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RDragón por MiRoApril

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YooBin le preocupaba un poco, quería saber de ella. Pero HaMin lo detuvo abrazándolo por la espalda.

 

—Quédate un poco más…

 

—¿Eh?... —Estaba confundido.

 

—¡Dragón!

 

La voz era más que conocida, aunque para su conocimiento era un poco más exaltada de lo normal, su apodo de los labios de su amiga habían salido con desesperación, pero más extraño le pareció que esta no abriera la puerta tras llamadlo, sino que miro la perilla y como intentaba abrirla.

 

—Oh.. Esa es mi amiga. —Hablo con naturalidad. —Le abriré…

 

Pero moverse, era imposible.

 

El agarre del hombre era fuerte, más de lo que el podía soportar, por ende no pudo separarlo aun cuando intento moverse y quitarlo de encima, el tipo era como una roca.

 

—Quédate…—

 

—Espera. —Se quejó. — Mi amiga me está llamando. — Volvió a moverse con fuerza.

 

—Ignórala.

 

—No. —Pronuncio molesto. — ¡Déjame imbécil!

 

—¡Dragón! —Volvió a gritar YooBin.

 

—Mierda. ¿¡Qué te pasa!? ¡Déjame! —Volvió a moverse con fuerza hasta que las puertas se abrieron causando un gran ruido, aun así ignorado por el resto de las personas por la música.

 

—Jiyong… —Le llamo Yoo Bin al observarlo.

 

El hombre se alejó de inmediato, tomo una distancia mínima pero la necesaria para tener de vuelta su espacio persona.

 

—¿Ella es tu amiga? —Pregunto el hombre.

 

—Si.

 

—Ha Min…—Le llamo Yoo Bin. — Ve a dártelas de coqueto con alguien más.

 

—No sabía que eran amigos.

 

—Aun así, no deberías estar de coqueto con cualquier persona que se te atraviese.

 

La mirada de su amiga le sorprendió bastante, paso de tener una expresión preocupada a una seria, quizás no seria, estaba molesta.

 

—Vete. —Le ordeno.

 

Ha Min simplemente quedo observando a la mujer, dio una mirada rápida directamente a sus ojos y se retiró como si nada por la puerta cerrando estas tras estar lo suficientemente lejos.

YooBin de inmediato se acercó tomándolo del cuello y mirando sus ojos, estaba preocupada, pero, ¿Por qué?

 

—¿No te hizo nada? ¿Estas bien?

 

Tomo sus manos para retirarlas lentamente de su cuello, quería calmarla.

 

—Claro, ¿Qué pudo hacerme?

 

—¿Es en serio? —Arqueo una ceja. — ¿No lo notaste?

 

Su expresión era sincera, HaMin solo quería retenerlo en el lugar, no conocía a su amiga, por ende quizás se sentía más a gusto solo con él en el lugar, pero el quería pasar tiempo con YooBin, era su amiga y a su pareja esa noche.

 

—¿Qué debía notar?

 

—Estuvo…—Miro directamente sus ojos. — Estuvo coqueteando contigo. —Soltó sin más.

 

—¿Eh? ¿Estas de broma?

 

—No. —Río leve. — Te coqueteo. ¿Es que nunca lo han hecho?

 

—Si, bueno, mujeres, pero no un hombre.

 

—Probablemente muchos lo hicieron pero eres lo bastante tonto para no notarlo. — Volvió a reír.

 

—En fin. Te coqueteo y llegue en el momento preciso.

—¿Así?

 

Asintió.

 

—HaMin no es de una sola pareja, le gusta jugar con las personas.

 

—Parece que lo conoces bastante.

 

—Bueno eso…

 

—No me digas que…

 

—¡No! ¡Claro que no! No estaría con un idiota como ese…—Pronunció apretando sus labios molesta. — Además, jamás he estado con alguien.

 

—¿Te refieres a sexo?

 

—Hm… A todo.

 

—¿Siquiera un beso?

 

Negó.

 

—Dios…—Se sorprendió. —Es que… Tienes mi edad, ¿No? ¿Qué edad tienes?

 

—Yo.. Ah.. Diecisiete.

 

—Hm… Solo un año menor. —Dijo con tranquilidad. — Vaya.. No lo espere.

 

—¿No?

 

—A esta edad se supone que se experimentan muchas cosas, el primer beso, las atracciones sexuales.

