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RDragón por MiRoApril

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No se encontraba bajo ningún efecto lunar, solar o lo que sea que pudiera afectarle a los vampiros, todo lo estaba haciendo consciente de sus movimientos. Explicar lo que le había ocurrido esa semana era complicado incluso para él pensarlo, volver a hacerlo le traía de nueva cuenta esa confusión. Había pasado esos días sumergido en sus pensamientos, intentado adivinar, o más bien, organizando sus ideas, porque no creía posible hacerlo con sus sentimientos. Se llenaba de preguntas a la hora de interpretar las palabras ajenas, más cuando el mismo notaba esos ligeros cambios en sus acciones. Todo un enredo, nadie, ni el mismo podía entenderlo. 

 

Para su edad no necesitaba ese tipo de problemas, menos estar pensando en sentimientos que no tuvo en tanto tiempo. La conclusión siempre llego a lo mismo, podía ser que su nueva naturaleza buscara hacerlo más activo sexualmente, después de todo era un animal, así se sintió en aquel sol rojo cuando casi toma el cuerpo de Jiyong a la fuerza, otro tema que volvía una y otra vez a su cabeza, ¿Cómo es que el menor estaba por dejarse utilizar? Aunque no debía mentir, lo que sintió en ese momento no podía describirlo, se sentía tan bien con el cuerpo ajeno entre sus brazos, el aroma de su sangre lo llamo, pero jamás paso por su cabeza algo diferente a un efecto del sol rojo. Si lo había hecho era nada más por estar bajo el control de su nueva naturaleza. 

 

Para esa oportunidad, estaba seguro que Jiyong lo rechazaría. No cometería el mismo error dos veces, ¿No?. No era que a su segundo encuentro lo llamara un error, pero después del primero que fue completamente contra la voluntad del menor, esperaba que el segundo al menos fuera rechazado. Por su parte, no pudo resistirse. Sintió una atracción por esos labios cuando los tuvo cerca, no se separó cuando debió hacerlo tras borrar esa marca, para empeorarlo todo, él había iniciado el ósculo, por su poco control. Si debía de admitir algo, era que el sabor de los labios ajenos era aún más exquisito que la propia sangre del menor. Algunos dirán que es una gran mentira el sabor de los labios, puesto que no existía más sabor que el supuesto “resto de comida” que entraba por esa boca. Era un asco incluso pensarlo, pero era justamente al tema que iba, el sabor de los labios se sentía cuando el contacto que se buscaba era deseado. Si antes no sintieron un dulce sabor al conectar los labios de su pareja, debería de comenzarse a pensar dos veces en lo que estaban haciendo mal. El deseo iba más allá de lo sexual, por algo se encontraba el deseo de besar.

 

¿Quién fue el que invento el contacto de labios para demostrar amor? Era una gran pregunta que nadie lograba responder. ¿Cómo fue que llegaron a ese contacto? ¿Qué estaba haciendo esa pareja para desear los labios del otro? Era un deseo muy diferente a lo sexual. Muy pocos conocían el verdadero sentido de los besos y fue al tema cuando noto el gusto que tomo por los labios ajenos. En realidad, estaba tan impresionado por ese deseo que le tomo a Jiyong, que inició su investigación tras despedirse de él. 

 

A esa edad… A esa edad, ¿Como se suponía que deseara tanto esa unión? 

 

Sintió inseguridad de parte del menor cuando sus labios apenas se rozaron. Era eso o Jiyong estaba jugando al tira y afloja. Por un momento pensó que lo dejaría con las ganas de acariciar sus labios, aun cuando había sido sincero, sin darle vuelta al asunto. Era la pura verdad, quería pasar tiempo con él, volver a tenerlo en sus brazos y tener la oportunidad de que sus labios se unieran como en la última oportunidad. 

 

Había sido excitante escucharlo ofrecer su sangre, ya para el como un vampiro era la mejor forma de convencerlo de algo. Así como de humano al saborearse por la comida, de la misma forma pasaba al pensar en sangre. Sentía como su garganta se contraría y tenía la necesidad de beber de ese elixir que tanto le llamaba. Pero, lo había dicho, se condenó desde que abrió su boca conformándose por nada más que los besos ajenos, los quería, obviamente, quería besarlo, pero ya tenía el sabor y la necesidad en su boca que querer obtener mucho más que eso. 

 

Se estaba dejando llevar, el contacto que él menor tenía en su cabello, las yemas de sus dedos acariciándole, mientras el intentaba profundizar más el contacto con nada más que un viejo truco de inclinar la cabeza. Se aprovechó de la boca ajena entreabierta para permitirse la entrada de su sinhueso en contacto con la ajena. Los roces eran tan suaves y excitantes, podía atrapar entre sus labios la lengua de Jiyong, succionarla y volver a tomar sus labios. 

 

—Nhm…—Gimió el menor. 

 

El contacto de por si era peligroso. El con nada más que una toalla encima, porque no era un idiota, si dejaba la ropa interior, claramente no se secaría nunca, la tela húmeda solo lograría empapar más esa toalla consiguiendo aún más humedad. Si, estaba desnudo y le estaba jugando en contra, para su suerte, Jiyong se encontraba bajo esas mantas, que por un momento deseo tomarlas y quitarlas de encima. Tenía un deseo de tocarlo. 

 

Era un vampiro, tenía a su “persona especial” con sus labios ocupados sobre los propios, una cercanía demasiado tentadora para su naturaleza. Se le había advertido lo difícil que era controlar su sed de sangre, aunque él lo había logrado, el hecho de tener “su sangre especial” era aún más complicado. 

 

No notó cuando sus colmillos hicieron aparición. El dolor de estos saliendo por su encía había sido superado de las tantas veces que había bebido sangre, por ende ya siquiera notaba cuando brotaban, pero si cuando los tenía ya en su boca rosando su lengua de vez en cuando. Estos tenían un filo que al rozar la lengua de Jiyong, logro cierto corte en ella. El sabor de la sangre se llevó el protagonismo en ese beso. Por su cuenta retiro los colmillos, no los necesitaba cuando la sangre ya se encontraba en la boca del menor. De la misma forma en la que lo beso, tomo su lengua entre sus labios y succiono, estaba de más decir que la herida desapareció a los pocos segundos, todo por el contacto con su boca. 

