IV
Con las siguientes semanas transcurriendo a un ritmo acelerado entre el estudio para los últimos exámenes del año, la ayuda al comité escolar para los arreglos para el baile de invierno y un padre muy vigilante rodeándolo casa cinco minutos, observando en silencio con ojo crítico todo lo que hacía (y no hacía), Draco estaba exhausto.
Quería más de lo que ya tenía y no podía evitarlo. Solo pasar un momento a solas con Sirius en todo el día no era suficiente y eso comenzaba a frustrarle.
Deseaba poder disfrutar sus deliciosos besos y caricias durante más de esos preciados quince minutos donde era todo suyo.; cuanto agradecía que condujera rápido a través de las avenidas pisándole el acelerador al máximo para que su padre no estuviera tras de ellos regañándolos. Un solo momento para ellos dos donde podían amarse sin malas palabras ni terceros entre ellos.
Los labios de Sirius arrancaban gemidos ahogados cuando se deslizaban por su cuello y sus expertas manos invadían su piel. Le gustaba esa sensación caliente que dejaba lista para la llamarada; el contacto de su cabello rizado cosquilleaba y su aliento lo estremecía. Cuanto deseaba que siguiera así, dulce y delicioso pero la alarma en su reloj no perdonaba nada y con su sonoro pitido anunció el fin de los arrumacos.
Draco protestó al ser brutalmente interrumpido. Nunca pasaban de esos toqueteos y ya se estaba hartando.
-Bueno es hora de que entres rubito que ya son las 3: 15 y seguro en cualquier momento tu padre aparece con el MI5 para denunciarme por pedófilo- exclamó burlón relamiéndose sus labios.
-Pero pronto cumpliré 18 y no tiene por qué quejarse…-
-Pues como todavía no los tienes, es obvio que se queje cuanto quiera- recalcó como si fuera lo más obvio del mundo.
En momentos como esos detestaba que Sirius se comportara como el adulto que era y no como el del alma traviesa y socarrona que se reía del peligro.
Como pudo se acomodó el cabello y la camisa de su uniforme que ya no estaba dentro del pantalón. Palmeó sus mejillas esperan que su bochorno no fuera demasiado evidente y tomó sus cosas.
Abriendo la puerta se detuvo un instante recordando aquello que aún no había mencionado, pero que deseaba hacerlo. Quería una noche memorable en el baile de invierno y solo había una persona en el mundo que podía logar eso.
-Por cierto, quisiera pedirte algo-
-Si es sexo por teléfono, lo siento pero eso jamás me ha puesto de humor. ¿Qué te puedo decir? Soy quisquilloso. Si no puedo verlo, no me pone duro- Draco bufó por sus fosas nasales. ¿Qué clase de momento era para que se pusiera a bromear? "¿Por qué es una broma, verdad?" se cuestionó entrecerrando sus ojos.
-¿Cuándo has hecho eso?- comenzaba a ponerse receloso y el mayor parecía disfrutarlo enteramente lo que lo ponía mucho más de mal humor.
-¿Celosito, dragoncito? ¿Quieres que te cuente de mi pasado?-
Generalmente era algo que le gustaría escuchar, pero no cuando se trataba de la gente con la que estuvo Sirius antes que él. Por su madre se enteró que fueron muchas, muchas personas, pero no quería enterarse exactamente con cuantas pues temía no soportarlo.
-Hum. No gracias- se cruzó de brazos.
-Lo que no fue en tu año, no te hace daño, precioso- besó su mejilla –eres mío y estaremos juntos ahora y para siempre, así que te llevaste el premio gordo al sacarme del mercado ¿no crees?- exclamó señalándose completo consiguiendo así que esbozara media sonrisa.
-Pero si yo soy tuyo, eso también significa que eres mío. Eso es lo justo- puso ambas manos sobre su pecho. Sirius en un gesto coqueto tomó su mano para besarla y negó con la cabeza.
-Claro que no. Eres menor de edad y por tanto aun no tienes la capacidad de tener a alguien y marcarlo como tuyo- el menor infló sus mejillas –sin embargo, creo que este amigo de aquí siempre feliz de verte, es todo tuyo- exclamó juguetón colocando su mano sobre su miembro semi- erecto provocándole una descarga eléctrica que erizó su cuerpo hasta la médula y que el rubor se tornara rojo vivo.
