Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

RDragón por MiRoApril

[Reviews - 23]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

— Me haré cargo de esto. Pueden retirarse…

 

Había tomado los papeles con el fin de realizar una revisión, una simple lectura, más le era imposible siquiera seguir el orden de las letras cuando sus manos se movían de esa forma, termino dejando caer estos y miro sus palmas. Aun podía escuchar los pasos por el pasillo, la puerta no la habían cerrado, estaba expuesto a que alguien más le viera así, débil, inútil. En un vago intento por calmar el temblor de sus manos, debió esconderlas bajo el escritorio mientras su mirada permanecía perdida en ellas. 

 

¿Por qué su trabajo se había vuelto tan complicado? 

 

¿Esa academia no había sido controlada antes? ¿Qué pensar? ¿Qué tal si había sido controlada pero era tanto el estrés que renunciaban antes de dar el informe? ¿Qué tal sino? Ese lugar no podía ser tan perfecto para jamás ser controlado. Era complicado, no el hecho de realizar su trabajo, sino todo lo que había tras él. El fácilmente podía tomar los papeles, sonreír, sentirse tranquilo, aburrido como mucho por la rutina, dejar pasar todo, mover de un lado a otro fichas, transferencias, ¿Para que complicarse la vida? Pero el hacía bien su trabajo, si algo no le parecía, lo arreglaba. 

 

El dolor llego de la nada a su cabeza, una fuerte punzada como si estuvieran partiendo su cráneo lo llevo a tomar su cabeza con ambas manos, mantuvo su rostro oculto en el escritorio, además de eso tenía la puerta abierta, alguien podría verle en ese estado, aunque por el dolor poco le estaba importando. No era un dolor cualquiera, estaba pensando demasiado, intentaba sacar conclusiones, incluso con ese dolor de por medio, puesto que la única razón por la cual creía que el dolor estaba ahí, era justamente por el estrés que le traía el trabajar. Mientras no resolviera todo ese conflicto sus días seguirían siendo una mierda, aun siquiera acabando el año, estaban bastante lejos en la fecha para eso. 

 

Era esa mujer. MinAh era su problema.  ¿Qué tipo de directora era esa? La había visto un par de veces nada más, se la pasaba en su oficina, si es que en realidad era ahí. El resto de los días, ¿Dónde se encontraba?  Solo aparecía para joderle su trabajo, para recordarle que el tenía un puesto segundario, que no era de importancia, que ella podía hacerlo todo. Aun recordaba su última conversación con la mujer, aquella vez en su oficina. El simple hecho de recordar su rostro frente a él le trajo de vuelta la punzada en su cabeza, un dolor tan grande que le llevo a soltar un quejido. 

 

Su respiración estaba acelerada. No era miedo, sino que desesperación. ¿Cuándo acabaría ese dolor? Para empezar, ¿El estrés podía producir un dolor como ese? No tenía sentido que estuviera retorciéndose en el lugar de esa forma. 

 

El sonido de la puerta lo alerto. Desvió todos sus pensamientos calmando ligeramente el dolor, más no por completo. Aunque su mirada no se fijo en la puerta, sino en la silueta que se encontraba frente a él, observándole tras esas gafas completamente oscuras, sin expresión alguna en su rostro y con la mano ligeramente alzada. 

 

Hero estaba frente a él intentando alcanzar su cabeza, pero cada vez que este acercaba su mano el retrocedía un poco más. Así fue hasta lograr posicionar todo su cuerpo contra el respaldar de la silla de cuero. Estaba lo suficientemente lejos del hombre como para que este bajara su mano y se mantuviera expectante a lo que podía o no hacer. Siquiera abrió la boca para decir algo, el dolor volvía, por ende sus ojos se cerraban inconscientemente intentando controlarlo.  

 

Bajo la guardia o al menos eso creyó. Hero se encontraba tras su asiento, con ambas manos sobre su cabeza. Su primer pensamiento fue en contra de ese dolor que probablemente aumentaría, el miedo que le había causado por primera vez el hombre sombrío que se encontraba tras él y las infinitas preguntas de cómo llego tan rápido hasta sostener su cabeza. Pero todas las sensaciones solo fueron de alivio, el dolor se había ido por completo y su cuerpo estaba relajado a tal punto que se deslizo ligeramente en esa silla.

 

—Muy inteligente. — Soltó Hero en un hilo de voz. Seco, sin emoción alguna. — Tienes una parte de tu cerebro bloqueado. Me gustaría saber que es… —Continuó. 

 

Hero camino lentamente saliendo tras de él, esta vez rodeando el escritorio hasta quedar frente a él. Termino acercándose hasta la ventana para observar parte del ocaso, lo que quedaba de él. La imagen se le hizo familiar, intentar recordar trajo de vuelta el dolor, volvió a quejarse, pero el hombre  frente a él llevo su mirada o lo que era su mirada tras esas ganas para observarle atento.

