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Un Juego Prohibido por ScarlletParaise

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Notas del capitulo:

Holis!!! Aquí les traigo un nuevo capitulo y uno más, para que lo disfruten, aclaro que de aquí comienza un nuevo arco argumental y habra más de una sorpresa también.


Por lo tanto, los dejo disfrutar...

Ambos hombres estaban más blancos que la nieve, sus respiraciones no eran paulatinamente, sino que la contenían, el rostro de estupefacción de aquella mujer los dejo congelados en las posiciones que estaban.

 

- Hilda… ¿Qué estas haciendo? – Esa fue la escueta pregunta hecha por Aioros, que poco a poco recuperaba el habla debido al aire que estuvo conteniendo por unos largos minutos.

 

(Opening – You lost me de Christina Aguilera)

 

Se pone de pie muy apresurada, se acomoda el vestido y le quita el polvo que se le haya pegado a la tela – Nada, simplemente pensé… que necesitabas de mi ayuda con respecto a algo – Aioros alza una ceja un tanto confundido, se separa de Shura para así acercarse a su prometida dispuesto a ver que este bien después de aquella caída.

 

- Entonces, ¿Estas bien? – Sus mejillas se colorean de un tono rosa pastel, demostrándole que aquel gesto de preocupación le agrado, en cambio, el peli verde oscuro no parecía estar contento con presenciar aquello.

 

- Por supuesto, y… Aioros – Se acerca a él colocando su mano derecha en el amplio pecho del castaño, que a su vez él desvía su mirada hacia el ahora mayordomo de la familia – Agradezco al preocuparte por mi bienestar, pienso que venir aquí nos ayude a acercarnos más como prometidos – El castaño traga suave al imaginarse aquellas secuencias, pero no podía permitir que Hilda se hiciera falsas esperanzas y menos evitar que ella salga lastimada por su tonta decisión.

 

- Es lo que tu crees, pero no siempre los matrimonios funcionan la primera vez… sin embargo, no sería lo más prudente no darle muchas vueltas al asunto que ni siquiera dimos el paso apropiado con mis… amigos – La peli plata no parecía estar gustosa al recibir esa clase de comentario, entre cierra sus ojos y los posa en cierto hombre que parecía estar desviando su mirada hacia otra parte de aquel cuarto.

 

- Como desees, yo simplemente debo de acatarme a las modalidades de tu familia y considero que me siento algo sola, porque pasas demasiado tiempo con el mayordomo y no con tu prometida que soy yo – Al escuchar aquella queja, Aioros deja salir un suspiro bastante decepcionado al tener en cuenta su gran falta de caballerosidad, con pesadez asiente ante esa verdad.

 

- Es cierto, desde que llegamos comencé a comportarme como un cretino y te mal atendí, a partir de este momento te prometo que considerare un poco de tiempo para conocerte más Hilda – El rostro de la joven se ilumina y esboza una sonrisa de triunfo, pudo conseguir darle a entender a su prometido que ella era lo primordial y no los otros, en cambio, Shura se entristece al verse envuelto en lo que ya parecía ser un triangulo amoroso, entre él, Aioros e Hilda, los dos disputándose por el castaño.

------- J~P -------

Al cabo de unos diez minutos, la mayoría estaban reunidos en el jardín a la espera del almuerzo, como Aioros había sugerido, todos parecían permanecer en una armonía corta. Regulus no parecía comprender el motivo de como su hermano mayor coqueteaba de una forma indirecta con Hilda, eso le daba ganas de vomitar y menos aceptaría que su tonto hermano dejase en la zona del amo y sirviente, algo que no aparentaba querer, hasta que Shura llego en compañía de algunas sirvientas que consigo traían en un gran carrito los platillos a degustar.

 

- Aquí les traigo el almuerzo, espero que lo disfruten – Hace una casta reverencia para así pasar a retirar, dejando a que las dos empleadas ya seleccionadas por él quedasen bajo custodia de que los amos disfrutaran de la comida correctamente.

 

Aioria se percata del cambio de atmosfera, el aura que rodeaba aquel hombre podía presentir que se debía al repentino cambio de actitud de su hermano mayor, afila su mirada hacia Hilda que pareció encogerse en su sitio.

 

- Mm, esta deliciosa la comida hecha por Amelia, ella es una excelente cocinera – Elogio Aioros con una gran sonrisa que alegro por demás a las sirvientas que estaban allí, sin embargo, Hilda hace un mohín de disgusto al probar lo que parecía ser una sopa de verduras.

