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100 f*cking reasons why por MarLe514

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003

 

La primera vez que Baekhyun había tenido un descabellado impulso de idiotez había sido en segundo grado de primaria. Y aún lo recordaba vivazmente.

Su padre le había comprado la patineta que tanto había estado pidiendo, y por supuesto como el niño lleno de adrenalina y malas ideas, que era en aquel entonces, un pequeño Baekhyun de once años había subido a lo más alto de las escaleras, mientras sus padres conversaban con los ejecutivos del nuevo proyecto en construcción, y se había montado en su nuevo juguete para bajar por la rampa improvisada.

 

No había advertido que aquello había sido un impulso estúpido, hasta que resbaló y se rompió la pierna.

Justo como un apio partido a la mitad.

 

Ah, sí. Esta es la parte divertida.

¿Adivinaron quien pasó todo el verano en casa, con la pierna enyesada?

 

Y lo peor de todo era que Kyungsoo y Jongdae solo iban a su habitación a comer las delicias que Nana Rogina preparaba, y a burlarse un poco de él. Jongdae incluso había escrito con marcador permanente la palabra “LOSER” en su yeso.

Maldito.

 

Pero, ese no era el gran problema que ahora acarreaba, sino que, como hace siete años, ese mismo impulso descabellado de idiotez volvía, con mucha más potencia y con hormonas alborotadas incluidas.

 

Pues solo un día luego de haber intercambiado contactos con Chanyeol, ahora mismo le estaba marcando desesperadamente.

Sí, a las once de la noche, de un fresco sábado. ¿Quién diablos hacía algo como eso en estos días?

Definitivamente no alguien normal.

 

¡Pero, no había podido controlarlo! Su dedo había picado el ícono de llamada y ahora estaba timbrando.

 

Había visto la foto del contacto en su móvil, con la instantánea que se había tomado el alto, luego de escribir los once dígitos en su celular y esa maldita sonrisa tan sexy, y el deseo insano de oír su voz había sido peligrosamente más poderoso que su propia resistencia mental.

 

Saltaba de un lado a otro, en su habitación, con su pijama roja puesta y el pelo atado en una coleta.

 

—¿Aló? — La voz grave de Chanyeol resonó con un deje de curiosidad, luego de responder a los tres pitidos.

 

—…— Baekhyun abrió la boca, pero ninguna palabra salió de ella. El pánico lo invadió y empezó a correr en círculos, sin saber que hacer exactamente. ¡Bien, había conseguido marcarle! ¡¿Ahora qué?!

 

—¿Bueno? ¿Quién habla? — Preguntó el alto, apartando el móvil para verificar el número, pues solo oía una suave respiración y algo de traqueteo.

 

El pelinegro apretó los ojos y tomando una respiración profunda gritó. —¡So—Soy Baekhyun!

 

Silencio.

 

Solo en aquel momento, Baekhyun creyó oír algo de música desde el otro lado. ¿Acaso estaba en una fiesta?

 

Chanyeol soltó una risita relajada. —Heh, Baekhyun, ¿sucede algo? —Preguntó con ánimo.

 

—No… no realmente. — Susurró, deslizándose por la cama, como si fuese gelatina. ¿Qué había sido eso? ¡¿Qué mierda había sido eso?!

 

Chanyeol estaba en una fiesta como cualquier tipo guay, mientras él, estaba en su habitación con un pijama infantil tan rojo como un puto pimiento.

 

“Soy patético, soy deprimente…”

 

—Bueno, ¿qué tal? — Preguntó amablemente, apartándose un poco de la bulliciosa fiesta, para poder oírle mejor.

 

Por supuesto, el alto era tan jodidamente amble que no diría directamente: ¿Por qué carajos me llamas, rarito?

Baek se tiró de los cabellos torturándose con sus pensamientos.

 

Su voz se oía completamente hipnótica. Era suave y calmada absolutamente perfecta, a comparación de la suya que temblaba y terminaba mascullando picos agudos que sonaban femeninos y alterados.

 

Baekhyun se mordió la uña en un nuevo tic nervioso. Había sido una mala idea llamarle, ni siquiera tenía un tema de conversación en su mente. ¡¿Por qué se volvía un subnormal cuando se trataba de ese chico?! —Ah, ¡ya sabes! ¡Son las 11:11! —Dijo de la nada mirando el reloj junto a su cama que acababa de darle una idea.

 

—¿Heh? — Vaciló un segundo.

 

—Vamos, debes pedir un deseo. — Esclareció, soltando lagrimitas dramáticas. Okay, no podía ir más bajo que eso.

 

—¿Debo hacerlo?

 

—¡Claro que sí!

 

—¿Llamaste por eso?

 

—¡Pide el maldito deseo!

 

—Bien. Ya pedí un deseo.

 

—Ge-genial. Nos vemos el lunes. Adiós.

 

—Espe…— Colgó. No le dejó terminar, solo lanzó su costoso móvil contra la pared más cercana y chilló rendido.

Con las rodillas en el suelo y los brazos levantados hacia el cielo. Jamás había sido alguien patético. ¡Casi le había amenazado! Por supuesto esa no era la mejor manera de iniciar una charla telefónica amistosa.

 

¿Había algo más patético que sentirse tan estúpidamente enamorado como en esos momentos?

 

¿Quién diablos llamaba a irrumpir a las once de la noche de un agradable sábado, para recordarle que pidiera un deseo a las 11 con 11?

Nadie. Bueno, nadie en su sano juicio… o alguien normal.

 

Solo quería escucharle hablar un poco antes de dormir, pero no sabía exactamente con que tema empezar. Aun no se conocían tan bien como para saber sus gustos y preferencias.