 

—Deja de pensar por un momento. El dolor no acabara. —Le advirtió Hero  elevando su mano nada más para apuntar directamente a su cabeza, como si sus dedos se tratasen de un arma de fuego. Dos segundos nada más y volvió a bajarla. 

 

El dolor una vez más desapareció. 

 

—Esperar, esperar, esperar… —Soltó un suspiro pesado. — No voy a esperar más. No soy el único que noto tu potencial, pero debes ser mío. 

 

Sus ojos se abrieron inmediatamente, ¿Ser de él? Dudaba que la frase fuera sexual, aunque no podía mentir, fue lo primero que pensó. El hombre frente a él si bien era sombrío, pálido, era delgado, tenía ciertas características femeninas, que por su aire misterioso no dejaba que fueran vistas a simple mirada. Algo le decía que iban tras las palabras, mientras no abriera demasiado la boca. 

 

—Es más que seguro que ella lo hizo…—Soltó una vez más. — Es la única además de mi que puede hacerlo. — Esta vez se encogió de hombros. 

 

—A-Ah que te refieres…—Su voz no se había quebrado por miedo, era simplemente un resentimiento que tenia del aguante por el dolor.

 

—Bloquearon parte de tus recuerdos. Sabes demasiado, ¿Eh? —Hero formo una sonrisa pícara en sus labios. — Así que eres una amenaza… Suena bien.

 

—¿Amenaza? ¿Por qué no lo dices todo de una vez? ¿Seguirás hablando en código como ella? 

 

—Hey… No me compares con ella. — Soltó con una voz más seca y amenazante. — Que respeto le tengo por ser superior, nada más. — Bufó. — No te hablo en código, intento que tu cabeza no explote porque te necesito, sino créeme que sería un buen espectáculo de ver. 

 

Ninguna palabra salió esta vez de su boca. Quería creer que este utilizaba una figura retórica, pero era difícil de creer con el gran dolor que había sentido en su cabeza, ¿Seria literalmente así? ¿Su cabeza podía explotar? Y el dolor volvió una vez más. Para cuando elevo su mirada Hero tenia de nueva cuenta su mano apuntada en su dirección. 

 

—Te dije. Deja de pensar. — Volvió a amenazar. — Me estas hartando. 

 

La silueta se le hacía tan familiar, más que la silueta era la escena, ¿Dónde había visto antes a alguien asomarse de esa forma por la ventana? 

 

—Eres imposible. — Soltó un suspiro pesado. — Seung Hyun. —Le llamo el sombrío. — Te daré algo pero queda en sus manos tomarlo o no. —Tomo una pausa. — Aunque no lo creas tienes parte de tu mente bloqueada, son recuerdos recientes. Eres tan inteligente que tu cabeza busca desbloquear esos recuerdos, pero eres humanos, si continuas así solo lograras que tu cerebro explote, y créeme, no es una imagen muy linda de ver para los investigadores. Aunque de ser así solo serias alimento. — Soltó una falsa risa. — En fin.

 

Hero tomo su collar retirándolo de entre sus ropas. Pudo ver un pequeño frasco, el líquido en su interior era completamente negro, el tamaño no era más que la yema de sus dedos, probablemente contenía cerca de tres a cuatro gotas de ese líquido, líquido que no tenía idea de que se componía. 

 

—Podría hacerlo yo mismo, pero es más interesante ver como tomas la decisión correcta. — Dicho este Hero lanzo el diminuto objeto en su dirección. Por inercia se movió hasta atraparlo con ambas manos, no podía alardear de todo de sus reflejos, porque para un tamaño como ese difícilmente alguien lo atraparía, fue su cuerpo el que reacciono por sí solo. — Bébelo cuando estés listo. 

 

La última frase pareció ser al aire o era que él se había perdido mucho tiempo observando el pequeño objeto entre sus dedos, viendo como aquel negro liquido se movía al tiempo en el que el giraba el frasco. No era denso, tampoco se asimilaba al color del vino, estaba lejos de tener ese color incluso rojizo, era completamente negro. Hero había desaparecido.

 

—Agh…—El dolor había vuelvo con más fuerza. Termino cerrando sus ojos y dejándose caer sobre la silla. Su respiración comenzaba a irregularizarse. Cada vez que intentaba pensar, más explotaba su cabeza, cada vez más insoportable. 

 

¿Cómo desapareció? ¿Qué era ese líquido? ¿Debía beberlo? ¿Por qué lo estaba ayudando? No tenía lógica, no era real. Nada podía ser real, era demasiado para él. El dolor, la información. ¿Debería renunciar? 

 

Intento tranquilizarse mirando a la nada, intentando pensar en algo diferente, su antiguo trabajo, su familia, no se había enamorado, por ende no tenía pareja, pero no dejaría de lado la necesidad de sexo, era algo que necesitaba su cuerpo. Increíblemente no había respondido por la hermosa mujer que era la directora de la academia. Solo pensar en ella su cabeza sufrió una nueva punzada. Retomo otro camino, lo más lejos que fuera de los últimos meses en ese lugar. 

