Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Moneda de cuatro caras. por contrateMCarey

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Todo pasó muy rápido, César se despegó de Bernardo y levantó sus pantalones, Bernardo vio a Dante de una manera terriblemente amenazante y Ariel se quedó boquiabierto mientras veía a su novio arreglarse la ropa junto a su amante. Bernardo y César bajaron del auto, Dante hizo lo mismo apenas siendo consciente de sus propios movimientos.

—Amor, por favor, no es lo que parece —dijo César abalanzándose sobre Ariel, pero éste sólo veía a Bernardo con una tremenda rabia.

— Infeliz ¡¿Cómo te atreves a acostarte con él?! —gritó Ariel con mucha rabia hacia Bernardo, se abalanzó contra él intentando golpearle, tomó su cuello con una mano y formó un puño con la otra pero extraordinariamente esto no causó ninguna reacción, todo lo contrario, notó cómo Bernardo sólo tenía su vista fija en Dante, sus ojos reflejaban un enojo contenido aún mayor que el suyo en ese momento, para él fue como ver al diablo a los ojos, y el diablo veía a Dante.

—Súbete al carro —fue todo lo que dijo Bernardo, a pesar de tener a un sujeto con su misma fuerza frente a él ahorcándolo y amenazándolo él sólo se enfocaba en Dante.

— ¡No, por favor no! —gritó Dante. Ariel escuchó los gritos de aquel desconocido y sintió a su corazón exprimirse, podía sentir la desesperación y terror abominables en su respuesta.

Bernardo quitó con un simple gesto al paralizado Ariel de su camino, caminó con pasos lentos hacia Dante, los dos que presenciaron esa escena sintieron que observaban un documental de Discovery channel en los que el león se acerca con lentos y sigilosos pasos hacia su próxima presa, sólo para saltar sobre ella y devorarla cuando la tuviera asegurada.

—¡Que te subas chingada madre! —volvió a ordenar Bernardo alzando la voz.

Dante obedeció con prisa, la obscuridad del lugar ocultó la mayor parte de su semblante de terror. Él sabía desde hace varios meses atrás que Bernardo lo engañaba, no fue ninguna sorpresa para él descubrirlo follando con otro hombre, en realidad él agradecía a aquellos que sacaban a Bernardo de su casa un par de horas haciendo uso de sus deseos carnales porque así podía sentir un poco de paz estando solo, pero jamás habría querido atraparlo en medio de alguna de sus aventuras porque sabía que, sin importar la situación o el contexto, Bernardo encontraría la manera de que él tuviera la culpa y le esperaría la peor de las golpizas por ello.

Ariel observó cada escena, aún sentía una confusión e ira desbordantes en su ser, apenas podía pensar con claridad que el hombre a quien amaba lo había engañado frente a sus narices y él no lo había visto venir, pero ver el poder de Bernardo sobre Dante le originó una sensación indescriptible que lo paralizó, tal vez pena, tal vez impotencia, no sabía lo que era ese sentimiento pero definitivamente aquello fue lo que detuvo su pulso unos instantes antes de que aquel extraño cuyo nombre nunca sabría subiera a su auto, a pesar de la obscuridad podría haber jurado que vio sus lágrimas antes de abordar el vehículo.

Bernardo terminó de abotonar su camisa, actuó como si Ariel y César no estuvieran ahí, abrió la puerta de su auto, apagó la luz interna con el interruptor especial de la lámpara y se montó en él.

Ariel retomó la cordura y volvió a gritarle de nuevo al sujeto que estaba penetrando a su novio momentos atrás.

—¡¿Planeas irte así como si nada después de tirarte a mi novio?!

—Pero claro, para empezar él fue quien me lo pidió ¿O te pareció que lo estaba violando? Se ve que no conoces a la joya que tienes como novio ¿Por qué no revisas la carpeta en la que oculta Grindr? —replicó Bernardo desafiándolo y sin decir más cerró la puerta.

Ariel entendió que tenía razón, para que una infidelidad ocurra se necesita que el acto sea consensual, podría intentar culpar al tipo por meterse con César a pesar de saber que tenía pareja, pero César también decidió follar estando en medio de una relación. La noche sería muy larga.

