Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

RDragón por MiRoApril

[Reviews - 23]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Su cuerpo ardía. Su garganta quemaba, no podía soportar el dolor que tenía en su boca, necesitaba ingerir algo con urgencia. Se removió en la cama como un loco, era igual que un animal pero él no lo estaba notando, solo buscaba calmar esa sed. Tiraba con más fuerza de esas cadenas de plata, no era una debilidad, ya lo sabía, la plata no les hacía absolutamente nada a ellos, los vampiros. Así era… Se había convertido en uno más de ese clan. 

 

Sus ojos se abrieron con un fuerte color rojo. ¿Qué hora era? ¿Qué día era? ¿Cuánto estuvo inconsciente? No lo sabía, tampoco se lo preguntaba. No podía pensar ni generar alguna palabra de su boca con todos los gruñidos que soltaba como un animal enjaulado, solo que él estaba atado en sus cuatro extremidades a esa colcha sin poder moverse a otra posición que no fuera estar mirando el techo. 

 

—¡Agh! ¡Ahhhh! —Se quejaba como un loco, no había nadie en ese lugar, siquiera quien se hacía llamar ahora, su líder. 

 

Su respiración era agitada, extraño para un ser al que no le funcionaban los órganos, pero su pecho no subía ni bajaba como era habitual. Sus pulmones no estaban funcionando, era la sensación humana que aún existía en él de sentir como el aire ingresar y salir, más solo era una propia ilusión. 

 

—Es el nuevo…—Escucho en algún lugar. 

 

—Hero los tortura a todos. —Escucho otra voz. 

 

—¿Sabías que era el inspector de la academia? 

 

—No lo entrenaron, Hero lo transformo dos días luego de elegirlo. 

 

—¿Dos días? ¿Hero hizo eso? 

 

—Nos advirtió que nos cuidáramos, parece ser un tipo muy fuerte. 

 

—Llevo mucho tiempo entrenando, nadie va a superarme. 

 

¿De quienes eran esas voces? ¿Dónde las escuchaba? Aun en su lucha por calmar esa sed, se concentró en escuchar. Pero en vez de seguir la conversación, dio con la localización de estos. Estaban en la planta baja, salón principal. Uno sobre la mesa, otro en una silla ligeramente balanceada en su peso. Una mujer estaba ingresando al castillo. Los pasos, podía escucharlos, sentirlos. Pudo sentir la mirada de esta en el techo, desapareciendo todo tipo de sólido para dar con él. ¡Le vio! ¡Lo estaba viendo! 

 

—Tenemos nuevo neófito. —Hablo esa mujer acercándose a los otros dos. 

 

¿Por qué no hacían nada? ¿Por qué se quedaban ahí como si nada? ¡Tenían que sacarlo! ¡Soltarlo! Necesitaba comer algo, alimentarse, beber… Quería beber… ¿Sangre? 

 

De la nada un exquisito aroma llego a sus fosas nasales. Un olor dulce con un ligero toque de vainilla. No había notado los quejidos ni el llanto de la pequeña. Se había desesperado aún más por ese llamado del elixir. La sangre, su sangre. 

 

—Bien Seung Hyun. Hora de comer. — Le habló Hero soltando a la menor de los cabellos y lanzándola al suelo. 

 

No entraría en pensamientos humanos, recordando su pasado, pensando en la pequeña niña. ¡Porque no podía hacerlo! Su endemoniado ser deseaba saciarse y no se tranquilizaría hasta hacerlo. 

 

El chasquido de los dedos del vampiro acabo con la retención de sus extremidades. Con solo sentir la libertad, ataco a la pobre niña. Sus colmillos emergieron de su boca causando un gran dolor en sus encías, dolor que solo por la sed de sangre había aguantado. Los gritos inundaron la habitación, el lloriqueo, pero a él nada le importo. Bebió y bebió hasta dejar ese cuerpo seco y sin sangre en sus venas. 

 

La sensación más placentera del vampiro era clavar los colmillos, como pasaba cada capa de la piel hasta dar con una vena en el cuello, perfecta para desangrar a cualquier humano, luego succionar y tragar el líquido como si se tratara de una copa de vino, más el sabor era mucho más dulce y exquisito. Era un orgasmo en la garganta, podía sentirlo, exquisito. 

 

Un resto de sangre caía por su boca, una simple gota que recorrió su mandíbula, mientas las manchas de sus labios la retiro con su propia lengua. Había bebido por primera vez como un vampiro. Con sus instintos calmados, un poco en realidad, podía generar pensamientos y así caer en cuenta de lo que finalmente era. La transformación fue un éxito. Era un vampiro, una criatura lejos de su vida humana. 

 

—¿Mejor? . —Pregunto su líder desde la ventana escuchando las gotas caer en esa noche lluviosa. 

 

—Si, un poco…—Carraspeo tocando su garganta, limpiando así aquella gota escurridiza que se había escapado de su boca. — ¿Cuánto ha pasado? —Preguntó. 

 

—Tres días. —Respondió con naturalidad. — Una de las transformaciones más rápidas. 

 

—¿Tres días? 

 

El vampiro asintió. 

 

—Demoran una semana como mucho en transformarse. Porque sus cuerpos están muertos y algunos no soportan la transformación. Me refiero a que mi sangre es muy poderosa. Cuando los mato no les permito a sus almas irse, es por eso que clavo la daga a sus corazones, contiene el alma en sus cuerpos. La sangre hace lo suyo para crear un nuevo recipiente para su alma, el cuerpo de un vampiro. Pero eso no quiere decir que ustedes soporten el cambio. Algunos luchan tanto que la daga sale por su cuenta. Y otros… 

 

Hero se acercó tomando el arma de su pecho y retirándolo como si nada. Sintió un claro dolor que le llevo a encorvarse y apretar su pecho. Más no duro más que unos segundos y la sangre, no había aparecido.

 

—Lo logran. —Completo la frase. 

 

El siquiera había notado el arma aun en su pecho. 

 

—Bienvenido a Ypsilon. —Continuó el veterano. — Reglas. No puedes alimentarte de humanos a menos que sean elegidos y sin matarlos. Puedes beber la sangre de cualquiera raza a excepción de un lycan. Hazme el favor de no matarte por tu cuenta, si quieres morir me lo pides directamente. — Bufó el vampiro. — Cualquier aroma asqueroso a perro mojado que venga de una criatura, es un lycan, aléjate. ¿Queda claro? —Esta vez le señalo como si de un padre se tratara. — Soy tu líder desde ahora, eres mi responsabilidad, por lo que debes entender que no tengo compasión con los idiotas, metes la pata y te mato, es así de simple. 

 

Ese hombre había sido siniestro siempre al momento de hablar, lleno de conocimientos, serio y no hablaba estupideces, se podía tener una conversación concreta con él, más tenía parte desagradable. Podía entenderla, si habían otros cuantos que realizaron desastres, estaba claro que no deseaba cometer un nuevo error. 

 

—Entendido. 

 

—Bien. — Pronunció cortante el veterano poniéndose de pie. 

 

Su mirada siguió los pasos contrarios, pues aún se encontraba en el suelo, apenas acostumbrándose a sus sentidos, podía incluso escuchar como los pasos contrarios eran fuertes, cada vez que pisaba el suelo. Fue cuando vio el cuerpo de esa pequeña arrastrarse en el suelo cual película de terror hasta llegar a la mano del vampiro. Su cabeza la sostenía desde los cabellos. 