 

—Creo que no he sentido jamás algo como eso…

 

—Eres muy especial Yoo Bin. En el buen sentido…

 

 

 

Como era de esperarse, el baile no fue la gran cosa, música, comida, licor y tal como lo imagino para una academia como esa, no existieron parejas en los pasillos, no existía ese olor a sexo ni siquiera en el castillo del sol, no se escucharon gemidos en la madrugada, nada, fue un baile escolar como cualquiera. Tras dejar a Yoo Bin en el pasillo femenino, el se dirigió con tranquilidad hasta su habitación, no tenía nada mejor que hacer y tampoco tomaría el móvil para hablarle a sus mejores amigos del encuentro con ese extraño chico, aún seguía sin creer que las palabras de YooBin fueran reales, ¿HaMin era homosexual? Con ese rostro podía conquistar a cualquier mujer, ¿Por qué se fijaría en alguien como él?

 

 

Un fin de semana aburrido como siempre, ¿Y como no sería aburrido si tenía que estudiar? Después de toda festividad se realizaban los malditos exámenes, por ende sus estudios estaban consumiendo su tiempo. Su rutina fue tan simple como ir de su habitación a la cafetería y viceversa, una siesta y devuelta a los libros, que disfrutara de las fiestas, el alcohol y las mujeres no quería decir que fuera un irresponsable en los estudios pero tenía sus desventajas, existían asignaturas que odiaba, a Hero por ejemplo, más bien matemáticas.

 

¡Había sido el fin de semana más incómodo! ¿Cómo se suponía que debía buscar la información que necesitaba si no tenía su computadora? Para peor, no podía masturbarse con tranquilidad por falta de imaginación, mucha información en su cabeza no ayudaba para imaginarse a una rubia en cueros, era tan bueno como malo encontrarse en una academia que restringía tantas cosas, entre ellas el sexo y otra era que apenas era su primer año, para su mala suerte todas estaban a los pies del inspector o ese maldito de Hero.

 

Los primeros días de la semana lo dejo pasar simplemente porque estaba de un lado a otro estudiando y dando exámenes, dos en un solo día, no más que eso por las leyes de educación, por otra parte los siguientes días tenía otros dos, así fue hasta que quedo completamente libre, el último día de clases de esa semana.

 

Espero el momento preciso para poner en marcha su pequeño plan, básicamente era rogarle al inspector que le permitiera tomar su computadora, excusas como trabajos y estudio serían de ayuda, más no completamente , podía aprobar los exámenes como reprobar los,  si los aprobaba, Seung Hyun diría algo tan predecible como "¿Lo ves?, no necesitas la computadora " Al mismo tiempo si re probaba,  saldría con algo aun peor, "Debiste esforzarte un poco más, ¿Conoces la biblioteca ?" Y aun cuando respondiera si, solo se hundiría aún más.

 

Ese día tenía todas las esperamos de conseguir de vuelta el aparato o,  peor aún,  sin la ayuda de su amiga,  a la vial en esos días con suerte la había logrado ver. Esa mujer era todo un misterio para resolver, más no lo creía necesario, después de todo le tenía la suficiente confianza como para esperar a que ella hablará se lo que sucedía.

 

Los primeros días de la semana Yoobin pasaba más tiempo con un chico que no había visto antes por los pasillos, los rumores como eran de esperarse no demoraron en llegar a sus oídos, todo el mundo, gran parte femenina envidiaba a YooBin, pues si, ese tipo en esos pocos días se había convertido en otro de los tantos sueños que tenían las mujeres en la academia. ¿Es que no pensaban en algo que no fuera las bellezas del instituto? Para su mala suerte no tenía nada que decir en contra de ellos, ¿Por qué? ¡Porque los hijos de sus madres eran apuestos! Tenían una puta belleza que no entendía, ¿Es que tenían operaciones? Tsk..

 

Sin la ayuda de YooBin se escabullo hasta la oficina del inspector, esperaba no encontrarlo en el lugar como al mismo tiempo encontrarlo ahí, una razón era la oportunidad de robar su computadora, gracioso pues era de su propiedad pero se sentía todo un ladrón. Y por otra parte, si se encontraba en la oficina, podía persuadirlo de alguna forma, evitando las preguntas y respuestas ya imaginadas.

