Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Estigmas por Pikacha-sama

[Reviews - 51]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¿Adivinen que volvió? Mi beeetaaaa~ Así que la historia tiene que finalizar para septiembre :) Sólo para aclarar que lo que está en cursiva son recuerdos.

Sin más, el capítulo :) Leeees amooooo <3

Estigmas.

Capítulo dos: Amargos recuerdos.

 

Nosotros recordamos, naturalmente, lo que nos interesa y porque nos interesa.
John Dewey.

 

«—Desde hoy nada nos separará, Naruto-kun… — le susurró para tomar su barbilla y dirigir su vista hacia arriba. Se había inclinado hacia su cuello hasta depositarle un suave beso sobre la piel desnuda».

 

Una parte de sí le gritaba que todo aquello era una locura, pero sólo era un ligero zumbido en su cabeza, un insecto con la modesta idea de molestar. Sus planes ya estaban tirados sobre la mesa, esparcidos entre el juicio nublado de su realidad, su convicción.

 

Naruto era suyo, de nadie más.

 

No había camino que recorriera lo contrario. Los naipes de su jugada estaban situados a su favor. Todo había sido trazado con cautela, sutileza y precisión. En unas horas más no quedaría un Namikaze que buscar, se perdería con la misma delicadeza que las hojas de otoño en el cruel invierno.

 

El rubio se había resistido a su contacto con desdén, asco y repugnancia. Giró su rostro con impulso estrellando ambas frentes con el único fin de hacerle daño y él sólo pudo sonreír de medio lado ante su resistencia, todo iba a caer por su propio peso, su arrogancia y soberbia. Aquella reacción le despertaba los sentidos, porque lejos de desagradarle, le demostraba que el trigueño estaba ahí, bajo su seno.

 

Volvió a acariciar sus mejillas mientras el contrario se retorcía por alejarse de su tacto. ¿qué importancia debería darle a ello? Próximamente lo tendría para sí, exclusivo. La ferviente locura reflejada en sus ojos era la justificación a sus acciones, a un amor tan puro que juró profesar.

 

¡Es que ese rubio lo volvía loco! Tenerlo a su merced era lo único que había querido desde el primer momento en que lo vio, arrebatarlo de brazos ajenos y tomarlo como correspondía. Su vista cegada de un amor impuro le impedía ver las lágrimas del rubio, no le dejaban entender el miedo que crecía dentro de si.

 

«¿Por qué, por qué yo?» pidió clemencia su mente, no comprendía a Itachi. Desde que lo conocía sólo habían intercambiado momentos en que Sasuke estaba entre ambos, jamás habían tenido una conversación más allá de una fraternal y nunca podría mirarlo con otros ojos que no fueran de amistad.

 

—Calma, todo pasará, — musitó con quietud, mirando como los ojos del trigueño resplandecían, violentos por la verdad —. Es sólo volver afrontar esta nueva realidad, Naruto-kun — confesó con calma tomando su barbilla y enfrentándose a su ferocidad.

 

—¡¿Qué?! — trató de comprender, que lo verosímil de los hechos hablara por ambos, pero un golpe en su mejilla le hizo entender que Itachi no bromeaba, que no jugaba con sus acciones, que nadie vendría a decirle “sorpresa, es una broma”. El azabache no iba a soportar una falta como su incredibilidad.

 

Lo miró escéptico, incapaz de creer el golpe que ardía sobre su pómulo. Debía ser una pesadilla, una tontería creada por su cabeza. Sí, sólo eso, no podía ser otra cosa. Negó con la cabeza tratando de negarlo todo, de ocultarse de sus propias mentiras. No fue hasta que el otro lo tomó fuertemente de ambas mejillas para mirarse directo a los ojos que comprendió un poco de su locura.

 

—Esto será nuestra convicción, —barbulló queriendo clavar sus palabras en el contrario —. Te has aferrado aquello que sabes y conoces, proclamando una realidad que no existe, viviendo recuerdos amargos de una persona que jamás corresponderá tus sentimientos como yo, es hora de que afrontes esto. Nuestro propio destino…

 

 

 

 

Itachi siempre había sido el mejor en todo lo que había practicado. Sus habilidades como descendiente de un clan antiguo vivían en él de manera extremista, por eso sabía que su destino no sería tan simple como los demás. Fugaku siempre le había llenado la cabeza con falsos ideales que pronto descubrió como “una realidad” sólo ligada a las cosas que conocía o sabía, pero dejando de lado sus propias convicciones.

