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100 f*cking reasons why por MarLe514

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002

 

Baekhyun había levantado su perezoso trasero de su cama de plumas media hora después del rítmico sonido de su despertador. Incluso una canción tan buena como Moon of Seoul del fabuloso Kim Gun Mo, podía sonar como un jodido martillazo en la cabeza.

Cuando había notado lo tarde que era, saltó de su cama con las sabanas enrolladas en sus piernas, y por consiguiente cayó de cara al suelo, maldiciendo todo lo que pudo.

Cuando terminó de vestirse, se deslizó por la baranda de las escaleras como habitualmente solía hacer, y escuchó a la nana Rogina advertirle que aquello no era propio del joven de la casa.

 

Baekhyun sonrió tomando de la gran bandeja de plata un sándwich de jalea entre sus dientes mientras se llenaba los brazos de waffles y daba un sorbo a su leche, consiguiendo derramar un poquito por su comisura. Bueno un gran intento de desayuno, muy seguramente.

 

El viejo chofer de la familia apareció con expresión preocupada. No había nadie en la mansión que no supiera que el pequeño joven amo, había perdido su patineta del mal, pues ya no habían días de locura donde se paseaba por la rampa de la escalera, o se fracturara algo, practicando un nuevo salto, Jesús la cristalería estaba segura por el momento.

—Joven Baekhyun... —Advirtió con la mirada el castaño.

 

Baekhyun se apresuró sacudiendo la mano a Rogina y fue con el chofer Huang.

 

Realmente odiaba ir en coche, vamos, nada podía parecer más aburrido que sentarse por horas mientras toda la diversión se quedaba del otro lado de la ventanilla.

Entró apresuradamente, y el chofer dio inicio a la marcha.

 

Cuando entraron a la carretera, Baekhyun bajó la luna de la ventana, dejando colar el aire fresco, apoyó sus brazos, sacando ligeramente la cabeza dejando sus negros cabellos alborotarse frenéticamente. Sonrió, cerrando los ojos ante la fragante sensación de libertad.

Era realmente agradable ese tiempo de relajación, pues los días anteriores no habían sido del todo normales.

 

No había logrado conseguir dormir en días. Y las ligeras ojeras pintadas bajo sus parpados le evidenciaba.

 

Y era todo porque su naturaleza pervertida se había puesto de acuerdo con su cordura para dejarle desvelado noches enteras.

¿Acaso las hormonas seguían haciendo de las suyas en su cuerpo?

 

Podía escribir un libro con sus vivencias. Había sido un fin de semana extenuante y desquiciado. Jamás se había sentido tan decepcionado de sí mismo como en aquella ocasión.

 

Se cubrió la cara enrojecida con sus brazos, totalmente avergonzado de si mismo, como si alguien pudiera oír sus pensamientos.

 

¡Él no tenía la culpa!

 

Todo era a causa de él.

Ese chico alto y malditamente simpático de esa noche, que no había salido de sus pensamientos, ni siquiera cuando iba al baño. Era demasiado.

 

Debía parar o enloquecería.

Soñaba con él noches enteras, y cuando cerraba los ojos le imaginaba. Su cerebro se empeñaba en recordar cada detalle del día en que lo conoció. Cada detalle.

¡Por mínimo que fuera!

Oh si, algo así como la adolescente rara que veía la película de su actor favorito hasta el cansancio, y al final del día se sabía los diálogos enteros y hasta las canciones que sonaban de fondo.

Oh, sí. Su nivel de acosador rosaba aquellos límites.

¿Por qué se sentía así de extraño de pronto?

Era solo... un tipo que conoció en un mal momento de su vida, para ser exactos un humillante momento de su vida. ¡Vamos! Le había conocido como el chico vestido de chica que era acosado por un ebrio.

¿Algo más hilarante? Huh, claro, el tipo chulo descubrió al chico travesti. Fin de la historia.

No, no habrá escenas post créditos.

Se tiro de los pelos.

Bueno y no importaba, Chanyeol había sido tan jodidamente agradable y amable con el cuándo se enteró de la verdad, que su corazón aún se agitaba como un loco.

¿Por qué había sido así?

Nunca había conocido a alguien como a Chanyeol. Lo había visto una vez, y había sido suficiente para volverlo un manojo de pensamientos extraños hasta la medula.