 

¿Debió aceptar ese desafío? Quizás ahora comenzaba a entender porque esa academia era la única que no tenía registro. Ese lugar estaba sacado de un cuento de terror, psicología, algo que jugaba con la mente.

 

 

Había cerrado su oficina al desaparecer el sol. Por primera vez se había alejado por completo de la clase nocturna sin importarle nada. Tenían otro inspector, una mierda a su lado pero no le interesaba, era demasiado, se daba por vencido en esa situación, no estaba para soportar más dolor de su cabeza intentando descubrir que mierda pasaba con esos alumnos. 

 

Termino completamente dormido por un par de horas, cansado era claro que no estaba, más bien era su cabeza, las diferentes punzadas, una más dolorosa que la otra. Mientras dormía al menos su cerebro no trabajaba, descansaba, no tocaba esa parte “Bloqueada” de sus recuerdos. 

 

—Nada tiene sentido…—Se dijo a si mismo sin quitar la mirada del techo. 

 

Sus ojos se habían acostumbrados a la penumbra, podía ver sin problema alguno, igualmente la luz de la luna ingresando por esa ventana abierta que había olvidado cerrar le ayudaba a reconocer unas cuantas cosas en el interior de su habitación. Ya cerca del verano, no hacía falta cerrar las ventanas, el frio no ingresaba y necesitaba un poco de aire de vez en cuando. Lo gracioso era que incluso en un lugar como ese, en medio del bosque, donde se suponía debían existir millones de insectos, no, ni uno solo se había aparecido buscando su sangre, dejando una marca en su piel, o incluso solo para molestar sus sueños con un zumbido cerca de su oído. ¿Gracioso, no? Incluso fuera de su ventana se encontraba el supuesto jardín de la directora, con extrañas flores de colores, y rosas que jamás creyó en existencia. 

 

¿Dónde estaban los insectos? 

 

Había terminado por relajarse con una búsqueda biológica de la carencia de insectos, ¿Carencia? La desaparición de los insectos. Debía existir algo mucho peor para que estos no se hicieran presentes, pero con plantas en ese lugar, no tenía lógica, nada tenía lógica. 

 

Camino tranquilo hasta la ventana. No logro retomar el sueño, era imposible intentando que los pensamientos no consumieran su cabeza. ¡Tenía demasiado que pensar! Si comenzaba a trabajar su cabeza volvería con ese dolor, su cerebro explotaría, ya sería un idiota si tomaba las palabras de Hero como una broma. Había desaparecido, MinAh llego a defender a su hija, de la nada Jiyong se cambiaba de clase. ¿Realmente debía pensar que era normal? ¡Claro que no! Tenía que seguir el juego, pensar de esa forma, creerlo todo real para saber más, aunque poca lógica existiera, parecía ser otra realidad. 

 

¡Y esa noche! El carnaval, ¿Qué había sucedido ahí? ¿Por qué?...

 

—¡Agh!... —Se quejó. 

 

Termino tomando con ambas manos su cabeza retorciéndose del dolor a tal punto en el que se dejó caer sobre sus rodillas. No tenía que pensar, no tenía que hacerlo, pero era imposible. El carnaval, ¿Qué sucedió? Hero desapareció, ¿Qué tipo de directora era MinAh? ¿Qué mierda era ese lugar? ¿Qué era Jiyong? ¿Qué tenía con la hija de la directora? ¿Por qué ese chico era el único que no parecía entender lo que pasaba? No se fijó por completo en el menor, pero ante su silencio igualmente saco conclusiones. 

 

Esa mujer, esa maldita mujer, como la odiaba. Shin MinAh no hacía más que verle la cara de idiota. Ella y su maldita hija. Su hija y su novio… ¿Por qué todos intentaban burlarse de él? ¿Por qué le ocultaban información? Claro, eso si tenía lógica, si la academia ocultaba algo, quien menos debía descubrirlo era él. Pero era inteligente, estaba un paso más cerca de la verdad, los demás solo buscaban confundirlo. Ahora sufría las consecuencias. 

 

Necesitaba arrancarse la cabeza, el dolor era insoportable. Se dejó caer a un lado, su respiración era acelerada, el latir de su corazón también, todo estaba empeorando, incluso comenzaba a sudar, sabía que el verano caería dentro de poco tiempo, pero era demasiado, el calor lo estaba sofocando y no era la naturaleza, era su cuerpo. 

 

Un movimiento sobre la alfombra en la cual se retorcía, permitió que el pequeño frasco cayera de su bolsillo. El sonido era característico del vidrio, extraño para un objeto tan pequeño y menos para que este no se partiera en mil pedazos. Con su cabeza enfocada en el ruido, en el objeto, lejos de pensamientos de la academia, el dolor disminuyo, más seguía ahí, su cerebro, resentido. Era cierto, tenia sus recuerdos bloqueados, no lograba recordar que había sucedido. Pero, ¿Cómo? ¿Quién lo hizo? ¿Cómo? ¿Cómo?....