VEINTE MINUTOS DESPUÉS PARA DANTE.

En cuanto Bernardo arrancó el auto Dante solo rogaba que Bernardo no lo golpeara tan fuerte como él lo estaba visualizando. Pasaron cinco minutos y Bernardo guardó absoluto silencio, sólo el rugir del motor era lo que se escuchaba en la carretera vacía a las once de la noche,  la tensión se podía respirar en el aire pero aún así Bernardo no actuaba ni decía nada, cuando el minuto seis de viaje llegó fue cuando Dante comenzó a asustarse más, Bernardo seguía sin hablar, ni siquiera lo veía a los ojos.

Llegó el minuto diez y Bernardo cumplía con su estricto silencio pero por fin llegó un cambio, el pedal del auto fue presionado con más fuerza y el vehículo incrementó su velocidad, ese cambio hizo palpitar a sobremanera el corazón de Dante pues el coche resentía el enojo de su novio, en el minuto quince Bernardo se desvió de la carretera y se adentró a las profundidades de los bosques que la rodeaban sin bajar la velocidad, el corazón de Dante se aceleró aún más, en el minuto veinte Bernardo frenó repentinamente agitando bruscamente el cuerpo de Dante.

—¡Bájate aquí! —gritó Bernardo con una ira tremenda, como si ese grito lo hubiera contenido los veinte minutos de camino, fue tan estruendoso que Dante sintió que el Diablo le había otorgado el aliento necesario para expulsarlo.

—Bernardo por favor, te suplico que no me abandones aquí —pidió Dante con lágrimas en los ojos pensando en cómo sería quedarse a la mitad de la nada en un horario como ese.

—Calma, ese no es mi plan, bájate aquí.

Dante abrió la puerta, el pequeño camino que la naturaleza había hecho para los carros era demasiado estrecho, tanto que al apenas bajar del vehículo sintió las ramas de los árboles golpear su cara. Bernardo bajó igualmente del vehículo, lo rodeó acercándose con mucha violencia a Dante y aprovechando el impulso de sus pasos soltó un puñetazo en su cara, fue un golpe lo suficientemente fuerte para derribarlo y tenerlo sangrando sobre el suelo durante unos segundos, los dientes de Dante aún estaban enteros, sangraba porque el impacto lo había hecho morder su lengua y había abierto sus labios inferiores.

Su novio lo tomó de la cabellera y lo levantó del suelo, puso su cara contra el capo  del automóvil, disfrutó de su dolor durante unos instantes y después paso su lengua sobre su cuello.

—Eso fue solo por haber duplicado las llaves de mi auto sin decírmelo amor, la que viene es peor, quédate como estás o te abandono aquí.

Dante obedeció, permaneció recargado contra la superficie del auto, la mezcla entre sangre y lágrimas que se había acumulado en su boca le hizo toser, quería dejar de llorar pero el dolor se lo impedía, quería dejar de sangrar pero sus heridas no cerrarían rápido. Del entorno Bernardo tomó un pedazo de vara de aproximadamente tres centímetros de grosor y veinte de largo, volvió hacia Dante y con él soltó un golpe en su espalda ocasionando arrancar un estruendoso alarido proveniente de su alma el cual logró materializarse desgarrando sus cuerdas vocales, no obstante lo que hizo al grito aún más desgarrador fue saber que Dante estaba en medio de un lugar donde nadie podía oírlo.

—Yo te amo amor —dijo Bernardo enfatizando la locura de su tono de voz—, en serio, no sabes cuánto te amo, pero a veces tus errores me hacen tener que tomar decisiones difíciles como serte infiel, pero para que eso ya no vuelva a pasar te propongo algo, tienes que escoger entre mi pene y este pedazo de vara, uno te va a penetrar y el otro va a entrar fuertemente en tu boca, tú debes escoger cuál va a ser el que desempeñe cada papel.

—Pod favod Bednado detente —rogó Dante aún llorando, tenía tanto miedo que no notó que las heridas en su boca le impedían hablar bien.

