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100 f*cking reasons why por MarLe514

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Notas del capitulo:

LOS AMOLO. 

011

 

Estaban en la habitación de Baekhyun, era el lugar perfecto para matar el tiempo. No importaba si afuera hacía un día genial, o que los pájaros cantaban la macarena, no había nada como encerrase a jugar cualquier tontería en la comodidad de un techo alto y aire acondicionado.

—¡Vamos, no te vas a morir! —Baekhyun se quejó.

Pero Chen negó casi de forma fúnebre.—¡Tienes razón! Voy a fallar y sufrir por el resto de mi vida sabiendo que fracasé. —Lloriqueó.

Baekhyun se palmeó la cara.—¿Por qué eres así?

Kyungsoo se acercó a Jongdae y le tomó del cuello de la camisa. —Es el maldito monopolio. Ahora toma los dados, y juega tu turno. —Amenazó con su aterradora mirada.

Jongdae soltó los dados de pura inercia. —En serio, plañirás este día. —Acusó, moviendo su avión por el tablero, y pagó 300 000 a Kyungsoo de mala gana.

El pelinegro contó su dinero como si fuera un richmen, empezando a abanicarse.

Baekhyun ojeó su celular.—Ya hablando en serio, ¿por qué los demonios están tan obsesionados con las almas humanas? ¿No pueden comer otra cosa? —Peguntó mirando la cartelera del cine: “Demoniaco renacer.”

Chen se acomodó en el suelo.—Ellos podrían comer frutas, pero el metabolismo de los demonios es demasiado lento, y las almas no tienen calorías. Duh.—Dijo en tono sabiondo.

—Ha dicho el experto. —Señaló Kyungsoo sin interés, tomando su turno en el tablero. 

En ese momento a Jongdae le llegó un nuevo mensaje de texto, por lo que desbloqueó su pantalla.

 

Secretaria Jung: Lamento molestarlo en su reunión súper secreta, joven Kim, pero tengo que informarle que su primo llegara mañana, y según especificaciones de su madre, debe ir a darle la bienvenida al aeropuerto.

Dejó caer su celular, luciendo pálido.

Baekhyun fue el primero en notarlo. —Hey, ¿te encuentras bien? —Preguntó dubitativo.

Kyungsoo le vio de reojo.

Jongdae se puso de pie, mandando a volar todas las frituras, y colocándose su chaqueta, apresuradamente.

—Hey, hey, ¿qué haces? —Preguntó mirándole alterado.

El castaño negó fervientemente. —Lo siento, me mudo a Alaska, donde no haya señal, o recepción. Y esta vez estoy hablando jodidamente en serio. —Alegó.

Kyungsoo encarnó una ceja. —No lo dice en serio. —murmuró.

Se detuvo a mirarlo ofendido.—Esta vez voy en serio. —agregó, mirando a Baekhyun.— ¿Recuerdas cuando me desafiaste a lamer el columpio?

El bajito puso los ojos en blanco. —No, no lo hice, sólo te dije: Chen, no vayas a lamer ese columpio. Y tu dijiste: No me digas que hacer, perdedor, y lo lamiste. —recordó.

—Ugh, ese no es el punto. —Le chitó. —A lo que quiero llegar es que nadie me dice que hacer. ¡Y menos para complacer a ese idiota! —Agregó.

Kyungsoo frunció el ceño. —¿De qué idiota hablamos? —preguntó juntando su dinero falso. Vamos, Kyungsoo tenía una inclinación por coleccionar los billetes del Monopolio.

Jongdae tomó una profunda respiración. —Es una larga historia. —concluyó.

El pelinegro ni siquiera insistió en oírla.

—Sabes, deberías persuadirme para que te la cuente. —masculló de malas.

Baekhyun se acomodó. —¡Adoro las historias! —Festejó.

Y después de una larga explicación de quien era aquel chico que ponía los pelos de punta a Chen, Baekhyun y Kyungsoo terminaron burlándose de él, hasta casi la media noche.

La idea que existiera alguien más irritante, con una personalidad terrible, un sentido misántropo elevado, y que además odiara a Chen, era como… ¡Chocolate y maní! Ajám, premio doble.

