas y las cerraron, dándose cuenta de un problema inesperado.

“¡Diablos!” Konan fue la primera en notarlo, espantada. “¡Olvidé que la razón por la que había entrado fue que se desgastaron los seguros y cedieron cuando empujaron la puerta entre muchos!”

“En buen momento lo dices” Hiashi gruñó, sujetándose a la estructura de metal mientras buscaba alguna vía de escape.

“Cállense los dos, es momento de buscar una solución” mentalmente diciéndose que necesitaba una solución más permanente, Shikaku paseó la vista por su alrededor, buscando una solución. El silencio ya iba por dos minutos, tenían que hacer algo rápido. En seguida notó gruesas barras de madera en un taller abandonado. Habían sido diseñadas para una casa, seguro, pero servirían del mismo modo. “¡Vengan conmigo!”

“¿Qué?” la peliazul salió corriendo detrás de él, junto con los vigías. Veloces, tomaron las barras y trancaron la puerta artesanalmente, agradeciendo que los habitantes al menos habían tenido la inteligencia suficiente para poner agarraderas en su puerta. Una vez eso estuvo terminado, impidieron el movimiento de los goznes con algunas herramientas. Para entonces los zombies ya aporreaban su entrada.

“Tenemos que encargarle a Seimei que arregle esto” señaló el Nara, limpiándose el sudor. Uno de los más jóvenes en la misión asintió, dejándose caer al suelo. “¡No te sientas tan cómodo todavía, novato! ¡Ahora viene el trabajo más duro!”

“¿Y cuál es?” Mizuki preguntó en tono retador, sacándose su bufanda para abanicarse.

“Ir de casa en casa, claro está” Chouza lo levantó a la fuerza, forzándolo a caminar. Pasaron el resto del día visitando cada una de las estructuras que pudiera albergar un zombie, con una que otra indicación de Konan. Ella estaba abrumada por haber regresado, al mismo tiempo que agradecida de poder finalmente darles un poco de paz a las personas con las que creció.

“Vaya cantidad que había” Yugao comentó, muy cerca de ella. Arrastraba a la pira el cuerpo de un nuevo enemigo a quién había dado el descanso. La peliazul no lo reconoció, debía haber llegado con la horda que los invadió. “¿Lo conoces?”

“No” ella suspiró, levantando los ojos al cielo. “Deberíamos buscar un lugar donde pasar la noche, ya está poniéndose peligroso” en verdad ya estaba oscuro. “Conozco un lugar donde podemos descansar. Hanzo-sama tenía las mejores cosas, incluso puertas de metal”

“Seguro que no habrá nada mejor” Shikaku mencionó. Todos la siguieron, encontrándose con una casa significativamente más grande que las demás, con puertas reforzadas. Una vez chequearon que estaba libre y acabaron con un par de zombies más, dejaron sus cosas de lado, cansados. El líder se recostó en el piso, dejando que los demás prendieran el fuego y sacaran la comida de sus mochilas. “Ahhhh, estoy agotado…”

“Al menos el trabajo terminó”

“No cantes victoria todavía, Mizuki” el Akimichi le entró al joven su espada. “Te toca al primer turno. Trata de mantenerte despierto o te mato” advirtió antes de volver a la fogata con su sándwich de carne seca. “¿Qué hacemos mañana? Todavía deben quedar de esos malditos en la ciudad.”

“No tenemos de otra, iniciaremos el trabajo para librarnos de los que quedan alrededor de la ciudad” señaló su amigo, bostezando. “Habrá vigías apostados en las inmediaciones de nuestra zona de trabajo para evitar que se nos acerque alguna de esas cosas. Luego terminaremos con la ciudad.”

“¿Vamos a dejar a los de adentro para luego?”

“¿Acaso queda alguna otra alternativa? Los de afuera tienen que entrar o nos quedaremos sin provisiones para mediodía mañana” le regañó el Nara, sintiéndose ligeramente harto de él. “Sólo hemos traído provisiones suficientes para un día en la mochila porque había que viajar ligero.”

“Vaya error” él rodó los ojos, cerrándolos casi de inmediato. Era hora de esperar el nuevo día, no de discutir con imbéciles. Al día siguiente todos se levantaron para buscar las lanzas que Konan decía estaban en la armería. Eran muy artesanales, pero servirían.

“De acuerdo, esto va así” Shikaku le dio en la cabeza al muerto. Rápidamente otro tomó su lugar, que cayó igualmente rápido. Otras personas con armas se acercaron, trabajando en los distintos puntos de su pequeña zona de la muralla, con los vigías cuidándole las espaldas. Estaban en medio del trabajo cuando un grito desgarrador les llamó la atención. El estratega apretó los dientes, abandonando su puesto. “¿Qué hizo ahora ese imbécil? Por eso le dije que era mejor mantenernos juntos”

-Unos días más tarde-

“Entonces… la misión se cumplió con sólo el saldo de una vida” Minato levantó la vista de su reporte, pensando en lo poco que se extrañaría a la pobre víctima. Mizuki… no podía decir que el maestro sustituto fuera muy popular. De hecho, se había hecho fama de detestable. “Como siempre, tu porcentaje de éxito es sorprendente, Shikaku. Ahora podemos pasar a la siguiente fase del plan.”

