Loki había llegado a su hogar, pasando completamente desapercibido por sus padres y su mismo hermano; pues aquella personalidad reservada, provocaba que no se extrañasen ante su apatía.
Se tiró en su cama una vez aseguró su puerta, sus muñecas palpitaban y ardían, incluso en ese total silencio se podía escuchar como si tuviese un par de corazones en sus extremidades…la sangre apenas podía circular con normalidad.
“¿Qué debería hacer mañana?”, se cuestionó mentalmente. A pesar de tener una mirada apagada, y ojos irritados, su cabeza trataba de maquinar un plan, y no cualquier plan, debía ser uno que pudiese ser efectivo a un posible segundo peor día. Ser casi asesinado, besado por Thor, y lo pero…sí, lo peor de todo, haber terminado sucio, sudado y con gérmenes, hacía que ese día calificara como un fiasco.
Loki desistió sólo un momento, la cabeza dolía y emocionalmente no estaba apto para pensar. Se puso de pie con pesadez, yendo a su elegante ducha. Se quitó la ropa, metió la mano para sentir que tan aclimatada estaba el agua para finalmente entrar, sin embargo, el roce de las gotas sobre su cuerpo pasaron a segundo plano; frente a él había un espejo, espejo que permitía observar su cuerpo amoratado y cortado. Apretó sus ojos, y su frente dio contra la pared, dando la espalda a su reflejo, pues la realidad era algo con lo que no deseaba lidiar en ese momento, sin embargo los recuerdos de hace pocas horas azotaban contra su mente, como voces gritando y lacerando cada rincón de su cerebro.
–¡QUITA TU ASQUEROSA LENGUA DE MI!–gruñó Loki, tosiendo por cómo la lengua había entrado casi hasta su garganta.
–¿Acaso Odín sólo te trajo a este mundo, para ser la puta de Thor?–bufó aguantando una sádica risa, de ver cómo Loki temblaba entre sus brazos.
Loki le miró con desconcierto y terror, sin entender del todo a qué se referían realmente esas palabras, pero aterrado de saber que él lo había visto.
–…–Loki trató de articular alguna enunciado, palabra o sonido, pero las paredes de su garganta parecían quererse pegar.
–Lo vi todo–jadeó lascivamente cerca de su oído–,seguro lo disfrutaste…yo podría hacer que disfrutes más, ¡partiéndote!
Loki creyó haber sido invadido por un escalofríos del terror, las palabras de Grimm le tenían en un estado de shock, pero aquel frágil estado emocional, sacó su verdadero ser, manifestándose como una descontrolada magia, que terminó congelando al “pequeño” loco degenerado.
Loki golpeó la pared, una, y otra…y otra vez, soltando un ahogado grito que se mezclaba con un sollozo, deslizándose por la pared, sintiendo el agua azotar contra su espalda. No quería sentir que necesitaba 24/7 la protección de su hermano, pero tampoco deseaba sentirse desprotegido.
Tras un par de horas, tal vez tres, Loki finalmente salió. Había dejado salir todo, hasta ser el chico de emociones difíciles de descifrar. Con una toalla en la cintura, y otra secando su cabeza, se dirigió a su armario, estando a nada de quitarse el pedazo de tela que lo protegía de los lujuriosos ojos de Thor…sep, ahí estaba nuestro tonto rubio favorito, sentado en la cama en silencio, casi haciéndose pasar por un mueble. Loki peló los ojos, sus pestañas parecían que se iban a quemar…
–Bien–dijo Loki, achicando la mirada, viéndole fijamente– , antes de ponerme histérico. ¿Debo preguntar qué hace tu degenerado trasero aquí?
–No es lo que piensas–carraspeó al darse cuenta que le miraba de una manera que debería ser ilegal–. Yo venía a…Sé que eres muy, uh ya sabes, un apático. Sin embargo, creo que siento que sé que te pasa algo…–dijo sin saber si su oración tenía algún sentido.
–Me viste, estoy bien, largo…–interrumpió, tomando a su hermano para sacarlo de ahí.
Thor se dejó poner de pie, sin embargo no se movía; miraba fijamente el cuerpo de Loki, notando a detalle lo lastimado que estaba, e incluso reconociendo que varias heridas no eran del entrenamiento. Tiró de él, colocándolo sobre la cama y encimándose para analizarlo frente a frente, como si a un cachorro estuviese sometiendo para atenderle.
–Demonios, Thor–reclamó a manera de gruñido, pero el semblante duro de Loki se desvaneció al ver la mueca de furia de su hermano.
–Estas marcas, ¿quién tuvo el atrevimiento?–bufó frunciendo el ceño de manera feroz.
Loki relamió sus labios, abriendo la boca para soltar su mejor mentira, pero Thor no le dio ni una sola oportunidad de idear su mentira, cuando ya estaba apretando sus muñecas casi como advertencia.
–Me estás lastimando– jadeó suplicante.
–¿Quién hizo esto?
–Fue en el entrenamiento, ¡en el entrenamiento!–alzó la voz sin poderlo evitar, arqueando su espalda tratando de liberarse. Las heridas de las muñecas empezaban a sangrar nuevamente por la brutalidad del furioso dios.
–¡Las muñecas, hablo de las muñecas!-gritó alterado, queriendo saber quien tuvo el atrevimiento de meterse con los mismos hijos de Odín, fuertes y poderosos dioses.
–¡Deja de portarte como un orangután!-gruñó, empezando a patalear, sin embargo sus ojos empezaban a cristalizarse.
Thor arqueó sus cejas, mirando fijamente a su hermano, lo soltó poco a poco, sintiéndose avergonzado de sus problemas de ira, que más que mostrarse preocupado ante su hermano, parecía un celopata idiota. Sus manos se deslizaron a su rostro, tratando de que Loki le viese, embarrando sus mejillas de sangre.
–Loki, por favor–pidió, tratando de mantener la calma.
–Fue un accidente–musitó desviando la mirada, la fragilidad estaba saliendo a flote.
–Hermano, no mientas…no ahora, por favor.
Loki empezaba a sentirse harto, harto de ser manoseado y tomado con tanta facilidad, estaba siendo la damisela en peligro de una manera y constancia ridícula. El menor frunció el ceño, deseando mostrar una feroz mueca, sin embargo, parecía más una rabieta que estaba a punto de estallar.
–Dije que… te…¡quitaras!–gruñó
–Oblígame–bufó de manera infantil, apretando sus mejillas, volviendo a perder la paciencia.
–Quítame tus sucias manos, ¡pedazo de carne idiota!–gritó, tomando cualquier objeto que tenía cerca y estrellándoselo en la cabeza. Thor se aturdió un poco, y en esos pocos segundos que tuvo, Loki le pateó para tirarlo y sacarle el aire–.Largo, largo, largo –gruñó, rodando el cuerpo tirado, golpeando varias veces éste, contra la entrada de su cuarto al no embonar. Loki dobló la patas y extremidades de Thor, logrando sacarlo finalmente; puso seguro y se puso espalda contra la puerta, suspirando mientras se deslizaba.
–Si alguien vuelve a tocarme, juro por Odín…–bufó dejando incompleta la frase. Sabía que el día siguiente sería duro.