 

Una sensación de ahogo llego a su pecho, ¿Había matado a esa pequeña? ¡El bebió la sangre de esa pequeña! Se desesperó, estaba, ¿Asustado? ¿Qué era lo que sentía? Tenía en sensaciones en su cuerpo más lo sentía vació. Estaba muerto, su corazón, ¿Estaba ahí? ¿Hero lo había devorado? 

 

—No como corazones. —El vampiro rodo sus dorados ojos. — La mocosa iba a morir de todas formas. 

 

—¿Eh? —Lo miro confundido. — ¡Mataste a una niña inocente! 

 

—Corrección. — Dijo girando su mirada por sobre su hombro. — Tú la mataste. —El vampiro sonrió con malicia. Poco a poco se acercó hasta la gran ventana de esa habitación sin techo. 

 

¿Había estado expuesto al sol durante tres días? 

 

—La niña iba a morir. A su corazón no le quedaba más de unas semanas. 

 

Pero ninguna de las palabras de Hero lo hacía sentir mejor. Había matado a una niña pequeña por no poder resistir su sed de sangre. 

 

—Harás cosas peores. —Bufó. — Deja de pensar en los humanos como seres… Son alimento, nuestro ganado, no sirven para nada. Son una creación que no debió existir jamás. 

 

—Yo soy un humano. —Dijo entre dientes. 

 

—Eres un maldito vampiro Sung Hyun. Creí que tenías la película clara de todo esto. ¿No? Parecías muy seguro cuando te clave los dientes. 

 

El vampiro alzo el cuerpo enseñándolo por la ventana. Cuando estuvo por preguntarse a quien se lo mostraba exactamente, un gran animal apareció en la habitación. Este había saltado desde el exterior del castillo hasta ingresar por aquel techo inexistente. ¿Cómo lo hizo?... No lo sabía. 

 

Era un Lycan, su color era muy diferente al que había visto, pues este era completamente blanco. Sus dientes podían ser el tamaño de dos dedos de su mano, en altura y dimensión. No podía dejar se impresionarse, ahora lo tenía más cerca que aquella noche en la famosa fiesta de la academia. 

 

Hero lanzo el cuerpo al cielo, el lobo como todo un cachorro salto atrapándolo entre sus dientes. 

 

¿Iba a alimentarse frente a él? ¿Tragaría el cuerpo de esa niña frente a sus ojos? ¿Qué esperaban? ¿Traumarlo? 

 

—No quiero restos aquí. —Se quejó el vampiro mirando al gran animal. —No. Llévatela. — Respondió a palabras que jamás escucho llegar, más que gruñidos de parte de la bestia. — Lo hizo él. —Tomo otra pausa donde solo se escucharon gruñidos. — Solo vete Rain, no quiero tu peste en este lugar. 

 

¿Peste? Ese aroma tan desagradable… ¿Era ese animal?  Ahora conocía a lo que se refería Hero, ese aroma era un asco, tenerlo cerca era repulsivo pero nada de lo cual pudiera sacarlo de control. 

 

Él se había perdido en sus pensamientos. El vampiro no parecía prestarle atención por encontrarse en una charla “solo” hasta que noto que de esa forma se estaba comunicando con él animal, por medio de sus pensamientos. No era que el vampiro entendiera lo que eran esos gruñidos. 

 

—Es un neófito. —Le escucho decir al vampiro. 

 

No sabía que lo tenía más traumatizado. El saber que esa pequeña niña murió por un impulso de un nuevo ser vampírico, o que estuviera entre los dientes de ese lobo como si nada, era un bocadillo más de esa criatura. 

 

—¿Por qué crees que estoy aquí? —Bufó Hero. — Estoy tan impresionado como tú. —Apretó los labios observándolo con esos ojos dorados. — ¡No! ¡Claro que no! Esa niña la mato él. Y no lo sé, debería estar pidiendo más pero ahí está… Está satisfecho. — El lobo gruño. 

 

Su mirada siguió al gran animal que llevo consigo el cuerpo por sobre ese techo. No quiso parecer un loco corriendo hasta la ventana, en cuestión de segundos ahí apareció. Pero en vez de seguir con la mirada el cuerpo del lobo, se sorprendió de cómo su cuerpo llego hasta ese lugar, por ende miro sobre su hombro. Paso de estar en el suelo a sentarse sobre el alfeizar para ver la lluvia caer. 

 

¡Tiempo! Estaba lloviendo. ¿Cómo era qué? 

 

—Es una barrera…—Respondió el vampiro. 

 

En el exterior estaba lloviendo a horrores, mientras ese lugar aun encontrándose sin un techo para cubrirle, no caía ni una sola gota en el interior. Ese lobo… Ese lobo tampoco ingreso mojado al lugar. ¿Podía una barrera quitarle la humedad de encima? 

 

—Te has vuelto más idiota con la transformación Seung Hyun. — Soltó Hero sin quitarle la mirada de encima. Estaba harto de tener los dorados ojos sobre él. — Piensas más que antes… Me generas dolor de cabeza. —Tomo una pausa. — Pero no me equivoque, tu cuerpo es perfecto para un vampiro. La sed no logra controlarse de una sola vez, menos con una niña tan pequeña…

 

—¿Eso quiere decir que no necesito estar encerrado? 

 

El veterano negó. 

 

—La sed volverá. Siempre vuelve. Que la controles con beber una vez es lo impresionante, otros matan cerca de cinco personas la primera vez. 

Una vez más se asombró. 

 

—Ya conoces tu habitación. Puedes moverte con libertad. 

 

—Hero. — Detuvo al vampiro antes de salir por la puerta. 

 

¿Este también podía actuar como un humano normal? Hubiera jurado que desaparecería frente a sus ojos.

 

—¿Los entrenamientos? —Preguntó. 

 

—Cuando controles tu sed.

 

—Está controlada. Puedo alimentarme y luego entrenar. 

 

—¿Sabes que solo te enseñare lo básico, no? —Giro lo observo de reojo.

 

Él asintió.

 

—Cuando quieras. Así me libero fácilmente de ti. 

 

 

Tal y como había mencionado su líder. La sed volvió antes de lo que espero. No sabía si considerar la suerte de su lado, había encontrado un par de animales en el bosque para acabar con su sufrimiento. Con respecto a la sangre humana, ese era un tema que no deseaba tocar por el momento, le era difícil acostumbrarse a la idea de acabar con esas inocentes vidas, porque él también fue un humano en su momento. 

 

¿Qué se supone que debía hacer? ¿Seguir el consejo de Hero? 

 

Los entrenamientos básicos de Hero iban de controlar su velocidad, su fuerza, aprender a esquivar, defenderse, básicos, no había otra forma de llamarlos. Cualquiera diría, “Bien, no estas aprendiendo nada” Pero resultaba ser que los entrenamientos aun siendo tan sencillos como se escuchaban, eran el peor entrenamiento que podía tener un vampiro, ahí entendía por qué Hero se aburría rápidamente de ayudar a todos sus transformados. No era cosa de aprender, sino de descubrir.  