-¡Eres un pervertido!- chilló haciendo reír al mayor quien no dejaba de reír.
-Vale, vale cariño ¿Qué querías decir? Soy todo oídos- Draco aun avergonzado, carraspeó.
-Que va a haber una fiesta de navidad como todos los años dentro de una semana y me gustaría que fueras mi pareja. Mira que no cualquiera tiene ese privilegio- alzó su nariz con suficiencia.
Estaba casi seguro que Sirius diría algo tonto como que nadie podría igualar su belleza o que todo el mundo se desmayaría nada más verlo, pero al ver que su sonrisa se desvaneció comenzó a entender que esa era una negativa.
-Lo siento bonito, pero no podrá ser. Esta semana se abrió un caso y estaré hasta las pelotas de ocupado- no pudo evitar sentirse decepcionado. Era su último año y no tenía pareja. Quería reprocharle que no podía rechazarlo, pero temía sonar muy infantil.
-Está bien, ni que fuera la gran cosa- dijo echando al hombro su mochila –nos vemos el lunes- se despidió cabizbajo.
-Hey Draco no te vayas así, que no me gusta ver tus lindos ojitos llorosos-
-¡No estoy llorando!-no negaba que estaba desilusionado y que sus ojos si se humedecieron un poco, pero no quería que Sirius se burlara de él –¡suéltame!-
-Ven aquí- exclamó rodeándolo con sus brazos –te juro que me gustaría acompañarte… seguro te verás espectacular en un traje gris o negro, tal vez un bléiser azul marino… en el color que sea y ten por seguro que nada me gustaría más que bailar contigo, sin embargo no puedo dejar de trabajar, incluso aunque me mantengas, me gusta mi trabajo- Draco rio ante la idea de tener a Sirius de amo de casa; algo que en definitiva no iba con su carácter.
-Te entiendo- dijo finalmente Draco dejándose besar por el mayor a modo de disculpa.
-Si se cierra el caso antes de tiempo, seguro te sorprenderé en la fiesta, pero como no es algo seguro, no puedo prometerlo, sin embargo, pase lo que pase te lo compensaré con creces, bebe-
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Con la negativa de Sirius, a pesar de que entendía el porqué de su ausencia, era cada vez menos su deseo de asistir a ese absurdo baile. Ya era muy tarde para conseguir pareja y se sentiría tonto si iba sólo.
"Esto apesta" se dijo apesadumbrado. Su último año y no tenía con quien disfrutarlo.
La clase de química pasó en un abrir y cerrar de ojos tras la entrega de los exámenes donde obtuvo el "excelente" que esperaba; una explosión de parte de Longbottom y un regaño los obligó a salir antes de tiempo, lo cual era aire fresco por respirar ya que deseaba adelantar sus pendientes para poder disfrutar más de la compañía de Sirius sin tener que conformarse a que lo mirara estudiar.
Hermione ajena a todo, lucía tan contenta que brillaba entre sonrisas apenas tocando el suelo al caminar, "Es sorprendente como con la invitación de cierta comadreja pecosa puede cambiar el paradigma" se dijo pensativo. Aunque sentía el pinchazo de la envidia, en su pecho no podía más que alegrarse por ella y solo esperaba que el susodicho abriera su corazón y no rompiera el de ella por sus tonterías.
-Hola-saludó Neville sentándose en el asiento vacío de la biblioteca.
-Hey- contestó con un movimiento de cabeza.
-¿Así que planeaste un momento explosivo para que las siguientes generaciones te recuerden? Brillante Longbottom- ironizó al momento que las mejillas de moreno se ruborizaron e intentó entre tartamudeos rebatirle.
-Fue un accidente…-
-Lo sé-sentenció como si fuera lo más lógico del mundo.
Su trabajo en equipo fue aceptable y aunque su propio carácter era reacio a aceptar a otras personas, ese tiempo le ayudó a conocer mejor al moreno y conciliarse con la idea que le planteó Neville en un principio; ser amigos. En ese punto de sus vidas, la idea no parecía tan descabellada, además, podían hablar sin tapujos y aceptaban la franqueza de otro sin más, era muy revitalizante.
