El castaño sintió una presión en el pecho, una que había comenzado a molestarle de tal manera que abrió los ojos de golpe, mirando entonces un espacio oscuro en su totalidad, hasta que su visión se acostumbro y pudo ver el techo, mientras respiraba profundamente, un tanto agitado, se removió levemente a su costado para tomar de la mesa de noche sus gafas, la habitación en la que estaba, era levemente alumbrada por la luz de la calle que evitaba que todo se quedará a oscuras, trago algo de saliva y se sentó en la cama, masajeando su sien antes de voltear y ver al gerente dormido en la cama junto a él. Se sonrojo levemente y ladeo el rostro, recordando como el menor se habían sometido ante el acto de amor más profundo con su novio, por lo que luego se inclinó a tomar su ropa del suelo, comenzando a vestirse, seguramente hubiera sido más fácil quedarse a dormir con su pareja, pero lo sabía, sabía que no le quedaba mucho tiempo de vida y debía aprovechar la oportunidad de cumplir con sus objetivos y el principal, era ayudar al gerente y que mejor manera de hacerlo que saliendo a investigar.
Luego de que termino de vestirse, miro de nuevo a su novio y así se acerco a besar la mejilla del mayor antes de salir, decidido a ponerle fin a esa matanza sin sentido.
Su primer parada sería el departamento de su mejor amigo y compañero, Eric Slingby, sabía que él no era el asesino y de algún modo, necesitaba de su ayuda, en especial ahora que estaba algo débil, tanto por su situación como por la actividad que había tenido unas horas atrás.
Una vez que había llegado al lugar, comenzando a tocar la puerta con suavidad.
-Eric… Eric, sé que estás ahí necesito… -
Luego de empujar la puerta con suavidad, logró abrirla. Se quedó quieto unos minutos y después de pensarlo, abrió la puerta, mirando entonces el lugar a oscuras. - Eric… Voy a pasar… ¿Hola? -
En cuanto se adentro al lugar, encendió la luz y observó detenidamente el apartamento. Estaba desordenado, como imagino que estaría el piso de su amigo, por lo que apenas se adentro, recogió algunas cosas del suelo, tomando entre ellas su guadaña.
Miro aquel objetivo detenidamente, tomándolo desde la empuñadura para observarlo se veía bastante bien conservado, como si acabarán de lijarlo, pero sabía por los registros que no lo había hecho en un buen tiempo, así que era casi obvio que no lo habían usado.
-Ay Eric.. - Susurro el castaño para sus adentros, dejando la guadaña en la mesa principal, sino estaba en casa y había dejado su arma, no entendía donde podía estar. Cerro los ojos por un leve espasmo en su pecho, bajando la mirada, imaginando en esos escasos minutos lo peor.
Necesitaba saber, no era opcional, debía conocer que pasaba por la cabeza de su compañero y debía llevarlo por el buen camino, sí él había comenzado los asesinatos o si de alguna manera estaba ayudando al asesino, debía llevarlo ante la justicia, no sin antes querer salvarlo. Pero ¿Cómo atraerlo a él de ese modo? O ¿Cómo atraer al asesino?
En el mundo humano, dos siluetas espectrales miraban a los humanos, por un momento en silencio, ambos empuñaban su Oz.
-Miralos… a los humanos, son tan patéticos - Dijo el mayor de los dos, mientras se quitaba la capucha, dejando que su cabello plateado se moviera con el viento, mientras sonreía suave. - Ellos no merecen vivir más que tu amigo, su vida es un parpadeo a comparación de la nuestra, no valen nada… -
-Sí… Alan no debería morir por que ellos vivan… - Dijo el rubio al quitarse la capucha, mirando de igual manera el escenario frente a ellos.
Una risa burlona se escapo de los labios del peliplata, para después mirar de vuelta a su nuevo aprendiz, Eric Slingby. - Solo te faltan unas cuantas almas más y Alan podrá salvarse de las espinas-
-Y cuando lo haga, le diré todo lo que sé de Spears e incluso él podrá ayudarme a deshacerme de él… -
-Recuerda nuestro trato… cuando mates a Spears, yo me quedare con su cadáver y con su arma. -
-Aún no la he olvidado… lo tendrás todo - El rubio volteo a ver al mayor, inclinándose al dar una reverencia - Senpai-.
El mundo humano era un lugar solitario a esa hora, sin embargo el castaño conocía los horarios de las recolecciones y en ese horario era más fácil encontrar al traidor, si es que podía llamarle así, mientras caminaba sus zapatos sonaban, no era que fuera vestido con su uniforme como los demás shinigamis, si quería encontrar al atacane, tenía que actuar como un humano y justamente eso es lo que iba a hacer, había comenzado a caminar por la ciudad, a solas, en un vestido color crema, varias veces Ronald había bromeando con eso en sus momentos de ebriedad. “Ponte un vestido, y serias la esposa perfecta”, solía decirle, y en esa situación no se le ocurrió mejor forma de esconder su identidad que usar aquel adimento para perderse entre la multitud que le rodeaba. Aparentemente todo había estado muy tranquilo, parecía que nadie atacaria aquel lugar, o por lo menos esa zona, hasta que al otro lado de la calle escudo un grito, se giro casi de inmediato, mirando al cielo, observando como las cintas comenzaban a salir, era el asesino, por lo que corrió de inmediato al lugar, deteniéndose al ver que un hombre yacía muerto mientras la mujer a su lado le gritaba para despertarlo. Luego de unos segundos la mujer cayó de igual manera muerta, sus ojos se abrieron ampliamente, mirando al cielo una guadaña estaba a punto de atravesarle, pero Invocó su arma y logró cubrirse de ataque, sin embargo si logro empujarle hasta golpearse con la pared.
