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Colección PWP por RedGlassesGirl

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Colección PWP - Drabble 2 - Dirty talk

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Era un día normal pero aburrido en el despacho de Su Majestad el 27avo Maou. No hacia ni frío ni calor y el cielo estaba cubierto de nubes, la humedad amenazando con pegarse a la piel en cualquier momento.

El clima ameritaba una siesta o al menos tiempo para retozar tirado en algún cojín mullido sin hacer nada. O alguna clase de actividad que sucediera en condiciones semejantes. Para la mente de un adolescente, no habían muchas posibilidades, desde hacia un rato que Yuuri pensaba sin pensar para evitarse problemas. Pero se le hacia difícil no recordar... cosas.

Tras evitar el tema consigo mismo dentro de su mente incontables veces, y continuar firmando y ordenando sus papeles, terminó por sucumbir ante la tentación a causa de una taza de té.

Wolfram, que estaba posando el platillo con cuidado cerca de él, se agachó en la posición perfecta para que él casualmente se estirara a decirle un secreto al oído. El noble mazoku se inclinó con la misma normalidad que lo hacia su hermano Conrart cada vez que Yuuri le comentaba algo en privado.

—No puedo dejar de pensar en que llegue esta noche.

Eso, no era exactamente lo que el mazoku esperaba. Su cara de sorpresa inicial rozaba el bochorno de la vergüenza pública, y Yuuri sintió al instante que había cometido un gran error. Pero el ex príncipe no dijo nada. A través de sus ojos verdes pasó un flash de incontables ideas que no se hacían lugar en su confundido cerebro. El cortocircuito mental le impidió hacer ningún comentario.

El calor se avecinó hacia arriba como una nube tóxica tras una explosión. De un segundo a otro la cara le ardía como una hoguera y el ser plenamente consciente de esto lo hizo peor, enviando una segunda oleada para que el rojo pudiera ser evidente para todos. Pensando en eso, Yuuri enterró la cabeza en los papeles con los labios apretados, ignorando el té, a Wolfram y el resto del universo.

Nunca más intentaría algo como eso. ¿Qué estaba pensando? Llamarse a si mismo idiota era poco. Totalmente contrario a sus palabras pseudo sensuales, el Maou no quería que llegara esta noche nunca.

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Era pasada media noche, no había señales de Yuuri por ninguna parte. Wolfram se levantó del sillón donde esperaba ya cambiado, e impaciente decidió que era hora de ponerse una bata y salir a los pasillos a buscarlo. Él estaba lejos de ser de hábitos nocturnos, hace horas debería haber llegado y para este momento ambos deberían incluso estar dormidos.

Fue a medio paso hacia adelante cuando el ruido en la puerta detuvo sus intenciones. Entrando a hurtadillas muy lentamente y con la mirada hacia el piso, apenas esos ojos negros se posaron en él vislumbro el pánico extenderse por su rostro.

—¿Dónde estabas? —no pudo contener la pregunta y se recriminó que debería haber empezado de manera diferente para no espantarlo.

—...Por ahí.

La vaga respuesta no le sorprendió, al menos no había salido corriendo con excusas de irse a ver a Conrart al lado, o al templo con ese otro amigo cuestionable. Yuuri, sin planes de escapar lo inevitable, avanzo a paso lento por la habitación.

Cuando estaba muy cerca de él, se detuvo y aun mirando al piso dijo: —Lo siento.. —Levantó la vista con esa expresión que hacia que Wolfram quisiera entregarle cualquier cosa que pudiera llegar a pedir, no importa lo disparatada que fuera. —...Lo que hice hoy en... lo que dije hoy a la tarde... Lo siento. Fue inapropiado, no quería hacerte sentir incomodo.

Mientras Wolfram lo miraba intentando sumar dos mas dos para obtener cuatro, Yuuri se apretó el brazo con la mano, desviando la vista hacia algún punto de la habitación donde un mueble cualquiera ahora resultaba muy interesante.

Ohhhh. Yuuri había intentado lo que el pensó que había intentado pero trató de convencerse de que era un error producto de su ya conocida y exagerada imaginación que todos le repetían que tenia que mantener controlada.

No era su imaginación. Yuuri, este Yuuri, había intentado hablar... eróticamente.

Santos osos abeja, alabado sea Shinou.

No, no era momento para eso. El ex príncipe, demasiado joven para saber manejar estas gratas sorpresas de las primeras veces en la vida, puso toda la fuerza de su alma en contener una retorcida sonrisa. Estaba en la duda de si parecer disgustado. ¿Debería parecer disgustado? ¿Tal vez levemente ofendido? ¿Escandalizado?

