Eran las últimas horas del día, Loki se había acomodado perfectamente en la cama, mirando perdidamente el techo. Técnicamente era libre de irse, sin embargo se abstenía en regresar, pensando que: Entre más se tardara, más grave pensarían que fue su incidente. Resultar gravemente herido en el primer día de clases, evidentemente no sería bien visto, así que prefería evitar las burlas y humillación pública.
Loki rodó de un lado a otro, gruñendo aburrido; tiró de su sábana y se cubrió para hacerse bolita.
–Joven Loki, hace unas horas terminé de curarlo.
–Me sigo sintiendo mal– rezongó Loki a Hnos.
La mujer rió por lo bajo, dejando a lado el botiquín que tenía, para sentarse en la cama de Loki. Tomó un poco la sábana, jalando apenas de ella, observando sus verdes ojos.
– Joven Loki, ¿qué es lo que le preocupa?
–Nada, sólo…
–Joven Loki–le reprendió suavemente sin dejar esa dulce sonrisa. Loki respondió con un bufido, sentándose.
–Es patético y triste que no duré el primer día de clases…
–¿Acaso has muerto?–le cuestionó retóricamente.
–No pero, no necesito hacerlo físicamente para saber que mi interior está podrido en estos momentos–dijo en un son completamente dramático. Hnos rió sin poderlo evitar, cubriéndose la boca.
–Joven Loki–dijo despreocupada, tomando al chico para sentarlo en su regazo y abrazarlo maternalmente. La mueca del joven era la de “me está tocando, ¿por qué me está tocando?” evidentemente ella se lo pasaba por el arco del triunfo–.Usted es fuerte, un hechicero con un gran futuro, sin embargo…
–No puedo depender de mi magia, lo sé, lo sé…–bufó realmente desanimado, ya dejándose mimar de esa manera–.Pero no es justo, es probable que termine muerto antes de que aprenda a defenderme como esos gorilas que llaman estudiantes.
–Si tan sólo alguna consejera escolar pudiese cambiarte de salón, para que sobrelleves mejor tu vida escolar–canturreó Hnos tontamente con esa boba sonrisa que le caracterizaba.
–¡¿Me cambiarás de salón?!–preguntó emocionado Loki, con los ojos brillosos, apegándose más a la valquiria.
–¡Claro! Esa sería mi respuesta si tuviéramos más grupos en cada grado, y si pudiera cambiarte–dijo sin notar la mirada de amargura y odio.
–Me largo de esta escuela, prefiero vivir como la decepción a ser la decepción muerta–bufó el menor, parándose. Hnos le retuvo en un abrazo.
–Loki, no puedes huir. Debes aprender a enfrentar tus problemas…¡ya sé! , podrías tomar clases extracurriculares. Hechicería, arte o pasar tus ratos libres en la biblioteca. Podríamos leer juntos algunos buenos libros.
Loki suspiró con cierta pesadez, sus mejillas se sonrosaron pensando en las opciones que les daba la mujer. Su preocupación era sincera.
–Está bien, podría ir a inscribirme ahora–dijo poniéndose finalmente de pie, hizo una mueca tomando su abdomen y mareándose un poco. Hnos le sostuvo.
–Suerte amor–dijo besando su frente, era evidente que Hnos tenía un aura maternal tan grande, que podría ser una Vanir y no una guerrera.
Loki estaba en el pasillo, el lugar estaba ya vacío, él era el único mirando la pizarra con los pergaminos que anunciaban los talleres, y donde podías inscribirte.
Hechicería
Historia de la magia
Conocimiento Jotun
Conocimiento Midgardiano
Conocimiento de los bajos mundos.
Arte
Literatura
Lectura y redacción
Esos eran sólo alguno de los talleres que prestaba la escuela, e curiosamente estaban vacíos. Loki no se veía sorprendido, los Asgardianos no sabían valorar un verdadero tesoro como lo era el conocimiento. Ladeó la cabeza pensativo, fijando su mirada en “conocimiento Jotun”, sintiendo un poco de curiosidad y deseo por saber el qué mostrarían en dicha clase.
Tomó la pluma, mojándolo en el tintero, para escribir con cuidado su nombre en todas las formularios de inscripción.
En ese instante cuando acabo de poner su nombre en los formatos para entrar al taller, llego un hombre de aspecto joven, cabellos cafes y ojos color miel, un poco delgado pero con brazos fuertes y más o menos de 24 años, este hombre llego por la tabla de inscripciones a los talleres. Loki se le quedo viendo por un rato, el hombre volteo..
–Así que al parecer eres el primer hombre en inscribirse a estos talleres, por no decir alumno.
