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Orgullo y Prejuicio al SasuNaru por Mitsuki Akimori

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Notas del capitulo:

Hola, es un capítulo relativamente corto.

Sé que lo qué diré a continuación no trata nada de la historia pero quiero decirlo ya que este también es un espacio para que me conozcan y yo los conozca a ustedes. El mundo está pasando por momentos difíciles, Puerto Rico y el huracán, Japón y el reciente terremoto y México que vuelve a sufrir después de 32 años una desgracia que deja a miles de personas desaparecidas, muertas y viviendo en la calle en la mayoría del sur del país. Yo soy de México y me tocó vivir la horrible experiencia de sentir un terremoto, me tocó en la escuela y fue un momento de tensión ya que nunca había sentido uno y sobre todo por qué en mi escuela (dónde fue que sentí el terremoto) nunca se escuchó la alarma sísmica y no reaccionamos inmediatamente, lo bueno que el edificio dónde estaba no sufrió ninguna roptura y no pasó a mayores. Espero que todos ustedes estén bien no importa si no son de México. Les deseo lo mejor. 

 

Sin más preámbulo los dejo leer. 

La propiedad del señor Namikaze consistía casi enteramente en una hacienda de dos mil libras al año, la cual, desafortunadamente para sus hijos donceles y sus hijas, estaba destinada, por falta de herederos varones, a un pariente lejano. La señora Namikaze Kushina tenía una hermana casada con una tal Hashirama Senju y un hermano en Londres de nombre Nagato. 
 
El pueblo de Longbourn estaba a solo una milla de Meryton, distancia muy conveniente para los Namikaze, que normalmente tienen la costumbre de ir allí tres o cuatro veces a la semana para visitar a su tía Mito y de paso pasar a una sombrerería que había cerca de su casa. Las que frecuentaban más Meryton eran las dos menores, Ino y Karin, que solían estar más ociosas que sus hermanos, y cuando se aburrían en la casa de su tía, decidían qué dar un paseíto a la ciudad era necesario para pasar bien la mañana y así tener conversación por la tarde, porque, aunque las noticias no solían abundar en el campo, su tía siempre tenía algo que contar. De momento estaban bien provistas de chismes y de alegría ante la reciente llegada de un regimiento militar, que iba a quedarse todo el invierno y tenían en Meryton su cuartel general. 
Ahora las visitas a la señora Mito Senju proporcionaban una información de lo más importante. Cada día añadían algo más a lo que ya sabían a cerca de los hombres y las familia de los oficiales. El lugar donde se alojaban ya no era un secreto y pronto empezaron a conocer a los oficiales en persona. 
El señor Hashirama Senju conocía a todos, lo que constituía a sus sobrinas una fuente de información insospechada. No hablaban de otra cosa que no fuera de oficiales, la gran fortuna del señor Itachi Izanami y de la cual su mamá estaba tan encantada, ya no valía la pena comparar el uniforme de un alférez. 
Después de oír en la mañana el entusiasmo con el que sus hijas hablan del tema, el señor Namikaze observó fríamente.
 
-Por todo lo que puedo sacar de vuestra manera de hablar debéis de ser las muchachas más tontas de todo el país. Ya había tenido mis sospechas algunas veces, pero ahora estoy convencido. 
 
Ino se quedó desconcertada y no contestó. Karin con total indiferencia, siguió expresando su admiración por el capitán Yakushi y dijo que esperaba verle aquel mismo día, pues la mañana siguiente el regimiento se marchaba a Londres. 
 
-Me dejas pasmada querido -dijo Kushina- lo dispuesto que siempre estas a creer que tus hijas son tontas. Si yo despreciara a alguien sería a las hijas de los demás, no a las mías. 
 
-Si mis hijas son tontas, lo menos que puedo hacer es reconocerlo 
 
-Sí, pero ya ves, resulta que son listas 
 
-Presumo que es el único punto en el que no estamos de acuerdo -dijo Minato- siempre deseé coincidir contigo en todo, pero en este difiero, porque nuestras dos hijas menores son tontas de remate.  
 
-Ay Minato, no esperarás que estas niñas tengan tanto sentido como sus padres -contesto Kushina- cuando tengan nuestra edad apostaría a qué piensan en soldados tanto como nosotros. 
 