 

Lo había entendido por las malas. Viendo no aprendía, menor realizando las mismas acciones, era algo que debía sentir. Así como aprender a controlar su fuerza por sus propios medios, la velocidad, era peor que conducir un vehículo, ya que tenía todos sus sentidos activados, debía enfocarse en ellos, más ver por donde corría y evitar salirse de control. Necesito bastante tiempo para entenderlo todo. Solo aprendió a dar los grandes saltos, así como alimentarse, con el tiempo Hero no fue de ayuda más que para algunas conversaciones. No quería decir que era el menor vampiro del clan, pero mucho envidiaban el trato que tenía su líder con él. ¿Cuál era la razón? Según el mismo Hero se trataba porque a diferencia de los demás, el tenía la iniciativa de hacerlo todo solo. 

 

Se había encargado de leer lo necesario para continuar, en ese lugar no tenía nada más que hacer durante el día. Había decidido no entrenar mientras se encontrara el sol por obvias razones, una de ellas era el perder las ganas de la nada, no perdería su vista si podía evitarlo, además si sería un vampiro inútil, no tenía gracia todo lo que estuvo haciendo para llegar ahí.

 

—¿No vas a salir? —Pregunto Ah Ra. 

 

—Si, pensaba ir a entrenar…—Respondió dejando a un lado el libro que sostenía entre sus manos. 

 

Ah Ra era una de las maestras en la academia, había cruzado un par de palabras con ella en sus días de inspector, nada interesante en realidad, la mujer le recordaba a Hara, aunque sabía que tenía un poco más de carácter a la hora de hablar y no tan dulce como era la líder ángel. ¿Cómo lo supo? Esos libros decían mucho más que solo Ypsilon. Así era como fue desenmascarando a cada uno de los maestros en la academia, no debía impresionarle, desde un comienzo podría sacar esa conclusión, más no lo hizo, no comenzaba un año escolar juzgando a los demás trabajadores. 

 

—¿Entrenar? ¿En tu primer sol rojo? —Arqueo una ceja la mujer. Ah Ra se inclinó sobre una de sus piernas cargando el resto de su peso en ella mientras sus manos las ubicaba en su cintura, la postura de toda dama.  

 

—¿Qué es eso del sol rojo? —Preguntó curioso. 

 

—Hm.. Veo que no sale nada de eso en los libros. —La mujer se le acerco lo suficiente para recargar su cuerpo en uno de los sofás. — Somos una especie más de animal, muy diferente a los normales, pero tenemos mucho en común. El sol rojo es como nuestro celo…

 

—¿Celo?. —Abrió sus ojos extrañado de la palabra que esta había utilizado, incluso creyó escuchar mal. 

 

—Si. Somos seres de la oscuridad, es obvio que tenemos una que otra maldición, que no te sorprenda ninguno de los pecados capitales en ti. Solo somos peor que los humanos, es todo. 

 

—¿Estas queriendo decir que tendré deseos de sexo?. —Ahora el idiota parecía él, por realizar ese tipo de preguntas, pero no podía creer las palabras de esta. 

 

—Todos reaccionan así la primera vez… 

 

Por un momento pensó que vería a la mujer inflar su pecho y soltar un suspiro pesado. Pero esta no tenía esas malas costumbres humanas. Jamás le consulto cuanto era lo que llevaba de transformada, algo podía calcular si tenía en cuenta que era maestra en la academia. Para tenerle una confianza a una vampiro y dejarla con humanos, debía tener un completo control de ella. Más el numero por lógica estaba lejos de Hero. 

 

—Me ofrecería a saciarte pero mi esposo me espera. —Ah Ra se alejó del sofá. Saludo con su mano en forma de despedida y se alejó hasta la entrada donde lo último que vio fue su silueta desaparecer. 

 

Si tenía esposo, entonces quería decir que era una criatura como ella, quizás de otra raza. Así le sumaba más cálculos a la lógica de su edad. 

 

Ignoro por completo la advertencia, no podía ser tan malo excitarse, de hecho era bastante común incluso en un humano, si sería un problema, entonces tomaría el libro e iría a su habitación donde podría masturbarse tranquilamente si lo necesitaba. Una vez que pasara aquel efecto saldría por su entrenamiento. Estaba decidido a continuar con la rutina que tenía.

 

Termino en la cama, que no tenía ningún fin más que justamente para noches como se suponía que eran esas, o es lo que el imaginaba. De lo contrario no tendría una cama en ese lugar, un vampiro no dormía, si sus ojos se cerraban era producto del dolor del sol. El pestañear era algo normal, los ojos eran lo más importante para un vampiro, el mecanismo no era diferente de un humano. Había analizado cada parte de su cuerpo, las diferencias que existían con su antigua vida. Ser un vampiro no estaba tan mal en realidad, tenía bastantes beneficios. 

 

Se dejó llevar por la lectura, la raza era más interesante de lo que creía, había entendido que podía incluso comenzar su propio entrenamiento para la telequinesis, no necesitaba a su líder para descubrir cómo debía mover objetos. La parte del fuego la dejaría para más adelante, en cuanto a las habilidades mentales, leer la mente no estaba mal, embelesar a los humanos u otro animal o criatura. Otra criatura podía caer en sus habilidades si se hacía más fuerte… Por conclusión tendrían que ser seguramente a más débiles que él, sino que esa habilidad la tuviera perfectamente dominada para tener el poder sobre una criatura más poderosa. 

 

¿Qué había de Jiyong? Aun no era transformado, seguía siendo humano, ¿Eso lo convertía en alguien más poderoso que él? No se estaba subiendo el ego ni nada menos, simplemente pensaba o más bien recordaba sus propias palabras al menor y esa casi promesa de verlo una vez más cuando dominara el control sobre la sangre. 

 

¿Cuánto había pasado desde aquel día? 

 

Dejo de llevar la cuenta del calendario, no la necesitaba si era un ser inmortal. Cuando volviera a retomar su trabajo se preocuparía de mantenerse al tanto para los alumnos humanos, mientras se había dejado llevar para que su entrenamiento diera frutos. No había matado otro humano después de esa menor, su consciencia no se lo permitía, probablemente de ahí saco la fuerza de voluntad para tener el control sobre su sed, más no quería acercarse aun a los castillos por obvias razones. Era una cantidad enorme de humanos, ¿Cómo se iba a controlar? El mismo libro describía la sed cuando se encontraba rodeado de humanos, aquel vampiro había visto morir a sus iguales a manos de Hero por no seguir las reglas, esos vampiros no le servían a quien era su líder. 

Como no había llevado la cuenta de los días que estaba ahí, podía fácilmente estar transformado Jiyong y el no saberlo. Entonces, ¿Estarían más tiempo sin verse? O ¿Era diferente para cada raza? Los vampiros tenían lógica, más no sabía cómo se alimentaban los demás, lo desconocía por completo a excepción de los lycanes, que había visto con sus propios ojos el cómo ese lobo se llevaba el cuerpo de la pequeña entre sus dientes. Si un vampiro dejaba el cuerpo seco, la carne…Era para esos lobos.

 

El calor comenzaba a afectarle. Se abanicó con su diestra un poco mientras continuaba la lectura, la había dejado a medias por estar recordando el último momento con el menor. Dejo pasar el tiempo y no se acercó siquiera al castillo de la luna para mostrarle que se encontraba bien. Al fin y al cabo, Jiyong era el único conocido humano que le quedaba de esa academia. Compartieron unas copas, las formalidades no existían incluso con esa diferencia de edad, no necesitaba respeto cuando se sentía en la misma línea que este. 

 

 

—Mierda…—¿Por qué el ambiente comenzaba a ser tan molesto? 