Seguramente ahora, Chanyeol pensaría que era un bicho sumamente raro con afán de adolescente quinceañera, que pedía deseos y creía en los horóscopos.

 

“¡Buena esa, Baek! ¡Eres un conquistador!”

 

Se dijo así mismo, uniéndose mucho más en su miseria.

Chanyeol era alguien fresco y genial que seguramente iba a fiestas los sábados por la noche.

Baekhyun se abrazó a su almohada pensando en qué estaría haciendo el alto. Tal vez bailando con alguna chica linda, tal vez conversaba con una, o… tal vez ahora estaría besándola.

 

Esa noche durmió con un mal presentimiento, y mucha tensión en el cuello. De todas formas, era el fin de semana y no vería el apuesto rostro de Chanyeol hasta el lunes, y tal vez hasta entonces, el alto ya habría olvidado su hilarante escena intrascendente del sábado por la noche.

 

Pero pese a sus malos presagios, nada de aquello había resultado tan malo.

 

El domingo había abierto los ojos como cualquiera, y casi ni recordaba el lamentable suceso del día anterior.

Pasó la tarde completa con sus mejores amigos, viendo películas en su habitación y devorando papitas con guacamole como si no hubiera un mañana. Se desestresaba cuando estaba junto a Jongdae y Kyungsoo y esa noche era un día especial. Era domingo de Terror.

 

Pero pese a la tranquilidad efímera de la película, su móvil timbró advirtiendo una llamaba y cortando con la atmosfera aterradora que había creado el filme.

—Mierda, Baek, dijimos que apagaríamos los putos móviles. — Gimoteó Chen, con su peculiar habilidad de decir mil groserías en una frase.

 

En ese momento Baekhyun había quedado paralizado en su lugar. Sus ojos no acreditaban lo que veían. Debía ser una broma, debía ser parte de una mala broma, ¿verdad?

Porque… si no, ¿qué otra explicación habría de que Chanyeol le estuviera llamando en ese momento?

Cuando notó que debía descolgar o la llamaba se terminaría, lo hizo desesperadamente, pegándose el parlante al oído. Su corazón era como un tambor tocando una salsa bien bailona.

 

—¿Ho-hola? —Murmuró sin poder evitar sonreír.

 

Kyungsoo y Chen lo notaron casi al instante, y como pseudo-amigos que eran, luego de verle descolgar, y sonreír como un perfecto idiota, no dejaron de hacer sonidos sexuales cerca del móvil.

—Oh, joder, Baek, vuelve a la cama o me visto. — Dijo Chen con voz afeminada.

Kyungsoo incluso, había gemido un par de veces.

 

—¡Mierda, en serio, en serio los odio! —Grito Baekhyun cubriendo el teléfono con su sudadera y saliendo de ahí.

 

A Chanyeol todo aquello le aprecia completamente divertido. Definitivamente no había conocido a nadie como Baekhyun.

 

Su torpeza absurda no había indicado que era una extraña persona, o por lo menos no para él, pues en toda fiesta, no había podido dejar de pensar en aquello del deseo.

Incluso le había preguntado a Sehun si sabía algo del tema, obviamente su mejor amigo le había mirado con cara de: ¿enloqueciste?, y le había ofrecido un tequila.

Chanyeol no había conocido muchas personas como Byun Baekhyun de la clase A 4, y definitivamente quería saber un poco más de él.

Y por supuesto no había perdido la oportunidad para devolverle el favor. Pues el alto le había marcado el domingo justo a las 11:11, recordándole que pidiera un deseo, también. Realmente se había reído cuando pensó en lo adorable que aquello había sido.

Y aunque Chanyeol lo había hecho más para no hacerle sentir mal, su corazón enorme y amable no le había permitido ignorar aquel intento del más bajito por hacerse más cercanos.

Esa actitud simple le daba una agradable sensación. ¿Cómo podía no conmoverse con ese chico tan peculiar de la escuela de reyes?

 

—Perdona a mis amigos, son unos idiotas. —Dijo Baek cerrando las mamparas detrás de él.

Y aunque tuvo que huir al balcón, para que le dejaran hablar tranquilamente, no le había importado para nada tener que soportar la briza congeladora de verano sobre sus brazos desnudos.

—Está bien, son divertidos. — Comentó con un deje de diversión.

 

Baekhyun sonrió como nunca antes, y charló, casi como dos horas con Chanyeol, sin dar muestra de que sentía frío.

 

No importaba como lo mirase, era la mejor noche de su vida. Habían hablado de todo, música, deportes, ropa, películas, comida, de sus amigos, hasta le había contado de sus sueños de formar una banda profesional con ellos.

Baekhyun no era del tipo que confesaba aquello a alguien que acababa de conocer, pero sentía que el alto le entendería, y fue así.

Él alabó su pasión, y con una cotilla breve lo convenció de cantar un poco.  

 

El pelinegro nunca se había sentido tan nervioso como ahora, ni siquiera cuando fue la primera vez que se presentó frente a un público mediano. Oh, aun lo recordaba, esa vez había salido corriendo del escenario como una gallina.

¿Realmente iba a hacerlo?

Tragó saliva, y sonrió nerviosamente. —No… no sé, mi voz no es tan buena ahora. — Tartamudeó sintiendo el sudor bajar por su mejilla.

 

—No puede ser tan mala. —Le restó importancia, sonando algo emocionado por oírle. —Vamos, solo un poco. —Insistió con suave tono.

 

“¡Es injusto si me lo pides de esa forma!”

