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Colección PWP por RedGlassesGirl

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Notas del capitulo:

Contexto: Basado en la novela, anteúltima saga de Seisakoku*

SPOILERS al final del escrito!!! Si no son tan curiosos, pueden obviar esta sección y leer directo el oneshot, simplemente no entenderán el porqué de una u otra cosa, después de todo la trama en estos lemon mucho no importa xD

 

 

 

 

Colección PWP - Drabble 4 - Masajes

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Ese día Lord von Bielefeld llega a la habitación con una actitud poco común en él. Callado, poco efusivo con sus acciones, algo tímido inclusive. En su mente ronda siempre el mismo tema desde hace mucho tiempo, incluso ha llegado a soñar con ello, tanto dormido como despierto. En esas tantas veces que recrea la escena mientras piensa, el rostro iracundo de Yuuri se congela mientras le grita enfurecido. Esa expresión en Su Majestad no se ha vuelto a repetir nunca, y es por eso que el severo contraste con el chico usualmente dulce y alegre ha quedado tan marcado en él.

Su corazón se contrae un poco, luego de dar algunas vueltas deja su libro en la repisa de la biblioteca. Se ha hecho hora de ir a enfrentarlo a la habitación.

Al entrar, Yuuri lo observa brevemente y le saluda con la cabeza antes de volver la vista a los papeles sobre su escritorio. Parece concentrado en terminar algo. Al acercarse a su lado, espera unos segundos antes de hablar al verlo colocar la pluma en el tintero. El silencio que se extiende hace que los ojos negros se vuelvan más curiosos y vayan y vengan entre su rostro y los papeles que acomoda a un lado. Ha terminado por esta noche.

—Su Majestad.

El uso de su título salido de la nada en la privacidad hace que el rey titubee, pestañeando confundido y volviendo la cabeza hacia él un momento. Sus dedos aun tienen restos de tinta que no llegó a frotar para quitar.

—¿Qué pasa, Wolfram?

A pesar de usar su nombre completo, Yuuri no suena severo para nada, decir que su tono es preocupado sería más acorde. Erróneamente ha pensado: “¿Qué hice ahora?”. No es él quien ha hecho algo malo.

Sin echarse atrás, Wolfram endurece la mirada y su pose, tomando una decisión. Ya no puede dejar pasar más esto.

—Creo que tenemos un ajuste de cuentas pendientes desde aquel momento en el desierto de Seisakoku.

Yuuri apenas puede recriminar en su mente: “¿Por qué me hablas así? Me confundes cuando usas frases tan anticuadas”, para luego solo balbucear.

—¿Qué?

Wolfram no se deja llevar por su actitud.

—No he recibido nunca el castigo pendiente. Creo que ya es hora de zanjar ese asunto de una vez por todas.

En la mente del chico de cabello negro se comienzan a conectar algunos hilos aquí y allá, recordando una u otra cosa, por fin llega a dar con ese recuerdo. Apenas lo hace su mueca preocupada se convierte en una aliviada sonrisa y un pequeño resoplido. Sus cejas se relajan y su mirada se vuelve algo dulce.

—¿Por qué estás hablando de eso ahora tan re repente? Y de manera tan seria para colmo. Me asustaste. No hace falta ningún castigo ni nada por el estilo, Wolf. Pensé que había quedado claro aunque nunca más tocáramos el tema.

El soldado no se deja llevar por sus evasivas e insiste firme. Aunque aminora su tono solemne levemente.

—Por más que digas eso ahora, debo recordarte las textuales palabras que Su Majestad dijo en aquel momento: “Ya se las van a ver conmigo luego”. Aquella vez me aseguré de dejar en claro que tomaría el castigo que sea creas conveniente. Y aun hoy sigue siendo así. No solo yo, Conrart ha de estar esperando lo mismo.

Al escuchar la cita textual y recordar que lo dijo a los gritos, Yuuri se lleva la mano tras la cabeza apenado y quita la vista entrecerrando los ojos. No quiere pensar mucho en eso ya que es vergonzoso recapitular las veces que pierde el control de su temperamento.

Se ha encontrado de golpe en esta situación y necesita un momento para pensar que hacer con este Wolfram que lo trata de esa manera formal y difícil de leer entre lineas. El chico rubio espera paciente todo el tiempo que él se toma hasta hablar de nuevo.

—¿Es por esto que has estado actuando diferente últimamente? —comienza a recriminar volviendo la vista hacia sus ojos verdes.

Wolfram no titubea. Esto hace que Yuuri se quede pensando un poco más al respecto. Hubiera esperado alguna clase de respuesta en su rostro, pero no hay nada. La máscara que ha plantado es perfecta. Pensando si realmente podría romperla, Yuuri decide darle rienda suelta a sus pensamientos para sacarse algunos pesos de encima.

—Haz estado dejándome solo para dormir en la otra habitación cada día más seguido. A veces ni siquiera te veo en todo el día, y sé que no es coincidencia y te haz estado escabullendo.

El tono de Yuuri cambia a uno más seguro y recriminatorio, endureciendo la mirada y ladeando la cabeza.

—A dónde has estado yendo es un completo misterio. He preguntado y nadie sabe decirme algo concreto. Estoy un poco celoso de esos paparazzis que te dicen todo de mi, cuando yo no puedo sacarle un solo dato útil a un sirviente no importa que tanto les sonría. Pero eso no es lo importante. Tampoco quiero destruir tu privacidad, fue solo una o dos veces cuando estaba preocupado. Si vas a beber con alguien hasta la madrugada y apareces una hora antes de que me levante —especifica puntualmente—, no te recriminaré porque está bien que tengas amigos. Pero sabes, yo también me pregunto a veces quiénes son esos amigos, cómo te tratan y qué has estado haciendo. Y a veces también me pregunto que relación tienes con ellos.

Los ojos color esmeralda de Wolfram se agrandan y su compostura se rompe ante tal acusación entre lineas. De todo lo que había proyectado de este encuentro por adelantado, nunca hubiera esperado que Yuuri tomara el rol de marido celoso que busca indicios de una aventura.

—No estoy... —intenta decir y se corta, es tan indecoroso que no puede siquiera ponerlo en palabras.

Tampoco puede recriminar: “¿Cómo podrías siquiera pensarlo?, ¿me crees capas?, me siento hasta dolido de que consideraras eso”. Su boca solo se contorsiona una y otra vez mientras ciñe las cejas.

“Así que fui capaz de romperlo” piensa Yuuri con una media sonrisa. Se levanta de su silla y le enfrenta a la misma altura.

