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El fin del mundo y más allá por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“Sabía que no podías ser el único, pero ¿tantos?” Liliya bajó de su caravana con una actitud relajada. “Tengo que admitirlo, chico, tienes talento para ayudar a la gente” me aplaudió. Tenía una pinta rebelde, con un cabello morado largo. Realmente parecía una DJ. “Su linda escuela está muy bien, mucho más viva que el resto de la ciudad”

“¿Has estado viajando por la ciudad?” pregunté con un poco de esperanza. Quizás mi familia se había cruzado en el camino de la chica loca esa. “¿Has… has visto si las personas de la zona residencial han escapado?”

“Oh, cariño, qué lindo” ella me palmeó la cabeza. “El ejército sacó a algunas personas del interés de la capital y otras zonas, pero los de aquí tuvieron que apañárselas ellos mismos” ella se cruzó de brazos. “Si tenías a alguien ahí, o murieron o escaparon a la base militar a la que yo me dirigía cuando esas cosas me bloquearon el paso”

“¿Base militar? Entonces hay que…”

“¿Crees que puedes ir allá? Pequeño, está muy lejos y hay demasiados de ellos” ella señaló la puerta. “Apenas y no son invadidos mientras intentaba meter mi pequeño camper en su bonita morada” de repente frunció el ceño. “Sólo hazme caso, sigue intentado contactarlos de cualquier manera desde aquí. Pueden usar mi radio si quieren, seguro que se les ocurre algo que a mí no”

“Veremos” me voltee. Ya casi era hora de la cena y, a juzgar por las apariencias, nuestra invitada no había comido nada distinto al ramen instantáneo por una larga temporada. La DJ nos siguió al interior, silbando cuando entró. Nuestras barricadas estaban mejor hechas, habíamos usado un montón de materiales para reforzarlas y objetos punzo cortantes para inmovilizar a los cuerpos de los muertos si estos entraran.

“Niños, ya es hora de… Oh, hola” Namikaze-sensei salió del salón de economía doméstica, que seguíamos usando para las cenas. No era recomendable pasear por el patio en medio de la noche, sobre todo con lo que había pasado ayer en la noche, así que nos acostumbramos a usar la cafetería mientras había luz y este en la oscuridad. “Tú debes ser la chica de la radio que nos contactó antes”

“Parece que soy popular”

“Todos están hablando de ti, eres la primera chica que nos hemos encontrado desde el grupo del centro comercial” señaló a Mito y a Tokka. “Bueno, basta de hablar de estos temas. ¿alguien tiene hambre?” le sonrió a su grupo. “Hemos preparado algo especial para animarlos después de lo que pasó anoche”

“¡Galletas!” alguien gritó y de pronto hubo una estampida de personas pidiendo sus porciones. Sabía que no era bueno comer azúcar a estas horas de la noche, pero no me importaba en ese momento. Lo único que quería era un poco de dulce tras todo el tormento.

“Te queda lindo ese traje” comentó Madara, volviéndose a sentar a mi lado mientras comíamos. “Te hace ver como un auténtico samurái.”

“Jaja, supongo que ahora lo soy” miré a mi alrededor. Las noticias que nos había traído Liliya nos desanimaron un poco a todos, que teníamos la esperanza de que nuestras familias hubieran sido evacuadas. “¿Crees que tu padre estará en esa base militar de la que habló esa chica?”

“Sé que está ahí, él me dijo que estaba en la más cercana antes de cortar la llamada con toda la cara dura del mundo.” Miró una galleta antes de morderla. “Me hubiera gustado darle un puñetazo, pero no puedo, así que… bueno”

“Realmente te llevabas mal con él”

“Ese malnacido… no quería admitirlo en frente de Izuna, más estoy seguro de que él fue quién atropelló a mi madre. Su coche misteriosamente apareció abollado al día siguiente del accidente y… el perpetrador tenía que ser alguien que la conociera, porque le pasó encima muchas veces para asegurarse de que estaba muerta” dejó caer su comida en el plato. “Él tuvo que hacerlo”

“¿Cómo se pudo librar?”

“¿Cómo crees?” sonrió con pesar. “Este mundo está lleno de injusticias y esa fue una de ellas. Por su posición, dinero y amigos en el poder ese tipo puede librarse de cualquier cosa” volvió a tomar la comida. “A mí me parecía una maldita sanguijuela.”

“Impresionante”

“No tanto” se levantó de su espacio. “Ven a hablar conmigo más tarde en tu oficina, ¿quieres? Hay algo que tenemos que ver”

“Como digas” la señorita Mitarashi había salido de la sala en ese momento y se nos quedó viendo muy extraño. Luego se sentó a mi costado, asustándome un poco. Masticó un par de galletas antes de comenzar a conversar, saboreando las chispas de chocolate como si nunca las hubiera comido en la vida.

