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Estigmas por Pikacha-sama

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Notas del capitulo:

Bueno, después de casi una semana está el capítulo. Recuerden que para septiembre tiene que estar finalizado. La verdad es que después del capítulo seis las cosas se pondrán casi para comenzar con el final.

¡Saludos a mi beta! Es gracias a ella que está historia queda como queda. Me da mucho apoyo para terminarlo.

¡Gracias por todo!

 

Capítulo cinco: Perdóname, dobe.

 

Nuestra experiencia se compone más de ilusiones perdidas que de la vida misma.
Joseph Roux (1834-1905).

 

«—Necesitaba…— «comprobarlo» terminó de decir en su mente, porque las palabras ya no lograban salir de su garganta. Los ojos rojos, las ojeras, el llanto inmaculado que se ocultaba dentro de sí eran tan visible para Namikaze que por un momento sintió lastima por ambos, por ser tan patéticos y débiles al no poder salvar a la persona que más amaban en el mundo».

 

Sasuke jamás había sido una persona empática, mucho menos sociable. Odiaba a cualquier persona que invadiera su espacio personal, y eso las féminas no podían comprenderlo del todo. A pesar de que las había rechazado, seguían insistiendo en querer un lugar que no les correspondía. Cerró con furia su casillero para después romper una carta entre sus manos, el olor a perfume lo sofocaba, estaba seguro de que sería una tonta carta de amor, de alguna de esas adolescentes con hormonas alborotadas.

 

Las clases comenzarían en unos minutos y los pasillos estaban casi desiertos, su hermano había dejado que tomara el tren, olvidando completamente que esa semana tenía que llevarlo al colegio. Suspiró para girar por un pasillo y entrar a su aula de clase. Por fortuna, Kakashi era su primera hora, podría esperar cuarenta minutos y estaba seguro de que aun así él llegaría primero.

 

Buscó con la mirada una cabellera rubia y lo que encontró no le gustó absolutamente en nada, conocía a ese chico, Sabaku No Gaara. Un nómada que había sido amigo de Naruto hace unos años atrás y sabía que el muy bastardo tenía unas largas intensiones. El trigueño era incapaz de verlo, y tal vez era lo que más colmaba su paciencia.

 

A pesar de que llevaban dos años de relación sus celos incrementaban al ver que alguien (que no fuera él) invadiera el espacio personal de su novio. ¿Es que Naruto no podía verlo? Gruñó para sí mismo, tratando de evitar su mal genio, pero ahí estaba, reluciendo con su ceño fruncido y las manos apretadas.

 

«Ignóralo, ignóralo» pensó mientras se acercaba, pero su coraje sólo lograba incrementar al ver la manera en que reía el rubio, regalando sus sonrisas sinceras. Se sentó al lado, empujando al pelirrojo en el camino y carraspeando para llamar la atención del Uzumaki. No se había hecho esperar mucho para recibirlo con un ligero beso en la mejilla.

 

—¡Gaara me ha inventado a jugar videojuegos en su casa ´ttebayo!  — vociferó con entusiasmo, amaba poder patearle el trasero de su amigo. Estaba por extender la convocatoria a él también cuando reconoció el ceño fruncido de Sasuke. Ese adolescente vivía en la maldita manía de estar enojado todo el tiempo.

 

—Apuesto a que tu novio estará ocupado con la reunión del consejo estudiantil para acompañarnos, Naruto —. La palabra “novio” había salido con tal ironía que no comprendía como su rubio no se daba cuenta de ello, porque cuando se trataba de Sabaku, parecía un idiota.

 

Aunque eso era su principal problema, sintió rabia de saber que se creía mejor que él. El trigueño siempre lo esperaba después de las reuniones para perderse por el sendero de la vida y con ello se refería a ir al centro comercial, al cine, o incluso a la casa de los abuelos de su pareja, Gaara le estaba comprometiendo a no hacerlo, ¡maldita hora en la que había salido de su agujero!