 

Para su suerte…o no. Seunghyun se encontraba en su oficina organizando unos papeles en un archivador, movía estos de un lado a otro y se encargaba de meter en fundas los papeles más importantes. Probablemente estaba tan sumergido en su trabajo que no noto su presencia, lo estuvo mirando por unos segundos desde el marco de la puerta hasta que finalmente golpeo la gran madera para que este llevara su vista a él.

 

—¿Qué necesitas? —Pronunció en seco sin siquiera saludar.

 

La vista de Seung Hyun no duro absolutamente nada sobre sus ojos, fue realmente molesto que actuara como si lo conocía tan bien, ni un saludo, ni nada, la pregunta sonó más a una advertencia, esperaba la pregunta del millón, sobre su computadora.

 

—Vengo por mi computadora.

 

—¿Vienes? ¿Te di aviso de venir por ella?

 

¿Cómo no molestarse con una respuesta como esa?

 

—Vengo por lo que es mío. Así que si me disculpa, la tomaré y me retiraré. —Pronunció acercándose hasta el escritorio. Lo rodeo ubicándose al lado del inspector, ya que justo detrás de él, se encontraba el aparato. Aun así, este no se movió, ¿Eso era una positiva?

 

—No te he dado la autorización. —Pronunció nuevamente en seco.

 

Gracias al silencio solo logro sorprenderse, un susto que lo obligo a girarse al inspector quien ni se inmuto en moverse y a seguir su trabajo con los malditos papeles. Al ver que no realizaba movimiento alguno, realizo una mueca de disgusto y no se detuvo, volvió a moverse en dirección del aparato, acerco sus manos hasta este y poco antes de tomarlo un golpe contra la pared lo atrapo en un nuevo susto.

 

—Te dije que no. — La voz sonó una vez más seca, pero esta vez en un susurro amenazador.

 

La situación seria envidiable por cualquier mujer, el inspector lo tenía acorralado contra la pared con una mirada amenazante, pero nadie más que ellos sabía el significado de esa mirada, una persona externa la vería como una escena comprometedora. Aun cuando no tenía el mismo contacto que había tenido HaMin esa noche con él, si, se sintió nervioso. ¿Por qué? ¿Debería entender porque se había puesto nervioso con esa distancia? No era como si sus cuerpos se rozaran, su distancia equivalía a la extensión del brazo del más alto, por ende era bastante, pero esa mirada encima con los segundos paso de ser amenazadora a….

 

—Es mía.

 

—Lo sé. Tómalo a cambio del castigo que debería darte por robar la identificación de tu novia.

 

Era ahí cuando cayó en cuenta que ese movimiento no era un coqueteo, era una amenaza.

No sabía reconocer un coqueteo pero malinterpretaba los que no lo eran.

 

—¿Cómo se…?

 

—Es muy obvio. No se cómo hiciste para lograr verla y espero que sea verdad lo que me dijo ella.

 

—¿Qué fue lo dijo?

 

—No mucho. —Se separó solo para tomarlo del brazo. — Son novios y robaste su identificación para remendar el error que cometiste.

 

—¿Eh?

 

—No discutiré los problemas de pareja.

 

Contra su voluntad fue alejado del escritorio en dirección a la salida.

 

—¡Yah! ¡Devuélvame mi computadora!

 

—Otra semana.

 

—¿¡Otra!?

 

—Si. A menos que quieras un verdadero castigo por tu pequeño robo.

 

—Eh… Creo que mi novia me llama. —Dijo en defensa para salir de la oficina sin pensarlo dos veces.

 

No  entendía porque YooBin dijo algo como eso, sabía que ella no tenía sentimientos por él, ¿No los tenía, no? Esa noche con HaMin ella insistió por abrir la puerta, se enfrentó a ese hombre, le hablo de jamás haber tenido sentimientos por alguien, no había tenido su primer beso… ¿Qué pasaba realmente con YooBin?

 

Era su mejor amiga y dejaron las cosas claras desde un principio, en realidad no era algo tan fuerte como se escuchaba, simplemente era sentir que el otro sentía simplemente amistad, jamás la vio con otros ojos  y no sintió algo diferente por su parte. Pero ahora, se sentía extraño, extrañamente confundido.

 

Bajo las escaleras hasta el primer piso, estaba decidido a volver a su habitación, tomar sus cosas e irse a la ciudad, un fin de semana para alejarse de todo el estrés que había tenido durante esos días y sobretodo alejarse de lo que parecía le afectaría bastante. Eso tenía mente, o era lo que planeaba, hasta ver a lo lejos en el pasillo a YooBin una vez más, con ese tipo.