“Dios, nunca pensé que algo que no fuera dango supiera tan bien” dijo ella. “Así que… ¿te gusta el chiquillo ese?” me puse rojo hasta las orejas, ¿Qué diantres decía esa loca? “No hay nada de qué avergonzarse, estás en la edad donde despierta el cuerpo, donde las hormonas comienzan a recorrerlo a toda velocidad…”

“Ya cállese, está…”

“Oh, vamos, puedes hablarme igual que a cualquiera de tus amigos, no soy tan mayor” ella me mostró un carnet. “Era estudiante de telecomunicaciones en la universidad. Mi emisora de radio era un pasatiempo para desquitarme por lo que me hacían aprender, la puse en un camper porque así mis padres no sabrían lo que estaba haciendo” suspiró “Ahora que lo pienso, fue una idea genial.”

“¿Te salvaste por el camper?” pregunté. Ella asintió, con la mirada lejana. Parecía que habían pasado muchas más cosas más que sólo una huida. “¿Qué sucedió?”

“La escuela fue infestada primero… o al menos antes de aquí. Se nos arrojaron encima. Yo les dije a otros que tenía un camper estacionado cerca de ahí, que podía llevarlos a donde sea que fuera lejos de ahí… no me escucharon. Pensaban que estaba fanfarroneando. Me abandonaron y se fueron corriendo directo hacia la salida principal… hacia ellos”

“Fue su decisión, no podía salvarlos si no querían ser salvados”

“Lo sé” ella se levantó cuando las galletas en su plato de agotaron. “Por eso no me martirizo por estar viva mientras que esos tontos no lo están.” Se estiró “Ahora… estoy echa polvo y no quiero dormir en el camper otra noche. ¿Dónde me puedo instalar?”

“No… no sé si tenemos habitaciones libres”

“Yo puedo hospedarla en mi cuarto” la profesora de mi hermanito salió. Estaba embarazada, seguramente necesitaría el espacio cuando el bebé llegara, pero aún así se ofrecía a compartir su cuarto con una completa extraña. “Soy la única que puede hacerlo, el profesor Yuhi no querrá compartirlo con una mujer…”

“Lo sé, pero usted…”

“Todavía queda un tiempo para que el pequeño llegue” se frotó el estómago con cariño. Sabía en lo que estaba pensando cuando hacía eso, siempre había estado preocupada por su marido, a quién no había visto desde que todo empezó.

“Es muy considerada, gracias” volvió a estirarse. “Ya veré cómo me consigo un colchón o algo así para no incomodarla.”

“Tenemos colchonetas y mantas, si quiere puede tomar algunas de ellas” le dije.

“Ya te he dicho que no me hables como si fuera una señora mayor, pequeñajo” me frotó la cabeza, poniéndome un poco incómodo. Se comportaba bastante como una molesta hermana mayor en lugar de una adulta. “Vamos, quiero acomodarme en mi cuarto antes de que la futura mamá tenga que dormir.”

“Ven” la llevé a la segunda planta, donde guardábamos en una habitación vacía los insumos que todavía no se estaban utilizando. “Unas cuantas colchonetas y una manta, nada más. Tenemos que guardar todo lo que podamos”

“Para ser unos niñitos son muy inteligentes” nos alabó ella, tomando lo que le especifiqué. “¿También puedo tomar un poco de shampoo? No he tenido una buena ducha desde que dejé la universidad y me gustaría tomar una en la mañana. Una toalla y un cambio de ropa tampoco serían mal recibidos.”

“Sí, claro” le puse una toalla del gimnasio y un kimono tradicional morado en las manos. Ella frunció el ceño, los kimonos no eran lo suyo, pero ni dijo nada y salió. “Ah, sí, recuerda lo que hablamos y no te precipites. No hay nada peor en una situación de supervivencia que adolescentes con las hormonas alborotadas, sobre todo si están confinados en un espacio tan pequeño.”

“¡Señorita Mitarashi!” me puse rojo.

“Tranquilo, sólo te estoy diciendo que uses protección” yo me quedé de piedra. Era demasiado pequeño para esas cosas. Sabía que tarde o temprano iba a tener la necesidad de… ¡pero todavía no! ¡Me daba tanta vergüenza! Además todavía no pensaba en… mi sexualidad. No sabía si me gustaban los chicos o las chicas, simplemente esa parte de mí no se… desarrollaba. Ella se marchó riendo y yo me dirigí a la oficina. “Cuídate”

“Loca” fui a la oficina, donde Madara me esperaba con una expresión seria. “¿De qué quería hablarme?”

