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El fin del mundo y más allá por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“Detente un segundo” pidió Madara cuando estuvimos lo suficientemente cerca de la escuela. Había estado haciendo algo todo el camino, jugando con algo que traía en su mochila. Eran celulares. Lanzó uno por la ventana, que comenzó a sonar inmediatamente. “Avanza” siguió haciendo eso por el camino. “Ya no podemos contar con las aves, no volarán de noche. Esos al menos atraerán a algunos… para” vimos a una horda avanzar hacia nosotros. Felizmente nos ignoraron. “Avanza”
“A ti siempre se te ocurre algo, ¿no?” dije satisfecho, haciendo señales con la linterna que habíamos traído. Alguien las captó y abrieron el portón principal, por el que el camión apenas pasó. Inmediatamente pasamos se cerró y aseguró la entrada. Poco después pudimos escuchar los golpes de los muertos contra nuestra barricada.
“Ya se habían tardado” Tobirama comentó, saliendo. Estaba muy cansado y… ¿usando un kimono? Ahora que lo notaba, todos los que salían estaban usando ropa tradicional. Bueno, todos excepto Izuna. Él sólo vestía un saco militar muy grande para él. “Te guardé un conjunto por si quieres, pero si tienes algo mejor…”
“Creo que por ahora está bien, ya mañana descargaremos el camión” bostecé, demasiado cansado para hablar. Mis amigos estaban igual, así que no había razón para trabajar tanto hoy. “¿Qué les parece si comemos y luego nos vamos a dormir?”
“¿Tienen comida? Agotamos nuestras existencias de ensalada” se cruzó de brazos mi hermanito… hasta que vio a quién traía en el camión. “¿Tokka? ¿Mito?”
“¡Tobi-chan!” Tokka corrió hacia él, abrazándolo, seguida de la pelirroja. “¡Me da tanto gusto volverte a ver!”
“¿Qué…?”
“Estaban atrapadas en el supermercado junto con esta chica y sus perros” señalé a Tsugumi, que se bajó con ayuda de alguien. “¡Hey! ¡¿Trajeron comida perecedera que necesitemos sacar rápido?!”
“Sólo esto” Yue sacó uno de los carritos, lleno de pollo, carne y… ¿patatas fritas? Yummy, parece que hoy habría festín. “No tenemos mucha energía, así que no podíamos traer mucho, ¿no?”
“Supongo que será la cena de hoy… y el almuerzo de mañana” Namikaze-sensei… Noa apareció en ese momento, con una mano en su vientre. A sus cinco meses de embarazo ya se le notaba. Aún cocinaba para nosotros. “Madara-kun, ¿necesitas descansar? Podemos hacer la cena nosotros.”
“No, yo…”
“Mejor descansa” los que estaban de guardia se quedaron apostados, observando las puertas con los binoculares que mi amigo sabiamente tomó de la tienda de campamento. El olor nos advirtió cuando el almuerzo estuvo listo. Todos nos sentamos en la cafetería, saboreando el pollo frito con papas que nos habían preparado la señora Namikaze y otros. Me sentí tentado a dormir encima de la mesa, pero mi hermanito me arrastró a nuestro cuarto. Noté que alguien había pegado un papel con nuestros nombres en la puerta.
“Descansa, dijeron” Tobirama dejó su espada contra la pared más cercana a nuestra cama. Antes de sentarse con una expresión muy extraña. “Bien, hecho. A este paso vas a acabar convirtiéndote en un maravilloso líder.”
“¿Qué esperabas? Me han obligado a aceptar el puesto, lo menos que puedo hacer es no decepcionarlos.” Hice lo mismo, quitándome el viejo uniforme para ponerme el traje tradicional que me esperaba. “Mañana hay que descargar el camión, espero haber traído suficiente para el invierno” me eché a su costado, poniendo la cortina sobre nosotros. “¿Cómo están Mito y Tokka por cierto? Y Tsugumi-chan.”
“Las hemos acomodado en el último cuarto, ya se han puesto a trabajar en él… al menos Tsugumi y Mito. Tokka se ha ofrecido a hacer guardia junto a una de las barreras. Bonita espada la que le diste, por cierto” se acurrucó un poco más contra mí. “Mito me pidió una naginada”
“Siempre ha sido mejor con eso que con la katana, le servirá bien” lo abracé. “Hemos traído colchones inflables, así que será nuestra última noche durmiendo sobre esto”
“Aniya… no vuelvas a salir, ¿de acuerdo?”