 

Estaba seguro que su temperatura subió, extraño para un vampiro. ¿Ese era el supuesto celo? Pero no se sentía excitado, más cuando vio su entrepierna noto que había un serio problema. Estaba caliente. De no ser por notar su erección jamás hubiera sentido los siguientes efectos. Un cosquilleo, la necesidad de tocarse, aun cuando su mano se deslizaba por sus telas, no funcionaba en absoluto, era como si su cuerpo no reaccionara a sus propias atenciones. ¿Qué necesitaba para acabar con eso? ¿Sexo? ¡Perfecto! ¿Dónde conseguía alguien que se entregara? Siquiera tenía conocimiento de cómo era el supuesto apareamiento de los vampiros o de otra raza, ¡No quería tener hijos así! Si bien era una criatura y MinAh le tendría un pedestal por darle un sangre pura, su pensamiento seguía siendo el de un humano, sería una responsabilidad que no podría controlar. 

 

 

Necesito acercarse a la ventana en busca de un poco de aire. El libro lo dejo tirado sobre la cama para el ubicarse a ver el bosque sentado desde el alfeizar. ¿Cómo mierda se desharía de esa erección ahora? El dolor en su entrepierna era tal cual un humano normal, requería atención, correrse, algo necesitaba para acabar con todo. ¿Cuánto se suponía que duraba ese sol rojo? ¿Por qué sol rojo? Negó ante sus propios pensamientos. Ahora tendría un día de cada mes con deseos sexuales. 

 

La presencia humana se acercaba desde el bosque, él la detecto de inmediato, no por como corría hasta ese lugar sino por el aroma de su sangre. En cuestión de segundos estaba en el suelo poniéndose de pie luego de su caía desde la ventana, perfecto aterrizaje sobre sus talones. No demoro en adentrarse en el bosque, su erección era lo de menos, si un humano se encontraba en ese lugar terminaría muerto. 

 

La silueta se le hizo bastante familiar, no fue hasta ver el rostro que lo reconoció. Era Jiyong corriendo en dirección a él, en medio del oscuro bosque. 

 

—Ji…—No termino de llamarlo. Tampoco había realizado un gran esfuerzo en alzar su voz, algo en él lo privo de la voz. 

El aroma de la sangre de Jiyong era una locura, un aroma dulce que activo todos sus sentidos. Sus ojos cambiaron a un rojo dejando el leve carmín a un lado. En medio de la oscuridad y por la luz de la luna estos fácilmente podían desprender un brillo terrorífico, el solo lo vio en Hero, jamás había pensado del mismo efecto en sus ojos. 

 

Se perdió por completo en sus sentidos, el deseo… Deseo por… ¿Sangre? No, no era por su sangre simplemente. 

 

No sintió el golpe contra su cuerpo, solo vio el cuerpo del menor tirado en el suelo mientras el luchaba con su ahora naturaleza. 

 

 

—L-Lo siento…—Se disculpó.

 

El menor retrocedió de inmediato, arrastrándose por el suelo. Era una batalla interna con el mismo, no podía dejarse llevar por ese deseo que él creía era el llamado de la sangre de Jiyong. Tanto tiempo alejado solo para mantenerse al margen, lo veía y todo se iba a la mierda, no estaba listo para ver humanos. 

 

Su cuerpo tenía vida propia, lejos de lo que era su cabeza, la necesidad de satisfacerse era mucho más grande de lo que pensó. No había forma de detenerse. Se sumergió en un mar de emociones tal cual como se lo advirtió Ah Ra, el pecado capital de la lujuria guiaba sus instintos esa noche.

 

No podía sentirse mejor que ver ese cuerpo indefenso frente a él. Le excitaba más verlo agitado del miedo. Acorralarlo contra un árbol había sido aún mejor, sentir que tenía el control sobre el otro, escuchar su corazón latir, incluso cuando lo tenía firmemente aferrado contra ese tronco, podía sentir la sangre moverse entre sus venas, llegar a su corazón bombeante y volver a dar un nuevo recorrido. 

 

—N-No.. Espera. — Dijo a duras penas. —S-soy… Un elegido. — Hablo el menor—Seung… Hyun…

 

Mierda, si nombre de esa boca se escuchaba demasiado bien. Su sangre hervía, su cuerpo estaba demasiado caliente para ignorarlo, el dolor de su entrepierna cada vez aumentaba más, era una locura, una gran locura. ¡Estaba deseando a Jiyong! ¿Qué mierda le estaba pasando? 

 

El chico si le parecía atractivo, no creía tener la edad para comenzar a cuestionarse su orientación sexual. Además, ¿Un menor? ¿En serio? Ya no debía regirse por las leyes humanas, no iría a la cárcel por estar con un menor, pero, ¿Un hombre? Lo había encontrado viendo porno, estar con YooBin… Jiyong no tenía ni una sola señal de interesarle los hombres, oportunidad no creía tener, tampoco era que justo por esa calentura de mierda comenzara a crearse una vida completa con Jiyong a su lado.

 

Su cabeza no pensaba, era su erección. 

 

 

—Seung Hyun. Soy Jiyong, vuelve en si… Vamos. No quieres beber mi sangre. —Le dijo con normalidad. 

 

Basta, no podía aguantar el dolor si seguía escuchándolo llamarlo por su nombre. ¡Pero claro! ¿De que otra forma deseaba que lo llamara? Era su nombre, pero sonaba jodidamente excitante de esos labios… ¿Y en un gemido? ¿Cómo sonaría su nombre? 

 

Estaba caliente, excitado, deseaba sexo. 

 

¿Qué pasaba si abría la boca? ¿Qué saldría de sus labios? Palabras sanas… No. Estaba claro. 

 

 

—Seung Hyun…—Le llamo una vez más. 

 

Termino deslizando su mano con delicadeza hasta su hombro, necesitaba tener el libre acceso a ese cuello. Apenas sintió las venas en ese lugar se hizo agua su boca. El aroma a su sangre era dulce, demasiado, embriagadora, lo llamaba, sus colmillos deseaban estar contra esa suave piel. En sus ojos se pudo ver el dolor al dejar salir esas extensiones en su boca, aun no se acostumbraba al dolor, más cada vez era soportable, un poco más cada día, el dolor era más masoquista a esas alturas. 

 

El menor termino alejándolo de un simple golpe. Debía admitir que su guardia estaba baja, perdido en el dulce aroma de su sangre y en el deseo que tenia de recorrer su piel. Necesitaba de Jiyong, ¿Por qué? Era efecto del sol rojo verlo tan atractivo, esa era su conclusión, pero no podía aguantarse ese dolor, ¡Dolía mierda! El menor más que nadie debía entender lo que era tener un dolor en la entrepierna. 

 

—¡Reacciona! Maldita sea… ¡Seung Hyun! Por favor…—Le pidió casi un ruego. 

 

¡Mierda! Si seguía llamándolo así, jamás tendría todo el control de su cuerpo. A la mierda, ya no tenía nada de control, necesitaba tener ese cuerpo entre sus brazos así fuera la última cosa que haría esa maldita noche. 

 

La espada no era un arma que pudiera dañarle, apenas sintió parte de su piel abierta, esta volvió a unirse como ni nada, la naturaleza de un vampiro era tener esa cura inmediata de sus heridas, bastante bueno para momentos como ese. 