—¡Que escojas una! —volvió a ordenar Bernardo golpeando su espalda nuevamente, arrebatando otro grito de la garganta de Dante —¡¿No te bastó humillarme como lo acabas de hacer, ahora también te pones duro?!

—Edtá bien, penetdame tú, ya no me golpees.

—Buena elección.

Dante sintió primero la vara entrar en su boca, tenía demasiadas astillas, probó el sabor de su sangre mezclándose con el de la madera y las lágrimas que apenas entraban por los pequeños huecos que dejaba la vara abiertos en su boca, el pene de su novio entró en su recto, no pudo evitar recordar que ese mismo miembro apenas unos minutos atrás también había estado en otro ano sin ningún tipo de protección, entonces fue consciente de ambas sensaciones y sintió un asco terrible que lo hizo vomitar, pero el líquido espeso y caliente no pudo escapar de su boca pues ésta seguía tapada por un grueso palo que le impedía regurgitar correctamente, por primera vez su garganta experimentaba lo que era vomitar y volver a tragarse el líquido pero lleno de astillas y sangre.

El tormento apenas duró quince minutos pero Dante lo sintió como toda una vida, fue todo lo que Bernardo aguantó en la intemperie, sintió el semen descargarse en su interior a la par del tronco siendo retirado de su boca. En cuanto fue liberado por su verdugo se hincó en el suelo, por fin pudo vomitar todo lo que tenía atorado, en aquel cúmulo de desechos también pudo sentir a su dignidad siendo regurgitada junto a la sangre y lo poco que había comido, aquella pasta verde que ahora yacía sobre el pasto no era más que un ejemplo de su valentía y valor como ser humano y Dante no hacía mas que verlo llorando sin poder hacer nada. Bernardo lo había violado muchas veces pero ninguna se comparaba a esa ocasión.

—Te perdono amor —dijo Bernardo agachándose hacia él y besando su frente—. Límpiate y sube tus pantalones que ya quiero llegar a casa, si me ensucias el auto te va peor.

VEINTE HORAS DESPUÉS PARA ARIEL

A las siete de la noche del día siguiente Ariel y César se encontraban juntos en su departamento.

Por respeto al festejo de su hermana Ariel se mostró estoico ante la traición de su pareja, pasó toda la noche bailando a su lado y en ningún momento mostró la tristeza ni el enojo que el descubrimiento le había causado, pero cada vez que Ariel tocaba a César no podía evitar sentirse repugnado al imaginar cómo había sostenido coito con alguien más, el oler el perfume de aquel otro sujeto cada vez que lo abrazaba incluso le ocasionó dolor de estómago, al termino de la fiesta a las dos de la madrugada se retiraron y pernoctaron en un hotel apenas a diez minutos del salón, despertaron a las dos de la tarde, no compartieron ninguna palabra, Ariel salió de la habitación sin César y mendigó por las desconocidas calles del Pueblo hasta encontrarse con una fonda en la cual se detuvo a almorzar, no pensó en nada hasta que vio en el reloj marcadas las cinco de la tarde, volvió a su habitación y vio a César ahí, no sabía si había salido o no durante su ausencia pero ya no le importaba.

—Vamos de vuelta a casa —dijo Ariel.

Durante todo el trayecto no hablaron, el único espectáculo que se presenció durante el camino de vuelta fueron las lágrimas que Ariel no dejaba salir libremente de sus ojos, aquel chico y ahora hombre a quien siempre había amado le había traicionado y todo frente a sus narices, no obstante no podía dejar de pensar en las palabras de aquel hombre “¿Por qué no revisas la carpeta en la que oculta Grindr?”, quería negarlo pero sabía que aquel sujeto tenía razón, si lo hizo una vez en su cara era probable que ya lo hubiera hecho más.

Y ahí estaban los dos, César sentado en el colchón que todas las noches compartían y Ariel parado viendo hacia el infinito a través de la ventana de la recámara. Era la primera vez en mucho tiempo que no habían compartido palabras por casi un día entero, en su relación los silencios eran ocasionales pero ninguno era incómodo, fue la primera vez en tres años que ambos sintieron la incomodidad de estar callados, pero Ariel ya no resguardaría más silencio.

