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RDragón por MiRoApril

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Espera aquí. —Ordeno su líder. — Tenemos mucho que hablar. 

 

—Claro.. —Soltó en una voz suave. 

 

Inconscientemente estaba moviendo sus piernas de lo nervioso que se encontraba. Seguía sentado en la misma silla que Kibum le ubico, no había movido ni un solo musculo, estaba rígido, tenso cual roca, como tronco de árbol, había miles de expresiones que podía utilizar para cómo se sentía, la principal eran los nervios. Estaba nervioso, su transformación lo tomo por sorpresa, YooBin no fue capaz de decirle algo al respecto, simplemente llego aquel líder que no conocía en absoluto e interrumpió un momento que seguía cuestionando en su cabeza. 

 

¿Qué mierda había hecho? ¿Qué había hecho Seung Hyun? 

 

 

—No hagas eso. —Volvió a quejó.

 

Sus nervios empeoraron desde que vio al Seung Hyun ingresar por la ventana a cuando lo tuvo a su lado observando aquella marca en su cuello. No tuvo tiempo de reaccionar al como YooBin salio disparada de su lugar en la cama, el mayor no lo pensó dos veces en tomarla y sacarla de ese lugar para tomarlo él y ver su cuello. 

 

Si, esa herida dolía a horrores, casi como los típicos dolores de cuello donde girar su cabeza en cierto ángulo provocaba un  ardor y tensión en su cuello que sacaba quejidos. 

 

—Vaya, que preocupado estas…— Dijo YooBin acariciando la muñeca con la cual le jalo. — Tú fuiste quien… 

 

—No…—Interrumpió a la menor, no quería culpar a nadie, después de todo el era quien fue a buscarlo. — No pasa nada. —Agrego bajando su mirada. — Yo fui a buscarlo, quizás lo merecía por romper las reglas..

 

—¿Fuiste a buscarme? —Escucho la voz sorprendida de Seung Hyun. 

 

Él asintió. 

 

—Fue culpa de ella en realidad. — Apuntó a YooBin. — Pregunte por ti cientos de veces y nadie respondía mis preguntas. Estoy seguro que ella sabía que estabas bien pero no me lo dijo… 

 

Negó a la acción de inocencia de la menor, no le serviría actuar como niña buena frente al vampiro, puesto que ambos sabían perfectamente que él no mentiría. Cuando volvió su mirada con el mayor, sucedió lo que jamás creyó posible. 

 

—<<Lo sabe todo>>.—YooBin hablo en sus pensamientos.

 

—¿¡Eh!?  —Su mirada se giro rápidamente a la menor. ¿Cómo hizo eso? ¿A que se refería?  

 

—¿Qué ocurre? —Le pregunto Seung Hyun.

 

—Seguro le duele la herida. ¿No? —YooBin termino sentada en uno de los muebles en frente de ellos.

 

—<<Shh... No hagas escándalo.>>. — Volvió a hacerlo. No podía concentrarse. Tenía que hablar en sus pensamientos además de hablarle al mayor para parecer normal. 

 

—S-Si… Eso…—Respondió en una voz nerviosa.

 

—<<Lo recuerda todo. Te está mintiendo porque se siente culpable. Leí su mente mientras hablábamos en su habitación. Me hizo creer que olvido todo.>>. — Hablo una vez más la menor en sus pensamientos.

 

¿¡Como no iba a ponerse nervioso con eso!? Su corazón latía a mil por hora, tenía tantas cosas en su cabeza, Seung Hyun recordaba todo pero aun así este quería pasar por alto la situación que vivieron. ¿Se sentía culpable? O ¿No quería hablar respecto al tema? 

 

 

Escucho una puerta que le quito por completo de sus pensamientos. Kibum estaba ingresando al castillo con un extraño libro en sus brazos, un enorme libro. Cubierta de cuero, que apenas caía en sus manos, por ende cuando lo tuvo en frente y cruzaron sus miradas, el híbrido dejo que el libro levitara a su alrededor moviendo las paginas por si solas mientras se acercaba hasta él. Termino ubicándose frente a él apoyando su cuerpo contra una mesa. El libro estaba abierto frente a sus ojos a diferencia de Kibum que debía estar viendo nada más la cubierta. 

 

Desde un principio todo fue extraño. Ese castillo era extrañamente frio. Cuando ingreso esperaba la misma estructura que la academia, pero este era bastante antiguo, no tenía esa combinación de épocas, la estructura en todo momento era la misma. Necesitaba algo de iluminación de la cual no sabía de donde venía, ya que era parecida al sol pero en el interior, no eran focos comunes como en casa humanas, esto era algo como un propio sol en cada espacio oscuro donde el natural no llegaba desde las ventanas. Por último, donde se encontraban, un cuarto subterráneo, tenebroso, parecido a un cuarto de tortura, solo que en ese lugar existían mesas con diferentes artefactos que parecían ser químicos, más eran naturales, plantas, flores, enredaderas, todas formaban extraños aparatos de ciencia. 

 

—Para empezar te explicaré que es un híbrido. —Kibum acabo con ese silencio. — Un híbrido es la combinación de dos o más razas, puede ocurrir naturalmente como en una transformación, pero los humanos son débiles para tener más de una raza. ¿Me explico?. — Aclaro su garganta. El libro dejo pasar un par de hojas mostrando un árbol genealógico. — MinAh es una híbrida pura en combinación de razas. Desde sus ancestros se vienen combinando las razas, siendo así hijos de híbridos puros hasta llegar a ella. Del cien por ciento de su raza híbrida, está compuesta probablemente por un cinco por ciento de cada raza existente. 

 

Su expresión lo decía todo, entendía lo que Kibum le hablaba, más seguía impresionado de todo lo que decía, quizás por ello esa mujer era tan poderosa y su hija, YooBin, no era para menos…Su amiga con el tiempo quizás podría superarla. 

 

—No te hablaré de mí, así que iremos al grano. — Continuó su líder. — Tienes potencial para ser parte de todas las razas, por eso estas aquí. Necesito que escojas la combinación que más te agrade. 

 

El libro volvió a moverse por su cuenta frente a sus ojos. No vio los títulos, las ilustraciones eran lo suficientemente aterradoras para dejar en claro que combinaciones de razas eran esas. Trago en seco con cierto temor, no estaba pensando en la transformación, sino en cómo se vería  y como dolería tomar esas formas. 