 

Recordaba claramente el día en que su destino se había ligado al de Naruto, aquella tarde en que lo había mirado vagar como un sol resplandeciente. Su padre le había hecho ir a buscar a Sasuke al colegio, su hermano salía regularmente los viernes con sus amigos, él no le había mirado problema a ello. Pasaría por el menor, tal vez comprarían algo para cenar, su progenitor lo reñiría y terminarían mirando una película de Star Wars.

 

Todo ligado a su rutina.

 

Fugaku no era tolerante con los errores del menor, siempre estaba a su espalda. Recordándole como deberían de ser las cosas, dictando sus criterios como si fueran lo único que debería de importarles a ambos. Cerró los ojos tratando de no llenarse de pensamientos negativos.

 

Sólo esperaba que su hermano no hubiera hecho algo grave.

 

Aparcó el carro frente a la cera del colegio esperando la salida de los estudiantes cuando algo llamó sumamente su atención. Por la entrada principal salía un joven con una sonrisa radiante en el rostro, su perfil destilaba belleza y serenidad. Aunque no cruzaron miradas podía sentir como esos ojos azules le abrasaban con intensidad, sus cabellos bañados en oro iluminaron su silueta junto con esa brillante piel acanelada que le arrebataron el aliento.

 

Por dos segundos pensó en bajarse del auto y robarle la palabra. Enfrentarse al dueño de sus nuevos deseos, pero su raciocinio lo interrumpió, incluso en sus pensamientos logró hacerlo entrar en razón. A pesar de que el joven era sumamente hermoso, no le conocía y una parte de sí ya le pertenecía.

 

Apreció como el rubio sonreía ampliamente y cerraba los ojos dejando que el viento meciera sus cabellos, sin quitar esa calma que manifestaba. Estaba entusiasmado, enigmático y lleno de vida. Sus ojos se ilusionaron con plenitud y un suspiro escapó de sus labios, tenía su rostro en total neutralidad, pero sus ojos ardían en llamas por un futuro encuentro.

 

Tal vez no se conocieran, pero pronto lo harían. El rubio no tardaría en caer en sus encantos, realmente pocas féminas o chicos se le habían resistido, ¿qué importaba la diferencia de edad? Si no el amor tan puro que pudieran llegar a profesarse.

 

Se había enamorado a primera vista.

 

 

 

 

—Le temes a lo que no comprendes, a lo que ignoras y pronto aceptarás, nuestros recuerdos son una realidad ligada a encuentros, fue algo más infinito que el destino lo que nos hizo ponernos en el mismo camino — soltó acercándose más al menor, merodeando con sus ojos el pequeño destello de temor que había pasado por los del contrario.

 

 

 

 

Esa tarde pudo haber terminado con un maravilloso recuerdo. Con una ventisca de felicidad próxima, sin embargo, el destino también era caprichoso y en ocasiones, cruel. Un suspiro eterno escapó de sus labios al ver como su cintura era firmemente ultrajada por otras manos. Como su boca era tomada de manera sutil y asquerosamente correspondida.

 

Rechinó los dientes mirando aquella escena salida de serie, donde los dos protagonistas se encontraban después de una separación larga. Estuvo tentado de cometer una locura para salvar su antigua realidad, pero sería una estupidez de su parte, no sabiendo que el amante de su sueño no era otro mas que su hermano. Calló las voces de su cabeza con un grito mental, les hizo ver cual podría ser su nueva convicción y dejó que el tiempo le diera la esperanza de un próximo encuentro.

 

Miró como Sasuke se despedía del rubio con una promesa, podía leerles los labios, incluso, sus celos le dictaban sus infundidos pensamientos. ¿Es que estaban ligados de mentiras? ¿de advertencias idiotas donde nada tenia sentido? Cerró los ojos tratando de serenarse, de que su cabeza se callara de una vez.

 

—¿Qué pasa? — preguntó el menor mientras se subía al auto. Desde lejos lo había reconocido y esperaba que su hermano no hubiera visto al Uzumaki, no sabía que tan de su lado estaba Itachi. Las cosas entre Naruto y él siempre estarían bien mientras estuvieran en el anonimato para sus familias.