—Nunca jamás haría algo como eso —jura Wolfram levemente agitado, horrorizado de que llegase a esa conclusión.

Antes de que diga más una mano de Yuuri en su hombro interrumpe y le llama la atención. La observa fijo ya que ha aparecido de repente, pero aunque le mire como algo ajeno que le ha atacado el tacto de su palma cálida en el fondo es muy reconfortante.

—Lo sé —dice Yuuri.

—¿Por qué siquiera pensarías en eso? —recrimina el mazoku dejando ver su verdadera personalidad fogosa de siempre.

—No es como si lo hubiera hecho a propósito, pero tienes que darme algo de crédito, Wolf, todo lo que sucedía podría indicar algo así.

Y sinceramente, Conrart no había ayudado con sus comentarios la única vez que le sacó el tema para ventilar un poco las frustraciones con alguien.

Frunciendo el ceño, Wolfram piensa que le ha hecho perder toda la compostura con esta tontería. Tras un silencio en el cual no se le hace ninguna pregunta, decide continuar hablando por su cuenta.

—He tenido algunas visitas familiares. Y otras que no lo son pero están relacionadas a mis tierras.

Sabe que está ofreciendo verdades a medias. Pero si tuviera que explicar algo sobre Shinou se desviaría completamente de tema a uno mucho más complejo. Eso podía esperar hasta mañana, o un día o dos. Eventualmente todos iban a enterarse de ese tipo de una u otra manera, y no solo él tenia que dar explicaciones, también estaban Günter y Gisela metidos en todo esto.

—Y puede que haya visto uno o dos conocidos —agrega.

—Está bien, está bien —dice Yuuri riendo.

Está alegre ahora que se ha desahogado y encuentra la actitud de Wolfram algo linda, pero titubea apenas su prometido le clava la mirada enojado. Carraspeando, decide intentar de otra manera.

—Bueno, creo que no necesitamos hablar más de esto. ¿Por que no nos cambiamos para ir a la cama? Llevo dos horas aquí sentado haciendo papeleo extra y me vendría bien relajarme un poco.

Llevando la mano a su cuello, gira la cabeza dejando ir algunas de las tensiones que ha acumulado sin remedio. La mano de Wolfram que toma su muñeca de repente le hace detenerse antes de poder alejarse e ir caminando hacia el armario.

—No me cambies el tema —reclama su subordinado.

Yuuri lo mira algo impresionado y se le van los ojos hacia la mano que aprieta su piel con fuerza. Al parecer no va a poder evadir el tema tan fácilmente, aunque para él no haya nada que discutir realmente.

—Me gustaría saber ahora mismo cual es el castigo que me corresponde.

“Ahora mismo, ¿ni mañana siquiera?” piensa Yuuri tentado de reírse, su prometido es impaciente y mandón aunque se supone que está tratando de actuar todo serio. Ese otro tema de las infidelidades sí que le ha calado profundo. El rey se cuestiona brevemente si hay alguna razón para que sea tan sensible con eso. Ya podrá indagar otro día.

Soltando su mano con firmeza pero sin ser agresivo, el chico beisbolista se cruza de brazos y observa a Wolfram con semblante calmo pero serio. Lo piensa mientras el mazoku espera paciente sin quitar la vista de él ni un momento.

Eventualmente es Yuuri quien rompe el contacto visual y deambula por la amplia habitación. Parados cerca de su escritorio la cama está algo lejos, aun observándola da una rápida orden sin rodeos.

—Ponte de rodillas.

Wolfram no titubea, pero hay una pausa hasta que finalmente hinca una rodilla en el piso. Yuuri vuelve la vista hacia él, posando sus ojos negros en la pierna que ha quedado levantada. Sin necesidad de una aclaración, el tercer hijo apoya esa rodilla también en el suelo y simplemente le observa desde abajo.

Mientras el atractivo chico rubio espera, el joven rey simplemente lo mira aun con los brazos cruzados. Muchas dudas rondan en su mente, sentimientos encontrados y algo de excitación. Hasta que no aguanta más la tensión y se ruboriza un poco, cortando con el acto de seriedad por completo.

—Ay, no, no puedo hacer esto. Levantate, Wolf, por favor —dice apresurado tomándolo por el brazo.

Wolfram está confundido y muy curioso, aun acatando toda orden que a Yuuri se le ocurra dar. Ya de pie no puede evitar ser casual.

—¿Qué pasa? ¿Qué era lo que tenías en mente?

—Nada, nada.

La actitud evasiva solo lo hace peor.

—Dime que estabas pensando.

—No, no hace falta. Vamos a dormir mejor, puedes considerar todo esto ya solucionado porque de verdad que no creo poder decidir ningún castigo ni nada por el estilo.

—No me cambies el tema como siempre intentas hacer, ¿qué estabas pensando?

—Es que, ni puedo decirlo —se excusa Yuuri y su actitud lo manda al muere, no puede evitar que la mirada acusadora y curiosa de su compañero le meta nervios—...Algo malo, para nada apropiado, ¿no quiero decirlo así que ya no preguntes, por favor?

Ya más que curioso, sino divertido, Wolfram presiona y presiona. No tarda en notar que el supuesto castigo esconde algo más. La presión se vuelve palpable cuando acorta la distancia física, apoyando las manos en su pecho y acariciando levemente con el rostro muy cerca del suyo. El rubor del para nada inocente del japonés es bastante evidente.

—¿En qué estabas pensando, Yuuri?

Ya no más Su Majestad, esto se ha vuelto más personal.

—Nada.

—Nada, claro.

Es evidente el tinte sexual en todo esto. En vez de ofenderse, el joven mazoku sonríe apartando la vista mientras ata cabos fácilmente.

—Por favor solo déjame ir esta vez —medio ruega Yuuri en voz baja, intentando que Wolfram olvide el tema.

—Mmm... —canturrea Wolfram actuando indeciso adrede.

El ambiente tan familiar y cercano al que están acostumbrados termina por relajarlos a ambos. Yuuri está especialmente contento de que Wolfram parara con el acto del soldado perfecto, no es un fan de esa actitud realmente comparado al chico alegre de siempre.

—¿Qué te parece si elijo otro castigo? Conociéndote, no te olvidarás de todo esto a menos que decida algo, pero si te digo: “hazme un té”, no será suficiente, ¿verdad? Que tomes un baño conmigo es super común también, nada nuevo. Ya sé, hazme masajes. Si me das un masaje, asunto zanjado.

