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Un Juego Prohibido por ScarlletParaise

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Notas del capitulo:

Hola a tod@s!! Aquí les traigo un capitulin más, agradezco el apoyo que le estan dando a esta serie y a mis fanfic's, eso me motiva a seguir adelante con este hobbie que amo con locura. Sin más l@s dej@ disfrutar.

Lo había cargado como si fuese una princesa en sus brazos, más extraño no podía sentirse, porque el peso de aquel joven era muy liviano, aunque pareciese que fuese más pesado que él – Ahora pienso que usted es un peso muerto – Al llevarlo hasta su cama, dispuesto a dejarlo allí y menos deseaba armar un escándalo por cargar al joven amo porque este se desmayó delante suyo. Cuando lo deposita aprecia lo tranquilo que parecía, se cerciora que no haya sido culpa del incidente de media mañana, pero al notar que sus pulsaciones eran “normales” en cierta medida, decide acostarse en el sillo que tenía al frente de su cama y dejar que su amo descanse.

 

(Opening – No me arrepiento de Victor Escalona)

 

Por fin un nuevo día, Shura se despierta como todas las mañanas, se alista con su ropa de trabajo, va hasta la cocina para su desayuno que siempre comparte con los otros empleados de la casa. De igual forma, Aioros se despierta, pero estaba vez muy aturdido, se frota su ojo derecho para así divisar que no estaba en su cuarto y eso lo alarma muchísimo.

 

- ¿Dónde estoy? – Se sienta al borde de aquella cama, observa que en verdad no estaba en su cuarto, más bien estaba en el cuarto de otra persona y ver las malas condiciones que estaba aquel lugar le desprendía cierta repugnancia.

 

La puerta del cuarto se abre dejando ver a cierto hombre que le provocaba más de un pensamiento erróneo, sus mejillas se tiñeron de un rojo vivo, su mirada se torna en un blanco puro ya viendo que ese hombre lo observaba con neutralidad.

 

- Veo que se despertó, joven amo – Aioros tuerce un poco la cabeza hacia un costado recuperando su compostura, pero mostrándose estupefacto al ver aquel chico trayendo consigo una bandeja de acero con un plato de comida – Le he traído su desayuno, por si acaso la comida la hizo Amelia, ella es muy buena cocinera -  Le hablaba con una formalidad que lo incomodaba de cierta manera, más cuando ese chico le dejaba la bandeja al lado de la mesita de noche que parecía ser muy vieja.

 

- G-G-Gracias – Le agradecía con un nerviosismo palpable, en cambio, Shura toma asiento en una pequeña banca que había cerca de su cama y espera a que su patrón finalice con su desayuno. Sin embargo, Aioros toma con timidez el tenedor que había a un costado de su plato, pincha un poco de lo que parecía ser macarrones y se lleva uno a la boca, al enfocar su mirada en ese hermoso chico, simplemente le sonríe mientras degustaba el platillo – “No está nada mal, creo que llevare a esa tal Amelia al rancho y puede que mi hermano Aioria la condene seguir siendo una de las cocineras principales de la familia” Tienes mucha razón, Amelia es buena cocinera, ya hablare con mi tio al respecto para darle un ascenso en esta casa – Shura abre sus ojos sorprendido al escuchar aquello, no sabía que decir al respecto y menos podía quejarse de que Lugonis tenía mucha razón, ese chico era por demás bondadoso.

 

- Ella estaría por demás gustosa de escuchar eso, sabiendo que debe llevar el dinero a casa de sus hermanitos más pequeños y comprar la medicina al más chicos de ellos seis – Aioros se entristece al escuchar aquello, debía hacer algo, porque no deseaba dar esa impresión de un patrón sin sentimientos hacia sus empleados y deseaba darles una mejor vida, a pesar de que eran pobres y debían trabajar para personas como ellos.