 

—Padre quiere verte — su vista había estado al frente en todo momento, fingiendo que nada pasaba por su cabeza, tratando de controlar sus erráticos pensamientos. Sonrió para girar a ver al menor, le susurró un “tonto hermano menor” y golpeó con suavidad su frente, no había motivo para alterarse, por lo menos, no todavía. Tiempo atrás aprendió a controlar sus pensamientos y actos referentes a asuntos familiares, para lo demás podría considerarse lo bastante frio para no prestarle atención.

 

Itachi sólo lo miró chasquear la lengua y girar a la ventana. Sus pesares iban en su cabeza, como un taladro perforando su sentir, su hermanito hace mucho tiempo atrás había crecido, poco a poco se estaba convirtiendo en un hombre, sin embargo, esos celos estaban ahí, crecientes, vivos y arrasadores.

 

El camino había sido silencioso, pero no incómodo. Cada uno clavado en sus propios juicios, reflexionando sus siguientes pasos, y por un segundo el mayor comprendió que las cosas con el menor no estaban del todo bien. El chico estaba nervioso, sus manos sudaban y mordía su labio inferior de manera ansiosa.

 

—Gracias — le susurró al bajar del auto. No detuvo su andar en ningún momento, había avanzado por la gran mansión sin voltear a ver a nadie más. Ni siquiera había saludado a su madre al cruzar por el umbral, había ido directo al despacho de padre, totalmente centrado en lo que pasaría a continuación.

 

La puerta rechinó al ser abierta tan despacio. Sasuke asomó su cabeza para verlo, para saber que la imponente figura de su padre estaba ahí y no era capaz de decirle por lo menos una vez “no” a sus peticiones. Era un soldado delante de su general, un tipo estrecho y bajo que tenía que seguir acatando ordenes, aunque no estuviera de acuerdo con ellas.

 

—Sabes por qué estás aquí, ¿no? — preguntó de una manera retórica. No esperaba una contestación de ello, y el que su hijo bajara la mirada le daba la razón. Sólo había levantado la mirada un poco de todos los papeles que tenía sobre el escritorio para verlo.

 

Giró el rostro hacia otro lado, no quería verle el rostro y decir que sí, estaba hablando sarcásticamente y tal vez de sus labios saliera algo que su padre no quería escuchar, ¿agregarle más leña al fuego? Suspiró derrotado para asentir, tal vez era mejor que las cosas fueran más claras a partir de ahí.

 

—Quiero que lo traigas a cenar el día de hoy, no es una propuesta, ni una sugerencia, es una orden, Sasuke.

 

Fugaku decidió no apartar la mirada de sus papeles, esperando que su hijo entendiera la indirecta de que se podía retirar. No había nada más que decir y los informes no les esperarían hasta mañana. Escuchó la puerta ser cerrada y siguió leyendo los documentos, totalmente ajeno a tumulto de furia que crecía en el menor.

 

Itachi se quedó en medio del pasillo mirando a su hermano partir a su habitación. Cegado por la pequeña orden que tenia que acatar. El mayor chasqueó los dientes, molesto por ello, sólo esperaba que aquel rubio de hermosos ojos azules no significara nada en la vida del menor, porque estaba dispuesto a pelear por él, no importaba que tan sucio se tuviera que poner.

 

 

 

—Las personas viven su vida ligada a lo que ellos aceptan como correcto y cierto, pero el día que te conocí supe que nosotros transcenderíamos ese concepto abstracto, — no había manera de no estar ligados por su definición de amor. Tocó su mejilla con delicadeza, con calidez y con el romance que parecía inexistente entre ellos.

 

Naruto sollozó sin ser capaz de creer la dura realidad que se asomaba. Quería cerrar los ojos y fingir que todo aquello era una pesadilla, que al abrirlos Sasuke estaría ahí para él, calmando toda esa tempestad, toda esa marea roja que lo estrellaba a la oscuridad, ¿es que no existía su felices por siempre?

 

 

 

 

No tuvo que esperar más para conocer el nombre del chico que lo había hipnotizado. Esa misma tarde supo que tan a la deriva estaba al saber el nombre de la persona que no dejaría escapar jamás. Una luz que nadie más lograba ver acaparaba sus ojos, arrastraba su alma y esclavizaba cada uno de sus sentimientos.