 

—Puedo sentir en ti una combinación oscura. —Kibum se encontraba serio sin mover nada más que los labios. Era una copia de Hero, pero este era menos tenebroso que ese vampiro. — Descartaremos los ángeles. Tienes a elección entre vampiro, demonio, lycan, doppelganger. 

 

—Creí que esa raza no existía. —Soltó esas palabras sin pensarlo, tal cual lo pensó lo dijo. Recordaba la conversación con YooBin, esa raza había desaparecido junto con su líder. 

 

—El que no exista ya con nosotros no quiere decir que no pueda ser parte de una combinación híbrida. —Respondió con seguridad el híbrido. 

 

—¿Qué opina usted? —Hablo con formalidad. No sabía como tratarlo, en definitiva no sería con confianza, temía a que este reaccionara como Hero. 

 

—No sé si lo sabes, pero los humanos son una creación nuestra, por mezclarnos cuando la naturaleza no nos lo permitía. —Comentó acercándose hasta tomar el libro con sus manos y cerrarlo frente a sus ojos. — Un demonio y un lycan, un híbrido de oscuridad. El lycan aun cuando no es cien por ciento oscuridad y maldad, el demonio si lo es, son opuestos, pero un demonio se forma por el arrebato de la pureza angelical. 

 

Demasiada información para él. Apenas estaba procesando la idea de la transformación, el elegir dos razas, olvidar a Seung Hyun. ¿Cómo se suponía que debía concentrarse? Todo estaba pasando otra vez… Demasiado rápido.

 

 

—Seung Hyun puede borrarte la marca. —Sugirió la menor. 

 

Trago en seco cuando su mejor amiga abrió la boca para condenarlo una vez más. ¿Qué se creía? ¿Cupido? ¡No necesitaba que se las diera de casamentera, no podía estar con Seung Hyun, era un hombre y mayor, aunque la edad no importaba siendo criaturas, pero, ¿Qué sabía un hombre de esa edad de estar con otro? Era obvio que Seung Hyun no tenía una pisca de homosexual, sino, ¿Por qué le trato como una mujer? Lo tomo por la cintura, con tanta delicadeza como el cristal, sin contar que había mordido su cuello, pero estaba realizando un papel que él también hacía, por ende experiencias con hombres no tenía, al igual que él. Ese había sido su primer beso con un hombre, y le había gustado. 

 

 

—¿C-Como puede hacerlo? —Llevo su mano a esa marca por inercia, no quería que hicieran algo aún más doloroso que eso. Las ideas de YooBin le causaban terror. 

 

—Solo puede hacerlo quien la hizo, y como tenemos aquí al culpable. — Rio leve. — No es complicado, solo debe lamerla. Se suponía que debía hacerlo cuando acabara de beber, así tu sangre ayudaba también en el trabajo de cicatrización. 

 

¡Por eso le causaban terror! ¿Qué mierda pensaba YooBin? ¿Qué podían hacerle la mejor serie BL frente a sus ojos? ¿Qué podían dárselas de actores homosexuales de película porno? ¿Lamerlo? ¿¡Lamerlo!? ¿Qué clase de criatura sana al usar su lengua? Algo estaba mal con los vampiros, eso no tenía sentido. 

 

—¿Eh?... —Incluso el mayor había reaccionado ante la sorpresa.  

 

—¿Y ese elixir negro? ¿Sirve? —Preguntó. 

 

Ella negó.

 

—Te quitara todo el dolor pero dejara la marca. ¿Qué prefie…?

 

YooBin se quedó congelada observándolos a ambos. Frunció levemente el ceño, cerro sus ojos como si estuviera recibiendo un regaño hasta que chasqueo su lengua de la molestia.

 

—Mierda. Es mamá. — Se quejó tomando el collar para arrancarlo y entregárselo. 

 

—¿Cómo? ¿Eh? —¿Le había hablado a los pensamientos? ¿Estaba cerca de ahí? 

 

—Luego lo explico, debo irme. ¡Nos vemos! 

 

No esperaba menos de YooBin. Como criatura para los momentos inoportunos como el tener al inspector en su habitación tras descubrirlos juntos, no podía desaparecer fácilmente causándole problemas, pero si se trataba de ella y su madre, parecía que el miedo hacía el trabajo por ella. Desapareció frente a sus ojos por la ventana. 

 

—¿Entonces? —Pregunto Seung Hyun con la mirada en su marca. 

 

Como odiaba en ese momento a YooBin, estaba más nervioso que nunca, incluso sus manos lo demostraban, jugueteaba con ellas.

 

—¿Qué tal si me transforman y me queda la marca? —Dijo sin siquiera levantar su mirada. 

Estaba mintiendo. No le importaba la marca. Sin YooBin y aun con sus nervios, era diferente llevarlos a tener una espectadora presente. Si no debía mentir, diría que quería sentir esa lengua por su cuello en vez de ese líquido que quitara nada más el dolor. 

 

—Es una marca de guerra. —Comentó Seung Hyun como una mala broma. 

 

—¿Crees que es gracioso? —Frunció ligeramente el ceño. Si, quería sentir su lengua en su cuello, pero eso no quitaba lo horrorosa que se veía esa marca ahí. Quería que la sacara.  

 

—No quiero esa marca. —Confeso en un quejido.— Es tu culpa, arréglalo. 

 

—Bien, bien…

 

¿Relamió sus labios? Si, lo había hecho.  Por poco sintió sus mejillas tomar color, debía ser una mala broma que este aceptara de esa forma, y además preparara sus labios como si fueran estos los que tocarían su piel. Solo era su lengua, una lamida rápida y ya, pero Seung Hyun se lo estaba tomando muy en serio. 

 

La cercanía comenzó a ser una tortura, el cosquilleo de su piel, estaba nervioso nada más por tenerlo cerca, recordaba la madrugada y sentía esa excitación volver, su cuerpo tomando temperatura, e incluso que sus labios desearan gemir como aquella vez. Pero, ¿Por qué Seung Hyun le había mentido a YooBin? ¿Se avergonzaba de lo que hizo? Aunque la pregunta más importante para él era si estaba consciente en el momento que estuvieron juntos…

 

—Tu…—Acabo con el silencio. — ¿Recuerdas algo? —Su voz sonó suave, algo tímida.  

 

Seung Hyun guardo silencio por unos segundos, nada más que el no responder inmediatamente le hizo creer en las palabras de la menor. 