Joder, definitivamente se lo merecía, sus amigos no podían sentir lastima por él, pues Chen era demasiado hijo de puta, para ello.

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—¿Sabes qué? He estado pensando... ¿Y si el calentamiento global fuera una teoría de conspiración en lugar de un problema natural? —Su voz sonaba difusa desde el teléfono y se oía muy ansioso. —Digo, el gobierno podría haber estado usando el término "calentamiento global" para ocultar algún tipo de nuevo recurso secreto, ¿ya sabes? —carraspeó. —Es cierto que el calentamiento global es causado por diferentes cosas, pero, ¿y si todo fue planeado para ser así a propósito?

Permaneció quieto mirando el techo.—Chen... son las tres de la mañana.—Baekhyun se frotó los ojos, tenía baba en la mejilla y el pelo hecho un desastre.

—Ugh, en serio, perdóname por molestarte con mi amistad. —Masculló ofendido, desde la otra línea.

—Estas nervioso porque mañana llega el demonio, ¿verdad? —Preguntó acomodándose en su cama, habían trocitos de papas fritas entre sus sábanas, bueno el hecho no le interesó mucho y se la comió. La tarde de juegos había sido algo caótica con toda esa historia del primo demonio de Chen y habían terminado haciendo un desastre en su habitación.

—Mierda, sí. —Admitió por fin, mordisqueando su uña. Chen tenía grandes ojeras y se veía algo perturbado.—Sabes… siento que me hará algo malo, él, él siempre es un idiota, pero, ¿si quema mi cabello mientras duermo? ¿o, si pone mayonesa en mis pantalones?

Baekhyun frunció el ceño.—¡Tú me hiciste eso una vez! —acusó recordando ese día en séptimo grado.

—Ah, sí, lo siento.

—Sabes qué, te lo mereces, eres un patán. —Concluyó Baek, rascándose la nuca.

—Wow, es como si fueras un detective o algo así. —Dijo sarcástico Jongdae. Todos sabían que Chen era un patán.

Baekhyun bostezó, negando con la cabeza. —Buena suerte lidiando con tu karma mañana, idiota~—Se despidió antes de colgar.

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“Mierda, ¿esto puede ser peor?”

Jongdae vio por la ventanilla la entrada del aeropuerto, era ruidoso, el zumbido de los aviones cruzando demasiado abajo y las emotivas despedidas hacían que le dieran ganas de vomitar.

—Por favor, dime que estamos a tiempo para dar vuelta…—Pidió el castaño.

Por supuesto su chofer sólo sonrió compadeciéndole. —Lo siento, joven Kim. —dijo abriéndole la puerta.

El menor suspiró agotado. —Ah… está bien, puedes ir a beber algo en Starbucks, esto tardará un poco. —Masculló, su chofer se despidió con un venia, pero de igual forma chocó el puño con el menor.

Al entrar miró a los alrededores, bien, aún había tiempo para tomar un vuelo a Jamaica, cambiar su nombre, quemar sus dedos para eliminar su huellas digitales y empezar una nueva vida como “Carlos Santana”.

—El vuelo catorce; Beijing—Seúl acaba de aterrizar, los pasajeros pueden salir por la puerta dos, gracias por elegirnos. — Chen se palmeó el rostro, cuando escuchó la voz robótica de aquella azafata, que definitivamente marcaba su sentencia de muerte.

Recapitulemos. ¿Por qué estaba tan irritado? Bueno, la respuesta era simple, y además se escribía con dos caracteres. MIN—SEOK.

Oh, sí.

El hijo de un sujeto lo suficientemente desquiciado como para casarse con la loca de su tía hace más de siete años, y que además, había sido su pesadilla desde entonces.

Por supuesto, el gran Kim Jongdae, aún tenía terrores nocturnos por todos los malos ratos, bromas pesadas y amenazas que le había hecho ese maldito granuja.

Chen tensó la mandíbula, “yu-pi” incluso su madre le había obligado a recogerlo en el aeropuerto y darle un paseo, como bienvenida. ¿Había algo peor? Sí, de hecho sí.

El idiota de Minseok iba a quedarse con ellos por dos meses, y eso sólo significaba problemas.