Como fuera, está bien que tuviera talento nato para las obras musicales junto a su hija Greta, pero no estaba a la altura para pedir un Demonio de Oro por su actuación en este momento. Como mucho logró mantener una cara neutra. No reír ni deshonrarse con alguna otra mueca poco decorosa era suficiente.

Un poco de sinceridad tampoco venia mal en este momento. —Eso no me hizo enojar —admitió colocando la mano sobre la del rey, que nerviosa iba a dejar unas cuantas arrugas en la manga de ese uniforme si lo seguía pellizcando. —Por el contrario... —Suavemente acercó el rostro a un lado del de Yuuri que aun miraba hacia abajo, susurrando de la manera más sugerente que pudo—...me encanta que hayas intentado algo como eso.

Si tuviera que dar su fortuna con tal de que Yuuri fuera más expresivo durante el sexo, habría entregado la cuarta parte por adelantado antes de conocerlo.

Wolfram colocó la otra mano sobre su brazo y apretando con fuerza como si quisiera dejar en claro que no le dejaría escapar, sostuvo el cuerpo del joven rey en la posición perfecta para un beso. El primero fue suave, considerado, a modo de un tardío saludo de reencuentro. El segundo entreabrió sus labios con su lengua y saboreó sin tapujos la cavidad por dentro. Sus manos terminaron en su cabello al instante, entrometiéndose entre las hebras sedosas y lisas de brillante negro, recorriendo el firme y tenso cuello hasta sentir las formas de su nuca bajo la yema de los dedos.

El fuego en su interior se encendió como una llamarada potente en el segundo que sintió su piel entrar en contacto con la suya. Pero no añoraba su cuerpo, sino sus palabras. Los pensamientos de Yuuri eran secretos jamas revelados que hacían su curiosidad palpitar en su pecho. No quería palabras de amor en este momento.

—¿Qué es lo que pensabas hoy acerca de esta noche? —preguntó sin tapujos, como un cómplice en voz baja.

El ambiente tenue de la habitación por la noche lo hacia sentir mas privado, era el lugar idóneo para que Yuuri compartiera todos esos secretos. Si es que lograba incentivarlo lo suficiente. La cama seria un mejor lugar para eso.

—Vamos —indicó con una breve mirada hacia le objeto, sin moverse realmente un centímetro, muy complacido de pasar sus manos por su cuerpo. Añoraba que la tela no se interpusiera entre ellos, pero hacerse desear tenia misterio.

Aprisionando al chico que le gustaba actuar el papel de tímido entre su cuerpo y el colchón, Wolfram se dispuso cómodamente para seguir presionándole con apuro disfrazado de dulzura.

—Dime que pensabas que pasaría esta noche.

Los ojos de Yuuri rodaron incómodos. —...Am... ¿L-lo mismo que ayer?

Bien, no estaba funcionando. No aun.

—¿Y que te gustó en aquel momento? —probó tentativamente, besando su cuello porque este le estaba llamando, y porque sabia que era mas fácil si Yuuri no lo veía a los ojos. Estaba regalándole todas las posibilidades, con su oreja casi sobre sus labios para que apenas susurrara si quería e igual pudiese oírlo.

Solo faltaba encajar la pregunta correcta. No tuvo que seguir intentado. Tras una larga pausa los pensamientos de Yuuri parecían haberse encaminado.

—Me gusta... —el pulso del mazoku se aceleró un poco—... como ...¿hueles?

No era exactamente erótico, pero bueno, está bien, era aceptable. Al menos entraba dentro de la gama de sentidos humanos poco habituales. Era innovador en cierta manera.

—¿Dónde? —le dio un golpe bajo, directamente apuntado a la entrepierna, en todo sentido.

—Tu... cabello.

Este estúpido y dulce novato.

—...Y aquí.

La mano del rey oscuro que era demasiado inocente para ser verdadera demostró que en su mente no todo era color de rosas, que podía haber unos cuantos tonos de rojo también. La suave presión sobre el bulto ya duro entre sus piernas hizo a Wolfram sisear contra la piel de su cuello.

Los labios de Yuuri, más húmedos de lo que esperaba, rozaron la piel del lóbulo de su oreja inesperadamente. El noble se quedó congelado en el lugar expectante ante las palabras que le hicieron estremecer al ser dichas con el mismo erotismo que él solía usar.

—Me gusta como sabes... aquí.

Su pene palpitó, develando todos sus oscuros deseos junto al traicionero jadeo sin aliento que no llego a detener. Esta era la mejor idea que se le podría haber ocurrido nunca a este chico, si la trajo del otro mundo alabado sea el progreso temporal.