 

No espero más, control cero, por ende estampo de nueva cuenta el cuerpo contra el árbol. Ahí se acababa todo, no tenía escapatoria, obtendría lo que deseaba por las buenas o las malas, lo que el menor decidiera primero, siempre podría ser el quien decidiera en vez de esperar una respuesta contraría. Relamió sus labios al tenerlo una vez más acorralado. Mierda, ¿Desde cuando era tan hermoso? Esa maldita boca había estado pronunciando su nombre una y otra vez esa noche, ¿No sabía el dolor que tenía en su entrepierna? ¿No vio su erección? Claro, la oscuridad, los humanos no podían ver como ellos. Ya nada tenía importancia, lo tenía para él, estaba ahí atrapado contra un árbol. 

La satisfacción comenzó a llegar a su cuerpo cuando sus labios tocaron los contrarios. Con su cuerpo ya caliente, besarlo era la misma gloria, podía sentirse aún más excitado, su cuerpo se llenaba de más y más deseos. No se aguantó a profundizar ese beso, aunque solo se trataban de los movimientos de sus labios, Jiyong no estaba haciendo un mero esfuerzo por dejarse besar, ¿Es que no quería sus besos? Pero él deseaba más, sin siquiera beber su sangre podía sentir el dulce de su boca y quería más. Se trataba de hacer trampa pero no se resistió a ejercer fuerza en sus hombros para obligarlo a abrir su boca. 

 

Los vampiros no tenían ninguna especie de veneno o algo parecido que sedujera a los humanos, por ende cuando el beso comenzó a ser correspondido era porque Jiyong lo deseaba. Así termino más caliente. Apenas habían tenido unas cuantas charlas, el identificarse con el otro los llevo a entenderse, así dejar a un lado las formalidades, se preocupó por él en la batalla, como si de un amigo de toda la vida se tratara, pero, ¿Qué tipo de amistad era esa? Lo estaba deseando de forma carnal, quería su cuerpo… Quería cogerlo. 

 

No necesitaba de estudios para saber cómo era el sexo entre hombres, era algo que se sabía en toda la sociedad, lo cual su país poco aceptaba, eran unos de mente cerrada que no entendían el cambio que le provocarían al mundo aceptando la diversidad sexual. Pocos tenían pensamientos como él, pero esperaba que una generación hiciera el cambio. Lo odiaba en realidad. Las empresas de entretenimiento disfrutaban de tener a sus ídolos realizando lo que para las fans era el fanservice, ¿Por qué sabia esto? Porque Corea era el país del entretenimiento, lo que movía a ese país eran los artistas. En fin, fanservice, los unían en parejas homosexuales, pero todos se sorprendían luego y juzgaban a los idols cuando tenían un mínimo contacto de más con sus iguales. 

 

¿Lógica? 

 

Si bien podía estar sumergido en todo ese mar de emociones excitantes, en su naturaleza, su supuesto día de celo como vampiro, sin controlar sus movimientos, pero su cabeza estaba grabando todo y cada uno de sus movimientos. Peor era ser consciente que no seguía realizando intentos por controlarse, porque lo estaba disfrutando y si… Disfrutaba de besar a Jiyong. No creía tener arrepentimiento de ello. 

 

Como su sed no acabaría por nada, intento por ese lugar. Beber su sangre seguro acabaría con todo, no necesitaría ir más lejos para entrar en razón, lo que no se perdonaría seria tocarle un pelo a Jiyong si este no lo deseaba, el beso fue correspondido, bien, lo aceptaba, ¿Qué tal si lo forzaba por sexo? 

 

Podía sentir las capas de la piel ajena ser atravesadas por sus colmillos. La sangre no demoro en salir y el mucho menos en succionarla. Era bien sabido que la mordida era dolorosa, por alguna razón en ese momento busco presionar de una forma diferente, como si ese instinto vampírico le indicara que el dolor tenía una solución. No sabía que efecto tendría ni mucho menos, el simplemente se dedicó a beber su sangre. En cuanto al elixir de Jiyong…Su sangre sería una tortura para él. Siempre disfruto del vino… Jiyong tenía un sabor similar, es más, mucho mejor. 

 

Lo que menos deseaba era ser descubierto y que arruinaran todo lo que estaba sintiendo en ese momento, no tuvo más que ubicar su mano contra la boca ajena callando aquel grito que soltó por apenas unos segundos. Tocar esa boca fue otra perdición. Con el quejido del humano ya ahogado, sus dedos buscaron acariciar esos labios, más no pudo evitar sentirse excitado por la temperatura que tenían tras el beso que habían compartido. Dos de sus dedos ingresaron a la boca ajena, tomaban su sinhueso y jugaban con él. No iba a mentir, lo que paso por su cabeza solo fue tener esa lengua en su erección y esa boca rodeándolo por completo. 

 

 

—Nhm… —Gimió. 

 

El gemido lo alerto en un principio, por ser un quejido muy diferente al sentir dolor. Retiro sus dientes de la piel ajena y lo observo detenidamente. No podía creerlo, esa belleza de Jiyong, ¿Por qué no la había notado? Su rostro excitado por su mordida, o probablemente la falta de sangre, aun cuando no había bebido demasiado. La succión de un vampiro no podía compararla con una aguja retirando una muestra sanguínea. 

 

Se estaba perdiendo en sus ojos, en lo que su cuerpo sentía cerca de él, ese cosquilleo en su entrepierna lo volvía loco, quería hacerlo suyo, tocar ese culo y apretarlo con fuerza, todo para volver a escucharlo gemir. Ese sonido debía salir con su nombre, no se detendría. Nadie le creería que de solo sentir la caricia de este sobre su rostro, siquiera sabía si había sido dañado o no, para él era una caricia que lo incitaba a continuar con lo que tenía pendiente. 

 

Sus labios no se resistieron a besarlo una vez más, su boca lo llamaba. Se había aferrado a la cintura ajena, lo tenía tan bien sostenido que dejaba que sus cuerpos se rozaran de tal forma en la que su erección al menos se aliviara un tanto con el mínimo contacto. El beso fue correspondiendo desde un principio, el corazón contrario delataba todo lo que sentía, no podía quejarse de estar sufriendo, porque lo estaba disfrutando, cada contacto lo disfrutaba. 

 

—Seung Hyun…—Gimió contra su boca. 

 

Con eso fue suficiente, no necesito más que eso. Perdió por completo el control sumergiéndose en el placer. El contacto lo busco tomando sus manos obligándolo a rodear su cuello, no le interesaba que fuera una posición femenina para el contrario, era más alto y lo hacía más fácil que este se aferrara a su cuello para cuando deseara tomarlo de los glúteos y acorralarlo contra el tronco de ese árbol, porque ya no se detendría por nada. 

 

Descendió sus manos sin pudor alguno, las deslizo por sus brazos, hasta sus hombros y ahí bajo lentamente, acariciando para parte de él, cuando llego a sus glúteos solo deseo tomarlo con fuerza, apretarlo, escucharlo gemir una vez más su nombre. 

 

¿Desde cuando le gustaban los hombres? ¿Por qué sentía esa atracción tan fuerte por el menor? ¿Podría detenerse si lo quisiera? ¿No?

 

—¡Jiyong! 

Ese grito de advertencia lo odio con todo su ser, conocía esa voz, conocía a la mujer, era quien había pasado todo ese tiempo con el menor. Lo engañaron, no eran pareja pero parecían fácilmente una, ¿En qué mundo el cómo se trataban era diferente? No estaba pensando bien, en realidad pensaba su segunda cabeza, su erección. 