 

—Recuerdo el sabor de tu sangre. ¿Recuerdas el vino que sacaste? ¿Ese dulce? 

 

El vino dulce que habían probado esa noche en su oficina, era la segunda botella que abrieron tras su llegada, había sido el más delicioso, dulce al contacto con su lengua pero amargo cuando caía por su garganta.

 

—Tu sangre sabe casi igual, solo que más dulce. —Sonrió leve. — Me gusta más claro… 

 

Trago en seco, una vez más. Su corazón estaba alocado, sus nervios eran peor aún. ¿Por qué se sentía una adolescente enamorada? Su corazón quería salir de su pecho, eso no era normal. Aun cuando se encontraba con todos los nervios en su cuerpo, la vergüenza, como si el beber su sangre fuera la gran cosa. Busco la mirada ajena en esas gafas oscuras, las cuales solo estorbaban en esa conexión de sus miradas. Tomo con delicadeza estas y las retiro en un lento movimiento. Sus ojos… Eran… Hermosos…

 

—Bórrala…—Susurro inmediatamente como si estuviera hipnotizado por aquel color.  

 

Kibum se movía de un lado para otro en esa habitación, lo estaba desesperando, pero cada vez que pronunciaba algo en su cabeza, el híbrido se volteaba a verlo con una mala cara, ahí era cuando recordaba que leía sus pensamientos. No había criatura que no leyera los pensamientos y el aún no se acostumbraba, aunque su mejor amiga había prometido no hacerlo y agradecía que así fuera, eso solo indicaba que eran capaces de obviar los pensamientos ajenos, que los escucharan era decisión de cada uno. 

 

Kibum termino con varios objetos de los que no entendía sobre una mesa. Giro su mano en el aire y de esta apareció una daga plateada, el material no podría decirlo con certeza, pues no sabía de qué estaría hecha, era más brillante que el metal, eso sí estaba claro. El híbrido corto la palma de su mano y luego la apretó frente a un recipiente donde dejo caer unas cuantas gotas de su sangre. Un espeso humo morado cual experimento químico salió del recipiente, este lo tomo y lo mezclo con ligeros movimientos de su mano. 

 

—¿Conoces a los ángeles caídos? —Kibum acabo con ese silencio. 

 

El solo se limitó a asentir. Movimiento que no fue captado directamente por los ojos ajenos, más supuso que su mirada panorámica logro hacerlo.

 

—Son muy diferentes a los demonios. Digamos que son inferiores a ellos, porque siguen siendo seres puros. Para volverse demonios deben renunciar a lo que son… Ángeles. Si me explico mejor…Ser un ángel caído es un ángel que puede recuperar la pureza. Sinceramente no sé cómo lo hacen, es lo único que puedo explicarte de ellos, no es un área que me interese, soy un híbrido y ellos no están hablando de su raza como si nada…

 

Una vez más todo lo que le estaba indicando el híbrido era que en ese mundo había mucho más por descubrir y cosas que no podría saberlas nunca mientras fuera nada más que un híbrido. Los secretos parecían respetarse al menos entre las criaturas, para que todos fueran capaces de ocultarse información entre ellos, era increíble. Los humanos tenían mucho por aprender aun…

 

—Te daré las alas de un ángel caído. No son como las de un ángel, tienen un plumaje negro, seguro te gustaran. —Añadió el híbrido mientras se acercaba  a él sosteniendo ese recipiente de cristal con una mezcla extrañamente purpura. — Jiyong voy a matarte para transformarte, tu cuerpo humano tiene que morir. 

 

El miedo lo inundo de inmediato. ¿Lo iba a matar? ¿Cuál era la probabilidad de que eso saliera mal? ¿Qué tal si no renacía como una criatura? No lograba entender absolutamente nada y la desesperación de seguir ahí comenzaba a aparecer. 

 

—Voy a advertirte esto desde ya… —Kibum dejo el recipiente a un lado y cruzo sus brazos sobre su pecho. — Los híbridos oscuros como serás tu… Se alimentan de comida humana aunque no les satisface por completo, por tu parte lycan quizás tengas deseos de comer carne, cocida… Cruda, probablemente te tragues un humano. Y por tu lado demoniaco, puedes alimentarte de los pecados capitales, para esto necesitaras entrenamiento, es complicado robar energías de los humanos… Entonces…—Kibum soltó un suspiro suave y pesado. — Voy a transformarte y lo primero que harás será sentir dolor en su cuerpo, probablemente no te muevas por unos días, tus huesos van a cambiar por completo y ese es el dolor que sentirás. En cuanto a tu espalda, tus alas deben aparecer en una semana, no te hablare del dolor porque no lo conozco, pero he escuchado quejidos…—Se encogió de hombros. — El resto de la información te la diré cuando acabemos. — Kibum tomo al recipiente y se lo acercó. — Bebe esto…

 

 

¿Dolor? ¿Qué mierda era una transformación? ¡Claro que tenía miedo! Parecía todo tan irreal…. Irreal, no podía comenzar a pensar así, si no estaba consciente probablemente no funcionaría la transformación. ¿Qué tal si moría? No sonaba tan mal morir y alejarse de ese mundo de mierda, sus amigos no lo recordaban, sus padres tampoco y Seung Hyun… YooBin…No podía morir. 

 

—¿Qué es esto?. —Preguntó curioso acercando el recipiente hasta su nariz para olerlo. Nada, sin aroma. 

 

—Todos los humanos preguntan lo mismo.. —Bufó el híbrido. 

 

—¿Todos deben beber esto? 

 

Kibum negó.

 

—Todas las transformaciones son diferentes, depende de las razas de hibrido que van a tomar. 

 

Volvió su mirada al recipiente. Apretó sus labios, tenía un mal sabor en su boca simplemente por imaginar a que debía saber esa cosa. Cuando alzo su mirada y vio la amenazante del híbrido, no dudo en tragar todo el contenido de una sola vez. Así como no tenía aroma, no tenía sabor alguno. 

 

—Nhm… No sabe tan… 

 

Su garganta de la nada comenzó a arder con fuerza. El recipiente cayo de su mano partiéndose en mil pedazos a su lado, mientras Kibum no hacía nada por ayudarlo. El aire comenzaba a faltarse, por inercia llevo sus manos hasta su cuello como eso ayudara a quitar el dolor que estaba sintiendo. Todo su cuerpo estaba adormecido, podía sentir de la más mínima célula hasta sus venas. 