¿Era acaso amor a primera vista? ¿Era una enfermedad maligna que atacaba el cerebro? ¿Se convertiría en zombi? Espera, si se convertiría en zombi, eso significaba que iría a comerse a Chanyeol.

 

Bueno se oía tentador. ¡Venga! ¿Quién no desearía morderle, si era un bombón?

 

“¡Basta Baekhyun! ¡Debes controlarte!” Se recriminó.

Oh, Dios, estaba perdido.

 

Mientras veía por la ventanilla pensaba que todo le recordaba a él. Si veía un árbol gigante, creía que se parecía a él, o ese poste de luz, o ese poste telefónico de por ahí... Bueno ya había quedado claro que se había vuelto un demente.

—Maldita sea, ¿Por qué su sonrisa no sale de mi mente? —Lloriqueó. Diablos, que más daba, era una sonrisa preciosa.

Una mueca chula se estiró en sus labios, mientras arrugaba su mentón, y mientras los sentimientos poderosos y cálidos le inundaban, se revolcó por todo el asiento dando ligeras patas emocionadas.

¿Por que tenía que ser tan guapo? ¡Era tremendamente atractivo!

 

Era tan guapo que podía morir.

 

—¡Joven por favor, acabo de lavar el coche! — Le rogó el chofer, bajando la ventanilla negra y hablándole desde ahí.

 

Baekhyun se avergonzó por su repentino comportamiento extraño. E hizo una reverencia disculpándose, cuando notó su arrugada cara desaparecer nuevamente tras la luna, suspiró.

 

Se acercó a la ventanilla, nuevamente recostándose sobre ella y por fin notando que estaban en medio de un embotellamiento.

 

Suspiró cansadamente. Una de las razones por las que no le gustaba viajar en coche era esa. Apostaba que yendo en su patineta podría haber llegado en un santiamén. Sabía los tajos a la escuela y los usaba a la perfección. Realmente lamentaba haber roto su patineta favorita. ¡Y ahora que lo recordaba! La había dejado olvidada en ese lugar.

Maldijo internamente, seguramente ya había sido echada a la basura.

—Demonios, a este paso llegaré al anochecer. — Farfulló.

Estiró el cuello viendo el semáforo en rojo a unos metros de él, y todo el mar de choches atorados unos detrás de otro.

—Lo que me faltaba…

 

Iba a llegar tarde.

Y no cabía duda de ello.

 

 

Detrás, a solo uno metros, el rugido de una motocicleta se abrió paso entre las ranuras de cada coche, como una pluma siendo guiada por el viento.

 

Chanyeol tenía el uniforme desordenado y el casco negro le cubría toda la cara. La camisa blanca que usaban en temporada de primavera estaba completamente abierta y solo su bivirí blanco se divisaba cubriendo su amplio pecho. Tenía puesto unos guantes negros sin dedos y su collar de cobre con la inscripción de la palabra: ‘Always’ tintineando en su cuello. 

 

Moduló el embriague y se detuvo mirando más adelante aún quedaban demasiados coches, cubrían casi por completo la autopista. Se había despertado tarde, y su abuelo había hecho aún más difícil su momento de salir.

Pues ya era un anciano que había quedado ciego, no podía hacer muchas cosas solo, y Chanyeol nunca se negaba a ayudarle mientras podía. Por lo que cuando el viejito entró a la bañera con su toalla atada a la cintura y un rastrillo para tallar su espalda, no tuvo el corazón para dejarle tomar una ducha solo.

 

Al estirar su cuello para ver mejor, el atraco, notó un rostro familiar. Chanyeol volvió la vista, tan rápido como pudo, con una sonrisa colgada en los labios, al lujo Audi RS aparcado a solo medio metro suyo.

Si de algo podía alardear Chanyeol era que tenía una increíble memoria con los rostros. Jamás olvidaba uno.

Avanzó poniendo al fierro entre sus piernas en neutro y le hizo avanzar dando pasos largos hasta quedar junto a la ventanilla del chico, apoyado en ella.

 

—¿Debería darte un aventón? — Preguntó con voz gruesa y amortiguado por el casco.

 

Baekhyun dio un salto en el asiento, dándose un golpe en el proceso. Aquello le había sorprendido.