 

- Debería saber cocinar un poco más decente, esta sopa le falta condimentos aptos para el consumo nuestro y aclaro que no me agrada – Hace una seña a las muchachas que sin rechistar le retiraron el plato para así dejarlo en el carrito, sin embargo, Regulus afila la mirada dispuesto a darle una abofeteada moral, porque no era correcto que alguien ajeno a la familia se permitiera dar ese gusto de malgastar el talento de alguien.

 

- A mi me gusta esta sopa, ya he degustado con anteoridad el buen gusto en los platillos de la joven Amelia, ella es una muy buena cocinera y deberíamos darle un gran reconocimiento con esto – Hilda hace un gesto de ofendida al ver que era imposible perder ante los elogios, no era lo que quería oír, y lo más injusto era que Aioros asentía muy contento ante la opinión de su hermano menor.

 

- Es cierto, la muchacha sabe como cocinar y eso amerita a darle más crédito. ¿Cierto querida? – Guía su mirada hacia una Hilda por demás desarmada, todo por el mero capricho de esos dos hermanos menores que parecían como darle una vuelta al inocente de Aioros – Viendo que no das un contra ataque, diría que ahora mismo sus pequeños hermanos vivirán en esta casa, sabiendo que a unos cincuenta metros de la ascienda están las casas para los empleados y lo más sensato de nuestra parte es otorgarle a la joven Amelia la cabaña más grande, ¿Qué piensas Aioros? – El castaño mayor analiza la propuesta para darle un obsequio al ser una estupenda cocinera a la muchacha, le parecía justo, no sin antes ir a corroborar ese mismo día que las cabañas estén en perfecto estado, porque si no lo estaban, era más gastos y para ese tiempo la cría de equinos no parecía dar frutos.

 

- Haremos algo antes de otorgar sus respectivas viviendas a los sirvientes, porque caminar mucho para llegar hasta aquí no es correcto, sin embargo, haremos una gran excepción con algunos, porque no debemos descuidar nuestra seguridad – Aioria deja salir un bufido y acompañado después de un insulto en alemán hacia su hermano, que por su parte le dedico una de sus miradas carmesí logrando amedrentarlo sin ningún esfuerzo.

 

- Entonces no sería lo más apropiado que dar permiso de utilizar uno de los medios de transportes de la familia, ¿Qué piensas de mi sugerencia Aioros? – El mayor asiente a modo de afirmación, oír que su hermano menor poco a poco tomase responsabilidades, lo hacia sentir muy orgulloso y lo más preocupante, era que Aioria estaba por demás rebelde ese año.

 

- Así será, por lo tanto, disfrutemos del almuerzo – Sus hermanos sin más que objetar hicieron caso, no obstante, el gran detalle era que Hilda parecía estar enojada – Corazón de escarcha, deberías alimentarte correctamente, no me gustaría que arruinaras tu estadía aquí – Al oír aquello, no sabia que hacer o decir, sin más doblamiento deja que aquellas sirvientas le regresaran el plato de sopa que había criticado sin escrúpulos y darle con el gusto a su prometido.

------- J~P -------

Cuando encuentra su refugio propio podía decirse que era un hermoso lugar, estar cerciorándose de las cabañas en compañía del joven Aioros y sus hermanos, era un paso y temía que lo más malo llegase. No comprendía mucho su posición, era un mayordomo y ni siquiera sabia leer y escribir, eso le daba cierto punto impotencia.

 

- “Parece que terminare pidiendo regresar a mi otro puesto de trabajo” Era feliz siendo ayudante de Lugonis – Suelta un suspiro mientras se dejaba derrumbar en el rectángulo de paja que había al pie de uno de los corrales de los caballos, cuando escucha un relinchido se gira hacia su derecha para observar que uno de los caballos le dejo caer un sombrero color marrón con un lazo grueso de cuero negro - ¿Qué sucede amigo? – Le pregunta con una sonrisa dejando que aquel hermoso animal socializara con él, le hacia cosquillas al sentir el aliento del equino.

 

- Parece que le caes bien a Mocachino – Gira la cabeza para toparse con la presencia de uno de los empleados del rancho, nunca lo vio, pero su tono de voz parecía demostrar que era amable.