Yuuri está increíblemente contento con esta brillante idea por varias razones. Es innovadora, ya que Wolfram jamás le ha provisto un servicio especial de ese calibre, cosa que encaja con su idea de auto-castigarse que por alguna razón no puede dejar ir. Y a su vez, hay una fina linea que separa esto del esclavo sexual que rondaba las ideas más sucias que se le pudieron haber ocurrido antes, mezclado con cierta inocencia que lo hace pasar desapercibido. En resumen, es jodidamente perfecto.

Más aun siendo que no solo el rey sonríe, sino que Wolfram está tentado entre realmente reírse por su actitud y el doble sentido de una mirada más picara.

—Está bien —acepta el chico rubio con un tono juguetón de leve sospecha.

“¿Cuales son tus intensiones ocultas?” piensa el mazoku. De no haber ninguna, o que Yuuri no decida comunicarlas, se las podía inventar el mismo fácilmente bajo esta premisa.

Con una mano sobre su pecho y una mirada incitante bastante directa, le empuja hacia atrás en dirección a la cama.

—Pero tú tienes que decirme que hacer —plantea.

—¿Tengo qué?

—Si, tienes que indicar exactamente que quieres, cómo lo quieres y dónde lo quieres.

Eso ya empezaba a sonar bastante provocativo, haciendo que el joven rey tenga que controlar un poco sus expectativas. Con calor en las mejillas y el cuello, se sienta en el borde de la cama con los pies descalzos sobre la gruesa alfombra.

—¿Deberíamos apagar algunas velas? —pregunta Yuuri.

—No lo sé, tu dime.

El rey rueda los ojos ante su actitud, apretando las labios para no reírse tanto.

—Apaga algunas velas por favor, tal vez todas, si es que entra bastante luz de afuera.

—A sus ordenes —responde su nuevo esclavo de una noche.

Usualmente Yuuri es quien prefiere oscuridad o penumbra, pero Wolfram suele insistir que es mejor cuando puedes ver más. Es una riña doméstica frecuente, pero hoy el japonés puede salirse con la suya sin ni un pero.

Mientras el termina de apagar todo, el rey piensa qué dirá y cómo. Decide no arriesgarse mucho, un simple masaje tampoco está tan mal. Seguramente si dura lo suficiente, Wolfram estará satisfecho con su seudo castigo como para dar el incomodo tema por zanjado a partir de esta noche.

—Ponte detrás de mi —indica Yuuri y apenas él toma su lugar se quita la camisa del pijama.

Con la espalda desnuda a la vista está listo para esto.

—Puedes empezar por los hombros, luego el cuello. Está bien si lo haces fuerte, de hecho lo prefiero —indica con seguridad.

Wolfram no cuestiona absolutamente nada y silenciosamente sus manos comienzan a trabajar. Sus dedos se clavan con fuerza en sus músculos más habilidosos de lo esperado.

Yuuri hubiera pensando que siendo alguien mimado que jamás ha tenido que ofrecer un servicio similar ni a sus hermanos mayores, sería bastante peor en esto. Pero es una grata sorpresa, después de estar todos los días sentado tieso trabajando su cuerpo definitivamente le ha pasado factura por más joven que sea a falta de costumbre.

Cuando sus pulgares trazan una poderosa linea hacia arriba por su cuello para cambiar de lugar, Wolfram decide hablar.

—¿Por qué me pediste que me arrodille antes?

—Oye... prometiste que no ibas a preguntar más.

—Nunca dije nada de eso.

Yuuri maldice la tozudez de su prometido.

—Ya olvídalo —se queja y el rubor le ataca de nuevo.

Decide culparlo a la posición forzosa con su barbilla pegada al pecho. Se le ha bajado la sangre sola, de seguro.

—No te estoy pidiendo que me vuelvas a ordenar hacer lo mismo, simplemente que me digas que era.

Hay un largo silencio, tan largo que Yuuri cree que se ha salido con la suya al evadirlo. Las manos de Wolfram terminan en sus omóplatos empujándole hacia adelante, y el cosquilleo de la cercanía se siente sobre su cuello. Tras un ligero beso sobre su piel de modo intimo, la barbilla del chico rubio se apoya en su hombro para hablarle de cerca.

—Sabes que voy a seguir preguntando toda la noche de ser necesario.

“Santo cielo” reniega Yuuri internamente, muy al corriente de que puede que eso sea cierto.

—Quieres que diga algo subido de tono a toda costa...

—Así que si era algo indecoroso, mm.

Al rey le remuerde haberse doblegado y agradece su posición donde no tiene que verlo directo al rostro. En esta relación de supuesto castigo y dominancia, ¿no está teniendo un papel demasiado pasivo?

Conociendo a Wolfram tan bien como lo conoce, es claro distinguir los sutiles cambios en el toque de sus manos sobre su espalda. Arrastra los dedos con suavidad sobre su piel, intercalando con un masaje más rudo. La combinación de caricias es nueva y emocionante, manteniendo a Yuuri a la expectativa del próxima movimiento.

Le está provocando, y está funcionado. Como siempre.

—¿Qué era?

Y él sabe que funciona. Como siempre.

—Dime —dice suavemente cerca de su cuello.

Los besos tan suaves que son casi imperceptibles bajan hacia su hombro.

—Ya sabes lo que era —Yuuri se niega a jugar el juego ladeando la cabeza.

—No, no sé.

Todos en esta habitación saben que es lo que estaba pensando, no siente que haya necesidad de decirlo.

Incluso si esto se está extendiendo mucho, el chico rubio lo toma a modo de juego siendo especialmente insistente. Repite “dime, dime” varias veces susurrando cerca de su oído a ambos lados de su cabeza mientras le causa cosquillas con sus roces y besos.

Yuuri conoce bien ese lado aniñado suyo. Insistente y caprichoso, algo juguetón y obstinado. Siempre le ha resultado muy lindo. Que gran contraste con el soldado estoico que usa de fachada a veces, pero adora las distintas facetas que le otorgan más profundidad a su personalidad.

El chico japonés no resiste y se ríe por lo bajo. Lo mira por sobre el hombro por primera vez desde que empezaron el masaje en la cama. Wolfram está increíblemente cerca, la punta de su nariz roza la suya y rápidamente va más allá acariciándole por un lado. Está oscuro, el rey no puede ver bien pero los profundos ojos verdes son claros en su memoria. En este momento deben estar entrecerrados.

Yuuri acepta el beso sin moverse mucho de su lugar, aun con las manos apoyadas entre sus muslos lánguidamente. Nunca ha pedido un beso, pero su prometido provee el servicio extra por el módico precio de decir algo vergonzoso en voz alta.