 

—¿De qué te estas riendo, dobe? — preguntó con irritación frunciendo el ceño. Sabía que estaba nervioso por lo que pasaría, pero el rubio lo tomaba como un reto, una oportunidad más de estar juntos.

 

—Sí pudieras ver tu cara, teeemeeee~ — soltó de manera juguetona, tratando de tranquilizar la inquietud del contrario. Pocas veces podría apreciar a su novio de aquella manera, en ocasiones era demasiado rígido para su gusto.

 

Usuratonkashi…

 

Había estado escuchando detrás de la puerta a la pareja, contemplando su conversación, analizando aquel sentimiento de furia que bullía, que le decía que debía de tenerlos, de hacerles saber lo infelices que eran. Abrió la entrada para verlos a punto de besarse, interrumpiendo la escena.

 

El rubio lo había mirado con una hermosa sonrisa en el rostro, mostrando sus brackets de color naranja. Le devolvió el gesto con una sonrisa de medio lado mientras extendía su mano. Era mucho más bello cuando lo tenia de frente, mirando todas esas imperfecciones que lo hacían tan perfecto.

 

—Mucho gusto ¡Soy Uzumaki, Naruto! — chilló con su misma voz escandalosa, pero maravillosa a los oídos del mayor. Estaba atrapado en una burbuja donde solo existían ellos dos, en un universo que podrían crear la utopía que ellos quisieran. Se controló, trato de sacar sus fantasías y no dejo de contemplar la verdadera belleza que reflejaban sus pupilas.

 

Un delirio único.

 

Sintió aquel cálido tacto rozar sus manos y se sintió flotando en un paraíso. Un extraño cosquilleo recorrió sus extremidades, mientras la corriente eléctrica atacaba directo en su corazón, su locura estaba por estallar, por tomarlo como suyo, por huir con la felicidad que estaba al alcance de sus manos. Pero el chico de ojos azules soltó su mano para girar a mirar a su hermano.

 

—¡Es igualito a ti, bastardo! — soltó el rubio sin creer el gran parecido que tenían los allegados. Eran casi como dos gotas de agua, sólo por cinco años de diferencia, además de los pequeños rasgos que los diferenciaban como esas ojeras que no hacían mas que beneficiar al mayor.

 

—Uchiha Itachi, un placer…

 

Naruto tenía una luz propia que podía llegar a la obscuridad más abstracta, más devastadora y ciega. Un brillo que quería como propio, una calidez que lo estaba embargando y que próximamente se encargaría que fuera suya, no importaba el camino que tuviera que recorrer.

 

 

Al principio, la cena había sido demasiado silenciosa. Sólo se había presentado ante la mirada de sus suegros, mientras que los mayores le respondían con cortesía. Estaban sentados todavía en el comedor terminando de cenar la lasaña que había preparado la madre de su novio. A pesar de que se había burlado de Sasuke, él también estaba nervioso. Las cenas en su casa siempre eran alegres, sólo eran él y sus padres, pero comentaban todo lo que habían hecho en el día, no se dedicaban simplemente a alimentarse.

 

—Y dime, Naruto ¿a qué de dedica tu madre? — preguntó con interés la única fémina. Conocía a su esposo y el hecho de que todavía tuviera el ceño fruncido era que no había obtenido la suficiente información del adolescente para esa misma noche. La familia Uchiha siempre había tenido las expectativas en alto, no había perfección que no alcanzaran.

 

—Oh, ¡mamá es genial! Ella escribe libros de ciencia ficción ´ttebayo — comentó alegre y espontaneo. Adoraba a su madre y su creatividad, aunque tenía la fama de matar a sus personajes favoritos —. Su último best sellers fue uno de terror, de una enfermera que… se llama “misery” — soltó al ver que se estaba saliendo de contexto, aunque, si se trataba de su progenitora podría estar hablando todo el día.

 

—¿Estás hablando de U.K.? — no cabía en el asombro a lo que decía el chiquillo. Mikoto era una gran seguidora de los libros de terror y suspenso, en ocasiones policiacas, pero el escritor famoso siempre aparecía en el anonimato. ¡¿Cómo era posible que su hijo estuviera cenando en su casa?

