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RDragón por MiRoApril

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Apenas había iniciado su nueva vida como elegido de la academia, nada sencillo. 

 

 

El castillo era diferente en ubicaciones al castillo del Sol. No les importaba mezclar los géneros pero si tenían la importancia de no mezclar razas. En el lugar existían cinco razas, en realidad seis pero una de ellas se encontraba inactiva en cuando a transformaciones de humanos. Demonios, ángeles, vampiros, lycans, híbridos, aunque no eran las únicas razas de criaturas que existían en el mundo, eran aquellas que habían acudido a la ayuda de la gran híbrida como la consideraban a MinAh, quien ahora además de su líder de raza, era la líder suprema. Tal cual un trabajo, ella sería la jefa con más alto rango, ahora lo comprendía, era diferente ver el trato entre las criaturas desde que se había cambiado. 

 

Según YooBin, muchos tenían la mirada en él, parecía ser perfecto para cualquier raza, más MinAh estaba segura que donde podía desarrollarse mejor era siendo Hibrido y así tener un poco de dos razas en vez de solo una. El gran problema era, ¿Qué raza se suponía que debía escoger? Ser un híbrido quería decir combinar dos o más razas, para un transformado solo podían ser dos a menos que deseara morir, por la necesidad que tenían de tenerlo, claramente no lo dejarían morir. No quiso preguntar por la transformación, de que trataba, pues tras escuchar a YooBin con un “Se acabara tu vida de humano” el miedo lo inundo. ¿A que se refería? ¿Tenían que matarlo? 

 

Entonces, vivía del lado de los híbridos, era el nuevo elegido. Necesitaba un entrenamiento previo para asegurar que su cuerpo se encontrara en condiciones de ser transformado, la menor le hablo de una posible batalla de armas, la cual aún no escogía, apenas llevaba en ese lugar una noche y la información era desbordante, con el tiempo suponía que entendería todo con mayor claridad, por el momento solo debía aceptar los términos, después de todo no tenía escapatoria. 

 

El castillo de la luna era un lugar donde podían reunirse todas las criaturas además de la academia por las noches, las clases eran reales, para aquellos recién transformados, e incluso para humanos en entrenamiento, no era un juego, la clase nocturna realmente existía. No eran estudios comunes pero de todos modos eran clases. Además de ese castillo, existían otros ocultos en el bosque prohibido, que para el ya no era una prohibición, sino para los humanos. Cualquiera que cruzara se convertía de inmediato en comida fresca para cualquier criatura. ¿Por qué? Porque aquellos que cruzaban no servirían como criaturas, la curiosidad era el mayor enemigo para una criatura, era un indicio de ser traicionero y solo buscar poder. Por ende al transformar humanos de ese tipo, estos huirían, siendo así un peligro para el gran mundo de la oscuridad. 

 

Los diferentes castillos en el bosque tenían otras reglas. Si, ese lugar era todo a base de reglas, lo cual le sorprendía que todos respetaran, por nada llamaban a MinAh la gran híbrida. Entre las criaturas existía una jerarquía, esa jerarquía se respetaba, era hacerlo o morir por los más poderosos. Su castillo era Sigma, al cual iría tras ser transformado, mientras solo viviría en el castillo de la luna a base de entrenamientos y estudios de la verdadera historia de todo. 

 

Toda esa información, había sido la charla con su mejor amiga, además de la primera clase nocturna que había tenido que soportar. ¿Por qué soportar? Porque un humano difícilmente acostumbraba su cuerpo a descansar por el día y vivir por la noche. 

 

—¿Puedo ir a verlo? —Pregunto en el receso a YooBin quien se encontraba sentada sobre un estante moviendo sus pies tranquilamente. 

 

—Supongo que ya no es un peligro el que vayas…—Respondió la mujer mirando en una sola dirección del pasillo. — En mi guardia de la tarde me entere que Seung Hyun había roto el bloqueo de mamá… — ¿Mamá? Pensó de inmediato. YooBin jamás trato a MinAh de esa forma mientras hablaron de ella. 

 

—¿Qué le habían hecho? —Pregunto con cierto tono de preocupación. 

 

—Esas cosas no debería contarlas dragoncito. Son parte de mi trabajo. Lo que hagamos con cada humano es diferente. Contigo lo fue, eres al primero que tratamos tan… ¿Bien?... —Dijo con un tono dudoso. — Si es que se le puede llamar bien. 

 

—¿Lo llamas bien? No sabes el dolor de cabeza que dan con su maldito misterio. — Bufó. 

 

—Es justamente por eso que lo hacemos, si no tuvieran una mentalidad fuerte, no servirían como criaturas. Los consumiría el poder. —YooBin seguía hablando en un tono suave. — Hay cosas que jamás vas a entender, porque no somos iguales… Tu vida fue diferente a la mía. 

 

A veces, se aburría de esa situación. Esperaba hablar con algún transformado u otro humano en su misma situación, pero ninguno parecía pensar como él lo hacía, todos estaban inmersos en su mundo, mientras él seguía preocupado del mundo de los demás. En ese caso de Seung Hyun. La imagen del inspector con sus manos sosteniendo su cabeza, era como una pesadilla, él era culpable de que ese dolor lo estuviera consumiendo y no hizo nada al respecto. 

 

—Iré a verlo. —Dijo como si nada antes de dar sus primeros pasos a la escalera más cercana. 

 

—Está en su oficina. —Agrego YooBin sin moverse de su sitio. — No olvides cerrar la puerta. Esa puerta permite que ninguna criatura ingrese mientras esté cerrada. 

 

Ante esas palabras no pudo evitar voltearse con una clara expresión de duda. 

 

—Es humano. — YooBin se encogió de hombros. — Los neófitos podían cenarlo en los turnos nocturnos… 

 

Ahora tenía sentido. 