 

- Hablare con ella personalmente después de dialogarlo con mi tio y pedir opinión a mi padre, con eso su asunto de dinero estaría solucionado sin tener ningún problema “Pienso darle una gran suma de dinero a modo de recompensa al hacerme esta rica comida” – Termina su plato de macarrones para después entregarle la bandeja a un Shura que parecía estar listo para devolver, él decide esperarlo en ese cuartucho y pensando que haría con ese chico a partir de ahora, estaba consiente de anoche, pero le sorprendió despertarse allí, porque eso no lo tenía planeado.

------- J~P -------

Todos en la casa se preguntaban donde se había metido Aioros, Sysipho tuvo que forzar la puerta de la habitación de su sobrino para dejar que la prometida de él ingresara a por sus pertenencias.

 

- Listo, con esto funcionara – Comento El Cid al finalizar con abrir la cerradura con un alicate y un trozo de alambre que mando a pedir, Hilda observaba todo aquello con recelo, no le parecía justo que un hombre tan inteligente y competente como lo es Sysipho no hiciese esa labor, si no antes mandar a llamar a ese hombre casi siempre se la pasa en la mansión León – Ahora puede entrar señorita Hilda – La mujer con solemnidad ingresa al cuarto de su prometido en compañía de aquellas dos sirvientas, que terminaron siendo sus damas de compañía. El Cid observar aquel comportamiento tan vanidoso de la joven, le parecía medio mucho, ya que aparentaba ser la ahora ama y señora de la casa, algo que no le parecía por demás correcto y menos que se piense que su prometido lo heredara todo.

 

- Amelia quiero que juntes mis vestidos y colócalos en ese baúl que esta al pie de la ventana – La sirviente mencionada obedece con la cabeza gacha y comienza a recoger todos los vestidos de la señora – Por lo tanto, Juliet quiero que vayas al pueblo y busques la correspondencia, hoy debería estar llegándome unas cartas – La otra chica obedece y pasa a retirarse de la casa, no sin antes pedir permiso a sus patrones de salir. No obstante, al pie de la puerta estaba Regulus observando el cómo su “cuñada” mandaba a esas pobres chicas hacer sus obligaciones por ella, algo que nunca le pareció por demás justo.

 

- Veo que esa muchacha viene con una mentalidad errada a esta casa – Comento El Cid al pequeño Regulus, quien hacia un puchero demostrando su disgusto al ver esa escena.

 

- Si mi madre estuviera aquí, ya la hubiera echado a patadas de la casa, pero… - Baja su cabeza y se hace a un lado al apreciar como esa joven cargaba con cosas que un hombre podía hacer por ella - ¿Quieres que te ayudemos Amelia? – La chica se sonroja al escuchar aquella pregunta viniendo del joven Regulus, pero ella conocía el lado amable del chico y asiente, sin embargo, Hilda se asomó por la puerta fulminando a esos dos hombres.

 

- Si ella no puede cargar una simple maleta, llamen a un hombre fuerte y capaz “No se deben meter en donde no se les llame” – Les dijo telepáticamente, se da la vuelta con arrogancia y golpeando con su cabello al rostro de la sirvienta, quien con la cabeza gacha se marcha. El Cid ardía de la impotencia ante la tiranía de esa mujer, estaba dispuesto a comentárselo a su amante y al dueño de casa, porque esa joven no tenía ningún poder sobre la servidumbre y menos sobre la familia misma.

------- J~P -------

Al regreso de ese joven español, Aioros decidió pedirle que lo acompañara a por la ciudad, tenía pensado hacer algunos trámites y visitar a su amigo Kardia – ¿Puedo pedir algo?, Shura – El mencionada se gira para mirarlo anonadado al escuchar su nombre viniendo de los labios de su patrón, algo que lo alarmo muchísimo.

 

- Por supuesto señor – Aioros se cruza de brazos y hace un morrito infantil, detestaba con todos los sentidos de la palabra que lo tratasen con formalidad, y estaba muy dispuesto a erradicar ese hábito.