No podía quedarse callado, tenia que liderar. —¿Y... qué quieres hacerme? —preguntó continuando el juego del soldado interrogador.

Yuuri, efectuando perfectamente el papel de victima pudorosa —o no— alzó la voz. Cada vez con menos retraso entre la pregunta y la respuesta.

—Quiero... —la gran pausa que hizo el rey para tragar aumentó sus expectativas, esperando que esto fuera especialmente sucio de oír—... quiero que lo hagas tú... a mi... am...

Tal vez la pregunta anterior no era la adecuada. Era nuevo en esto de los roles después de todo, y al parecer Yuuri solo funcionaba mientras se respetara lo que se había estipulado desde el principio.

—¿Qué quieres que te haga... a ti? —Si tenia que jugar a ser malo, no era un problema. Wolfram estaba lo suficientemente caliente y excitado para acceder a cualquier cosa, arriba, abajo, eran conceptos lejanos y poco relevantes. —Lo que quieras... —susurró.

Para su suerte, la boca que poco a poco se aflojaba más continuaba otorgando sorpresas. —Me excita que acabes en mi boca —soltó todo de una vez.

Fue más o menos como la revelación del siglo que merecía cinco primeras planas en el Cotidiano de Shin en la privacidad de su cerebro. Podría haber sido más gráfico con su sorpresa, pero hace rato que su mente se encontraba nublada y en blanco. Hubiera estado a punto de responder "me encantaría" o "con todo gusto", pero gracias a cielos el cortocircuito en su mente le impidió arruinar el juego.

Wolfram no podría responder aunque quisiera y solo de escucharlo estuvo a punto de acabar como lo pidió, solo que dentro de sus pantalones aun puestos. Su boca se estampó con demasiado apuro contra la de Yuuri, pero fue gratificante descubrir que el chico debajo suyo sentía la misma desesperación.

Las palabras eróticas funcionaban entre ellos. Era sexy, o como sea que Yuuri solía llamarlo. No debía haber nada más provocativo que un amante que sabia como hablar palabras descaradas al oído. Ese lado hasta casi formal que Yuuri solía usar simplemente lo hacia aun más perfecto, encajaba de manera idónea con él. Aunque, tal vez otro día podía probar se un poco más vulgar, descubrir los limites era parte de la juventud después de todo.

Por el momento, no se iba a hacer esperar. De los besos a los abrazos, a las manos por debajo de la ropa, ambos encontraron alivio en desprender algunos botones. La hilera sobre la entrepierna hinchada y grande de Wolfram se deshizo con un tirón mientras arrastraba las rodillas por las sábanas con un sonido de arrastre del lino. Los pantalones bajaron lo suficiente para exponer su pudor, y el miembro tieso y caliente encontró alivio en la boca donde se apresuró a desaparecer.

Yuuri, haciendo honor a sus deseos puestos en palabras audibles, hizo vibrar su garganta con un gemido apagado y deslizo la lengua contra la carne dura una y otra vez. Con las manos sobre las caderas medio desnudas de Wolfram acarició el vello rubio con su nariz mientras el cabeceo rítmico los saciaba a ambos.

Las manos de Wolfram se aferraron a la cabecera de la cama y se torció de placer, con las rodillas flojas y los músculos abdominales tensos, estremeciéndose con la mente en blanco frente al enérgico amante bajo de él. Pronto las posiciones incomodas se invirtieron, hundiéndose sentado sobre las almohadas, con Yuuri bajando la cabeza entre sus piernas otras vez.

Siendo claro desde el principio el feliz final de esta historia, el noble mazoku acaricio encorvado la mata de cabello que forzaba su paso entre sus muslos que por reflejo se cerraban respondiendo la deliciosa estimulación. La boca de Yuuri, cavidad tersa y caliente, se cerró con fuerza sobre él, empujando y jalando, los dedos apretando contra la base y sus testículos, haciéndolo gemir.

Y llegó, el clímax se hizo presente reiteradas veces y con cada espasmo cumplió el pedido de su tan ansioso amante. Yuuri tragó, jadeó una bocanada de aire helado a través de su piel y engullo su pene hasta el fondo un par de veces más. Podía sentirlo estremecer. No hizo falta preguntar, Wolfram se limitó a cobijar al chico en sus brazos y acariciarle mientras descansaba tras el placer. Era por seguro que esta noche un par de pantalones tenían que perecer, y no fueron los de él.

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Fin.

 

Boceto: http://redglassesgirl-maruma.tumblr.com/post/165990352669


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