 

Sin otra palabra, subió las escaleras algo nervioso en dirección a la oficina del inspector. Temía encontrarlo y que ese dolor empeorara, ¿Qué hacía en ese lugar cuando las clases diurnas habían terminado? Por un momento pensó que debía ir específicamente a su habitación, o intentar espiarlo, echar un vistazo nada más para asegurarse que se encontrara bien, pero, ¿Por qué le preocupaba tanto? ¿Por sentirse culpable? 

 

La caminata pareció la más larga que había dado desde que se encontraba en la academia. Tal cual película de terror, sentía que la puerta a esa oficina se alejaba, pero todo era creación de su cabeza, ya no tenía porque temer, estaba a salvo, nadie podía tocarle un pelo sin pasar por las garras de la directora, literalmente así era todo. No quería ni imaginarse como resolvían los conflictos en ese lugar, apenas estaba empezando todo. 

 

Con cierto temor se quedó observando a través de la puerta. El vidrio tenía un adhesivo en blanco mate, que lo hacía ver transparente además de obstruirle la vista al interior. Es escrito en inglés de la palabra inspector calaban el adhesivo, aunque el tamaño tampoco era el adecuado para ver al interior, de todos modos agradecía que utilizaran el escrito en ese idioma y no en el nativo, puesto que se le hubiera dificultado más intentando ver al interior. Por otro lado, YooBin no le mentiría y menos sus habilidades fallarían, el hombre debía estar en ese interior, no había duda de eso.

 

—¿Seung Hyun? ¿Señor?.. —Lo llamo en advertencia a abrir la puerta. 

 

 Tomo la perilla o pomo, palanca, como se le dijese en los mil sinónimos que tenía el objeto en su mano, la giro y finalmente abrió la puerta. La corriente de aire se hizo presente de inmediato, poco duro tras ingresar y cerrar esta tras su cuerpo, tal y como YooBin le indico, aunque él estaba a salvo, suponía que Seung Hyun se sumaba a su causa, ¿Quién podría atacarlos? Pero claro, recordó aquella noche en el carnaval, aun cuando no era elegido, bajo las ordenes de MinAh uno de esos vampiros se había olvidado por completo de la regla. Más de una criatura existiría así. Entonces, aseguro está girando el seguro. Nunca le especifico como era que realmente estaría protegido. 

 

Su mirada recorrió la oficina, estaba vacía, más la menor no se equivocaría. Menor… Seguía llamándole menor cuando era claro que YooBin tenía más años que él, aunque esta siguiera demostrando que era menor. ¿Cómo se suponía que era la edad para las criaturas? ¿Cómo era que crecían y luego se estancaban en una edad especifica? Ya no podía evitar moverse como si nada, cada acción o cada pensamiento lo dejaba estático, intentando hilar ideas, encontrar una lógica para todo lo que le estaba pasando, entre más vivía más notaba que estaba dentro de un cuento de hadas. Nada tenía sentido. 

 

Se decidió a caminar, entre más cerca estaba del escritorio, más notaba el cuerpo de Seung Hyun tirado en el suelo. Impresionantemente aun cuando se encontraba bebiendo, con una botella de vino ya vacía, otra a medio beber y la copa en su mano, el aroma d alcohol no se encontraba en toda la oficina, siquiera ese olor característico del vino. 

 

—Seung Hyun…—Le llamo con una voz suave, la preocupación le obligo a pasar por alto el respeto en la diferencia de edad. — Digo.. Señor…— Corrigió, por segunda vez. 

 

—Tranquilo, puedes llamarme por mi nombre. — Soltó sin importancia llevando a su boca nuevamente la copa.

 

—Pero la diferencia de…—Trago en seco al escucharlo. El tono autoritario del mayor se había perdido, ¿Era por estar borracho? ¿Lo estaba? 

 

—Eso ya no importa, ¿No? —El mayor se reacomodo en su sitio, aun después de creer que estaba borracho sus movimientos eran decididos y fuertes, no parecía necesitar ayuda para sostenerse— ¿Quieres beber? —Alzo su mano apuntando la repisa. — Saca una copa de ahí. Supongo que no está mal que vengas a hacerme compañía. 

 

¿Beber? ¿Realmente estaba bien beber con el inspector en la oficina? Peor era el hecho de que había cerrado la puerta, todo lo hacía parecer ilegal, aunque si lo pensaba no había nada de ilegal, siquiera sabía que era o no ilegal cuando se era un elegido, pero se encontraba tan perdido en sus pensamientos, cansado de todo lo que le estaba pasando, que beber no le venía nada de mal, hacia bastante tiempo que no disfrutaba un poco de licor, aun cuando solo fuera vino, no lo rechazaría.

 

—¿Eh?.. —Se le quedo observando un largo tiempo, no quería parecer ansioso, quiso verse un poco más dudoso. Pero termino de todas formas rodeando el escritorio para tomar la copa del estante y luego acercarse al inspector. Aunque nada más se inclinó frente a él.— Yo vine a ver como se encuentra… 

 

—Ya deja las formalidades. — Dijo molesto. — No son necesarias, en serio. —Seung Hyun tomo la botella y finalmente relleno su copa además de servirle.— Estamos en el mismo nivel ahora Jiyong.

 

Una vez más se perdió en el tema. ¿El mismo nivel? 

 

—Pero…—¿Por qué no era directo? Bajo su mirada a la copa, ¿Estaba borracho que el también intentaba hacer todo más misterioso? O ¿Simplemente lo obligaba a trabajar su cerebro?— Ese día estabas muy mal, me preocupe. ¿Tu cabeza está bien?. —Acato de inmediato la petición, si este deseaba ser tratado como tal, lo haría, era parte de su cultura coreana, si se le permitía dejar la formalidad lo hacían. Por otro lado, se sinceró, mostro preocupación y finalmente un carácter diferente del que siempre le mostro al inspector, no estaba ocultándose tras una expresión de chico malo, era el mismo.