 

—Naruto me esperará, estoy seguro de que podremos divertirnos en tu casa —“divertirnos”, oh, sí. También él podía jugar sucio, ya estaba harto de que se estuviera inmiscuyendo en su relación, ¿cuánto tiempo tenía que había llegado del extranjero?, ¿dos o tres meses? Ese imbécil no figuraba que su novio tenía escrito en la frente “SASUKE”.

 

—¡Te esperaré en casa de Gaara, teme! Te mandaremos la dirección por WhatsApp

 

Ni siquiera le importaba que acabaran de batearlo, si no la estúpida cara que estaba poniendo su némesis en ese momento, una de victoria. Oh, no, nadie le iba a ganar a su rubio, ya había tenido bastantes problemas para aceptar sus sentimientos como para que de la nada llegara un perdedor a quitarle lo que le pertenecía. ¡Nadie se había ganada a su novio como él! Es decir, ¿cuántos sacrificios habían hecho ambos? A pesar de que los dos tenían un acuerdo respecto a sus familiares, no quería sentir ese peso encima, por lo tanto, no se iba a dejar vencer por alguien así.

 

Naruto no comprendía del todo la extraña tensión que se había creado en el ambiente, sólo que por la mueca de su novio podría concluir que estaba a punto de soltar un insulto. No entendía porque Gaara y Sasuke parecían odiarse sin el mas nimio detalle, los dos eran tan símiles que no entendía como no podían llevarse bien ¡hasta los mismos gustos musicales tenían!

 

Le aburría tener que esperar al azabache al finalizar las clases, siempre era tedioso. Había pensado en formar parte de un equipo deportivo para llenar esas horas, pero Sasuke se lo había negado. Eso sólo les quitaría tiempo para estar juntos, en cierta parte tenía razón porque no todos los días tenía reuniones, pero también era egoísta.

 

Sasuke era tan…

 

Tan bastardo.

 

Y por primera vez en dos años se estaba cansando de eso.

 

Suspiró observando la batalla de miradas entre ambos, se encogió los hombros y esperó a que ambos arreglaran sus diferencias. El problema eran ellos y no él, bastante tenía lidiando con esconder su relación para sumarle más expectativas al asunto.

 

—No te preocupes, Uchiha — susurró con soberbia mientras alzaba la vista—. Naruto y yo nos divertiremos esperándote.

 

Justo en ese momento supo que algo se había quebrado en la mente del azabache. A pesar de que no lograba ver nada en sus palabras o su tono, conocía a la perfección el rostro de su novio. Abrió los ojos de forma exaltada, tratado de ignorar la provocación, pero era un Uchiha y nadie ¡absolutamente nadie se burlaría de él! Mucho menos de “divertirse” con su amante.

 

Sasuke se había lanzado contra Gaara haciendo que ambos rodaran por el estrecho pasillo de pupitres. Había levantado tres veces el puño dando justo en el labio y en el ojo derecho del menor, esos meses había sido una tortura, no sólo por la presión de tener que convivir con alguien que odiaba en toda la extensión de la palabra, si no, en ver como ese imbécil se comía al rubio con la mirada, como se relamía los labios, como lo provocaba para que todos sus celos los descargara contra… Naruto.

 

—¡Déjalo, bastardo! — gritó el rubio mientras lo empujaba, lo había enfrentado ayudando al pelirrojo a ponerse de pie. Estaba más que hastiado de su comportamiento, de su manera de actuar y de cómo se estaba desarrollando toda la situación. Estaban tan sumidos en su mundo que no notaron jamás que Kakashi llegó a la clase.

 

—¡¿Es que eres tan dobe que no ves lo que trata de hacer tu amigo?! — cuestionó con furia, tenía los músculos tensados de la ira que lo consumía, un monstruo dentro de su estomago gritaba venganza, sangre y mutilación. Joder, estaba por gritarle hasta de lo que se iba a morir cuando un balde de agua helada cayó como realidad.

 

¡Ese imbécil lo tenía todo planeado! Le había estado tocando los cojones con el único fin de que le hiciera perder la cabeza. A los ojos de Naruto era un burdo egoísta que había atacado a su amigo sin que este se hubiera defendido.

