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RDragón por MiRoApril

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Realizo la pregunta dos veces y no volvió a insistir con Yoo Bin. Está en definitiva no quería acercarse a la ciudad por ningún motivo. Invento tantas excusa que no sabía cuál de todas esas era la real, llevaban poco tiempo de conocerse pero sabía que no mentía, al menos entre las líneas de cada excusa que invento, no se sentía preparada para ir a la ciudad, igualmente apenas habían pasado unas semanas del inicio del semestre, por ende creyó que solo debía darle tiempo, había visto a sus padres más o menos a la misma altura que él, no había pasado tato como para que ella sintiera que las cosas podrían mejorar. Eso era lo que entendía. Tampoco se armó de valor para preguntar cuál era el verdadero problema que tenía en su familia, si bien era curioso, no deseaba meterse en un tema que no era suyo.

 

Esperaba que sus padres fueran por él, pero estos se negaron rotundamente cuando les llamo para darles el aviso de ir a la ciudad ese sábado por la mañana. Tendría que hacer como todos los demás. Tomo un bolso con sus pertenencias, pocas, justamente las que necesitaría para ese fin de semana. Eran nada más dos días, no podía hacer demasiado. Al no ser el único que regresaba a casa se levantó lo suficientemente temprano como para tomar el primer bus que salía a la ciudad, quería disfrutar ese poco tiempo que tendría tanto con sus padres como con sus amigos. Madrugar no era lo suyo por ende fue bastante dormido en la caminata con otros cuantos hasta la academia, donde como era obvio, debían salir por la puerta principal.

 

Las rejillas del castillo comenzaron a abrirse apenas abrieron la puerta, tal parecía que era justamente el horario indicado para salir. Camino al mismo paso lento que los demás, no sabía siquiera a que hora salía el bus, el solo seguía al resto, después de todo no existía mil buses sino uno.

 

Ya dentro de la academia no se escuchaba ruido alguno, no sabía como eran las clases de los nocturnos, si es que terminaban cuando sus rejas se abrían o era que están duraban hasta una cierta hora de la madrugada, no podría creer que algunos estudiaran desde las diez de la noche en adelante. Siendo las seis de la mañana con el sol apenas saliendo, era imposible que los otros estuvieran recientemente acabando las clases. ¿Podrían mantenerse despiertos? Si bien deseaba clases como esas no podría quedarse despierto hasta esas horas. ¿Qué seria de sus fiestas de sábados? Cierto, ahora en ese lugar no podría quejarse de eso.

 

 

El sonido de unos tacones le obligó a desviar su mirada al pasillo. Estaba solo, nadie más se encontraba en ese lugar, ¿Por qué había escuchado a alguien caminar hacia él? Por un momento creyó que era la costumbre de escuchar tanto tacón durante la semana de clases o podría ser que su cabeza estuviera aun cansada, como odiaba levantarse temprano, el siguiente bostezo era el quinto desde que ingreso a la academia.

 

Pero el sonido continuo, lo escucho dos veces más, cada vez más cerca, aunque cada vez que giraba su mirada nadie se encontraba en ese lugar. ¿Un fantasma? ¿Un alma perdida? Pensarlo así le dio cierto escalofríos, no pensó y solo salió del lugar, quedarse solo en la academia vacía le había causado bastante temor.

 

Una vez afuera no volvió a mirar atrás, siguió al resto hasta la parada de buses cerca de la carretera. Sentir una mirada sobre él era escalofriante, más no deseaba saber si había alguien atrás o peor, que no existiera nadie cuando sentía la presencia ajena tras su cuerpo. Era fácilmente sentir la mirada de alguien siguiendo sus pasos, aunque podía interpretarlo de mil formas, quizás la mala experiencia dentro del castillo solo le estaba dando una mala pasada y su imaginación jugaba con él.

 

El bus no era de otro mundo. Con sus audífonos puestos el viaje duro menos de lo que vivió con sus padres, sin contar que la comodidad de este era más de lo que esperaba. No pestañeo en ningún momento, era difícil creer que estaba en un instituto en medio de la nada, mientras más observaba menos lo creía, eran arboles por donde mirara, no existía entrada y mucho menos una salida. Claro que si podía con facilidad saltar uno de los cercos y llegar al otro lado, pero después de sus vivencias de esa mañana, más el hecho de tener historias sobre el bosque no querría arriesgarse a nada.