 

—T-tú ganas… —Terminó por decir, completamente bajo los encantos infalibles de persuasión del otro. —Solo será un poco, ¿bien? —Aclaró, mirando hacia adentro, asegurándose que sus amigos, estuvieran en otros temas, y agradeció que ambos estaban enfrascados en el payaso diabólico que vivía en las alcantarillas.

 

—Solo un poco, quiero escucharte. — Animó haciendo un redoble de tambores con un par de lápices.

 

Baekhyun soltó una risita sintiéndose algo más relajado, tomó una gran bocanada de aire y con las mejillas rojas agregó. —Es… solo una parte de una canción que empecé a componer… No es la gran cosa. — Explicó, con la garganta seca.

Bien, era verdad, solo que esa canción había surgido en su mente luego de que Chanyeol apareciera en su vida. No tenía la letra completamente construida, en realidad solo eran un conjunto de frases, por el momento, pero las palabras habían surgido tan naturalmente sobre el papel cuando pensó en el alto, que no pudo evitar construir una melodía encima. Y la sensación regocijante que nacía en su pecho cuando la entonaba, era igual al sentimiento que le traía pensar en Chanyeol.

Carraspeó completamente nervioso, su corazón latía como un tambor contra su pecho. Golpeaba tan fuerte que sus costillas empezaron a doler. Era algo vergonzoso cantar aquella canción a esa persona, pero no perdería la oportunidad de saber qué pensaba Chanyeol de ella.

 

El alto no le interrumpió en ningún momento, pero su respiración calmada le indicó que seguía en la línea. Y eso le relajó, dándole más confianza.

Se armó de valor, y abrió la boca, primero tarareando la melodía, marcando un ritmo suave y pegadizo.

Mi vida es brillante…b34;

Este amor es puro…

Vi un ángel...b34;

 

Hizo una pausa breve, recordando la tan vergonzosa noche donde se conocieron, esa noche Chanyeol había apareció como si cayera del cielo para rescatarlo.

 

Vi tu cara en un lugar lleno.

b35; Y no sé que hacer…,

Cada frase, le arrancaba un suspiro. El rostro sonriente de Chanyeol llenaba por completo sus pensamientos, y un cálido calor le abrazó.

Eres hermoso, es la verdad b34;

¿Cómo puedes ser tan hermoso? b35;

 

Cantó, su voz tembló en una vibración armoniosa, cuando terminó en un tarareo solamente, dando fin a su muestra. Luego carraspeó, al notar sus ojos húmedos.

—Sí, lo sé, aún no está terminada, pero…—Murmuró, sintiendo un ambiente algo extraño.

 

—Es increíble. — Le cortó el alto, había sonado serio y firme.

 

Baekhyun no pudo evitar sentirse completamente feliz. ¡¡Le había gustado!! —No… no es la gran cosa. —Dijo avergonzado, pero sin dejar de sonreír con el corazón alborotado. ¿Por qué le sudaban las manos?

 

—¡Te digo que es increíble, aún estoy temblando, lo juro! —dramatizó Chanyeol, fingiendo tiritar.

 

—Eres un tonto... — Le acusó con una sonrisa, suspirando todo el oxígeno de sus pulmones. —Bueno, es mucho sobre mí. Cuéntame algo de ti, marmota. —Alegó con una nueva sonrisa. Ahora era tan sencillo hablar con Chanyeol, ya ni siquiera recordaba porqué le había parecido un reto al inicio.

 

El pelinegro se recostó en la ancha baranda de mármol dejando su pierna colgada, el balcón estaba a más de dos metros de altura. Y vio el cielo estrellado mientras oía a Chanyeol contarle una historia graciosa de su trabajo. Su voz era como una medicina, como si le aliviara. Era sumamente reconfortante.

Soltó unas risas ante su narración. Su pecho estaba rebosante.

 

No sabía cómo lo había logrado, pero ese chico… le hacía sentir en las nubes.

 

Y como si diera razón a sus pensamientos, extendió su mano libre hacia el cielo y cerró el puño, como si con ello hubiera atrapado una esponjosa nube.

 

—¿Baekhyun?

 

—¿Mhm?

“Él… realmente me gusta mucho.”

 

—¿Qué deseo pediste?

 

—Ah, dije: Quiero una gran rebanada de pizza. — “No me rompas el corazón.”

 

—¡Ese es un gran deseo!

 

—A que sí.

.

.

.

El clima era increíble, el sol era radiante, el agua de la pileta estaba en su perfecta temperatura y el césped se sentía increíble.

—¡Ya llegó por quien lloraban, chiquitos! — Jongdae empujó las rejas de la entrada a la alberca. Tenía puestos unos shorts jeans cortos y un bivirí celeste. —¿Me extrañaron? — Preguntó dejando caer su mochila en el suelo y caminando hasta sus dos amigos.

 

Kyungsoo le miró de reojo acostado en la hamaca, desde la sombra. Odiaba el sol, odiaba el calor, odiaba el verano, odiaba sudar. Bueno, odiaba muchas cosas, y lo que más odiaba era quemarse la piel, pero ahora debía soportar esa molesta sensación de sofocación porque era jueves, y todos los jueves iban a la alberca de su casa para pasar el rato. Era como una estúpida tradición que ninguno se atrevía a romper.

Levantó rápidamente su mano amenazadoramente cuando notó las intenciones de Jongdae de aventarse sobre él, para jugar con la hamaca, y solo aquello detuvo al castaño.