 

—Lo estoy. —Pronunció cortante. — Es solo que siento que nada tiene sentido ahora. —Confesó. — ¿Qué sentiste tú? 

 

—¿Yo?.. —Lo miro dudoso desde la misma posición que en un comienzo. 

 

—Si.. —Dijo relajado. — Se todo Jiyong… Se lo que ocurre aquí.  

 

—¿Lo que ocurre? —Trago en seco. ¿Se estaba refiriendo a…?

 

—Si. Se el secreto de la academia, no necesitas fingir nada conmigo. 

 

El mayor vio la copa, movió el líquido rojizo en el interior y llevo el vidrio a sus labios para finalmente beber un poco más de ese vino. 

 

—Lo descubrí todo hace unos días…— Soltó con lentitud, tras un suspiro y dejando que el viera como sus labios se habían humedecido con el vino. — Al parecer fui demasiado inteligente y bloquearon mis recuerdos. MinAh lo hizo. Ya no necesitas preocuparte, mi cabeza está bien…Aunque me sorprende que te preocupara. —El hombre palmeo a su lado invitándolo a sentarse junto a él. — ¿Por qué lo hiciste? —Pregunto lo que tanto temió Jiyong. 

 

¿Cómo se suponía que debía responder esa pregunta? Aunque fueron unos pocos segundos los que demoro en acomodarse a su lado, dejar su espalda recargada contra el mueble tras ellos, pareció una eternidad, una donde la respuesta jamás apareció en su cabeza. Si bien sabía que la primera razón era por encontrarse en la misma situación, algo en él le decía lo contrario, no era el único humano que estaba pasando por lo mismo, habían otros elegidos, pero Seung Hyun, y esa reacción, como lo vio… 

 

—No lo se. — Admitió. — Ese día te vi tan mal, pude sentir tu dolor. Pocos días, antes…—Tomo aire y finalmente soltó un suspiro pesado. — Pocos días antes yo también estaba así. —Como si se tratara de un brindis por la igualdad en la que se encontraban, bebió. No un sorbo sino la mitad de la copa de una sola vez. — Me identifique contigo, era frustrante, tener tanta información y nada al mismo tiempo…Sospechas, pero ninguna prueba que demostraran tus palabras. Peor fue enterarme de la verdad…—Volvió a llevar la copa hasta sus labios para vaciarla. 

 

—¿Ah sí? . — Lo miro el inspector arqueando una ceja, ¿Es que no creía sus palabras? — ¿Qué puede ser peor que descubras todo y que bloqueen tu memoria? 

 

—Que te ataque un vampiro. — Soltó como si nada sin quitarle la mirada a los ojos contrarios. 

 

Había tensión en la conversación, apenas habían iniciado el tema tan profundo como ese, y la tensión no solo había crecido, sino que con esas miradas se había transformado en algo.. ¿Mejor? ¿Peor?... 

 

Pasaron exactamente cuatro segundos antes de que ambos rieran, así es, había reído por la desgracia del otro. 

 

—¿Te ataco un vampiro? —Pregunto el mayor sirviendo un poco más de ese vino a su copa ya vacía. — Cuéntame sobre eso… —Hablo al tiempo que el igualmente se servía un poco más del líquido. 

 

De la nada la tensión de la conversación había desaparecido, por un momento creyó que se debía a que ambos estaban bebiendo, pero el llevaba apenas una copa en comparación al mayor, y por otro lado, Seung Hyun seguía bastante consciente de todo, como si este acostumbrara a beber vino. 

 

—Si, lo hizo. — Dijo en una sonrisa poco antes de llevar la copa una vez más a sus labios. 

 

—¿Fue Hero? —Preguntó inmediatamente el mayor. 

 

—¿Hero? —Lo miro curioso. — No, no. — Se negó. — Fue un transformado creo, YooBin lo espantó. Creo que les tenían prohibido alimentarse de humanos en el carnaval y bueno, lo descubrió quien menos debía. 

 

—El carnaval…—Dijo el mayor para el mismo en un susurro audible incluso para él. — Esa noche… —Mantuvo la mirada sobre sus ojos. — Esa noche YooBin... 

 

—Ah…—Se avergonzó inmediatamente bajando la mirada a su copa. ¿Lo había visto? ¡Lo cargo una mujer! Su mejor amiga además, lo hacía ver tan débil. — S-Si… Me desmaye porque ocupo mis energías. No entendí muy bien que fue lo que hizo, pero fue con respecto a lo que hace… 

 

—Imagino que puede hacer muchas cosas…—El mayor soltó un suspiro mientras bebía una vez más de su copa. — Es su hija después de todo. 

 

—¿De MinAh? — Pregunto pero al mismo tiempo. — Ah sí…— Se respondió.