 

—Es Uzumaki Kushina — dijo soltando una pequeña risa al final. Muy pocas personas conocían la verdadera identidad de su madre y esperaba que su suegra pudiera guardar el secreto —. Mamá siempre ha preferido el anonimato por la farándula, raramente usa el apellido de papá ´tteba

 

—Creí que era…

 

—¿Hombre? — terminó la frase con otra sonrisa —. También por ello esconde su nombre, pero espero que se lleven muy bien, aunque jamás le recomiendo que le diga cual es su personaje favorito, suele matarlos sin compasión alguna. Una ocasión me tocó que me gustaba mucho un personaje llamado Kurama, lo mató de la form…

 

Fugaku había carraspeado llamando la atención de los presentes, por conclusión supo que era un parlanchín y por la conversación sabía que no era un chico becado de la institución, si no, que venia de una buena familia económicamente hablando. Trató de investigar al menor, pero la información había sido ocultada de manera sigilosa, esperaba tener su expediente al día siguiente por la mañana en su escritorio o su secretaria sería despedida.

 

—¿Por qué no nos hablas un poco de tu padre? — cuestionó tomando un sorbo a su copa de vino. Beber el sabor amargo de la bebida le hacia sentir un poco mejor, no tenía muchas expectativas en el muchacho. Su vestimenta era de lo mas común, y sus modales dejaban mucho que decir.

 

—A decir verdad, papá es un poco aburrido —. Habría sido divertido mentirle al cara de estreñido y romper los esquemas machistas que parecían rodearlo, pero prefirió decir la verdad. Ahora comprendía un poco mejor el comportamiento de su pareja —. Se dedica a las empresas familiares…

 

—¿En que giro van, muchacho?

 

Naruto suspiró antes de decir su apellido, debatiéndose mentalmente si debía mencionarlo. No es que no confiara en su próxima familia, sólo que la gente solía cambiar su comportamiento cuando conocían sus verdaderos orígenes.

 

—Son las empresas Namikaze, — soltó observando como Fugaku se atragantaba un poco con la bebida. Tosió un poco para fingir que no se había sorprendido y lo miró de pies a cabeza, estaba vez seguro que estaba vez daría su veredicto, sin embargo, pasó a mirar a su hijo con la misma mirada. Al final negó, sin darse cuenta de que había sido demasiado obvio.

 

—¿Minato Namikaze?

 

—Sí, ¿usted lo conoce?

 

—Por supuesto, las empresas que manejamos giran el mismo entorno… sólo ¿tu padre sabe que estas aquí? — ¡Claro que conocía a Minato!, y esperaba por el propio bien de Sasuke que no hubiera tocado la virginidad del chico rubio. Aunque conocía el comportamiento de un Uchiha, estaban en plena adolescencia y conocía esas hormonas… Minato había sido un ogro en muchas ocasiones, más cuando se trataba de su hijo. Era demasiado sobreprotector.

 

—Amm, y-yo… y l-luego e-el te-teme… 

 

—Ninguno quería presentar a la familia hasta que quisiéramos formalizar la relación — dijo para terminar bufando, su novio era quien estaba nervioso. No conocía al padre del rubio, pero por la cara de su progenitor estaba seguro de que la verdadera batalla estaba por comenzar.

 

—Organizaremos una reunión — comentó Mikoto mientras sonreía y tomaba la mano de su esposo. Conocía a Minato de una sola reunión por los conocidos que tenían en común y el hombre no había hecho más que hablar de su hijo y del buen chico que era. Recordaba vagamente a una pelirroja a su lado…

 

—Me encantaría conocer a tus padres, Naruto-kun — No tenía la intensión de hacerlo, ni siquiera de seguir soportando esa tediosa cena a lado de su familia. Deseaba cosas menos puras, pero más conmovedoras. Tomó su mano como una muestra cariñosa de apoyo, y el rubio la apresó como tal para sonreírle con esmero.

 

Sasuke no se había molestado en contradecir a sus progenitores, sabía lo que le esperaba de ahí en adelante.

 

 

 

—A pesar del entorno en que nos conocimos, supe ver a través de ti y tus ambiguas decisiones. Llegó el momento en que tu realidad ligada a Sasuke desaparezca, y comiences tu verdadera realidad, Naruto-kun… — recordaba con claridad sus gestos de ingenuidad, utópicos en una existencia que no le correspondía.