—Él no fue el primero ¿Cierto? —preguntó Ariel rompiendo aquel frío tempano de quietud, preguntó sin tristeza, sólo le importaba saber la verdad.

—No —respondió César denotando vergüenza en su timbre.

—¿Desde cuándo?

—La primera vez fue un año y medio atrás con alguien a quien conocí en el tren, aún no vivíamos juntos tú y yo.

—Ya entiendo, tienes historia.

—Ariel yo…

—¿No soy suficiente para ti? —preguntó Ariel dejando escapar un poco de enojo en sus palabras.

—Eres más que suficiente.

—¡¿Entonces por qué?! —preguntó volteando hacia César viéndolo fijamente a los ojos—, si soy más que suficiente ¿Por qué vas a buscar más con otros?

—Yo sólo quería variar un poco, te amo pero la monogamia no es para mí, quería experimentar nuevas sensaciones, mis sentimientos son leales a ti pero sexualmente quería probar cosas nuevas.

—Vaya, justo lo que no puedo ver lo tengo en casa, un enfermo que quiere una relación abierta.

—¿No lo entiendes Ariel? —preguntó César retóricamente levantándose de su asiento y tomando las mejillas de Ariel con las palmas de sus manos—, precisamente hacer eso fue lo que mantuvo fresca nuestra relación, dejar satisfechos mis deseos sexuales pero sin involucrar mis sentimientos con nadie más que contigo  es lo que ha mantenido nuestra relación libre de peleas.

—Entonces eso no es amor—replicó Ariel retirando las manos de César de su cara.

—No lo sabes porque no lo has experimentado ¿Cómo puedes hablar de algo si no lo has vivido?

—¿Acaso necesitas aventarte de una torre para saber que te vas a matar?

—Por favor, eso no tiene nada que ver.

—Entonces si tu enfermedad aún no es clara para ti te la voy a explicar de un modo más detallado, yo quería tener hijos contigo.

—¿Eso qué importa ahora?

—¿Te imaginas a un niño en nuestra casa siendo criado por dos padres que se meten con quince personas a la vez? Eso no sería un ambiente sano para un niño.

—Bueno yo…

—Todos los días critico a idiotas como tú —interrumpió Ariel—. Todos los días veo a cientos de gays que forman orgías y abren sus relaciones, aún así no sé con qué moral pelean por su derecho para casarse y criar niños ¿En qué clase de ambiente planean criar a las inocentes criaturas? ¿Mostrándoles a un nuevo papá a diario los van a educar correctamente? No condeno lo que cada persona haga con su cuerpo o su vida pero aprecio la congruencia y eso que la mayoría hace es sólo doble moral, esa doble moral me repugna, no es sólo la traición, también me pesa que me ocultaras que todo este tiempo has sido uno de esos enfermos.

César no intentó defenderse, Ariel no supo si era por su falta de argumentos o si simplemente lo había hecho entrar en razón, pero frente a él estaba una persona a la que le había entregado tres años enteros de su vida con toda devoción sin jamás pedir nada a cambio, de esos tres años la mitad había vivido engañado, su imaginación voló libremente y pudo materializar fotos de su novio acostándose con otras personas y burlándose de su compromiso a sus espaldas. El corazón de Ariel no soportó más la tortura de su cerebro, le dolía la traición de César porque había un compromiso de por medio y las reglas eran claras desde el inicio, la solución de su dolor era eliminar todo desde la raíz.

—Esto se acabó, por favor toma tus cosas y vete.

—¿Estás seguro Ariel?

—Si pretendes confundirme no va a funcionar, estoy muy seguro, pero no te voy a negar que esto me duele más que todo lo que cualquier persona le podría hacer a otro ser humano, no me imagino ni le deseo a nadie que sufra un dolor como este, el peor de todos, la traición, pero por favor lárgate tan pronto como puedas.

Notas finales:

¿Le puedo mendigar un review a alguien en este punto del fic? Me interesa saber qué les va pareciendo hasta ahora.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).