 

—Fui un juguete. — Esta vez Seung Hyun se decidió a hablar. — El otro chico, ¿Cómo era que se llamaba? —Giro su mirada a él unos segundos. — Seungho. Ese tipo… —Gruño por lo bajo. — También borro mi memoria. Esa noche de la fiesta, lo vi cerca de la entrada al bosque prohibido. Cuando le hable, escuche unos gruñidos, creí que era un animal, ya sabes, salvaje, era el bosque, podemos esperar cualquier cosa, aunque conociendo la realidad ya no sé si temerle a un animal salvaje. — Rio leve. — Salto un perro gigante, un lobo en realidad, media dos metros, quizás más, era tan alto como yo. Tal parecía que se habían descontrolado y ese tipo los calmo. Amenazo con hablarle a Rain, supongo que es otro de ellos. —Se encogió de hombros. — Aun no se quiénes son humanos, quienes no… 

 

—¿Cómo sabe que no soy una criatura? —Preguntó tranquilo reubicándose para verle con mayor atención. — Digo, puedo ser uno de ellos…

 

—Se toda la historia, MinAh ya me confesó para que sirve esta academia, me lo mostro. Blah Blah…—Volvió a beber. — Según ella era tan inteligente que descubrí todo antes de tiempo y bueno, bloqueo mis pensamientos. Los dolores comenzaron cuando hicieron tu transferencia y Hero fue quien me dio algo. —Relamió sus labios y mantuvo su mirada sobre los ojos de Jiyong. — Soy como tú, un elegido. 

 

¡Ahora entendía todo! A eso se refería cuando le hablo de estar en el mismo nivel. 

 

Entonces el famoso inspector había pasado a ser un elegido más. ¿Era por ello que estaba bebiendo? ¿Seria maleducado si le preguntaba algo así directamente? Pero mientras lo veía fijamente sin notar que el silencio entre ellos había aparecido, pensaba en todo lo ocurrido, en lo que el debió pasar, en lo que el paso. ¿Tenía algo de sentido hacer todo eso? Claro estaban restaurando las razas pero, ¿Se habían detenido a preguntar que sentían los humanos? 

 

—Esa mirada solo me dice que lo tomaste de la misma forma que yo. — Seung Hyun vio la botella vacía, la movió un poco para asegurarse que no había ni una sola gota del líquido.

 

—¿A que te refieres? — Pregunto apenas salió de ese trance. 

 

—Te llenaste de preguntas, cuestionaste tu vida y sigues sin saber si es lo correcto. Pero ambos sabemos que es irnos sin recuerdos, muertos o aceptar el trato con ellos.

 

Trago en seco. 

 

—L-Lo se… 

 

—¿Por qué aceptaste?... —Pregunto esta vez. 

 

—En realidad…—Tomo iré y soltó un suspiro suave. 

 

No se había detenido a pensar en esa realidad, porque había aceptado ser parte de todo eso. Le había tomado un gran cariño a YooBin, pero estaba seguro que no tenía absolutamente nada relacionado con ella. Podía recordar los momentos en los que esta aparecía en sus sueños, ¿Eran sueños? Seguramente jamás fueron sueños. ¿Podía hacerle dormir?, por otro lado, había un tema que el creyó, lo había impulsado para convertirse en una criatura.  Además de que la vida en realidad ya había perdido el sentido, a diferencia de una criatura, parecía que los humanos vivían por nada, para alcanzar una felicidad que era momentánea. Cada meta en la vida era una felicidad nueva, pero jamás la felicidad se mantenía. 

 

—No lo se del todo. — Confesó. — Todo fue demasiado rápido. El ataque, la explicación de YooBin, aun me queda mucho por aprender…—Tomo una pausa. — Pero entre más hablaba más notaba que la vida humana no tenía sentido.

 

—¿Cuál será el sentido de ellos?. — Pregunto a la nada el mayor. — Si su meta es poblar de nuevo la tierra con sus razas casi extintas… ¿Cuál es el siguiente paso?

 

—Me haces poner en duda algo más que mi vida. — Soltó como si nada. 

 

La mirada del mayor volvió a sus ojos, una vez más ese silencio y continuo con unas risas de parte de ambos. 

 

El tipo de gran autoridad, poco a poco derribaba toda esa barrera de su título, de su posición como alumno, era tal cual lo había dicho este, estaban al mismo nivel. Así la conversación fluyo, los temas no solo eran con respecto a la academia en si, sino más bien de lo que ocurría en el interior, terminando por ser un tema gracioso de tratar con Seung Hyun, puesto que ambos habían tenido un ingreso completamente diferente, por ende las risas continuaron. 

 

—¡Es cierto! —Dijo entre risas casi salpicando un poco de vino que contenía la copa en su mano. 

 

Ya no tenían dos botellas vacías a su alrededor, eran cuatro. Esta última acababan de vaciarla. 

 

—Debe ser porque tiene un aire misterioso. Es igual al vampiro de esos libros que tanto les gustan…—Si, el tema en ese momento era Hero y el como la academia lo idolatraba como si se tratara de un famoso glamuroso. — Pero a que no adivinas… 

 

Inmediatamente se reubico para ver mejor los ojos contrarios sin quitar la sonrisa de sus labios.

—¿Qué? ¿Qué? —Dijo curioso. 

 

—Tiene los ojos normales. Usa esos lentes para nada. 

 

Como si se tratara de una animación su boca se abrió del asombro.

 

—Debe ser una broma. 

 

—El mismo me lo dijo. —Seung Hyun continuaba riendo. En él el efecto del vino había comenzado a notarse a la tercera botella, mientras que él con tan solo una ya estaba algo mareado. — Puede cambiar los ojos de color, pero sus ojos originales son dorados. Los oculta cuando le molesta mostrar los originales. Lleva tanto tiempo con esas gafas que son parte de él… 

 

Y las risas continuaron. 

 

—Sigo sin entender lo que le ven todos, quiero decir, no solo son mujeres las que se mueren por él. Algunos intentan quitarle las gafas, pero hay otros que se babean. — Recalco la última palabra. — Literalmente babean por él. Es como un Adonis. 

 

—No me sorprende en realidad. Siempre caracterizaron de esa forma a los vampiros. 

 

—A ti también te siguen como si fueras un idol, ¿Sabías? —Arqueo una ceja entrando en un tema peligroso. 

 

—¿Ah sí? ¿Qué se supone que se dice de mí? —Preguntó curioso el mayor. 

