Lay regreso semanas después del incidente, ChanYeol ya había escuchado la historia tan trágica que había marcado a Kris, por lo que ahora entendía mínimamente porque le protegía el doctor, fue desgarrador, él mismo sintió cólera al escuchar el nombre de esas personas; pero aun no le daba la razón; sin embargo, no toco más el tema, sabía que Lay desviaría cualquier comentario y que él ya no podría hacer nada sin poner en peligro a BaekHyun.
Se dejó quitar los puntos, se sentía un poco menos restringido sin esos hilos sobre su piel, pero… siempre abría un recordatorio de lo que un día intento hacer, aun si se negara a mirar ahí, seguiría la marca, burlándose de su estúpido intento.
-Mira esa barba y cabello – Lay le jala de la barbilla para enfatizar su punto, aunque la verdad era que ChanYeol no era una de esas personas que le creciera tanto el bigote o la barba, pero luego de esos cuatro meses algo tenía que salir.
El pelinegro pasa su mano por la barbilla, sintiendo el picor en sus dedos – Bueno, sí, creo que aquí ya salió algo.
Observa al médico levantarse, entrar hasta el baño y sacar una rasuradora y crema de afeitar – Yo te ayudare – le dice emocionado y aunque Lay le había mostrado ser un excelente doctor, temió un poco cuando el filo se acercó a él, más se dejó hacer, al parecer al médico le entretenía y divertía jugar con la crema haciendo figuras extrañas en su cara.
Siguiente a eso le paso un cepillo y una liga con la que amarro en una cola su larga cabellera, después Lay puso enfrente de él un pequeño espejo, fue extraño para ChanYeol, no reconocía a esa persona detrás del espejo. ¿De verdad había cambiado tanto?
-Wow - silbo – Así podrías hacerte pasar por todo un hombre mayor – Lay ríe y ChanYeol se deja contagiar, no negaba que aún seguía enojado con Lay, pero tampoco podía negar que era agradable y una persona curiosa, a parte del hecho que le había salvado la vida.
Su conversación se extendió hablando de un montón de cosas sin mucho sentido, evitando puntos sensibles, pero si dejando ver el tipo de persona que era cada uno, quizá formando una amistad en las más extrañas condiciones, pero para ChanYeol era normal formar vínculos en situaciones no comunes.
Se despidieron y Lay palmeo ligeramente la cabeza del menor, aun se sentía mal por él, aunque era verdad que su apariencia le hacía ver mayor, podía ver la parte aniñada queriendo salir de vez en cuando de su encierro.
Bajo para hablar con Kris, pero lo encontró sentado enfrente de la mesa reposando su cabeza sobre esta, roncando.
-Kris – lo removió – Despierta.
Comenzó a abrir los ojos y a estirar los brazos, oyendo crepitar sus articulaciones. – ¡Mmgh! – se queja – Mi espalda me mata.
-Eso es porque sigues durmiendo en ese sillón que es pequeño para ti, deberías dormir en la habitación del fondo.
-No Lay, sabes que esa habitación no se toca, es de mis padres.
-Kris…
-No empieces.
-Bien – corta para evitar que Kris se enfade - ¿Cómo te has sentido con el tratamiento?
-Lo odio.
-Ah… ¿Ósea? – le miro directo a los ojos esperando respuesta.
-Todo bien. – le responde para que dejara de preguntar, aunque la verdad era que no tomaba de forma apropiada el medicamento, se le olvidaba en ocasiones, e incluso había ingerido alcohol, pero si le decía eso no se lo quitaría de encima por un buen rato.
Por esa noche decidió dormir en el colchón que usaba ChanYeol en el cuarto de abajo, olvidándose de todo, incluso de subir comida, solo quería descansar por un buen rato, desconectarse.
Despertó al día siguiente, casi al medio día, subió para ver al pelinegro, pero no le encontró en la cama, reviso el baño y tampoco pudo ver algo, se impaciento, bajo rápido las escaleras dispuesto a salir a buscarlo, pero antes de abrir la puerta escucho ruido en la cocina.
Se asomó y vio al otro preparando algo en la estufa, apoyándose sobre un taburete alto para ir descansando las piernas.
-¿Pero qué…? – estaba por gritarle, pero decido frenar.
-Ah… y-yo no sabía dónde estabas y ayer no subiste, pensé que habías salido y tenía mucha hambre porque no comí ayer y…
Kris se le acerca y observa lo que hace, la verdad era que olía bastante bien para ser solo salchichas y algunas verduras - ¿También hay para mí?
-S… Si – asiente sin más remedio.
Kris sonríe ladino al observar la actitud nerviosa del chico, pensando que se veía tierno.