 

—Comenzamos Jiyong. 

 

Kibum tomo la daga y camino con tranquilidad tras su cuerpo. No tenía tiempo para pensar en las acciones contrarias, sino se trataba de una mínima idea para acabar con ese dolor, no podía hacerlo. ¿Qué tipo de transformación era esa? 

 

—Acabas de beber el veneno de un demonio. —El híbrido hablo entre sus quejidos. — Y deberías estar muerto pero la sangre que le agregue te mantiene vivo para sentir ese dolor. Eso es la muerte. 

 

La voz de Kibum parecía tan natural, se notaba a leguas que estaba acostumbrado a las transformaciones y al torturar a los humanos. De pronto, sintió como tomaba la tela de su playera, la rasgo por completo dejando su espalda expuesta. El temor que estaba sintiendo no era por lo que este podía hacer, sino porque ya había previsto que era lo que estaba a nada de hacerle. 

 

—Nos vemos en la siguiente vida Jiyong. —Le hablo el híbrido antes de clavar su daga contra su espalda. 

 

Pudo sentir el filo rasgando lentamente su lado derecho, para repetir la acción en su izquierdo. Los gritos de la habitación solo venían de su boca, y de la tortura que le estaba haciendo pasar. Alas, estaba haciendo el agujero de las malditas alas a carne viva, sin preocuparse ya del dolor que sentía por ese veneno y ahora su espalda. ¿Había algo más? 

 

El líquido caliente de su sangre podía sentirlo recorrer su piel. Siquiera causaba escalofríos, ni un cosquilleo, pareciera que su sangre quemaba su piel. El dolor era tan insoportable que sus mirada comenzaba a nublarse. Tenía que morir para renacer, pero, ¿Era necesario morir de esa forma? 

 

Iba a caer. Su cuerpo se movió de tal forma que estaba a nada de tocar el suelo. Fue Kibum quien lo tomo de la cabeza, si, la cabeza y lo mantuvo con la mirada alta a él. No dijo absolutamente nada, solo vio como este tomo impulso con la daga ensangrentada y la clavo, esta vez… En su pecho. 

 

Lo demás solo fue negro. 

 

 

—Ah…—Suspiro suave. 

 

El contacto de la lengua de Seung Hyun contra su piel era excitante, no pudo evitar suspirar para cuando este finalmente se decidió a borrar esa marca. Sintió un cosquilleo tan agradable que estaba seguro lo había obligado a cerrar sus ojos aunque sea unos segundos para disfrutarlo. 

 

Seguía sintiendo a Seung Hyun cerca, aun cuando este no podía respirar para sentir su respiración, valga la redundancia. Lo tenía tan cerca que creía o más bien temía que pudiera escuchar su corazón. No sabía qué tipo de habilidades tenían los vampiros, si eran o no como lo planteaban en los libros, ¿Qué tal si Seung Hyun podía escuchar su corazón? Notaría de inmediato lo nervioso que se ponía cuando estaba cerca, se estaría delatando. 

 

—¿Se borró?... —Susurro acabando con ese silencio, más no se separó, apenas giro su cabeza buscando la mirada ajena. 

 

—Si…—Susurro de igual forma. —No hay marca… 

 

No entendió cuando fue que sus narices se rozaron, como llegaron a que sus labios se rozaran, ni menos como la distancia de la nada comenzó a ser mínima. Se estaba tentando demasiado, lo disfrutaba, le gustaba, pero, ¿Qué había de Seung Hyun? ¿Entendía o al menos era consciente de lo que estaba haciendo? 

 

—Gra…—Alcanzó a pronunciar a medias sus palabras. 

 

Los labios ajenos estaban sobre los propios en un beso que no se esperó. No demoro en corresponder, de hecho siquiera lo pensó, sus labios hicieron su trabajo por si solos cuando los ajenos los tocaron. En esa conexión no se privó de nada, dejo que sus manos se perdieran en las hebras del mayor, que sus yemas acariciaran su cabello, así como deslizo sus manos hasta sus hombros. No se preguntaría como era que un beso con un hombre podía ser tan bueno, menos el cómo le hacía sentir un extraño cosquilleo tipo quinceañera en su estómago. Pero no quería separarse de él… 

 

Seung Hyun… ¿Le gustaba? 

 

 

—Jiyong… ¡Jiyong! 

 

Esa voz… ¿Quién le estaba llamando? 

 

—¿Cómo ocurrió? ¿Qué fue lo que hiciste? —Una voz femenina se escuchó a lo lejos, una voz algo metalizada. 

 

—La transformación no funciono. 

 

¿Kibum?

 

—¡Eso es imposible! Ese chico estaba listo para ser un híbrido. —Conocía esa voz… Era…—¿Cuál es su estado? —MinAh. 

 

—Está muriendo. Debería estar muerto en realidad. 

 

—Intenta salvarlo. ¡Ahora! —MinAh ordenó. 

 

—¿Qué son esos gritos MinAh? ¿Eh? ¿Desde cuando me volví un idiota al que puedes hablarle así? 

 

—Kibum…

 

—¿Hm? 

 

—El humano es importante. 

 

Kibum soltó un suspiro pesado. 

 

—Lo sé. Pero sabes que no me importaría dejarlo morir. —Soltó como si nada. — Déjate de juegos MinAh. Lo sabes bien… 

 

El silencio… ¿Qué era eso? ¿Dónde estaba? ¿Por qué?... ¿Por qué no podía moverse? 

 

—Tsk.. —Bufó el híbrido. — Tiene la daga en el corazón. Y…

 

—¿Sigue vivo? 

 

Una vez más… Silencio. 

 

—Entiendo. 

 

 

¿Qué había ocurrido? ¿Por qué no sentía nada? Todo era negro, podía escuchar pero no hablar. ¿Qué rayos habían hecho con él? ¿A que se refería con que moría? ¿Lo dejarían morir? 

 

—Ahora es mi turno de esperar por ti…

 

Seung Hyun… 

 

 

Podía sentir el frio de una tela recorrer su brazo, su piel se erizaba al contacto. La humedad del agua era incomoda, causaba escalofríos en él. Luego su pecho, una vez más esa humedad lo hizo quejarse, quiso removerse pero no lo hizo, estaba agotado y probablemente todo era un sueño. Por tercera vez sintió esa tela en su cuerpo, ya a esas alturas era molesto, volvió a quejarse y esta vez se removió de la cama intentando evitar el contacto con esa tela y quien sea que la manipulaba. ¿Por qué lo estaban… limpiando? 