 

—Además de que eres guapo, que esa imagen de autoridad te sienta muy bien. —Sonrió cómplice de los pensamientos femeninos, pues el igualmente había considerado guapo a ese hombre, a tal punto que le puso nervioso no una vez, sino más de ellas. — ¿Quién no querría una aventura con un inspector. ¿Eh? ¿Eh? —Esta vez lo toco con su codo bromeando un poco más. 

 

—Ya que lo dices no me vendría tan mal…—Confesó entre risas. — He dejado mi vida personal a un lado últimamente. 

 

—¿Y? ¿Tienes novia? — Preguntó continuando con el tema, aunque la pregunta siquiera parecía estar hilada al original. — ¿Novio? 

 

—¿Novio? —Pregunto dudoso el mayor.

 

—Si. Ya sabes, actualmente no deberías preguntar solo por el sexo opuesto. No seas cerrado de mente maldito viejo. — Bromeo un poco más, el alcohol al menos le daba la oportunidad de ver al mayor realmente como su igual.

 

—Bueno. Tienes razón. — Dijo encogiéndose de hombros. — Tampoco tengo algo en contra de eso, aunque nunca me fije en un hombre. —Seung Hyun vacío el resto de su copa. — La verdad es que no, no tengo novia. Mi trabajo era tan ocupado que apenas me permitía vida privada. 

 

—¿Qué hay de MinAh? ¿No te atrae un poco? . —Continuó con las preguntas incomodas. 

 

Seung Hyun rio al escucharlo. 

 

—Es casi como preguntarte sobre YooBin y tú. 

 

—¿Eh?... —Lo miro sorprendido. — ¡Oh! ¡Cierto! —Se negó de inmediato. — No, para nada. Somos amigos nada más, ella inició todo eso de la relación por…—Dudó. — La verdad es que no sé porque lo hizo… 

 

Y así las risas no pararon. 

 

¿Quién lo diría? Un poco de vino, la igualdad de situación a ambos los había llevado a conocerse de una forma diferente. 

 

 

Su horario natural había cambiado gracias a pasar la noche desvelado completamente con el inspector, quien ahora siquiera era inspector. Seung Hyun le había explicado que dejaría el cargo de la clase diurna por ser un elegido más, por el momento no haría nada por su vida más que obedecer lo que Hero tenía para él. Por otro lado, el líder vampiro le buscaría para llevarlo donde sería su nueva habitación. Algo en él le hacía bastante feliz, tendría con quien encontrarse en el castillo de la Luna, odiaba sentir a las criaturas mirándolo como un pedazo de carne, así se sentía literalmente. Pero resulto que en esos días no volvió a ver al inspector por el castillo. Ni la academia, ni el castillo de la luna. 

 

En más de una ocasión le pregunto a su mejor amiga por él, incluso amenazó si esta no le decía la verdad. Ella juraba que Seung Hyun se encontraba bien, vivo para mantenerlo tranquilo, pero si no aparecía, ¿Dónde estaba?  Lo primero que creyó fue justamente que este se negó a los mandatos de MinAh o Hero, que quizás borraron su memoria o peor, acabaron con el definitivamente. 

 

A final de cuentas Seung Hyun era un hombre agradable. La edad no se la preguntó, tampoco deseaba saberla, ¿Qué diferencia podía existir con él? El tipo seguía teniendo una imagen joven, mantendría ese atractivo al volverse vampiro y peor, probablemente sería aún más atractivo. En su opinión el inspector siempre fue más atractivo que Hero, el líder vampiro si tenía ese misterio atrayente pero odiaba esa inexpresión de parte de él, Seung Hyun en comparación era serio, no inexpresivo, pero también podían verle tranquilo, y el en comparación al resto lo había visto sonreír y reír. 

 

¿Cómo había llegado a tener esos pensamientos? 

 

La clase de historia le estaba pareciendo bastante aburrida. Si, historia, la historia de todo. ¿Todo? Sí, todo. De cómo se crearon, de donde venían, puntos de encuentros, como surgió la academia y varios puntos a tratar que debía de saber antes de ser un transformado. No quería decir que pasaría todo un año estudiando una historia que no le interesaba, era nada más para tener conocimiento de ella, el resto de la información lo daría el líder de cada raza. Quien hasta el momento no sabía de quien se trataba. 

 

¿Cómo no creer que YooBin era la líder? 

 

Esa pequeña era la hija de MinAh, era obvio al menos para él que sería la más poderosa, pero cada día se enteraba de nuevas cosas, conocía nuevas criaturas, y experimentaba nuevas sensaciones, entre miedo y admiración. Como esa mujer, HaRa, la maestra más amable, hermosa, sin duda era la única que no tenía esa parte misteriosa en ella además de la posible edad que debía tener para ser maestra. Resulto ser que esa mujer era no solo una criatura más, sino que era la líder de los ángeles. Los ángeles existían, no eran enviados de dios o algo parecido, aunque según YooBin eran las criaturas más puras que existían. Así como estaban las de la oscuridad y las infernales. Existían tantos tipos de razas que a veces creía realmente estar siendo engañado o estar en un cuento de hadas. 

 

En esa academia habían cinco razas con peligro de extinción, producto de la guerra y de los diversos ataques. Y es que en comparación a otras criaturas estas eran de vivir entre los humanos, con el mayor peligro, otras tenían sus propios mundos alternativos, islas flotantes, y otro tipo de cosas que seguía sin comprender, siquiera parecía que fuera real.

 

Con el receso terminado, finalmente tenía algo diferente que permanecer en un salón. YooBin lo guio camino al bosque prohibido entre tantas palabras. Seguían al resto de los alumnos, que eran más que nada elegidos. Pocos en comparación a las verdaderas clases de humanos, eran cerca de tres clases, de diez humanos por cada una, incluyendo algunos recién transformados que el un no sabía diferenciar de los que aún permanecían como humanos. 