-Estabas tan perdido en los ojos del profesor que no prestaste atención a la regla de no darle de beber agua al ácido-
-¡C-c-claro que no, yo...!- comenzó a tartamudear haciendo reír con ganas a Draco ganándose la reprobación de la bibliotecaria –eres de lo peor…- chilló enterrando sus dedos en su cabello.
-Es tan obvio que te gusta Snape. Y digo aquí y ahora, no te juzgo, cada cual tiene su gusto, por muy extraño que resulte eso viniendo de mí- Draco rio al ver como formaba con su boca la palabra "obvio" sin que se escuchara su voz, como tratando de comprenderlo.
-¿Desde cuanto lo sabes?-
-Desde que comenzaste a mejorar en clase- Neville arqueó la ceja -vamos hombre que antes no parabas de temblar cuando Snape se te ponía frente o siquiera te dirigía la palabra... ahora lo miras como idiotizado-
-Es que es lindo...- murmuró entre dientes, pero Draco lo alcanzó a escuchar.
-Claro, lo que tú digas- contestó sin creérsela mucho; sus parámetros en belleza eran muy altos y tristemente por muy bien que le cayera el profesor de química, jamás lo consideraría como alguien "lindo" -Aunque creo que Snape también se suavizó contigo. ¿Le haces algún favor, acaso?- amplio su cínica sonrisa moviendo su puño de arriba abajo. Neville captando la referencia enrojeció negando la cabeza frenéticamente.
-¡No es nada de eso!- rebatió antes de volver a bajar la voz -Me está dando clases particulares y lo he llegado a conocer mejor... Ya sé que él jamás me mirará con otros ojos a pesar de esa cercanía, por el hecho de que es un beta y yo un alfa, incluso por la diferencia de esas y todas esas cosas sinsentido… pero eso no me impide seguir enamorado de él… ¿patético no crees?- exclamó derrotado.
-Para nada. Creo que es entrañable- Neville lo miró suspicaz –lo digo en serio. Es lindo eso de estar enamorado pese a que tu amor puede no ser correspondido…- Neville sonrió con tristeza. Sí que parecía un camino duro y solo podía palmear su hombro y desearle lo mejor –pero ahora que lo pienso ¿seguro que te da clases particulares? ¿Severus Snape?-
-¿Cómo que si me da clases? ¿Crees que no me doy cuenta a casa de quien voy?-
-No es eso. Eso que él dijo que jamás recibiría a ningún idiota alumno en su puerta y que aunque pataleáramos y lloráramos sangre, el no desperdiciaría su tiempo en clases extra- curriculares donde no recibiría su paga… eso es muy sospechoso-
-¿Tú crees?-
-Claro ¿y sabes que más creo?- Neville curioso, asintió -Creo que tienes más oportunidades de las que tú crees- ambos se quedaron callados unos momentos. Neville porque necesitaba tiempo para digerir algo tan maravilloso como la semilla de esperanza que había plantado Draco en su mente, mientras que el rubio por solidaridad esperó a que le volviera el habla.
-Como sea...-aclaró su garganta viendo al pasillo de la entrada como buscando que más agregar. Draco enfocó el lugar que Neville miraba y ambos vieron a Hermione y Ron pasar -me alegro por ella, me refiero a Mione... ha de ser lindo poder ir al baile con la persona que amas-
-Vaya que si... - respondió cabizbajo jugueteando con el lápiz en su mano, extrañando horriblemente a Sirius y apretando la cruz de su collar, como si eso lo pudiera unir aunque sea un poco a su alfa destinado, suspiró.
-¿Tú vas a ir con quien te dio el collar?-
-No. No puede porque tiene compromisos importantes. Al parecer ser un adulto y un agente especial no es trabajo sencillo. Pero ¿sabes qué? sólo me presentaré para darme a desear y me iré temprano, que estar sólo en un baile de parejas sí es patético-
-Oye Draco ya que no podemos ir con quién quisiéramos ¿porque no vamos juntos? Así no nos sentiremos tan solos-
-¿Es acaso una cita de conocidos que tienen lástima por el otro, Neville?- cuestionó por primera vez utilizando su nombre en voz alta, algo que el moreno agradeció con entereza.