 

Ya estaba perdido. Estaba excitado para el momento en el que Jiyong tomo finalmente distancia. Podía escuchar su corazón acelerado y sentir su mirada sobre sus ojos en busca de respuestas. Por un momento deseo poder leer sus pensamientos, saber que era lo que deseaba, continuar o no, porque él tenía el tema claro, no quería dejar ese contacto hasta ahí. 

 

—Seung Hyun…—Le llamo el menor con esa voz acelerada. — ¿No estás jugando? ¿No? 

 

Con tan solo esa frase notó el temor de Jiyong. Tenía sus mejillas coloradas, el al ser un vampiro había perdido esa habilidad humana de tomar color en su rostro, no había nada que le demostrara al menor lo que estaba sintiendo, quizás sí, pero se encontraba bajo esa toalla. A diferencia de Jiyong, él no tenía la necesidad de tomar aire de vez en cuando, no necesitaba tomar energías, ni un tiempo de descanso, él podía comenzar ese acto y terminarlo sin tomarse un tiempo muerto. 

 

Negó.

 

—¿Crees que tengo edad para jugar? —Pronunció en esa voz ronca. 

 

El silencio era perfecto, el de la habitación claramente, pues desde la ventana se escuchaba un bullicio por las gotas caer una y otra vez. Esa tormenta no parecía tener fin. 

 

—No…—Pronunció en una suave voz. — Pero…—Jiyong trago en seco mientras se alejaba lentamente de su cuerpo, estaba tomando distancia, lo cual no le estaba agradando. — Soy un hombre Seung Hyun. Incluso esto es nuevo para mi… 

 

—Lo sé muy bien. — Pronunció acomodándose en esa cama. La tela que ocultaba su cuerpo desnudo, si bien no estaba desacomodada, al retomar la postura correcta, esta se tensó, dejando ver sin problema alguno el bulto que ocultaba bajo esta. — Es nuevo, lo admito. No quiero decir que es extraño, porque no se siente así… Solo es nuevo, produce nuevas sensaciones y no te lo voy a negar, a mí me gusta cómo se siente. 

 

Inconscientemente paso su mano por sus cabellos despeinándolos por completo, tenía tanto que explicar, pero no deseaba hacerlo, porque era tan complicado como fue hacerse entender lo que sentía. Nadie se enamora de un día para otro, aquellos que lo hacen debían de saber que ese amor no existe, no existe el amor a primera vista, si la atracción. Enamorarse venía con el conocer a otra persona, no necesariamente saber de su vida, sino conocer esa forma de ser característica de esta. 

 

Jiyong... Lo conoció siendo estudiante, lo siguió por locas conclusiones que saco el mismo, lo estuvo observando, volvió loco su mundo, pero pudo conocer a quien tenía a su lado. El chico a pesar de tener un fuerte carácter como para enfrentar a una persona de autoridad, comprendía a sus cercanos, tenía educación, cuando tomaba “cariño” por algo o alguien, lo cuidaba como un hueso santo. Lo vio con YooBin.

 

No estaba diciendo que se encontraba enamorado, no tenía sentido que así fuera. Pero no negaría que sentía una atracción por el menor y no solo era sexual, algo en él quería conocer más de Jiyong, después de todo… Sus vidas no cambiarían de lo que era ahora. 

 

—¿Por qué ahora? —Preguntó de la nada el menor.

 

Tuvo el valor de deslizar su mano hasta la contraria para acariciarlo con delicadeza. Jiyong alzo la mirada de inmediato a él. 

 

—¿Realmente quieres que te explique todo ahora?. — Preguntó observando nada más que sus ojos. 

 

Él se encontraba excitado y aun cuando el contacto de sus labios había pasado, el corazón de Jiyong seguía tan acelerado como lo dejo con sus besos. 

 

El menor trago en seco. Tomo con su mano libre las mantas empuñándolas con fuerza, pero no dejo de ver sus ojos. La cercanía tampoco ayudaba, ninguno de los dos quería hablar, ¿Por qué seguían aplazando lo que era obvio? Pero él era el adulto ahí, ser o no un vampiro, tenía educación, lo que estaba haciendo iba contra las leyes humanas. Estaba besando y tocando a un menor, eso merecía la cárcel, la muerte, todas las condenas posibles que ahora como una criatura, podía soportar, para volver a repetir sus acciones. 

 

—Quiero que me beses otra vez…—Pidió a duras penas Jiyong. 

 

Con sinceridad, no había encontrado expresión más hermosa que ese rostro tomando temperatura, esa mirada profunda, podía ver el deseo en sus ojos y ese corazón que le indicaba que todo iba bien. Había tenido mujeres antes, el sexo no era algo nuevo para él, una simple necesidad que siempre pedía a gritos su cuerpo, una vez cada cierto tiempo. No sabía si culpar a su naturaleza o no, pero ese deseo iba en aumento con Jiyong cerca. A diferencia de las mujeres, el sexo con un hombre era diferente, no necesitaba ser un genio para saber cómo debían hacerlo, pero uno de los dos sufriría cierto dolor. 

 

¿Qué hacer? ¿Esperar a que las cosas se dieran por si solas?

 

No se tomó el tiempo de reaccionar por las palabras ajenas. Sus labios volvieron a capturar aquellos dulces. Esta vez, sus manos no iban a quedarse quietas, estaban compartiendo un nuevo beso y en cada oportunidad era Jiyong quien buscaba acariciarlo, ahora tenía una oportunidad y nada ni nadie impediría que lograra tocarlo, siquiera esas mantas que cubrían su cuerpo. 

 

Deslizo su mano bajo estas, con total delicadeza, desde el abdomen ajeno escabulléndose hasta tomar su cintura. Ahí la mantuvo un momento, como si estuviera probando terreno antes de lanzarse de cabeza por su deseo. 

 

—Nhm…Seung Hyun…—Gimió una vez más el menor. 

 

Apenas se separó para ver esos ojos, un segundo debió durar el contacto visual para acabarlo esta vez con sus labios atacando directamente el cuello contrario. 

 

Su mano se deslizo sin pudor alguno hasta el glúteo ajeno, mientras la contraria la mantenía en la cintura de este. Alzar el cuerpo ajeno no era una dificultad para la fuerza de un vampiro, Jiyong tenía el peso de una pluma. Así como lo alzo, con delicadeza volvió a acomodarlo, lo obligo a recostarse sobre la cama de tal forma que él le acorralo contra esta. La misma mano en sus glúteos se encargó de acomodar luego sus piernas  y permitirse la ubicación entre ellas. Era una técnica bastante antigua en realidad, si bien la había usado un par de veces, era una costumbre terminar entre las piernas ajenas. Tampoco podía dejar a un lado sus costumbres humanas. 