 

—¡Estoy cansado de tu comportamiento! — bramó con los ojos llorosos sin querer expresar su debilidad. Era verdad de que era un idiota, por eso siempre Sasuke le ayudaba con sus materias, pero las cosas no tenían que ser así. Gaara era su amigo y si no podía comprenderlo, entonces él no tendría por qué perdonar su actitud engreída nunca más.

 

—¡Y yo del tuyo! — Al diablo todo, si medio salón se iba a enterar del rompimiento de su relación y de sus sentimientos descubiertos a medias ¡estaba bien! Si Naruto no entendía la situación también estaba bien —. No soporto ver como este tipo se te acerca y jamás le dices nada.

 

—¿Y siempre tienes que ser tú, Sasuke?, ¡con tus malditos celos! — ¿y él en qué parte quedaba?, ¿creía que a él no le dolía como las chicas se le insinuaban?, ¿es que acaso sus celos no contaban? Cerró los ojos, para después abrirlos y mirarlo con la misma indiferencia con que trataba a los demás. Oh, no, esta vez, Uchiha tendría que aprender la lección.

 

—Me las vas a pagar, Sabaku…

 

—¡No!, ¡esto se acabó, bastardo! —. Sí, lo estaba terminando con toda la intensión de hacerle ver que las cosas no siempre serían como él quería.

 

—¡¿Esto es lo que quieres, Naruto?! —. No estaba pensando con claridad, la rabia lo estaba cegando de mentiras. El rubio iba a correr a los brazos de ese granuja y no vería qué era lo que tenía planeado, que todo era una sarta de mentiras inmaculadas para que cayera en sus redes.

 

—Sí de verdad estuvieras interesado en lo que quiero ni siquiera tendríamos esta discusión.

 

Y el total silencio se extendió por el aula. La mayoría de sus compañeros eran amigos de ambos, pero incluso Sakura decidió permanecer en silencio. Gaara, por supuesto que sonría mientras ocultaba el rostro entre su flequillo, se sentía tan orgulloso de lo que había hecho, estaba más que enterado de los celos del Uchiha, sólo era cuestión de hacerlo caer en su propio juego.

 

—Bien — Soltó con desprecio antes de partir del aula.

 

—Bien chicos, si ya hemos terminado con la actuación de la novela del canal trece saquen su libro y me hacen un resumen del capítulo catorce — dijo Kakashi mientras salía del salón en busca de Sasuke.

 

 

¿Hace cuanto era novio de Naruto? Es decir, exnovio. Hace quince días había mandado su relación a la mierda justo cuando tenían apenas un mes de cumplir los dos años. Era un maldito celoso idiota. Estaba seguro de que era el rubio quien tenía razón, aun así, se había negado si quiera a asistir a clases.

 

Sus padres seguían de viaje e Itachi estaba todo el tiempo ocupado con los encargos de la empresa que le había cedido su padre… Por un momento se preguntó desde cuando todo eso le era tan indiferente. Como miembro de un clan antiguo siempre se le había exigido excelencia en todos los ámbitos y siempre lo había logrado, sin embargo, cuando conoció al rubio todo eso había dejado de importarle.

 

Naruto tenía una extraña luz que no dejaba que volteara a ningún otro lado. Ni siquiera las exigencias de su padre eran capaces de volver a su mente. Recordaba haber estado a la sombra de su hermano, conformándose con las migajas de amor que su progenitor parecía darle, había estado tan obsesionado con superar a su hermano que comenzaron a distanciarte al punto en que apenas conversaban entre ellos.

 

Esos demonios lo habían dominado tanto, que hasta ese momento comprendía que había sido gracias al rubio que los había logrado superar.  Era un idiota, no cabía la menor duda de ello. Cerró los ojos pensando en que tal vez lo había perdido para siempre, es decir, Gaara en esos días probablemente había probado terreno y por un segundo eso lo llenó de furia ¡maldito mapache!