 

—Es más que seguro que ella lo hizo…

 

Recordó.

 

 — Es la única además de mí que puede hacerlo. 

 

La voz de Hero. 

 

Entonces, recordó. El frasco, ese frasco se lo había entregado el sombrío. Tenía que tomar una decisión. Desde que lo tomo en sus manos sabía cuál era, no dejaría que su cerebro explotara, las cosas no eran naturales en ese lugar, si Hero le había advertido de lo que probablemente podía ocurrirle a su cabeza, no lo pensaría dos veces, aunque tuvo que esperar a descansar un poco y que su condición empeorara para tomarla. 

 

Le quito el sello, un corcho pequeño como si se tratara de un vino. Aroma no tenia, tampoco saltaron chispas o cosas por el estilo como él ya lo esperaba, el objeto parecía más uno de esos contenedores de pociones de brujas, bien fantasioso pero así se veía. No sabía cuando debía beber, tampoco se detuvo a pensarlo, eran menos de cinco gotas de ese líquido, por ende, lo bebió completamente. 

 

¿Cuál fue el resultado? 

 

Para empezar su cabeza no dolía, no tenía un tercer ojo ni nada por el estilo. Miro sus manos y todo parecía estar normal. ¿Le habían tomado el pelo? 

 

— Es la única además de mí que puede hacerlo.

 

Volvió a recordar. 

 

—MinAh…—Sentenció. 

 

Su mirada se nublo por completo. Completamente negro, fue tal cual contaban los sobrevivientes de la muerte, el observar su vida desde un inicio, solo que él había tenido un viaje por sus recuerdos bloqueados. Todos ellos. 

 

El aullido nuevamente se escuchó. 

 

—¡Te lo dije! ¡Tenías prohibido venir! —Gritó al bosque el muchacho. 

 

—¿Qué mier…? 

 

Pero no alcanzo a maldecir cuando un enorme lobo salió del bosque. La criatura media fácilmente dos metros o más. El pelaje era manchado y los ojos parecían verlo como si se trataba de una presa. No demoro en correr hasta el castillo. ¿Cómo se supone que hacen una academia en un lugar tan peligroso como ese? ¿Esa era la razón para no ir al bosque? Pero el otro tipo parecía saber perfectamente de que se trataba. ¿Eran?... ¡Hombres lobo!  

 

—¡No! ¡Quédate quieto! —Le advirtió el hombre cosa que no tuvo de otra más que obedecer. 

 

Se giró en caso de necesitar otra instrucción para huir, pero el gran perro se acercó a él corriendo en esas enormes patas. 

 

—Espera que Rain se entere. 

 

 

¿Rain?... La noche de la fiesta. ¿Ese muchacho? ¿Esa criatura? 

 

—¿Qué era eso?. —Pregunto exaltado. —¿Qué …?

 

—Si, si. ¿Qué era eso? ¿Qué eres tú? ¿Tienes alguna pregunta que no conozca, humano? 

 

—Esto es demasiado. Voy a reportarlo, esta academia no puede… 

 

El secreto de la academia. 

 

— Eres perfecto…—Lo vio de pies a cabeza y volvió a fijar su mirada en sus ojos. — Pero es muy pronto para ti. 

 

¿Era perfecto? ¿Para qué? ¿Muy pronto? 

 

 

—Deja de faltarme el respeto maldito mocoso. 

 

—Tengo edad para ser tu abuelo maldito viejo humano. 

 

Entonces su propia mirada se nublo por un momento, el mismo efecto que tenía recibir un flash directamente a los ojos. 

 

Así… ¿Así borraron su memoria? Ese chico. Lo conocía… 

 

—Park SeungHo…

 

¡Esa academia!... ¿Era cierto? ¿Seria verdad? ¿Cómo era posible? 

 

—¿Lo ves? Lo sabes todo. — La mujer volvió su vista a la ventana, tomo aire y soltó un suspiro suave. — Hero tenía razón, te nos adelantarías. Eres más inteligente de lo que pensé, pero tu única debilidad es no creerle a tus ojos. 

 

Ese recuerdo… MinAh. Por eso se le hacía conocido ese movimiento a la ventana. Lo había visto antes en esa mujer…

 

Todos y cada uno de sus recuerdos volvieron a él, incluyendo la conversación que había tenido con la hermosa mujer. Podía recordar perfectamente la luz de la luna tomar forma y narrar la verdadera historia tras la academia, como la mujer se transformó frente a él, ese cabello blanco, su magia, las orejas… Y… ¡El lobo! La noche de la fiesta. Ese chico había bloqueados sus pensamientos, un lobo… Un lobo casi lo ataca. 

 

 

—Existen…—Dijo para sí mismo una vez que se sentó en suelo mirando hacia la nada. 

