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Anti tú por Sirius-Severus

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Notas del capitulo:

Vale, este es el nuevo capítulo. De verdad que no sé cómo lo he hecho pero ya me vale por borrarlo todo. Me da pena porque se han perdido vuestros comentarios y lloro. Que desastre. En fin. Espero que os guste mucho.

Había conseguido esquivar a Snape durante dos días, pero cuando recibió una nota del Slytherin aquella tarde se tumbó en la cama resignado.


Por más que quisiera o lo intentara con todas sus fuerzas, estaba claro que no podría evitar ese momento para siempre. Tendría que verle la cara y no sentirse un puto raro por tener aquel sueño, aunque en ese momento lo viera imposible. Necesitaba que alguien más le contara que no era el único al que le pasaban aquellas cosas.


Cogió nuevamente la nota y la leyó.


"Black, no te creas que te vas a librar del contrato esquivándome. A las once en la sala de menesteres.


Pd: no llegues tarde.


SS"


Al segundo la nota ardió y se convirtió en cenizas. No quería dejar ningún rastro de ella y que James o los demás descubriesen todo. Sabía que debía decirle a su mejor amigo sobre todo aquello porque tarde o temprano se enteraría y se enfadaría con él, pero después del maldito sueño comenzó a pensar que no sería tan buena idea. Tal vez en un tiempo lo hiciera, pero no sería en ese momento. No podía jugársela.


Cada vez le contaba menos cosas a los otros tres y se sentía incluso mal amigo. Siempre se habían contado todo. Los cuatro estaban juntos desde el principio, inseparables, joder, que hasta se habían convertido en animagos ilegalmente por Remus y ahora nada más empezar su último año en Hogwarts, el que tendría que ser el mejor y todo parecía estar cambiando. Se acabaron las bromas en su mayoría y cada uno parecía ir un poco a su bola. No le gustaba pararse a pensar que él era el primero que les estaba ocultando algo. Era frustrante.   


Cerró los ojos esperando a que cuando los abriera todo resultara ser una pesadilla y él seguiría riéndose de Snape como siempre había sido. Junto a James, su amigo del alma. Su mitad.


*************


Sí, escaquearse de los otros tres merodeadores cada vez resultaba más difícil. Sabían que se estaba viendo con alguien y cada vez le hacían más preguntas. Entendía que así fuera ya que nunca había mantenido el interés en la misma chica y para ellos verlo irse casi todas las noches para encontrarse con esa persona misteriosa era cuanto menos intrigante. Sorprendente. Surrealista.


Vamos, que visto de esa forma parecía que era el típico que cada noche está con una persona diferente, pero no, aunque no era nada malo y sí lo había hecho alguna vez de esa forma, no se había acostado ni con la mitad de las personas que decían haberlo hecho con él. No se iba follando todo lo que se le pusiera por delante.


Para qué mentir, era exigente en cuanto al aspecto. A él le gustaba cuidarse y buscaba lo mismo en la otra persona. Además de que obviamente sólo estaba con chicas que físicamente eran espectaculares. Él también lo era, qué menos que si se acostaba con alguien estuviera a su altura.


Sin darse cuenta había llegado al pasillo donde estaba la sala oculta y Snape estaba allí esperándolo. Cuando el de ojos negros se giró y lo vio frunció el ceño.


-¿El concepto de "No llegues tarde" es tan difícil de entender?- se acercó al menor con las manos en los bolsillos.


Vamos, sólo había llegado veinte minutos tarde, no era para tanto.


-Quejica...


-¿Que has dicho?


-Que me pica- contestó rápidamente rascándose el brazo y desviando la mirada al final del pasillo.


No le apetecía empezar una de sus típicas  discusiones. Quería hacer lo que tuviera que hacer y largarse de allí lo antes posible. Así, sin más. No estaba de humor.


Al entrar por aquella enorme puerta se dio cuenta de que esta vez no estaban en la misma sala con todas las pociones e ingredientes del menor. No. Estaban en otra sala en la que no había apenas nada. En medio había una especie de pasarela, como aquella que utilizaban en cursos anteriores en sus clases de defensa contra las artes oscuras.


-¿Qué se supone que hacemos aquí?- su pregunta resonó por toda la sala formando un profundo eco.


-Voy a ganarte en un duelo- dijo Snape remangándose la camisa hasta los codos. No pudo evitar reírse ante aquella afirmación.


¿Que qué? Snape se había flipado demasiado.


¿Ganarle a él? Sí, definitivamente se había flipado. Si siempre que se habían enfrentado lo había machacado. Humillado incluso diría.


