El día era fantástico, San Valentín olía a sexo y rosas, no importaba lo mucho que le malhumoraba estar soltero, habían parejas felices restregarselo en la cara, y de la mejor manera que conocían, sí, esparciendo sus muestras de amor por doquier.
Park Chanyeol no era del tipo que miraba mal al mundo, o se quejaba de sus desgracias, ah-ah. Park Chanyeol amaba la vida, y vivir, y por ello la vida se abría de piernas para él.
Estar soltero en San Valentín no significa que tendría que pasar el día pateando piedras o cantando junto con los pájaros, no, San Valentín sin una novia significaba no excesivos recibos en restaurantes, o caros cuartos de hotel, tampoco flores, a lo que por cierto era bastante alérgico, sino a sexo sin compromiso.
El viento suave le removió la cabellera mientras conducía su motocicleta por las concurridas calles del amor, y la sensación agradable contra su piel le hizo sonreír de esa manera exquisita que tenía.
Al toque de un alto se detuvo plantando sus botas sobre el asfalto, tomando una respiración, podía ver sobre sus lentes de sol como las damas suspiraban por él, mientras hablaban entre ellas.
Chanyeol no le prestó mayor atención, de alguna forma estaba acostumbrado a ser deseado por las mujeres, simplemente desvió la mirada a la tienda a un lado suyo, y divisó su reflejo en los ventanales.
Traía unos jeans azules, unas botas estilo militar de cuerina desgastada y una camiseta blanca cuello V. Oh sí, todo un Adonis. Pero más allá de su reflejo notó el letrero de la famosa tienda sexual de todo Seúl. No era para nada discreta, tenía un gran cartel incandescente con letras rosas y orejas de conejo.
“Ah… que interesante.”
Chanyeol no había tenido la oportunidad de visitar lugares como esos demasiado seguido, casi nunca había tenido tiempo, pero realmente se familiarizaba con aquellos productos, debido a la cantidad de mujeres a las que ha complacido. Y vaya que muchas de ellas traían consigo juguetes que vendían en lugares como esos.
Chanyeol era feliz satisfaciendo a sus parejas sin importar sus gustos excéntricos, pues nada le ponía más duro que hacer gritar de placer a su amante contra las sabanas.
Se aparcó frente al local, y decidió echarle un vistazo. De alguna forma tenía curiosidad por el tipo de mujeres interesadas en esas cosas.
“Wow, hoy se vende bastante bien.” Pensó mirando con algo de asombro los juguetes de penes grandes, pues no había nada en el mostrador. Paseó tranquilamente con ambas manos en los bolsillos, mirando todo a su alrededor.
“Las mujeres requieren muchas cosas para satisfacerlas… Todas ellas necesitan ser tratadas bien en la cama.” Razonó admirando la cantidad de cosas en las repisas. “Deben sentirse bien cuando lo pongo dentro de ellas…” Chanyeol se detuvo en seco frente a un mostrador de madera blanca, y sus enormes ojos no se apartaron de un objeto en especifico. “Yo… me pregunto si un chico puede sentirse bien con eso. Tal vez… Baekhyun. A él le gustan los chicos, probablemente lo sienta increíble en su trasero… Si pongo algo grande ahí, ¿le gustaría hasta el punto de llorar? Oh joder… ¿qué demonios estoy pensando?”
Chanyeol tensó todos sus músculos ante la idea de su amigo en una situación como… Mierda. Lo había imaginado otra vez. Baekhyun desnudo, mojado, jadeando… atado.
Extendió su brazo, casi involuntariamente sobre aquellas esposas que venían junto a un bosal de cuero, pero alguien más las tomó haciendo que sus manos se golpearan entre sí, despertando al alto de su ensoñación.
Ladeó la vista observando a su rival, y encontró a un chico moreno de su edad, su cabello era claro, un marrón brillante al igual que sus ojos. No importaba como lo veía, definitivamente era un carnívoro.
*Activo.
Chanyeol inmediatamente sintió la amenaza irradiar del muchacho, que no se inmutó ante él, pues al parecer aquel objeto era igual de preciado para el moreno.
“Mierda… ¿por qué no puedo dejar ir esta cosa?” Se preguntó con las manos aun en la textura de cuero, oh mierda, no importa si nunca lo usaría de esa forma tan perversa con Baekhyun, jamás, realmente quería llevarselo a casa.