 

El mayor no sabía hablar de otra cosa que no fuera la “realidad”, y a pesar de que el miedo lo rodeaba retrocedió. Abrió los ojos como la fiera que lo dominaba por dentro, no podía, simplemente no podía creerle, y si para escapar tenía que elegir otro camino, lo iba a hacer. Tenía que dejar de hiperventilarse, de que el aire lo llenara de nuevo, porque tenía que ser fuerte, no podía dejar que las lágrimas nublaran su visión de nuevo.

 

—D-debes d-dejarme ir, Itachi… — habló, pero era como si el otro no escuchara, como si estuviera metido una burbuja donde su actuar no significara absolutamente nada. Era un tonto por dejar que el agua salada delinearía su perfil, pero tenía miedo, miedo de saber que de verdad esa era su nueva “realidad”.

 

—Jamás pudiste verme, ¿cierto? — preguntó con la ironía pegada a sus palabras, ¿tan ciego estaba?, ¿tan erradicados estaban sus sentimientos?, ¿es que no era capaz ver a través de su propia obscuridad?

 

 

 

 

—Nos alegra mucho que hayan podido venir — Kushina jamás había creído que todo pasó sin que se diera cuenta. Fue muy ingenua con su pequeño y único hijo. Naruto navegó otras aguas mientras ella se había enfrascado en sus libros. Jamás esperó que de un día para otro conocería a su nuero.

 

La familia Uchiha había pasado el umbral totalmente asombrados. Era una casa muy hogareña, había retratos de los integrantes por toda la sala de estar. Tenía los lujos correspondientes, pero fuera de ello, era una decoración humilde de una familia promedio. Contrario a todo lo que ellos vivían.

 

—Un placer, Uchiha Mikoto — se presentó la fémina con una sonrisa de medio lado, tentativa a poder estrechar un lazo con la pelirroja. Estaba nerviosa, pero comprendía de cierta forma lo sobreprotectores que podían ser los padres de un chico como Naruto.

 

—Sasuke, ¿cierto? — Minato se había aproximado al susodicho sin una pizca de delicadeza, con el ceño fruncido y una mirada extremista. Quería correrlo de su casa, desprestigiarlo y fingir que jamás se había atrevido a tocar a su hijo, pero era un ser misericordioso y lo dejaría, por ahora…

 

—Sí, un pl…

 

—Esperaba algo mejor… — golpe bajo.

 

—¡Papá quieres dejar a Sasuke en paz! — protagonizó el rubio menor mientras lo reñía con la mirada. Había hablado con su padre sobre las actitudes que tendría con su novio y por extraño que sonara, prometió que lo trataría de la mejor manera, pero es que el padre de familia no comprendía como es que Naruto tenía novio y él ni siquiera se había enterado hasta esa mañana. Incluso, Fugaku lo sabía.

 

El patriarca Uchiha suspiró esperando cualquier treta para desprestigiar a su hijo. No era un conocido a fondo del rubio mayor, pero sabía que el menor estaba sobreprotegido o por lo menos eso había creído durante un largo tiempo, nadie esperó a que la familia se uniera.

 

No pasó mucho para que se sentarán en el comedor a degustar lo que había preparado Kushina. Se esmeró en una cena familiar donde su hijo huyó en la primera oportunidad, tratando de tranquilizar a su padre. A pesar de que las risas no faltaban de parte de las únicas féminas, el ambiente se sentía tenso de cierta parte de la mesa.

 

—Dime, Sasuke ¿cómo te va en clases? — cuestionó mientras cortaba su pechuga en salsa de hongos. No levantó la vista fingiendo que no le tomaba atención a sus palabras.

 

—Ha decir verdad, soy el primero en mi cla…

 

—Nerd…

 

—¡Papá ya déjalo! — volvió a defender el menor ante la mirada de todos, Kushina rio tratando de controlar su estruendosa risa. Era gracioso ver como la pequeña cacatúa quería volar, mientras su marido le enseñaba que con un Uzumaki nadie se mete.

 

 

 

—Hoy convertiremos esta ilusión en realidad, verás que las cosas comenzarán de resplandecer desde hoy, no importa lo que pase, nadie nos alcanzara — reprochó recordando cada instante en que Naruto había defendido a su hermano.

 

 

 

Habían pasado a la sala de estar platicando un poco del desarrollo de la situación de la pareja. Naruto se sentó de frente de su novio, esperando con ello tranquilizar un poco a su padre, pero cualquier mirada que le dirigiera parecía solo aumentar la tensión entre ellos dos.