Hay un poco de lengua incluso, lo suficiente para tentar lenta y suavemente. Y antes de que se ponga mejor, se retira. El chico mazoku tiene una habilidad nata para la sensualidad, probablemente heredada de cierta reina sexy, y Yuuri está más que suficientemente provocado a esta altura.

Ha pasado un tiempo. Recapitulando, sucedió una que otra cosa profunda y significativa allá en Seisakoku, unas cuantas más desprolijas antes de eso en el barco de ida, y por lo que respecta a la vida diaria ahora en el castillo, no es tan picante como podría.

Al menos han mejorado algo en esta relación que se tornó más natural, siendo que ninguno de los dos despilfarraba experiencia previa. Wolfram está dispuesto a coquetear abiertamente y Yuuri se ha sacado del pecho un par de reclamos sentimentales. Solo hay una cosa que puede suceder esta noche.

Los besos en el cuello, ahora sobre su lado izquierdo, lo terminan de ablandar. Las manos de Wolfram se encuentran en su espalda baja mientras se mantiene pegado rozando su pecho a la altura de sus omóplatos. Preferiría sentir su piel, pero nunca se ha quitado su holgada camisa de lino. Igualmente la sensación de la tela es bastante provocativa.

—Tú sabes lo que estaba a punto de decir, yo sé lo que estaba a punto de decir, todos sabemos lo que estaba a punto de decir. No me hagas decirlo —suspira Yuuri.

—Pero tienes que hacerlo —retruca Wolfram.

—¿Por qué?

—Porque es divertido. Si lo dices, puedo hacerlo.

—No quiero que lo hagas —miente muy alevosamente—. Ya no.

—¿Por qué no?

Yuuri piensa obstinadamente “porque cambie de parecer y ya”, y solo suspira. Las manos de Wolf sobre su cuerpo se sienten especialmente calientes.

—No sentí que fuera adecuado —se sincera suavemente—. Es solo que... pensé que estaba mal. Me pediste que te diera una orden así de repente y para colmo a modo de castigo, es algo que simplemente pensé y luego me arrepentí. Y ahora que lo estamos hablando otra vez me doy cuenta que era totalmente inadecuado, me pediste algo serio y no hice mas que divagar.

Al chico a sus espaldas se le escapa una risa.

—¿Qué tiene de malo? —cuestiona con gracia—. Somos íntimos, puedes pedirme algo sexual si quieres.

Ir directo al grano de ese modo hace que al inexperto rey se le suban los colores y tenga que tragar, es un poco más difícil seguir hablando con normalidad, se le nota en la voz.

—No me parece correcto relacionar sexo con castigo. Me ha hecho sentir culpa.

—Yuuri —reniega Wolfram empujando su rostro contra la parte trasera de su cabeza—. Pensé que me conocías mejor para saber que entiendo perfectamente los limites de un juego.

Sintiendo la tensión en el cuerpo del chico de pelo negro en frente suyo, Wolfram se enfoca en las caricias más que el masaje que continuaba dando hasta hace un momento.

—Planteé el tema con seriedad esta noche pensando que si quedaba algo pendiente por resolver fuera de manera seria. Tengo una obligación real para contigo sea cual sea nuestra relación personal. Sabes que no puedo, ni nunca obviaré mi deber, pero respeto la posición que desees tomar sin importar cual sea. Si estás seguro de tomarlo a la ligera lo aceptaré. Incluso si hubieras dicho firmemente que no deseabas castigo alguno, lo hubiera aceptado.

“Rayos, esto me pasa por ser tan inseguro e inexperto como líder” piensa Yuuri arrepintiéndose de no haber puesto un punto final a esta conversación de manera más firme desde el principio. Pero pensándolo mejor, prefiere esta ruta, es mejor poder escuchar lo que Wolf realmente piensa y no simplemente hacerle actuar bajo sus ordenes unilaterales.

—Si quieres un castigo a modo de broma, o una excusa ligera como un masaje, está bien. Y si quieres un juego más indecoroso en la intimidad...

No hay más palabras después de eso, la duda llenando el aire.

—¿Qué pasa con eso? —pregunta Yuuri luego de un ratito.

Wolfram resopla su risa ganadora contra su mejilla, le hace voltear un poco y le besa directamente con la lengua sobre los labios, lamiendo un par de veces muy lentamente.

—¿Por qué no intentas decir exactamente lo que piensas y descubres que pasa? —responde seductoramente.

Tal vez, duda Yuuri. ¿De verdad está bien? ¿De verdad de la verdadera?

—Bésame.

Su primer intento de orden es bastante bueno, aprovechando que están tan cerca y ha estado deseando un beso como la gente hace rato es una buena elección. Ha sido sexy, su voz ha sonado grave, por ahora este cambio de actitud pinta muy bien.

Wolfram es tan seductor o más que siempre, acariciando sus hombros sin titubear y moviendo la boca sobre la suya sin un dejo de vergüenza. Comparado con Yuuri que siempre pone bastante esfuerzo en controlar su nerviosismo, el mazoku es mucho más sincero cuando hace sus avances con él físicamente.

Entre besos, el rey lleva sus manos hacia su cuello y mandíbula, dando otra orden por lo bajo.

—Acaricíame.

Wolfram está disfrutando su actitud enormemente, completamente metido en esto.

—¿Dónde? —pregunta en voz baja y vibrante, el tono de cama por excelencia.

La pregunta descoloca un poco al chico japonés, no esperaba tanta comunicación ida y vuelta sino más bien algo unilateral como hasta ahora. Aunque apenas va dos ordenes como la gente.

—Entre el cabello —decide apresurado.

Resulta una excelente idea, Wolf es bien imaginativo y sabe exactamente como y cuando aplicar más o menos fuerza. La gentileza del toque de la yema de los dedos mezclada con un leve tirón de sus sedosas mechas es placentera.

—¿Qué más, Su Majestad? —le incita el mazoku.

—No me llames Su Majestad —se queja inmediatamente Yuuri con una naturalidad que  intenta arreglar de inmediato bajando la vos de nuevo—. Usa mi nombre.

—Como desees, Yuuri.

“¿Por qué eres tan bueno en esto?” se pregunta el chico beisbolista. “¿Es algo de nacimiento o qué? Carisma natural le dicen”. Incuso está un poquito celoso de su talento.

—Sabes qué, pensándolo mejor, Su Majestad es más adecuado —dice intentando parecer solemne.

Yuuri no tiene realmente experiencia actoral más allá de hacer de árbol en jardín de infantes y ese extraño musical que hicieron junto con Wolf y Greta. Pero en su imaginación más o menos tiene una idea cliché de como sonaría un rey en una película.