 

—Eres un aguafiestas. —Farfulló Chen, ahora dirigiendo su mirada a Baekhyun que tenía unos lentes de sol con marco rojo, el cabello húmedo y nada más que unas bermudas. —¿Como va la nueva canción? —Preguntó dejándose caer entre las piernas de Baekhyun, disfrutando del viento fresco.

Jongdae era un idiota con casi todo el mundo, y la mayoría pensaba que era un cabrón sin sentimientos por la raza humana, pero no era así realmente, solo era la fachada que usaba para protegerse así mismo, pues con los padres que tenía: ambos, estrellas mundialmente reconocidas, en su vida, muchas personas se acercaron por mero interés.

Por mucho tiempo había actuado rebelde y como si nada le importase, pero eso había terminado cuando conoció a Baekhyun y a Kyungsoo. Ambos eran unos tontos, y eran sus mejores amigos.

Pero esos últimos días, sentía que de alguna manera se estaban distanciando. Y no sabía que era exactamente.

 

—Aún no hemos avanzado con la canción. —Dijo Kyungsoo en tono de reproche, pero su expresión desinteresada desmintió su actuación. Habían estado desde muy temprano pensando en algunas letras, pero Baekhyun, quien era el que normalmente se encargaba de crearlas no había dejado de tontear con su móvil. —Odio el sol, y Baekhyun no deja de mirar su teléfono desde que llegó.

 

Jongdae afiló la mirada al notar la expresión en el rostro de Baekhyun. —Sabes que debemos tenerla lista para la batalla de las bandas. —Dijo serio.

 

—Lo sé, lo sé…— Baekhyun enterró su rostro sonrojado entre sus brazos, estaba hablando con Chanyeol por mensajes y no podía evitar sentirse un idiota con cada respuesta, y casi había olvidado por completo donde estaba.

 

—Uy qué humorcito. —Chen encarnó una ceja, arrebatándole el móvil. —¿Quién te pone como una nena de quince? —Farfulló levantando el brazo.

 

—¡De vuélvemelo! — Baekhyun agrandó los ojos y se abalanzó sobre Jongdae quitándole de un manotazo su teléfono.

 

—¿Con quién estás hablando? —Preguntó en tono enfadoso. No se había esperado esa reacción, pues siempre molestaba a Baekhyun, y pese a las cosas que le hacía este no se exaltaba de la nada.

 

—Eso no te importa. —Le sacó la lengua, ahora dándole la espalda para responder el texto.

 

—Joder, como si me importará realmente.

 

Kyungsoo apartó su mirada de la revista que ojeaba, y se concentró en los dos amigos, pues su charla pasaba lentamente a ser una discusión algo acalorada.

 

Chen se cruzó de brazos. —Ni siquiera sé porque pregunto. Todos sabemos de quien se trata. —Alegó sacudiéndose el short para pararse. —¿Qué? ¿Es Park? —Resopló con una mueca irónica. Baekhyun había estado mucho más tiempo con ese chico alto que con ellos, sus amigos, y ni siquiera entendía por qué. —Es tu nueva obra de caridad, ¿no?

 

—No digas eso. —Baekhyun sintió las lágrimas acumularse en sus ojos, y apretó los puños a cada lado.

 

D.O se dedicó a observarlos, en silencio.

 

Jongdae frunció el ceño perspicaz. —Entonces, dime, ¿por qué de pronto estas tan interesado en ser su amigo? Sabes que solo está encantado con tu enorme cas—

 

Baekhyun se lanzó sobre Chen, cayendo al suelo, y tomándole del cuello de su bivirí, con ira. —¡¿Cuál es tu problema?! —Espetó cerca de su rostro.

 

Chen se sorprendió por un segundo, pero luego forzó una sonrisa. —Heeh… ¿pise una mina? —Preguntó en tono divertido, y aunque quiso ocultarlo, estaba herido.  

 

Kyungsoo los observó a ambos, y en su mirada crítica ningún detalle pasó por alto.

“Estos idiotas.”

 

Jongdae se quitó las manos de Baekhyun de encima y se levantó con su usual buen humor, aunque una nueva aura le cubría. —Creo que es todo por hoy. —Dijo tomando su mochila sobre su hombro. —Iré a emborracharme por ahí, si tienen algún progreso con la canción, envíenme un texto. —Dijo cerrando la puerta tras de sí y sin decir algo más.

Al parecer no era una buena idea continuar ahí.

 

Baekhyun se tiró de espaldas y frotó su cara con fuerza. ¿Qué demonios había sido eso?

Chen había sido muy grosero, y bueno, Baekhyun sabía que esa era la naturaleza de la personalidad de Chen, y que tal vez no había sido su intención afectarlo, pero, no había podido controlar su ira cuando habló de esa forma de Chanyeol.

“Maldición… ¿por qué me siento culpable?”

 

Baekhyun jadeó revolcando sus cabellos.

 

—Chen tiene razón. —Alegó con tono cansado.

 

El pelinegro chascó la lengua, completamente a la defensiva. —¡Lo viste! Empezó a fastidiarme de la nada, diciendo cosas sin sentido…—Se quejó, Baekhyun. ¿Por qué debía ser su culpa? Ugh, no soportaba esa nueva atmosfera.

 

Kyungsoo se cruzó de brazos. —Estas ocultándonos algo importante, incluso un idiota como Chen lo ha notado. Sabes que el sentirse fuera de lugar lo pone en conflicto, y sinceramente también pienso que estas actuando extraño. —La voz monótona de Kyungsoo llegó desde la esquina.

 

Entendía los sentimientos de Jongdae. Él también lo había percibido, el cambio en el comportamiento de Baekhyun era obvio y alarmante. Casi siempre esa misma actitud les hacía sentir puestos de lado y distantes.