 

¿Qué país no tenía historias sobre sus bosques? Corea no era excepción. Todos tenían esos cuentos sobrenaturales, como él conocía de pequeño el famoso cuento del dragón rojo. Era gracioso, después de que esa supuesta mujer había sido la heroína, el cuento era más conocido por el atacante y los desastres que dejo. La historia llevaba años en su familia o eso era lo que el suponía, si su bisabuelo se lo contaba a su padre, y así las generaciones pasaban, era claro que llevaba tiempo en la familia. A veces, solo a veces se preguntaba cómo era que inventaban ese tipo de cosas. Y si existió en realidad, ¿Por qué la humanidad actuaba como si nada?

 

Era difícil de creer. Si existió un dragón que ataco esas tierras debería convertirse en una historia que se pasará por generaciones con la veracidad de esta. Era por ello que no volvía a preguntarse sobre la realidad, era imposible que existieran criaturas como esa, ya que de existir no se ocultarían, ¿Por qué lo harían? Los humanos no eran nada, no podían hacer absolutamente nada contra un supuesto gran dragón, seguramente el mundo sería diferente a como lo conocía.

 

 

Tal cual lo obligaron sus padres, llego en un taxi hasta su casa. Fue recibido tal y como lo esperaba, lleno de abrazos y con toda la energía que necesito esas primeras semanas de clase. Las preguntas comenzaron de inmediato, a lo que esperaba responder cosas como ¿Qué tal el castillo? ¿Cómo es por dentro? ¿Cómo son sus compañeras? ¿Ya tenía novia?  Pero no, sus padres fueron directamente al grano, sus estudios, maestros y calificaciones.

 

—Bien… No sé qué le ven a ese instituto. Digo, sus maestros son muy buenos, algunos de ellos. —Respondió.

 

—¿Alguno de ellos? ¿Ya tienes problemas?

 

—No, solo son las malditas matemáticas, ese maestro no enseña absolutamente nada, se sienta a observarnos.

 

—Sin maldecir en la casa. — Le regaño su madre.

 

—Lo siento… ¿Qué hay para desayunar? Muero de hambre.

 

—¿No desayunaste antes de salir?

 

—¿Tan temprano? ¿Bromeas? Siquiera sé si estaba abierta la cafetería, solo vine en el primer bus, llegue a la primera parada y tome un taxi.

 

—Entonces vamos a desayunar.

 

Solo dos días, menos que eso, debía volver en el último bus del día siguiente, este salía a las ocho de la noche, no sabía si llegaría antes del toque de queda, probablemente tomaría uno más temprano e iría por YooBin para ver cómo se encontraba, a lo que estaba seguro que sus amigos le molestarían. ¿Realmente creían que YooBin era su novia?

 

Estar de vuelta en su cómoda cama solo le llevo a dormir hasta el almuerzo, eran las consecuencias de levantarse temprano todos esos días y dormirse cuando se le diera la gana. La comida transcurrió con tranquilidad, aún seguía sorprendido de que sus padres no preguntaran absolutamente nada sobre el instituto, tampoco quería ser el quien era el tema de conversación, porque si no recibía pregunta era por el simple hecho de no interesarles, ¿No?

 

—¿Esta noche sales con los chicos? —Pregunto de la nada su madre.

 

—No lo se, no quedamos en salir.

 

—¿No? —Soltó una risa leve. — ¡Ves! ¡Te lo dije! —Vio a su madre dar un leve empujón a su padre. — Vino a vernos, no por una fiesta.

 

—Vale, he perdido.

 

Ambos estaban riendo frente a él sin contar las demostraciones de cariño que tenían.

 

—¿Por qué la risa?

 

—Con tu padre apostamos por la razón que viniste.

 

—¿Eh? ¿Creen que vine por las fiestas?

 

—¡Claro! ¿O es que ya tienes novia? —Rio su padre.

 

—¡No! —Respondió inmediatamente. — Es una amiga nada más.

 

—¡Oh! Gane otra vez. — Celebro su madre.

 

—¡Yah! ¿Por qué tantas apuestas?

 

—Es divertido.

 

Su padre abrió su billetera entregando un par de billetes a su madre entre risas no sin antes robar un beso de los labios de la mujer.

 

—Dije que si no venías por una fiesta era por tener novia. —Pronunció el hombre encogiéndose de hombros.

 

—¿Es en serio? ¿Por qué debería tener novia si apenas ingrese?

 

—Tu padre te cree todo un galán. — Sonrió su madre. — Cuéntanos de esa amiga tuya.