—Ah, bueno… no he visto su horrenda cara desde sexto grado, tal vez haya cambiado su asquerosa actitud. —Murmuró. Joder, si Kim Jongdae era considerado un dolor de culo, pues Minseok era como el Tesoro Nacional de los malos ratos.

Se acercó a la puerta dos y esperó con la capucha y la máscara de boca puesta, bueno, la oportunidad de salir huyendo aún era tentativa.

“¿Qué está esperando?” Murmuró Chen mirando la hora en su reloj. Iba quince minutos retrasado. “Bueno, tal vez fue al baño en el avión y terminó siendo expulsado por la caja de deshechos, por error.” Sonrió ante esa idea. Y estaba tan metido en ello, que no vio a su primo aparecer.

 

Un rubio, delgado y muy atractivo chico se quitó las gafas oscuras, caminando como en una pasarela, incluso Back in Back de AC/DC pudo oírse de pronto. Lucia exactamente como una celebridad, atrayendo las miradas de los demás.

Jongdae se encogió sobre sí mismo, jalando su chaqueta para cubrir su rostro, pero el rubio tenía un ojo increíble para encontrar a su primo adorado. Chen comenzó a rezar su rosario esperando no haber sido visto.

—¡Oh! Ahí estás, putito. —De pronto la cantarina voz de Minseok, llegó a sus oídos. Él se puso de cuclillas a la altura del castaño sonriéndole lindamente, quien continuaba haciéndose bolita. —Extrañé tanto verte, Chen Chen.

—Mierda… Oh, sí, hola. —el castaño sonrió falso y luego puso su mejor cara de poker. —Sí, yo no. —Contestó suspirando.

El rubio rodeó su hombro con su brazo, concienzudamente.—Aw, eres tan lindo como siempre. —Minseok le acarició los mechones de pelo como si se tratara de una linda Barbie.

Chen le quitó la mano, brusco. —Soy una atrocidad para Dios, pero gracias. —Masculló, poniéndose de pie. —Andando, el coche nos está esperando afuera. ¿Son todas tus maletas? —Preguntó mirando su bolso de mano.

Xiumin estiró su sonrisa. —Ah, no, un carrito traerá las demás. Suerte con eso. —Le dio unas palmaditas en la espalda empezando a caminar.

Jongdae tomó una gran respiración. Había estado bastante equivocado cuando creyó que Minseok había dejado de ser un idiota con sed de lágrimas suyas.

 

Cuando el carrito llegó habían más de seis valijas y todas parecían jodidamente pesadas. —¿Qué llevas ahí? ¿El cuerpo de tus víctimas? —Dedujo en tono serio.

El hombre que conducía el carrito bajó todo el equipaje dejándolo a los pies del castaño, quien sin salvación, empezó a cargarlas.

—Firme aquí. —Indicó el hombre, ignorando a la parejita.

Minseok vio de reojo a su primo y sonrió lascivo.—Vaya, Chen Chen, que fuertes brazos…—Alagó escribiendo su firma.

—Ah, gracias, supongo. —Masculló de mal humor. Esperen… ¡¿Por qué tenía que llevar su puto equipaje?!

Min parpadeó lindamente.—Pero, ¿sabes dónde se verían mejor? —preguntó sonando inocente. — Alrededor de mi cu—

Chen agrandó los ojos.—¡Alrededor de la biblia, alabando a nuestro señor Jesucristo, amén! —Gritó empujando su mano contra la boca del mayor, para que se callase.

El hombre carraspeó manejando rápidamente su carrito, alejándose lo más posible de esa parejita extraña.

Xiumin lamió la mano de Chen de pronto, y este hizo una mueca asqueada.

—En serio, para ya con tus bromitas. —Amenazó Jongdae limpiándose la palma en su pantalón.

El rubio se cruzó de brazos. —Ahora ¿qué hice? —Puchereó. —Además, te veías muy ofendido con la idea que nos confundan con una pareja. —Se quejó. —¿Qué sucede? ¿No soy lo suficientemente bueno para ti?

El castaño puso los ojos en blanco. —No tendremos esa conversación, otra vez. —siseó.

Ah, sí. Lo peor no era que su primo fuera un idiota de primera liga, definitivamente lo peor era que ese idiota se quería meter en su cama.