Comenzó a servir en dos platos y en otro recipiente sirvió el arroz que poco antes había preparado.
El rubio le ayuda a pasar los platos y deja que el menor llegue a su propia velocidad. Se sientan y comienzan a comer en silencio.
Al terminar el mayor recoge todo – Creí que…
-Que huiría. – le termino el pelinegro.
-Sí.
El menor ríe y Kris se pregunta que es tan gracioso – No, para empezar no puedo dar más de 10 pasos sin detenerme y lo dejaste claro, no voy a arriesgar más.
-Aprendes rápido. – le dice sin mirarle.
-Me quedare abajo, creo que ya no es necesario que suba a tu cuarto. – y él es el que se levanta para arreglar y limpiar.
-No, está bien, ve arriba, yo me encargo aquí. – se dispuso a lavar los platos usados.
ChanYeol no dijo más, se dirige hacia el cuarto de arriba, deteniéndose un momento a observar la puerta del fondo, estaba curioso por ese cuarto, parecía que Kris nunca entraba ahí.
El día transcurrió tranquilo sin nada en especial más que el aburrimiento del pelinegro, en el cuarto no habían muchas cosas con que entretenerse, a excepción de algo, una televisión que reposaba sobre un mueble, pero está siempre se encontraba cubierta y no sabía si tenía permitido encenderla, no quería arriesgarse ahora que Kris se portaba cordial.
Y como si el rubio le leyera la mente entra al cuarto y le pasa el control remoto – Puedes prenderla, solo no subas mucho el volumen, eso me desespera.
ChanYeol asiente y comienza a buscar algo de interés, se detiene en una película de acción de la cual no entendió mucho porque comenzó a verla desde el medio, pero no encontró algo mejor, así que solo la deja puesta, después de eso comenzó una caricatura y le pareció estúpido pues pasaban de las 10pm, ¿no se supone que los niños ya deberían estar dormidos?, pero recordaba esa caricatura, la había visto alguna una vez con su novio, Pororó, un pequeño pingüino que le desesperaba, pero por alguna razón se dejó atrapar y sin pensarlo rió.
Kris se encontraba absorto tallando con su gubia una figurilla de madera, la cual le estaba dedicando un poco más de cuidado que a otras, era algo que se le daba bien y que disfrutaba, pero se detiene al escuchar la risa del pelinegro, alza la mirada para verle.
-¿No estás muy grandecito para eso? – su ceja se alza.
ChanYeol se detiene y le mira – Solo no encontré nada más que me gustara.
Kris se burla – Si como digas – baja la mirada y continúa tallando su figurilla.
-¿Y qué es lo que tú estás haciendo? – pregunta un poco tímido.
El rubio vuelve a mirarle – Tallo una figura, es un ave fénix.
ChanYeol se levanta un poco y mira con mayor detenimiento la figura que se formaba y como el mayor le daba gran énfasis a los detalles de sus alas, recordándole por un momento la medalla de su madre.
-¿Sabes lo que dicen de esta ave? – pregunta Kris.
-Perece quemándose y…
-Renace de las cenizas – le completa – Es interesante ¿No? Consumirse en el fuego y luego revivir.
-Es un poco aterrador, pero me supongo que si – rasca su cabeza y terminan el tema, pues el pelinegro aún se siente incómodo hablando con Kris.
Cada quien vuelve a lo suyo, pero Kris no podía evitar de vez en cuando alzar la vista para ver las expresiones del menor, le recordó la primera vez que le vio cerca del río Han, y pronto una idea se forma en su cabeza, ¿Él también podría llegar a ser el responsable de esa sonrisa? Porque definitivamente le encantaría.
“De qué demonios hablas, tu no podrías formar nunca una sonrisa sincera en otra persona, tu solo formas miedo y agonía.”
Suspira al oír aquello, era verdad.
Escucha un ronquido y ve que el pelinegro se había dormido, para entonces las noticias comienzan, y no tarda en ver las nuevas de su caso, pronto aparecen imágenes del secretario JunHo exigiendo al inspector en jefe no dejar impune al responsable de la muerte de su querida esposa, el tipo parecía actuar bien, lloraba y pedía respuestas o la destitución del inspector por alguien mas capaz.
Kris ríe por lo absurdo que suena, ni siquiera le importaba esa tipa, estaba seguro que solo intentaba llamar la atención para la elecciones del siguiente año, se levanta para apagar la tv y en seguida siente molestia en su espalda, no quería volver a ese sillón, tampoco al colchón incomodo de abajo, ve un espacio al lado de la cama, solo se quedaría por un momento, se acomoda y cierra los ojos.