 

No eran celos, quizás sí, tenía la atención de la única persona que le tomaba en cuenta en ese maldito instituto además de Daesung que no sabía dónde mierda se encontraba. Dos opciones, acercarse y reclamarla, alejarse e irse. No era su novio para ponerse celoso, así como no quería irse sin preguntar acerca de lo ocurrido con el inspector, más bien por el hecho de cómo se conocieron, ¿Por qué pregunto algo como eso? Era obvio, en clases.

 

—¡Dragón! —Le llamo animada.

 

Para su suerte.

 

—Hola…—Saludo sin muchos ánimos pero igualmente sonriente.

 

—Ven aquí. —Le llamo moviendo su mano. — Él es Seung Ho, es un amigo de infancia.

 

—Hola, ¿Eh?...

 

—JiYong…

 

—Oh…Ya entiendo porque te llama de esa forma. —Hablo con esa voz seca el hombre.

 

—¿Todos aquí son así? —Dijo arqueando una ceja en una pregunta a su amiga.

 

—No entenderías..

 

—Idiota. —YooBin le golpeo.

 

Por primera vez después de tanto tiempo, alguien le había respondido de forma diferente.

 

—¿No entendería su estilo de fingir misterio?

 

—No es misterio. Es entender el mundo. —Se acercó amenazador.

 

Otro más.

 

—¿Qué parte del mundo no entiendo? Todos tenemos claro el mundo de mierda en el que vivimos…

 

—Me alegro que conozcas tu mundo. — Amenazo una vez más.

 

—Basta. Si siguen los golpearé a ambos. —Dijo posicionando una de sus manos en su pecho como la otra contra el tipo.

 

—Tranquila, no le haré nada a tu amiguito…—Sonrió maliciosamente el tipo.

 

—Como si pudieras hacerme algo.

 

Entonces río.

 

—Nos vemos Binnie.

 

Su mirada se quedó fija en el cuerpo contrario hasta que se perdiera por el pasillo.

 

—¿Dónde estabas?

 

—¿No debería preguntar eso yo?

 

—¿Eh? —Le miro extrañada.

 

—Si, has estado toda la semana con ese tipo. Siquiera sabía que estaba en la clase diurna.

 

—Te lo dije, es mi amigo de infancia, no lo vi desde que te conocí y nos encontramos ahora.

 

—Bueno… —Pronunció llevando sus manos a sus bolsillos. — ¿No preguntaras si estoy celoso?

 

—¿Celoso? ¿Por qué tengo otro amigo? ¿Es posible?

 

—Dios…—Soltó un suspiro suave. —¿Por qué le dijiste a Seung Hyun que somos novios?

 

—Oh eso. —Rio suave. — Casi me meto en problemas y no sabía que decirle.

 

—¿En problemas? ¿Qué estuviste haciendo?

 

—No te lo diré. —Dijo como toda una niña pequeña realizando un puchero y cruzando sus brazos. — Estabas enojado conmigo.

 

Bien, le tenía cariño a YooBin, no lo negaría, verla de esa forma solo le obligo a abrazarla, era demasiado dulce, tan especial y extraña, diferente a los demás, eso le agradaba. No tenía que lidiar con los problemas que toda mujer tenía, YooBin no parecía tenerlos, así como el hecho de muchos creían que mujeres y hombres no podían ser amigos.

 

—Pensaba en ir a la ciudad. ¿Quieres ir?

 

—Eh..

 

—¿Me dirás que no? ¿Tus padres?  ¿Qué otra excusa?

 

—Bueno…—Lo pensó por un momento. —Bien, pero no me iré a casa.

 

—¿Ah no?

 

—No. Me quedaré contigo.

 

 

 

No estaba nervioso de tener a YooBin con él en casa, aunque sus padres no entenderían que es su amiga, seguramente creían que era su novia, lo daba por seguro. El la respetaba, ¡Era su amiga! No la tendría en su habitación durmiendo, existía una habitación para invitados, ahí estaría ella, después de todo no quería malinterpretaciones de sus padres. Su miedo, aunque más que miedo era cierta incomodidad, la que crearían sus amigos.