 

Mostrar las fotos de YooBin y él no había sido la mejor idea, al contrario, creó altas expectativas en sus padres con respecto a su posible futura novia, por poco ya tenían todas las preparaciones de la boda. Estaban dando por hecho que YooBin sería su novia en un futuro cercano. Lo que sus padres no entendían era que él ya le había tomado cariño a la mujer, como su posible hermana, era claro, aunque fuera una hermosa mujer no podía pensar en ella como una pareja ni mucho menos como uno de sus pasatiempos sexuales de fin de semana, era algo diferente.

 

Se había preparado física y mentalmente para ver a sus amigos esa tarde. Parecía más bien una reunión de chicas puesto que debía ir por un traje para el baile de la semana siguiente, quería impresionar a YooBin, era una de las más hermosas en la academia, tenía una belleza que le recordaba a esa maestra o a esa directora joven, destacaba eso era obvio, no quería ser quien arruinara la imagen de la menor.

 

Se colgó prácticamente el cuello de Tae, apenas unas semanas pero lo extraño como una chica a su novio, así de exagerado. No podía hacer bromas en clases, las risas ya no existían, los recesos en los que hablaban sobre las chicas, fiestas, juegos y más estupideces propias de ellos, todo había terminado.

 

—¿Vamos a tener que esperarte tanto para verte otra vez? —Preguntó Ri tras el saludo de manos.

 

—No les queda de otra. Odio levantarme para tomar el bus.

 

—¿Qué tanto demoras, eh?

 

—Hm.. Dos horas. —Dijo sin más. — No es divertido, tendrán que acostumbrarse.

 

—Que aburrido. ¿Sabes cómo tengo que lidiar con Ri ebrio? —Se quejó Tae.

 

—¡Yah! No seas exagerado

 

—Te pones a correr como loco y no paras de reir. A veces es divertido, pero no cuando debo llevarte a casa.

 

—Es el deber del mejor amigo.

 

—¡No soy niñera!

 

Ahí estaba, de vuelta a ese ambiente que tanto necesitaba, sobretodo hablar, su boca había dejado de moverse por un largo tiempo, si no era por YooBin seguro seguía sin tener amigos en ese lugar. ¡Eran todos unos malditos extraños! El no buscaba destacarse en nada, pero los demás eran unos bichos raros, o muy inteligentes o parientes del sombrío de seguro. Como los odiaba, creían que por ir a una “misteriosa” academia debían seguir el ambiente. Tsk.

 

—Entonces, cuéntalo de nuevo.

 

—¿Qué? —Respondió sin más buscando entre las muestras de la tienda un buen conjunto de esmoquin.

 

—Tienes una amiga.

 

—Si.

 

—Que esta buenísima. —Agrego Ri.

 

—Tienes un baile.

 

—Si. —Volvió a contestar cortante.

 

—Los dejaran beber.

 

—Si.

 

Repitió.

 

—¿Y no aprovecharas la oportunidad?

 

—¿Qué le paso a nuestro cazador? —Pregunto Ri entre risas. — Por cierto, Kiko ha  preguntado mucho por ti. ¿Ya no contestas sus mensajes?

 

—No volveré por sexo y me ire de vuelta al instituto. Además no es necesario, digo Kiko fue cosa del pasado, ella aun no entiende que terminamos.

 

—Bueno, se lo habías dejado bastante claro de todos modos. —Tae se encogió de hombros. — ¿Qué tal este? —Extendió un conjunto.

 

—Oh, esta buenísimo.

 

—Te quedará muy bien.

 

—Volverás loco a esa tal Yoo Bin. —Rió Ri.

 

—Qué es una amiga…—Bufó.

 

—Deberías presentármela.

 

—Ni de chiste. Cuando quieras algo formal te la presentaré..

 

—Bien, ya tienes lo que necesitas. Ahora toma algo para la fiesta de esta noche.

 

—¡Lo sabía!

 

—No podías venir y no ir a una fiesta.

 

—¿Qué tan aburridos son tus compañeros?

 

—Bien…—Realizó una mueca. — Demasiado. De hecho Yoo Bin es la única que me agrada hasta ahora. La única normal. —Realizo comillas en la ultima palabra con sus dedos. —

 

—¿Qué tal las mujeres? Hablaste de un uniforme de muerte…

 

—Oh… Estarían de babosos todo el día, el uniforme es perfecto. Resalta mucho las piernas y sus culos…—No se andaba con rodeos, hablaba con naturalidad, la confianza que existía entre ellos llevaba años, por ende no se guardaba nada, era una de las razones por la cual se sorprendían de no acercarse con otras intensiones a su amiga. — Pero están todas siguiendo a ese maestro.. Eh… Hero. — Chasqueo los dedos al recordarlo. — Es un tipo siniestro.