 

Sus manos, su cuerpo, todo en él estaba temblando. ¿Era el miedo? ¿Efecto de ese líquido negro? No podía evitar recordar todo como una película, una de terror, suspenso, sobrenatural, ciencia ficción, drama y miles de géneros más que podían incluir. 

 

Lógica… Si, ahora todo tenia lógica. 

 

—Criaturas… 

 

Si bien no tuvo dolor alguno en su cabeza por recuperar sus recuerdos, sus pensamientos consiguieron de nueva cuenta que perdiera la consciencia. Sus ojos se cerraron de la nada, en plena resolución de todo el misterio. Cayó al suelo en posición fetal, sus manos en diversas posiciones, pero sus piernas juntas. Colapso, su cabeza no podía con tanto. 

 

 

 

 

Trabajar sintiéndose de esa forma era complicado. Complicado en el sentido de que no podía dejar de pensar en todo lo ocurrido, puesto que el trabajo de la nada estaba siendo cada vez más sencillo. Siquiera se daba el tiempo de leer los papeles, ¿De que servía? Ya estaba claro que en esa institución no servía de nada tener un registro, papeleos, seguro MinAh podía falsificarlos todos con esa magia extraña que tenía. Si había  logrado que la luz de la luna tomara ese tipo de forma, ¿Por qué no hacerlo con papales? Además, por lo que entendía esa mujer era superior a todos, como la gran líder de todo lo que tenían en mente, los planes salían de ella y.. ¿Cuál era su edad? ¿Lo había dicho? En fin, trabajar estaba de más ahí, sus servicios no eran requeridos, podía tomar sus cosas fácilmente e irse. Para su mala suerte, dudaba que le dejaran ir con tanta facilidad. 

 

—Eres muy inteligente…

 

¿Inteligente? ¿Es que nadie más había logrado llegar al mismo nivel que él? ¡Ese lugar desbordaba misterio! Por donde se viera existían cosas extrañas, desde la estructura, hasta los maestros, su directora. ¡Por favor! Una mujer tan joven no podía ser directora, era casi una niña, y aun así tenía una hija, podrían ser incluso hermanas. Entonces, había bloqueado su memoria, si tenía esa habilidad supuso que fácilmente podía alterar los recuerdos de cualquiera, por ello era que nadie se preguntaba acerca de la directora de la academia, nadie la conocía, con suerte se había visto una que otra  fotografía de la mujer. 

 

Ya todo tenía sentido. Sus pensamientos no dolían, podía calentar su cabeza, aunque no lo hacía, en realidad estaba dejando fluir el conocimiento que tenia de esa academia. Con eso, intentando decidirse por la mejor opción de vida, y a eso se refería principalmente en seguir o no en ese lugar. 

 

MinAh transformaba humanos en criaturas, así dejaban de pertenecer al mundo humano y hacían una vida completamente diferente, con más libertad, sin depender de nada, ni la comida, ni salud o eso era lo que creía. ¿Cómo eran las criaturas? Había sacado ya una imagen de los hombres lobo, pues se encontró con uno de casi dos metros en tamaño, quizás más grandes de lo que mostraba la novela romántica de crepúsculo y toda su saga. ¿Qué tal los vampiros? ¿Serian tal cual los describía Anne Rice? Sus libros parecían tener lógica, más que Stephenie Meyer. ¿Un vampiro que brillaba a la luz del sol? De eso estaba seguro que no existía en la academia, si uno de los maestros era vampiro no asistiría a una clase diurna. Ahora que lo pensaba, claro, no tenía lógica, había una posibilidad de que los vampiros fueran así. ¿Realmente podían brillar a la luz del sol? 

 

—No, claro que no. —Una voz ronca, seca, se escuchó desde la ventana. 

 

Como cualquier humano, se sorprendió, dejo todo lo que hacía para fijar su mirada en ese lugar. Ahí estaba Hero sentado en el alfeizar, dejando una de sus piernas caer fuera de la ventana. Ya le era costumbre ver esas gafas negras y preguntarse que ocultaba en sus ojos para cubrirlos, se preguntaba qué tipo de criatura era, porque no había duda de que era uno más en el círculo de MinAh, además de ser obvio, leía su mente, se aparecía de la nada. Si bien lo sorprendía, no era por lo que hacía, sino porque llegaba sin avisar.

 

—Odio los estereotipos que le dan a mi raza. — Soltó nuevamente el sombrío mirando fuera de la ventana. — Es imposible que brillemos, ¿De donde se inventó eso? —Esta vez gruño y pudo notar como su mano se tensó en un puño. — La otra tipa tampoco está en lo cierto. El sol no nos hace nada. Aunque debo admitir que hizo un buen trabajo dándole a los vampiros una historia con lógica. Un cuerpo muerto y todo eso…—Asintió — Tiene sentido, lo hace real… —Tomo una pausa. — Lo que no sabe es que somos criaturas, así como una raza de animal. También nos reproducimos, sino, ¿Cómo se supone que existen los sangre pura? 