 

La caminata fue larga, tenía que admitirlo, se estaban alejando del castillo y adentrando a lo más profundo del bosque para llegar a lo que era el centro de batallas. Un lugar parecido en tamaño a una cancha de futbol, con dimensiones copiadas del coliseo romano en estructura, muy similar en realidad, enorme. Tenía incluso galerías, era realmente para dar un espectáculo en ese lugar. 

 

—Hola a todos. —Dijo informal quien se suponía era el maestro. — Soy Rain. Hoy seré su maestro. 

 

El tipo se paró frente a ellos quienes seguían permaneciendo en grupo, el acompañado de YooBin, como de costumbre. Lo cual causaba envidia en muchos y las miradas de los maestros sorprendidos. 

 

—Como todos los humanos sus cuerpos no están preparados para la transformación. Son débiles, no son conscientes del peligro, es por ello que los entrenaremos para que sus cuerpos entiendan a la naturaleza que se enfrentaran desde ahora. — Pronunció este con tranquilidad manteniendo sus brazos cruzados frente a él. — YooBin… Por favor. 

 

Su mejor amiga le sonrió antes de acercarse al maestro. Dio un giro en su propio eje y dejo que de un extraño humo cayeran diversas armas al suelo, alunas incluso quedando incrustadas al césped. 

 

Trago en seco con cierto terror. Lo que estaba viendo eran armas casi medievales, pero llevadas a la actualidad. Dagas, espadas, arcos de flecha, guadañas, y más, era una variedad enorme, más no existían armas de fuego como de costumbre en la sección de armamento que conocían. 

 

—Pueden tomar el arma que gusten, el que los haga sentir más cómodos. Tomen su tiempo, practiquen con ella y nos reuniremos en quince minutos para iniciar. — El tipo dio una fuerte palmada con la cual todos despertaron de sus trances al ver la cantidad de armas. 

 

Seguía observando el lugar, había sido literalmente una lluvia de armas, tantas que no sabía por cual inclinarse. La típica era la espada, la había visto tantas veces en películas y series que podía ser la única que controlaría al menos por movimientos básicos, las demás siquiera las conocía. Además, seguía sin entender por qué utilizarían armas en una práctica para el cuerpo. ¿No debían entrenar sus cuerpos? ¿Correr, abdominales? ¿Tonificar? Ese tipo de ejercicios…

 

Termino acercándose a las armas para ir directamente por aquella que había visto apenas cayo de esa nube creada por YooBin, quedo clavada al suelo como si se tratara de la espada del rey Arturo a la piedra de la cual nadie podía sacarla. En su caso, la tomo, la empuño y alzo como si esta no tuviera peso algo. ¿Cuántas veces en la vida se tomaba una espada? ¡Ninguna! Era la primera vez en su vida que tomaba un arma y estaba impresionado. El peso de esta era impresionante, ya comenzaba a dudar de que esta fuera el arma para él. 

 

—Sabía que elegirías esa. — Dijo YooBin tras el tomándolo por sorpresa. 

 

—¿Eh? ¿Cómo sabías? 

 

—Los humanos son fáciles de engañar por la vista. ¿Por qué crees que existen “magos”? —Alzo sus dedos creando comillas en la palabra. — Hacen trucos de “magia”. — Repitió la acción. — Que son engaños a simple vista para ustedes, pero es porque no ven más allá, se fijan en lo más simple. 

 

—Entonces…

 

Ella asintió. 

 

—Esa espada la deje caer ahí para ti. —Rio tiernamente tomando esta sin problema alguno para girarla y realizar un par de movimientos. — Es especial. Creí que te gustaría por…—Giro el arma una vez más hasta dejar la empuñadura al revés y enseñárselo sin problema. — Tiene un dragón. 

 

Al verlo, sonrió de inmediato. Era cierto. La empuñadura tenía un dragón en colores dorados, parecía oro pero para el claramente era impo…

 

—Si es oro. —Aclaro YooBin. — ¡Oh! Lo siento… Lo hice sin intensión. 

 

Refiriéndose a los pensamientos. 

 

—Entonces, ¿Es de oro? —Trago en seco. — ¿Por qué nos dan estas armas? Digo, es oro… 

 

—Ah.. Pues.. Esas cosas a nosotros no nos importan. ¿Para que querríamos riqueza? 

 

—Cierto.. —Relamió sus labios. 

 

—Bieeeen…—YooBin parecía realmente emocionada. — ¿Por qué no practicas? 

 

—Esto pesa. ¿Cómo se supone que debería hacerlo? —Pregunto tomando la espada con más fuerza e intentando realizar un par de movimientos al igual que YooBin. Claramente no salían de la misma forma. 

 

—Tienes que tomar un equilibrio. Tu cuerpo también tiene un peso, y no es menor que esa espada. — YooBin tomo alzo su mano y una espada a lo lejos se movió en dirección a su mano hasta que esta la tuvo con seguridad en ella. — Es como la fuerza de toque en física para ustedes. Se ejerce la fuerza en un extremo, y eso hace que realices un menor esfuerzo a la hora de ataque. La punta de tu espada es la más peligrosa cuando la tomas de esta forma. 

 

La menor tomo el arma frente a él chocando los metales, y así le insensivo a realizar movimientos como los de aquellas películas, chocando una y otra vez las espadas creando ese sonido tan realista que había escuchado en esos films. YooBin era realmente una experta en ello. El movimiento era tan suave y limpio, mientras el parecía torpe intentando atacar, pues la punta de la espada tiritaba como su mano. 

 

—Ya aprenderás…—Rio leve YooBin clavando la espada al suelo.

