Lo odiaba, odiaba tanto a ese estúpido como nunca creyó odiar a alguien y eso que detestaba a muchos.
No importaba lo que Hangeng dijera, para él Kim JongWoon era una persona miserable, con esa actitud de niño tierno e indefenso sonrojándose ante cualquier comentario, ya estaba hasta el límite de escuchar el apodo de “Yesung”. ¡Por Dios! No era la gran cosa, sólo una basura más con un cuerpo poco desarrollado.
-Perdón por la tardanza Rella, no encontraba a Yesung
-¿Para que lo necesitabas?
-Debía darle el almuerzo que preparé, últimamente no ha comido bien
Y esa, fue la gota que derramó el vaso.
-¡Tú no tienes que andar haciendo la comida de otros! ¡Mucho menos la de ese estúpido crío! –estalló en gritos.
-¡No te permito que hables así de él! ¡Ni siquiera lo conoces! –contestó en el mismo tono.
-¡No me alces la voz! Además no hay necesidad de tratarlo, si con tan sólo verlo te das cuenta de la porquería que…
-¡CALLATE!
Silencio. Heechul se enfureció aún más, nadie le había alzado la voz de aquella manera. Sin emitir palabra pasó a su lado y lo dejó en aquel salón abandonado, donde siempre se veían para darse mimos. Los celos lo cegaban en ese instante, por su mente el rostro de “Yesung” era lo único que pasaba y las ganas de golpearlo llegaron. Decidido a saciar sus deseos lo buscó por todo el instituto, hasta que lo encontró en la parte trasera del edificio de artes, completamente solo.
JongWoon no veía venir aquello, él solamente se escondía de los demás alumnos, quienes lo querían golpearlo por “coquetear” con Kyu, pensó que el hyung del chico se acercaba simplemente para comentarle algo, pero lo que recibió fue un golpe duro en el rostro, justo en la nariz, que sangró al tacto.
-¡NO VUELVAS A ACERCARTE A MI HANGENG!
-Hyung…
-¡NO ME LLAMES HYUNG BASURA! ¡QUE TU Y YO NO SOMOS IGUALES! ¡YO SOY UN SER SUPERIOR A TI, UNA PERSONA DECENTE MIENTRAS QUE TÚ! –lo apuntó con la cólera al cien. -¡ERES UNA PORQUERÍA! ¡MALDITA ESCORIA, ESTOY SEGURO QUE NI TUS PROPIOS PADRES TE QUIEREN! –vio como tembló ante las últimas palabras y no pudo evitar reír. -¿Así que es verdad? –no le respondió, seguía cabizbajo agarrándose la nariz con ambas manos, la sangre escurría por sus dedos. –Pues no me sorprende –se acercó más y acarició su pelo para burlarse mejor. -Para ser honesto, si alguien como tú fuera mi hijo… me daría pena, siento lástima por ellos, mira que tener que convivir con tan poca cosa –puso sus labios en los oídos del chico que aguantaba las ganas de llorar y pronunció algo de lo que se arrepentiría después. –No debiste nacer Yesungnie…
Y se fue, dejando el corazón de ese niño destrozado. Tan grande era su disgusto que buscó a los acosadores de su problema para darles su ubicación, él ya sabía de quienes se trataban, no muchas veces se tenía a un becado indefenso con quien divertirse.
…
-Has tardado en llegar
-Lo siento mucho, no fue mi intención
-¿Sucedió algo?
-Nada importante, sólo que tu hermano andaba de casanova, ya sabes
-¿Kyunie?
-EL mismo, tal parece que el Yesungnie lo flechó –vio la mirada filosa y una carcajada se le escapó. -¡Vamos amor! No te pongas celoso, Yesung es un chico tierno y todo pero no es mi tipo
-¿Y cuál lo es?
-Pues que te digo, un hombre veinteañero, rubio, con un cuerpo espectacular que enloquece a cualquiera, personalidad alegre y que disfrute de los niños tanto como yo –con cada palabra pronunciada los centímetros entre los dos disminuían. –Alto, complexión delgada, piel tersa y lechosa y lo más importante –Se rozaban la piel, los labios del menor ya acariciaban los de su acompañante. –Que tenga una sonrisa con un solo hoyuelo
Se probaron tan lentamente, como lo venían haciendo desde hace más de un mes. Leeteuk disfrutaba del roce, nunca en sus veintiún años de vida había sido tocado de aquella manera, tan suave y con tanto amor que podía morir ahí mismo. No importaba la diferencia de edad entre ellos, porque cuando se ama a alguien, los años no importan, tampoco que uno estuviera a punto de graduarse y con un trabajo mientras que el otro iba a mitad de sus estudios, nada de eso, se amaban y punto. La opinión de otros sobraba para los amantes.
-¿No crees que deberíamos decirle por lo menos a nuestro amigos?
-¿El qué Ángel? –besaba su cuello, sin ponerle realmente atención.
-Kangin deja de hacer eso y ponme atención –la felicidad lo invadió al ver a su mapache con un gesto enojado al obedecerlo. –Quita esa cara amor y solucionemos nuestros problemas
-¿Cuáles problemas? Si está todo bien… bueno, no del todo bien –se apresuró a decir luego de recibir una mirada desaprobatoria. –Pero lo que tú quieres que hagamos nos traerá más dilemas
-¿Y qué sugirieres que hagamos?
-Fácil Teukie –volvió a besarlo con parsimonia, grabando en lo más profundo de su ser el sabor del mayor. –Esperar a que Yesung y Kyuhyun se enamoren perdidamente, para que ahora sí, confesemos nuestra relación
-Suena sencillo…
-Lo es, no te preocupes, lo único que debemos de hacer es cuidarnos de que no nos vean
-¿Hyung?...
El alma escapó de los jóvenes, temerosos voltearon a ver a la persona que los descubrió, causando alivio en uno y preocupación en el otro.