 

Y ahí estaba, comenzando una charla que no esperaba con Hero, aunque diferente de MinAh, ese hombre parecía no ocultarle nada, incluso hablo tranquilamente de lo que era, ¿Su raza? Entonces…

 

—Si. — Esta vez lo miro. — Soy un vampiro. —Confesó.

 

—Ahora entiendo porque no te gustan los estereotipos. — Respondió con naturalidad. — Son los más populares entre los humanos, todo libro sobrenatural habla de ustedes… Ya veo que muchas cosas no son reales, la gran mayoría. De hecho. — Tomo una pausa para estudiarlo. — Si no fuera por tu personalidad, todo estaría erróneo en los libros.. 

 

—¿Me estás diciendo común? —Hero sonó amenazante con su voz.

 

—No precisamente. Pero suelen describirlos así. Sombríos, misteriosos, sin expresiones, sin sentimientos…—Continuó. 

 

—Las criaturas también tienen sentimientos, que yo los eliminara es otro tema. No soy así porque quise, así me hizo la vida, la realidad en la que yo vivo. — Pronunció Hero con cierta pesadez en su voz. — Ya puedes dar por hecho que no tengo sentimientos. En absoluto. De hecho, podemos comenzar a dejar las cosas clases. — A diferencia de un vampiro normal, este empezó a moverse con lentitud para retomar la postura frente a él. — Te necesito, para nada más y nada menos que ser otro vampiro más. ¿Por qué? —Se preguntó acercándose hasta las sillas frente al escritorio del inspector. — Porque tienes todo, eres perfecto, a futuro está claro que serias uno de los mejores, un alto rango, a lo que pueden llegar los transformados claro. —Se encogió de hombros. —  Pero no creas que me interesa o no tu vida, o el bien de las criaturas, incluso de mi raza. Para mi los humanos son un ganado, como ustedes matan animales para alimentarse. —Seung Hyun  vio fijamente esas gafas. — Ustedes son nuestros animales. Muchísimo mejor que un animal normal, no solo pueden darnos a los vampiros la sangre, pueden darle la carne a los hídricos o lycans, las energías a los ángeles, la lujuria a los demonios, tienen mucho más que ofrecernos…

 

Estaba tan preparado para escuchar esas palabras de Hero como no lo estaba. Si esperaba algo como eso, la explicación de porqué este era así, que le había ocurrido para tener ese carácter, aunque si lo pensaba le faltaba información, para empezar la edad del vampiro, si MinAh era casi irreal, ¿Qué pasaba con Hero? Pero lo que más le tomó por sorpresa fue escucharlo hablar de los humanos, esa conclusión no la esperaba. ¿Seria cierto? Las criaturas eran una raza más poderosa que ellos, ¿Estaban ahí para ser su ganado? MinAh se lo había dicho, ellos eran un error de mezclar razas. 

 

—Entonces, es un regalo de vida ser transformado. ¿No?. — Finalmente hablo. 

 

La imagen desde afuera parecía el inspector hablando asuntos educativos con un maestro más, pero la conversación era completamente diferente. Esperaba que a esas horas no se acercara ningún alumno que debiera atender, pues tenía muchas preguntas para el vampiro, comenzando por el deseo de transformarlo. 

 

—La vida eterna. — Volvió a agregar. — Por lo que veo ya con MinAh, la transformación beneficia a los humanos de esa forma, a quitar el miedo a la muerte. No sé qué tipo de habilidades toman, lo que se es tal y como lo dices, un estereotipo que crearon los demás. Pero así parece que convencen a los humanos, ¿No? ¿Los han rechazado? 

 

Por primera vez vio el rostro de Hero diferente tras sus palabras, este estaba, ¿Sonriendo? 

 

—Lo sabía, eres muy inteligente. No necesitas más información, con lo que sabes concluyes bastante bien todo. — Entonces lo escucho aplaudir. — Tu lo dijiste, así ocurre todo. Son fáciles de convencer, solo algunos saben sacarle provecho a ser transformados. —Dijo Hero manteniendo esa expresión en su rostro. — Te doy un ejemplo. Los vampiros al transformarse obtienen una fuerza sobrehumana, velocidad, ya no tienen necesidad de alimentarse de forma sólida, solo necesitan sangre, una visión perfecta, sentidos agudizados, no muy lejos de lo que ustedes conocen. Pero si ellos quisieran sacarle provecho a ser un vampiro, entrenarían, buscarían mejorar sus habilidades, poder leer los pensamientos, manipular humanos, controlar el fuego, hay mucho más de lo que no creerías posible hacer. —Continuó el vampiro.

 

Si, Hero tenía toda su atención, más cuando vio finalmente como este tomaba sus gafas y las retiraba. Sus ojos… Eran normales. 

 

—¿Qué esperabas? ¿Ver algo diferente? —Rio el contrario por su reacción. 