“De los suministros” me enseñó el cuaderno de apuntes donde Yue lo apuntaba todo. “Incluso con lo que tomamos del centro comercial no vamos a alcanzar para el invierno. De alguna manera tenemos que conseguir más suministros.”

“La huerta…”

“No va a darnos frutos hasta llegado el verano. Y con una boca más que alimentar será difícil” me incliné sobre el cuaderno, maldiciendo para mis adentro al ver lo rápido que disminuían los suministros incluso cuando los racionalizábamos.

(“Oye, teme, aquí adelante hay una parte genial. ¿Quieres pasar directamente a ella-ttebayo?”

“Sólo continúa leyendo, usuratonkachi. No podemos simplemente saltarnos todas las partes que no te gustan” Sasuke frunció el ceño “Con razón Iruka te regaña”

“Eh, que eso no es mi culpa. Él tiene proble…”

“No, en verdad, es tu culpa por ser un idiota” suspiró “Ya qué, así te dejas de quejar. Continua donde tú querías y más te vale que sea en verdad una muy buena parte. Mi ánimo no está para soportar tonterías”)

“Bien, ponlos en la radio y…” Liliya, llevando su kimono nuevo, ayudaba a Madara con las aves para dispersar a los muertos. Yo los observaba, sin quitar mis ojos de mi amigo. No me gustaba que nadie estuviera cerca de él y ella parecía disfrutarlo. Eso me parecía muy sospechoso. “¿Está bueno, no?”

“¿Perdón?”

“¿Crees que no me he fijado en cómo me ves cuando estoy con él? ¿O a cualquiera?” me dijo con una gran sonrisa. “Acéptalo, tu… cuerpo está despertando. Ya no eres un niño, deberías saber lo que todo eso significaba.”

“Tú estás loca”

“Y tú en negación. ¿Acaso es la primera vez que te enamoras de un hombre?” no supe cómo responderle. “¿No será que es la primera vez que te enamoras, verdad?” ahora parecía el gato Cheshire. “¡Sí lo es! Aajajaja, no puedo creerlo” ahora hasta Madara la estaba mirando con una cara sorprendida. “Awwww, el primer amor”

“¿Primer amor? ¿Acaso estás enamorado?” preguntó mi amigo, acercándose. Sus ojos y su actitud me resultaban un poco extraños, como… amenazante. “Lo siento, pero no tenemos tiempo para eso. Hay que ir a la cafetería por el almuerzo o se lo comerán todo sin nosotros” pasó entre nosotros como una ráfaga helada. “Vamos, casanova”

“¿Qué le pasa?”

“Ahhhhhh, lindo, tienes mucho que aprender” bajamos. Estábamos bajando las escaleras del segundo piso, tras la segunda barricada cuando vimos un coche avanzando a toda velocidad por la calle, seguido de cientos de muertos. Incluso los nuestros perdieron interés en el muro de nuestra escuela, avanzando lentamente contra el auto. Era una van familiar y podíamos ver a las personas en el interior, golpeando las puertas.

“Tenemos que ayudarlos”

“Es muy tarde” Madara me agarró del brazo, tratando de detenerme. “Míralos, son demasiados. Sólo moriríamos intentando salvarlos”

“No pensaste eso cuando nos abrimos paso por una escuela infestada y una ciudad aún peor para rescatar a nuestros hermanos” le dije, soltándome de mala gana. “Prefiero morir intentando salvar a alguien que dejar que se mueran cuando están tan cerca de mí, luchando por sobrevivir”

“¿Qué vas a hacer?”

“Luchar contra ellos” corrí. De alguna manera que no sé logré subirme al muro que rodeaba la escuela. Ahora, sé que mi cuerpo ha mejorado mucho desde que asistía a la escuela, mis músculos se habían desarrollado por la cantidad de trabajo físico que hacía entrenando y ayudando en otras tareas, mis habilidades con la espada se habían afilado y mis tácticas de batalla también. Aun así estaba seguro de que iba a morir en ese ataque… hasta que Madara se posicionó a mi lado.

“Salvémoslos entonces, idiota. Me niego a perder a mi mejor amigo sin pelear” avanzamos por las vallas, saltando de ella en un sitio aun no ocupado por zombies. Nos movimos aprisa, desenvainando las espadas y rebanando a cualquiera de ellos que se nos acercara. Con nuestras habilidades era sencillo deshacerse de ellos. Así llegamos a nuestro auto, las personas en él gritaron a través del cristal. “¡No vamos a poder despejarlo!”