Baekhyun no era sincero con sus pensamientos, Chen era un idiota que solo veía lo que estaba frente a sus ojos, y aquello ya empezaba a significar un problema para todos. Para la banda musical, y para ellos como amigos.

 

—¿D-de qué hablas? —Tartamudeó, mirándole de reojo, y sentándose sobre el pasto.

 

—Hemos sido amigos, por más tiempo del que desearía, ¿bien? —Resopló. —Si tan solo lo admitieras abiertamente te entenderíamos. —Kyungsoo suspiró volviendo su mirada a su revista. —A ti… te gusta Park, ¿no? —Preguntó con voz átona.

 

Aquella había sido más una afirmación, y había sido tan repentino que le tomó con la guardia baja. Quería desaparecer, quería retroceder el tiempo y detenerlo antes de su discusión absurda con Chen.

 

—¿Es eso? — Kyungsoo suspiró sonoramente, mirándole con tranquilidad. Solo la briza removía las hojas de los arboles altos. —Está bien si te gusta un hombre…

 

Baekhyun abrió la boca para negarlo, pero ver los enormes y escrutadores ojos de Kyungsoo simplemente se lo impidió, por lo que hizo lo que cualquier persona normal haría. Huir.

Kyungsoo frunció el ceño al notar sus intenciones, y tomó la silla de playa junto a él, lanzándola contra la puerta, con mucha fuerza.

Ya estaba harto de esa actitud de ambos. Jongdae y Baekhyun estaban siendo evasivos y eso le empezaba a parecer una molestia.  

 

Baekhyun se congeló en su lugar.

 

—No tienes que fingir conmigo. Soy tu amigo, ¿no? —Dijo frunciendo el ceño. ¿Cuánto tiempo habían sido amigos? Eran demasiados años, y él había aprendido a leer a sus amigos casi como a un libro abierto. Si, no era alguien muy conversador o un tipo amable, pero era perspicaz con las personas que quería. Y desde un principio había notado en Baekhyun algo peculiar, pero no por ello malo.

Simplemente era que a Baekhyun le gustaban los hombres.

—Lo sé, ya no tienes que huir.

 

—¡¿Qué demonios sabes?! — Reclamó el pelinegro con la garganta estrangulada, había salido como un grito ahogado y en su mirada denotó desesperación.

 

Kyungsoo se sintió realmente mal por Baekhyun, lo había sospechado, pero ahora quedaba más que confirmado. Que a Baekhyun le asustaba aceptarlo frente a alguien. —Tu gran secreto. —Dijo con voz calmada acercándose un poco. —Sé que te gustan los hombres.

 

Baekhyun agrandó los ojos y sin quererlo estos se llenaron de lágrimas, rápidamente empezó a negar con la cabeza, tartamudeando. —E-eso… no es… no es verdad…

 

—Tal vez hayas podio engañar a Chen, y es que él es tan estúpido y no lo entendería ni, aunque lo golpearas con eso. —Relativizó, no deseaba acusarle ni presionarle, pero Baekhyun debía ser sincero. —Pero yo soy diferente.

 

Baekhyun ni siquiera pudo ver a los ojos a Kyungsoo, bajó la cabeza, totalmente avergonzado, mientras continuaba negando. —Kyung… Kyungsoo no es lo que—

 

—Dije que está bien. —Le cortó el pálido, sintiéndose afectado por la imagen que el pelinegro le ofrecía. ¿Cuánto tiempo había vivido intentando ocultar el hecho?

“Ha sido difícil para ti ¿eh, Baek?”

 

—Yo…—Murmuró constipado por el llanto anterior, sus hombros temblaban con cada contracción de su pecho y el hipo no le dejaba hablar correctamente. —Lo siento…

 

—Está bien. — Protestó D.O abrazándole con fuerza. Nunca imaginó verlo tan quebrantado. Y no se le había ocurrido una mejor manera de reconfortarlo.

 

“Chen sabría que hacer.” Pensó, Kyungsoo.

 

—No puede… no puede saberlo nadie… ah, no pueden ¿vale? —Pidió Baek, aferrándose a su pequeña espalda. — No le digas a nadie. —Le rogó,

 

—Mierda, no lo haré. — Masculló sintiendo sus ojos arder. ¿Por qué se había involucrado en los problemas de Baekhyun de esa forma? No tenía idea. En realidad, no tenía lógica, él nunca se inmiscuía en los rollos de sus amigos, pero, últimamente ver a Baekhyun se había vuelto una tarea difícil. Sentía que debía aliviar su carga.

 

—No sé que hacer…—Dijo el pelinegro de pronto, empapando con sus lágrimas la camiseta de Kyungsoo. —Me… gusta… él me gusta tanto que no puedo soportarlo. —Confesó. —¿Está mal? ¿Qué me guste hasta este punto?

 

—Está bien…

 

“Esto es un problema… A Chen, esto no va a gustarle.”

Pensó Kyungsoo, sosteniendo a Baekhyun entre sus brazos.

.

.

.

Estaban en la escuela, la hora del almuerzo era extenuante y calurosa. Chen no le había dirigido la palabra ese día y Baekhyun estaba agotado mentalmente para lidiar con el castaño enfadado. Por lo que cuando fue por su almuerzo camino hasta las bancas del campus junto a Chanyeol.

 

Sí... debajo de ese roble la briza era magnifica. Chanyeol permaneció silencioso mientras devoraba su manzana y Baekhyun lo agradeció enormemente, cuando se recostó sobre la mesa a dormitar.