 

—Claro. —Confesó sin miedo alguno. — Llevas esas gafas siempre, no entiendo porque las utilizarías si no ocultas algo. 

 

—Me tomo quinientos años desarrollar una protección para mis ojos. Lo que ves no son mis ojos. — Y en un pestañear, el vampiro mostro sus ojos dorados. Literalmente dorados cual oro. — Estos si son mis ojos. Lo que ustedes no saben es que el color de los ojos de los vampiros no es por simple cuestión de beber sangre, es más que eso. Las habilidades más fuertes de un vampiro están en los ojos, aunque un transformado no puede desarrollar lo que un pura sangre. También nos da a conocer el rango. Los neófitos tienen los ojos con un rojo más claro, casi carmín, pasa desapercibido a los humanos, y así hasta llegar a un rojo cual sangre como rango alto. Aquellos vampiros que tienen ojos en color plata son el siguiente rango más alto y solo lo consiguen los de pura sangre, luego están los de ojos dorados…. 

 

—Como tu…—Agrego. Guardo completo silencio, Hero no agrego nada más a la conversación, pues era consciente de que el se encontraba atando hilos y sacando conclusiones por si solo. Durante todo ese tiempo los humanos habían escribido sobre los vampiros como seres con ojos rojos, no estaban lejos de la realidad, por ende, más de uno conoció las criaturas. Pero, ¿Qué humano creería su existencia? Se había vuelto un tema de novela romántica… Entonces…— Eres el único vampiro con esos ojos, ¿No? 

 

Solo pudo ver a Hero tomar aire y soltar un suave suspiro. Parecía orgulloso. 

 

—No me gusta presumir, de hecho nadie sabe mi historia de vida, porque no la cuento, solo dejo que conozcan lo que ven con sus propios ojos. — Esta vez el vampiro miro a la ventana una vez más, como un fetiche que debían tener las criaturas. — Así es, soy el único vampiro que ha llegado a este rango… y…

 

—Ningún otro lo hizo. Por eso no existen vampiros con los ojos en plata. —Volvió a agregar. 

 

—Agradece que eres el primero que me interrumpe y sigue vivo.

 

Comentario que le erizo la piel y le obligo a callar de inmediato. 

 

 

—Nadie más se interesa en continuar un entrenamiento al pasar los doscientos años. Se aburren de la rutina, se suicidan o disfrutan de lo que tienen. Yo he pasado mi vida en este lugar, mis entrenamientos son inconscientemente por entrenar a los demás, siempre estoy evolucionando y haciéndome más poderoso. No me quejo de eso, se que existen criaturas aun superiores, pero al menos soy consciente que no moriré en manos de ellos. Como la historia del dragón rojo. — Lo miro fijamente. Por un momento vio un destello en blanco y volvió a enfocar su mirada en el vampiro. — La conoces muy bien. Puedo ver todo lo que hablaste con MinAh, recuperaste todos tus recuerdos… —Tomo una pausa. — El dragón rojo acabo con muchos de los nuestros, igual humanos, pero nadie conoce la historia verdadera gracias a MinAh, ella se encargó de borrar esa parte de la ciudad y todo lo que fueran recuerdos de esa criatura…

 

Trago en seco. Realmente la conversación iba demasiado profunda, mucha información, aunque en realidad estaba fascinado escuchando, estaba más que sorprendido, existía otro mundo por descubrir y esperaban que el fuera parte de él. 

 

—Y-Yo…

 

—No digas nada, mejor. — Interrumpió Hero. — Te he dicho demasiado y lo que menos quiero es recargar tu cabeza con todo esto, ya tendrás tiempo para estudiarlo todo. —Carraspeo el sombrío volviendo a ponerse de pie. — Retomando el hecho por el cual vine… Te transformare en un vampiro. Tomaré como un si el que bebieras ese líquido. Fuiste muy fuerte para soportar un bloqueo de MinAh, tienes mi respeto. —Esta vez soltó una risa mientras llevaba de vuelta las gafas a sus ojos. — No te preocupes por tus cosas, mañana estarán en tu nueva habitación y por si no quedo claro, ya no necesitas ser inspector, serás un elegido. —Hero se acercó a la ventana en la cual se puso de pie sin problema alguno, pudo imaginar que iba a saltar. — Oh, por cierto. Necesitaras unas gafas. Los ojos de los vampiros no se pueden exponer al sol, a menos que quieras quedar ciego. 

 

—Pero tu…—Dijo sorprendido.

 

—En quinientos años lo conseguí, y es molesto para la vista crear una protección. — Miro a la nada. — Gafas dije. Nos vemos mañana en el castillo de la luna al iniciar la jordana. 

 

Y el vampiro desapareció. 