“Tendré que, no podemos sobrevivir sin ir al exterior”
“Trajiste semillas, pronto ampliarán el huerto” me agarró del hakama que llevaba. “Tendremos suficiente comida, por no hablar de ropa… ya no… hasta que nos rescaten…”
“Tobi… bueno, no tendré que salir en una temporada. Y no pienses en eso, nada malo pasó” lo besé en la frente. “Dulces sueños”
“Dulces sueños” nos acostamos así. Me desperté para mi turno de guardia, dejándolo dormir un poco más. Pobre, sólo es un niño y sin embargo ha pasado por mucho. Deseo con todo mi corazón que mis demás hermanos no hayan tenido que pasar por esto, que estén bien… el cielo se está aclarando, ya casi es hora de mi relevo. Y mientras observo el horizonte, escribo en este diario lo que ha pasado. Adiós y buenos días.
“Aniya, ya despierta” me llamó Tobirama cuando la mañana despuntó. Estaba muy cansado todavía, pero el aroma del almuerzo, de las ricas crepas que estaba haciendo Noa para nosotros. Inori estaba sentada con su grupo en una de las muchas mesas de la cafetería, mientras Shikaru dibujaba en un papel un plan para los cultivos. A su costado, su amigo devoraba el desayuno. “Come”
“Gracias” tomé el plato. Tras la aventura del día anterior se sentía bien comer con calma, con lo poco de normalidad que nos quedaba. “¿Madara está bien?”
“Los Uchihas están en las duchas, creo que ya terminaron su desayuno” era prácticamente un milagro que todavía tuviéramos agua corriente. Nos venía muy bien, ya que la siguiente fuente de agua era un río que estaba más allá del centro comercial. Tendríamos que expandirnos mucho y crear acueductos arcaicos. Seguro que los Hyuuga se habían preparado para eso también. “El Ino-Shika-Cho ha empezado temprano a arrancar las flores para hacer chacras”
“Está bien, necesitaremos comida” los saludé cuando salíamos, los tres portando espadas nuevas. Los chicos estaban caminando por todas partes, esperando a que abrieran el camión para ver lo que tenía dentro. Finalmente Hashirama y los demás lo abrieron, sacando los carritos. Los chicos se quedaron boquiabieros cuando sacaron los colchones inflables y rápidamente se abalanzaron para la repartición. “¡Eh, chicos! ¡Sólo uno por cuarto! ¡Son de doble plaza!” dormíamos dos en cada habitación, así que era lo justo. “¡Uno por cuarto!”
“¡Exijo uno propio!”
“Cállate” Madara, que recién llegaba, golpeó al insufrible chico del autobús. Era tan estúpido… uno de los pocos que no tomaba nuestra clase de artes marciales. Más bien el líder de ese pequeño grupo que simplemente esperaba a que los rescataran, sin ayudar en las tareas para sobrevivir. “Un colchón por pareja, nada más.”
“Una pregunta” Hideyori de repente alzó la mano. “¿Qué había en las cajas?” todos se fijaron en ellas, sin entender. “Ya estaban en el camión cuando las trajimos”
“Bueno…” esperaba que algo bueno, ya que eran algo grandes. Abrió una de ellas y encontró más cajas. Saqué lo que había dentro… “¡Son zapatillas!” 
“¡Zapatillas!” Rina se acercó corriendo. “¡Gracias al cielo! ¡Las que tengo están desgastadas de tanto que las uso!” todos corrieron. La estampida se detuvo cuando comencé a tirarlo sobre ellos, que atrapaban las cajas y se las probaban para ver si eran de su talla. Tardé mucho tiempo en reponer el orden, sobre todo con el chico del autobús de nuevo gritando para conseguir todos los zapatos. Terminamos de descargar el vehículo. “Creo que podemos utilizarlo cuando vayamos de misión.”
“Sí, Rina-chan” le contesté con una sonrisa, haciendo que Madara se volteara con el cejo fruncido en la cara. Fue detrás de él, tratando de adivinar qué diablos estaba pasando. Lo encontré con Izuna, inflando su colchón. “Vamos a repartir el resto de las cosas, uno de ustedes tiene que estar ahí para recibir su parte”
“Ve tú, otouto”
“Nii-san…”
“Ve tú” no estaba con ganas de hablar. Pasó así todo el día. Yo estuve atrapado detrás de un escritorio pensando en cómo disculparme con él y discutiendo con Yue los racionamientos por persona para que lo que trajimos nos alcanzara para el invierno, especialmente después de que naciera el bebé. Estaba a punto de irme a dormir cuando vi por la ventana a alguien que huía y… zombies en el patio. 
“Madara” lo reconocía y salí corriendo escaleras abajo. “¡Tobi!” grité a todo pulmón, despertando a todos. “¡Tobi, entraron al patio! ¡Prepárense para luchar! ¡Hay que cerrar la brecha!”