 

- ¿Mocachino? – Se vuelve a interrogar el nombre mientras rebuscaba en su memoria, hasta dar de donde lo vio – Ya recuerdo, parece que eres el caballo favorito del joven amo – El caballo relincha mientras mueve la cabeza a modo de afirmación, aquello hizo reír a ambos chicos.

 

- Es muy listo, se crio con el joven Aioros cuando su madre lo rechazo al nacer, recuerdo muy bien aquel día – Shura prestaba atención aquel relato por parte de aquel hombre de largos cabellos negros y mirada turquesa – Por lo tanto, al oír como se refieren al joven Aioros lo hace exaltar de felicidad, lástima que últimamente esta malito de una pata – Al guiar su mirada a una de las patas ve que el animal le incitaba a ingresar a su corral y así lo hizo, el hombre al ver eso, se queda embelesado ante el comportamiento del equino con aquel muchacho.

 

- Tranquilo, puede que esto ayude a tu mejoría – El hombre de cabellos largos y negros se asoma al corral para ver que ese joven quitaba algo de la pata trasera del caballo, cuando Shura retira lo que parecía ser un alambre de púa y uno pequeño, logrando que la herida en la pata sea profunda y sufra de una grave infección - ¿Hay algún antídoto o algún desinfectante para curar la herida del caballo? – Aquella pregunta lo tomo por sorpresa y asiente, sale hacia otra parte del granero en busca de lo pedido por el muchacho.  El caballo relincha del dolor mientras que Shura hacia su trabajo de retirarle aquel alambra, sin embargo, el relinchido alerto al dueño que ingreso al lugar bastante preocupado y atemorizado.

 

- ¡¿Qué le están haciendo a mi caballo?! – Exclama al borde de las lagrimas Aioros al ver como su caballo se quejaba de dolor, en eso el otro hombre regresa con lo pedido por el otro joven y se asombra de ver a los jóvenes amos.

 

- No se preocupe joven Aioros, su caballo esta en lo que parece ser en buenas manos – Guía su mirada para entregarle el material al muchacho que parecía estar luchando por retirar aquello, en cambio, Aioros ingresa al corral de su caballo para encontrarse con la imagen de Shura ayudándolo y eso no le privo quedársele mirando.

 

- ¿Alguien podría traerme algo punzante? Parece ser que el alambre se le enterró en la suela de la pata y correríamos el riesgo de que la infección le empeore – Al oír eso, Aioros no pudo contener la necesidad de abrazarse a su caballo y derramar lágrimas, al verlo Aioria corrió como el viento hasta la ascienda en busca de los materiales correspondientes para esa clase de cosas y Regulus consolaba a su hermano mayor, no quería verlo de esa manera.

------- J~P -------

La intervención improvisada del caballo parecía durar muchísimo, dado que tuvieron que cerrar las puertas del granero y sacar al animal de su corral para echarlo en el suelo. Shura era el que se encargaba de quitar el alambre que se incrusto en la pata del caballo, con observar a su amado caballo respirando de una forma agitada no le tranquilizaba mucho, temía que decidieran sacrificarlo, de eso ni muerto lo haría, pero con ver a Shura salvándole de eso, podía sentir que confiar en su capacidad era lo más esencial.

 

- ¿Necesita algo más? – Shura niega ante la pregunta de uno de los vaqueros, cuando retira con sumo cuidado el alambra incrustado y así liberar del sufrimiento al caballo.

 

- Con esto estará, es mejor curar la infección por completo y vendarle la patita, en unos días estará como nuevo bajo medicación – Al oír aquello Aioros no evito tirársele encima para abrazarlo con mucha felicidad, Regulus y Aioria al ver aquella escena podían apostar que la lucha entre ese dilema le sería duro, pero los dos estaban dispuestos ayudar a Shura con tener a Aioros siempre con él.

 

Los que estaban desocupados le suministraron un medicamento casero para los animales, tanto Aioros como Shura continuaban mimando al animal para que no se alterara, dado que el encargado comenzó hacerle la curación en la herida.

A los pocos minutos el equino se levanta con ayuda de todos los dispuestos hacerlo para así rengueando por su pata ya curada, Aioros estaba por demás feliz al ver que su Mocachino fue rescatado por aquel hombre que estaba embelesado por los actos impulsivos y caritativos.