 

—Ah… —Se quejó el menor contra su oído, pues él seguía con su trabajo en su cuello. — ¿Vas a morderme?... —Preguntó a duras penas.

 

—¿Quieres que lo haga? —Deslizo su lengua por su cuello. 

 

Para su sorpresa, su acción no solo busco darle placer a Jiyong, sino que le dio la oportunidad de encontrar una arteria perfecta para clavar sus colmillos. Entonces ¿Podía localizar de esa forma el lugar para beber?, como animal salvaje, siempre fue directo a su objetivo, clavar sus colmillos, beber sangre y fin de la historia. Ahora entendía como era que sus colmillos lograron otro efecto en Jiyong para ese sol rojo. 

 

—Nhm… Si. —Pidió en un suspiro. — Pero no me mates, obviamente… 

 

Soltó una suave risa al escucharlo. Con esto volvió a lamer su cuello sintiendo el cuerpo ajeno estremecerse. De hecho el menor tenía sus brazos alrededor de su cuello, con la tensión sintió sus uñas clavarse contra su espalda. Ese dolor… Era perfecto. 

 

No demoró en sacar sus colmillos y clavarlos en esa zona ya localizada. Los gemidos de Jiyong inundaron la habitación inmediatamente, se aferró más a su cuerpo de tal forma que a él le hizo gruñir. Su erección había dado contacto con las telas ajenas. Sin notarlo aquella toalla que cubría su desnudo cuerpo, había desaparecido. Tampoco hizo el mayor esfuerzo por buscarla, su concentración estaba en acariciar a Jiyong. No solo buscaba que su mordida lo excitara, además de beber su sangre, había deslizado sus manos por debajo de esas telas, estaba acariciando su abdomen, cintura, bajando cada vez más hasta salir de ese escondite y tomar el glúteo de este, el cual dio un apretón volviendo a excitarse con el gemido que el menor soltaba contra su oído. Jamás creyó que existirían sonidos que le pusieran tan caliente. Termino tomando su pierna y obligándolo a  aferrarse a su cuerpo. 

 

—M-Me… Me estás tratando como una mujer. — Amenazó Jiyong desde su posición. — Si piensas que voy a ser un reemplazo de las tipas que no te cogiste, te equivocas. 

 

Las palabras del menor lo obligaron a dejar su cuello, no hizo el esfuerzo por quitar la cicatriz de inmediato, se quedó  observando los ojos de este. Tenía levemente fruncido el ceño, con esa expresión caliente, mejillas coloradas por la excitación, respiración acelerada, aun cuando quería mostrarse molesto, lo caliente que se encontraba al igual que él, le impedía que él lo tomara en serio. 

 

—Creo que no escuchaste bien lo que dije. — Le amenazo con una sonrisa en sus labios. Jiyong era demasiado hermoso y el apenas lo estaba notando. — Sé que eres un hombre. —Le recalco, pero no dejo en ningún momento de acariciarlo. 

 

—Me acabas de tratar como una mujer. — Volvió a quejarse. 

 

Jiyong deslizo sus manos desde sus hombros a su desnudo pecho, como si intentara tomar distancia, pero podía ver en sus ojos, que estaba avergonzado de tener su cuerpo desnudo sobre él. 

 

—Me tomas de la cintura, me acaricias la mano, la besas…— Comenzó a nombrar en un tono de voz suave. — Me… Nhm….—Pudo apreciar como los ojos de Jiyong se cerraron dejando salir un suspiro al momento en el que su mano se las ingenio en llegar por debajo de esas telas hasta su abdomen para tocar directamente la suave piel de este. 

 

—¿Qué más?... —Pregunto en un susurro. 

 

Se acercó lo suficiente para unir sus frentes dejando que sus alientos se mezclaran una vez más. 

 

—M-Me… Nhm… —La respiración de Jiyong estaba acelerándose, su cuerpo respondía a sus caricias, eso lo calentaba. 

 

Sin más, se separó rápidamente para tomar la tela que cubría el torso de este, la retiro a la fuerza, Jiyong no se quejó. Cuando volvió a capturar sus labios, se dio la libertad de acariciarlo a su manera. Recorrer su torso desnudo, hasta perder sus manos bajo esa tela que le impedía tocar las piernas ajenas, pero no sus glúteos, ya que sin pudor alguno, su traviesa mano hizo de las suyas para tocarlo. 

 

 

¿Qué había hecho? ¿Por qué se sentía tan extraño? Su pecho no tenía absolutamente nada en funcionamiento, corazón, ni pulmón, creía que otros órganos tampoco estaban realizando su función, por lo que no entendía por qué se sentía de esa forma. Su pecho estaba oprimido, se sentía extraño, tenía sensaciones humanas que no debería sentir. ¿Cómo explicar la sensación de aceleración si no tenía su cuerpo vivo? 

 

Había besado a Jiyong por deseo, porque esos labios lo llamaron, estaban tan cerca que no se resistió. No era un experimento para saber si fue o no real lo que vivió del sol rojo, puesto que la prueba estaba o más bien estuvo en el cuello del menor. Tampoco lograba entender como después de tanto tiempo su cuerpo comenzara a reaccionar como un adolescente, era vivir la pubertad una vez más, tener sus hormonas alborotadas, sentir esa atracción de quinceañera por una persona. ¿Desde cuándo? ¿Sería por su transformación? ¿Algún efecto? 

 

Como un humano camino hasta Ypsilon, le tomo horas, horas en las que pensó una y otra vez como un idiota en ese beso, toco sus labios, los relamió recordando el sabor de los ajenos. Suspiro…Si, no tenía pulmones pero su ser anteriormente humano lo obligaba a realizar acciones que eran de costumbre. Podía incluso caminar con los ojos cerrados recordando ese beso sin tener que mirar su camino, pero nada le traía las respuestas que necesitaba. 

 

Para empezar, ¿Cómo era que termino besando a un hombre?, ¿Desde cuanto Jiyong le atraía? Quería culpar a su sangre, más no había lógica en que deseara besarlo y tocarlo cuando no tenía relación con la sangre. Si en algún momento pasara por su cabeza las ganas de clavarle los colmillos, podría malinterpretarlo, pero, ¿Por qué? ¿Por qué ahora? Apenas conocía al chico, este le saco de sus casillas un largo tiempo, le hizo creer tantas cosas, lo volvió loco. Por una noche juntos bebiendo terminaron así, ¿Qué sentido tenía? ¿Una buena amistad? ¿Cómo llamar a una relación de un hombre de edad como él con un adolescente? De ser humano estaría ya en un juicio por casi violación. 

