Después de pensarlo por unos segundos, se me pasó por la cabeza.
- ¿No sería tan sencillo como no hacer las notas públicas?
- Eso fue lo primero que intentamos, pero no se lo tomó muy bien, en un ataque de ira, las pagó con una de las niñas de la escuela, que realmente, no tenía mucho que ver con el tema, no fue violencia, simplemente fue psicológico, ahora no hay manera de que esté en la misma habitación que Beyond sin echarse a llorar o a gritar.
- ¿Entonces cuál es el plan?
- No hay plan, simplemente debes estar atento, ten cuidado y no te acerques a Beyond, Near y Mello estarán al tanto también, se cubrirán las espaldas entre ustedes.
Tras decir eso el detective, que se había levantado tras aparecer sus dos estudiantes, nos dio un reloj a cada uno y sin decir nada se marchó del laberinto.
- Near y Mello ¿Cierto? No sé qué idea tiene ese detective de cubrirse las espaldas, pero yo trabajo mejor solo…
- Tu verás, luego no nos vengas llorando porque el niño rarito te ha atacado, seguro que en cuanto te haga la primera trastada no dudaras en salir corriendo de esta casa en busca de tus padres…
- Mello eso fue cruel, simplemente estaremos al tanto, espero que cuando te des cuenta del verdadero peligro colabores con nosotros, aun así, esto es cuestión de tiempo, ya que en el próximo examen será un desempate…
En cierto modo estaba de acuerdo, sin embargo, lo que tenía claro era que todo acabaría jugando a mi favor, porque yo mismo me encargaría de ello. Tras volver sobre mis pasos saliendo del laberinto decidí volver a la biblioteca. Aquel niño que me encontré tenía que ser Beyond, eso estaba claro, y el primer misterio a resolver era como sabía mi nombre, aunque la respuesta más probable es que la hubiese visto en los archivos del despacho de Watari, no tiene demasiada vigilancia realmente, pero eso es normal, ¿quien querría robar los documentos de unos huérfanos?
Al llegar a la biblioteca, el chico, Beyond, no estaba, así que seguí buscando por la casa, mientras trasteaba el reloj que el detective nos había dado, detrás de él había una letra grabada, una L supongo que por la inicial del detective…
- ¿Me estabas buscando?
Tan inmerso estaba en mis pensamientos que no me di cuenta de que el muchacho azabache había aparecido de la nada.
- Así es, pero ¿cómo lo has sabido? ¿Y cómo me has encontrado? ¿Y ya de paso de dónde has salido y qué es lo que quieres?
- Tranquilo… Vas muy deprisa… Todas esas preguntas tienen su respuesta, pero todas ellas tienen un orden y un momento para ser respondidas, actualmente solo una puede ser respondida en este momento.
- ¿Y bien…?
- Te quiero a ti…
- Oye, oye… a mí no me va ese royo, así que vete olvidando
- Tanto cerebro y ahora mismo usando tan poco…
- ¿Es que quieres empezar una pelea? -Me acerqué unos pasos hacia él, pero cuando me quise dar cuenta había desaparecido de mi vista, y en meros segundos noté un brazo agarrarme por la espada y algo afilado apoyado suavemente en mi garganta.
- No creo que fuese lo más acertado para alguien más pequeño y desarmado enfrentarse a alguien más mayor con una navaja en el bolsillo. -Me soltó y me arrojó fuertemente hacia el suelo, por suerte pude mantener el equilibrio y levantarme fácilmente, pero me encontraba en un callejón sin salida. ¿En qué momento había sido acorralado? Juraría que antes no había una pared ahí. –Si lo has entendido será mejor que me escuches hasta el final.
- Habla…