“El clan Hyuuga se encargará…”

“Hiashi, con todo respeto, no puedo dejar que el clan Hyuuga se haga cargo de todo. Se supone que es un esfuerzo colectivo” el hombre se cruzó de brazos, ligeramente ofendido. “Oh, no te preocupes, tendrás una parte más que suficiente en la obra como para quedar tranquilo.”

“Me alegro, Hokage-sama” se volteó y salió. El gobernante, que estaba acostumbrado a esa actitud de superioridad de la que fuera la familia más rica de su pueblo, simplemente suspiró. El Hyuuga mismo debería entenderlo, no podía simplemente dejar que monopolizaran cada aspecto del nuevo satélite de Konoha.

“Haré la repartición de tareas más tarde, por ahora quiero hablar con ustedes” Inoichi entró en la habitación en ese momento, con expresión preocupada. “Necesito saber los detalles de su transacción con el clan Hyuuga”

“No fueron tan importantes” le restó importancia el Nara. “Nuestro buen amigo sólo nos recordó los beneficios de evitar la consanguinidad en las parejas” el rubio asintió. En verdad, ese se había convertido en un problema grande últimamente. “Así que, a cambio de conseguir un poco de sangre nueva para nuestros descendientes, le ayudaríamos a recuperar el refugio de la lluvia” miró a su amigo. “Es una suerte que te hallamos informado por medio de Inoichi. Dime… ¿Qué planes tiene nuestro querido amigo?”

“Por ahora, creo que convertirse en el eje de la alianza… si es que puede darse” desvió la vista. “A decir verdad, yo también hubiera hecho ese trato de haber estado en su lugar” confesó. “Sasuke y Naruto se ven felices, pero… sus tatarabuelos fueron hermanos.”

“Entendemos, es peligroso” los tres se quedaron en silencio por unos minutos. “¿Qué harás para frenar la ambiciones de Hiashi? Pueden ser aún más peligrosas.”

“Por el momento sólo centrarme en la alianza, luego veremos…”

“Supongo que ya tienes algo en mente”

“Pues sí, algo muy interesante”

-El gran día-

“Bienvenidos al refugio de la lluvia” Yugao recibió a la comitiva del Kazekage, que iba acompañado de muchos soldados, seguramente para su seguridad personal. “Permítame llevarlo a sus habitaciones. Hokage-sama se reunirá con ustedes tan pronto como los demás invitados lleguen.”

“Parece que tienen todo muy bien preparado” comentó Gaara cuando entró en la casa que les había sido asignada. Era espaciosa y fácilmente defendible, así su padre no tendría un ataque de paranoia. Aparte, estaba equipada para su estadía.

“Eso no importa en realidad” Raza se sentó junto a la ventana, tocando una vieja mancha roja en el alfeizar. “Deben haberse tomado muchas molestias para poner este lugar a punto. Se nota que antes estaba infestado de zombies.”

“Ustedes insistieron en mantener la reunión en un sitio neutral y esto era lo más parecido a una zona protegida neutral que las cinco aldeas eran capaces de ofrecer” Yashamaru se metió en ese momento, sacando algunos sándwiches de su mochila para que su sobrino comiera. “Y considerando que Konoha también provee la seguridad exterior, deberíamos estar agradecidos de que sepan hacer tan bien su trabajo.”

“Hummm” el Kazekage siguió mirando por la ventana, tratando de ver en todas las direcciones. Una comitiva se acercaba a la puerta principal. No podía distinguir muy bien cómo eran, sólo un símbolo muy grande con lo que parecían nubes. “Kumogakure… y vienen a pie”

“¿Esperabas que vinieran en autos completamente funcionales? No todos tienen la misma suerte que nosotros” su segundo al mando se colocó a su costado, observando cómo la comitiva del Raikage iba seguida de aparatosas carrozas metálicas. “Tranquilo, no encontrarás a ninguna aldea con nuestro nivel de tecnología.”

“Es verdad” suspiró. Luego sonrió de manera espeluznante. “Estoy esperando a que empiece… esta primera cumbre de los cinco Kages.”

Notas finales:

¿Qué les pareció? La cumbre no va a ir muy bien, ¿no creen? Bueno, supongo que todos se necesitan los unos a los otros, así que pactar es la mejor forma de sobrevivir... ¿Será así? Recuerden que jamás se han visto los unos a los otros antes y la confianza no aparece solamente. Review!!!


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