-Te equívocas mujer, yo no pienso en soldados -le dijo a su esposa con risas 
 
-Me acuerdo cuando me gustaba una casaca roja y la verdad es que todavía la llevo en el corazón. Y si un joven coronel con cinco mil libras anuales viene por una de mis hijas, no le diría que no. Encontré muy bien al coronel Shikamaru Nara la otra noche en la casa de los Haruno. 
 
-Mamá -dijo Karin- el coronel Nara y el capitán Yakushi ya no van tanto a la casa de los Haruno como antes, ahora los ven mucho en la biblioteca del pueblo.
 
La señora Namikaze no pudo contestar al ser interrumpida por la entrada de un lacayo que tenía una nota para el señorito Deidara Namikaze, venía de Netherfield y el criado esperaba su respuesta. Los ojos de la señora Namikaze brillaban de alegría y estaba impaciente por que su hijo acabase de leer. 
 
-Bien Deidara ¿de quién es?, ¿de qué se trata?, ¿qué dice? Date prisa y dinos, vamos cariño. 
 
-Es de la señorita Hinata Izanami -dijo Deidara y entonces leyó en voz alta:
 
<< Mi querida amiga:
Si tienes compasión de nosotras, ven a cenar hoy con Tenten y conmigo, si no, estaremos en peligro de odiarnos la una a la otra el resto de nuestras vidas, porque dos mujeres juntas todo el día no pueden acabar sin pelearse. Ven tan pronto como te sea posible después de recibir esta nota. Mi hermano y los otros señores cenarán con los oficiales. Saludos 
Hinata Izanami >> 
 
-¡Con los oficiales! -exclamo Karin- ¡Qué raro que la tía no nos lo haya dicho! 
 
-¡Cenar fuera! -dijo Kushina- ¡Qué mala suerte! 
 
-¿Puedo llevar el carruaje? -preguntó Deidara 
 
-No querido, es mejor que vayas a caballo -dijo Kushina sonriendo- porque parece que va llover y así tendrás que quedarte a pasar la noche 
 
-Sería un buen plan -dijo Naru- si estuvieras segura mamá, que no se van a ofrecer para traerlo a casa 
 
-Oh, los señores llevarán el landó del señor Itachi a Meryton y el los Hyuga no tienen carruaje propio. 
 
-Prefiriría ir en el carruaje -replico Deidara
 
-Pero querido, tu padre no puede prestarte los caballos. Me consta -dijo Kushina- se necesitan en la granja, ¿No es así Minato? 
 
-Se necesitan más en la granja -contesto el señor Namikaze- de lo que yo puedo ofrecerlos.
 
-Si puedes ofrecerlos hoy -dijo Naru- solo quieres ver los deseos de mi madre cumplidos 
 
Al final Deidara se fue a caballo, y las esperanzas de su madre se cumplieron, no hacía mucho que se fue Deidara, cuando empezó a llover a cántaros. Las hermanas se quedaron intranquilas por ella, pero su madre estaba encantada. No paro de llover en toda la tarde, era obvio que Deidara no podría volver. 
 
-Verdaderamente tuve una idea muy acertada -repetía la señora Namikaze
 
Sin embargo, hasta la mañana siguiente no supo nada del resultado de su oportuna estrategia. Apenas había acabado de desayunar cuando un criado de Netherfield trajo la siguiente nota para Naruto: 
 
<< Querido Naru:
No me encuentro muy bien esta mañana, lo que, supongo, se debe a que llegué ayer calada hasta los huesos. Mis amables amigas no quieren ni oírme hablar de volver a casa hasta que no esté mejor. Insisten en que me vea un doctor, por lo tanto, no os alarméis si os enteráis de que ha venido a visitarme. No tengo más que dolor de garganta y dolor de cabeza. Tuyo por siempre
Deidara>> 
 
-Bien querida -dijo el señor Namikaze una vez Naru hubo leído la nota en alto- si Deidara hubiera contraído una enfermedad peligrosa o muriese sería un consuelo saber que todo fue por conseguir al señor Itachi Izanami y bajo tus órdenes -contesto mirando mal a su mujer 
 
-¡Oh no tengo miedo que se muera! La gente no se muere por pequeños resfriados sin importancia -dijo Kushina indiferente- tendrá buenos cuidados, mientras esté allí todo irá de maravilla. Iría a verla, si pudiese disponer del coche. 
 
Naruto verdaderamente preocupado, tomó la decisión de ir a verlo, como no podía disponer del carruaje, y no era buen amazon, caminar era su única alternativa. Y declaró su decisión. 
 