Wolfram no se ríe de sus idas y vueltas que no son sexys, y simplemente acepta.

—Su Majestad.

El cerebro de Yuuri llega a su límite, se queda estancado en ese ir y venir sin saber que decir de un momento a otro. Wolfram, así de buen actor como es hasta ahora, continua con el rostro cerca, y habiendo acostumbrado la vista a la penumbra, el Maou puede apreciar su expresión adecuada al ambiente sensual.

Yuuri larga el aire que estaba conteniendo y rompe el juego.

—Ay no, suena muy extraño, no puedo. Es demasiado formal y raro.

Pausa, por favor. Se lleva las manos al rostro y reniega.

—Soy pésimo para esto. No creo poder seguir intentando actuar, no sé ni que estoy haciendo.

—Yuuri —reniega Wolfram sonriendo divertido con la voz una octava más alta—. No tienes que pensar demasiado en eso, ¿qué es lo que te preocupa? Es el título que te mereces por decreto, ni más ni menos.

El inexperto monarca ajeno a este mundo de magia y espadas sigue sin acostumbrarse a todos estos términos nobiliarios. Incluso la manera en que Wolfram explica que es normal le resulta demasiado chapada a la antigua.

—Además, no tienes que tomarte todo tan en serio. Puedes hacer y decir lo que quieras, estamos jugando. Y siendo solo tú y yo no tiene sentido pensar que es vergonzoso.

Eso es algo que Lord von Bielefeld le ha repetido un par de veces desde que se conocen y Yuuri nunca deja de impresionarse de lo corajudo que es tan solo con la excusa de que estén solos. Ya sea andar por ahí desnudo, tocar lugres íntimos sin tapujos o decir palabras directas.

Diferencias culturales tal vez. O simplemente de personalidades.

Pensándolo de otro modo, es Role Play. Es eso ni más ni menos. La idea hace clic en su cerebro contemporáneo y todo tiene más sentido de repente. Mientras nadie hable de la S y la M, estamos bien por el momento. Son muy nuevos para eso.

Yuuri carraspea alejando ideas que no vienen al caso.

—Su Majestad —dice no tan convencido.

Wolfram sonríe y entorna los ojos.

—Su Majestad entonces —confirma su rol en el juego, y automáticamente cambia de actitud y tono otra vez—. ¿Cómo le gustaría continuar a Su Majestad?

—Justo como veníamos —indica Yuuri trayéndolo más hacia él.

Wolfram se levanta de su posición más relajada sobre la cama para acercarse de rodillas, sus manos otra vez acariciando sus hombros y su cuello para ir tras su cabeza.

—Y quitate la camisa —agrega osado, y entonces eleva el juego tres niveles de golpe—, Lord von Bielefeld.

Es extraño, muchísimo. Pero ya fue dicho y tras dejarlo asentarse unos segundos esto de los títulos comienza a resultarle excitante. Yuuri se pregunta si Wolfram está acostumbrado a que le llamen así, o si le resulta raro que él lo haga en este nuevo contexto. Pero están demasiado inmersos en profundizar los besos para pensar más en eso.

La siguiente orden es física. El rey ladea la cabeza y empuja la barbilla de su subordinado hacia su cuello con los dedos. Wolfram se lo toma con calma, humedeciendo su piel hasta el punto perfecto para que los suaves mordiscos sean terriblemente placenteros. Yuuri se deja hacer ablandándose como gelatina, los escalofríos recorriéndole el cuerpo.

Una de su manos aprieta la cintura de Wolfram obstinadamente, pero en esta incordiosa posición no puede hacer más que esto. Le gustaría pensar como mejorar eso pronto, que posición intentar luego, pero no es fácil pensar mientras está disfrutado.

No es Yuuri el que decide el siguiente paso.

Las manos de Wolfram bajan por su pecho desnudo y le hacen sisear en un suspiro cuando rasguña sobre sus pantalones. Sus dedos inmediatamente lo masajean con la misma fuerza y técnica que ha usado en sus hombros antes, siendo rudo al tener la tela de por medio.

Yuuri se queda viendo fijo la mirada hipnotizante que le clava mientras baja los pies de la cama y se coloca entre sus piernas, llevando el rostro hacia la boca de su estomago.

La mano del ex príncipe va hacia las lumbares del chico japonés mientras lame su piel suavemente. Sus palmas se deslizan hacia su cintura y suben por sus costillas hasta su pecho, provocándole al tocar muy suavemente sobre sus tetillas. Aunque fueron pocas las veces que ha podido tocar al chico de cabello negro en la intimidad como amante, ya conoce muchos de sus puntos débiles.

Para provocar más a Yuuri, decide insistir con ese toque incrementando la fuerza. Sus uñas trazan lineas sobre sus pálidos pectorales. El Maou tiembla, bajo sus manos y bajo su boca posada a la altura del ombligo. A propósito se concentra en esa zona entre besos, mientras continua pasando las uñas desde lo alto de su espalda hasta el borde de la cinturilla.

—Sigue —indica Yuuri falto de aliento inesperadamente. Esa voz y esa orden son música para sus oídos.

El joven mazoku de cabellos rubios entiende perfectamente. Orgulloso de su habilidad para hacerle desear esto comienza a desabrochar los botones del pantalón, sin detener los besos y pequeños mordiscos que bajan un poco más a cada momento.

Yuuri está tenso, sus manos apretando el borde de la cama mientras abre un poco más los muslos. Wolfram solo ha hecho esto una vez antes, y nunca ha dejado de rondar su mente.

El ex príncipe se pregunta como se diferencia esto que sucede ahora con la fantasía que tenía Yuuri en su mente. “¿Qué esperaba que sucediera exactamente? Podría ser que deseara ser servido, o tal vez ser él quien se impusiese sin que yo haga nada”. Dos escenarios completamente diferentes, pero solo el primero está ahora sucediendo.

El tercer hijo es bueno en su rol de de otorgar y acatar indicaciones, pero desde hace rato que Yuuri solo se dedica a dejarle decidir como continuar exactamente. Estaba disfrutando mucho más las ordenes, es más divertido ese juego.

—¿Qué deseas? —pregunta tentando a su suerte.

—Sigue —es la respuesta inmediata que obtiene.

La voz suavemente rasposa y resoplada es terriblemente sexy. Yuuri está demasiado excitado y a la expectativa para pensar como suena en este momento. A Wolfram le gusta que su desesperación lo vuelva más suelto, es algo que ha tenido el placer de experimentar todas las veces anteriores y que siempre espera con ansias. Ese punto donde su tímido prometido comienza a perder lentamente el control.