“¡Claro que sí!” dije, demasiado optimista. Me entregué por completo a mi instinto de batalla y creo que también él, porque en un segundo estuvimos rodeados de una montaña de cadáveres inertes, sacando a los sobrevivientes del choque. Eran chicos y chicas de nuestra edad, algunos menores, y un único adulto usando bata de médico. “Por ahí… ¡por ahí!” les señalé. “¡Entren a la escuela!”

“Ehhhh” Madara agarró la mano de una de las niñas y se la llevó a rastras a la escuela. Otra de las chicas lo siguió enfadada. Pronto todos estuvimos en la pared de la escuela.

“Adentro hemos limpiado todo, salten”

“Ya los escucharon, niños” el doctor dijo, tomando a la pequeña y ayudándola a subir mientras los zombies avanzaban como una lenta tropa. Flechas comenzaron a llover a nuestro alrededor como gotas de agua, atravesando las cabezas de los más cercanos. Me di palmaditas en el hombro por haberles enseñado arquería a los otros y comencé con la tarea de llevarlos adentro.

“Tú vas a primero y me ayudas a subir” le indiqué a Madara, que envainó, siguiendo mis instrucciones. Entre los dos ayudamos al médico, que nos dio las gracias. Saltamos y aterrizamos en medio del patio, sintiendo la adrenalina en el cuerpo. No podíamos creer lo que acababa de pasar. Nos habíamos enfrentado a una horda… y seguíamos con vida.

“Alto ahí”

“Yue…”

“Alto ahí, ustedes dos también” el Hatake estaba muy serio. Yo levanté las manos. Liliya nos observaba muy preocupada. Saori y los demás guerreros estaban ahí, ceñudos. “Vengan conmigo” tuvimos que desnudarnos, todos, para que se aseguraran de que no había mordidas. Una vez estuvieron satisfechos, Madara y yo salimos. “Lo siento, senpai, pero teníamos que hacerlo. Gracias al cielo que están bien”

“Sí, yo también pienso eso” me ajusté la chaqueta que llevaba. “¿Qué hay de nuestros invitados?”

“Están bien gracias a usted” Hideyoshi anunció, cruzando los brazos. “Aún no sabemos si podemos fiarnos de ellos. Además, su heroica acción nos ha traído un nuevo problema. No tenemos comida suficiente para nuestra población, con doce bocas más…”

“Me encargaré de eso, ya sabía que tendríamos que salir de nuevo para terminar de llenar nuestra alacena” suspiré, cansado. “¿Y? ¿Han dicho algo interesante?”

“Sí” Hideyori habló esta vez, revolviéndose incómodo. “Debería escucharlo por sí mismo, en este momento se encuentran en la cafetería” rodó los ojos. “Están famélicos, peor que Liliya cuando llegó aquí. Deben haber venido de un lugar muy lejano.”

“¿Alguien los está vigilando?”

“Saori y Mitarashi… los otros están reunidos a su alrededor para verlos comer” preocupado salí de la habitación donde nos habían llevado para pasar la prueba de mordidas. En un tiempo record llegué a la cafetería, donde había una turba. Entre ellos pude reconocer a mi propio hermano, que miraba con asombro a los recién llegados.

“Tobirama…”

“Sólo se han presentado dos, el niño de ahí” señaló a uno de los mayores. “Se llama Dan Shimura, él” señaló al médico con ojos de serpiente que devoraba un pedazo de pan duro. “Se llama Kosuke Shirohebi”

“¿De dónde vienen?” pregunté, poniéndome delante de ellos con cara seria. “¿Qué los trajo aquí?”

“Hummmm” Dan pasó lo que sea que tenía en la boca. “Venimos de la base militar en la costa donde nos habíamos refugiado después de que las fuerzas de autodefensa nos evacuaran” tomó otro bocado. “Mi padre es el congresista Shimura y él nos llevó a ese lugar. Estábamos con el doctor Shirohebi. Él iba a darnos una vacuna cuando… no sé qué pasó. Esas cosas comenzaron a entrar por una brecha en la seguridad. El general ordenó que les dispararan, pero eran demasiadas.”

“¿General?”

“Sí… creo que su nombre era… Tajima Uchiha” Madara abrió mucho los ojos. “Lo vimos caer junto con sus hombres, arrollado por una horda de esos. No sabemos si alguien más sobrevivió, pero…”

“Hummm” Madara e Izuna lucían conmocionados, luego se marcharon. Quizás no les agradaba el hombre, más era su padre. Tendría que conversar con ellos tan pronto como terminara con los nuevos.

Notas finales:

Y alguien más entra en escena. ¿Qué sucederá a partir de ahora? ¿Cómo saldrá la siguiente salida? Review!!!


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