 

Veinte minutos después…

 

—¿Jo-jóvenes…?—Su chofer tenía un cruasán a medio comer, cuando vio a ambos menores aparecer en el estacionamiento.

Minseok sonrió al anciano, luciendo desaliñado.—Ah, lo siento, estaba haciendo unas cosas. —Se justificó, subiendo al coche.

Un segundo después Chen también entró luciendo igual de desaliñado. —¡Me empujó por las escaleras! —Se quejó.

El hombre soltó una risita, esos chicos habían sido así desde siempre.

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Chen movió las baquetas sobre sus dedos con habilidad, antes de dar los redobles en un solo de batería de treinta segundos; esa tarde hacía calor, por lo que su camiseta sin mangas de Aerosmith estaba empapada y sus brazos morenos brillaban por el sudor.

Gracias al cielo la secretaria de su madre se había llevado al demonio a turistear, dejándole el día libre para ensayar.

Kyungsoo continuó con su bajo, sus dedos largos y manos delgadas tiraban de las cuatro cuerdas con mucho profesionalismo, aunque su expresión de “bitch face” no variaba en lo absoluto.

Ese día estaba de buen humor, pues su novio le había dicho que tomaría un papel estelar, y nada le hacia más feliz que ver a su idol crecer como artista, y aunque Kai no tuviera mucha información cómo estar en una relación amorosa, a él no le molestaba tener que enseñarle un poco.

Y por último, Baekhyun tomó con fuerza el micrófono, y con una exhalación dejó fluir su increíble voz en la nota más alta de la canción.

Para él no había algo más importante que la música, que su banda. Bueno, bueno, Chanyeol iba juntito a la música en esa lista de cosas importantes.

La batalla de bandas estaba a la vuelta de la esquina, y sus amigos y él ya habían preparado exactamente todo para aquel día. Los días de ensayos eran súper duros, no querían fallar de ninguna manera. Incluso Kyungsoo quien era el menos interesado en cosas como esas, estaba poniendo de su parte y trabajaba duro.

En ese momento estaban en la cochera de la mansión Byun, el lugar tenía mucho espacio, lo suficiente para que entre una batería Pearl, una colección de cuatro guitarras eléctricas y una extensión de cables, con dos amplificadores medianos.

Estaban en medio de la canción, cuando su móvil vibro sobre uno de los parlantes pero debido a la estridencia de la música pasaba totalmente inadvertido.

De pronto la música se detuvo y pudo oírse como la estática le siguió.

Los tres adolescentes levantaron la mirada buscando el problema, y lo que encontraron fueron los fríos ojos cafés de un hombre con traje elegante y una cara de pocos amigos.

—Pa… papá. —susurró sin aliento Baek, dejando su guitarra a un lado.

“Ay, no, no, no… ¿Qué hace aquí?”

—Espero que no te moleste, te estuve llamando por veinte minutos. —El rostro serio de su padre hizo que Baekhyun se orinara en los pantalones, dejó caer el micrófono y se acercó al adulto en cuestión.

—Ah, padre, ¿cuándo llegaste? —Preguntó logrando no tartamudear. ¡¿En serio?!  

Chen maldijo en ruso, y se puso de pie. Ese hombre era un poquito… aterrador. Kyungsoo igualmente sintió la atmosfera y decidió que lo mejor era dejar el ensayo a la mitad.

—Adiós, muchachos. —Se despidió de forma rígida el hombre, al verlos marcharse.

Kyungsoo y Chen hicieron una venia frente al intimidante hombre, y a Baekhyun le miraron con pena. —Adiós vaquero. —Dijo Jongdae bajito, lo suficientita para que solo Baekhyun lo escuchara.

Cuando ambos Byun estuvieron solos, el menor se forzó a sonreír. —Verás… hoy es sábado así que solo estaba tomándome un día…—Inventó una excusa.

—El secretario Kim me acaba de informar que no fuiste a dos de las reuniones mensuales de la compañía. —suspiró. —¿Has estado tonteando todo este tiempo? Habíamos hecho un trato.— El hombre afiló su mirada, cruzado de brazos. —Ya te divertiste mucho. —puntualizó. —Pero, eso se terminó. Es hora de ponerse serio. —Sentenció.