 

Abrió sus ojos de golpe y se sentó en la cama desesperadamente. Como si no hubiera respirado en un largo tiempo, sus pulmones se llenaron una y otra vez, estaba agitado, exaltado. ¿Qué había pasado? Su vista estaba apenas acostumbrándose a la iluminación y los colores, pestañeaba varias veces intentando enfocar y aclarar su vista. ¿Dónde estaba? Su voz.. ¿Por qué no salía su voz? 

 

—Jiyong…—Habló YooBin con suavidad tomándolo de los hombros y evitando que se moviera más de la cuenta. — No hagas nada.. Recuéstate. 

 

—Hm.. —Se quejó cerrando levemente sus ojos. ¿Por qué se sentía tan agotado? 

 

—Dragón… Necesitas descansar.

 

Pero el se negó a volver a su antigua posición. Se sentía bien, solo estaba cansado, como si no hubiera dormido en días, además… ¿Por qué estaba ahí? ¿Qué había ocurrido con su transformación? ¿Ya era un híbrido? 

 

No se sentía diferente, ni más poderoso ni nada, seguía como un humano o ¿Era que todo había salido tan bien que había alucinado por lo exagerado que era? 

 

—Mierda…—Se quejó llevando su mano hasta su cabeza. — Siento como si hubiera ido a un gimnasio.

 

Su mirada esta vez recorrió su cuerpo. Estaba con su torso desnudo las mantas hasta su cintura y no quería saber si traía o no pantalones. ¿YooBin lo había desnudado? ¿Por qué? ¿Qué mierda estaba ocurriendo? Tal parecía que su vida se basaba en llenarse de preguntas. Aunque su torso se mantenía con una venda alrededor de su pecho, supuso que era por sus supuestas alas, que no tenía idea de cómo aparecerían si les estaban oprimiendo el espacio. 

 

—Espera… No te muevas. —Volvió a decir YooBin esta vez sentándose detrás de él. — Aprovecharé de curarte esa espalda…

 

—¿Mi espalda? —Le dolía todo, sobre todo su cabeza. — ¿Qué ocurrió? Es una mierda la transformación… ¿A quien se le ocurrió la idea? —Bufó.

 

—Casi mueres…—Soltó en una suave voz la menor, pudo escucharla quebrarse. — La transformación no se llevó a cabo, sigues siendo humano…

 

YooBin con delicadeza tomo las vendas y comenzó a soltarlas, pasando sus brazos alrededor de su cuerpo evitando que esta cayera sin más despegándose de su espalda. 

Cuando se sintió completamente libre, vio las marcas en su pecho, eran de aquellas que producía una tela por la precisión que ejercía sobre su piel. 

 

Sintió la mano de YooBin tocar la piel de su espalda, lejos de las heridas por lo que calculaba. ¿Cuándo lo tocaría? ¿Dolería? ¿Se quejaría? Cerro sus ojos a la espera del contacto, del dolor, pero cuando los dedos de su amiga recorrieron exactamente la zona herida, no sintió nada, nada más que contactos para nada delicados. YooBin estaba tocando su espalda como si nada sin decir una palabra. 

 

—Esto…—Soltó la menor. 

 

La escucho tragar en seco.

 

—¿Qué? ¿Qué tengo? —Se giró inmediatamente. ¿Por qué todo en esa maldita academia era con drama? Espacios silenciosos, pausas dramáticas. ¡Por favor! Debían decirlo y ya. 

 

—Nada…—Soltó está alejándose de inmediato de él. 

 

—Ah.. Qué alivio. — Soltó un suspiro suave. 

 

—No. Jiyong no entiendes. No hay nada. —Insistió la menor. 

 

—Si, ¿Y eso? —Arqueo una ceja sin entender la preocupación de la mujer. 

 

—Jiyong…—YooBin se acercó hasta el tomando su rostro entre sus manos para mirar fijamente sus ojos. — No hay nada. Eres un humano, estuviste a nada de morir, te envenenaron, Kibum apuñalo tu corazón. Estuviste inconsciente una semana. Es imposible que esa herida desapareciera. No tienes marcas ni cicatrices. Y  te… ¿P-Puedes mover? 

 

Apenas escucho las palabras de la menor él se puso de pie, ignorando el encontrarse nada más en ropa interior. Fue directamente al espejo de esa habitación, se giró para ver su espalda, nada, reviso su cuerpo, nada. ¿Cómo era posible? ¿No se suponía que la transformación no había funcionado? 

 

A través del espejo vio el rostro sorprendido y anonadado de su amiga. ¿No debería ser el quien se sorprendiera? 

 

—Espera… ¿Y ese líquido negro? Kibum debió dármelo, seguro por eso estoy así. —Respondió con seguridad. 

 

YooBin negó.

 

—Ese elixir tiene sus reglas. Tu habías ingerido ya un veneno Jiyong, y ese veneno tenía la sangre de Kibum. El elixir es una combinación especial, no funciona si tiene más sangre de lo normal. Además… Su cuerpo debió morir cuando la daga se clavó a tu cuerpo. Pero no… Moriste. — YooBin seguía sin moverse de la cama, y sin quitar la mirada de su cuerpo. — Esa daga atrapa el alma humana para mantenerla en el cuerpo mientras ocurre la transformación. Tú la rechazaste…

 

—¿Cómo es posible? —Se preguntó a sí mismo en el espejo. 

 

—No deberías estar así, no deberías ni poder moverte. Kibum intento salvar tu cuerpo humano, pero solo logro regenerar tu corazón. El resto de tu cuerpo necesitaba descanso… Y años de recuperación.

 

Él negó girándose para ver a su mejor amiga. Esta estaba derramando lagrimas frente a él. Llevaba sus manos hasta sus ojos corriendo su maquillaje en el intento de limpiar las gotas que recorrían sus mejillas. Sin pensarlo dos veces se acercó hasta ella para abrazarla, la atrapo entre sus brazos dejando que su rostro se perdiera en su hombro para dejar salir todo de una vez. Los brazos de la contraria lo rodearon, lo apretaron con fuerza, por acto reflejo cerro sus ojos, no sintió dolor, al contrario, se sintió demasiado bien. 