 

—Heh, Byun ¿ves ese balón? Tíralo de vuelta.

 

El pelinegro levantó la cabeza de sus brazos y miró cansadamente el campus. Seungjae agitaba las manos a unos metros.

“Ah… ese mono.”

Pero solo volvió a enterrar su frente, no había podido dormir para terminar con la composición de la canción para la Batalla de las Bandas. Dios, solo quería un segundo de sueño.

—Oye, estoy hablando contigo… maldito afeminado.

 

Chanyeol le observaba a un costado, sentado en las grandes mesas de roble, a su lado. El alto estaba silencioso y no parecía de un buen humor. 

 

—¡Jodido cabrón afeminado! ¡¿Acaso no puedes tocar el balón sin romperte una uña?! — Gritó Seungjae empezando a correr en esa dirección por la pelota.

 

Chanyeol chascó la lengua, y se puso de pie, Baekhyun ladeó ligeramente el rostro mirando de reojo al alto. ¿A dónde iba?

 

Y sorprendiendo a todos, cogió el ovoide tomando impulso con su pierna izquierda, y lo lanzó con tanta fuerza hacia Seungjae que este cayó de espaldas mientras un diente salía disparado de su boca.

 

—Oh, lo siento, ¿fue demasiado para ti? —Preguntó de vuelta, con una sonrisa culpable.

.

.

.

Si había algo que realmente Baekhyun odiaba, era definitivamente cumplir con sus obligaciones como el futuro heredero de la corporación Byun.

Él no tenía idea de nada que fuera construcción. Ni idea.

Pero, ese no era impedimento para que el abogado Kim, lo arrastrase como siempre hacía, enfundarle en un costoso corte Armani a la medida, que además de solo tenerlo puesto ya le daba picazón, y meterlo en un coche, hacia la nueva obra que se erguía temerariamente fuera del distrito principal.

El pelinegro observó ceñudo las calles, mientras iba en el coche familiar. El abogado Kim, parloteaba explicándole las cosas más básicas de ese proyecto, pero Baekhyun no estaba realmente interesado. No comprendía de esas cosas.

 

Su verdadera pasión y meta, había sido su banda musical, la cual era conformada por Kyungsoo y Jongdae. La había armado cuando estaba en sexto, y hasta ahora solo habían estado tonteando en bares nocturnos y sin paga, pero esta vez sería muy diferente.

Entraría a ese concurso de bandas y tomaría el primer lugar, mostrándole a sus padres como señal definitiva que sí podía alcanzar lo que deseaba con trabajo duro y esfuerzo.

 

—¿Estas escuchando? —Le retó el serio, pero atractivo rostro del abogado Kim. —Tienes que ser más serio en esto, Baekhyun, tus padres están muy preocupados por ti. — Alegó.

 

El pelinegro se desajustó la corbata. Sinceramente no era su estilo llevar corbata o trajes de pingüino. Ellos jamás entenderían que lo suyo no era la empresa constructora de su padre.

 

—Si. —Dijo con la cabeza gacha.

 

—Andando. — Dijo, Kim saliendo del auto.

 

Baekhyun dejó ir un suspiro completamente dramático. Nunca ocurría nada interesante en esas visitas, solo hablaban, mientras Baekhyun debía sonreír.

Bajó de mala gana, caminando a solo tres pasos del sujeto de rostro imperturbable.

 

Cuando entraron a la zona de construcción, los sonidos estruendosos y el olor a cobre y sudor llenaron sus sentidos.

Había una enorme grúa a la mitad del camino, y muchos hombres fornidos trabajando sin descanso, golpeando fieros y levantando pesados costales de arena. Baekhyun, probablemente, sería tan grueso como la longitud del brazo de uno de ellos.

 

Siguió caminando con pasos torpes, mirando boquiabierto la zona de trabajo, ellos eran realmente admirables. Hombres de verdad, sudoroso y con pelo en el pecho. También quería ser varonil como ellos.

Pero, mientras observaba asombrado, su vista cayó sobre el chico alto de cabellos azabaches, que se levantaba en todo su esplendor con un pesado barrote de hierro en el hombro.

 

—¡Mierda! —Chilló de pronto, Baek, lanzándose al suelo, cuando el alto se giró empezando a caminar a su dirección.

 

“¿Qué está haciendo aquí? ¿Por qué está en la construcción de mis padres?”

 

—¿Qué diablos estás haciendo? — El abogado Kim le miró exasperado y extrañado. Sabía que el menor de los Byun era excéntrico, pero eso había sido mucha rareza incluso para él. —Basta, ponte de pie. — Le dijo tirando de su brazo flacucho.

 

Baekhyun negó fervientemente. —¡Escóndame! ¡Rápido! — Masculló, metiéndose entre sus largas piernas, para ocultarse. Tenía entendido que ningún estudiante de la escuela de reyes tenía permitido los trabajos de medio tiempo, así que suponía que Chanyeol no le había contado a nadie acerca de eso.

 

Chanyeol no alcanzó a verlo, pues solo notó al tipo de traje con cara de pocos amigos, y solo siguió su camino, desmontando los barrotes que sus superiores le habían encargado.

 

Kim le miró como si le hubiera salido otra cabeza. —¿Qué estás haciendo? — Preguntó exaltado. Si continuaba así lo estropearía todo con los inversionistas. ¿Qué diablos pasaba por esa pequeña cabeza?

 

Baekhyun juntó sus manos en una plegaría. ¡Mierda eso era vergonzoso! —Solo por hoy, déjame volver al auto. ¡Por favor! —Pidió. No quería que Chanyeol se enterara que era el hijo del dueño de ese lugar. Ya era suficientemente malo que no pudiera hablar correctamente cuando estaba frente a él, como para que la brecha entre ellos se agrandase.