 

- ¿Podrías venir conmigo hacer unas cosas que necesito hacer antes de irnos al rancho de mi familia? – El joven de cabellos cortos y verdes oscuros, frunce el ceño al escuchar aquella pregunta y recalcar en “irnos” a ese sitio que escucho nombrar a Lugonis o a otros compañeros.

 

Medita la opción, pero tenía trabajo por hacer en la mansión con respecto a los jardines, dado que ayer pudo hacer casi nada y se estaba atrasando en ello – No quiero sonar grosero ante usted, pero le prometí al señor Lugonis que me haría cargo de los jardines de esta casa y no sé si podría acompañarlo, joven Aioros – Al escuchar su nombre se ruboriza hasta las orejas ser nombrado por ese hombre y con ese acento que lo estaba desarmando, sacude su cabeza y cambia su estrategia de juego.

 

- No hace falta, se las políticas de Lugonis y podría entender que tuviste un ascenso como empleado – Sonríe ampliamente ya viendo que ese chico se lo estaba pensando una vez más, en cambio, a Shura no le quedó otra que obedecer ante el pedido de su patrón.

 

- Esta bien, lo acompañare a donde usted decida ir – Aioros festeja al escuchar aquella aprobación, y Shura lo observaba con una media sonrisa, le parecía un poco exagerado por parte de ese joven.

------- J~P -------

Sysipho estaba hasta las manos con lidiar el tema de que su hermano debe hacer esa convocatoria a todos los vampiros nobles que conformaban la orden, cargar con un enfermo hasta ese lejano lugar y de mala muerte, no le hacía mucha gracia. Sin embargo, saber que su sobrino Aioros parecía estar pululando por alguna parte de la mansión, no le daba ni la remota idea si dejar la mansión a cargo de Aioria.

En eso la puerta de su habitación sonó, abandona su labor con los papeles que llevaría hoy en día para recibir a quien llamo, al abrir la puerta se encuentra a su sobrino desaparecido y en compañía del aprendiz de Lugonis.

 

- Hijo, ¿Me puedes explicar donde estuviste? – El castaño mayor se voltea para dedicarle una sonrisa alegre a su acompañante, para así adentrarse en su compañía a la habitación de su tio.

 

- Eso es claro, pase la noche en-en – No podía finalizar su excusa, sin antes sentir esa mirada tan afilada que le estaba dedicando ese chico de cabellos cortos y de un color verde oscuro.

 

- Fue a mi cuarto para solicitar mi compañía para este día, señor Sysipho – El hombre de cabellos castaños claros, frunce el ceño y se cruza de brazos, ya extrañándose ante la respuesta a su pregunta por parte del joven Abinia.

 

- Esta bien, eso no importa, sino ¿Qué sucedió ahora? – Aioros y Shura intercambian una mirada con inocencia, algo que alarmo un poco a Sysipho.

 

- No es que me hare cargo de la casa mientras estén ustedes tres fuera, por lo tanto, me hice cargo de que todos los sirvientes tengan sus tareas correspondientes y como voy a salir por unas horas, pretendo volver cuando finalice con mis tareas fuera de la casa – Sysipho asiente ante aquella idea, entonces debía comunicárselo a Aioria sin antes pedir la cooperación de Hilda, que parecía estar muy ansiosa de ayudar en la casa.

 

- Perfecto, hablare con tu hermano menor y también se lo comunicare a tu prometida, para que ella no se preocupe por ti dado que confió en el joven Shura en que te protegerá si alguien pretende atentar contra tu vida – Aioros hace una mueca de disgusto, no quería pensar si eso pasase algún día, sobre todo, no deseaba llegar y encontrarse a su pequeño hermano Regulus estar al borde del llanto si Aioria se ensañaba contra Hilda como anoche, no permitiría si eso volvía a ocurrir.

 

- Esta bien tio Sysipho – El más grande esboza una sonrisa al llegar a un acuerdo con su sobrino, ahora si estaba más relajado con respecto a ese tema – Pasamos a retirarnos, con permiso – Aioros se da media vuelta dispuesto a retirarse y Shura hace una reverencia hacia su patrón para así también retirarse, en cierto punto le fastidiaba ser el que siguiera al joven Aioros, por el simple capricho del castaño.