-¿Eres masoca?- le preguntó sonriendo. No se lo podía tomar en serio porque aunque sabía que Snape era bueno con la magia, él lo era más. No tenía sentido que pensara que él podría perder.


-Cállate y prepárate Black- lo vio dirigirse hasta la pasarela y subirse a ella. Sí, al parecer lo decía en serio.


-Luego no vengas llorando- se quitó el jersey y lo tiró al suelo. Estaba empezando a notar la emoción recorrerle todo el cuerpo.


Se subió a la pasarela rápidamente, justo en el extremo opuesto.


-Y, ¿se puede saber a qué viene esto?- los señaló a ambos y a la habitación. Sentía curiosidad de que tan de repente quisiera enfrentarse a él.


Sabía que no era por simple venganza porque de ser así lo haría en público para humillarlo, pero no. Sólo estaban ellos dos allí. 


-No, no se puede saber.


Volvió a reírse. Snape tenía una forma de contestar tan directa y seca que hasta un poco de gracia podía causarle. Pero sólo un poco.


No le dio tiempo a responderle nada porque en seguida el Slytherin sacó su varita del bolsillo y comenzó a dirigirse hacia el centro de la pasarela. Él hizo lo mismo y cuando estuvieron frente a frente hicieron el saludo.


A los segundos ambos se encontraban en medio de una lluvia de hechizos. Algunos chocaban contra las paredes y otros contra el suelo.


-Expulso.


-Protego- por los pelos pudo evitar el ataque de Snape y rápidamente contraatacó -Incarcerous.


El menor lo esquivó rápidamente. La verdad es que era más ágil de lo que parecía a simple vista.


-Incendio.


-¡Protego!- un segundo más y hubiera estado en el suelo retorciendose entre llamas.


No, no quería vengarse como tal no. Lo que quería era matarlo. Y si era sufriendo lentamente mejor que mejor.


-¡Lacarnum inflamarae!


¿Qué puto problema tenía Snape con los hechizos relacionados con fuego? Que se lo mirara porque aquello no era normal.


-¡Protego maxima! ¡Petrificus totalus!


Volvió a esquivarlo. No le estaba gustando como estaba yendo aquel duelo. Para una vez en su vida que se estaba conteniendo para no dejarlo en el suelo lloriqueando va Snape y se pone serio. Va y le echa huevos.


Pues ni puta gracia le hacía aquello. Se estaba volviendo un blando de mierda mientras que el Slytherin se estaba volviendo todo lo contrario. Hace meses lo hubiera machacado y se hubiera reído en su cara hasta llorar pero ahora no le salía. Se estaba ablandando.


-¡Septumsempra!


Jamás había escuchado aquel hechizo y sintió un dolor que quemaba cuando no le dio tiempo a esquivarlo del todo y le dio en el hombro izquierdo. Un dolor que le hizo soltar la varita y agacharse casi sin poder respirar. Era como si le estuvieran clavando cuchillos con sarna.


Dolía. Dolía y sangraba.


Snape se acercó casi corriendo y comenzó a susurrar algo repetidas veces. A los segundos el dolor se fue yendo y la sangre dejó de manchar la camisa. Se la abrió para comprobar que no había ninguna herida, sólo sangre aún húmeda.


Desvío la mirada hacia Snape aún respirando pesadamente h un poco en shock. Este estaba frente a él, y pudo notar que se veía como si hubiera hecho algo que no debiera.


¿Qué clase de hechizo había sido ese y por qué jamás había oído sobre él?


-Yo...- se notaba que estaba algo preocupado por lo que acababa de suceder. Si no lo hubiera intentado esquivar aquello quizá hubiera acabado de una forma más trágica, quién sabe -no quería...


-Menos mal que no querías- susurró aún tenso. Jamás había experimentado un dolor físico tan fuerte. Y mira que se había roto huesos jugando a Quidditch, pero aquello había dolido mucho más.


Snape le apartó un poco más la camisa cuando esta volvió a cubrirle los hombros. Quería cerciorarse que todo había quedado bien y no permanecía ninguna herida abierta.


Le tocó el hombro con cuidado y acto seguido volvió a susurrar algo y tanto su piel como su camisa estaban totalmente limpias.


-Lo siento- aunque aquello apenas fue audible consiguió escucharlo.


Wow. Snape le acababa de pedir disculpas. Al parecer tenía sentimientos y todo, quién lo diría. Eso era algo nuevo y sorprenderte.


-¿De dónde has sacado ese hechizo?- susurró mirándolo por fin a los ojos, sentía curiosidad, quería saberlo y quería ver si podía sacar partido de lo sucedido.