 

- Nunca pensé que fueras un amante de los caballos Shura – Aquel elogio hacia su persona lo tomo por sorpresa, más ver que el ojo pardo del más chico de los tres León despedía ese sentimiento de admiración.

 

- En donde yo vivía, el amigo de mi padre tenia un ranchito mas pequeño que este, tenia cinco caballos de distintas clases y como mi madre trabajaba allí ordeñando a las vacas, hacer los quesos y otras cosas más. Entonces yo como un chico travieso y curioso, decidí acercarme a uno de los caballos que era muy arisco y malo, le acerque mi mano y el caballo la olfateo para después incitarme que lo montase – Los hermanos intercambiaban miradas muy interesados ante el relato por parte del chico – Me subí sin colocarle montura y ambos cabalgábamos por todo el lote, hasta llegar por lo que parecía ser la mejor de las vistas hacia uno de los castillos de rey – La mirada de Regulus se ilumino por completo al oír aquella historia, Aioria no podía creer esa última parte y menos Aioros, que no dejaba de mirarlo anonadado – Sin embargo, esa fue la última vez que monte a un caballo y vi uno, sabiendo que al mudarnos de ciudad, la vida para mi madre y a mi no fue tan sencilla, tuve que escaparme para venirme aquí y dejar a mi madre en España, debido a la represión que continuaba habiendo – Su expresión cambio por una llena de tristeza y soledad, algo que alarmo de sobre manera a Aioros.

 

- No estas solo al venir aquí, nos tienes a todos nosotros, mi familia te abrió las puertas y sostengo que ya eres parte de esta – No sabia como reaccionar ante las cálidas palabras dichas por una persona tan ambigua y rebelde como lo era Aioria, Regulus lo abrazo con lagrimas en los ojos, no comprendía aquello y menos al recibir un abrazo por parte de Aioros, aquella acción no se lo sacaría jamás de la cabeza.

 

- Es cierto, eres y siempre serás un León, sin importa quién eres o de dónde vienes – Regulus deja de abrazar a Shura dándole espacio a su hermano y a él, porque comprendía que Aioros se sentía muy contento que una persona tan difícil como lo es Shura pueda darle todo lo que necesite – Además, gracias por salvarle la vida a Mocachino y veo que él se siente muy contento al conocer a otro de mis amigos más importantes en mi vida, y ese eres tú, Shura – El de cabellos verdes oscuros no comprendía aquellas palabras y el motivo de a orillarlo, no obstante, cierra sus ojos para así disfrutar de la muestra de cariño.

------- J~P -------

La primera noche en el rancho iba a ser un poco movida, Shura estaba al cargo de guiar a los sirvientes que estarán residiendo y trabajando en el rancho, no era una tarea tan sencilla porque algunos no parecían conformes ante su ascenso prematuro, de eso estaba muy consciente.

 

- Jamás espere que tendrías esta clase de obligación Shura, me alegro muchísimo por ti – Le decía la de cabellos rubios a su compañero, mientras servía los diferentes platos en sus respectivos sitios.

 

- Yo tampoco me lo espere de esta manera Amelia, pienso que al joven Aioros parece estar algo caprichoso hacia mi persona, es como… mmm, como decirlo para que no suene tan ofensivo – La muchacha corre con cuidado el carrito para así entregárselo a uno de los sirvientes para así ir llevándolo al comedor que de seguro están los jóvenes amos.

 

- No estas diciendo nada ofensivo, solamente expresas tu sentir y de eso es muy notable en su postura – Aquello lo tomo desprevenido, asombrado ante la sonrisa que le era otorgada por la joven le pareció un lindo detalle, sabiendo que se confeso hacia él, pero tuvo que rechazarla como siempre hacia con todas y podía ver que no le guardaba ningún rencor.

 

- ¿Eso crees? – Amelia asiente reafirmando sus palabras, dejando un buen sabor de boca a un Shura que picaba la fruta con suma delicadeza – Entonces, como te explico lo que me está ocurriendo – La joven se acerca a su compañero y ahora superior, con el fin de dedicarle una mirada de curiosidad.

 

- Si es algo que no sabes como expresarte, es mejor que lo hagamos en un ambiente que no te sientas asfixiado – Shura asiente a esa verdad, era lo más propio y podía hablar con quien quería, dado que Lugonis no estaría allí para darle consejos, por lo tanto, debía tener más amigos dentro del ambiente de trabajo en el que estaba.