------- J~P -------

Lo más desagradable de ese día para Shura era ingresar por primera vez al sector de arriba y a la habitación del joven Aioros, vaya sorpresa que se encontró al ver que Amelia no parecía estar con buenos ánimos. Trata de tomarla del brazo para orillarla a desahogarse con él, pero esa vez no iba ser porque la mirada frívola y maquiavélica de cierta mujer trataba de asesinarlo de alguna forma.

 

- ¿Se puede saber Aioros, porque traes a un sirviente a tu cuarto? – Le cuestiona a su prometido quien rebuscaba en su armario algo de ropa, saca dos camisas de distintos tonos y material, después dos pantalones completamente distintos, de igual forma el saco y un pañuelo para su cuello.

 

- Dime Shura, ¿Cómo me vestiría hoy en día? – El chico se acerca al joven para analizar las prendas, no le parecía nada agradable que eligiera todo distinto, pero estaba convencido de lo que podría usar el joven de cabellos castaños. En cambio, Hilda hace lo mismo pero esta vez tomaría su rol como prometida, agarra las prendas sacadas para ubicarlas como debía verse su amado Aioros, sin embargo, Shura analiza aquella opinión para después mirar fijamente a su patrón.

 

- Pienso que usar la camisa blanca, el pañuelo verde claro, el pantalón y el saco gris claro irían a la perfección, como también podría ser la opción de la señorita – Hilda se ofende al ser prácticamente pisoteada tan elocuentemente por ese sirviente, dado que ver el rostro iluminado de Aioros le indicaba que algo raro ocurría, ya que el castaño tomo la opción que le dijo ese chico y orillándola a un paso de ser borrada del registro de su prometido.

 

- Me gustaban las dos opciones, pero pienso que eres muy bueno con la vestimenta Shura – Le da ese cumplido logrando obtener una sonrisa por parte del chico, dado que se sentía a gusto con aquellas sinceras palabras. Por otro lado, Hilda no comprendía el extraño comportamiento de su prometido, él antes de venir a su casa, siempre le pedía que le escogiera la ropa e intuyendo ella que no era afán para esas cosas, pero se había equivocado al parecer.

 

Al verlo desaparecer en el interior del baño, la mujer de cabellos largos y platinados, aprovecha la oportunidad para amenazar a ese chico – Tú – Shura da un paso hacia atrás al ver como los ojos de la joven se volvían de un tono carmesí, traga grueso y suda frio al ver los colmillos de ella alargarse más de lo normal – Aléjate de mí prometido y abstente a ser un simple sirviente, porque eso eres, un simple sirviente – Le murmura con un aire funesto y escupiéndole acido en cada letra que era articulada, no sin antes salir de la habitación que anteriormente compartía con su prometido hecha una furia, en cambio, Shura se descompone al ser amenazado de esa forma y no poder procesar lo que acababa de ver.

 

- Joder tio… ¿Qué acaba de suceder aquí?... mierda – Trata de recuperar su alma que parecía haberle abandonado, sin embargo, para él pasaron minutos, hasta que Aioros totalmente aseado sale.

 

- ¿Qué sucedió Shura? – Se acerca muy alarmado y preocupado Aioros, revisa al ayudante de Lugonis para ver que no tenga ningún desperfecto, al ver que ese joven lo mira fijamente pudo notar que estaba maso menos bien, pero eso no le quitaba para nada su preocupación.

------- J~P -------

Ya todos estaban reunidos en la sala, sabiendo que Sysipho quería hablar con todos los que vivían en esa casa y de paso anunciar un detalle que ya tuvo la aprobación de su hermano mayor por ello, su emoción era tanta como apreciar las reacciones de sus sobrinos al respecto.

Allí también estaba presente Shura, en cambio, alguien no lo deseaba verlo al lado izquierdo de cierta persona, que le pedio acompañarlo en esa pequeña reunión.

