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RENACER DE LAS CENIZAS. por patjes

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Esa noche había sido increíble para Kris, esperaba que también para ChanYeol, su aventura había durado más de ese primer contacto sexual, dejando al menor agotado, todavía acostado en la alfombra, desnudo y con un sueño profundo.

Estaba seguro de no querer dejar al menor en el cuarto pequeño de abajo, pues además de los malos recuerdos, la temporada no ayudaba, hacia bastante calor y el cuarto no tenía ventilación alguna, por lo que cada que salía de ahí lo hacía empapado en sudor; tampoco quería llevarlo a su cuarto, quería algo nuevo para ellos, no sabía exactamente qué, pero necesitaba que ChanYeol lo viera diferente; por lo tanto, se decidió en llevarlo hasta el cuarto de sus padres.

Dudo al girar la perilla, pero al ver al pelinegro dormido sobre su espalda y tan tranquilo no lo pensó más, lo llevo hasta aquella cama amplia que nunca había sido ocupada por sus padres, frente a todo en ese cuarto que quería mantener intacto, pero ChanYeol podría ser su excepción.

Lo acostó y envolvió su aun desnudo cuerpo en cobijas y sabanas finas, le observo removerse un poco, acomodándose a su gusto. La cama era lo suficientemente grande para ambos cuerpos, sin embargo, no quería que resultara contradictorio y provocara que ChanYeol buscara alejarse, por lo que solo acomodo su larga cabellera que cubría parte de su cara y salió del sitio, dirigiéndose a su cuarto.

~

ChanYeol durmió perfectamente en ese colchón tan cómodo y sus suaves sabanas, nunca había dormida en algo así, sí, definitivamente estaba tan cómodo que no quería despertar, pero la realidad lo golpeo al sentir lo desconocido.

-¿Qué demonios? – Se sentó de golpe al entender que estaba en un lugar extraño para después quejarse por su abrupta reacción y dolor en el trasero – Joder. Maldito desgraciado- se detuvo al mirar al frente.

Observo bien su entorno, y se dio cuenta que estaba en el cuarto que hasta hace poco era prohibido. ¿Qué había pasado? Se asustó por un instante porque y que tal si él había caminado hasta ahí y ahora si Kris lo veía lo mataría.

Tenía que salir pronto sin ser visto.

Se levantó lo más rápido que el dolor punzante en su espalda baja le permitía, dándose cuenta que estaba desnudo.

-Genial. – rodo los ojos.

Camino rápido hasta la salida cubriendo su intimidad con ambas manos, solo destapándose para abrir la puerta, fue cuidadoso de no hacer tanto ruido y asomarse con cuidado…

-Hasta que despierta.

-¡Mierda! – brinco un poco hacia atrás. Había sido descubierto. – Escucha, no sé cómo llegue hasta aquí, no recuerdo mucho…

-¿Hmm? – Kris soltó una risa corta. – Tan solo vete a bañar y… – le miro de pies a cabeza, con una sonrisa ladina. – ponte algo de ropa. El desayuno/comida esta lista.

Parpadeo un par de veces y pronto sintió su cara enrojecer cubriendo al instante sus bolas, todavía escuchando como Kris se alejaba riendo.

~

Después de aquella noche, algo cambio drásticamente entre ellos, ChanYeol sentía que podía acercarse cada vez un poco más a Kris sin preocuparse por que lo dañara; lo dejo dormir en el cuarto que era preciado para él; y sobre todo, comenzaban insinuaciones sexuales como parte de un “juego” extraño en el que ambos comenzaban a participar, no exactamente teniendo que llegar a la penetración u otras cosas un poco más íntimas, pero si dando toques y miradas que provocaban al contrario.

Y es verdad, Kris era un maldito loco que le encantaba tocar y mirar a ChanYeol, y ChanYeol comenzaba a ser contagiado por aquel loco en potencia.

Pero solo era eso, deseo carnal, no tenía por qué haber más sentimientos entre ellos ¿cierto?