 

Para cuando deseo tomar el cuerpo ajeno y llevarlo consigo lo más lejos posible, estaba atrapado, llenándose de desesperación. 

 

Negro… No pudo recordar nada más. 

 

 

Era extraño para un vampiro perder la razón o algo por él estilo, ¿No? ¿Cómo era que había terminado inconsciente si tenía una rápida regeneración? Abrió sus ojos sintiendo un fuerte dolor de cabeza tal cual una pésima resaca, llevo su mano de inmediato a esta como si aminorara el dolor de alguna forma, era una acto reflejo humano. Más jamás creyó que funcionaria, el dolor desapareció. Quedo anonadado en la ubicación mirando su mano y llevándola reiteradas veces a su cabeza. 

 

—Es el poder del vampiro… La cura inmediata. — Hablo la menor ya más que conocida para él. 

 

—Sí, eso ya lo sé. — Respondió de malas ganas apoyándose en sus brazos. No deseaba moverse aun de esa cama. — ¿Cómo es que termine inconsciente si debería curarme de inmediato? 

 

—Ah.. Eso fue mi culpa. — Rio inocente. — Lo siento, necesitaba hacerlo o irías por Jiyong otra vez. 

 

¿Jiyong? 

 

Sin decir más termino mirando la ventana volviendo a pasar cada una de las escenas por su cabeza, una y otra vez. ¿Un sueño? No, no podían soñar a menos que fuera despierto y a eso se le llamaba imaginación. ¿Podía tener una ligera esperanza de que fuera un sueño? 

 

—Hm… ¿Qué se supone que le hice a Jiyong? —Preguntó a la menor sin desviar la mirada de la ventana y mucho menos mostrando una expresión en su rostro. 

 

—¿No lo recuerdas? 

 

—Solo sé que era mi primer sol rojo y estoy aquí. — Mintió. 

 

—Bien…—La mujer le miro extrañada, podía sentir su mirada encima. — No vi todo lo que hiciste, solo llegue y estaban besándose. Yo supongo que casi lo violas, después de todo el sol rojo solo es deseo sexual. 

 

¿Violarlo? En esa parte de la historia difería. No estaba intentando defender sus acciones, porque no había duda que solo actuó por naturaleza, lo que sintió fue por el sol rojo, el deseo de sexo fue nada más por ello, no tenía nada que ver con lo que sentía. Aun así se sentía nervioso por pensarlo, recordarlo más bien, porque recordaba sus labios y… ¿Dónde mierda estaba? ¡Mierda!  Termino llevando una mano a su cabeza, ¿Cómo podía estarle pasando eso? Siquiera había logrado ver a Jiyong tras la transformación y lo vio en su peor momento. 

 

¡No lo iba a violar! Recordaba perfectamente todo, aun podía escuchar su gemido con su nombre, como su cuerpo temblaba en su agarre, el movimiento de sus labios, su dulce boca y ni hablar de su sangre… 

 

—¿Aun te duele? —Pregunto YooBin acercándose con ese deje de preocupación. — Mierda, ¿Te hice mucho daño?

 

El negó deteniéndola antes de que le tocase la cabeza. No quería saber que tenía una extraña temperatura y hacerla  hablar más de Jiyong. 

 

—¿Él está bien? —Volvió su mirada a la menor. — Digo, ¿Le hice daño o algo? 

 

—Bueno… Está bien. Se negó a beber el elixir, así que debe tener una fea marca en su cuello. —YooBin apunto la zona con su índice. — Iba a ir por el ahora. ¿Quieres ir? 

 

—¿Puedo? Digo… ¿No le haré nada? Apenas me entere de que trata el sol rojo y todo lo que debería o no pasarme. —Bufó. 

 

—Era de saberse que Hero no te lo diría. —Rio. —El disfruta de ver a sus transformados en sus llamados de la naturaleza, pero supongo que es más para ver su resistencia. 

 

—Ese tipo me está aburriendo con sus pruebas absurdas. Es por eso que tiene tan pocos transformados, los mata a todos. 

 

—En realidad. Hero aunque no lo creas tiene los vampiros más fuertes como transformados. Su clan de humanos transformados es el más fuerte, donde quiera que vayas todos te temerán, si hablas de Hero como tu líder. 

 

—Pero él no enseña nada en absoluto. — Interrumpió a la menor en medio de su narración. 

 

—Ese es su secreto. Los vampiros son los más estereotipados de las criaturas por los humanos, si está a su lado como un padre enseñándote a jugar con un balón, no aprenderás nada, porque sentirás la protección de él, igual que un bebe por su madre. Él les deja experimentar desde cero lo que es ser una criatura, para que dejen a un lado su humanidad.  

 

No podía creerlo. Ese tipo realmente había pensado en todo, lo tenía calculado, sabía el final de cada uno con solo verlo, como seria que responderían a él. Ahora podía entenderlo. Entonces, esos diarios, esos vampiros. ¿Estaban muertos? 

 

 

—El sol rojo es solo uno de tantos días que tendrás Seung Hyun. — La menor soltó un suspiro suave con una ligera sonrisa. 

 

—Me llevaré un regaño pero te advierto que tienes un día donde te sentirás débil, como otro donde perderás la cordura por sangre… 

 

—Eso parece ser siempre. — Rodo sus ojos para terminar de pie en su habitación, necesitaba buscar esas gafas oscuras si deseaba salir. — Sino, ¿Por qué bebí la sangre de Jiyong? 

 

—Te lo contaré, pero dirás que son cosas mías. — Realizo una mueca. 

 

YooBin se acercó hasta la ventana donde se acomodó dejando sus piernas colgar por esta. 

 

—La verdad es que el sol rojo solo trae lujuria a los vampiros.

 

Se había encargado de revisar sus cajones en lo que escuchaba a la menor, no era información que no conociera, de hecho no le servía en absoluto esa respuesta. Además estaba seguro que esa era la razón por la cual termino más excitado, porque Jiyong debía tener una sangre buenísima nada más. 

 

—Eso ya lo sé, dime algo que no sepa. — Abrió su armario buscando finalmente entre los bolsillos de sus prendas anteriores, hasta finalmente dar con las gafas. 

 

—Solo lu-ju-ri-a…—Recalcó la menor. 

 

No podía ser cierto que los recuerdos lo tuvieran así, siquiera podía pensar con claridad. Necesito ese deletreo para entenderlo. 

 

—Explícate ahora. —Le ordeno apuntándola con las gafas como si de una arma se tratara. 

 

—Pensé que eras más inteligente Seung Hyun. — Rio. 

 

Estaba odiando esa odiosa risa inocente, ¡No entendía nada! Ella se aprovechaba de eso, se burlaba de él. 

 

—Digamos que la sangre trae algunos efectos en los vampiros. No todas, solo una. Sin contar que la sangre de un lycan los puede matar. Pero la sangre de esa “persona especial” como los humanos le llaman, tiene un efecto en ustedes como el de embriagarse. — La mujer realizo las comillas en las palabras precisas. — Eso los hace desearla más… Aunque no para llegar a matarlo, simplemente como para adueñarse de ellos. Al final terminan siendo pareja…—Se encogió de hombros. 

 

¿Realmente parecía indiferente a lo que acababa de contar? Mientras el no sabía como mierda debía actuar. Tenía que ser una mala broma. 