 

Chanyeol soltó una risita. Al parecer aquella torpeza que vio esa noche, era propia de su naturaleza. Y ello le pareció muy lindo.

 

Baekhyun le miró asustado, y luego desvió la mirada buscando ayuda en alguien.

 

Pero Chanyeol leyó como un libro abierto sus intenciones, le tomó de la mano, impidiéndole que llamara al chofer. Su mano era lo suficientemente más grande que la suya, como para infringirle más temor. De hecho, el alto se preocupó un poco por ello, pues le había rodeado la muñeca con tanta facilidad que le asustó.

 

—Ya… suéltame. —Jadeó Baekhyun intentando deshacerse del feroz agarre.

 

Chanyeol le miró divertido y bajo el casco. —No voy a comerte. — Dijo aun con esa sonrisa en los labios. Luego se encogió de hombros. —Después de todo, incluso si te devorara, me quedaría con hambre.

 

—¡¿Qu-que?! —Baekhyun agrandó los ojos. ¿Estaba frente a un caníbal? ¡Joder!

 

Chanyeol decidió que había sido suficiente susto para una segunda impresión, y levantó su casco mostrándose con la sonrisa más brillante que pudo formular. Ese chico realmente era un caso aparte.  

 

Baekhyun agrandó los ojos tanto que Chanyeol creyó que se saldrían de sus cuencas.

Tal vez, era el momento de ofenderse, pues Baekhyun pereció mucho más asustado de su rostro que el fingiendo ser un desconocido.

 

—¡Oh Santa Mierda! ¡Ahora estoy alucinando! — Chilló Baekhyun como si fuera un loco golpeándose las mejillas. Bien ya había ascendido a mega acosador.

 

Chanyeol ladeó la cabeza intentando entender lo que el bajito decía. Y cuando llegó a la conclusión que simplemente Baekhyun de la clase A — 4 era el tipo más raro que había conocido, soltó una risa contagiosa.

—No soy una alucinación, amigo. — Se quejó, apoyado sus brazos en el timón de su vieja Hyosung. —De verdad, puedes tocarme si quieres. — Agregó en tono divertido, sosteniendo la broma, tomo su muñeca llevándola a su pecho.

 

Baekhyun sintió la dureza bajo su palma y la quitó como si quemara soltando un quejido. Todo su cuerpo había ardido ante el contacto mínimo. Su palma estaba sudorosa y aun sentía las hormigas caminar sobre ella. ¿Por qué tenía que ponerse así? ¡Era solo un chico! Solo un chico… muy, muy guapo y divertido, y amable…

 

“¡Byun Baekhyun!” se reprendió.

 

—¡Estas burlándote de mí! — Chilló ceñudo y sonrojado.

 

Chanyeol admitió su culpa con una sonrisa que derritió los nervios del bajito.

—Las coincidencias no dejan de aparecer! —alegó el alto con buen humor, se veía asombrosamente sexy montado en la moto.

Baekhyun ni siquiera parpadeó para no perderse un segundo de esa sensual imagen.

Oh joder, ¿sería raro sacar el móvil y tomar una foto? A que si ¿eh?

 

“Los chicos que montan moto son definitivamente los más sexys”.

 

—Así que alguien se despertó tarde, ¿que estuviste haciendo toda la noche? —Preguntó en un murmullo pícaro el alto, inclinándose para hablarle de cerca.

 

Baekhyun se paralizó creyendose descubierto. ¿Leía la mente? ¿Acaso sabía que le había estado imaginando todas las noches? ¡¿Acaso sabía que había estado soñando con el todo el día?!

 

“¡Un pozo! ¡Necesito un pozo para aventarme!”

 

Chanyeol le miró expectante.

—¿Tal vez tu...? —empezó mirándole con algo de seriedad.

Baekhyun cerró los ojos, contrayendo su expresión. Sip, de seguro le venía un golpe.

—¿Hiciste un mini desfile de ropa femenina en tu cuarto? — Preguntó socarrón Chanyeol, mirándole con una sonrisa.

 

La cara de Baekhyun fue un poema cuando sus orejas se tiñeron de rojo.