 

YooBin lloraba contra su hombro, podía sentir la humedad de sus lágrimas caer contra su piel, siquiera le importo si estaba desnudo, él se hubiera avergonzado de no ver a la menor tan afectada, por otro lado, ahora entendía por qué a YooBin no le afectaban esas cosas, no conocía el deseo carnal, menos el sentimiento de amar, tenían vidas muy diferentes. 

 

—Creí que ibas a morir…—Sollozo contra su hombro. — No quiero perderte…

 

Entonces, cayó en la realidad…

 

Debió pasar por un momento muy grave para que una criatura que lo había visto todo, se preocupara de esa forma. Realmente estuvo a nada de morir…

 

 

Los híbridos tenían permitida la entrada  a Sigma por la amistad que mantenían los vampiros con ellos, era parecido a un tratado de paz. Por lo que entendió de su mejor amiga era que Kibum y Hero eran los mejores amigos desde siglos, por ende no había problema con que Seung Hyun apareciera en el lugar. Por otro lado, el prefirió volver a su habitación en el castillo de la luna, seguía siendo un humano, no tenía nada que hacer en el castillo Sigma. 

 

Su cuerpo estaba en perfecto estado, por ende le pareció perfecto el poder caminar hasta el castillo de la luna. Se había tomado el tiempo de ir tranquilamente de la mano de su mejor amiga conversando temas más personales, aunque no hablaron jamás de la intimidad, simplemente de sus familias, sus amistades. El extrañaba a sus amigos, a sus padres, quería poder tomar ese bus e ir como aquellos fines de semana donde iba nada más a ser regaloneado por su madre, pero no sería nada sencillo que sus padres ahora le recibieran, no lo conocían, era un humano más en ese maldito mundo. 

 

Por otro lado, YooBin tenía una vida realmente de mierda. Se había dedicado a entrenar desde muy pequeña, había conocido todas sus partes de criaturas y aumentado su fuerza en las vampíricas que predominaban en ella. Del cien por ciento de YooBin, un setenta pertenecían a diferentes criaturas, por lo que era un porcentaje cerca de cinco o diez por cada raza, mientras su lado vampiro tenía por completo el treinta por ciento de ella. Su padre era un vampiro. Un joven estudiante por el cual se dejó llevar su madre, no por el atractivo sino por la inteligencia que tenía, le seguía sorprendiendo como un estudiante pudo lograr algo con ella, pero le quedaba claro que fue más que nada una diversión de la hibrida. Ahí nació YooBin. 

 

Su admiración es su madre, así como la vida de MinAh parecía ser la de YooBin, más esa mujer no demostraba ni una sola emoción por su hija o era lo que él notaba. Pero todo era tan diferente entre criaturas y humanos, que probablemente en la cultura sobrehumana esa relación madre e hija era perfecta.

 

Además de esa conversación, más que nada por el largo camino que tenían para recorrer, hablaron de él, de su transformación y que sería de su vida ahora. YooBin le recalcaba una y otra vez que había algo extraño en él, no en cómo se veía sino en cómo se sentía, no tenía esa “presencia” humana. Por otro lado habían dejado la investigación al híbrido. Extrajo su sangre poco antes de salir de ese castillo, sin contar que el híbrido estuvo pidiéndole una muestra de su piel, a lo que el se negó. Ya le había tomado miedo a la daga que traía en su mano, no le permitiría acercarse. Aunque si era por su bien… 

 

Tenía su mano vendada y la venda una mancha de sangre. Aun cuando se negó su amiga insistió que era por su bien, tenía que hacerlo para saber que le había ocurrido. Kibum también insistió en las mismas palabras de YooBin, según ellos algo había ocurrido en su cuerpo, quizás la transformación tomaría más tiempo de lo normal, lo cual jamás había pasado, pero “humano” ellos no lo creían. 

 

—Tengo trabajo que hacer…—Dijo YooBin desde la ventana. 

 

El cielo estaba horrible, las nubes se llevaron el hermoso sol y pocos minutos antes de llegar, comenzó la lluvia, por lo que ambos estaban empapados, pero la menor era una criatura, poco le importaba estar con toda esa ropa mojada encima, el por su parte se daría una ducha o tomaría un resfriado, lo que le faltaba era terminar enfermo. 

 

—Entonces nos vemos luego, ¿Si?. —Le dijo apuntando su mejilla. Le había enseñado a YooBin una nueva forma de despedirse. 

 

La menor se acercó abrazándolo con fuerza para besar su mejilla, realizando ese tierno sonido con sus labios. 

 

—Te dejo con un enfermero nuevo…—Rio leve. 

 

Para cuando se separaron vio en la ventana, sin las ganas y apoyado en el marco a Seung Hyun. Había captado toda la escena de cariño con su mejor amiga. ¿Se pondría celoso? Fue lo primero que pensó, no pudo evitarlo.  Se sonrió al verlo seguir con la mirada a la menor. 

 

—<<Te gusta….>>—Escucho en sus pensamientos. 

 

Inmediatamente sus mejillas se tiñeron de rojo. ¡Maldita sea! ¡YooBin! 

 

—<<Esta celoso…>>—YooBin rio en su cabeza mientras el negaba a lo que escuchaba. — ¡Nos vemos! 

 

Como lo había hecho antes, la menor desapareció por la ventana. 

 

—Hola…—Pronuncio avergonzado al mayor sin quitarle la mirada de encima. 

 

—¿Hola?... —Este pregunto mientras se acercaba. 

 

Seung Hyun iba a un paso decidido que llego a asustarlo por completo. Trago en seco por el miedo, ¿Estaba consciente de lo que hacía? ¿Qué tal si estaba bajo sus instintos animales? Cerro sus ojos con fuerza más no recibió mordida o algo similar, menos un golpe, el mayor lo había rodeado con sus brazos y mantenido contra su cuerpo, era un abrazo similar al de YooBin, solo que Seung Hyun provocaba más calor en su cuerpo de lo normal. 

 

—Lo siento…No me permitieron verte. — Escuchó contra su oído.

 

No sabía que le sorprendía más, que Seung Hyun lo estuviera abrazando de esa forma aun estando empapado, que el se encontraba en las mismas condiciones, o el que estuviera preocupado por su vida. ¿Cuándo se volvieron tan importantes uno para el otro? 

