Enma se dejó guiar a la habitación, pero no estaba tranquilo, no podía. No estaría en paz hasta que se atreviera a decirle a Skull sobre su nido, no lo estaría hasta quitarse el peso de encima, hasta no despejar sus dudas. Se ducharon por separado para respetar el ambiente calmo que forjaron después de varios besos mimosos que se repitieron hasta que el corazón de Enma dejó de estar tan abrumado. No dijeron nada acerca del asunto anterior, se recostaron uno junto al otro, mirándose un rato, besándose con calma, para al final terminar en cucharita debajo de las mantas, dormitando mientras entrelazaban sus manos. Susurrando un: «buenas noches», y… no podía ser así, ¿verdad?
—Skull — susurró Enma cuando empezó a escuchar la respiración más calmada del mayor — ¿estás despierto?
—Más o menos — susurró apretando su agarre en la cintura de Enma — ¿sucede algo?
—Yo también te amo — sonrió con ternura y sintió un beso en sus cabellos y nuca, algo que le causó escalofríos
—Pensé que no me ibas a corresponder — aún mantenía cerrados sus ojos, pero estaba feliz de que la voz de Enma recuperara ese tono suave
—Skull…
—Dime — susurraba con la voz adormilada
—Se acerca… mi celo — susurró quedito, intentando que no se escuchase, pero claramente sintió la tensión del otro — yo…
—Lo sé — sonrió mientras hundía su nariz en el cuello del pelirrojo — y hueles más rico con cada día cercano
—¿No te molesta? — cerró sus ojos fuertemente, le daba miedo la respuesta que recibiría
—Obvio no — besó la cabeza de Enma — me gusta como hueles
—Me refiero a que… yo no he dejado que tú… estés conmigo en mi celo
—Supongo que aún no te sientes listo — susurró quedito — esperaré entonces
—Gracias — sonrió sintiendo el beso en su mejilla
—Deja de preocuparte por eso…
Sentirse amado puede ser difícil, pero con solamente esa pequeña muestra de paciencia, Enma sintió eso… se sintió especial, aceptado, respetado. ¿Entonces por qué no arriesgarse? Tal vez estaba siendo muy apurado, o muy lanzado, pero al final no pudo conciliar el sueño. Una hora después de su conversación, en donde cerró sus ojos permanentemente pero jamás dejó de escuchar la respiración lenta de Skull, se dio valor. Despertó al mayor, lo hizo aun con un poquito de duda, pero si no lo hacía en ese instante, tal vez no se atrevería jamás. Obligó a Skull a despertarse completamente, lo besó con dulzura antes de sacarlo de la habitación y guiarlo a la puerta que él no quería mostrar hasta hace poco… era hora…
—Enma… no tienes que obligarte a mostrarme tu secreto — bostezó ligeramente, sacudiendo levemente su cabeza para despabilar
—Skull… no te espantes, por favor — suspiró mientras abría la puerta y encendía la luz
—Sólo lo haré si secuestraste a alguien
—No es eso — quiso reír, pero no pudo. Apretó su pecho, apretó los labios y respiró profundamente antes de tomar la mano de Skull y adentrarse a la habitación — pero yo… bueno…
—Wow — el sueño se le fue completamente mientras veía todo lo que la luz iluminó — eres muy desordenado
—… — Enma golpeó la cabeza de Skull antes de suspirar pesadamente — ¿no sabes lo que es?
—Bromeaba — dijo acariciando la zona del golpe — eres muy agresivo cuando quieres — reía divertido
—¿Qué opinas?
—Que ya sé dónde estaban mis camisetas — apuntó a sus pertenencias y luego sonrió
Skull miró a Enma como para pedir permiso y cuando lo vio asentir, dio el primer paso hacia aquella maraña de cosas esponjosas, cálidas y… claro… su chaqueta. Soltó una carcajada porque su adorada prenda oscura quedaba fuera de tono con todos los colores claros que rodeaban el nido. Se puso de cuclillas, sin pisar nada que conformara aquella cálida estancia, tocó con la punta de sus dedos la manta que lo recibía y emitió un «increíble». Era claro que Enma se esmeró en hacer todo eso y el hecho de que se lo mostrara sólo lo hacía sonreír como idiota. Estaba consciente de que los nidos de los omegas eran especiales, los mismos que no eran rebelados ante nadie que el omega no deseara, era un lugar especial que ellos tomaban como “seguro”. Ese nido era señal de que Enma estaba listo para forma un lazo y una familia
—¿Te gusta? — susurró Enma. Estaba un poco desconcertado por el silencio de Skull — yo… lamento haber tomado tus cosas y…
—Es hermoso, parece suavecito también — atrajo a Enma para abrazarlo y le besó la frente con todo el amor acumulado desde que lo conoció — así que éste era tu gran secreto
—Yo… bueno… — sus mejillas rojas, su corazón latiendo a mil… no sabía ni qué decir
—Siempre creí que los omegas eran fascinantes, sus nidos aún más… es la primera vez que veo uno — se quedaron en silencio un momento, mirando aquel lugar — y desearía que sólo yo tenga la oportunidad de ver tu obra maestra
—Skull… — sus mejillas enrojecieron aún más, incluso se sentía mareado por tanta alegría junta. Las palabras que escuchaba lo estaban haciendo sentir… espectacular — yo quisiera que sólo tú los vieras… que sólo tú tocaras cada nido que yo haga
—Estamos llegando a un acuerdo
—Quiero que tú veas… sólo mis nidos — suspiró profundamente calmando a su agitado corazón — de nadie más
—¿Me estás pidiendo matrimonio? — comentó sin mirarlo
—No — rió divertido — pero… ¿pasarías este celo conmigo?
—Sólo si dices que me dejarás marcarte — las mejillas de Skull se colorearon levemente y miró de refilón a Enma, él no estaba en mejores condiciones — eso… es importante para mí
—¿E-estás seguro?
—Comparte una vida conmigo, Enma — susurró cerca del oído ajeno, porque eso sólo les interesaba a ellos dos — formalicemos esto
—Acepto — sonrió eufórico — a cambio de que me ayudes a terminarlo — apuntó a su propio nido, sonriendo, sonrojado, ya ni sabía si estaba soñando o no
—¿Falta algo? A mí me parece perfecto
—Si lo adornas con algo más, con algo personal… se verá mejor — entrelazó sus dedos con los de Skull para verificar que no fuera su imaginación jugándole una broma — porque tiene que ser a gusto de ambos
—Esta bien… mañana iremos a escoger algo… juntos, porque si no, no sabré qué traer
—Falta algo más
—¿Qué cosa?
—Tu aroma — susurró antes de abrazarse a Skull y rodar hasta el centro del nido. Jugó como si fueran unos niños, quería expresar de alguna forma aquella emoción ilimitada que sentía — eso…
—Espera — Skull sonrió de lado — no hay que ensuciarlo hasta el gran día
—No me refería a “eso” — dijo avergonzado
—Entonces solamente hay que dormir — Skull abrazó al pelirrojo y se acomodó en aquel lugar acogedor — con eso basta por ahora.
—Tonto — susurró mientras reía bajito. Se apegó al pecho de Skull y escuchó su corazón… parecía como si sus latidos se hubieran sincronizado
Paz… dulzura… fortaleza… estaban juntos y era lo que importaba
FIN