—¿Cómo? —intenta incitarle dudando si aun es muy pronto.

—Suave —dice Yuuri.

Grata sorpresa, increíble avance que lo pone contento.

—Como lo haces cuando me besas al comienzo.

Wolfram se muerde el labio sonriendo, apreciando la pieza de información excelente que resulta ese comentario. Lo apunta en la lista de favoritos de este chico tan apuesto.

De rodillas en el piso por segunda vez esta noche, esta vez entierra el rostro entre sus pierna sin pensarlo dos veces. Aun está a ropa interior de por medio, aunque el miembro erecto sobresale por encima. Decide ignorar esa piel sensible y caliente por completo, y morder con cierta firmeza más cerca de la base y el medio.

Las piernas de Yuuri reaccionan al estimulo, temblando levemente y poniéndose rígidas de repente. Ya se ha olvidado de sus preocupaciones sobre el juego, los actos y todo eso.

Disfrutando por completo de la paz de su habitación y el momento. La sensación de seguridad de estar en su hogar le invade. Su vida sexual ha dado un giro, ya no es como antes, en lugares incómodos, viajando, con gente alrededor y tentando la suerte de ser descubiertos. Obviando los guardias apostados allá afuera por supuesto, que están extremadamente lejos tras el largo espacio en su habitación, las gruesas paredes de piedra y la tupida puerta de madera con cerrojo.

Este paso a la vida adulta es maravilloso. Y rayos, al día de hoy el chico japonés se pregunta como consiguió la atención de un muchacho como este. Muchas respuestas azotan su mente, siendo la ganadora que simplemente es imposible no haber desarrollado sentimientos entre ellos. Han compartido demasiadas cosas intensas para no haberlo hecho.

Está oscuro pero algo se aprecia, con los ojos entrecerrados se concentra en la figura entre sus piernas. Las caricias sobre la ropa se ven interrumpidas por los menesteres de desabotonar sus pantalones lentamente. El pene erguido y caliente del chico agitado e impaciente queda al aire.

Wolfram no se anda con rodeos, tan excitado o más que Yuuri contiene un suspiro y sus ganas de ver mejor en la penumbra, llevando los labios a la base del tronco y dejando apoyar el resto sobre su rostro. Acaricia la erección con el borde de la nariz y su mejilla mientras intenta lamerlo sin realmente estar seguro de cómo es la técnica. Para este momento es complicado mantener su acto sin experiencia, pero no va a ser criticado ya que su audiencia es su par en todo sentido.

Yuuri tiembla mientras respira algo ahogado, abriendo mas las piernas inconscientemente. Está tenso y se nota, expectante de recibir cualquier cosa como si fuera la mejor experiencia. Es lo bueno de las primeras veces, aunque es en realidad la segunda que recibe un felatio. Suertudo él. Divagar las posibilidades de hacérselo a Wolfram solo le ponen más duro de repente.

La boca que tan habilidosa le ha besado antes hace lo que fue indicado, actuando de la misma manera sobre la parte baja de su cuerpo. Wolfram reparte besos húmedos intercalados con su lengua, jugueteando y rodeando su pene con insistencia.

Esto no está lejos de ser la misma escena que pasó fugaz por la mente de Yuuri antes de comenzar con todo esto en serio. En esa fantasía, él se encontraba parado y Wolf de rodillas en medio de la habitación, mucho más osado ya que requeriría una actitud más dominante de su parte. Esto no es lo mismo, pero es un gran avance.

Hasta ahora, Yuuri no estaba seguro de que hacer o que decir para terminar de esta manera con Wolfram. Estaba impaciente por reforzar la relación que desarrollaron hace poco, y a la vez es demasiado tímido para dar el paso por su cuenta.

Las sensaciones recibidas le hacen perder la cabeza, y para cuando Wolfram mete con algo de fuerza el pene en su boca las manos de Yuuri se atreven a rodear su cabeza. Titubean un momento, para luego reafirmarse y acariciarle. Sus palmas y dedos terminan entre sus cabellos luego de acariciar sus mejillas. Ha sido algo lindo desde el punto de vista del ex príncipe, casi sentimental, haciéndole sentir apreciado y no solo un objeto de deseo.

La sensación de calidez en su pecho le incentiva a querer hacer sentir a este chico aun mejor, como si no estuviera ya en las nubes. Poniendo las manos sobre las de Yuuri para que no decida quitarlas de donde están, cabecea hacia adelante con fuerza. Una, dos y tres veces, ahogando un gemido propio con la boca llena.

Yuuri respira terriblemente agitado y su gemido en la oscuridad es evidente, la voz aguda y entrecortada que Wolfram nunca antes había escuchado así relampaguea en su espina. Los dedos de l mazoku rasguñan un poco las manos del rey, tensándose al escucharle y perdiéndose en el remolino de sensaciones mientras se esfuerza por continuar de esa manera.

El chico sentado en la cama se escucha desesperado, completamente a merced de sus movimientos algo bruscos. Su pene entra y sale cada vez más pronunciadamente de su boca, y ha descubierto con poca práctica como agregar algo de lengua. Lo está matando, y lo sabe, no necesita que Yuuri lo comente. Se regocija en la sensación de orgullo de lograr hacerle poner así.

Wolfram, exacerbado por todo lo que sucede, se apresura a sacarlo de su boca para lamer y morder entre sus piernas sus muslos y todo lo que encuentre a su paso hasta llegar a lo testículos ahora tiesos. Metiéndolos de lleno en su boca, lame y succiona.

—Ah, no... cielos.

Al comentario impresionado y torpe le siguen las manos indecisas que no saben de donde sostenerse. Si no estuviera tan firmemente sentado en la cama, Yuuri podría caerse en cualquier momento ya que sus piernas se sienten como gelatina. Los músculos internos de sus piernas tiemblan incontrolablemente, esparciendo esa sensación hasta sus rodillas. Los dedos de sus pies se retuercen y se apoyan en puntillas en el piso.

El joven mazoku que ahora siente tener más control ganando experiencia a paso apresurado decide volver a jugar rudo y meterlo hasta el fondo en su garganta. Pega los labios a su ingles y empuja. Yuuri está por acabar, puede sentirlo en la tensión palpitante y el sabor del pre semen. Su propio pene ya duro se retuerce en anticipación.

Interrumpe el momento que no llega para hacer una pregunta.

—¿Dónde quieres largar?