 

—¿Qué tipo de entrenamiento es este? — Susurro esta vez en pregunta a la menor. — ¿No deberían ejercitarnos? 

 

Ella negó. 

 

—Eso es lo que creen cuando Rain dice eso. Pero no es así… Sus cuerpos pueden ser transformados, pero morirían en medio de ella, porque no están siendo conscientes de la realidad. ¿Crees que estas en una película, no? ¿Un libro? ¿Una fantasía? Nada te suena real. — Trago en seco al escucharla. Era exactamente como se sentía. — Este entrenamiento no solo los ayudara en el dominio de las armas, ejercitara sus cuerpos, sentirán el peso del propio y notaran que están vivos porque… 

 

—¡Bien! —Hablo Rain a lo lejos. — Comenzaremos el entrenamiento con las primeras batallas de evaluación. Se enfrentaran a muerte…

 

Su mirada solo podía demostrar miedo. La menor rio al verlo, incluso se acercó a besar su mejilla y desearle suerte. No sabía quién de los otros seria su rival, peor, ¿Qué tal si era una mujer? ¿Duelo a muerte? ¿Qué tal si moría? ¡Se suponía que no le harían daño! ¿Dónde estaba la trampa? ¡Le habían mentido! Seria comida para las criaturas. 

 

—Vaya… —Interrumpió Rain mientras leía una tabla con diversos papeles en ella. — Veo que están todos con las mismas dudas… —El hombre carraspeo. —Si, la batalla es a muerte. Esto no quiere decir que vayan a morir. — Recalcó. — Batalla a muerte quiere decir que pueden atacar a su contrincante sin miedo alguno, deben hacer el mayor daño posible. Y descuiden, acá nadie puede morir. Somos capaces de sacarlos del borde de la muerte en segundos. —Esta vez elevo la mano y apunto el palco más lejano de lo que era ese coliseo. — MinAh no los dejara morir. —Ahí estaba la mujer. 

 

—¡Señor! —Hablo uno de los humanos. — ¿Por qué quieren vernos pelear de esta forma? ¿No debería ser de otra forma el entrenamiento? 

 

—Porque ustedes aun viven una fantasía. — Recordó las palabras de YooBin. — Sentir los cortes en sus cuerpos, las heridas, no serán nada en comparación a una transformación. El dolor es sentir la muerte misma, pero luego de eso, no existe nada que pueda dañarlos, cuando se vuelven criaturas, simples cortes no serán nada, dejaran incluso de temerle a la muerte. 

 

—Entonces…

 

—Si. Esta batalla es para medir que tan preparados se encuentran para ser transformados. Y que tanto dolor pueden soportar.

 

Volvió a tragar en seco. 

 

Rain nombro cada una de las parejas. Los unió a todos poco antes de dar una señal a la mujer en el palco más alto. El verlo alzar su mano  y caminar tranquilamente hasta ellos le había causado un poco de miedo. No sabía a lo que se refería esa señal, al menos no hasta que este les indico que retrocedieran unos pasos. El suelo comenzó a moverse con fuerza tal cual terremoto. El miedo claramente a todos les había inundado, las mujeres más que nada quienes dieron un par de gritos por la sorpresa y claro, el miedo. Se alzaron grandes paredes de piedra que les dejaron acorralados. Rain se apoyó en una de ellas esperando a que el movimiento pasara. Cuando finalmente se detuvo todo y ellos volvieron a tener el alma en el cuerpo, fijaron su mirada en su maestro. 

 

—Lo que sintieron no es algo natural. —Explicó. — MinAh acaba de poner sus áreas de encuentro. Existen cinco campos diferentes, son sacados de la misma naturaleza del mundo. Desierto, el bosque, la nieve, zona volcánica, rocosa. Serán asignadas al azar. —Volvió la vista a la menor. — YooBin. 

 

Su amiga asintió y sus ojos se volvieron blancos con una luz emanando de ellos. Seguía impresionándose de lo que podían hacer las criaturas más ella, que según le hablaba no era nada de poderosa en comparación a otros. Si eso podía hacerlo ella, ¿El resto que podía hacer? 

 

YooBin alzo sus palmas y en la gran muralla aparecieron espejos, cinco en total. Por lo que pudo imaginar, eran transportadores, sino, ¿A que se refería Rain con la elección? El sujeto a su lado, su pareja para la batalla lo miro apuntando uno de ellos, y él solo lo siguió. La menor estaba concentrada en su “magia”, aunque había logrado mirar sus ojos y ella sonrió. ¿Podía verle aun con esa luz en sus ojos blancos? Asintió sonriendo e ingreso al espejo tras ese sujeto.  

 

—Rocas…—Dijo para el mismo cuando tras él, el espejo se había disuelto por completo.

 

<<Demuestren de lo que son capaces.>> Se escuchó en su cabeza. 

 

Esa voz… MinAh. 

 

—¡Inicien! —Resonó en todo el lugar la voz femenina. 

 

 

Miro a su contrincante con cierto miedo. Él en sus manos tenía dos dagas, una en cada mano y en comparación a él estaba en una posición de ataque. ¿Cómo podía estar tan seguro de él mismo? ¿Sabía a lo que venía? 

 

—No te conozco. Y te pido disculpas desde ya por el daño que te haré. Pero no dejare que mi líder se decepcione de mí, seré un demonio. — Aseguro su contrincante. 

En un abrir y cerrar de ojos ese tipo se encontraba corriendo hacia él. 

 

Todo era una película, no había duda de eso. El tipo parecía un ninja, un xmen, un tipo salido de un comic, de marvel, no sabía cómo más compararlo. ¿O era que estaba tan asustado que veía todo exageradamente? Se había quedado quieto alzando la espada como todo un inexperto en comparación a ese tipo. Venía directo a él dispuesto a matarlo. 