“¡Aniya! ¡¿Qué haces?!” preguntó, pero no logró alcanzarme. Los guerreros bajaron detrás de mí, los novatos se quedaron atrás para proteger la barrera principal en el piso de los cuartos. Salí al patio con el corazón en la boca por alguna razón. De esa manera me angustiaba perder a mi mejor amigo. Llegué justo tiempo, él se cayó en la carrera, por alguna razón desarmado, y los zombies los estaban alcanzando. 
“¡No! ¡Eso no!” le di un tajo al que casi lo había agarrado. Pelee con los muertos mientras Yue se encargaba de mover el autobús con ayuda de los Hyuuga, que cerraron la puerta. Supe al momento que no era un accidente, alguien lo había planeado así. Terminamos con los pocos que entraron en el patio por la pequeña apertura, respirando pesadamente al terminar. 
“Senpai” Yue me llamó hacia un extremo del patio cerca de una puerta lateral.
“¿Qué tenemos aquí?” Vi tirado el cuerpo del insufrible chico del autobús, cubierto de sangre y convulsionando. Las mordidas de todo su cuerpo dejaban claro que no iba a vivir por mucho tiempo. “¿Él te hizo algo?”
“Me dijo que había un problema en el patio, así que vine… pero ellos me tendieron una tonta trampa, qué estúpido fui” comentó Madara, enseñándole los dientes al que había intentado matarlo. “Hay que volver a entrar, todavía puede quedar alguno ahí afuera. No quiero más casualidades.”
“Sí” abrimos la puerta y nos encontramos a una temblorosa chica dentro, que se agarraba el cabello traumatizada. “Bien… tranquila” le pedí, tendiéndole una mano mientras Hideyori le atravesaba al cadáver la cabeza. “Vamos adentro, tomamos algo y nos cuentas todo lo que ha pasado”
“Yo… yo… no sabía lo que… no quería…” balbuceaba ella.
“Vamos adentro” Yue, Madara y yo nos metimos en el salón de economía doméstica, sellando con cautela las puertas del primer piso. Una vez ahí le serví un poco de leche. Ella se derrumbó inmediatamente, contándonos que había seguido las instrucciones de su líder sin saber para qué. Se suponía que ella debía esperar en la puerta para cerrarla cuando él hubiera pasado, dejando al Uchiha atrapado, pero los muertos lo alcanzaron primero. “Tendremos que enterrarlo en la mañana”
“¿Realmente merece que lo entierren?”
“Madara, tranquilo” le puse una mano en el hombro, buscando calmarlo. “Mañana lo enterramos en la cancha de atletismo, ¿sí? Por hoy hay que dormir”
“Como digas” se volteó, dispuesto a ir a dormir. “Por cierto, gracias por salvarme”
“De… de nada” mi cara se puso roja. No podía creer que estaba pasando esto, ¿Por qué me sentía tan extraño? ¡Sólo era un agradecimiento! Volví a mi habitación, donde un nervioso Tobirama me esperaba, con el colchón nuevo montado en las carpetas. “¿De verdad? Nos vamos a caer”
“Ya estamos acostumbrados, no creo que pueda dormir de otra manera” señaló las mantas calientes que ahora adornaban nuestra cama. “¿Es cierto lo que dicen en el pasillo? ¿Ha muerto alguien?”
“Sí, por desgracia” se adelantó para preguntar. “No, no es uno de los guerreros. Es el tonto que los dejó entrar” suspiré, echándome en la cama. “Su amiga nos lo contó todo.”
“¿De verdad?”
“Habrá un funeral mañana… espero que eso motive a los demás para que ayuden y no sólo se quejen por lo que tenemos o hacemos” lo envolví en mis brazos. “Era su líder, el de los nini que suelen reunirse en la azotea”
“Te dije que debíamos eliminarlos”
“No seas tan radical” nos cubrí, cerrando los ojos. Planeaba echarme una buena siesta, pero no conseguí dormirme tan fácilmente. Escribo lo que pasó este día para que quien sea que esté interesado en leerlo pueda saber nuestro día a día en el apocalipsis.
“¿Algunas palabras?” pregunté, parado frente al cúmulo donde estaba enterrado el insufrible chico del autobús… demonios, tantos meses viviendo con él y todavía no sabía su nombre. Eso sí que era ser malo. “Bien” coloqué un cartel de madera señalando la tumba. “A partir de ahora las cosas van a cambiar. Todos van a trabajar. Las clases de autodefensa siguen siendo opcionales, más quien no trabaja, no come”
“¿Por qué trabajar? Nos van a…”
“No nos han rescatado en meses, creo que simplemente no nos van a rescatar” Tobirama se adelantó, fulminando con la mirada a quien había hablado. “Y no vamos a mantener a inútiles, así que se aguantan”
“Tobirama…”
“Hay que decirles las cosas como son”
“Es cierto” la chica que había estado con él esa noche se adelantó apretando los puños. “Él se llamaba… Kenji Satou… creí que sólo por ser inteligente y porque su familia era influyente vendrían corriendo a salvarlo… no es así” apretó los dientes también. “Se equivocó, estos meses nos han demostrado que estamos solos, por nuestra cuenta y abandonados”
“Saori…” uno de ellos se adelantó.