Loki se sobresaltó al escuchar la amigable voz, alzó la vista, cruzando miradas con un hombre de aspecto joven: cabellos cafés, ojos color miel, delgado pero con brazos fuertes…tendría aproximadamente unos 24 años. Loki se quedó completamente callado, mirando fijamente sin saber qué decir, carraspeó apenas logrando emitir palabras.
–¿Qué, cómo?–dijo tontamente, e incluso nervioso. Estaba a la defensiva evidentemente.
–Frodi, maestro de todos estos talleres…y es la primera vez que alguien se inscribe–rió gentilmente y despreocupado. Loki le tomó por sorpresa su declaración, no la parte de los alumnos, sino el que él fuese maestro de todo eso; era como una mente desperdiciada que los Asgardianos parecían no aprovechar.
–Soy…
–Loki, lo sé. El hijo de Odín, todo el mundo te conoce–habló aun sonriente, sin notar el cómo la cara de Loki se coloraba–.Es un placer, entonces, te espero en el salón 23 del 2do piso en tres minutos–dijo para seguirse de largo. Frodi estaba complacido de que por fin daría clases, y no sólo atendería la biblioteca.
–¿Qué?–contestó Loki, siguiéndole con algunos tropiezos–.¿Empiezan hoy?
–Hechicería, seguro te gustará….oí que tienes talento.
Loki se quedó un tanto pasmado, quieto, viendo cómo el curioso hombre se alejaba por los pasillos. Mordió su labio inferior conteniendo la emoción, cerrando sus puños moviéndolos con cierta fuerza. Estaba feliz.
El joven dios caminó por el lado contrario a Frodi, buscando salir de las instalaciones para ir al encuentro de Thor; hasta cierto punto, Loki era considerado, así que le avisaría lo obvio…
–Thor, avísale a mis padres que llegaré tarde. Que no me esperen a comer, y adiós…
–Espera, ¿qué?–dijo Thor desconcertado, sintiendo cómo Loki le pasaba algunas de sus cosas, para él quedarse sólo con libreta y pluma.
–Tengo taller, ¡adiós!–gritó cómo último, yéndose a su salón corriendo tanto como sus piernas le permitían.
–Uh, ¿ok…?–musitó Thor, viendo cómo su hermanito se alejaba.
Loki estaba sentado en primera fila, removiéndose con cierta emoción, incluso saltaban sus pompis sobre su asiento. Se detuvo cuando vio a una chica entrar: cabello rubio y largo, ojos verdes, grandes atributos, una blusa verde de manga larga, chaleco café, unas medias negras y falda gris metálica. Evidentemente estaba desconcertado, pues creía que sería el único ahí.
–Buenas tarde joven…es–concluyó la frase al ver a la chica, sorprendido y orgulloso de sí mismo, al tener no uno…sino DOS alumnos–.Qué grata sorpresa. Bueno, empecemos mis pequeños aprendices…oh dios, es mi primera vez–se dijo a sí mismo eso último. Se volteó empezando a escribir su nombre–En esta primera semana veremos la introducción a las runas, para…
–¿Cuándo veremos herbología…?
–Bueno, siendo que la magia en las plantas es un poco más complejo…–comenzó diciendo, volteándose para contestarle a la voz femenina, hasta que notó que–Hnos ¿qué haces aquí?–bufó algo incrédulo, carraspeando un poco nervioso.
–Pues…supe que estaría el Joven Loki, quise acompañarlo pues no tengo nada que hacer en las tardes…pensando que estaría solito y aburrido en tu clase, ¡PERO!...veo que tienes otra alumna, Encantadora–dijo viendo a la chica mencionada–.Creo que no soy tan necesaria.
–Sí quieres…uh, puedes quedarte. Es decir, no es como sí tuviera cupo lleno. Sólo, sólo no hagas mucho ruido–carraspeó un poco, dándose la vuelta para seguir escribiendo.
Así transcurrió la clase, Loki prestaba completa atención a la clase, sin embargo no podía evitar distraerse por la extraña relación de Hnos y Frodi, donde el hombre parecía ponerse nervioso pero a su vez era severo y regañaba a la mujer por distraerse. Era una convivencia curiosa, eso pensaba Loki, curiosa pero que le causaba cierto placer al verla. Ambos eran divertidos, parecían adolescentes en pleno colegio.
La clase acabó, Loki se despidió saliendo con una notable satisfacción. Sentía que este ciclo escolar tenía la posibilidad de pintar para mejor. Fue a su locker, para guardar sus nuevos materiales mientras canturreaba un poco; miró la ventana que se encontraba a un lado, viendo el sol.
–Aun tengo tiempo–se susurró a sí mismo, cerrando su casillero, dispuesto a ir a la biblioteca.