 

—MinAh no me lo permitió. —Soltó una vez más en una voz suave. — YooBin me lo contó todo… Aunque no lo creas, tuve miedo. No sé qué está pasando… Pero… 

—Seung Hyun…—Susurro deslizando sus brazos para abrazarse al cuerpo contrario apoyando su rostro contra su hombro por la diferencia de altura. — Estoy bien… No te preocupes. 

 

Podía estar empapado, debería estar sintiendo frio, pero lo único que sentía era el agua evaporarse de su cuerpo por el calor que estaba tomando. La temperatura jamás fue un problema para él, y ahora con Seung Hyun se le complicaba todo. 

 

—Creí que la próxima vez que nos veríamos serias un híbrido. —Esta vez el mayor sonrió mientras se separaba para lograr ver sus ojos. — Seguiremos esperando… 

 

El se encogió de hombros riendo suavemente. 

 

—Deberías ducharte, puedes tomar un resfriado. —Aconsejo el ex inspector de la academia. 

 

¿Realmente tenía que hacerlo? Sentía que su cuerpo estaba bastante bien tras ese abrazo. Termino nada más tomando dos toallas de su armario y lanzándole una al más alto. 

 

—No me importa si eres un vampiro. Sécate. 

 

Ambos entre risas terminaron secando primero su cabellos. Mientras él se adentró hasta el baño para retirar sus ropas y reemplazarlas, Seung Hyun se quedó en su habitación intentando buscar algo que le quedara a su cuerpo. Con el tiempo había tomado músculos, no sabía si era posible para un vampiro, ya que se suponía el cuerpo debía estancarse a la hora de transformarlos. Pero había otra teoría que hablaba de eliminar todo lo que no servía de ese cuerpo, como los órganos que estaban sin funcionamiento, ocurría con la grasa y aumento de musculatura. 

 

Al salir del baño ya vestido, se encontró con Seung Hyun con nada más que la toalla atada a su cintura, en la cama apoyando su espalda contra la pared. No había una imagen más erótica que esa y por qué lo estaba excitando no lo entendía. ¡Jamás le ocurrió! Jamás vio a un hombre de esa forma. Su mirada recorrió el cuerpo ajeno, de ese cabello a medio secar hasta su abdomen, si, no se había equivocado, ese cuerpo tenía más músculos. ¿Su ropa? 

 

Seung Hyun se había encargado de encender el calefactor de la habitación, dejo la ropa estirada frente a este con un obvio espacio para la suya. 

 

—¿N-No… N-No quieres usar algo mío? —Dijo completamente avergonzado mientras acomodaba sus húmedas prendas. 

 

—Estoy bien así. No demoraran en secar. —El mayor no parecía importarle el mostrarse. Claro, eran hombres, tenían lo mismo pero a él.. A él le afectaba ver al mayor así. 

 

—¿No tienes frio?... —Lo observo unos segundos. — Oh cierto…

 

Termino cómodo al  lado de Seung Hyun, el a diferencia del mayor se metió bajo las mantas por el frio. 

 

—Te diría que me abraces para entrar en calor pero mi cuerpo es frio…—Era un vampiro. ¿¡Pero a quien le importaba!? ¿Es que no había notado como subió su temperatura por el contacto que habían tenido? 

 

—No te preocupes… —Susurro bajo. — Entonces… Una semana. —Volvió a meter el tema de su estado.

 

—Una semana… —Repitió Seung Hyun. — No pasó nada interesante si te lo preguntas. Aunque todos están algo asustados por verte. Creen que hiciste algo mientras te transformaban, solo YooBin y yo entendemos que no serias capaz de hacer algo.

 

—Hm… —Bajo la mirada. — Es extraño. El dolor parecía ser el de una transformación.

 

—No quiero imaginar lo doloroso que fue. —Agrego Seung Hyun.

 

—Tu… ¿También?

 

El asintió. 

 

—Creo que todas las transformaciones son dolorosas. 

 

—De todos modos si moría o no, solo ustedes estarían preocupados. Nadie más me recuerda, ni mis padres. —Soltó en una voz algo desanimada. 

 

—¿Los extrañas, no? 

 

Asintió. 

 

—Me pregunto si también borrarían la memoria de mi abuelo. — Esta vez su mirada se elevó al techo. 

 

Según sus padres, su abuelo murió. Pero el insistía en que era imposible, puesto que él había prometido que le vería cuando sintiera que la muerte se acercaba. Tenía locas historias diciendo que tenía una vida eterna, y que si lo deseaba podía buscarlo luego para vivir juntos. ¿Tenía sentido? 

 

—Mi abuelo me contaba la historia del dragón rojo. El la sabía de memoria. — Soltó una suave risa. 

 

—¿Tu abuelo la sabía? 

 

Asintió.

 

—La conoce con detalle, pero YooBin tiene otra versión, yo otra y los humanos otra. —Se encogió de hombros. — Es una historia, debe tener muchas versiones.  

 

—Hm… Claro que si. —Hablo Seung Hyun guardando por completo silencio en la conversación. 

 

¿Había dicho algo malo? ¿Lo estaba aburriendo? 

 

Trago en seco volviendo su mirada a ese cuerpo a su lado. Con ese frio, ¿Cómo era posible que no sintiera nada?

 

—Estoy bien. Tranquilo. — El mayor le sonrió observando detenidamente sus ojos. 

 

—Aun no me acostumbro a la idea  creo…—Desvió la mirada. 

 

—Ven…—Tomo su mano. 

 

En un abrir y cerrar de ojos Seung Hyun tenía su mano contra su pecho deslizándola con suavidad para que él sintiera… Sintiera, ¿Qué? ¿Qué debía sentir? ¿Sus abdominales? ¿El frio de su piel? ¿La suavidad? 

 

Sus mejillas inmediatamente tomaron un color rojo, su corazón volvió a acelerarse, sus labios se apretaban. No quiso mantener su mirada en el pecho de este, aunque no soltó su mano y dejo que este le guiara, busco los ojos ajenos. Esos hermosos ojos color carmesí. ¿Por qué se sentía tan… caliente? 

 

—Estas nervioso…—Le acuso el mayor. 

 

—¿Eh?... —Aparto de inmediato la mano de su pecho. — N-No sé de qué hablas. No… Estoy bien. En serio… 

 

—¿No?... —Seung Hyun sonrió sin quitarle la mirada de encima. Peor era sentir como este se acercaba cada vez más, pero él no retrocedía. 