 

—Entonces, Naruto ¿Cuánto tiempo tienen de relación? — preguntó Kushina con una sonrisa en el rostro, esperaba que con ello Minato mejorara su actitud, ¿Cuánto podrían tener los adolescentes?

 

—Dos años, — contestó el azabache mirando como una parte de su suegro se rompía. Le dedicó una sonrisa de superioridad, sin prestarle atención al rostro de su hermano, parecía que sus planes se salían de control.

 

¡Era mucho tiempo! Sería más difícil separarlos haciéndoles ver que solo era un amor juvenil y vano. Apretó la mandíbula guardándose todo el odio que conllevaba la relación, no dejaría que eso fuera un impedimento a sus propósitos. Lucharía contra lo que fuera por ese rubio. Pero ¿cómo era que nadie lo vio venir?

 

—Comenzamos a salir desde que Naruto cumplió los trece años…

 

—¿C-cómo fue que…? — su voz había tartamudeado un poco, trató de recuperar el control, pero el mini-Uchiha ya lo había atrapado en su debilidad. Recordando que los dos ponían jugar su mismo juego.

 

—Nadie lo notó porque ninguno de los dos lo quiso, nos conocimos cuando recién entramos al colegio, y poco a poco nos relacionamos. Ustedes lo miraron como faltas a la escuela, salidas con amigos, o incluso; con los abuelos, fueron reportes, quejas del director, etc… Los dos permanecimos al margen de las relaciones familiares al no querer formalizar la relación…

 

¡Era un estúpido! Su hermano había presentado varios síntomas de una relación, pero su hermano tendría unos catorce años para de verdad creer que estaba sufriendo un mal de amores. Por no prestarle la debida atención hoy estaba pagando cada uno de sus platos rotos. No podría arrebatárselo de la manera fácil, de la manera que le era más conveniente…

 

—Ustedes, — Minato se había puesto de pie y lo desafiaba con la mirada— ¿tuvieron intimi…? — intentó terminar la pregunta, pero un fuerte golpe en la cabeza le hizo saber que su esposa no le daría otra advertencia, cruzó el limite de respeto que debía de tener.

 

Naruto se había puesto rojo de pies a cabeza. Los chicos se conocieron íntimamente desde unos meses atrás, y a pesar de lo que los dos habían sido tontos y bruscos, al final habían aprendido a disfrutar ese ámbito de su relación. Sin embargo, Sasuke miraba altivo a su suegro, demostrando que sus conclusiones no estaban del todo equivocadas.

 

—Tus sueños, tus esperanzas, un día comenzarás a olvidar todo, comenzarás a aceptar lo que significa llenar un contenedor con la misma monotonía de siempre. Desde ese momento podrás ver la verdadera realidad que nos rodeará a ambos, Naruto-kun — susurró con una delicadeza que no creía tener. Sostuvo por un tiempo prolongado su mejilla esperando trasmitir sus sentimientos en algo tan mezquino como una caricia. — Ya no habrá escapatoria…

 

Las lagrimas se detuvieron cubriendo su vista, reflejando una cascada de tempestad sin dar credibilidad a sus oídos. Itachi siempre había sido un salvavidas, un súper héroe sin capa, ¿por qué de repente se convertía en un antagonista? Los recuerdos vinieron como una oleada a su memoria, el Uchiha había sido el único que no lo felicitó por su compromiso. Vagamente apareció en su mano un cristal roto…

 

Itachi sonrió de medio lado para volver a tomar sus mejillas con presión, obligando a que sus ojos se encontraran. Y a pesar de que su vista estaba nublada supo lo que iba a pasar. Sus labios fueron tomados de manera violenta, con afán de remarcarle que estaba vivo gracias a él. Su boca fue ultrajada de manera voraz, por un sediento hombre que recorría el desierto. Cerró los ojos esperando justo el momento en que todo terminara…

 

 

Fin de capítulo dos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

La verdad espero que sean de seis a siete capítulos con un epílogo, me he esforzado para que quedara mucho mejor que el otro, recuerden que esto es un REMAKE, de un fic que escribí hace como 8 años :O

¡Gracias por leer! Dejen sus comantarios y votos que me dan mucha fuerza para seguir escribiendo :)

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).