—¡To—tonto! ¡¡¡I—idiota!!! — Chilló, intentando alejar los largos brazos del alto que intentaban cogerle las mejillas. —¡A—aléjate!

 

Chanyeol soltó una risa realmente alegre. —Oh, sigue, tal vez la tercera llegue a ser ofensivo. —Le ánimo con sus patéticos insultos.

 

¡Vamos, como pretendía que le insultara decentemente si era su crush N°1!

Baekhyun en serio perdía los nervios con ese chico.

 

Chanyeol miró de reojo el cambio del semáforo, y miró a Baekhyun inmediatamente. —A este paso llegaras a la segunda hora. Ven conmigo. — Le ofreció Chanyeol, llevando su mano hacia atrás y le tendió el casco de repuesto, con una sonrisa.

 

Baekhyun creyó que esa imagen era sacada de algún calendario caliente, para viejitas extrañas con la temática de: Ve y destroza al mundo sobre la moto del ardiente chico malo.

Y aunque el antiguo Baekhyun, el demente adicto a la adrenalina, no habría perdido la oportunidad de subirse a una motocicleta, esta vez y tímidamente negó. Odiándose así mismo. —No—, no puedo dejar al señor Huang, así como así... — Murmuró refiriéndose, y poniendo de excusa al pobre viejo que conducía.

 

Chanyeol asintió comprendiendo. —Bueno, Baekhyun de la clase 4 A, nos vemos en la escuela. —Y con ello levantó su pesada bota del suelo, y desancló la moto saliendo del neutro y yendo con todo en tercera, dejando solo una estera de humo, hondeándose entre los coches.

 

Baekhyun sacó casi todo su cuerpo por la ventana cuando le miró anhelante.

¡Mierda, mierda! ¡Deseaba estar con él, aferrándose a su torso!

 

¡Ugh, se odiaba por ser tan cobarde!

 

—¡JOVEN! ¡POR FAVOR, MANTENGA SU CUERPO DENTRO DEL COCHE!

.

.

.

Baekhyun no llegó tan tarde como había pronosticado. Solo tuvo que sonreír penosamente a la rectora, prometiendo que sería la última vez.

Y luego, boom, estaba libre de pasearse por la enorme escuela.

¡Que vivan las mentiras piadosas!

Se colgó la mochila en el hombro, empezando a avanzar. Había divisado a sus amigos a unos metros, ellos conversaban apoyados en las barandas de mármol, sonrió al verlos. Siempre estaban ahí, tonteando hasta la primera hora.

Realmente, tenía su venganza para Jongdae preparada en la mochila. Y eso era lo que más le motivaba ahora.

—¡Cuidado!

Pero, el grito de advertencia de alguien más, le atrajo la atención.

Cuando se giró sobre sus talones, pudo ver la borrosa imagen de un balón dirigirse a él, y con sus lentos reflejos solo atinó a cubrirse la cara, esperando la inevitable muerte deshonrosa.

Sería golpeado por un balón en medio del campus.

¡Genial mucho material para burlas!

 

“Oh, por favor, no lo suban a Youtube.”

 

Pero aquello no sucedió. Abrió los ojos indecisos, y una enorme mano estaba detenida frente a él y el balón en el suelo.

Cuando levantó la vista a su salvador vio la expresión agitada de Chanyeol a unos centímetros.

—Ese habría sido un golpe increíble. ¿Te encuentras bien? —preguntó mirándole preocupado.

 

Baekhyun boqueo diciendo casi inexactas frases en el idioma muerto del Jebreo, y le miró como si se tratase de una especie de ángel.

 

Chanyeol suspiró revolcándose los cabellos con una sonrisa prudente.

—Ah, si ya veo, claro. Adah-ack, huh. — Respondió en el idioma que había acabado de inventar el pelinegro, sosteniendo la broma, pero luego suspiró algo más serio. —Dime algo Baekhyun de la clase 4 A… ¿Estarás metiendo siempre en un problema cuando te encuentre? —Preguntó.

 

Baekhyun bajó la mirada escondiendo su rostro enrojecido como una señal de tránsito y mientras tomó su pecho que golpeaba sus costillas como un tambor, apretó los ojos.

"¡Cállate, cállate, o va a oírte!"

Le dijo a su desembocado corazón.