 

Un extraño sentimiento se había formado en su torso, ese que no expresaba odio, ese que sentaba a dolor, un raro vacío que se incrementaba en su pecho y que le apuntaba directo al corazón. Por tonto que sonara, podía sentir un calor en los ojos, un ardor que se aculaba en lágrimas, que se expresaba en melancolía…

 

¡Estaba jodidamente enamorado!

 

Maldijo en voz alta mientras se paraba y caminaba en su habitación ¡tenía que recuperarlo! Tenía que hacer ver a Naruto que era lo mejor para él, que de verdad lo sentía y que tenía esa necesidad latente de estar juntos. Joder, había sido tan imbécil de no saber todo lo que significaba ese rubio para él. De no ver cuan fuerte eran sus sentimientos.

 

¡Estaba perdido!

 

Sólo tuvo que espera a la mañana siguiente para volver al colegio. Se había esmerado en su arreglo personal para por lo menos impactarlo de manera visual y recordar el bello tartamudeo que tenía cuando se ponía nervioso. Sonrió al pensar en eso, pero se borró su felicidad al ver al dueño de sus pesadillas.

 

—Sabaku No…

 

—Uchiha.

 

Los dos estaban mirando con arrogancia y odio. Tenían una batalla en la cual ni siquiera alguno parpadeaba, los dos adolescentes de quince años se miraban con infinito desdén. Sasuke estaba seguro de que no iba a perder el tiempo con él, en cuanto recuperara a Naruto podrían hacer un tipo de convenio para llevarse mejor, pero en ese momento sólo le importaba el rubio.

 

—Hay algo que tienes que oír.

 

—¿Qué te hace pensar que me interesa escucharte?

 

—Es sobre Naruto.

 

—Habla rápido que tengo asuntos que resolver.

 

—¿De verdad, imbécil? — Estaba furioso con ese Uchiha. Ese maldito imbécil había logrado lo que en años de amistad no había podido. Era imposible como un arrogante como ese hubiera conquistado el corazón de Uzumaki, no entendía como alguien que ni siquiera quería formalizar la relación pudiera interesarle tanto.

 

—No perderé mi tiempo contigo — enfatizó el azabache mientras pasaba por su lado golpeando su hombro en clara señal de desprecio. Aunque quería acabarlo, pisarlo, hacerlo mierda, no podía… porque era “amigo” de Naruto.

 

—Estoy hablando contigo.

 

Iba a costarle más trabajo del que creía.

 

—Si quieres pelear estaré encantado de demostrarte lo perdedor que eres, pero…

 

—Naruto siquiera ha venido al colegio… y no me ha recibido en su casa.

 

Ese imbécil sabía dónde vivía el rubio, ¿por qué no lo pensó antes? Eran amigos de la infancia ¡al diablo con su orgullo! Si quería recuperar a su perdición rubia iba tener que arreglar las cosas con ese mapache, a pesar de que no quería hacerlo.

 

—Quiero aclarar que tu no me importas — lo expresó de la mejor manera en que podía hacerlo, era honesto, no le interesaba, pero estaba perdidamente enamorado de Naruto, si haciéndose un lado la persona que amaba podía ser feliz, no lo dudaría ni un segundo—. A pesar de todos los esfuerzos que hice él jamás se dio cuenta de mis sentimientos…

 

—Naruto es bastante ingenuo si me lo preguntas — susurró sin girar a ver su rostro, sabía que probablemente encontraría el reflejo del suyo unos días atrás —. Pero necesitaré ayuda ¿qué dices?

 

Esa misma tarde había escalado un pequeño balcón, donde minutos antes lo había perseguido un furioso pastor alemán. Era el perro de los Uzumaki y estaba seguro de que Gaara pudo haber evitado el animal, pero era una pequeña venganza de los golpes que le había soltado. Por su habilidad de abrir cerraduras no había tardado en hacerla desistir y había buscado al rubio por la habitación.

 

Pero estaba vacía.