 

Apenas llego a su habitación en Ypsilon, tomo el libro más cercano, aquel que tenía el separador casi en medio de este. Pretendía seguir su lectura, recostarse y seguir informándose de lo que sería su vida desde el día en el que permitió a Hero clavar sus colmillos en su cuello.  Tenía razón, esa era la última ocasión en la que sentiría un dolor tan grande. 

 

Intentaba fijar su mirada en el libro, pero no había forma de concentrarse. ¿Qué pasaría con Jiyong? ¿Qué era un híbrido? Por un momento se sentó en la cama dispuesto a ir a esa biblioteca a investigar de la raza contraria. Toda transformación tenía sus consecuencias, ¿Lo lograría? Cierto temor se apodero de él, ¿Y si no lo lograba? Jamás pensó en ello, Jiyong podía ser transformado así como rechazarla, ¿Podía morir? ¿Qué tal si moría? Se estaba preocupando, su cabeza se llenaba de tanta información, para peor no podía dormir, un vampiro no descansaba, ¿Cómo acabar con tantas cosas en su cabeza? ¡Tampoco podía concentrarse! 

 

 

Su boca hacía de las suyas en el cuello contrario. Tras borrar la marca de su mordida, sus labios succionaban su piel dejando esas marcas rojizas a su antojo, ¿Por qué tendrían que ocultar lo que estaban haciendo? No era nada de otro mundo, probablemente el sexo era la diversión de las criaturas en la academia, de hecho, estaba seguro que así era. Se dejó llevar de tal forma que poco a poco sus labios bajaron hasta dar con los botones necesitados de Jiyong. 

 

Su lengua delineo la zona de forma circular hasta atraparlo en sus labios, uso sus dientes para dar un tirón de estos, soltarlos y volver a repetir la acción. Por otra parte estaban sus manos ya sosteniendo las telas inferiores contrarias, ambas, no quitaría una y luego la otra, si se desharía de ellas serian para dejarlos a ambos en igualdad de condiciones. La toalla se encontraba ya tirada en el suelo muy lejos de sus cuerpos, lo único que les separaba eran esas telas inferiores. 

 

Su lengua dejo un rastro de saliva hasta llegar a su ombligo, para darse un impulso, dejo que esta jugara hasta obtener la mirada cómplice de Jiyong. Solo al tener ese contacto visual, se separó, esta vez lo torturo, retiro poco a poco sus pantalones junto con la ropa interior, lo quería ver avergonzado y así fue, puesto que libero esa erección, al igual que él la había estado ocultando muy bien. 

 

Por acto reflejo, Jiyong intentó cruzar sus piernas  y llevando su mano hasta su erección para ocultar lo obvio. Él lo impidió,  se acomodó nuevamente entre sus piernas. Ya estaban desnudos, por ende al abrir las piernas contrarias, ambas erecciones se encontraron sacando de su parte, un gruñido característico de la excitación, algo así cuando intentaba aguantar los gemidos. 

 

—¿Ves?... —Pronunció en un susurro. Se acomodó entre sus piernas dejando que sus erecciones se rosaran, pero no espero a que la fricción se diera por si sola. Llevo su diestra a estas tomándolas ambas, dejando que se acariciaran como de debía. Los estaba masturbando a ambos sin pudor alguno mientras observaba ese hermoso rostro avergonzado, sin contar que lo estaba volviendo loco la forma de gemir que tenía el menor. — Sé que eres un hombre…

 

—Nhm…—Jiyong intentaba cubrir su boca con su ante brazo mientras el inconscientemente realizaba movimientos de su pelvis simulando embestidas que esperaba llegaran después. — P-Pero… Nhm… Me estas tratando… Como una… 

 

—¿Quieres que sea menos delicado? —Pregunto con una ceja arqueada. — Que te trate con delicadeza no quiere decir que te vea como una mujer. Estoy evitando ser brusco Jiyong. Por mí ya te tendría en cuatro sobre la cama gimiendo mi nombre mientras te hago mío. 

 

¿Había sido demasiado directo? 

 

Dejo salir justamente lo que pensaba, la verdad tras todas sus acciones. Su deseo era penetrar al menor, por ende no estaba buscando otra posición sexual, además Jiyong en ningún momento se quejó de ello, no lo aparto, menos cuando le dio a conocer su intensión. El definió sus roles porque así lo deseaba, Jiyong podía simplemente negarse, más no lo hizo, estaba aceptando ser quien recibiría. 

 

Estaba avergonzado y al mismo tiempo excitado, el rostro del menor lo decía todo. Intentaba evitar ver sus ojos, ya que no estaba perdiendo el tiempo con sus caricias, tenía firmemente ambas erecciones atrapadas en su mano y masturbándolos a un ritmo constante, logrando sacar de su boca jadeos leves. A diferencia del humano, no necesitaba respirar, por ende sus jadeos podían salir con más descontrol que los contrarios. 

 

—Voy a ser cuidadoso, porque no quiero hacerte daño…—Confesó acercándose al rostro ajeno. 

 

Jiyong aún tenía su antebrazo ocultando los sonidos de su boca, le impedía besarlo, pero la vergüenza se había perdido desde que sus cuerpos estaban desnudos. Él era un adulto, sabía perfectamente de que se trataba todo, mientras Jiyong seguía sorprendido de su situación, no lo culpaba, él tampoco lo hubiera creído. 

 

—Déjame besarte…—Pidió contra el antebrazo contrario.

 

—Nhm…—Jiyong gimió prácticamente sobre su boca, incitándolo a besarlo apenas escucho el sonido. 

 

Los brazos de este rodearon una vez más su cuello, dejándose llevar, relajándose a diferencia de esa tensión que tenía en un principio. Esta vez acomodo sus manos recorriendo su espalda. Curiosamente sintió como le distrajo con una mordida en su labio inferior en lo que sus manos viajaron entre sus cuerpos para tomar sin pudor alguno su erección. Sentir las manos contrarias tocándolo, era la mismísima gloria, se sentía tan bien tener atención de alguien más. 