-No. Es una cita de amigo que quieren pasar un rato agradable por ser el último baile de invierno en Hogwarts- Draco sonrió considerándolo justo.
-¿Porque no?-
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Con el ultimo papeleo listo para ser entregado a su jefe y un merecido café a su disposición en su mano, dio por terminado al último caso que le asignaron; fue una verdadera sorpresa lo rápido que se resolvió, mucho más de lo que cálculo. "Y justo a tiempo para el baile de Draco" se dijo pensativo en lo que se despedía de sus compañeros.
Siendo temprano en la tarde, aprovechó su tiempo para ir a visitar a su madre quien ni un segundo tardó en hablar de su tema favorito: Regulus y lo maravilloso que era tenerlo como hijo. Tuvo que recordarse no torcer sus ojos ante cada alabanza infundada hacia su hermano, recordándose de no ser grosero con Walburga pues si se moría seguro el féretro no podría cerrarse inculpándolo en una bizarra escena tipo el corazón delator.
Todo parecía ir viento en popa salvo por eso.
Pasaría a comprar un buen traje que se ciñera agradablemente en su cuerpo, un narciso para pedir disculpas y bailaría una pieza pegadito… ya lo había repasado en su mente y cuanto le encantaba la idea de sorprender a su dragón.
Podía imaginar su carita ansiosa abriendo desmesuradamente sus grises ojos y tal vez correr hacia el en una especie de escena de dirty dancing cargada de una gran tensión sexual.
Tuvo que recordarse donde estaba y que si no se apresuraba no podría hacer todo lo que estaba planeando.
Conseguir permiso para tener a Draco el fin de semana, pensaba que no era muy difícil y estaba seguro que con un ataque sorpresa de su parte, papá Lucius se derretiría en sus manos "o seguro le da un paro cardíaco... Lo que pase primero" sonrió emocionado dirigiéndose a su última parada en casa de los Potter.
-¡Sirius! ¡No puedo creer que hayas venido! ¿Qué tal me veo?- preguntó Harry mostrándole su traje negro en una vuelta –mamá dice que me parezco a mi padre cuando era joven-
-Por dios campeón que estas guapísimo, si no estuviera comprometido, seguro y te echo los perros- bailoteó sus cejas haciendo reír al menor –aunque esas greñas bajan los ánimos, iguales que las de James-
-Ni lo menciones, ya rompí dos cepillos y mamá dice que ya no va a gastar en eso, que con un poco de gel me veré mejor- Sirius revolvió su cabello de forma cariñosa –Veo que traes una bolsa de ropa elegante ¿y vas a venir al baile? ¡Será divertido que vengas!-
-Tal vez me dé una vuelta por ahí a divertirme con los jóvenes y no se, seguro le pongo licor al ponche para alegrar las cosas- Harry asintió con la cabeza.
-Eso sería algo divertido- hizo una pausa para buscar la corbata en su buró –aunque espero que ese tonto de Zabinni y sus secuaces no planee arruinar la fiesta con su absurda obsesión con Malfoy…-
-¿Malfoy?- preguntó sobresaltado sintiendo un torrente de ira acelerando en su cuerpo -¿Draco Malfoy?-
-Sí, seguro lo conocerás, hasta donde se es tu sobrino ¿verdad?- era lo que todo el mundo sabía, pero nadie debía conocer la verdad, hasta que los responsables de ocultarla en primer lugar, hablaran, así que asintió –ese Zabinni siempre lo está molestando, según lo detesta, pero es más que obvio que quiere ser el alfa de Malfoy quiera o no… tipico de los chicos inmaduros que molestan a la niña que les gusta...- el menor rodó los ojos -y aunque no me caen bien ninguno de los dos, no creo que sea justo recordar nuestro último año con percances…- su sangre hervía y solo pudo apretar sus puños a los costados.
¿Cómo alguien más puede si quiera insinuársele a su adorado niño, su destino? No podía permitirlo y no lo haría.