 

Escuchó el leve caer de agua y supuso que el rubio se estaba bañando, pensó en que tal vez no había llegado en el mejor momento, o mejor aún, que sí era el momento indicado. No debía de dejar que las hormonas dominaran la situación, más al ver como la expresión de Naruto cambiaba al verlo.

 

Al principio lo había mirado con odio, después con arrogancia, sin embargo, a como se iba acercando al rubio envuelto en una toalla se dio cuenta que las cosas no podían terminar así. No había pasado, había presente y futuro cada vez que se reflejaba en esos iris azules. No podía, ni quería, vivir sin ese chico.

 

Las cosas no terminarían así.

 

—Naruto, yo… —«lo siento» susurró dentro de sí, el rubio a pesar del odio con que lo miraba lo había asaltado de manera sutil. Había tomado sus labios de manera apresurada y única, esperando que Sasuke le abrazara de la misma manera en que lo estaba haciendo él.

 

Eran unos idiotas por pelear, chocaron sus frentes en un afable momento esperando así ambos comprender sus pensamientos, necesitaban esa compañía, ese calor irremplazable y esa manera que los hacía sentir tan únicos en el mundo. Suavemente el azabache le susurró sus sentimientos, como una caricia cálida en un helado invierno, y aunque trató de justificar sus celos, la envidia y los malditos miedos que lo gobernaban, el rubio lo perdonó porque sabía que a partir de eso momento las cosas iban a mejorar para ambos.

 

Porque Sasuke renunciaría al consejo estudiantil, Naruto se uniría al equipo de futbol americano y Gaara se convertiría sólo en su mejor amigo.

 

 

Eran las seis de la mañana cuando la alarma lo despertó, la apagó y se tomó unos segundos en despertar, para que la sensación de melancolía desapareciera, pero sólo logró extenderla más. Suspiró mientras pasaba las manos por su rostro. Todas las noches ese tipo de sueños lo asaltaba, con recuerdos… recuerdos vividos al lado de Naruto.

 

Naruto, Naruto, Naruto.

 

Era algo difícil de explicar, desde el día de su muerte la poca luz que algún día conoció se había apagado. Vivía entre sombras navegantes de oscuridad, era una amargura vivir así, sentir la plenitud de vacío gobernar su pecho. Era una furia, una enfermedad que se arrastraba como espejismo de irrealidad.

 

Caminó directo a su baño, enfocándose en el espejo que tenía delante. Había cambiado con los años; su cabello largo, un poco arriba de sus hombros, las ligeras ojeras debajo de sus ojos y el fleco ocultando el lado derecho de su perfil. Se quitó la ropa interior y pasó directo a la regadera, dejó que las gotas de agua remembraran más recuerdos bajo la lluvia.

 

¿Cuántos años habían pasado desde la ultima vez? Ocho, ocho años desde su desaparición y cuatro desde su muerte. Así eran sus días desde hace tanto tiempo, que a veces olvidaba que no siempre había tenido que seguir esa rutina. No estaba seguro de no haberse vuelto loco en algún punto de la partida.

 

Su vida se había vuelto una decepción, un naufragio sin estrellas, caminaba en un laberinto sin salida, sin rumbo, deambulado entre una oscuridad que el mismo provocaba, del cual ni siquiera quería salir, porque eso significaría haberse dado por vencido, de dejar que Naruto escapara de sus manos y eso era algo que no podía permitirse.

 

Sasuke Uchiha seguía tan enamorado como la primera vez, pero tan perdido como un muerto viviente. Hace algún tiempo sus padres habían querido hacer algo por su estilo de vida, incluso, Jiraiya y Tsunade lo habían tratado de sacar de su mundo, pero nadie podría lograrlo. La perdida, la melancolía, pero sobre todo las ganas de no rendirse estaban ahí, vivas, con esperanzas de que Naruto jamás hubiera muerto.

 

Todo consistía en una rutina que debía de seguir, el mismo camino cada mañana; soñar con Naruto, ir a trabajar, hacer negocios, terminar tarde, volver a su departamento y llenarse de melancolía. Todos los días, a la misma hora.