Se estaba dejando dormir, hasta que escucho un murmullo, se giró y vio el rostro apacible del menor, estaba soñando. No entendía ni una palabra de lo que decía, pero le produjo calidez, su mano picaba por sujetar su mejilla, se acerca, poco a poco, pero entonces entiende una sola de las palabras que decía.
-…BaekHyun…
Aleja rápido la mano, siente un tic nervioso empezar en su ojo derecho, escuchar ese nombre de la boca de ChanYeol le produce molestia.
Escucha una risa proveniente de su cabeza con voz rasposa y grave “¿Creías que él también te correspondería?” vuelve a burlase.
-¿No sé de qué hablas? – murmura molesto a la voz.
Y frente a él observa a la voz materializarse, algo que no ocurría frecuentemente, lo escuchaba seguido, pero pocas veces se le aparecían, su ilusión le era tan real, se trataba de un señor alto, vestido de negro con un sombrero que le tapaba la mitad de la cara solo dejando ver una sonrisa maliciosa dando movimientos en su sitio a través de las sombras.
“Sí que lo sabes, pero adivina qué, ese niño te odia, siente repudio hacia a ti como absolutamente todos, incluso ese médico que te dice querer ayudar solo te tiene lastima y quiere acabar poco a poco contigo porque piensa que eres un loco peligroso”
-Es mentira, no sabes nada – intenta cubrirse los oídos, pero la voz retumbaba desde adentro.
“Lo sé todo, se mas que tú, estúpido. En cuanto tengan la oportunidad acabaran contigo al igual que con tus padres y dejaras que las personas que hicieron tu vida una mierda se salgan con la suya, se rían de ti y de tus padres, escupirán sobre las cenizas falsas de ellos y la tuya…”
-Basta, maldito idiota. No, no lo permitiré. – niega errático.
Pronto una imagen más aparece, una mujer danzando entre las sombras, esta con voz chillona pero igual atemorizante, que ríe como desquiciada y se burla de él, para después decirle.
“Entonces empieza por ese niño que tienes al lado, antes que cumpla su objetivo de acabarte”
Y una tercera y última voz aparece, esta vez en forma de un niño que no paraba de llorar, Kris odiaba en especial cuando se juntaban las risas de los dos adultos con voz llorosa del niño, le desesperaba, le enloquecía.
Estaba ciego de ira, solo de imaginar dejar a esas personas libres de su castigo correspondiente, no podía dejar que nada interfiriera en eso.
Voltea a ver al menor y su mano vuelve a acercarse, pero esta vez hasta su cuello, lo toma sin ejercer fuerza, mas sus dientes y todo su cuerpo se tensan, el menor se remueve un poco al sentir el toque, empezaba a abrir los ojos.
Kris no podía, no a ese chico, quito rápidamente la mano.
ChanYeol lleva su mano al cuello, ¿Qué había sentido? Se estira y prende la lámpara, para ver el ceño aun fruncido del mayor, parecía molesto, y él no entendía porque.
-¿K-Kris…?
-Eres mío, Yeol – suelta en palabras inentendibles para el menor.
-¿Cómo? – pregunta confundido.
Kris toma la otra lámpara y la avienta al hombre que no dejaba de molestarle, haciéndole desaparecer físicamente, aunque aún podía escucharle, perturbarlo.
El menor se siente asustado, cuando vio alguna vez así a Kris las cosas terminaban mal para él; su cuerpo tiembla, sabía lo que vendría, y estaba tan cansado que solo sería un muñeco de trapo a la merced de un tipo furioso y sin piedad.
Kris lo mira, quería dañarlo, pues solo así lograba satisfacer a las voces en su cabeza, pero el otro temblaba y ponía las manos al frente, quizá para intentar protegerse, ve una lagrima caer de su ojo, ChanYeol también sabía que haría; sin embargo, se levanta y busca entre los cajones un frasco con píldoras, pero no recuerda donde lo había dejado así que mejor sale a prisa de ahí, dejando confundido pero aliviado al menor.
Bajo y pateo un mueble, tenía que ocupar esa ira en otra presa, quedaban seis a su lista, y era momento de ir por ese empresario farmacéutico que también apoyo en el acto de su madre.
Entro al cuarto de lavado para tomar una camisa vieja, no le gustaba ensuciar sus buenas camisas en personas asquerosas, además que terminaría siendo tirada, pero al sacarla de un cesto encuentra otra camisa por debajo, cubierta de sangre seca, la toma y la extiende, era la camisa con al que trato de frenar la hemorragia del menor.
Tal vez también pasaría a dejar algún otro mensaje a cierto idiota inspector.