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Anti tú por Sirius-Severus

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Aquella noche durmió de bien como hacía meses que no lo hacía. Toda la mañana estuvo con los otros tres en Hogsmeade. El frío de finales de noviembre era plenamente notorio. Aún no nevaba pero esa mañana estaba chispeando y se encontraban dentro de Las Tres Escobas. 
 
-Aquí hay demasiada gente, ¿salimos?
 
-Remus, está lloviendo.
 
-Vamos James, es solo lluvia- el de ojos grises lo miró sonriendo -o tal vez… puede que alguien quiera estar guapo para una cita.
 
-¿Tienes una cita?
 
-No es una cita, Peter, al menos no técnicamente.
 
-¿No técnicamente?- Remus sentía intriga. 
 
-Es una cita solo que Lily aún no lo sabe- se encogió de hombros y le dió un tragó a su cerveza de mantequilla. 
 
-Me estoy perdiendo- soltó el licántropo resignado. 
 
-Hemos quedado para comprar unas cosas, pero después la voy a llevar a dar una vuelta y a Madame Pudipié.
 
-Ahí está tu cita-no-cita, suerte y sobretodo no la cages- Sirius le dio unas palmaditas en la espalda. 
 
-¿Me veo bien?- preguntó colocándose bien el abrigo. 
 
Los tres asintieron sonriendo por lo nervioso que se veía el de gafas. Llevaba tanto tiempo detrás de Lily que parecía mentira que al final fueran a tener una cita, aunque esta todavía no supiera de la totalidad de la misma. 
 
-¿No querías salir?- le preguntó Sirius a Remus mientras bebía ron de grosella.
 
-Sí sí, quiero ir a Honeydukes a comprar unos chocolates nuevos- 
Peter y Sirius se miraron negando con la cabeza. No entendía el por qué al castaño le gustaba tanto el chocolate, pues él mismo no era muy devoto de los dulces. 
 
De camino a la tienda de dulces, Sirius vio a Snape junto a un rubio platino que conocía de sobra. Lucius Malfoy, un sangre pura engreído que no soportaba a los mestizos ni a los nacidos de muggles. Lucius hacía años que había dejado Hogwarts y se había casado con su prima Narcissa Black. 
Les dijo a Remus y Peter que se adelantaran y que en unos minutos iría con ellos. Decidió seguir a los Slytherin ya que tenía un presentimiento de que aquello no era buena señal. Los siguió hasta alejarse mas del pueblo, camino de la Casa de los Gritos. 
 
Pudo ver cómo los otros dos se pararon en seco cerca de la gran casa y pensó que tal vez lo habían descubierto, pero sé dió cuenta de que no era así cuando se aparecieron delante de ellos otras dos personas. Una era su prima Bellatrix y la otra un tipo que no conocía. Aquello parecía ser la reunión de las personas que no soportaba, solo faltaba su madre. 
Bellatrix le dió algo que no pudo ver a Severus y lo apuntó con la varita.
Cuando Sirius dió un paso a un lado para poder ver mejor, pisó una gran rama que se rompió, formando un ruido estrepitoso que juraría había hecho eco. 
 
-Joder, joder y joder- susurró, sabía que la había cagado y no había vuelta atrás. Correr no era una opción, aparecerse tampoco y morir menos todavía. Solo tenía una opción, y era cambiar a su forma animal y esperar que lo dejaran tranquilo. 
 
Escuchaba las pisadas y la risa de su prima acercándose hacía donde él estaba. Por muy valiente que fuera, sabía que si lo atacaban, estaba perdido. Jodido. Y muerto. Muy muerto. De repente Bellatrix lo vio y sonriendo malevolamente lo apuntó con su varita. 
 
-Pero mira qué tenemos por aquí, un sucio y asqueroso chucho- con la varita le hizo una seña para que saliera ante los demás, lo cuál hizo lentamente con cautela. 
 
-Si vas a matarlo hazlo ya, que este lugar apesta- espetó el desconocido. 
 
-¡Cállate!- el grito de la morena se escuchó tan agudo que le resultó mas que molesto.
 
-Espera- la voz de Snape los interrumpió y avanzó hasta situarse enfrente de él, l oque le hizo levantar ligeramente la cabeza y mirarlo a los ojos -Creo que ya lo he visto antes- susurró agachándose y situándose mas cerca del perro -En el bosque prohibido, con Regulus.
 
-Puede que nos siguiera porque ya te conoce- la repelente voz de Lucius se hizo escuchar. 
 