 

Recordaba vagamente aquel día en que lo había perdido todo, recapitulaba la noche anterior donde le había hecho el amor con esmero, tratando de hacerle saber que sus sentimientos eran verídicos y para siempre. Desde ese momento su vida había cambiado, las cosas habían quebrado su ciclo natural.

 

Minato al punto de la histeria, Kushina perdida, sus padres tratando de ayudarlo y su hermano buscando soluciones donde no las había. Todo cambió, todo dio un giro de ciento ochenta grados, él había tenido un accidente sobre la carretera unos meses después de la desaparición de su prometido. Los frenos de su auto habían fallado y su auto colapsado al girar por una curva en uno de sus viajes de negocios.

 

Ese día había tentado a la muerte, perdiendo poco a poco su raciocinio. Recordaba haber tenido una llamada, pero de ahí todo se había vuelto blanco hasta que despertó en el hospital donde dulcemente escuchaba la voz de Naruto, al principio leve, pero al final desesperada llamándolo, gritando con locura su nombre.

 

Especulaciones.

 

Unos años después había aparecido el cuerpo de un rubio, con el mismo tatuaje sobre su hombro, aquella “ese” de Sasuke que siempre le pertenecería. Ese día sintió como la muerte lo saludaba, como lo acompañaba a la cama, como le sonreía de la manera más romántica. Había tenido un colapso nervioso junto con Minato. Los dos hospitalizados por más de dos meses, mientras Mikoto y Kushina tomaban el mando de la situación.

 

Estaba tan decepcionado de sí, de haberse rendido, de no haberlo encontrado. Pensó que tal vez ese día no era el mejor para trabajar, pensó en que estaba cansado de todo. Estaba demasiado vacío, tenía demasiada vida que vivir, demasiado que experimentar y demasiado tiempo para coexistir.

 

No le tomó más que una hora llegar al cementerio. Bajó arrastrando los pies mientras un cigarrillo se posaba en sus labios. Ahora fumaba, bebía una que otra vez, pero lo evitaba porque los recuerdos lo mataban. En ocasiones tomaba pastillas para ya no soñar, para ya no tener que verlo, le torturaba saber que vivía en su cabeza y él jamás sería capaz de tocarlo de nuevo.

 

No hacía falta buscar su tumba, conocía los pasos que tenía que dar para llegar. La había visitado tantas veces, necesitaba su compañía. Le había prometido que estarían juntos para siempre, el destino era quien los había dividido egoístamente. Se habían separado, cegados por un capítulo inconcluso.

 

«Perdóname, dobe» maldijo de manera pausada mientras una lagrima delineaba su perfil, después de los años, de los sucesos y la melancolía él seguía vivido, anhelando regresar el tiempo, sin esconder sus sentimientos, silenciando su futuro con luz. Había fallado en su búsqueda, en su muerte y en las ganas de seguirlo.

 

No tenía miedo a la vida después de la muerte, pero antes de todo, antes de darse por vencido, antes de dejar que el dolor lo consumiera iba a encontrarlo, iba a saber quién lo había matado, iba a encontrarlo e iba hacerle pagar todo lo que les había hecho, ¡juraba sobre su tumba que iba a hacerlo! siquiera en ese momento le importaba alguien más, ni siquiera sus padres, Itachi o su sobrino.

 

Que lo perdonara Naruto, que lo esperara un poco más porque primero iba acabar con el bastardo que se había atrevido a lastimarlo.

 

Fin del capítulo cinco.

 

Notas finales:

¿Qué onda con el nuevo look de AY? xDD La verdad que poco a poco te das cuenta que el mundo se está derrumbando. Tal vez de nuevo comience a publicar en FF.NET

Weno ¿qué les pareció el capítulo? a mi me ha encantado, es un poco de calama antes de la tormenta. En el siguiente capítulo se vendrá lo que pasó en los años de ausencia de Naruto.

Recuerden una cosa, todos sabemos que Itachi es el villano, pero sólo nosotros. En el fic de quien menos sospechan es de él xD

ESPERO SUS COMENTARIOS :)


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