Baekhyun parpadeó perplejo. —¿Qué… qué significa eso?

“¿Cómo es posible? Él ni siquiera me dio un abrazo, pero… ¿está castigándome?”

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Baekhyun estaba encerrado en su habitación, ni siquiera había bajado a cenar excusándose de tener diarrea. ¿Por qué su padre había regresado de la nada? ¿Acaso Paris ya no le parecía interesante?

Su padre en Seúl sólo significaba una cosa. Problemas.

 

—Está bien, que no cunda el pánico. —La voz tranquilizadora de Chen hizo que Baekhyun por fin pudiera respirar. —¿Tu padre, está muy enfadado? —preguntó.

Kyungsoo esperó paciente la repuesta del castaño.

—Lo está. —Dijo temeroso. —Habló con el prefecto y sabe que me va muy mal en la escuela, quiere que deje la banda y todo con la música… ¿qué voy hacer? —Baekhyun se cubrió con las mantas aferrándose a su teléfono inalámbrico.

Chen maldijo, dando vueltas en su silla de escritorio.—Vale, vale… Todo tiene una explicación coherente que puedes inventar, para zafarte de esto, solo hay que ser creativos.

Kyungsoo puso los ojos en blanco. —No ayudas en nada. —Dijo desde la otra línea. Esta vez no será tan sencillo, incluso regresó a Seúl. Creo que ahora, sí va enserio.Dijo Kyungsoo de forma fría. De todas maneras no parecía que alguien más se atreviera a decir lo obvio. Baek…murmuró.

—¡No, no! Esto no puede estar pasando justo ahora…—Sollozó Baekhyun mordiéndose las uñas. La competencia de bandas era pasado mañana. Se había esforzado tanto para ese día, no podía haber algo que lo arruinase… no podía. —¿Qué es lo que quiere que haga? ¿Por qué me está arruinando ahora?

Chen se frotó la cara. “Realmente, Kyungsoo, tienes una personalidad terrible…”—Vamos, Baek, no es tan malo. Aún tenemos derecho a una trigésima quinta segunda oportunidad. —Alegó con una suave sonrisa. —Estoy seguro que Lord Voldemort cederá, sólo hay que ser cuidadosos. —Animó, refiriéndose al padre de Baekhyun.

El castaño sorbió sus mocos y habló con la garganta estrangulada. —Lo siento, chicos… por mi culpa…—sollozó.

Kyungsoo abrió la boca para decir algo, pero Baekhyun ya había colgado la llamada. —No recuerdo a verlo visto de esta manera antes… —terminó preguntando a Chen. —No esperé que se tornara de esta manera. ¿Qué haremos?

Este sólo suspiró rendido. —Yo dormiré un poco, el demonio no está aquí, así que aprovecharé las pocas horas de sueño antes de que regrese. —siseó, acostándose. —Mañana ya hablaremos con él.

—Okay.

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Al día siguiente, Baekhyun no apareció en la escuela, Chen y Kyungsoo creyeron que en algún momento del día mostraría su cara, pero no fue así. Según el señor Huang había visto a Baekhyun salir de casa, excusándose con que prefería caminar.

Algo como una desaparición repentina no estaba para nada en sus planes. Textos, llamadas, incluso le habían rastreado por GPS, pero nada. No había pista del bajito.

Si su padre llegara a enterarse, eso arruinaría completamente la situación actual. Jongdae no podía concentrarse en clases, y Kyungsoo ya había contactado a unos conocidos suyos para que buscaran cerca de la zona.

 

Eventualmente Chanyeol también lo supo, algo como la desaparición de Baekhyun no podía quedar como un secreto.

—¿Saben dónde puede estar? —Preguntó preocupado el alto, el timbre de salida ya había sonado y todos se retiraban a sus casas.

Kyungsoo se apoyó en un muro. —No sabemos, él normalmente no haría esto. Y no contesta su móvil, ni los mensajes.

Chen suspiró. —Ese vago, dijimos que lo arreglaríamos en la escuela. —Murmuró, hablando consigo mismo.

El alto encarnó una ceja. —¿Ocurrió algo?