-Puede ser- dijo pensativo Snape, a la vez que le tocaba el hocico al perro con cuidado, a lo que Sirius se dejó viendo un rayo de esperanza en el Slytherin. 
 
-Será mejor que nos marchemos ya- dijo el rubio platino carraspeando. -Severus, llévate al perro de aquí.
 
Bellatrix gruñó insatisfecha de no poder torturar al canino y a los cinco segundos los tres desaparecieron. Snape se le quedó mirando y suspiró. El conocer a Snape lo había salvado y aquello le resultaba extraño. Aunque pensándolo mejor, el conocer a Snape lo había llevado a seguirlo y a casi ser asesinado. Si estuviera en su cuerpo humano habría lanzado una risa irónica porque en el fondo sabía que había sido su culpa por seguir al Slytherin. 
 
Le sorprendió cuando Snape con un movimiento de varita hizo aparecer comida. Pero lo que más le sorprendió y dejó anonadado fue ver que este le estaba sonriendo. Bueno, no sonriendo literalmente, solo había curvado un poco sus labios, pero aún así era algo nuevo para él. 
 
-Supongo que tendrás hambre.
 
El de ojos negros secó con un encantamiento de aire caliente un pequeño lugar allí para sentarse y esperar a que terminara de comer. Lo engulló todo tan rápido que hasta él se sorprendió del hambre que tenía. Instinto de perro, que cuando ven comida se lanzan de cabeza a por ella, suponía. 
 
-Pero no vuelvas a seguirme- Severus le acarició la cabeza y acto seguido se levantó, se sacudió la túnica y comenzó a andar hacia el centro de Hogsmeade. Tenía muy claro que lo volvería a seguir. Cada vez tenía mas incógnitas sin resolver y no se quedaría sin las respuestas. 
 
         
                                     **************************** 
 
Dos días habían pasado de aquél encuentro y aún se preguntaba qué le había dado su prima a Snape. Lo único que sabía era que se trataba de algo pequeño y que al parecer nadie podía conocer de su existencia. Sus pensamientos fueron interrumpidos por el profesor de Defensa contra las artes oscuras. 
 
-Jóvenes, hoy no utilizaremos el libro- James y él se miraron sonrientes mientras el profesor se colocaba en medio del aula y hacía desaparecer todas las mesas y sillas -iremos a la parte práctica, asique quiero que os coloqueis a mi alrededor, dejando el máximo espacio posible- extendió los brazos sacudiéndolos con ligeros movimientos para que se apartaran. 
 
-Muy bien, ahora, señores Pettigrew y Longbottom al centro- mientras este último se adelantó rápidamente, Peter lo hizo con cierto miedo. El profesor se alejó y dió la orden para que comenzaran.
 
-Flipendo.
 
-Impedimenta- Longbottom contrarestó inmediatamente. 
 
-¡Contracturo!
 
-Cross- esta vez Longbottom anuló el hechizo de Petter y terminó lanzando a este por los aires al grito de -Everte Statum. 
 
-Bien bien, muy bien Longbottom- el profesor le dio unas palmaditas en el hombro y acto seguido ayudó a Peter a levantarse. 
 
El siguiente enfrentamiento fue el de Evans y Avery, el cuál a Sirius se le hizo mas interesante ya que estuvo muy reñido. Finalmente tras unos minutos Evans ganó al Slytherin, y estaba seguro que en la mente de Avery Lily estaba sufriendo tal cruciatus que hasta podía sentirlo. Ese tipo odiaba perder.
 
A este le siguieron dos enfrentamientos mas, los cuáles no fueron tan interesantes ya que eran entre las mismas casas. Sirius quería ver algo de acción. Quería que le tocara a él. Quería machacar a algún Slytherin. Necesitaba soltar energía, descargarse y qué mejor forma que esa. Pero lo que vino no se lo esperaba. 
 
-Por último, señores Lupin y Snape, al centro- no, aquello no le hacia ninguna gracia. Remus lo miró y supo que Snape ya había ganado. Desde aquella vez que por su culpa el Slytherin había averiguado por las malas que Remus era un hombre lobo el castaño apenas podía mirar a Snape a los ojos sin sentirse culpable por casi matarlo. 
 
Ambos se colocaron en el centro, levantaron las varitas e hicieron el saludo. Acto seguido se dieron la vuelta, caminaron y el primero en atacar fue el Slytherin. 
 