Ambos altos se enfrentaron en una batalla de miradas, y ninguno cedió.
Un rato más tarde ambos habían llegado a la conclusión que no obtendrían nada de esa forma, por lo que debían dejar de lado su ego y conversarlo.
—Realmente lo necesito.— Dijo sin tapujos el moreno con una mueca fresca y agradable, apoyando sus caderas contra la repisa, suspirado algo cansado.—¿Podemos llegar a un acuerdo?
Chanyeol, pensó por un momento dejando ir la pieza, pero de algún modo, algo dentro suyo, se sentía demasiado competitivo y salvaje como para dejar aquella boba disputa en un “perder.”—Lo vi antes, así que me pertenece a mi.—Alegó cruzándose de brazos y apoyando su espalda de igual manera contra la madera.—Hay una persona que definitivamente debe usar esto, así que lo lamento, no puedes tenerla. —Agregó mirandole de soslayo.
El moreno suspiró exhausto. ¿Era tan difícil dárselo? Hoy era un día jodidamente especial, y quería hacerlo con Kyungsoo, muy duro.
El pelinegro había estado bastante lindo esos días, mojandose con solo un beso, y eso… ah. No, imposible, le había prometido al bajito encontrar algo interesante para esa noche, y no iba a darlo por perdido.
—Chico...—murmuró el moreno eliminando su sonrisa agradable para mostrar una expresión peligrosa.—No quiero ponerme violento… ¿no podemos hacer un trato?—Preguntó sacando su billetera.
Yeol soltó una sonrisa sardónica, ignorando los billetes frente a él, bien, de alguna forma se había convertido en algo personal.—Bien.—gruñó.—Tendremos que ponernos violentos.
“Ah… ¿cómo terminé en esta situación ridícula?”
Chanyeol levantó los puños, cuadrándose en una posición de boxeo, mientras escupía sangre, había subestimado la sonrisa falsa de ese chico, pues sus puños eran duros como el jodido asfalto.
Kai sopló su cerquillo que se pegoteaba a su frente sudorosa, no importaba cuantos golpes le había encestado a ese poste de luz, él le había propinado unos certeros puñetazos, y respirar se le hacía difícil con las costillas amoratadas. Admiraba su estilo de pelea, evitaba las zonas como el rostro y atacaba en el cuerpo en los músculos, disminuyendo así la rapidez de su cuerpo.
¿Cuanto más debían seguir?
En el atractivo rostro de Kai se reflejaba cansancio por lo que se detuvo un segundo, y le dió la brecha que Chanyeol había estado esperando, se movió con increíble velocidad, tomando la nuca del moreno y empujándola con fuerza contra su rodilla impactando de frente contra su nariz.
Jongin se sacudió y cuando el alto se apartó, esperando haber ganado por fin la pelea, notó que el moreno había logrado cubrirse con una mano. Kai sonrió con los dientes ensangrentados, mientras su nariz escurría sangre, un golpe fatal como ese habría noqueado a cualquiera.
Chanyeol afiló la mirada sintiéndose verdaderamente algo inseguro de esa pelea. Ese tipo estaba un poco loco. El alto desvió la mirada a la entrada trasera del local, y sin esperar corrió dentro. ¡¿Qué más daba?! Hoy era un todo o nada.
Jongin se sorprendió al verle correr, pero se dio cuenta de que era lo que intentaba.
—¡Hey, eso es trampa!—Se quejó el moreno pisándole los talones.
—¡Bienvenido al mundo real, mocoso!— Contestó Chanyeol deslizándose hasta el pasillo, pero su sonrisa se borró cuando halló el estante vacio.
En ese momento Kai le embistió mandandolo al suelo, pero grande fue su decepción al no encontrar nada.—¿A donde fue?—Preguntó el moreno algo adolorido.
“¿Donde…?” De pronto sus ojos siguieron el rastro de su preciado tesoro en la bolsa de compras de una mujer de avanzada edad, que salía campante del lugar. “Menuda mierda.”
Ver a aquella señora definitivamente le había quitado todas las jodidas ganas, ambos hicieron muecas graciosas, intentando digerir la información.
—Vale, puedo llevar otra cosa.—Se rindió Kai.
Chanyeol soltó una risa, en momentos como esos no podía hacer más que reir.