✴✴

Mayo estaba dando fin, y con este los recuerdos dolorosos que atormentaban a ChanYeol, ahora tenía otra clase de distracciones; además, siempre estaba acompañado de Kris, de vez en cuando salían al balcón del cuarto y se sentaban en las sillas mecedoras que se encontraban una al lado de la otra, ChanYeol leyendo, Kris admirando el paisaje y fumando un cigarrillo de marihuana que siempre terminaba en labios del menor, pues ahora necesitaba de aquello mas seguido.

-Es hora de ir a comer.

-No tengo hambre.  – arrugo el ceño en señal de repugnancia, ya que de verdad había días en que la comida solo le sabia a cartón.  – Mejor dame otro cigarrillo ¿Si?

-No. Tienes que comer más, estas demasiado delgado. – le dijo aquella vez, mirándolo como si en verdad estuviera preocupado, pero eso claro que no podía ser.

Cambio sus pensamientos, no podía permitirse depender de absolutamente nadie más en su vida. – ¿Y de quien es la culpa que casi muriera de inanición? – le reclamo en un murmullo débil que Kris alcanzo a escuchar.

-Bien, ya basta de reclamos y baja a comer. – lo miro fijo. – Es una orden.

El menor bufo. Ya no le tenía miedo, pero siempre terminaba cediendo a sus mandatos.

Mientras ambos comían a su propio ritmo, el repiqueteo de la lluvia se escuchó caer sobre las ventanas; por alguna razón ChanYeol comenzó a amar la lluvia sobre aquel lugar lleno de mucha vegetación, el olor de las copas de los árboles y la tierra húmeda, le encantaban.

-Quiero salir. – le dijo al rubio, mirando directo a la ventana para después mirarlo a él.

-Aun no has terminado tu comida.

-Terminemos afuera.

Kris rodo los ojos, pero aun así lo permitió.

Sacaron un bol con arroz y otro con pedazos de carne, se sentaron sobre el escalón, cubriéndose de la lluvia con el techo de la casa.

ChanYeol parecía absorto en la lluvia, mirando como las hojas se doblaban con cada golpeteo, eso era todo lo que necesitaba en ese momento, pero en un instante sintió algo frente a su cara. Kris tenía los palillos llenos de arroz y un pedazo de carne arriba. Volteo a ver al mayor con confusión en la cara.

-Tan solo abre la maldita boca y traga esto.

-Siempre tan lindo. – acepto que le dirá de comer en la boca por esta vez, y la verdad era que se sintió extraño, no sabía si le había gustado o incomodado, tal vez un poco de ambos.

Por suerte su incomodidad o lo que fuese, fue interrumpida por un ladrido agudo. Era un pequeño perrito peludo color canela con un paliacate amarrado a su cuellito, se acercaba todo mojado hasta los pies de ChanYeol, olfateándolo.

-¡Hey! hola cachorrito. Ven acá. – lo levanto entre sus manos y lo dejo a su lado, donde no le cayera más la lluvia. – De seguro tienes frío ¿verdad? – el perro le ladro.

ChanYeol le acaricio la cabeza y lo seco un poco con la manga de su sudadera.

-Deja a ese perro en paz y termina tu comida.

-Pero míralo, él también tiene hambre y parece tener frío.

-Pues que vaya a refugiarse pronto a algún otro lugar o a cazar un conejo, yo que sé. Fuera. – trato de correrle con la mano, haciendo que  el pequeño peludo diera un paso para atrás.

-No seas cruel. Mira lo flaco que esta.

-Aquí hay una persona delgada a la que engordar y con una tengo suficiente, gracias. – Kris sintió la mirada entrecerrada de ChanYeol, estaba molesto por un pequeño perro. – Además parece tener dueño, por algo lleva ese paliacate.

-Sí, es probable, pero también se ve que lleva muchos días perdido, y puede que sus dueños no lo alimenten y cuiden de buena forma y por eso escapo. – Kris le replico varias cosas sobre no hacer conjeturas y blah, blah; pero el menor dejo de escucharle y solo arrimo un cuenco con un poco de arroz que rápidamente fue devorado por el canino.