 

No era desesperado, pero no quería estar con rodeos, necesitaba hacer suyo ese cuerpo y dejar los juegos previos para otra ocasión. Si es que Jiyong lo deseaba, esa no sería la única vez que estarían juntos. Se separó de él solo para relamer dos de sus dedos, lubricarlos con su saliva frente a los ojos contrarios. No necesitaba otro aviso más que ese para indicarle lo que se venía. 

 

—Se delicado… —Hablo como un niño encaprichado. — Es la primera vez que… 

 

—La mía también. — Interrumpió con una confesión. — Lo experimentaremos juntos. 

 

Su boca ataco una vez más su cuello en forma de distracción mientras llevaba esos dedos escabulléndose entre sus cuerpos hasta las nalgas contrarias. Poco a poco ingreso un primer dedo a la entrada ajena. Apretado, demasiado, sentía la succión de sus paredes por lo tenso que se encontraba, una vez más ante el intruso en su cuerpo. Necesito jugar con su dedo lo suficiente para escucharlo quejarse y hablar de lo extraño que se sentía, más no le impidió ingresar una segunda falange. Ya con dos en su interior, comenzó el juego de la lubricación. 

 

 

Era imposible. Siquiera podía concentrarse con sus entrenamientos. Esa era la segunda vez que su telequinesis fallaba. En algún momento la roca le caería sobre la cabeza, para su suerte una vez que ocurrió fue lo suficientemente rápido para golpearla y romperla en pedazos. ¡Estaba frustrado! ¿Cómo no podía pensar en nada más que en Jiyong? 

 

Ni se molestó en intentar la meditación, si no podía con la concentración de su telequinesis, menos podría con la meditación, si quería en algún momento controlar la mente de los humanos, aprender a embelesar, leer los pensamientos, necesitaba concentración y no lo tenía. Recurrió a lo más cercano que tenía y su única opción, defensa. Golpear el tronco de un gran árbol era su entrenamiento de fuerza, ahí podría descargarse, y mantener en sus pensamientos esa distracción por el menor. 

 

—¿Quién? ¿El nuevo? 

Una voz se escuchó a lo lejos. Por la presencia, eran otras criaturas en el bosque, aunque su distancia no podía darla con exactitud, estaba lejos de él, era su habilidad que le permitía escuchar incluso el movimiento de una araña al tejer. 

 

—Kibum necesito salvarlo. No se sabe si sobrevivió. 

 

Una vez más esa voz, no pudo ignorarla. Se quedó estático atento a las palabras ajenas, dejo de dar golpes solo porque lo invadió el miedo.

 

—Algo en la transformación salió mal. El castillo tiene todo el aroma de su sangre. Tuvimos que evacuarlo, ¿Sabes lo peligroso que es para los medio vampiros? —El chico de la voz se quejó, bufó. 

 

—Pero si esté muerto, ¿Qué hacían MinAh y Hero ahí? —Preguntó otra voz curiosa. 

 

—Qué se yo… —El tipo volvió a quejarse. — Es el chico de YooBin. ¿Lo recuerdas? 

 

—Fue YooBin quien lo mató. — Soltó una risa de burla. 

 

La vida de Jiyong estaba en peligro y esos tipos reían como si nada, incluso culpando a la menor. ¿Cómo es que controlo su enojo? No lo sabía, pero si los atacaba solo se estaría condenando. Además, solo perdería el tiempo que tenía para ir con el menor. No sabía dónde se encontraba el castillo de los híbridos, pero si, reconocería el aroma de la sangre de Jiyong. Era su persona especial. 

 

 

Para ser una primera vez, para ambos, necesitaba dilatarlo lo mejor posible. Necesitaba evitar desgarrarlo por dentro, no quería tirarse flores, pero su tamaño tampoco era para pasar por alto. Conocía su cuerpo y no quería causarle daños al menor cuando apenas se había recuperado de su casi muerte. ¿Tan inconsciente estaba siendo? Estaba a nada de cogerlo por no tener autocontrol, Jiyong recién dado de alta… Mierda, ¿Se había convertido en un verdadero vampiro para no pensar en ello?  Lo peor era que lo estaba pensando, pero no detenía los movimientos de sus dedos al interior de Jiyong. 

 

—Ya…—Se quejó este tomando su rostro entre sus manos. — Solo hazlo… Estaré bien. 

 

Sabía que los primeros quejidos al meter sus dedos en su interior no eran de placer, eran de dolor, lo que quería decir que este lo volvería a sentir para el momento en el que ingresara su erección en él. 

 

Lentamente retiro sus dedos, Jiyong volvió a gemir, esta vez de placer, de necesidad por quererlo en su interior. Podía sentirlo, su corazón latía, estaba acelerado, ansioso, ese ritmo lo alegraba, puesto que no era el único que lo deseaba. Cuando se dirigía a su habitación, desde un principio solo fue para ver su estado de salud, no pudo evitar sentirse celoso ante el contacto que él tenía con YooBin, después de todo era a él a quien había besado y ahora, ¿También besaba a YooBin? 

 

—Dime si duele… Me detendré. No es necesario que lleguemos tan lejos hoy. —Pronunció con una voz agitada. ¿Quién comprendía el cuerpo de un vampiro? No tenía pulmones pero estaba agitado de todas formas, por esos besos y seguramente por la desesperación de su erección en ingresar en él. 

 

—Lo haré…—Dio aviso, una luz verde, todo lo que necesitaba para abrirse paso en su interior. 

 

Tomo su erección de tal forma que la acerco entre sus nalgas a su entrada. Poco antes de ingresarla, tomo la ajena para masturbarlo, debía de distraerlo con placer para que este no sintiera el dolor de la zona más grande, su glande. 

 

Empujo lentamente en su interior, volvió a salir y volvió a ingresar, debía hacerlo lento y seguro, poco a poco. Jiyong cubrió su boca con fuerza, estaba evitando jadear, quejarse, seguramente anunciar el dolor, mientras él se sentía en la misma gloria, no había metido su erección en una entrada tan virgen, tan apretada, estrecho, perfecto molde a su pene. 

 

—Agh… Seung Hyun…—Comenzaron los quejidos del menor sobre sus manos. 

 

—S-Solo un poco más…—Pronunció entre dientes. 

 

Repitió la acción, salía e ingresaba poco a poco, estaba acomodando su entrada a su miembro. Cuando ingreso por completo, se quedó quieto, sin realizar movimiento alguno, dejaría que este se acostumbrara por completo al intruso de gran tamaño. 