Pensaba que Chanyeol no se sentiría cómodo sabiendo que era dueño de todo eso, y menos deseaba que el alto le tratase diferente solo por ese hecho.

Odiaba ser tan asquerosamente rico.

Pero Kim no entendía su dialecto de loco, por lo que no le importó levantarlo de un tirón, y ponerse a andar.

Y aunque Baekhyun pataleo y rogó fue completamente arrastrado.

Chanyeol dejó el pesado tuvo sostenido al arnés y se secó el sudor de la frente, había visto a un montón de pingüinos forrados en Armani paseándose de un lado a otro, y realmente no deseaba toparse con alguno de ellos, pues su superior le había advertido que aquellas visitas eran importantes y debían dar una buena impresión.

Solo deseaba terminar rápido su hora de trabajo y volver a casa. Pero justo cuando se giró, vio a Baekhyun cruzar frente a él con un grupo de hombres trajeados elegantemente. La sorpresa le hizo abrir grande los ojos, y una sonrisa automática se extendió en sus labios.

 

Caminó siendo sigiloso, sin advertir al más bajo, y cuando notó que los demás sujetos le dejaron solo para hablar entre ellos, Chanyeol aprovechó el segundo para hablar con él. El trabajo era aburrido y ver un rostro conocido era reconfortante.

—Hey, Baek…—Saludó de pronto.

 

Pero había resultado tan repentino para Baekhyun que saltó en su lugar, como un gato, y al notar a Chanyeol intentó huir rápidamente, pero debido a los escombros de cemento húmedo en el suelo tropezó enredándose con las tiras del arnés que sujetaba el alto.

 

—¡Baekhyun, cuidado!

Chanyeol había actuado rápidamente sostenido el pesado tuvo, evitando que lastimara a Baekhyun, pero el sonido de un hueso quebrándose a juego con un grito de Chanyeol indicaron que lo peor acababa de pasar.

 

“¡¡¡Oh Por Dios esto no pude ser!!!”

 

Veinte minutos después…

 

—¡En serio, lo siento! ¿Van a despedirte? ¡Incluso terminaste lastimado! ¡Lo siento! —Baekhyun estaba sentado con las rodillas juntas mientras hacia una posición ancestral al Buda.

Estaban en la zona de la Enfermería de la construcción. Todos se habían alterado al creer que el hijo de los Byun había resultado lastimado, pero solo había sido una falsa alarma, pues Chanyeol había impedido el accidente.

 

—No van a despedirme, descuida. —Le restó importancia con la mano lastimada, tenía los tres ultimo dedos entablillados y vendados, al parecer se había roto algunas falanges. Bueno, no le parecía nada del otro mundo. —Pero, responde. ¿Por qué huías de esa forma de mí? —Preguntó seriamente.

 

Baekhyun bajó la mirada con las mejillas rojas. —Yo… solo… no quería que supieras que mis padres eran dueños de esto…—Confesó luego de un segundo de silencio. ¿Qué más daba? Ya había causado suficientes problemas.

 

Chanyeol parpadeó confuso. —¿Mhm? Pero, eso ya lo sabía. —Dijo simplemente. —De hecho, hay una gigantografía tuya al frente. —Señaló con su dedo hacia la salida.

 

—¡¿En serio?! —Gritó.

 

—Hahaha, solo estoy bromeando. — Alego con una sonrisa. —En realidad no me molesta. —Se encogió de hombros. —Tú y tu familia son cosas diferentes. Pero, me gustaría que mantuvieras mi secreto, ya sabes…—Dijo.

 

Baekhyun tardó un momento en entender, pero luego de un segundo asintió vivazmente. —¡No se lo diré a nadie! —Prometió. En la escuela de reyes los trabajos a medio tiempo estaban prohibidos para los estudiantes.

 

Chanyeol suspiró aliviado, recostando su espalda en el respaldar de la silla. —Baek, Baek, Baek… En serio eres una damisela en apuros. —Canturreó con una sonrisa.

 

El pelinegro bajó la mirada. —Lo siento, no sé porque actué de esa manera. Le causé problemas a todos. —Dijo en tono decaído. Incluso había fracturado los preciosos dedos de Chanyeol.

 

Chanyeol le vio de reojo, y al notar su mohín no pudo evitar sonreír. —Hey, eso no es lindo cuando lo hace un chico, ¿bien? — Dijo revoloteándole el pelo, con intención de reconfortarle.

 

Baekhyun se estremeció, sintiendo su pecho agitarse ante su toque repentino.

 

—Debo volver al trabajo. —Dijo poniéndose de pie, mientras apuntaba hacia la dirección opuesta. —¿Estarás bien sin mi cuidándote? —Preguntó con una sonrisa socarrona.

 

Baekhyun se miró las fachas, estaba empapado y lleno de cemento que seguramente luego se endurecería. —Claro, lo intentaré.

 

Chanyeol sonrió aún más ampliamente. —Nos vemos luego, chico Byun. —Se despidió dándole la espalda y agitando su mano.

 

—Nos vemos… —Repitió como un tonto tocando la parte de su cabello que había alborotado el alto. —¡Eh, espera! —Gritó.

 

El alto se giró mirándole.

 

—¿Tu mano, no te duele? —Preguntó mirándole inseguro.

 

—Esta bien. —Le restó importancia.

—Pero, sin tu mano no podrás hacer las cosas normalmente. Me sentiré muy mal por eso... —Murmuró Baekhyun cabizbajo.