 

¡Era imposible! ¡Dios! 

—Deja de jugar, niña. — Bufó llevando sus ganas a sus ojos mientras se acercaba a esta. La ventana se había convertido en su nueva puerta.

 

—Ya deberías conocer a Go Ah Ra. ¿No? —Pronunció está deteniéndole antes de asomarse por la ventana. — Si no me crees pregúntaselo. Su esposo es un lycan, ella es la única que hasta el momento ha bebido la sangre de un lobo y no ha muerto en el intento. Y si te lo preguntas, no es una mala transformación, su esposo es un lycan de sangre pura, hermano de Taec y Rain, ex y actual líder de Beta. 

 

Con esa última información la menor termino lanzándose hasta llegar al suelo. Aterrizaje perfecto, siquiera doblo una de sus piernas, ella comenzó a caminar apenas había tocado tierra, como se notaba la diferencia de un neófito con una sangre pura. Por otro lado el seguía sorprendido de toda la información que le había soltado. A veces creía que jamás terminaría de enterarse de todos los secretos que ocultaba esa academia, cada vez que sentía tener todo conocimiento, llegaba Hero o esa pequeña y terminaban bajándolo aún más de la pirámide en conocimiento. 

 

¿Asombrarse o no? Ese era el gran problema para él ahora. 

 

 

Agradecía no tener que quejarse por la caminata. Ser un vampiro le había quitado de encima varias quejas de su vida. No sentía cansancio, no necesitaba dormir para sentirse bien y lleno de energías, tenía más de un beneficio, quejarse aún no lo hacía, al contrario, sentía que la decisión fue correcta. Aunque en realidad no esperaba meter la pata tan a fondo con tan solo un mes de ser un vampiro…

 

En todo ese “corto” camino al castillo de la luna. Porque así fue, exactamente dos minutos, le siguió el paso en todo momento a la menor quien siempre fue en frente de él saltando por las ramas de los árboles mientras el mantenía su paso en el suelo. No podía dejar de pensar en lo que había hecho. La mejor decisión fue fingir no saber absolutamente nada. No era culpa lo que sentía, no podía sentirse culpable de una escena donde no existieron quejas, Jiyong no lo aparto, no pidió ayuda, no chillo, no nada. Tenía la oportunidad de morder sus labios, su lengua, la regeneración tomaba más tiempo que la cicatrización, podría tener la oportunidad al menos de huir, ¿Podía? Quizás no, pero no se encontraría como en ese momento… En realidad estaría peor, ahí si sentiría culpabilidad. ¿¡Pero que debía pensar!? Jiyong le había besado y para peor estaba seguro que ambos lo disfrutaron bastante. 

 

 

—Esta despierto…—Dijo la menor apenas estuvieron  tras el castillo de la luna. 

 

No sabía cuál era la habitación de Jiyong, entre tantas ventanas no podía siquiera adivinar como un simple juego, YooBin estaba ahí para ser su guía, eso creía. El aroma dulce de la sangre nuevamente lo estaba llamando. Por inercia giro su mirada al castillo kilómetros más lejos, el castillo del sol. ¿Sería que podía sentir el aroma de la sangre humana desde ahí? Pero no estaba percibiendo más de una, era una en específico y la conocía.

 

Cuando volvió su mirada hasta el castillo, dio con una ventana nada más por presentimiento. Estaba seguro que el aroma dulce venía de ese lugar. 

 

 

—¡Jiyong! —Grito la menor con ambas manos rodeando su boca. 

 

Era cierto, Jiyong seguía siendo humano, de lo contrario solo necesitaría hablarle y el escucharía. 

 

Algo en él se revolvió cuando vio ese cuerpo asomarse por la ventana. ¿Cómo iba a verlo después de lo que había hecho por la noche? ¡Cierto! Había mentido… El no recordaba nada, debía apegarse al plan. 

 

—¡Seung Hyung volvió! —Volvió a hablarle. 

 

Cuando el cuerpo se retiró de esa ventana, escucho nada más un “vamos” de la boca ajena para saltar como si nada hasta esa ventana y desaparecer de su vista. Necesito enfocarse en la presencia para notar sus movimientos lejos del lugar y así el ingresar tras ella. 

 

No estaba loco, podía escuchar a la perfección el corazón de Jiyong latir cuando lo vio. Estaba nervioso, no había otra razón para que un corazón estuviera así, de lo contrario… Tenía miedo. No sabía cuál de las dos era la peor opción, solo esperaba tener razón y no creer que toda la escena de la madrugada solo le causo terror de lo que se había convertido. 

 

—¿Cómo estás? ¿Te sientes mejor? —Le pregunto la menor acercándose a la cama donde se sentó junto con Jiyong. 

 

—Hm.. Es solo…

 

Jiyong no parecía estar muy cómodo con su presencia, no lo juzgaba, después de casi tener sexo en el bosque, era imposible que este estuviera feliz por la vida, a diferencia de él que aun cuando su corazón no podía latir se sentía “extraño” Ni bien mi mal cerca de él, sin contar que su sangre lo estaba llamando a horrores, increíblemente no con el deseo de beberla. 

 

El menor termino girando su cabeza para mostrar la herida que tenía en su cuello. 

 

—Eish… Si tienes bien feo…—Dijo YooBin. 

 

Mientras que a esta no le sorprendió, el no evito abrir sus ojos sorprendido. Fue un acto reflejo acercarse, tomar la mano de la mujer  y sacarla del lugar en la cama para tomarlo él. Tampoco era que utilizara toda su fuerza como para correrla, esta comprendió de inmediato que deseaba observar con sus propios ojos lo que había provocado. 

 

Ignoro por completo el que Jiyong ubicara sus manos sobre sus hombros evitando que se acercara, eso solo indicaba más que este tenía miedo de volver a recibir una marca como esa. Termino sosteniéndolo de la cintura y acercando sus dedos hasta esta marca, con bastante delicadeza, más Jiyong se quejó al instante en el que la toco. Era imposible pero de todos modos intento empujarlo. 

 

—No hagas eso. —Volvió a quejarse. 

 

—Vaya, que preocupado estas…— Dijo YooBin acariciando la muñeca con la cual le jalo. — Tu fuiste quien… 

 

—No…—Interrumpió Jiyong. — No pasa nada. —Agrego bajando su mirada. — Yo fui a buscarlo, quizás lo merecía por romper las reglas..

 

—¿Fuiste a buscarme? 

 

Él asintió. 

 

—Fue culpa de ella en realidad. — Apuntó a YooBin. — Pregunte por ti cientos de veces y nadie respondía mis preguntas. Estoy seguro que ella sabía que estabas bien pero no me lo dijo… 

 

Inmediatamente vio a YooBin, esta alzo sus manos mostrando sus palmas en dirección a él, como si fuera inocente. 

 

—¿¡Eh!?  —De la nada Jiyong reacciono observando a la mujer. 

 

—¿Qué ocurre? —Le pregunto al menor pero no obtuvo respuesta. 

 

—Seguro le duele la herida. ¿No? —YooBin termino sentada en uno de los muebles en frente de ellos, el no iba a moverse de ese lugar. 

 

Ahora si se sentía culpable. 

 

—S-Si… Eso…—Respondió el menor. 

 

Su corazón había aumentado en ritmo cardiaco, estaba seguro de ello. 