No solo el cuerpo de Yuuri tiembla sino su voz que aun no pronuncia palabras sino simples gemidos. Por un momento Wolfram se pregunta si lo dejó desatendido en el peor momento, pero al parecer no, aun falta apenas un poco para el momento culmine y estaba a tiempo de ofrecer cumplir alguna fantasía. Si es que el tímido rey se anima.

—No sé —responde con dudas pero bastante apresurado.

Le gustaría decir más, ordenar que siga como venía o más fuerte, pero tiene enredada la lengua y todas las ideas.

Wolfram decide por si mismo la fantasía, engulléndolo de nuevo y retomando con la misma fuerza anterior de sus movimientos, incluso mas habilidoso que antes. Hasta el fondo, imaginando que fuera Yuuri quien con su mano le incitara a hacerlo, indicándole rápidamente que sostenga su cabeza con una mano tensa sobre la suya. Le excita increíblemente ser dominado, aunque solo sucede a medias y el resto lo imagina.

Yuuri larga el primer disparo, al notarlo succiona una vez con fuerza para dejar salir el húmedo pene de su boca, apoyándolo sobre su rostro. El resto del semen cae sobre su cara mientras utiliza su mano para jalar con fuerza hasta la base algunas veces mientras su otra mano aprieta sus testículos.

Yuuri no puede verlo, pero la imaginación es suficiente. No llega a procesar tanto, es demasiada información sexual para este adolescente agradecido. No contiene los gemidos como antes, ya no importa, las sensaciones son demasiado fuertes y su mente se deja ir sola. El placer de largar de golpe tan fuerte es más importante que donde lo ha hecho, el regocijo de la erótica escena es más significante para Wolfram.

Agitado, el rey se retuerce en la cama sin palabras, mientras que su sirviente jadea aun de rodillas. Sinceramente, Wolfram está confundido de excitación y no sabe que hacer, tomando unas bocanadas de aire muy necesarias. Por un momento su entrepierna y su mente ordenan a gritos que asalte al chico agotado en la cama, tirándolo sobre el colchón y metiéndose entre sus piernas. Pero enseguida se calma, recomponiéndose para primero limpiar el desastre sobre su rostro.

Un poco más abochornado, agradece la falta de luz al conseguir un pañuelo de la mesilla de noche. Moverse es doloroso, dar un par de pasos con los testículos hinchados de ese modo es sumamente incomodo. Solo puede sentarse en el borde de la cama de su lado y esperar un segundo, confundido y sin saber que sigue.

No hace falta que decida. Un efusivo Yuuri lo toma por la espalda y tira de él hacia el centro de la cama de espaldas. El rey cae encima de él torpe y demasiado activo, intentando besar todo al mismo tiempo en la zona de su cuello.

—¿Qué quieres? —pregunta a las apuradas el Maou imitando sus anteriores cuestionamientos.

Lo repite otra vez mientras tironea de la cinturilla de su pantalón y continua besándole desprolijamente.

Si no supiera tan bien que ya ha llegado al clímax una vez, juraría que está terriblemente caliente. Casi desesperado. Y esa es la descripción correcta, Yuuri ha perdido el control por completo. Pero Wolfram está contento de verlo así, más suelto y honesto.

El juego de roles es más sencillo al haber pasado una gran vergüenza hace unos momentos. Yuuri se mueve por cuenta propia, arrastrándolo por la cama hacia el otro lado. El chico mazoku termina algo confundido sin poder adivinar cuales son sus planes, pero le sigue obediente. De un momento a otro, Wolfram se encuentra parado en la tupida y suave alfombra de la habitación descalzo, y Yuuri cae de rodillas al suelo con un sonido apagado.

Ah, este era su sueño. Mejor dicho fantasía, pero ha dudado si el joven rey ha estado teniendo inesperadas ideas eróticas sin querer por las noches. Siendo que comparten la cama todo el tiempo, Wolfram conoce muy bien hasta esos pequeños accidentes secretos.

Yuuri jadea agitado, más de excitación que por estar agotado de hacer algunos rápidos movimientos. Tironea de la tela del pantalón de Wolfram de manera torpe, haciéndole zizear sensible por el dolor y resoplando rápidamente una disculpa por lo bajo. Ya no hay más preguntas de que quieres, simplemente se impone.

La entrepierna de Wolfram se siente hirviendo sobre sus labios y barbilla al dar el primer beso, siguiendo con una tímida lamida y un pequeño mordisco. No tiene tiempo a sentirse inexperto. La mano completa de Wolfram se abre sobre su cabeza y rodea su nuca por completo, apretándolo contra su cuerpo de golpe. El rostro del joven rey se hunde contra el excitado pene y los testículos tiesos mientras escucha el suspiro agitado de su prometido.

Si, es exactamente lo que Yuuri había imaginado que haría, pero no tuvo las agallas de hacerlo. Su cuerpo tiembla y se aferra con una mano al borde del pantalón bajo a medias, con la otra mano sobre las lumbares de Wolfram. Tomando coraje, esa mano tras su espalda baja de repente y aprieta su trasero con fuerza, retomando un beso inexperto pero acalorado sobre sus testículos. El chico japones sabe exactamente como se siente eso ya que lo ha vivido esta misma noche, y aplica todas las técnicas que puedan ocurrírsele para hacerlo de lo más placentero.

El juego previo dura su tiempo, y entonces decide concentrarse en lo importante. Tomando el pene con sus dedos explora la piel ajena y se concentra con la boca sobre la punta. La lengua vívida de Yuuri se enrrieda sobre esa tibia carne suave y tiesa, ejerciendo algo de fuerza y acompañando el movimiento cuando penetra su boca.

Wolfram tiembla, sus rodillas aguantan solo porque su cuerpo es generoso, pero siente que podría caer en cualquier momento. Su mano se aprieta sobre la cabeza de Yuuri sola, y enseguida se ve tentado a llevar la otra hasta su rostro y acariciarle. Recordando lo mucho que le gustaron esas caricias en sus mejillas, amorosamente pasa los dedos por el borde de su barbilla y el cachete. Es un gesto divino, pero parece que Yuuri aprecia más otra clase de toque en este momento al tomar su mano con rudeza un momento y llevarla junto a la otra.

El ex príncipe decide simplemente imitar la manera en que Yuuri aprieta su trasero con insistencia de vuelta, sus dos manos guiando un prolongado movimiento de penetración en su boca. Podría acabar en cualquier momento, nada seria mejor o más estimulante que esto. O eso piensa, hasta que los dedos de Yuuri se deslizan entre sus nalgas y acaricia con insistencia el punto más inesperado.