 

—<<¡Vamos Dragón!>> — Escucho en su cabeza. Solo una persona podía llamarle así. 

 

Primera posición. 

 

Giro la espada y se movió tal cual YooBin lo hacía. Era un inexperto, no conseguiría los movimientos de la menor, eso era obvio, más estaba realizando el mejor intento en bloquear el ataque ajeno, lo había logrado. El sonido metalizo le dio aviso de ello, más luego sintió perfectamente el corte en su hombro. El grito de su boca no demoro en salir, pudo sentir como la sangre recorría su camisa blanca hasta llegar a su mano mientras tomaba distancia para evitar otro ataque. 

 

Como se notaba del candidato a demonio, este no tenía miedo alguno a realizar ataques, al ver la sangre en el arma solo lo sacudió y volvió a analizar el siguiente movimiento. 

 

—<<¡Mueve dragón! Como en las películas>>— 

 

¿Cómo en las películas? ¿YooBin? ¿Dónde estaba YooBin? ¿Lo estaba observando? ¿Podía ayudarle desde ahí arriba? 

 

El tipo había hablado de la decepción que podía crearle a su líder. ¿Cuál era el suyo? ¿Mujer? ¿Hombre? Dudaba que YooBin le hubiera mentido y ella fuera realmente la líder, aunque en comparación a los que había visto, Hero y HaRa, YooBin no parecía ser una experta como ellos, por ende igualmente temía de lo que ellos eran capaces, si su amiga podía hacer todo eso, ¿Qué podían hacer los demás? 

 

Entonces, ¿Tenia que impresionar a su líder? ¿Qué había que demostrar? Si batallar de esa forma decidía quien sería transformado. Era una segunda prueba, primero la elección por observación, luego por descarte de habilidades. Todo seguía sin tener sentido. ¡Tiempo! ¿Seung Hyun tenía que hacer lo mismo? Estaban al mismo nivel, ¿Qué tanto podría hacer ese viejo en batallas así? Aunque… Su cuerpo estaba en perfecto estado, no quería decir que sus ojos se fijaran más allá de sus telas, pero había conocido sus brazos por aquella noche en la que compartieron unas cuantas copas. El efecto del alcohol, las risas, estar sentados uno cerca del otro, por favor, todo pasaba inconscientemente, el solo tuvo la oportunidad. Seung Hyun.. Era fuerte. 

 

Tenía que ser decidido. Aseguro la espada en su mano y se acercó. El seria esta vez quien atacaría. 

 

La adrenalina recorriendo su cuerpo se sentía tan bien. Mover la espada como si se encontrara en una escena de acción de las tantas películas y series que había visto. Incluso el lugar en el cual se encontraban, rocoso, como un set de filmación, aunque era un lugar de trescientos sesenta grados.  ¡Eso era! El lugar. ¿Quién había dicho que solo debían usar armas?

 

 Se había conseguido otro corte en el brazo, uno en sus piernas y otro en su abdomen, más el otro tipo tampoco se salvaba, ambos eran inexpertos con las armas, por ende necesitaba deshacerse de ellas. Si algo sabía hacer, era utilizar sus puños. 

 

Golpeo al tipo con la empuñadura de la espada. Era demasiado, pero sin mentir había conseguido tirar uno de sus dientes, ¿Cuál exactamente? No tenía la menor idea, simplemente había visto la perla blanca caer desde su boca, estaba claro que el tipo no le sonreiría para ver cuál de ellos había tirado. Aun así trago en seco por la expresión de este, eso era venganza. El siguiente movimiento no sabía cómo explicarlo, simplemente golpeo sus manos, corto parte de ellas tal cual se lo había explicado YooBin, la punta era la más poderosa. Con esto las dagas cayeron al suelo y el perfectamente podía deshacerse de su arma. 

 

Clavo al suelo la espada. Tenía pocos segundos antes de que este recuperara aunque sea una de las dagas. Cuando tuvo una en sus manos se le lanzo encima, los golpes iban mejor que las mismas armas, en esa área si era un experto. No era débil.  Un par de golpes a su rostro, otro a la boca de su estómago, el tipo igualmente se estaba defendiendo. Pero la pérdida de sangre le estaba jugando en contra. 

 

¡Mierda! Pero se sentía tan bien. Era estar en un libro, sentirse poderoso… 

 

La batalla apenas empezaba… Cerca de quince minutos después. Perdió el control

 

—¡Dragón! —Esta vez escucho la voz de la menor en un fuerte grito. Lo siguiente… Fue negro. 

 

 

 

¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba durmiendo? Su cama se había vuelto tan incómoda. Intento acomodarse, pero era áspera, dura, aun cuando su almohada seguía siendo blanda. ¿Donde mierda estaba durmiendo? Su sueño era perfecto, quizás no podía escuchar las risas del mayor, pero si el aroma de su perfume, ¿Era perfume? Era un aroma demasiado varonil, seria demasiado saber que era su aroma corporal natural, estaba seguro que se pegaría un par de tiros en la cabeza, ¿Cómo podía estar soñando con el mayor? Probablemente porque era uno de sus recuerdos más recientes, uno de los mejores momentos, la mejor resaca mañanera. Estaban al mismo nivel ahora. ¿Podían ser amigos? 

 

 Se quejó moviendo su cuerpo una vez más, sin conformarse con la comodidad de su cama, decidió abrir sus ojos, tenía que asegurarse de estar en su habitación. Quizás acomodar un poco el colchón, debía ser cosa de su cabeza imaginar que estaba durmiendo sobre un pedazo de roca, más al abrir sus ojos comprobó lo contrario. 

 

—Despertaste… 

 

—S-Seung Hyun…. 

 

 

 

 

 


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