-Contusium- Remus fue lanzado de espaldas unos metros. Rápidamente se levantó y contraatacó. 
 
-Inmobilus.
 
-Partis temporus- al instante Snape volvió a atacar -Jinx. 
 
-Protego. 
 
-Vocaloib.
 
-¡Cross!
 
-¡Devaister!- el suelo se agrietó, saliendo de él raíces que inmovilizaron a Remus al instante.
Snape bajó la varita cuando el profesor se acercó a él dándole la enhorabuena y asintiendo, volvió junto a Avery mientras el profesor liberaba a Remus. 
 
Sirius podría jurar por Merlín que estaba seguro que el Slytherin intentaría causarle el máximo daño posible a su amigo. Que intentaría vengarse. Devolverle un poco de ese miedo que sintió en el momento que descubrió lo que le esperaba en la casa de los gritos aquella noche de luna llena del año anterior. Pero no, realmente no fue así. No se regodeó ni se río por haberle ganado a Remus. No dijo nada de nada. 
 
                                                              ***********************
 
A la hora de la cena, todos se encontraban en el gran comedor. Una gran tormenta se había desatado aquella noche y cada vez iba a peor. A través de los cristales se podía ver cómo los árboles del bosque prohibido se mecían con el viento e iluminaban con los rayos. 
 
-Podríamos salir a dar una vuelta- Remus lo miró tan serio que levantó lo brazos en señal de rendición -Era broma. 
 
-Mas te vale- el castaño lo señaló con el tenedor. 
 
-Pero podríamos gastarle una broma a Snivellus- sugirió mirando a James, a lo que este le sonrío afirmando. 
 
-Hace tiempo de la última.
 
-Demasiado, ¿pero qué podríamos hacerle?- preguntó Sirius pensativo. 
 
-No contéis conmigo- dijo Remus rápidamente. 
 
-Vamos, será algo inofensivo- James se encogió de hombros. Remus volvió a negarse -Peter, tú sí, ¿no?
 
-Tengo que… terminar la redacción de DCLAO.
 
-Venga ya- Sirius los miró frunciendo el ceño -¿Ahora os cae bien Snivellus o qué? 
 
-Yo ya dije en su momento que no volvería a hacerle nada a Snape. 
 
-Ha dicho Snape… James, hemos perdido a Remus- miró al de gafas indignado -no quiere hacerle bromas y hasta lo llama por su apellido… ¿qué será lo siguiente? ¿llamarlo Severus? Por Merlín ¡lo hemos perdido!- esto último lo dijo gritando, logrando que muchos de los presentes en el gran comedor lo mirasen. 
 
-Sirius baja la voz- susurró Remus avergonzado. 
 
-¿Sois amigos? Pregunto, igual ahora lo sois y no nos hemos enterado todavía.
 
-No sé de qué estás hablando, simplemente no quiero seguir con esas cosas.
 
-Remus, si es por lo del curso pasado ni él se acuerda- dijo James y recibió una mirada fulminante de su parte -Bueno, sí, pero sabe que no eras consciente de lo que hacías.
 
-No fue tu culpa- dijo Peter -olvídalo. 
 
-Llevas así un año. Un. Año- puntualizó el de ojos grises. 
 
-Dejemos el tema- el castaño miró a su alrededor -no es lugar para hablar de eso. Nos vemos en el cuarto- dicho esto se levantó dejando casi toda la cena sin tocar y se marchó. Los otros tres se miraron y Sirius sabía que debía hablar con él. 
 
Sabía que había sido duro y seco con él, pero llevaba un año sin apenas mirar a Snape a la cara, evitándolo para que el otro no se sintiera incómodo. Ya no participaba en ninguna broma, ni siquiera en las mas inofensivas. Remus no sabía si el Slytherin le tenía miedo y ya lo afirmaba él solo. Parecía que le gustaba martirizarse a sí mismo por ser un hombre lobo. Debía admitir que por mas que no lo soportara, Snape no era un miedoso ni un cobarde, estaba casi seguro de que no sentía nada de miedo por Remus, en todo caso rencor, pero no miedo. 
 
-Vamos con Remus- dijo James levantándose. Acto seguido Peter hizo lo mismo. 
 
-Yo voy en un rato- respondió Sirius pensativo. 
 