 

Ambos continuaron su platica con normalidad, bromeando entre ellos y hablando de sus vidas, algo que Shura disfrutaba con todas las letras. Hasta que la puerta de la cocina se abrió abruptamente, los dos se voltearon anonadados y viendo quien ingreso, Amelia se puso nerviosa al sentir la mirada autoritaria y frívola de aquella mujer de una extrema belleza.

 

- Déjanos a solas, necesito hablar con él – Shura no sabia donde meterse, no se atrevía quedarse a solas con esa mujer, algo dentro suyo le decía que se alejara en todo lo posible de ella. Ve como Amelia se retiraba de la cocina con su mirada puesta en el suelo y con la cabeza gacha, eso era mostrarse sumiso ante alguien superior y podía apostar que algo más malo ocurrió para que ella este de esa manera.

 

- En que puedo ayudarla, señorita Hilda – Abandona su tarea de preparar el postre, se lava las manos y se las seca, dado que la mujer parecía esperar a que finalizara su higiene.

 

- No necesito de tu ayuda, solamente quiero hacerte saber tres cosas muy puntuales – Al girarse y mantenerse de pie con su mirada oscura puesta en los zafiros de aquella mujer, podía sentir el aura demandante y autoritaria que despedía, algo que le transmitía incomodidad – una de ellas es que te mantengas a mil metros lejos de mi prometido, en este caso de Aioros, segundo, quiero que hagas tu trabajo, pero también me harás caso lo que yo te pida ¿Entendido? – Traga grueso al oír la firmeza de aquellas últimas palabras, su cuerpo comenzaba a temblar al ver como esos ojos cambiaban de color a uno más carmesí – Y tercero, sino cumples estas dos primeras, declárate muerto y juro por mi vida que hare todo lo posible para que Aioros te borre de su memoria – Eso último le había dado un vuelco enorme a su corazón, antes latía, pero ahora no, no comprendía porque se sentía tan deprimido y a la vez frio, de eso no podía explicarlo.

 

- Señorita, creo que lo que usted me esta diciendo es algo anormal, lo que mantengo con el joven Aioros es una relación de amo y sirviente, yo cumplo lo que se me pide y… - Sus palabras fueron cortadas al ver que esa mujer manoteaba el mismo cuchillo que antes estaba usando, comienza avanzar hacia atrás y tratar de alejarse de esa mujer.

 

- ¡No tienes el mínimo derecho de mencionar el nombre de tus amos! Ellos y yo solamente te contratamos para que cumplas nuestra voluntad, como también considero que ¡No mereces tener ni la poca dignidad! Por qué sirves únicamente a ser la sombra y la miseria, de esa forma recibirás tu bonificación, muerto de hambre – Ya no había a donde escapar, pasar saliva y tragar con fuerza demostraba el pavor que sentía, rogaba a Dios que esa mujer no lo mátese en ese lugar por unos simples celos o lo que fuese que sintiera hacia su persona.

 

- ¿Qué son esos gritos? – Alza su mirada hacia la puerta en la que se ingresaba a la cocina, cuando la regreso hacia esa muchacha de cabellos platinados, pudo apreciar que llevaba puesto guantes blancos y vestía muy refinada, y lo que lo asusto de sobre manera era que se había hecho un corte muy profundo en el brazo derecho.

 

- ¡AIOROS, AUXILIO! ¡Me duele! ¡QUE ALGUIEN ME AYUDE! – La puerta de la cocina se abrió dejando pasar a un Aioros por demás horrorizado, al ver que su prometida sangraba y el suelo se formaba un pequeño charco de sangre.

 

Shura no comprendía nada, no entendía el motivo de hacer eso frente suyo y en el momento justo antes de que Aioros ingresara. Se aparta de allí y se resbala con el arma homicida, se asusta temiendo ser castigado por su patrón.

 

- ¿Qué acaba de ocurrir aquí? – El castaño al auxiliar a su prometida, guía su mirada hacia Shura notándolo asustado y también ver que también estaba manchado de sangre – Shura, ¿Tú le hiciste esto? – Al escuchar aquella indagación no sabia que hacer o decir, más al apreciar que Hilda lo observaba con una gran sonrisa de satisfacción, y todo por lo que parecía ser su artimaña de inculparlo, con el fin de acallarlo.

(Ending – Sin darme cuenta de Sergio Dalma)

Notas finales:

Sin más nos leemos el próximo capitulo.


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