 

- Viendo que todos se reunieron, quisiera decir tres cosas – Tomo la palabra Ilias mientras observaba a sus tres hijos varones que mantenían su semblante erguido y neutro ante cualquier cosa, sin embargo, al cruzar una mirada rápida a la prometida de su hijo mayor, procedió por fin con hablar – Una de ellas es que El Cid se mudara a esta casa y será parte de esta familia – Regulus y Aioria intercambiaron miradas de felicidad, por fin su tutor formaría parte de la mansión, Sysipho estaba por demás feliz al ver que sus sobrinos acataron con felicidad la noticia – Segundo, quisiera delegar mi puesto como la cabeza de la familia a mi hermano y a El Cid como bien, hasta que ustedes tres cumplan las expectativas ya establecidas por mí para reclamar la herencia, de ahí a más adelante su tio y El Cid elegirían al indicado, ¿Conformes con mi palabra hijos? – Entre los tres intercambiaron miradas para así con una sonrisa asentir, logrando que su padre riese al ver lo sincronizados eran – La tercera, no quiero que nadie sobre explote a los sirvientes de esta casa, ellos también son seres humanos y no quiero ser el malo de la película por esto, sin embargo, si llego a escuchar por boca de mi gran amigo Lugonis de que andan haciendo de las suyas, ya veremos que les pasara – Al finalizar aquello Ilias le hizo una ceña a su hermano y al El Cid, para que los tres se marchasen de la casa, dejándola así al cuidado de Aioros. Por otro lado, Hilda no parecía estar favorecida en nada ante aquel anuncia, ni una opinión se le pidió y más cuando recalco eso último.

 

- Bueno, ya que nuestro padre se marchó hacia su lugar de trabajo, quiero anunciar ahora yo algo – Hilda alza su rostro hacia su prometido, quien esperaba a que esta vez lo respetasen ante sus decisiones.

 

- ¿Qué sucede hermano? – Cuestiono Regulus, ya temiendo que su hermano mayor este enojado por algo relacionado a la casa y más bien lo que podría suceder a continuación.

 

- No sucede nada Regulus, solamente quiero que cuiden de la casa tanto tu Aioria como tu Hilda, yo saldré por una hora hacer unos recados de mi parte en compañía de Shura – El menor de los tres abre sus ojos enormemente al escuchar aquello, no sabía cómo sentirse al respecto o que decir a su hermano, sin embargo, no era el único que se sintiese de esa misma forma e Hilda esconde su mirada debajo de sus largos flequillos, aprieta sus puños de la furia, ya que no aguantaba ser ignorada ni un minuto más por su prometido.

 

- A… - No pudo articular ni una sola palabra, hasta que su amado Aioros le hizo saber a ese sirviente que se retiraban hacia el pueblo. En cambio, Aioria estaba dispuesto a poner en su lugar a su cuñada.

 

- Te digo una sola cosa, Hilda – La mujer alza su mirada para posarla en aquellos ojos pardos y apreciar aquella media sonrisa de satisfacción, algo que Regulus temía en cierta medida.

 

- Ya lo dije anoche y te lo repito una vez más, tú no eres nadie en esta casa, mi tio y el señor El Cid son los principales a cargo de la vivienda, mi hermano y nosotros dos somos lo que heredaremos toda la fortuna que mis ancestros dejaron. Por lo tanto, abstente hacer algo malo encontra a la servidumbre y a los que conforman esta familia, porque estoy muy seguro de que usare mis influencias para borrarte de la faz de la tierra – Acto seguido Aioria le hace una ceña a su hermano menor quien se arma de valor para sacarle la lengua a modo de burla y marcharse de allí, dejando a una Hilda por demás humillada.

 

(Ending - When It's Time de Green Day)

Notas finales:

Espero que lo hayan disfrutado, denle el apoyo que le estan dando como también estoy gustosa de leer sus comentarios de apoyo, por lo tanto, nos leemos en el próximo capitulin.


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