 

—Dime cuando desees que me mueva…—Se acomodó de tal forma que busco los labios ajenos. Jiyong apenas podía besarlo, con su respiración tan acelerada, solo volvió sus manos a su espalda, clavo sus uñas obligándolo a soltar un gemido grueso y ronco. ¡Mierda! Que bien se sentía cuando este intentaba marcar su piel, pero en el intento su habilidad de cicatrización acababa con todo rastro de él. 

 

—Muévete…—Ordenó el contrario sobre sus labios. Aunque ya se encontraba realizando movimientos por su cuenta llamándolo a seguirle el ritmo.

 

Por precaución, realizo movimientos lentos, dejo que sus labios se fundieran en un nuevo beso, lleno de pasión y lujuria. Se estaban perdiendo en el contacto del otro, al mismo tiempo el ritmo iba a aumentando por su cuenta, puesto que se sentía tan bien el interior contrario que no quería esperar más para continuar con su trabajo. 

 

—Nhm… M-Más…—Pidió Jiyong mordiendo sus labios, un nuevo habito que estaba tomando el menor del cual no se quejaba. — ¡Ah! ¡Seung Hyun! …

 

Ese gemido… Lo condenó. 

 

 

—¡Déjame entrar! — Grito a la mujer sin miedo alguno en ser probablemente atacado en cuestión de segundos. MinAh podía matarlo en un abrir y cerrar de ojos, y aun así la estaba desafiando. — Ya soy uno de tus malditos vampiros, déjame entrar. —Volvió a insistir. 

 

—No interrumpas mis planes. —Soltó en seco la mujer. — No tienes nada que hacer aquí. 

 

—Claro que sí. —Respondió inmediatamente. — Jiyong esté en peligro de muerte. Déjame entrar…

 

—Entonces, dime Seung Hyun. — Siempre MinAh con esa voz tan calmada. — ¿Qué harás si logras ingresar? ¿Cómo lo salvaras? Si mal no recuerdo, eres apenas un neófito, y los vampiros no tienen habilidades curativas sobre ajenos. 

 

Siempre odio el modo de defensa que tenía la mujer, atacarlo con palabras, usarlas en su contra. Apretó las manos en un puño. La mujer tenía razón, no podía hacer nada al respecto, pero eso no quería decir que no pudiera acompañar a Jiyong en lo que sea que estuviera viviendo cerca de la muerte. 

 

—Recuerda que antes de un vampiro fui humano, nosotros tenemos la costumbre de preocuparnos por otros. —Se quejó una vez más. 

 

—Una muy mala costumbre humana. —La mujer lo ignoro, se mantuvo frente a la puerta de Sigma con sus brazos cruzados y apoyada contra la gran madera que llamaban puerta. — Te recuerdo que soy yo quien te dio esa vida, quien te trajo aquí, gracias a mi conociste a Jiyong. Haces lo que se te ordena. Eres un peón de mi juego de ajedrez.

 

El odio lo inundo de inmediato. 

 

No recordaba las palabras de Hero, como era que podían o no controlar sus habilidades. Sin notarlo, su mano empuñada estaba envuelta en fuego. La llama entre rojiza, amarilla y anaranjada, con esos tonos leves de azules, iba directamente a MinAh, quien no se movió en absoluto de su lugar. Supuso que en un chasquido acabaría con ella. Para su sorpresa, la llama se desvió, siendo atrapada por las manos de quien era su actual líder. 

 

—Lamento la imprudencia de mi vampiro. —Soltó Hero en esa siniestra voz que poseía. — Yo me encargaré de él…

 

—Llévalo lejos. Tenemos un asunto aquí. 

 

Hero llevo su mirada al castillo, sin el sol presente, podía ver sin problema como esos ojos dorados brillaban con más fuerza. 

 

—Entiendo. —El vampiro volvió su atención a él. — Vaya sorpresa la que nos trajo. 

 

—Si. — Se quejó MinAh sin alzar su mirada. —Kibum se está encargando. 

 

—Mierda. ¿Por qué no me dejan entrar? —Apretó sus dientes con fuerza. 

—Vamos Seung Hyun. —El vampiro sin darle ordenes se giró siguiendo su camino esperando a que el sin queja alguna lo siguiera. —<<Yo te hablaré de todo.>> —Escucho de la nada en sus pensamientos. 

 

Así era como su líder, después del extraño odio que se tenían, se volvió extrañamente amable con él. 

 

 

Las embestidas habían tomado un ritmo más acelerado. La entrada del menor estaba ya acostumbrada a su tamaño, lo que beneficiaba para realizar movimientos exactos, intentando ser menos brusco, controlarse, era un vampiro, tenía fuerza sobrehumana y Jiyong podría sufrir las consecuencias de sus movimientos. Lo tenía firmemente de las caderas, mientras se movía una y otra vez en él. Sus gemidos y eran mucho más que música, desde que había logrado encontrar su próstata, Jiyong no había dejado de gemir. 

 

Estaba disfrutando de que este tomara la iniciativa unas cuantas veces, lo tomaba de los hombros buscando sus labios, mordía su lamía su cuello como todo un felino. Por un momento no pensó que los vampiros podrían sudar, pero ahí estaba, al menos parte de su cuerpo si trabajaba, al igual que Jiyong, estaban cubiertos por una capa de sudor, lo cual hacía todo más excitante, podían sentir al otro, la piel caliente. 

 

—Nhm…—Jiyong seguía gimiendo cada vez que tomaba ese punto en su interior. — Para la edad que tienes, lo haces muy bien… ¿Tiene muchas experiencias?... Nhm… Inspector.. 

 

Su cuerpo aumento en temperatura de solo escucharlo, ¿Por qué se le hizo tan excitante que le llamara así? Era un juego de rol, donde estaba cogiéndose a un estudiante, lo cual no estaba muy lejos de la realidad, pero ese ya no era su trabajo y Jiyong había dejado de ser un alumno. 

 

—¿Por qué lo preguntas? ¿Estas celoso?. —Siguió su juego, poco romántico para un encuentro como ese. 

 

—Nhm.. Quizás. — Confesó. 

 

No se resistió a tomar su erección  masturbarlo al mismo ritmo que sus embestidas, quizás más rápido de lo que él lo hacía. Jiyong deslizo sus manos por sus brazos lentamente a diferencia de sus movimientos. Rodeo su cuello y busco sus labios en un roce simple, los lamio y atrapo entre sus dientes, volviéndolo aún más loco.

 

—Nhm… Seung Hyun…—Gimió sobre su boca. 

