Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Spooky por NamuHee

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

l. Lo desconocido.


Cayó de rodillas, su respiración volviéndose errática. Continuó con la busca de aire mientras posaba una de sus manos en su abdomen, inhalando el máximo de oxigeno que pudiera mientras la otra le sostenía en el suelo.


Lo detestaba, siempre provocando reacciones extrañas en su cuerpo, únicamente con un par de palabras. No lo entendía, o más bien, no le apetecía entenderlo. Gimió de dolor apretando entonces los ojos con tal fuerza que inclusive pudo llegar a sentir aquel dolor en sus cuencas. Pasos resonaron, ligeros como el viento, pero sin lograr ser desapercibidos por sus sentidos.


Y se escuchó una ligera risa. Su risa.


“¿Qué es lo que eres? ¿Un animal?” Las palabras salieron de sus labios, llegando hasta su persona, provocándole aparentemente más dolor. No lo entendía.


No quería hacerlo.


 


Lejos del conocimiento dicen hechizos, palabras encantadas que pueden provocarte nada más que sufrimiento.


Brujas.


 


El brujo del bosque, aquel que logró encantarle. Sunggyu, el único maestro del engaño. Rumores solían correr en la ciudad sobre este mágico ser. Nunca lo creyó, nunca había pensado en ello, no debían de existir. Así como tampoco debía de hacerlo él.


 


“Hola extraño, me resultas conocido” Una simple voz había mencionado, y él, distraído, había contestado sin saber que probablemente es lo que le había condenado.


“Me dicen el señor sombra”


Dijo, y solo esas palabras le habían robado el aliento, y no de una forma que podría decir placentera.


“No había visto a un vampiro de cerca” continuó, su voz volviéndose entonces más dulce, menos tenebrosa, suave y baja mientras se acercaba. Cuando estiró la mano, simplemente perdió el sentido, y con un gruñido se había acercado al otro ser, tomando su mano, casi de una forma delicada, antes de hundir los colmillos en ella, ganándose una sonrisa por parte del hombre.


No lo sabía, pero el otro había lanzado un encantamiento, y él, Nam Woohyun, un vampiro con un linaje prestigioso, había caído presa de él.


 


Nunca supo en lo que se metía, pero le había seguido, perdiendo contacto por completo con alguien más. Nadie siendo capaz de conocer su paradero en lo profundo del bosque. La pequeña choza siempre siendo iluminada por el fuego que el hombre provocaba. Salía, un paseo a solo unos cuantos metros, pero si intentaba escapar esto era lo que ocurría, su cuerpo sufría y Sunggyu siempre le encontraba en las mismas condiciones, haciendo la misma pregunta, con la burla intensificada cada día que pasaba.


“Esto es lo que me has hecho” contestó con veneno, Sunggyu soltando una carcajada, colocándose en cuclillas frente suyo.


“No debes intentar escapar” murmuró por lo bajo, dulce y suave. Movió las manos hasta llegar a colocarlas en su rostro. “Porque eres mío”


Una sonrisa y era lo único que podía servir como el sedante que necesitaba.


 


Sus colmillos se hundieron con fuerza en el cuello del hombre y sus manos se posaron a ambos lados del mismo. Enterró los dedos con la fuerza descomunal, y pudo sentir la energía del cuerpo ajeno alejarse, el calor se terminaba.


Era libre…


¿Lo era?


 


Un jadeo y se encontró tendido en la cama. Su cama.


“Tus sueños siempre son interesantes” dijeron a su lado, y pudo sentir el aura de Sunggyu, guiando la mirada en la oscuridad, pudo encontrar al hombre, un muñeco en su mano mientras una aguja estaba en la otra. Abrió desmesuradamente los ojos, y entonces el brujo giró hasta mirarle.


“Pero siempre son problemáticos” chasqueando la lengua dejó caer la aguja sobre la tela del muñeco, y Woohyun no pudo alcanzar a protestar cuando encontró todo nuevamente en penumbras.


 


Había ocasiones donde lo veía, completamente concentrado, perdiendo el sentido de lo que se encontraba a su alrededor, recitando en voz baja mientras su ceño se fruncía y su cuerpo temblaba. No lo comprendía, y no quería hacerlo. Pero eso no le detenía para mirar… admirar silenciosamente al otro, ese que se había vuelto una pesadilla pero ese mismo que a veces se cohibía, y encogía en su lugar, sumiso mientras jugueteaba con sus manos.


Realmente no quería comprenderlo.


Pero no podía evitar preocuparse, casi inconsciente, cuando alguien, de intensa mirada entraba en el lugar, azotando la puerta y Sunggyu respingaba, sosteniéndole la mirada a dicho extraño. Woohyun siempre estaba oculto, pero aun así siempre observaba. Y de la misma forma, solía salir rápidamente de su escondite cuando el extraño se iba y Sunggyu colapsaba en el suelo.


Porque lo detestaba, pero el brujo parecía tener cosas a deber.


Trabajos que tenía que completar pero no podía porque alguien más se lo impedía. Por más poderoso que fuere, había más quienes le ponían las trabas. Sunggyu trabajaba con tanto magia blanca como negra, y eso le debilitaba.