Cuando los otros dos se marcharon miró a la mesa de los Slytherin. Snape estaba allí, junto a su hermano y Avery. Lo miraba tan fijamente que hasta el aludido se dio cuenta y lo miró también con el ceño fruncido. Sirius se levantó y se acercó hasta donde este estaba. Pudo ver cómo la mayoría de los Slytherin le miraban, incluido Regulus. 
 
-Snivellus, vamos fuera- Snape se le quedó mirando unos segundos sin ningún tipo de expresión. Lo ignoró y siguió cenando. Sirius se acercó un poco y le quitó el tenedor de la mano -¿Estás sordo o qué?
 
-Márchate- dijo Regulus levantándose y poniéndose frente a Sirius. 
 
-No te metas, Regulus.
 
-He dicho que te largues.
 
-Y yo que no te metas- ambos se acercaron mas y la tensión se notaba a leguas. Hasta algunos profesores estaban pendientes de la escena por si debían intervenir. 
 
Severus se puso en medio de los dos hermanos, dándole la espalda a Sirius, el cuál retrocedió unos pasos. Se quedó observando como el más bajo le decía a su hermano que en unos minutos iría a la sala común de Slytherin. Sin más, se dirigió fuera del lugar, con Sirius pisando sus talones.
Lo llevó hasta el armario de las mazmorras y una vez dentro se cruzó de brazos frente al mayor. Un silencio reinó en el pequeño lugar, el cuál tardó unos minutos en interrumpir Sirius. 
 
-Quiero que hables con Remus y le digas que no le tienes miedo- Snape soltó una risa irónica.
 
-¿Por eso me evita? Vaya vaya. 
 
-Habla con él. 
 
-No gracias- se dio la vuelta para salir del armario pero Sirius rápidamente se puso delante de la puerta. 
 
-Habla con él.
 
-No estás en condiciones de imponerme nada- Snape sacó su varita de la túnica pero no lo apuntó con ella -Después de años y años de estúpidas bromas y de casi morir en una de ellas no tienes ningún derecho a pedirme nada, menos a exigírmelo.
 
-Sabes que no fue su culpa.
 
-Cierto, fue tuya- esta vez sí lo apuntó con la varita, mas concretamente en el cuello.
 
-¿Entonces?
 
-Black, ¿de verdad has creído por un mísero segundo que haría algo que me estás diciendo TÚ? 
 
-No- apartó la mano de Snape que sujetaba la varita -pero me importa Remus, y le carcome por dentro pensar que alguien le pueda tener miedo.
 
-No es mi problema.
 
-Sí lo es. Habla con él.
 
-Apártate de la puerta- le dijo Snape, para él no había mas que hablar. 
-¿Hablarás con él?
 
-No- al escuchar la contestación Sirius apoyó la espalda en la puerta y sacó su varita por lo que pudiera pasar. 
 
-Black, apártate de la maldita puerta- gruñó entre dientes Snape, cansado del absurdo juego de Sirius. Este negó con la cabeza y algo le vino a la mente a Snape. -Bien, lo haré.
 
-¿Lo harás?
 
-Lo haré- afirmó Snape guardando su varita -con dos condiciones-. Sirius se mantuvo callado esperando a que continuara y también guardó su varita -uno, nada de bromas con el estúpido de Potter- el Slytherin sonrío cuando el otro asintió mordiéndose la lengua. 
 
-Y, ¿la segunda?
 
-Serás algo así como… ¿mi elfo doméstico?- se quedó pensando si esa era la definición correcta. 
 
-Ni en tus mejores sueños.
 
-Entonces no hay trato- Snape le estaba llevando al límite y su paciencia era muy corta. 
 
-Te juro que si no fuera porque iría a Azkaban te lanzaba la peor de las maldiciones imperdonables- gruñó Sirius cerrando los puños queriendo golpearle con todas sus fuerzas. 
 
-Vamos Black, favor por favor- necesitaba que Snape dejara de sonreír o de verdad lo golpearía. -Si necesito ingredientes irás a buscarlos, si quiero algún libro me lo traerás… igual hasta aprendes algo.
 
-¿Por cuánto jodido tiempo?- respiró hondo, una vocecilla en su cabeza le decía que lo mandara a la mierda, lo golpeara y se largara de allí, y otra le decía que si hacía aquello su amigo se sentiría mejor.
 
-Digamos que… ¿hasta las vacaciones de Pascua?
 
-¡¿Cuatro meses?!- efectivamente, Sirius estaba indignado. Serían cuatro meses de torturas.
 
-No es tanto, yo llevo años aguantándote- se encogió de hombros. 

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