 

 

 

Con las horas pasar, el sol se había perdido, él no había avanzado en absoluto en el trabajo, los papeles seguían donde los había dejado al momento de la aparición de Hero, a diferencia que el no se encontraba en esa silla mostrando una imagen demandante a cualquier alumno que se acercaba. Había cerrado la puerta, más no con el seguro para mantenerse alejado del mundo, y claro, donde se encontraba difícilmente lo encontrarían. Se había dejado caer contra uno de sus muebles hasta terminar en el suelo, aunque no solo, sino que había llevado con el una copa y una botella de vino tinto de las tantas que tenía guardadas en la repisa junto a él. No era un adicto, eran obsequios que llegaban de la nada a su oficina, todos enviados a nombre de la institución. Seguro algo tenía que ver con MinAh y todo su secreto de la academia. 

 

Ya nada tenía sentido, su vida había cambiado y cambiaria aún más.  No le fue necesario preguntar por la consecuencia de oponerse, estaba claro que no saldría de ahí con vida, menos con los recuerdos que tenía, o salía como un zombie sin cerebro y ni recuerdos, o en un cajón de madera directamente a su familia para ponerlo bajo tierra. Sus conclusiones no habían estado tan malas, por lo que daba por hecho que así sería todo, sino, ¿Dónde estaban los registros de otros inspectores en ese lugar? 

 

Ya tenía una botella de vino en el suelo completamente vacía y otra a medio beber a su lado, pero jamás lo hizo directamente de la botella, siempre mantuvo la copa entre sus dedos aunque siendo rellenada cada vez que terminaba por completo vacía. 

 

Una sombra llego a la puerta de su oficina, el adhesivo blanco en mate con las letras de inspector caladas en el vidrio le permitió la vista de la figura humana. Podía ser uno de los tantos alumnos que llego, toco y sin respuesta se alejó. Dudaba que fuera una excepción, incluso se confió tanto que llevo otra vez la copa a sus labios para dar un nuevo sorbo.  Al no moverse del lugar, no sabía si se encontraba o no borracho, pero sus pensamientos seguían teniendo sentido, todos en sus recuerdos y la última charla, más con la gran revelación. Sería un vampiro. 

—¿Seung Hyun? ¿Señor?.. —Se escuchó la voz tras los golpes contra la madera de la puerta. 

 

La voz la reconocía, aunque para ese entonces no sabía si tirar el nombre como un juego de azar. Aunque el juego fuera el más corto que hubiera jugado, puesto que la puerta se abrió y ahí estaba, Jiyong ingresando como un ladón a su oficina, cerrando la puerta tras el y a diferencia de lo que había hecho poco antes de dejarse caer al suelo, Jiyong cerró la puerta con un seguro. 

 

El menor ingreso en silencio, y comenzó su búsqueda. Observaba en varios lugares pero no bajo la mirada hasta llegar tras el escritorio. Lo encontró, tirado en el suelo con la copa en su mano y a su lado las otras dos. Había que recalcar que el estante estaba abierto dejando ver la cantidad de botellas y que claramente no se detendría en la segunda. 

 

—Seung Hyun…—Le llamo con una voz suave. — Digo.. Señor…— Corrigió, por segunda vez. 

 

—Tranquilo, puedes llamarme por mi nombre. — Soltó sin importancia llevando a su boca nuevamente la copa.

 

—Pero la diferencia de…

 

—Eso ya no importa, ¿No? —Se reacomodo como si nada, su mirada era firme sobre el menor, no se sentía borracho, aunque el efecto del vino ya estaba sobre él, la diferencia estaba en que no se había movido un centímetro de ese lugar. — ¿Quieres beber? —Alzo su mano apuntando la repisa. — Saca una copa de ahí. Supongo que no está mal que vengas a hacerme compañía. 

 

—¿Eh?.. —Jiyong se le quedo observando un largo tiempo. Pero termino de todas formas rodeando el escritorio para tomar la copa del estante y luego acercarse a su cuerpo. — Yo vine a ver como se encuentra… 

 

—Ya deja las formalidades. — Dijo molesto. — No son necesarias, en serio. —Recalco tomando la botella para volver a rellenar su copa, y claro, servirle a su nueva visita. — Estamos en el mismo nivel ahora Jiyong.

 

—Pero…—El menor lo observo una vez más, observo su copa y volvió su mirada a sus ojos. — Ese día estabas muy mal, me preocupe. ¿Tu cabeza está bien?. — Jiyong no demoro en tomar sus palabras y tratarlo como su igual, lo cual agradeció. En el momento que Hero dejo su oficina, había dejado de ser un inspector, era un elegido, para peor, entendía que Jiyong era uno más, por ende, ¿De que servía el respeto por la edad?. 

 

—Lo estoy. —Pronunció cortante. — Es solo que siento que nada tiene sentido ahora. —Se confesó. — ¿Qué sentiste tú? 

—¿Yo?.. —Hablo el menor sorprendido, sin moverse de su lugar, en frente de él, el cuclillas, sosteniendo entre sus manos una copa de vino. 

 

—Si.. —Dijo relajado. — Se todo Jiyong… Se lo que ocurre aquí. 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).