 

¿Cómo se suponía que debía de controlarse? Atrapo su boca con deseo, los labios contrario estaban hinchados, rojizos, los propios no tenían efectos de sus besos, solo por tratarse de un vampiro. Al igual que había descubierto un detalle de su piel. Podía ser fría la gran mayoría del tiempo, pero si estaba excitado, era el sentir la viva llama de fuego en su interior. 

 

—Hazlo en mi…—Pidió el menor. 

 

—¿Hm?.. —Se quejó en un ronco gemido. Las palabras de Jiyong lo habían excitado tanto que el orgasmo lo venía aguantando lo más posible. 

 

—Ah… Hazlo dentro de mí.. Por favor…—Pidió una vez más. — Ahora… 

 

Con un gemido ahogado en los labios contrarios, dejo salir su semen en el interior de este. El calor en su entrada aumento, la lubricación también, pero aun así no se detuvo, incluyendo el que tenía en su mano la esencia caliente de Jiyong esparciéndose por toda su extensión hasta acabar finalmente por completo. 

 

A diferencia de él, el menor estaba agotado con el acto. Sus fuerzas se recuperaron de inmediato, pero Jiyong fue quien se dejó caer en la cama, llevando su cuerpo con él. La respiración contraria era acelerada, su corazón a mil por hora, sus mejillas coloradas… La imagen que tenía de él era hermosa, recorrió con su mirada todo su cuerpo, desde su rostro hasta sus piernas incluyendo su erección que acababa de llegar a un orgasmo. 

 

No quería acabar con la escena, tampoco cambiaría el ambiente de un momento a otro. Habían dado un paso muy grande saltándose otros varios que los humanos consideraban al salir, más el que era un hombre de edad, seguro Jiyong estaba acostumbrado a echar polvos como esos, aunque él no buscaba que fuera nada más un encuentro sexual. Su mirada se fijó en los moretones que tenía el cuerpo contrario, él era el culpable o al menos se hubiera sentido culpable de no ser por lo que estaba observando, evitando parecer sorprendido. Cada marca… Estaba desapareciendo. 

 

—¿Me dejaras solo?... —Le interrumpió los pensamientos Jiyong. — Por cierto… Eh…—Este relamió sus labios avergonzado, cerrando ligeramente las piernas pero el aún se encantaba entre ellas, por ende, aún estaba en su interior. — ¿Me lo harás otra vez?... ¿Por qué no sales?...

 

Sonrió gustoso al verlo, jamás pensó que Jiyong le insinuara otra ronda. En realidad estaba deseoso de hacerlo otra vez, no iba a negarse, pero sería un idiota si no lo dejaba descansar. Apenas había salido de las atenciones de Kibum, no quería ser quien lo llevara de vuelta con el hibrido. 

 

—Te lo haría varias veces más, pero debes descansar. — Dijo acercándose a besar su frente. — Cuando seas una criatura podemos hablar de la resistencia que tienes. 

 

A esas alturas los coqueteos iban y venían, no tenían por qué resistirse, habían llegado a ese escalón más alto, sin contar los tantos más que debían de subir juntos. Salió lentamente del interior ajeno, sacando un quejido de este. Se tomo el tiempo de tomar la toalla para limpiar su mano y acercarla hasta la erección ajena, limpiando incluso su abdomen.

 

—Hey.. Eso es… Vergonzoso. — Se quejo deteniéndolo. — No lo hagas. 

 

—Pero estas sucio. —Soltó una suave risa. 

 

—¿También me limpiaras el culo?. —Lo escucho casi en un regaño. 

 

—Si tú quieres, pero no puede salir bien si lo hago. 

 

—¿Eh? —Lo observo curioso. 

 

—Querré hacértelo otra vez. —Confesó. 

 

Jiyong le tiro uno de los almohadones mientras se volvía a acomodar en la cama. Él se encargó de cubrirlo con las mantas. Pero poco antes de ir por su ropa, Jiyong lo detuvo. 

 

—No respondiste. — Rompió el silencio. — ¿Me dejaras solo? —Volvió a preguntar. 

 

—¿Quieres que me quede? 

 

Este terminó acomodándose en la cama, retirando las mantas de tal forma que lo invitaba a recostarse a su lado. 

 

 

Hero se acomodó contra la mesa con los brazos cruzados, la misma posición que había adoptado MinAh antes de que deseara atacarla. Verlo solo le indico que tendría problemas. ¿Qué más podían hacerle? ¿Expulsarlo? Si lo hacían ya tenía el conocimiento para entrenar por su cuenta, no llegaría a ser tan poderoso pero podría ser capaz valerse por sí mismo. Por otra parte, irse significaba solo una cosa. Estar lejos de Jiyong. 

 

¿De que servía correr el riesgo si el menor se quedaría ahí? A menos que este estuviera realmente muerto, no le importaría nada en absoluto. Su vida humana era aún peor de la que traía, sin sentido, solo un buen sueldo se daba unos cuantos gustos. ¿Qué debía hacer? Estaba preparado para la charla con Hero, pero este no se movía, no decía nada. Se sentó. en el sofá frente a él esperando a sus palabras. Unos pasos aparecieron desde el pasillo que daba a las escaleras, dos vampiros quienes miraron a Hero, este solo los observo y ellos saludaron poco antes de desaparecer a gran velocidad. 

 

—Ya estamos solos. — Le anunció. 

 

—Hm..

 

Hero se le quedo observando como si de una inspección se tratase. 

 

—Lo de hoy. Que no se vuelva a repetir. — Fueron las únicas palabras que soltó y se volteó en un intento de alejarse. 

 

—Espera. —Se levantó inmediatamente. — ¿Para eso me hiciste venir? ¿Dónde está el hablaremos? ¿Eh? 

 

El vampiro superior realizo un sonido con su boca antes de volver a girarse y clavar sus ojos dorados en él. 

 

—Tranquilízate Seung Hyun. Si estás ahí solo vas a estorbar. —Su voz sonaba ronca, siniestra, muy característica de él. — Jiyong está bien, Kibum se encargara de eso.  Somos criaturas, no cirujanos. Mientras su alma siga ahí Jiyong estará vivo. ¿Alguna otra pregunta? 

 

Si, Hero estaba molesto. 

 

—Bien. — Respondió en seco. — Lamento el ataque con MinAh y que debieras dar la cara por mí. 