 

Pero luego la personalidad picada de Baekhyun le hizo levantar la mirada, y completamente a la defensiva, escudriñó. —¿Y… y que hay de ti? — Grazno con una característica ceja encarnada y su dignidad latiéndole en las sienes. Completamente armado de valor, sonrió socarrón. —¿Acaso siempre que te vea, saltaras a salvarme? —Preguntó de vuelta.

 

Chanyeol pareció pensativo un segundo, y luego agrandó su sonrisa, encogiéndose de hombro. — Siempre.

 

Baekhyun sintió el aire de sus pulmones salir disparado de su boca. Había sido un golpe emocional tan grande que esta lo sintió físicamente.

“¡No es justo! ¡No es malditamente justo!” Se quejó.

 

¡¿Que mierda pretendía ese gigante idiota?! ¡¿Matarle?!

 

Chanyeol le escudriñó con la mirada divertida. —Oh, ahora que te veo detenidamente… Te ves muy bien con la ropa de hombr— Confesó. 

 

Pero en ese segundo Baekhyun se lanzó sobre él, impidiendo que terminara la palabra, y le cubrió la boca con su delgada y huesuda mano.

 

Siempre le habían dicho que sus manos eran muy bonitas y delicadas. Pero él creía que simplemente estaban mirándole desde una perspectiva diferente. ¡Esas eran las manos de un macho pelo en pecho!

Desvió la mirada a todos los rincones, pero al parecer nadie había logrado oírle. Suspiró completamente aliviado. Ahora con nueva fuerza renovada, le tomó del cuello de la camisa y jaló de él.

—Sígueme. —dijo alterado, empezando a caminar tan rápido como sus piernas cortas le permitieron.

 

Chanyeol se sorprendió de esa nueva faceta, pero no protestó, realmente era alguien divertido. Se encorvó para estar a su altura y se dejó arrastrar.

Ese chico le parece lo más entretenido del universo.

 

Baekhyun caminó por los pasillos y se detuvo frente al salón de música, metiéndose ahí con Yeol siguiéndole.

Cuando le liberó, soltó un suspiro prolongado. —¡No puedes mencionar eso en la escuela! —Se quejó. —¡Di—dije que fue una apuesta! ¡No me visto de chica en mis tiempos libres, ¿okay?! —Lloriqueó.

 

Chanyeol sonrió. —Oh, esa es una pena. —Dijo simplemente.

 

Baekhyun iba a protestar, pero las palabras quedaron suspendías en el aire. Su corazón volvió a volverse un idiota loco, y sus mejillas se calentaron. Tragó saliva, ahora con un nuevo estado de ánimo. Ya ni siquiera recordaba porque gritaba.

Era solo un estúpido manojo de nervios.

—¿P-podemos solo olvidar esa noche? — Murmuró con la mirada en sus zapatos. —Nadie debe saberlo, por favor... —Pidió.

 

Chanyeol le observó ahora más serio. No quería que el más bajito le malinterpretara, no planeaba decirle a nadie, solo había querido molestarlo un poco.

—Bien. —Accedió suspirando. —Puede ser nuestro secreto. —Acordó, tendiéndole la mano, para cerrar el trato. —Prometo no decirle a nadie. — Afirmó estirando su meñique en una señal física que sería una promesa irrompible.

 

Baekhyun se estremeció ante aquella simple palabra y con ojos brillantes observó el gesto adorable que representaba el alto, que no había borrado su sonrisa matadora. ¿Había sido sacado de un dorama? ¡¿Había escapado de algún libro de E. L James?!

Oh, demonios.

Sus dedos convulsionaron, deseando su toque. Era real… Pero, ¿Por qué se sentía tan estúpido?

¿Tendría un secreto con Chanyeol? ¿Eso significaba que eran cercanos?

¿Por qué se emocionaba por algo tan simple?

Se golpeó por sus ideas torpes.

Tragó saliva con las mejillas rosas. —Yo... preferiría que solo lo olvidaras. —titubeó.

 

“Oh, perfecto, Byun. ¡Tú cobardía ascendió a Tesoro Nacional!”

Se reprocho.

 

Chanyeol, permaneció en silencio un segundo, pero luego asintió.

 

Y Baekhyun lo supo porque su collar se agitó en un tintineo metálico. Levantó ligeramente la cabeza mirándole.