-¡Me voy a ver a Deidara! -declaro- no voy a esperar el carruaje iré caminado dattebayo. 
 
-¿Cómo puedes ser tan tonto? -exclamo su madre- ¿Cómo se te puede ocurrir tal cosa? Y a demás ¿qué es esa forma de hablar dattebane? -al escuchar eso todos voltearon los ojos ante tal regaño ya que ella misma tenía una muletilla- a demás ¡Con el barro que hay! ¡Llegarás hecha una facha, no estarías presentable! 
 
-Estaría presentable para ver a Deidara que es todo lo que yo deseo
 
-¿Es una indirecta para que mande a buscar los caballos Naru? -dijo su padre 
 
-No en absoluto, no me importa caminar. No hay distancia cuando se tiene un motivo dattebayo -al escuchar lo último su mamá hizo gestos de enojo- Son solo tres millas, estaré de vuelta para la cena.
 
-Ya te dije Naruto que no hables así -replico molesta Kushina pero fue totalmente ignorada
 
-Admiro la actividad de tu benevolencia -observo Gaara- pero ten cuidado Naru el tiempo está en contra tuya
 
-Iremos contigo hasta Meryton -dijeron Karin e Ino, Naru aceptó su compañía y los tres salieron juntos. 
 
-Si nos damos prisa -dijo Karin mientras caminaba- tal vez podamos ver al capitán Yakushi antes de que se vaya
 
Al llegar a Meryton se separaron, a las dos menores se fueron a casa de la esposa de uno de los oficiales y Naru continuó caminando solo. Cruzo campo tras campo a paso ligero, salto cercas y sorteó charcos con impaciencia hasta que por fin se encontró ante la casa, con los tobillos empapados, las medias sucias y el rostro encendido por el trabajo. Lo pasaron al comedor donde todos estaban reunidos menos Deidara y donde su llegada causo sorpresa.
 
-Por Dios señorito Namikaze ¿Camino hasta aquí? -preguntó la señorita Hinata con amabilidad fingida. No obstante la recibieron con cortesía 
 
El señor Itachi lo recibió con humor y amabilidad, mientras que el señor Sasuke Uchiha le hablo solo para saludarlo y el señor Hyuga Neji no hablo nada de nada. El primero fluctuaba entre la admiración por la luminosidad que el ejercicio le había dado a su rostro mientras que el segundo sólo pensaba en su desayuno. Las preguntas que hizo Naru sobre su hermano no fueron contestadas favorablemente.
 
-¿Cómo se encuentra mi hermano? -le pregunto al señor Itachi por ser el dueño de la casa
 
-Desgraciadamente no ha podido dormir bien, y aunque se ha levantado, tiene mucha fiebre no está en condiciones de salir de su habitación. 
 
-¿Me podría llevar a su habitación por favor? -le pidió amablemente al señor Itachi
 
-Claro que si, acompáñeme -le dijo automáticamente. Subió inmediatamente a ver a Deidara
 
Al no estar a la vista de todos en el comedor la señorita Hinata expresó su opinión ante lo sucedido
 
-¿Vio eso señor Uchiha? -dijo volteando a ver a Sasuke- se veía verdaderamente medieval
 
Sasuke no le contestó, aunque se le hizo un comentario muy infausto. 
 
-Naru que bueno que veniste -le dijo feliz de verlo- no sabes cómo me han tratado, estoy tan agradecidos con ellos en verdad
 
-Creo que el señor Itachi está muy feliz de tenerte aquí he Dei
 
-Si bueno, a sido muy atento conmigo -le contestó sonrojado- a demás ya ha venido el doctor y dice que solo he cogido un resfriado, que debo guardar reposo, tomar las medicinas y volveré a estar bien 
 
Naruto no se despegó de él en ningún momento, pero llegaba la hora de su partida, la señorita Hinata le ofreció el carruaje, él esperaba que le insistese un poco más para aceptarlo, cuando Deidara expresó su deseo de marcharse con él, por lo tanto la señorita Hinata se vio obligada a convertir su ofrecimiento del carruaje a una invitación de quedarse en Netherfield, el cual Naruto aceptó muy agradecido. Mandaron una nota a Longbourn para que su familia supiese de que se quedaba y para que le mandarán ropa. 
 

Notas finales:

Cualquier cosa que no entiendan de la historia preguntélo. Espero y les haya gustado bye. Espero actualizar pronto. 


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