-Algo me decía que estarías aquí… Eric -
Dijo el castaño mientras empujaba su guadaña para que el encapuchado retrocediera.
El rubio luego de notar que se trataba de su compañero, se alejo levemente. Quitándose la capucha para mirarle detenidamente. -... No creí encontrarte así, Alan… - le dijo refiriéndose a la ropa que llevaba puesta.
-a veces uno tiene que tomar medidas externas… - ambos se miraron a la defensiva unos cuantos segundos antes de que el castaño guardará su arma, mirándole entonces detenidamente. - No pienso hacerte daño… -
-Entonces me imagino que vienes solo -
-Tenia que confirmar primero mi teoría… me rehúsaba a creerlo… William va a… - se vio interrumpido por el más alto.
-William… William, sólo te importa lo que le hagan a ese idiota… -
-No es así, Eric, por eso he venido sin él, para poder hablar contigo y… -
-Dejalo…-
-¿Qué?... Eric el es.. -
-Es un idiota… no te ama, jamás te amo, esta contigo solo por sexo ¡Soy yo el qué te demuestra que te ama! - Grito mientras se señalaba a sí mismo - Creí poder esperar a salvarte para decirlo pero ahora que lo sabes, ambos podemos… -
-¡Eric! ¿Qué acabas de decir?... William me ama, estamos juntos y.. -
-Qué él no te ama! Lo escuche… lo sé, Grell me lo dijo. -
-Grell era pareja de William, no puedes confiar en lo que diga, esta celoso
-Y tú estas cegado… Alan, date cuenta que no debes estar con él, yo lo escuche de su boca y… -
Ambos fueron interrumpidos por una voz burlona, a apenas unos metros el pelirrojo estaba observandoles detenidamente, mientras reía. - Vaya vaya… pero que gran sorpresa, aparentemente si había un traidor frente a nosotros-
-Grell Sutcliff! - Grito Alan al ver al mayor, observando que su amigo llevaba el rostro descubierto. Después de aquellas palabras, el pelirrojo se abalanzó contra el rubio para atacarlo, pero fue interceptado por el castaño, evitando que le hiciera algo. - Espera! -
-Oh… el novio del gerente también es un traidor… por cierto lindo vestido - Dijo el pelirrojo mientras reía levemente, alejándose entonces mientras encendía su sierra. - No iba a matarlo, iba a herirlo para llevarlo con los superiores - Dijo mientras se contoneaba. - Eric… creí que le dirías eso de otro modo - Mencionó mientras reía un tanto divertido.
-...Es una mentira! - volvió a gritar el menor de los tres, bastante molesto, sin embargo, por algún motivo, sus ojos comenzaron a sacar algunas lágrimas.
-Alan… no… - el rubio intento calmar al menor pero se vio interrumpido de nuevo por el más bajo.
-¡¡Cállate!! ¡¡Cállate!! Estás celoso… por qué él me quiere y ustedes… ustedes solo quieren… -
-Vamos niño… abre los ojos, él de verdad es tu amigo, si viniera de mi podrías no creerlo, pero… - Antes de que el pelirrojo terminará de hablar, el castaño se había abalanzado contra él, haciendo que el mayor se cubriera, quejándose.
-William me quiere, él ya te olvido y esta conmigo… - luego de mencionar aquello, dejo caer su arma al suelo, dejándose caer después mientras comenzaba a llorar desconsolado.
-... Alan… - el rubio se inclino, intentando tomarle del hombro, para que volteara a verle.
-¿Por qué?.... -
-Por qué debías saber la verdad sobre él y…
-No… ¿Por qué matas gente de este modo? ¿Qué estás ganando? ¿Hay alguien más involucrado?... -
-Y yo que creía que yo era dramático - Dijo el pelirrojo, mirando luego al rubio, esperando su respuesta de igual manera, aunque su relación no fuese buena, claro que tenía curiosidad de esad muertes.
-Para salvarte.. - Dijo el rubio al incorporarse, mirándole detenidamente. - Las espinas, puedo salvarte de ellas solo necesito esas almas y podrás ser libre… podrás vivir más y…-
-Es estúpido… las almas no van a curarme.. Voy a morir, Eric
-¡No! Yo aún puedo salvarte!! Estarás bien! A mi si me importas y yo voy a hacer de todo para que te recuperes! Y ni tú ni nadie va a detenerme! - Luego de aquellas palabras una leve risa resono por la calle, Grell la conocía, por lo que se puso de inmediato a la defensiva, mirando a su alrededor.
-Ustedes son tan divertidos… - Dijo la voz antes de que una densa nube de humo los cubriera, provocando que tanto el castaño como el pelirrojo comenzaran a toser y una vez que se disipó, el rubio había desaparecido.
-Genial… - dijo el pelirrojo. - Lo dejaste escapar, pero al menos ya sé quienes son y podre llevarme el crédito por esto.-
-... ¿Aún quieres a William?
- ¿Ah?
-Ganaste… quédatelo- El menor se puso de pie, antes de alejarse del lugar, dejando al pelirrojo solo en la escena.