Solo podía escuchar los gruñidos y reclamos del mayor, pero poco le importaba.

-Comienza a llover más fuerte, hay que entrar, ChanYeol; y encárgate de ese animal.

-Déjalo entrar, si se moja por más tiempo se puede enfermar.

-Ese no es mi problema. – dijo levantándose y abriendo la puerta. – Entra. – le ordeno.

-No.

-¿No?

-Entrare si él también lo hace.

-Yeol ¿es enserio?

-¿Me ves riendo o algo?

Y Kris lo supo, no lo haría cambiar de opinión, y aunque no lo quería admitir, estaba preocupado por ChanYeol, y si se quedaba ahí por más tiempo podría enfermar.

Suspiro resignado. – Bien. – ChanYeol se paró alegremente con el perro entre sus manos. – Pero… solo será hasta que deje de llover. – la mirada de ChanYeol volvió a endurecerse. – Tómalo o déjalo, así de fácil.

-Amargado. – murmuro solo para sí mismo. – Bueno, entremos pequeño…, hmm ¿Cómo debería llamarte?

-¿Qué tal visitante temporal? – opino el mayor.

Y por supuesto, ese era el plan de Kris, sacar a esa bola de pelos de inmediato a la calle; sin embargo, las cosas no lo favorecían, y la torrencial lluvia decidió quedarse por todo el día y ChanYeol término por convencerlo para que se quedara una noche.

-Maldito perro con suerte, hazte para allá que estoy cenando. – lo aparto ligeramente con el pie.

-Ni siquiera te está haciendo nada, déjalo en paz.

-Perro corriente. – gruño.

-Pues no es un perro cualquiera, es un pequeño labrador retriever, recuerdo haber leído de ellos, son muy inteligentes y amables, incluso pueden ser perros de rescate.

-Si bueno, si intentas convencerme de cualquier cosa, olvídalo. – ChanYeol frunció los labios, derrotado.

~

El menor se encargó de limpiarlo bien y dejarlo completamente seco, Kris no lo quería corriendo por toda la casa haciendo travesuras o haciéndose popo; así que el menor lo acobijo en el cuarto de lavado.

-Creo que estarás cómodo aquí por hoy. – acaricio su cabeza recibiendo como respuesta laminas en su mano. – Eres adorable, me recuerdas a alguien. – meneo la cabeza deshaciéndose rápidamente de aquel hombre en sus pensamientos. – Te fue bien, mucho mejor que a mí cuando llegue a este lugar, aunque yo también fui llamado cachorro; pero mejor no hablemos de aquello, eso debe ser enterrado a partir de hoy ¿no lo crees?

Kris solo quería ver a ChanYeol acobijar a ese perro intruso porque parecía que sonreía con sinceridad, era una sonrisa hermosa y brillante; sin embargo, su corazón obtuvo una fuerte punzada que recorrió toda su columna al escuchar las palabras del menor.

Era obvio que su primer propósito era humillarlo y lastimarlo tanto que BaekHyun terminara sufriendo largo y profundo, y él sabía que eso lo había logrado; pero jamás espero terminar sintiendo cosas diferentes por la persona que daño sin tener culpa alguna. ¿El que sentía? no estaba claro, no obstante, sabía que necesitaba cuidarlo y devolverle un poco de todo aquello que perdió.

Pero la pregunta era, si algún día lograría darle algo de eso; tal vez no, lo había marcado de por vida, y no solo se refería a la gran cicatriz que marco en su hombro derecho y que justo ahora la veía tan clara, tan expuesta con esa playera sin mangas que le quedaba sumamente holgada, no, lo había marcado más adentro, dirigiéndolo al peor de los caminos.

Al día siguiente el cielo parecía totalmente despejado, el sol alumbraba en todo su esplendor, y aunque parecía ser un día agradable, también era un tanto triste para el menor, dejar ir al pequeño peludo le costaría porque aunque no fue mucho el tiempo que estuvieron juntos, se había encariñado.