 

—¿Qué debería hacer para ir? Quiero ver esas faldas…—Agrego Ri.

 

—Entre más hablas de tu instituto más curiosidad me da. Quiero ir. — Hablo Tae. — ¿Debería postular o algo?

 

—Yo no postule a ninguna mierda, lo juro. No sé cómo llego esa carta a …casa.

 

—¿Paso algo?

 

—Shh…

 

—¿Qué?

 

—¡Que te calles! —Dijo a Ri.

 

A lo lejos había visto a una mujer bien vestida con un uniforme blanco. Los detalles eran  característicos de Black Rose, estaba seguro que esa mujer iba al instituto, más ella se encontraba de espaldas, no podía ver su rostro  y su cabello, algo rizado, unas pocas ondas que le recordaban a ..

 

—¿Yoo Bin?

 

—¿¡Es ella!?

 

—Shhh!!

 

Se había tomado el tiempo de girarse a cubrir la boca del bocón de su amigo.

 

—¡Hey! —Interrumpió Tae.

 

—¡Que te calles! Por dios.. —Se quejó.

 

—Se fue. —Dijo apuntando.

 

—¿Eh? Estaba ahí.

 

Tras comprar el traje sin siquiera probárselo es que pidió ayuda al par para buscar a la mujer. Quería sacarse la duda sobre la mujer, ¿Por qué estaría un día sábado con el uniforme? ¿Qué parentesco tenía con su amiga? Si es que existía parentesco, quizás solo era una moda el traer el cabello de esa forma, sin contar que Yoo Bin asistía a las clases diurnas, no tendría un uniforme de la luna para utilizar como disfraz. Confiaba en ella, más por el hecho de que esta tuvo la libertad de hablar sobre tener problemas con su familia.

 

—¿Estas seguro? —Pregunto Tae.

 

—Llevamos un rato buscando. No esta..

 

—Este lugar es enorme, no daremos con ella..

 

—Ese era el uniforme de la luna…

 

—¿De la que? —Rieron ambos amigos.

 

—Eish…—Se quejó.

 

—Bien, bien, trajecito de la luna. —Agregó Tae. — Vamos… Tenemos mejores cosas que hacer que buscar a una misteriosa chica…

 

El resto de la tarde fue comer y quedarse en casa hablando estupideces con sus mejores amigos. La noche llego como si fuera una de tantas que ya había vivido antes, como era de costumbre, se había hecho de esperar con sus amigos, llegar tarde era lo suyo. Varias amistades terminaron acercándose para sacarse diferentes dudas tanto de la academia como de la mujer que aparecía en algunas de sus fotos en las redes sociales.  Dejar claro que solo era su amiga empeoraba las cosas con sus amigos, estos más deseaban tener contacto con YooBin, lo cual le llevaba a preguntarse por qué no había pedido su número de móvil antes, pregunta que no tuvo respuesta, más bien apareció en su cabeza cuando más de uno pidió el contacto de la mujer. No diría que no tenía su número por diferentes razones, una era quedar como un perdedor y otra porque seguro buscarían cogerse a su mejor amiga.

 

Entre tragos, charla y un buen baile es que termino agotado tirado en la cama con sus otros dos amigos, costumbre que no perderían, las energías restantes eran para volver a la casa más cercana, en ese caso la de Ri. El levantarse fue otro sufrimiento más, aun cuando eran pasado el mediodía, necesitaba seguir descansando, había dormido tan poco por tomar ese bus, de solo pensar que tenía que volver a tomarlo esa tarde sus ánimos desaparecían.

 

Esta vez despedirse no fue tan dramático como la primera vez, sus amigos no morirían o algo parecido, estaban ahí, solo que a un par de horas de donde el estudiaba, debía acostumbrarse a la idea de tener que verlos de vez en cuando, nada más. Tomo el bus de regreso al instituto esa tarde, tras despedirse de sus padres, no quiso quedarse más tiempo en casa, no era que no deseará pasar tiempo con sus padres, era en realidad el tema de YooBin que le tenía bastante preocupado. ¿Preocupado? Bien esa noche no se preocupó en absoluto, se dedicó a disfrutar de la fiesta y sus amigos, aunque seguía luchando con la resaca, necesitaba volver para asegurarse de unas cuantas cosas. YooBin no podía ser la mujer del uniforme, no entendía porque dudaba de eso, pero ella era quien conocía más la academia, por ende preguntaría acerca de esos uniformes y por qué una mujer estaría en pleno centro comercial un sábado por la tarde con el puesto.