-Es... mío.


Espera espera espera, ¿suyo? ¿aquel puto hechizo que le había dolido como la vida misma era suyo? No. No podía ser. Que Snape tenía todavía dieciséis años, no podía crear él sólo un hechizo tan poderoso. Para eso tendría que ser un genio.


-¿Tú solo...?


-No todos los Black son tan estúpidos como tú.


Abrió tanto los ojos que pudo ver un intento de aguantarse la risa por parte del Slytherin. Le acababa de decir básicamente que su hermano lo había ayudado. Regulus siempre había sido bueno con la magia pero por Merlín, que tenía quince años. No sabía si sentirse orgulloso de su hermano pequeño por medio inventar un hechizo tan poderoso o preocuparse porque ese hechizo no parecía tener ningún fin bueno.


-¿Entonces aquella noche en el bosque prohibido...?


-Sí, practicábamos algunos de nuestros hechizos- Snape se separó un poco al darse cuenta de que todo ese tiempo se había mantenido muy cerca suyo.


Hechizos. En plural. Habían creado otros hechizos.


-¿Pero para qué?


Al ver la cara que Snape puso supo que para nada bueno y eso no le hizo ninguna gracia. Regulus era demasiado pequeño como para estar metiéndose en líos de ese tipo. Eso no era comparable a una simple broma. No. Podía llegar a matar a alguien si usaba ese tipo de hechizos. Debía tener cuidado.


-Quiero hablar con Regulus- lo soltó tan rápido y en un tono tan bajo que al Slytherin le costó escucharlo.


-Ah.


-Y quiero que me ayudes.


-¡JÁ! ¿ayudarte yo?- a él le hacía menos gracia rebajarse hasta el punto de pedirle ayuda y lo estaba haciendo -no puedes tener tanta cara, Black.


-¿Te crees que me estaría humillando ahora mismo si supiera que Regulus hablaría conmigo así como así? A mi me hace menos puta gracia que a ti.


-¿Y por qué ahora?- vio a Snape cuidarse de brazos.


-Porque si tardo más sé que lo perderé para siempre. Y es mi hermano.


-¿Eres consciente de que después de todo lo que me has hecho durante años debería de decirle a tu hermano que no te perdone porque eres un completo hijo de puta? A no, espera, que eso ya lo sabe.


Respiró hondo aguantándose la ganas de cogerle del cuello y estrangularlo. Se estaba tragando el orgullo. ¿Qué cojones le pasaba últimamente? Primero perdió el orgullo por Remus y ahora lo estaba haciendo por Regulus. Y todo en menos de un mes y con su mayor enemigo.


-Sí, he sido un hijo de puta, lo admito y estoy pagando por ello, ¿no? Te estás vengando con este trato de mierda. Casi me matas.


-Eres un exagerado- susurró Snape levantándose del suelo con una sonrisa en la cara -si hubiera querido matarte lo habría hecho.


Y sabía que así era. Le había quedado claro, aunque ya lo sabía de mucho antes.


-Snape- se levantó del suelo y se acercó hasta el más bajo. Necesitaba una respuesta. Se estaba humillando, al menos necesitaba un "me lo pensaré".


Se dio cuenta de que estaban tan cerca el uno del otro que el aroma del menor le llegó rápidamente. Olía mucho mejor que en el sueño. 


Puta mente traicionera. ¿Por qué tenía que acordarse de ese maldito sueño justo en ese momento? Y, ¿por qué Snape olía tan bien?


No, eso último no quería saberlo, no era necesario, podía vivir sin saberlo perfectamente. Se estaba desviando del tema y todo por su subconsciente. Aquel sueño le había marcado pero bien, estaba claro. Necesitaba olvidarlo cuento antes. Que le había comido la boca. En un sueño pero lo había hecho. No...no. No quería pensar en eso.


-Aléjate- susurró Snape incómodo. Estaban en una posición que resultaría comprometida si alguien los llegara a ver.


Se encontraba sujetando a Snape de un brazo y apenas unos centímetros separaban ambos cuerpos. Se miraban a los ojos fijamente.


-¿O qué?- acercó su cara a la del más bajo sonriendo. Lo estaba incomodando y le gustaba. Estaba recuperando su postura de siempre, la de intimidar a Snape.


Sonrió aún más cuando notó la varita de Snape en su cuello. Lo estaba desquiciando pero bien.


-Puedo matarte lenta y dolorosamente. Y lo sabes- el muy cabrón se estaba pavoneando por lo que había sucedido minutos antes en el duelo -no me tientes, Black, porque lo estoy deseando.