 

No quería incomodar a YooBin todo el fin de semana, por ende realizaría el mismo movimiento que la última vez, se levantaría temprano y tomaría el primer bus a la ciudad. El mismo viernes por la noche dio el aviso a sus padres de la visita, la sorpresa seguro los atrapo, estaba claro que su casa esa tarde era todo un desorden intentando ser organizado, con eso se refería a la impresión que quería crear su madre a su amiga. “Amiga”

 

Por la mañana espero tal cual lo hacía en la semana a YooBin, en el marco de la puerta. Esperaba de parte de YooBin una valija pequeña, después de todo era mujer y eran las que más cosas necesitaban, quizás no necesitar, pero exageraban con las cosas, esa era la costumbre que tenía todo hombre al pensar en una mujer. Pero olvidaba que su amiga era diferente, muy diferente. Solo llevaba un bolso.

 

El viaje fue aburrido, de hecho se quedó mirando la ventana mientras YooBin dormía contra su hombro. Aquel día no insistió en saber lo ocurrido, confiaba en ella, nunca le falló, por ende, ¿Por qué creer que el fallaría? Había salido ileso con el inspector, no recibió castigo, aunque su computadora seguiría descansando en ese maldito mueble.

 

—YooBin… Bin…—Movió el cuerpo de su amiga con delicadeza.

 

—¿Llegamos?

 

Esta no mostro el rostro, aunque su voz sonó más despierta de lo que creía, probablemente porque le tomó por sorpresa.

 

—Si, vamos.

 

Tal cual lo hizo la última vez, había llegado temprano a casa, solo que tenía que tener en mente el hecho de que no dormiría, ya que sus padres y sus amigos solo querían conocer a la famosa mujer de sus fotografías.  La vergüenza la paso cuando llego, las voces de sus padres se escucharon, frases típicas como “Ya llegaron” “Deja eso ahí” “Ven aquí” Y más que fueran ligadas con los nervios.

 

La puerta se abrió y la expresión de sus padres era la que más esperaba. Sorpresa. Fascinación. Su amiga era hermosa, esa hermosura irreal, quizás por fotografías no era lo mismo que verla en persona, los filtros siempre ayudaban, pero su mejor amiga no llevaba filtro, su belleza era natural e irreal.

 

—Cierren las bocas. —Dijo entre risas y con naturalidad mientras ingresaba a la casa pasando al lado de sus padres. — Deja tus cosas aquí, ¿Quieres comer algo? —Pregunto yendo directamente a la cocina. — ¡Omma! ¿Tienes el desayuno?

 

—¡Hey! ¿Puedes al menos…?—Movio las manos en apuntando a su amiga.

 

—Oh cierto. —Rio. — YooBin mis padres. —Tomo una pausa. — Ella es YooBin.

 

—Es un gusto, vi tus fotos pero no pensé que la novia de Jiyong fuera tan hermosa.

 

—¡Ma! —Grito desde la cocina. — Tengo hambre, ¿Podemos desayunar?

 

La comida transcurrió más normal de lo que espero. Las preguntas continuaron rodeando el tema de su relación, por más que lo repitiera sus padres no entenderían que YooBin era su amiga. Incluso su padre le detuvo en el pasillo para recordarle el respeto de que ellos estaban también en casa y no debían dormir juntos, tema que ya tenia resulto desde un principio.

 

El timbre no demoro en sonar, apenas había dado aviso a sus amigos que se encontraba en la ciudad estos llegaron a buscarle y no precisamente por el hecho de verlo a él, sino porque querían conocer a YooBin. Era molesto ver cómo mientras caminaban por los pasillos del centro comercial, el parque, ¡Donde sea! Veían a YooBin como si fuera una gran modelo, ¡Peor! ¡Una idol!

 

—¿Pueden dejar de verla como si fueran a comerla? —Pronunció a sus amigos cuando YooBin estuvo distraída con el maquillaje.

 

Al menos en algo seguía mostrando intereses femeninos.

 

—Amigo, es hermosa. — Dijo Tae. — ¿Cómo es que aún no…?

 

—No. — Dijo en seco dándole un golpe.

 

—Bien, bien. —Rio.

 

—Si tu no…

 

—¡No! —Golpeo a Ri. — No le tocaran ni un solo cabello.

 

—Eish… Eres un egoísta.

 

—Lo soy. Es mi amiga. Es…

 

—Buenísima…

 

—Idiota. —Se quejo. — Me refiero a que es especial.