Tenía una reputación pero había veces donde lo encontraba a la luz de la luna y sus ojos siempre se encontraban cristalinos.


Porque a veces olvidaba que Sunggyu seguía siendo humano.


 


ll. Prohibido, problemático.


Jadeó, arqueando la espalda mientras enterraba las uñas en sus palmas. Ocurría, casi con una continuidad que le aterraba. Él siempre se encontraba sobre suyo, mordiendo su cuello repetidas veces, sus manos gélidas le acariciaban con una suavidad que parecía poco propia de él, sus labios rojos por la sangre no servían de impedimento porque siempre terminaba por besarle cuando se había escurrido entre sus piernas. Y aprisionaba sus muñecas, con una fuerza que a la mañana siguiente continuaba con las marcas en ellas.


Porque había ciertas noches, aquellas donde la luz se colaba por los huecos en la madera de la cabaña, donde el otro se perdía, era un largo momento en el cual no se podría decir que le desagradaba pero parecía tomarle por sorpresa todas las veces. La luna estaba en su punto, brillando inquietante durante la callada noche, mientras entre la oscuridad del bosque él le tomaba y poseía de una forma tal que inclusive con el poder que conservaba, le era imposible el negarle.


En lugar de ser el encantador, a veces terminaba por ser el encantado.


Sus colmillos raspando en su piel y largos jadeos haciendo acto de presencia contra su oído. Lo perdía, su mirada más oscura de lo habitual.


No podía contradecir, porque siempre le hacía sentir de una forma que concretamente, no podía estar bien.


 


Se mueven en las sombras, y con una gracia tal que te pueden hipnotizar.


Vampiros.


 


Gimoteó, un último suspiro escapó de sus labios cuando por fin notó cómo el agarre del otro había cesado y sus movimientos erráticos habían dado por terminado aquel encuentro que le revolvía las entrañas. Como pudo se incorporó, su cuerpo cansado observando como en trance al otro, cuya respiración apaciguada daba las señales de que estaba volviendo a su ser normal, aquel que siempre parecía contradecirle. Así que se alejó, levantándose en un tambaleo, moviéndose con lentitud hasta a una distancia que sin dudas no podía resultar sospechosa.


Porque todas las veces que esto sucedía, y él nunca lo recordaba.


En la pequeña mesa junto a la ventana se encontraban los pequeños botecitos de cristal, aquellos donde contenía las sustancias y perfumes que le ayudaban a sobrepasar el aparente mal rato. Murmurando un par de palabras roció suavemente el líquido sobre sus palmas, moviéndolas después alrededor de su cuello, el efecto sanador actuando rápidamente.


Porque eran cosas que nunca pasaban.


 


Estaba en una situación en la cual desde un principio ni siquiera se debió de haber metido, pero así había sucedido. Su respiración agitada y sus manos alzadas, esperando que con ello el ataque fuera cesado, pero sabía que aquella suposición era de lo más idiota. Se sintió débil y perdido por un momento cuando todo pasó, tan rápido que muy apenas y pudo registrarlo.


Alguien había salido en su defensa, dándole al menos una segunda oportunidad para hacer las cosas bien. ¿Qué es lo que tenía frente a sus ojos?


Embelesado era lo único que podía decir, así era como se sentía. Y lo había comentado, emocionado mientras sus ojos brillaban.


“Era un vampiro” le dijeron con cierto desdén. “No puedes acercarte a ellos, Sunggyu” habían mencionado, un dedo acusador apuntándole. Pero únicamente sirvió para que la curiosidad se volviera más potente.


Una noche él había visto por sobre su hombro, y lo reconoció. Era el mismo hombre de la otra vez, el mismo vampiro. Y este había sonreído, tan amplio que no había manera que lo tomara como una criatura maligna.


“Quiero que sea mío” Pensó en su inocencia. Era joven y tonto, por lo tanto sus palabras no podía medirlas, así como tampoco sabía lo que ello implicaría.


 


El hechizo había funcionado, y Nam Woohyun había terminado por volverse algo de su propiedad pero ello absorbía su energía. Porque por más que se burlara, por más que lo hiciera sufrir, retorcerse, no era lo mismo cuando él se lo hacía. Era el sentimiento que definitivamente no debería de desarrollar.


Porque aquella criatura únicamente estaba ahí para protegerle y servirle.


Observó por encima de su hombro hasta el otro, quien, tediosamente se estiraba, descansado y suspiró, volviendo la mirada a las botellas frunciendo el ceño.


“Hoy la luna se ve muy bella” murmuró, teniendo la atención del otro. Era lo que siempre mencionaba, un deja vú sin fin, y si el otro se había dado cuenta, nunca no lo mencionaba. El hombre se levantó, arrastrando los pies hasta salir del lugar y por la ventana, Sunggyu lo pudo observar. Un perfil esplendido, una expresión seria pero tranquila.


Una criatura que hacía su corazón acelerar.


Pero que de la misma manera terminaba con su tiempo de vida.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).