 

—Nhm.. —Bufó. — MinAh seguro se lo merecía. Ella no entiende y jamás lo entenderá. Para una criatura con su edad… ¿Qué va a comprender ella de amor? —Volvió a bufar. 

 

—¿Eh? ¿A que te refieres? —Consulto al vampiro bastante sorprendido de su comentario. 

 

—Te salve del mayor error que puedes cometer. —Hero volvió a su ubicación contra la mesa, esta vez afirmándose con ambas manos contra esta. — También tengo mi historia. No necesitas saberla, pero no debes actuar por impulso. Es algo que a los vampiros se nos da, una naturaleza. También sé que estas confundido, estuviste gran parte del día pensando en tu habitación. ¿Sabes lo molesto que es intentar evitar escucharte? Piensas demasiado. —Se quejó el vampiro. 

 

—Yo… Yo no sé de qué está hablando… —Trago en seco. 

 

—Mira, te lo explicaré una vez. —Hero tomo una pausa bajando su mirada con cierta resignación. El vampiro jamás se había mostrado de esa forma, y dudaba que fuera bueno verlo así. Siempre era como una pared, un hielo, algo así, pero, ¿Tenía sentimientos?

 

—También me enamoré. Aunque nadie lo crea. Soy un vampiro de raza pura, soy peor que tú con respecto a los sentimientos. —Explico sin cambiar su expresión de su rostro. — Los vampiros reprimimos las emociones, así como los órganos, porque no tenemos como notar lo que nos pasa. No sabemos si estamos cansados, porque no tenemos el dolor en nuestro cuerpo, no sabes si estas acelerado, porque no tienes pulmones funcionales, así como no sabes si estas nervioso, triste o enamorado… Porque tu corazón no funciona. Me tomo demasiado tiempo entender lo que tenía, y sufrí por eso. Agradezco que todo tuvo su solución… Pero no siempre serán las cosas así. Piensa bien Seung Hyun, fuiste un humano antes y aun tienes esas sensaciones en tu cuerpo… Puede que estés enamorado de Jiyong y no lo sepas… 

 

 

¿Estaba enamorado? 

 

Creía que era demasiado para llegar a esa palabra, pero no quería decir que no sintiera nada. Cuando estaba con Jiyong, se sentía extrañamente feliz, acompañado, lo entendía. Le tomo toda una semana comprender las emociones que un vampiro ya no tenía. Lleno su cabeza de pensamientos, ignorando el hecho de tener a Hero probablemente odiándolo por no saber controlarlos, y es que en el todo se trataba de pensar, así fue como llego a ser un vampiro, como descubrió el secreto de MinAh y como llego a la conclusión que le había dado uno de los mejores momentos en su vida. En palabras vulgares… La mejor cogida. 

 

Con Jiyong entre sus brazos, sus cuerpos desnudos. ¿Quién diría que terminaría así con una persona? Acostumbraba a dejar mujeres en los moteles, en habitaciones de hoteles, siempre se iba antes, pagaba por la habitación y volvía a su trabajo normal. Tampoco era que lo hacía de forma rutinaria, podían pasar meses y él no se sentía afectado sin sexo, nada que una paja no ayudará. Para ese momento, dudaba que masturbarse lo ayudará. Había conocido a Jiyong y creía que su mano no le daría la misma satisfacción que ese hermoso culo. 

 

—¿Por qué no me cuentas algo de ti?... —Dijo en un susurro mientras acariciaba los cabellos contrarios. 

 

—¿Hm?... ¿Por qué quieres saber de mí?... —La voz adormilada de Jiyong respondió desde su pecho. 

 

Así es, tenía su cabeza apoyada contra él. 

 

—¿Estas cansado? —Volvió a preguntar. — Solo quiero saber más de ti…—Como esa acción humana, tomo aire, y soltó un suspiro. Su pecho no se movió en absoluto, sus pulmones estaban muertos. — Sabes… He pensado mucho en ti… Y quiero conocerte más… 

 

—¿Quieres decir que te gusto? ¿Eh? . —Jiyong bromeo levantando la mirada hasta él. — Acabas de romper una ley señor inspector… Podrían llevarte a la cárcel. — Se burló. — Te gusta un menor…

 

—¿Me irías a ver a la cárcel?. — Continuó con su juego poco antes de asentir. — Creí que lo deje claro cuando te marque… 

 

El sonrojo de Jiyong se hizo presente, volviendo su mirada a como estaba antes, lejos de la propia. 

 

—Eh.. Ya que quieres saber sobre mi… Hm…—Si, estaba nervioso. — Pues… Soy hijo único, mis padres no se acuerdan de mí, tenía dos mejores amigos que querían cogerse a YooBin. —Soltó una suave risa. — Vida normal, estudiante normal, buenas calificaciones… Nunca fui de tantos problemas. — Se encogió de hombros esta vez volviendo su mirada a sus ojos. — Solo de pequeño se burlaban de mi por contar la historia del dragón rojo. Pero no los culpo, era obvio que no la conocían, si era de criaturas que resultaron ser reales… 

 

¿No la conocían? Jiyong sabía desde pequeño la historia, una historia que se contaba a los cercanos a esa academia, humanos que generaciones anteriores se vieron involucrados con el tema. Las preguntas comenzaron a llenar su cabeza, la imagen del cuerpo de Jiyong con esos moretones que fueron desapareciendo poco a poco. Tomo su mentón como un indicio a querer besarlo, cuando se acercó a sus labios con el fin de robar un beso, busco con su mirada esas marcas rojizas que debían de permanecer en su piel… Tampoco de encontraban. 

 

—Eres demasiado dulce. Imagino como debiste contar esa historia. — Busco las primera palabras que vinieron a su cabeza para explicar ese beso. 

 

—Hm.. Eran unos chicos molestos. — Bufó el menor. 

 

—Debieron de serlo…—Soltó sin importancia. 

 

—Mi abuelo era quien me contaba esa historia. Supongo que él tampoco me recuerda…. 

 

Jiyong volvió a acomodarse contra su pecho abrazándolo con fuerza. El calor lo inundo, se sentía demasiado bien estar con él. Por inercia, igualmente devolvió el abrazo en una esperanza de que este retomara su descanso, el de todos modos, dormir no podía, pero si podía hacerle compañía. Por otro lado, la última frase que este soltó, volvió a ser repetitiva en su cabeza. 

 

Jiyong había sido transformado, al borde de la muerte, porque si seguía siendo humano… ¿Ya no se sentía como uno? 

 

 

 


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