El pelinegro metió sus manos a los bolsillos. —Sabes que la Batalla de Bandas está cerca, y el padre de Baekhyun está de vuelta… así que tal  parece que no le dejará participar. —Suspiró apoyando su cadera en el muro de la entrada.

El alto hizo una mueca lastimera, de alguna forma entendía a Baekhyun. La música era como su vida. —Esto no es bueno…

—Y no hemos tenido contacto con él desde ayer, así que, sólo espero que no aparezca flotando en algún río. —Murmuró Jongdae con su habilidad para decir lo menos atinado en el momento menos oportuno. —Como sea, si llegan a saber algo de él, deben comunicarlo.

Kyungsoo miró la hora en su reloj de pulso. —Si no hay noticias de él hasta las seis, tendremos que llamar a sus padres. —Sopesó. —Adiós. —Murmuró colgándose la mochila al hombro y empezando a caminar hasta el coche que le esperaba, Chen hizo lo mismo, dejando solo al alto.

Chanyeol no tenía idea de lo que estaba ocurriendo. Baekhyun nunca le había hablado de sus padres, sabía lo necesario, como que eran grandes inversionistas y dueños de muchas agencias de construcción

 

Baekhyunee: [Ubicación por Google Maps]

 

Chanyeol leyó la ubicación registrándola en su cerebro, y aunque tuvo el impulso de llamar a Chen, quien le daba la espalda, se detuvo. Lo pensó por un segundo.

“No nos ha contactado desde ayer.” Recordó lo que sus amigos le habían dicho. “Él… me está hablando a mi primero…” Y no supo que era ese sentimiento rebosante en su pecho, lo único que sabía era que le hacía sentir increíble.

Dio media vuelta, dándole la espalda a Chen, y corrió hasta la playa de Yuucheong.

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El viento traía el fuerte aroma del mar, se sentía genial contra el rostro. Baekhyun estaba sentado en la arena, con las rodillas contra su pecho sin apartar la vista del atardecer. Ese en definitiva era su lugar favorito en todo el mundo.

—Así que estabas aquí. —La voz agitada de Chanyeol llegó a sus espaldas, y su tono de voz grueso y susurrante le hizo sonreír casi de inmediato. 

Baekhyun suspiró, inhalando la sal del océano.—¿No crees que es bonito? —Preguntó mirando el agua cristalina.

Chanyeol se alocó el pelo, que debido al sudor se pegoteaba sus frente, y descansando su peso en una pierna, sonrió, mirándole desde arriba. —Si, lo es. —coincidió, leyendo perfectamente el ambiente. —¿Tengo que preguntar qué te pasó?

Baekhyun no pudo sostener su fachada fuerte por más tiempo. Llevó sus manos a su rostro y sollozó.—Todo está saliendo mal… —susurró.

Chanyeol descompuso su expresión en una débil. —Lo sé, lo escuché de tus amigos. —comentó. — Están muy preocupados por ti, ¿sabes? —agregó.

Baekhyun se limpió las lágrimas con las manos rápidamente.—Sí… pero, yo me siento muy culpable, ¿sabes? —sorbió sus mocos, mirando al cielo, para evitar más lágrimas. —Si yo no puedo participar, eso significa que ellos no lo harán tampoco. Esto es culpa mía. —sentenció. —Yo debí esforzarme más en la escuela, maldición, debí ir a esas estúpidas reuniones… En vez de eso, sólo fui un engreído. —Masculló rencoroso.

—Hey, hey, Baek, no digas eso…—Rápidamente llevó su mano sobre su nuca, acariciándole de esa manera peculiar que hacía. —Está bien, si lo piensas con calma, puedes sacar algo útil de esto. —Intentó reconfortarlo. —Si hablas con él, y aceptas sus condiciones pueden llegar a un acuerdo. —agregó.

—¿Un acuerdo? —Repitió, sintiéndose mágicamente recuperado por esa gentil mano.

—Sí. —Sonrió de esa forma estúpida que tenía; con todos los dientes. —Y todos son medio felices.

—¿Que? —Soltó con una suave sonrisa.

—Ya sabes, no obtienes todo lo que quieres pero, si una parte. —Explicó.

Baekhyun se cubrió la boca, evitando soltar una risa.—Eres un tonto.

—Y tu una princesa en apuros. —Chanyeol se sintió bastante bien al verlo con una sonrisa.