 

La mano del mayor paso por detrás de su cuerpo hasta tomar su cintura, otra vez lo estaba tratando como una mujer. Seung Hyun emanaba heterosexualidad, ¿Por qué estaba interesado en él? No había duda de que le estaba coqueteando. Esa forma en la que sus ojos veían sus labios, pero este se encontraba hablando, no podía estar bajo el efecto de nada. No se estaba negando ni menos rechazando, ese cosquilleo en su estómago se sentía demasiado bien para acabar con él. 

 

—Desde que saliste del baño estas nervioso Jiyong…—Pronunció en un susurro suave el mayor.  

 

Seung Hyun comenzó a acariciar su mano, suaves toques, hasta llevarla a su rostro donde le permitió acariciarlo. 

 

Debía estar soñando, porque no podía ser real todo lo que estaba viviendo.

 

—Seung Hyun… Esto…—Pronunció nervioso. ¡Completamente nervioso! 

 

—No necesitamos explicarlo ahora… —Le interrumpió el mayor. — Esta semana ha sido muy difícil. Déjame explicarte luego todo… ¿Si? 

 

—¿Luego?

 

Seung Hyun asintió. 

 

—Ahora solo quiero pasar tiempo a tu lado. 

 

No estaba preparado para escuchar esas palabras. ¿Qué paso en esa semana? ¿Cómo es que Seung Hyun paso de solo obtener un beso a querer…? ¿O él estaba malinterpretándolo?

 

Tenía que ser realista, si ese día Kibum no aparecía, quizás como habrían terminado. Era difícil de procesar, primero porque era un hombre, ambos lo eran. El sentía que era lo suficientemente abierto de mente para intentar algo con Seung Hyun, y es que en realidad no negaría el deseo que tenia de probar una vez más sus labios. Lo que había pasado en el bosque, no podía explicarlo, era algo que iba más allá de las sensaciones de su cuerpo. El mayor sabía cómo tratarlo, como tocarlo, e incluso como besarlo. Aunque desde la primera vez que lo vio le pareció atractivo, nunca vio esa belleza más allá de una envidia sana. Ahora se encontraba entre la espada y la pared. 

 

Lo había tratado como una mujer, lo tomaba de la cintura, tomo su mano para que acariciara su rostro. Nada estaba deteniendo sus sentimientos, sus impulsos o esos deseos más que sus pensamientos, aquellos que le indicaban que todo podía ser un error solo por dejarse llevar. ¿Qué tal cuando notara que realmente estaba con un hombre? Seung Hyun llevaba más tiempo con una vida heterosexual, su interés por las mujeres no podía cambiar de un día para otro. ¿Es que él era nada más un pasatiempo? Quizás solo un objeto para desahogar sus deseos sexuales. 

 

¿Por qué?... ¿Por qué esos pensamientos dolían? Pero al mismo tiempo… Se sentía tan bien. 

 

El mayor le sonrió tomando su mano esta vez para besarla con suavidad. El contacto de sus labios con su mano solo le provocaron más deseos de tenerlos contra su boca, pero al mismo tiempo, sintió un gran dolor en su pecho. ¿Qué otra acción demostraba más el trato femenino que ese? 

 

Retiro de inmediato su mano. Bajo su mirada mientras acariciaba la zona en la que había recibido el contacto de sus labios. Él no era una mujer, ¿Cómo era que le veía? 

 

—Lo siento…—Interrumpió sus pensamientos Seung Hyun. — ¿Voy muy rápido? 

 

¿Iba muy rápido? Su mirada se giró inmediatamente, busco los ojos ajenos. ¿Qué estaba intentando? ¿Conquistarlo? 

 

—¿Q-Qué es lo que…?—Trago en seco. — ¿Por qué lo haces? 

 

—Bueno… Creo que es muy obvio, ¿No? 

 

¿Estaba en lo cierto? No, quizás lo estaba imaginando…

 

Seung Hyun se reacomodo de tal forma que intento acercarse. Estaba aún desnudo nada más con esa toalla, no se había dado el tiempo de asegurarse que siguiera con ropa interior, por lo que no sabía que ocultaba debajo de esa toalla. Cayo sobre la cama en un intento de retroceder. El mayor no entendió el movimiento, fue perfecto para que este se acomodara sobre su cuerpo en una posición bastante comprometedora. 

 

Sus mejillas estaban delatando su temperatura. Lo tenía cerca, sobre su cuerpo, aun cuando él se encontraba bajo las mantas podía sentir el peso y agradecía no sentir la piel de este una vez más, podía llegar a hacer grandes estupideces. 

 

—Seung Hyun… Creo que estas bajo el efecto de algo, quizás uno de los soles extraños de los vampiros… O ¿Quieres mi sangre? ¿Es eso? —Preguntó inmediatamente sintiéndose acorralado. ¿Cómo no lo pensó antes? ¿Qué tal si su sangre llamaba al vampiro de esa forma?. — Dejaré que bebas de mi si no me matas y borras la marca…

 

—¿Después de lo que te paso? Ni loco lo haría, debes recuperarte bien. —Pronunció el mayor sin quitar la mirada de sus ojos. 

 

Su corazón… Quería arrancar de su pecho. 

 

—Me conformo con tus besos ahora Jiyong.

 

¿Estaba jugando con él? Pero el disfrutaba de sus besos, de hecho le gustaban muchísimo. Solo tenerlo en esa posición aumentaban sus deseos por probar una vez más esos labios en un beso que durara lo suficiente para quitar todos esos temores de su cabeza, las preguntas, la confusión. ¿Gustaba o no de Seung Hyun? ¿Podía estar con un hombre? ¿Podía dejarse llevar en un intento? No necesitaba dejarse llevar por ese pensamiento antiguo donde el probar estaba mal, no perdía nada con intentarlo, no debía de arrepentirse si salía mal, pero, ¿Por qué lo estaba pensando tanto? 

 

—Deja de avergonzarme. — Se quejó desviando su mirada de los ojos ajenos. 

 

—No busco avergonzarse, pero admito que me gusta verte nervioso. — Otro latido, otra vez el nombre del mayor en un bombeo. 

 

—Idiota. — Se quejó una vez más esta vez siendo consciente de su movimiento. 

 

Rodeo el cuello ajeno con sus brazos, y dejo que sus labios se rozaran en un suave contacto, estaba probando el territorio, si jugaba o no con él, pero Seung Hyun lo ataco primero. Unió sus labios en un roce de labios, de esos besos donde se expresaba todo lo que se habían extrañado… En una semana. 


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