 

—¿Qué tiene de especial?

 

—No es como las demás. —Dijo observando a su amiga quien se movía de un lado a otro curioseando. — Es muy diferente. No piensa como todas, no tiene los mismos gustos, es como si viera el mundo de otra forma…

 

—¿Te estas enamorando?

 

Golpeo a Ri.

 

—Me alegro de no mencionarlo yo. — Rio Tae. — Pero si, sonó a que estás enamorado.

 

—No… No, no. —Pensó unos segundos. — ¡No! Digo…. Sé que es hermosa y mi antiguo yo ya la hubiera tenido gimiendo. Pero… Es curiosidad

 

—¿Estas seguro que tu no eres el extraño?

 

Ambos amigos rieron.

 

—Me refiero a que quiero conocerla más.

 

—Eso suena a que te enamoraras…

 

Volvió a golpear a Ri.

 

 

Convencer a sus amigos de irse a casa fue más difícil de lo que esperaba. De la nada deseaban hacer una especie de “Pijamada” Dormir todos juntos, beber, comer y más, pero eso era nada más para intentar algo con YooBin… No los dejaría. Por otra parte, convencerlos de que nada ocurriría entre ellos esa noche, fue otro desafío.

 

¿Era tan difícil creer que le tenía un cariño diferente a YooBin?

 

¿Qué tal si solo él pensaba de esa forma? Quizás existían sentimientos de parte de la menor a él, pero él no los veía. ¿YooBin sentía algo por él? Aún seguía en su cabeza las palabras que el inspector le susurro a la cara, porque no fue diferente, esa voz ronca y raspada, molesto y amenazador, con su cuerpo acorralado, pero aun así se mantuvo firme frente a él, incluso cuando… ¡Cierto! Había sentido una extraña sensación. ¿Se sentía intimidado?

 

Aun después de acomodar a su amiga en la habitación de invitados, se quedó observando el techo por unos largos minutos, si es que eran minutos los que estaba contando. ¿Por qué se calentaba tanto la cabeza con comentarios ajenos? El tema del inspector, su computadora, HaMin, y ese tipo… SeungHo, sin contar que los maestros, todo parecía ser un mal cuento, era una historia para ser escrita, un libro, desde que llego  a ese instituto… Pero, ¿Qué final le daría?

 

Termino cerrando sus ojos sin notarlo, estaba cansado, levantarse temprano, lidiar con sus padres, sus amigos, sobretodo ellos, y las estupideces de su cabeza lo consumieron hasta perderse en sus sueños. Sus ojos se abrieron, como los inventos o probablemente realidades que contaban las personas. Si alguien te mira por mucho tiempo, despertaras. Aunque la idea era más asustarse con respecto a lo paranormal, en su caso no fue así, podría ser un alma, pero se trataba de YooBin.

 

Estaba sentada en el alfeizar de la ventana mirando el cielo, seguramente la luna, las estrellas y todo lo que les quitaba el pensamiento a las mujeres. Sus ojos pesaban, y bastante, no movió un musculo hasta estar seguro de despertar por completo. ¿Era real no? ¿No era un sueño? ¿Qué hacia YooBin en su habitación?

 

—YooBin…—Susurro.

 

—¿Qué sabes del dragón rojo? —Pregunto sin moverse ni mucho menos fijar su mirada en él.

 

—¿El dragón rojo?

 

—Tienes un dibujo… De una mujer luchando contra el dragón rojo. —Giro su mirada lentamente a él. — ¿Qué sabes de él?

 

—El dragón…—Seguía adormilado. — Es una historia de mi familia. Solo un cuento de niños…

 

—¿Cómo termina el cuento?

 

—Gana esa mujer. ¿Es injusto, no? Es una mala historia para ser contada.

 

Termino poniéndose de pie con dificultad para ir hasta YooBin quien de un momento a otro, tenía el dibujo en sus manos. Si, podría ser un sueño.

 

—¿Injusto? ¿Sabes quién es la mujer?

 

—No, la historia que me contaban no decía nada de ella.

 

—¿Quién es el dragón rojo? ¿Lo sabes?

 

—¿Eh? ¿Por qué preguntas tantas cosas? —Se acercó y apoyo su mano en el hombro de la menor. — ¿También la conoces?

 

—Jiyong…

 

—¿Hm?....

 

—Duerme…

 

Y sus ojos se cerraron involuntariamente. 


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