Ambos se miraron serios por unos segundos, y luego estallaron en carcajadas.

Las gaviotas adornaban el cielo y el splash de la solas contra la arena amenguó la atmosfera.

Por fin ambos estuvieron relajados y en silencio, mirando simplemente el mar.—¿Por qué…? ¿Por qué yo? —Preguntó de la nada Chanyeol.

—¿Qué? —Baek ladeó el rostro, apoyándose sobre su mejilla, mirándole.

—¿Por qué me llamaste a mí y no a ellos? —Preguntó Chanyeol mirándole directamente.

El color rojo ascendió lentamente, desde su cuello hasta su coronilla. —Verás… hoy es un día especial para ti ¿no? —Carraspeó desviando la mirada rápidamente. A todo esto, había olvidado que hoy era el cumpleaños del alto.

Chanyeol frunció el ceño, con una sonrisa relajada en los labios. —¿Especial?

Baekhyun se detuvo de sacar el regalo de su mochila, ante la pregunta del alto. “¿Acaso has olvidado el día de tu nacimiento, marmota?” —Especial. Tu cumpleaños. —Alegó con tono sabiondo. No importaba cuanto quería el alto ocultar el hecho, él ya lo sabía de antemano.  

Esta vez el alto puso una cara aun más confusa. —Mi cumpleaños es en Noviembre. —Dijo frotándose el mentón, totalmente seguro del día en que su madre lo parió.

Baekhyun arrugó su rostro en una mueca.—¡¿Qué?! —“Processing”—Tu no…—“NOT FOUND.” —¡Fui engañado! —Gritó histérico, haciendo volar despavoridas a las pobres gaviotas que vagan cerca.

Chanyeol estalló en una carcajada. —¿Qué sucede? ¿Cómo que fuiste engañado? —Preguntó divertido, soltando lagrimitas.

Baekhyun no podía estar más avergonzado que hoy día. Y si tuviera el don de los avestruces, seguramente escondería la cabeza bajo la arena. —N-no, no es nada. —se apresuró a decir, rojo como un tomate. “Mataré a ese idiota, cuando lo vea. Voy a desollarlo.”

Chanyeol recargo su peso en sus brazos, mirando al frente, el muelle de los enamorados estaba ahí, junto al gran faro. Había pasado muchas veces por ese lugar, pero nunca se había detenido a mirarlo. Era muy bello.

—Esto me recuerda al libro que me prestarte. —Dijo de la nada, girándose a ver el bonito perfil de Baekhyun.

Baekhyun desvió la mirada siguiendo los ojos del alto. —¿Ya lo leíste? —preguntó recordando la primera vez que invitó al alto a su casa, el tiempo había pasado volando. Y pensar que en un principio ni siquiera conocía del todo a Chanyeol, y ahora era como su más grande amigo.

Chanyeol asintió. —Aún no lo acabo…—dijo apenado, rascándose la nuca. —Siento… que si llego a la última hoja quedaré un poco decepcionado. —Murmuró. —Tengo miedo de que no me guste el resultado de algo que me gustó mucho. —Murmuró. Y de alguna manera sonó como si hablara de algo más que sólo un libro.

Baekhyun abrió la boca rápidamente. —¡No! ¡Verás que el final es…!—se apresuró.

—Hey, pequeño, sin spoilers. —Pidió poniendo su dedo sobre sus labios.

Baekhyun sintió un escalofríos recorrerle, cuando su boca rozó la piel de sus dedos, y apartó la mirada rápidamente. —Si… si las cosas salen como espero, me gustaría que vayas a verme al concurso. —Murmuró, sonrosado.

Chanyeol sonrió. —Claro que lo hare. —Alegó en tono altivo. —Tengo que verte recibiendo el premio.

Baekhyun sonrió grande.—Ahora que lo pienso, cuando Lily encontró la luz del faro, en realidad…—Dijo solo para provocarle.

Salió huyendo, corriendo por la arena, y siendo perseguido por el alto.—¡Hey! ¡Eso no es justo! Ven aquí. —Dijo el alto intentando atraparlo.

 

*Lo que dijo Baekhyun fue un spoiler del libro: El Faro.

 


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