 

—Bien. —dijo en tono relajado. —Empecemos de nuevo, entonces. —Propuso. El alto cubrió sus ojos un segundo y luego, bajo la patidifusa mirada del bajito, los descubrió mirándole.

 

—Oh. —Dijo sonando algo sorprendido. —¿Cómo llegue aquí? —Preguntó en tono actoral. Luego desvió su mirada al pelinegro y sonrió, extendiéndole su gran mano. — ¡Que descortés! — Dijo. —Soy Park Chanyeol, es un gusto.

 

Baekhyun miró el saludo y sus mejillas se calentaron. ¿Como podía ser tan malditamente lindo sin desearlo?

Suspiró profundamente y una sonrisa también se creó tímidamente en sus labios. Su pecho explotaría en cualquier momento. Era tan doloroso que sus piernas temblaron cuando avanzó hasta él.

—Soy... Baekhyun. Byun Baekhyun. —Se presentó, intentando no soltar un hilo de murmullo en vez de voz.

 

Estrechó su mano.

 

La luz natural se colaba por los amplios ventanales y el campus verde se divisaba en un agradable tono primaveral.

 

Baekhyun tragó saliva cuando sus manos se entrelazaron. La de Chanyeol era notoriamente más grande, y casi envolvía la suya. Encajaban tan perfectamente a su vista que quiso permanecer así por siempre.

 

Le había dado un ligero apretón confortable y amistoso.

Y Baekhyun llegó a pensar…

“No me lavare esta mano, sin importar que.”

 

Porque, aunque quisiera, no podía apartar su mirada de Chanyeol.

Parecía que lo único frente a él fuera el alto Park, de actitud relajada y personalidad fresca.

Se sentía como las polillas volando a la luz. Diablos, se quemaría y desaparecería en cuestión de segundos al tocarla. Pero, maldición, tomaría ese riesgo, aun si se quemaba y desaparecía en el intento.

 Y tal vez, en ese momento no lo supo bien, pero, todo empezó luego de ese: Empecemos de nuevo.

 

Sin desearlo, se adentró en la encrucijada vertiginosa y excitante del camino del: Estúpidamente enamorado.

 

—Pero... tengo una duda acerca de ti. —Empezó Chanyeol luciendo serio.

 

Baekhyun parpadeó confuso, pero escuchó atentamente.

¿Chanyeol estaba interesa en algún aspecto de él?

 

—Esa noche donde traías la ropa de mujer... — Murmuró. —¿También tenías puesto bragas de chica? — Preguntó con una sonrisa perversa, mirándole el trasero. Ahora terminando con toda la seriedad del momento.

 

Baekhyun chilló cubriéndose las vergüenzas con una cara roja y ojos llorosos.

—¡¿Heh?!

 

Chanyeol soltó una risa que pareció música rítmica y abrazo por los hombros a Baekhyun. —Eres realmente provocarle. — Admitió, alborotándole el pelo.

El alto era por naturaleza alguien amistoso, de fácil abordamiento, y bueno cuidando de las personas, por lo que hacer amistad con él, era realmente sencillo. Pero, ese chico era alguien que Chanyeol realmente quería tener cerca. Era divertido y muy interesante.

 

—¡Ugh! ¡Eres un tonto! ¡Tonto! ¡No puedes decírselo a nadie! — Le reprocho, golpeando su pecho.

 

Chanyeol volvió a reír escandalosamente, por esa reacción. —Está bien, está bien... LOL ¿en serio? ¡Golpeas como un hámster! —Le dijo deteniendo sus manos con solo una.

 

Baekhyun se sintió altamente ofendido. Sin importar si se tratara de Chanyeol, su crush más poderoso, no permitiría aquella ofensa a su hombría. —Cierra la boca, tu... ¡Ma-Marmota! —Soltó. Okaaay… era malo insultando.

Chanyeol se encogió sosteniéndose el estómago. —¿Marmota? ¿Es en serio? ¡Debes mejorar con tus insultos! —Aconsejó desordenándole el pelo.

 

Baekhyun infló sus mejillas, cruzándose de brazos. —¡No oiré a una marmota! —Chilló infantilmente.

 

—Hey, Baekhyun, no te enojes... 


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