 

Chanyeol desvió su mirada hacia el entablillado, hizo una meuca con los labios algo pensativo, pero luego asintió. —Ya que es la derecha, se me hará un poco difícil hacer algunas cosas, pero…

 

—¡Yo te ayudare! —Dijo interrumpiéndole. —Hasta que tu mano mejore por completo, haré lo que sea que me digas. —Afirmó con la mirada decidida.

 

—¿Lo que sea? — Repitió divertido. Chanyeol tuvo la intención de hacerle demitir, pero luego de un segundo, formuló una sonrisa en sus labios. —Okay.

 

Lentamente, lentamente la brecha entre ambos se iba cerrando. Ahora tenía un secreto con Chanyeol, y de alguna forma sentía que podía cubrirle la espalda además de poder estar con él, para ayudarle con lo que sea.

 

Después de todo, no había sido un desperdicio ir a aquel lugar.

 

Porque había visto a la persona que le gustaba.

.

.

.

—Hey, Chanyeol ¿cómo esta esa mano? —Preguntó un sunbae, secándose con un trapo, el cemento de los dedos. La hora de jornada había llegado a su fin, y todos empezaban a empacar sus cosas y usar las duchas.

—Eh, ¿esto? —El alto se encogió de hombros, moviendo la muñeca con una sonrisa. —Casi no duele.

—Ah, es una suerte que seas zurdo, por lo menos podrás ayudar con las piezas pequeñas. —Dijo feliz el viejo dándole una palmada en la espalda.

—Sip.

.

.

.

Baekhyun nunca había admitido ante nadie sus sentimientos desviados. Siempre había sentido que debía mantenerlo en secreto de todos, como no había tenido hermanos con los que crecer, no tenía con quien conversar de aquellos temas, tampoco se había animado a hablar con sus padres.

 

Aun recordaba la primera vez que esos pensamientos aparecieron en su mente por primera vez. Su padre le había inscrito en un campamento de otoño a una visita a la montaña con los hijos de algunos inversionistas socios.

En esa época no tenía más de doce, y en esa época también, había dado su primer beso, y contra cualquier idea que podían tener, había sido un niño mayor, Hongkyu, un chico que le había hecho cuestionar por primera vez su orientación.

 

Todo ese tiempo negándolo había sido difícil, todo ese tiempo había sido duro, pero ya no estaba solo. Ahora podía hablar con alguien, y aquello era un gran alivio.

 

—¡Deberías haberlo visto! —Baekhyun deliró aferrándose a la almohada. —Él se lanzó a protegerme de un gran trozo de concreto, e incluso salió lastimado por mi culpa. Es como un super-héroe. ¡Super héroe! —Contó con una mueca feliz. —Le dije que le ayudaría en lo que sea mientras se recupera de la lesión. ¿Puedes creer que ni siquiera se enfadó conmigo?

 

Kyungsoo estaba echado boca abajo, en la cama del pelinegro, quien secaba su cabello con una toalla, aún quedaban diminutos trocitos de cemento en las puntas.

Ahora mismo se arrepentía de lo que había hecho. Pues Baekhyun no había dejado de parlotear acerca de lo apuesto y talentoso que era Chanyeol.

Que Chanyeol puede reparar casi lo que sea.

Que Chanyeol también es bueno tocando los instrumentos.

Que Chanyeol era caliente como el infierno.

Que Chanyeol, blah, blah, blah…

 

Por lo menos, Baekhyun había estado mucho más relajado, y casi volvía a ser el mismo cachorro tonto y despistado que siempre terminaba siendo el punto de burla de sus amigos.

Chen no había mencionado el incidente de la pileta y había actuado como si nada hubiera pasado.

Kyungsoo creía que esa situación era mucho mejor que en la que se encontraban días antes. Habían compuesto una canción dinámica y con ritmo estridente, como lo había sugerido Jongdae. La letra era buena, la melodía era obra de Chen.

El nombre era: Monster. Y esa sería la canción con la que participarían en el primer duelo del festival de las bandas.

Las cosas no habían salido como había esperado, pero tener a un Baekhyun parlanchín y loco de amor, era mejor que tener un remedo de humano con impulsos emo.

 

Desvió su mirada fría, del techo hacia su amigo que no dejaba de dar patadas rítmicas mientras veía las fotografías que le había tomado al alto, seguramente cuando este no lo notaba.

“El amor te pone como un idiota.”

Pensó sintiendo un temblor por todo el cuerpo.

Pero, de alguna forma, se sintió feliz por Baekhyun. Verlo sonreír tan animadamente era extrañamente reconfortante, por lo que cuando una idea surcó su mente, no pudo evitar dejarla salir por su boca.

—¿Por qué no lo invitas aquí? — Farfulló encogiéndose de hombros. Aquel derroche de testosterona iba a darle urticaria.  

 

—¡¿Aquí?! —Alegó dramatizando mientras cubría su pecho. Eso había sonado atrevido, puesto que estaban en su habitación. Kyungsoo ¿qué demonios estaba pensando?

 

—Si. Salir a otro lugar solo haría que te comportes como un idiota. —Señaló cruelmente. — En cambio, si le dices que verán una película en casa, sonaría muy normal, es lo que hacen los amigos. Además, podrás abordarlo con más confianza. —Puntualizó con su mente crítica.

“También me dejarás en paz.”

 

—¡¿Por qué de pronto te convertiste en un experto en esto?! —Preguntó con las mejillas rosas, dando crédito a lo anteriormente mencionado. De hecho, tenía su punto lógico.

 

—Cierra la boca.

 


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