 

 

Con un ligero dolor de cabeza sin contar el mareo llego a la academia aun con el sol en el cielo, si bien no quedaba absolutamente nada para que se ocultara era antes de lo que había planeado llegar. Llegar al castillo del sol fue lo de menos, dejar su cama fue el gran problema. El sol se había perdido finalmente cuando abrió sus ojos de esa pequeña siesta de hora y media, su cometido que era principalmente ver a YooBin se había perdido. Pospuso el encuentro con su amiga, más bien para buscarla y era que se encontraba tan casando que volvió a cerrar sus ojos y se dejó llevar por los sueños.

 

La alarma lo despertó a la mañana siguiente, aquella que dejo adelantada para darse una buena ducha y cambiarse, no quería salir tarde puesto que Yoo Bin era su principal pensamiento esa mañana. Espero por la mujer como siempre, más esta no se presentó, ni a la primera, ni a la segunda clase, mucho menos el resto del día. Quizás esa preocupación había aparecido por algo, ella se encontraba enferma, quizás, era lo más cercano que podía pensar de su amiga estando en un sitio donde solo podían caminar a los jardines, la academia o el castillo de las habitaciones.

 

Esa misma tarde se escabullo sin importancia hasta los dormitorios femeninos. ¿Qué podrían decirle si ni siquiera ingresaba? Solo se quedó afuera hasta que alguien abrió. Una tipa sorprendida de que se encontrara un hombre en la entrada y sobretodo porque había tocado la puerta, donde se suponía que solo se abría e ingresaban mujeres.

 

—¿Conoces a YooBin? —Preguntó sin más.

 

—¿YooBin?

 

—Si, va en último año. Su habitación es…

 

—Aquí no hay nadie llamada YooBin.

 

—Son muchas, es claro que no vas a conocerla. Bien…—Tomo aire. — Su habitación es la treinta y dos, si la vez por favor dile que vine a verla, soy Jiyong.

 

 

La desaparición de la menor seguía aun con el tercer día de clases, habían sido más aburridas que nunca, para su suerte había pasado algo de tiempo con Daesung para aminorar el aburrimiento, había pensado en algo como lanzar una bomba de gas en una de las clases y correr, su imaginación era notable cuando estaba aburrido, creaba varias películas en su  cabeza, así como sus apuntes eran nada más dibujos de su creatividad, no eran perfectos pero el tiempo pasaba más rápido.

 

Miércoles por la tarde, sin nada que hacer y fue que entre videos de Facebook tanta mujer hermosa lo llevo a excitarse. ¿Tendría la academia restricción con ciertas paginas? Abrió el navegador incognito y tecleo una de sus páginas preferidas en cuanto al porno. Los videos iban en todo tipo de categorías, pero el disfrutaba más de videos americanos, donde las mujeres no pareciera que fingen sus gemidos o los exageraban tanto.

 

Comenzó con leves caricias en su entrepierna, ya se encontraba excitado por lo que esas caricias y las imágenes en la computadora solo alimentaban más el deseo de masturbarse. Una rubia americana realizando una felación, la cámara la enfocaba el tipo directamente en su erección, así podía sentirse como él, como si era rubia se la mamara a él. Libero su extensión, necesitaba tocarse con libertad. Ahora era cuando agradecía que las habitaciones fueran individuales, podía masturbarse con libertad. El video lo sorprendió cuando salió otro hombre de la nada, parecía ser un trio contra la rubia, eso era lo que había imaginado, no esperaba que el tipo fuera quien luego se encargara de la erección del que poseía la cámara.

 

Ya estaba excitado, no se le hizo extraño que las imágenes lo excitaran más. De hecho, había acabado con la imagen de la mujer acariciando sus tetas contra la extensión del otro tipo, más no cerro la pestaña, quería ver la continuación de ese video y pareció ser la peor idea que pudo tener…

 

Toc-Toc…

 

—Kwon Jiyong. Abrá la puerta inmediatamente.

 

Esa voz… SeungHyun.

 

 

 


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