 

—Seung Hyun puede borrarte la marca.

 

Ahí estaba. YooBin con más información de la que no sabía. Peor, no quería escuchar lo que tenía para decir, porque sabía o tenía en mente que terminaría incomodándolos a ambos.

 

—¿C-Como puede hacerlo? —Jiyong por inercia cubrió esa marca con su mano.

 

—Solo puede hacerlo quien la hizo, y como tenemos aquí al culpable. — Rio leve. — No es complicado, solo debe lamerla. Se suponía que debía hacerlo cuando acabara de beber, así tu sangre ayudaba también en el trabajo de cicatrización. 

 

—¿Eh?... —Trago en seco. ¿¡Estaba loca!? Estaba seguro que YooBin bromeaba. 

 

—¿Y ese elixir negro? ¿Sirve? —Pregunto Jiyong. 

 

Ella negó.

 

—Te quitara todo el dolor pero dejara la marca. ¿Qué prefie…?

 

De la nada la menor abrió los ojos. Miro hacia la ventana con rapidez y cerro sus ojos con fuerza.  

 

—Mierda. Es mamá. — Se quejó tomando el collar para arrancarlo y entregárselo. 

 

—¿Cómo? ¿Eh? —Dijo sorprendido Jiyong. 

 

—Luego lo explico, debo irme. ¡Nos vemos! 

 

Así fue como YooBin no demoro en desaparecer por esa ventana. Ambos terminaron con la mirada en ese lugar, no entendieron absolutamente nada, la mujer solo dejo el frasco negro a su poder, lo que le parecía muy buena decisión de parte de Jiyong, ¿Cómo se atrevería a lamer esa zona? ¿Qué tal si deseaba morderlo otra vez? 

 

—¿Entonces? 

 

Jiyong comenzó a jugar con sus manos. Si, estaba nervioso. 

 

—¿Qué tal si me transforman y me queda la marca? —Dijo sin siquiera levantar su mirada. 

 

—Es una marca de guerra. —Hablo en aquella expresión de recuerdo de batalla. Se había salvado de una muy grande en realidad. 

 

—¿Crees que es gracioso? —Lo miro desafiante. 

 

El por su parte no pudo evitar reír al verlo. Podía ver sus nervios en su mirada sin contar que intentaba asesinarlo por su comentario. 

 

—No quiero esa marca. —Volvió a quejarse. — Es tu culpa, arréglalo. 

 

—Bien, bien…—Por inercia relamió sus labios observando la herida. 

 

Lo pensó dos veces antes de acercarse un poco más, acomodarse sosteniéndose del colchón. 

 

—Tu…—Acabo con el silencio. — ¿Recuerdas algo? —Consulto el menor. 

 

No sabía quién era peor. Si Jiyong o YooBin. Al fin y al cabo terminaban en el mismo tema que había intentado evitar desde un principio. ¡Claro que no iba a responder! Seguiria su plan. 

 

—Recuerdo el sabor de tu sangre. ¿Recuerdas el vino que sacaste? ¿Ese dulce? 

 

El asintió. 

 

—Tu sangre sabe casi igual, solo que más dulce. —Sonrió leve. — Me gusta más claro… 

 

Si el corazón de Jiyong seguía latiendo así, terminaría descontrolándose, era imposible que siguiera con eso si se lo estaba poniendo tan complicado. Mierda, realmente no sabía qué hacer, solo necesitaba cerrar esa herida y consultarle por un paseo por el bosque, algo así acabaría con todo. Cualquier cosa menos recordar lo que habían hecho en la madrugada. 

 

No podía con la tensión en esa habitación. Jiyong estaba buscando su mirada a través de esas gafas oscuras, había dado con ella más de una vez, pero no parecía conformarse. Tomo estas con delicadeza y las retiro. En un lugar cerrado no existía problema, además el sol aparecía del otro lado, no había rayo solar que le complicara la vista. ¿Qué sería más doloroso? ¿Ver el sol o esa mirada en los ojos de Jiyong? 

 

—Bórrala…—Susurro desviando su mirada con lentitud cerrando sus ojos para darle acceso a su cuello. 

 

Volvió a tragar en seco. ¿Por qué la visa seguía poniéndole dificultades? Estaba viejo para tener tantas emociones. Ya ni excusas tenía, pues el cuerpo de un viejo claramente había desaparecido. 

 

Hubiera tomado aire de tener sus pulmones funcionando, pero lo hizo cual recuerdo humano y se acercó a ese cuello. Su lengua recorrió este de principio a fin, pudo sentir los orificios y con esto la piel del menor tensarse ante su contacto. 

 

—Ah…—Jiyong soltó un suspiro suave. 

 

No se apartó, pues estaba impresionado con la cicatrización, podía ver como la piel se cerraba y cambiaba de color frente a sus ojos. La pequeña tenía razón, podía borrar las marcas de sus víctimas. Inmediatamente esa conclusión llego a su cabeza, esa debía ser la razón por la cual habían humanos que sabían de los vampiros pero no tenían prueba alguna al respecto. 

 

Para cuando busco la mirada ajena e indicarle las observaciones, siquiera pudo abrir la boca, pues tenía la mirada del menor sobre la propia, perdiéndose una vez más en sus ojos. No tuvo de otra que acordarse de la madrugada, no podía olvidarla, no olvidaría esos ojos mirándole luego de gemir. Esa boca había gemido su nombre, además de besarle, y le había gustado, para su mala suerte, esos deseos volvían a él. 

 

—¿Se borró?... —Susurro el menor sin quitarle la mirada de encima, al menos hasta que la bajo lentamente a sus labios, así como él lo hizo. 

 

—Si…—Susurro de igual forma. 

¿Cuándo fue que se acercaron tanto?

 

—No hay marca…—Volvió a susurrar. 

 

Ya para ese entonces, sus labios ya se rosaban. El peligro crecía…

 

—Gra…

 

Pero no lo dejo acabar. ¿Cómo resistirse si tenía su boca ya prácticamente contra la suya? 

 

Un beso no le hacía nada de mal. Solo era uno, quizás un roce leve. Los dulces labios, un suave contacto, sus bocas entre abiertas poco a poco. Quería más… Así lo hizo. Profundizo ese beso ladeando apenas su rostro, más no se acercó más de la cuenta, con eso se refería a sus manos, ya era bastante peligroso compartir una nueva unión de sus labios para dejarse llevar por el lugar en el que estaban, una cama. 

 

Pudo sentir la mano del menor sobre su mejilla, la acaricio con suavidad hasta dejarla caer sobre su hombro. No quería quejarse, pero necesitaba que Jiyong al menos entendiera ese mínimo espacio que le estaba dando. ¿Qué era peor? ¿Un hombre de edad con deseos sexuales? ¿Un adolescente con las hormonas alborotadas? 

 

Toc Toc Toc...

 

Se escuchó de la nada obligándolos a separarse. 

 

En la ventana, yacía un hombre de pie con su mano aun apoyada contra la pared, el mismo lugar donde dedujo que este había dado los golpes. 

 

—Siento interrumpir. —La voz era desconocida. Seca, casi tan fría como Hero. — Jiyong, ¿Nos vamos? 

 

—¿Quién eres?... —Pregunto el menor a su lado. 

 

—Soy Kibum. Tu líder. 

 

El silencio inundo la habitación. 

 

—No me hagas esperar, tenemos que preparar tu transformación.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).