“¡Tenemos que aceptarlo, ¿sí?! ¡O si no vamos a morir devorados!” ella de repente parecía mucho más fuerte que la noche anterior, sólo hace unas horas. “¡¿Acaso quieres eso?! ¡Pues yo no! ¡Y voy a demostrarlo!” se adelantó hacia mí. “Creo que no nos hemos presentado, soy Saori Umino. Quiero unirme a la clase de autodefensa.”
“Cualquiera que quiera aprender es bienvenida” le dije. No sabía qué pensar. Ella había sido tan servil desde siempre, un guerrero no podía ser así. Madara, a mi costado, asintió. Necesitábamos toda la ayuda posible. “Ahora mismo hay que hacer un inventario de las cosas que tenemos y necesitamos…”
“Ya he hecho uno, senpai” Yue me lo mostró. “Lo único que nos faltaría serían medicamentos por si alguien se enferma” el Hatake suspiró. “Es una lástima, pero en espacios confinados como estos suelen transmitirse muy fácilmente las enfermedades.”
“Bien, entonces el próximo lugar donde vamos a ir antes del invierno es la farmacia” señalé a Madara. “Es pequeña y está cerca, creo que podemos dejárselo a Izuna y a Tobirama”
“¿Vas a enviar a dos niños de primaria solos ir ahí?”
“No, Hideyori irá con ellos” lo miré. “¿No?”
“Claro” mi amigo se sintió más calmado. Los elegidos se armaron de mochilas y salieron en un coche más pequeño. Cuando regresaron estaban cargados de productos no sólo para curar enfermedades, sino que de higiene personal. Mi hermanito me mostró con orgullo su mochila llena de más semillas.
“Estas son de plantas medicinales” miré admirado el sobre donde estaban. “¿Dónde las encontraron? ¿Acaso las vendían en la farmacia?”
“No, había una tienda al lado de medicina naturista que las ofrecía, así que también tomamos todas las medicinas” le pasó la mochila a Inori. “Toma” me entregó un empaque de ramen. “Lo cogí de una tienda de 24 horas.”
“Parece que han hecho mucho más de lo que les pedimos” le sonreí, pensando en lo rica que estaría la cena esa noche. Regresé a la oficina, donde Saori me esperaba jugando con la radio. Normalmente Tobirama o alguno de los Hyuuga haría eso, pero ellos estaban ocupados, así que le confié la tarea a ella. “¿Qué tal…?”
 “Hola… hay alguien ahí…” una voz entrecortada salió de la radio, llamándonos la atención en seguida. “Si hay alguien ahí, están sintonizando radio Mitarashi. Soy Liliya Mitarashi, Dj Apocalipse. Mi número es… si estás sintonizando esta radio, llama y estarás al aire” ella continuó. “Me encuentro muy sola, no sé si soy la última en este mundo… así que por favor… contesten… contesten…”
“Hashirama…”
“Ya estoy llamando”
“Bueno, aún si no hay nadie, voy a poner un poco de música. Esto es WE Are the Champions para…” el teléfono sonó interrumpiéndola. “¡Sí! ¡Esto es radio Mitarashi, estás al aire para todo el mundo!”
“Soy Hashirama Senju, de la escuela secundaria…”
“¿Escuela secundaria? ¿Has sobrevivido ahí?” preguntó muy sorprendida. “Tengo una casa rodante con mi equipo, ¿hay ahí un espacio para mí?”
“Sí, claro, señorita…”
“¡Perfecto! ¡Ahí voy para sacarte de tu melancolía! ¡Esto es radio Mitarashi, si alguien está escuchando, la localización ha cambiado! ¡Hay sobrevivientes en la escuela secundaria, si alguien nos está buscando, ahí estaré!”
“No recuerdo haberle dicho que éramos tantos” miré a mi alrededor, Yue y los demás lo miraban con miedo desde la puerta, creyendo que habíamos invitado a una loca. “Bueno, veamos el lado positivo, tendremos un equipo de radio completo con el que pedir ayuda pronto.”
Notas finales:

Y... aparece la radio. ¿Qué sucederá luego? Review!!!


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