La biblioteca era bastante bella, al menos más de lo que esperaba el joven. Paseaba por sus pasillos, básicamente el lugar estaba vacío, sólo para él. Empezó a buscar en las secciones de ocultismo, mirando y acariciando los costados de los libros, sin embargo llegó un punto en que sintió que era observado. Se detuvo un omento, mirando fijamente al frente, casi al suelo…Quería ser muy cuidadoso al voltear; apenas giró la cabeza, sintió el cómo alguien se prensaba en su cuello y acorralándolo contra el pasillo.
–Me has humillado demasiado, flacucho de mierda–jadeó en un gruñido Grimm. Quien pegaba su cuerpo a Loki.
–Grimm…–gimoteó realmente asustado, sintiendo su cuerpo petrificarse–.Esto no es divertido, su..
–¿Que no es divertido?, vamos, apenas empezaremos.
–No me obligues a…
–¿Usar tu magia?, anda, inténtalo–le retó divertido–.Anda, anda…
Loki frunció el ceño, flexionando sus dedos comenzando a recitar mentalmente un hechizo, pero…nada.
–¿No sientes algo más que mi mano?–se mofó, tratando de no reventar en risas–Palo santo–masculló cerca de su oído, casi siseando.
Grimm tenía enredada en su mano, una raíz de palo santo; una planta que anulaba cualquier poder mágico. Loki palideció, incluso comenzó a castañear los dientes, sabía que este cabrón iba en serio.
–Sebes, en esta posición podría jurar que eres una princesa, no un príncipe–musitó burlón, apretando más el cuello del menor.
Loki empezó a temblar más, no comprendía el porqué de tanto odio del chico. Es decir…pensó que sólo era un bravucón, pero ver tanta cizaña a su persona, veía que iba más allá.
–¡Quita tu lengua de mi!–gritó, queriendo sonar demandante, pero su voz temblaba y se quebraba, oyéndose como algo ahogado.
–¿Qué, acaso el único que puede tocarte ese rostro el tu amado Thor?
Loki palideció notablemente, incluso sus corneas se vieron de un tono amarillento por lo blanca que se había puesto.
–No sé de qué hablas–trató de decir, pero la risa de Grimm callaba su frágil voz.
–¿Seguro?, pude jurar que vi lengua…–se mofó mientras su cuerpo se iba apegando, restregando, sintiendo placer en cómo Loki temblaba….incluso podía sentir lo frío que se ponía aun con la ropa puesta. Podía jurar que se iba a morir de miedo.
–¡Dejen de tocarme!–gritó sin poderlo evitar, harto de todos.
Junto al alarido de Loki, vino un fuerte y frío estallido. Los estantes quedaron congelados. Grimm abrió sus ojos, casi salían de orbita; pues logró ver el cómo los ojos de Loki tomaban un tinte rojo, y su piel un tono azulado. Salió expulsado por la fuerte ventisca, golpeándose contra los libreros. Loki no podía parar, la angustia y terror le invadían, haciendo que el hielo no parase de salir, estaba matando a Grimm.
Una calma invadió, Loki bajó sus manos al sentir unos brazos rodearle y apartarle.
–Loki, tranquilo…–fue la voz de Frodi la que se oyó. Abrazaba y apegaba a él al joven quien se encontraba histérrico.
Para suerte del dios, Frodi había ido tras la clase, a la biblioteca a cerrarla para poder ir, sin embargo al haber oído el estruendo, entró para suerte de todos, al lugar.
–Yo, yo…no sé qué pasó, yo…–gimoteaba temblando, tratando de justificarse. Solía meterse en problemas, pero no a este punto de casi matar a alguier.
–Tranquilo, todo pasó…nadie se enterará de esto–trató de calmarle, apartándose un poco para limpiar las recientes lágrimas que salían–Quédate aquí, quédate y no te muevas. Llevaré a la enfermería a Grimm.
Frodi tomó al semi-inconsciente chico, la piel de éste quemaba de lo congelado que estaba. Iba a partir pero sintió el cómo Loki le tomaba de la ropa, deteniéndolo.
–No quiero quedarme solo, déjame ir–dijo aun temblando. Frodi suspiró, y con una mano, apegó a Loki para salir de ahí.
–Loki¿ no deseas que vengan tus padres por ti?–musitó mientras caminaban por los ya solitarios corredores, al ver que el joven sólo negaba, se detuvo para verle directamente.
–No, sólo…¿podría acompañarme a la salida? Ya he tenido suficiente por hoy…
–Pero…
–Por favor, no quiero que mis padres lleguen con un “ahora qué hizo”, estoy cansado para reproches de ellos.
–Ellos se preocupan por ti, yo lo sé…es decir, son tus padres–carraspeó apenas, desviando la mirada, queriendo ocultar lo que en verdad sabía.
–Aunque se preocuparan de verdad, debo aprender a lidiar con estas cosas solo.
Frodi asintió apenas, suspirando un poco. Lo acompañó a la salida, acariciando los cabellos de su nuca antes que se fuera.