Wolfram gime una incoherencia y una de sus piernas cede, recomponiéndose torpemente de inmediato. Está tentado de dejarse caer sobre la alfombra de una vez, y que Yuuri haga lo que quiera. Si deseara tomarlo en ese mismo momento, está bien. Le gustaría rogar “por favor, tómame ahora mismo” pero no tiene las fuerzas, o el tiempo.

—Me vengo —suspira tartamudeando con la voz quebrada en un resoplido.

Lo repite otra vez entre otros gemidos, tensándose, apretando la cabeza de Yuuri contra su ingle con fuerza mientras explota. Tironea de él una segunda y tercera vez, hasta el fondo, disfrutando un increíble placer como si tocara el cielo.

Yuuri golpea su cadera simpáticamente con la punta de los dedos y Wolfram vuelve a la realidad para escucharle quejarse un poco.

—Mmm-mnh...

—Oh, lo siento —se disculpa apresuradamente.

Perdió el control por completo en ese instante tan vergonzoso, pero su prometido se está ahogando. Con una sola toz, Yuuri parece recomponerse tras haber tenido que tragar obligadamente. Wolfram se siente mal de repente, sin saber como disculparse por algo como esto.

—Estoy bien —dice Yuuri leyendo su actitud corporal preocupada—. Está bien.

La penumbra ahora permite ver todo, se han acostumbrado por completo y los sentidos de ambos están afilados tras bajar de las nubes. Yuuri insiste que está bien todo lo que ha sucedido, mientras Wolfram se disculpa abochornado. El secreto mejor guardado es que Wolfram ha cumplido hasta la última fantasía que el joven Maou tenía.

—Solo... mm, vamos a la cama —ordena Yuuri cortando sus disculpas.

Tomándolo del brazo lo arrastra de vuelta al mullido colchón, abriendo las sábanas y cobertores por completo. Si hubiera más luz, el ex príncipe notaria el terrible rubor en la cara del jovencito japonés, pero al no verlo se impresiona con esta manera casual de actuar tras todo esto.

Yuuri da lo mejor de si para actuar como si nada, y una vez recostados se acurruca en el pecho de este apuesto chico para recibir sus caricias. El sueño se hace presente rápidamente. Sus mentes llenas de recuerdos se confunden con ideas sobre el futuro y los cambios que suceden en este mismo momento.

Contentos con haber zanjado varios asuntos esta noche, Wolfram y Yuuri se quedan dormidos en los brazos del otro. Las charlas sobre amor aun pueden esperar un tiempo.

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Fin.

 

Notas finales:

*Wolfram planea entregarse a Yelshi (hermano de Saralegui) durante una confrontación en lugar de Yuuri como rehén, probablemente para directamente morir cuando descubran que no es a quién han pedido explícitamente que sea entregado. Conrart apoya el plan, así como Adalbert, quien se ofrece para dormir de un golpe a Yuuri, pero Wolf se niega queriendo hacerlo él mismo. Sorpresivamente, le golpea a puño limpio en el estomago haciéndole vomitar y caer al piso pero no llegando a noquearlo, y Yuuri se recompone como puede y tiene un ataque de ira. Muy enojado empieza a pedir explicaciones, especialmente que significa lo que hizo Wolfram, si quiere el divorcio, casarse con otra persona o qué cosa (como si comparara el puñetazo y las bofetadas que llevan a compromisos. Además de que como ven, Yuuri se considera un hombre ya desposado? Se saltó todo y solo habla de matrimonio y divorcios). Wolfram guarda silencio y cuando Yuuri pide una explicación a modo de orden Wolf le dice que fue por amor y lealtad, refiriéndose a algo muy honorable respecto a Su Majestad y nada romántico, a lo que Yuuri enojado hace un comentario sarcástico como diciendo “ni tú te lo crees”. Yuuri es plenamente consciente de los sentimientos de Wolf por él (bien diferente al anime, ¿no?). Al final, se entera del plan completo y aun más enojado les dice que ya se las van a ver con él por esto que han hecho, a lo que Wolf muy solemne responde que tomará el castigo que sea que él elija Su Majestad cuando pase toda la guerra en la que están metidos. Luego de esta saga, Yuuri se ve transportado a otro lugar, y se da el breve arco de La Prisión, y recién luego de eso vuelve a Shin Makoku a reencontrarse con todos. Nunca se menciona ningún castigo durante especiales que toman lugar en la actualidad del canon, y para la novela 17 la autora entró en hiatus así que no hay mucho más contenido. Eso sí, a tener en cuenta que cuando pasa la escena la relación de ellos venía teniendo algunos idas y vueltas, y bastante drama, pero se habían reconciliado y Yuuri estaba muy contento de que su relación con Wolf iba genial. Puede que por eso le entrara muchísima más bronca.

Además de eso, en este drabble se toca el tema de Shinou (que me encanta jaja). Varias cosas en la ultima parte de la historia (la novela 17, y un drama CD que ya no encaja en el canon temporal pero que incluye datos relacionados) dan a entender que Shinou está chantajeando y amenazando a Wolfram con lastimar a su familia si le cuenta a Yuuri que él revocó su orden de eliminar una de las cuatro cajas. Esto causa un conflicto interno en Wolfram, donde se ve obligado a esconder cosas de Yuuri. Una escena particular del drama CD trata de Yuuri quejándose con Conrart de que Wolf ya no duerme con él, que lo ve poco, que desaparece a horas raras de la noche o llega tarde por la madrugada, etc. Conrart discute con él una posible infidelidad, y Yuuri se hace unas cuantas películas mentales, entre ellas que sale con la cocinera Effe, o con algún soldado musculoso (esta ultima es el pícaro de Conrart quien la propone). Se puede sospechar que ese comportamiento extraño en Wolfram está ligado al chantaje de Shinou. Lamentablemente esto es solo teorías, ya que el hiatus hace que no sepamos que pasa exactamente con Shinou y Wolf (la novela 18 iba a tener mucho de esto al parecer), y si este último anda haciendo cosas obligado por sus amenazas o no, o qué es exactamente lo que le comandaría hacer. Pero como sea, tengo muchos headcanons e ideas inventadas sobre esto, y últimamente me gusta usarlas.

En resumen, este oneshot toma lugar cuando vuelven a la vida normal en el castillo, con esa cuenta pendiente acerca del castigo para Wolfram, en medio del chantaje con Shinou, y la promesa de Conrart por volver a Shin Makoku en algún momento cercano.

Para leer las novelas, googleen “Maruma Baka Tsuki (spanish)”, o “Maruma Baka Tsuki” a secas para inglés que está todo. Son altamente recomendables, no tengo palabras para decir lo buenas que son jaja.


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