-Que lo estás deseando dices- susurró aún más cerca de la cara de otro -yo también. 


Con su mano cogió la del Slytherin y se apretó más la varita en el cuello. 


-Vamos, justo aquí o...- bajó un poco la mano hasta apuntarse en medio del pecho -aquí- observó como Snape tragaba saliva siguiendo con la mirada su propia mano. Volvió a bajar la mano un poco más, pasando por sus abdominales hasta apuntarse justo encima del ombligo -o aquí. 


Podía ver el nerviosismo y la incomodidad en el rostro del menor. Igual estaba pensando que bajaría la varita un poco más y se apuntaría la entrepierna, quién sabe. Seguro que Snape lo estaba pensando al ver su actitud. Sabía que era así.


Iba a jugar un poco. Sólo un poco más. Porque para qué mentir, estaba disfrutando ese momento y bastante. Tener el control de la situación lo hacía sentirse seguro. Le tomaría el pelo un pelín más y pararía, de verdad que sí. 


La bajó un poco más todavía hasta dejar la punta de la varita sobre su entrepierna. Desvió la mirada y comprobó que Snape lo miraba con los ojos muy abiertos y sin entender qué estaba ocurriendo. Qué coño estaba pasando. Bien, lo había conseguido. El menor abrió la boca para decir algo pero ninguna palabra salió de ella. Ya podía darse un poco por satisfecho por esa noche.


-¿Nada? ¿ya no eres tan valiente?- le susurró apretando su mano sobre la del otro. Estaba claro que no iba a recibir ninguna respuesta porque lo había dejado totalmente en blanco. Fin del juego. Victoria para Sirius Black.


Entonces liberó la mano del Slytherin y le soltó esa sonrisa de suficiencia característica suya que le salía automáticamente cuando ganaba en algo. Porque el duelo físico lo había ganado Snape, sí, pero el mental él y ese era el más importante y el que más jodía perder.


-Tú...


-Yo...- imitó el tono que utilizó Snape. Este cerró los ojos unos segundos, batallando mentalmente para ver qué decir en ese momento.


-¿Tienes algún maldito problema en la cabeza o qué, Black? Eres un asqueroso.


-Puede, pero tu cara ha sido lo mejor- se le acercó de nuevo aunque no tanto como antes y susurró -¿De verdad has creído que dejaría que me la tocaras en algún momento?- se señaló la entrepierna -Por favor Snape, sólo estaba jugando un poco contigo.


Lo vio apretar la mandíbula. Sabía que en la mente del Slytherin se estaban reproduciendo miles de escenas en las que su muerte era lenta y dolorosa. Agonizante.


-Tú... eres un...- se le notaba que estaba a punto de asfixiarlo -¿qué te pasa? ¿Te crees gracioso? ¿te crees que todos van detrás de ti o qué?


-No lo creo, ES así- le sonrió porque era cierto, aquel colegio estaba lleno de chicas y chicos que morían por él y todos lo sabían. No era su culpa ser un alumno brillante y encima ser el más atractivo. Y no es que fuera egocéntrico, es que era una realidad.


-¿Cómo puedes ser tan estúpido?


Se encogió de hombros sin importarle que le insultara. Se la sudaba básicamente. 


-Me viene de familia- se abrochó la camisa de nuevo y se guardó la varita en el bolsillo trasero -entonces, ¿me vas a ayudar?


-No. Púdrete.


-¡Vamos! No seas rencoroso. Regulus es tu amigo y tiene que recuperar a su hermano mayor.


-Cállate. 


-¿No tiene amigos? Porque casi siempre está solo contigo- se recogió parte del cabello en una coleta -Si me tiene a mi conocerá a más gente.


-Eres un pesado.


-Además, dijiste que lo había pasado mal... yo puedo ayudarlo y defenderlo. Vamos.


-¿No te cansas de hablar tanto?


-No, dí que me ayudarás y me cayo.


-...


-Venga.


-...


-Snape, sólo me queda este año aquí, y a ti también y entonces se quedará sólo.


-...


-Muy sólo.


-... te odio.


Sonrió victorioso. Ya está, al menos aquella noche había merecido la pena. Había averiguado lo que hacían aquella noche en el bosque y además había conseguido que Snape lo ayudara con el tema de Regulus. Aquello tenía que contárselo a Remus en cuanto estuvieran a solas, aunque obviando algunos detalles, claro.


Cuando Snape le dijo que se fuera no se lo pensó dos veces y salió disparado de allí. No se dio cuenta de lo cansado que estaba hasta que se tumbó en la cama y sintió el cuerpo entumecido. Sabía que al día siguiente le dolería el hombro.


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