-Bueno, ahora sácalo.

-Hmm, solo que almuerce y ya.

-Argh, no entiendo porque postergar las cosas. Solo el almuerzo y que se largue.

El celular de Kris comenzó a sonar, teniendo que alejarse un poco para tener privacidad y que no escucharan los ladridos del perro.

-¿Si?

-K, que bueno que contestas, a veces es difícil localizarte, joder que sí.

-¿Qué necesitas Marco?

-Necesito que me traigas el culo de un maldito traidor.

-¿Y por qué no se lo pides a tu gente o lo buscas tú mismo?

-Mi gente no ha logrado encontrarlo, es una sanguijuela resbalosa, pero sé que tú eres bueno para esos cabrones escurridizos; además, yo necesito un momento a solas con DamBi y… ¡¿Por qué jodidos te explico?! Te pagare bien, es lo importante.

Kris volteo a ver a ChanYeol, ¿Tal vez un poco de emoción es lo que él podía regalarle? – De acuerdo, llego allá por la tarde. – Colgó.

-Ten cuidado con los otros animales y trata de buscar una familia… – escucho a ChanYeol decirle al canino.

-¡Hey!

-¿Qué? – le contesto de mala manera.

-¿Quieres ir a dar una vuelta? – la respuesta de ChanYeol fue inmediata, dejando de acariciar al perro y poniendo atención.

-

Después de almorzar y alistarse, el pelinegro se despidió del cachorro, aun con reticencia por dejar al pequeño perrito a su suerte entre tanta maleza y algunos animales que podrían lastimarlo.

-Ten cuidado. – lo soltó y el perrito comenzó a saltar feliz, corriendo de inmediato a un árbol para hacer pipí.

-Sube. – le ordeno Kris.

Al arrancar lograron escuchar los agudos ladridos del perro, para ChanYeol fue mejor no ver aquella imagen y pensar en otra cosa.

-¿Se puede saber a dónde vamos? – le pregunto.

-Ulsan.

-Okay. – se acomodó en el asiento, sabía que ahora tenía que cerrar los ojos y no espiar de donde salían o a qué lugar en específico llegaban.

Kris vio las intenciones del menor. Quizá podría dar otro paso en cuanto a confianza se trataba.

-Si tú quieres, puedes mantener la vista en el paisaje. – ChanYeol de inmediato volteo a verle con las cejas alzadas preguntándole si eso era en serio. – Puedes mantenerte despierto, no hay problema; además, solo tardaremos como máximo 2 y media horas en llegar.

-Oh, entonces no estamos tan lejos de Ulsan.

-Hmm, no. Estamos en Busan… – Kris miro la reacción del menor – en la parte sureste de Busan, Yongho-dong.

-Entonces… ¿estamos cerca de la playa?

-Como a 20 minutos.

-Wow.

ChanYeol no perdió detalle del recorrido, de la zona boscosa e irregular de donde salieron, muchas plantas y flores adornaban toda el área, bajo la ventana y sintió el frescor del viento, era un lugar bello, lejos de otras casas y sitios de servicio, pero bello.

Llegaron en poco más de dos horas, era un lugar poblado, y estaba seguro que el mar estaba cerca, podía olerlo y emocionarlo.

-Iremos a ver a alguien de importancia, parece una persona muy amable y confiable, pero no lo es, solo es otro tipo en el mercado de la droga y las armas, así que no hables absolutamente a nadie hasta que yo te lo diga; de hecho, ni siquiera los mires directamente ¿estamos?

ChanYeol solo asintió, no era realmente lo que esperaba cuando le pregunto si quería ir a dar la vuelta; pero tampoco era tan horrible la cosa, siendo sincero le provocaba una ligera emoción y subida de adrenalina.

Entraron en una mansión con un patio grande, protegido por bardas, rejas y varios hombres armados. Llegaron frente al jefe, un tipo que entraba en sus cuarenta, complexión fornida, de buena estatura y una sonrisa brillante.

-Hey, Kris. – saludo al verlos entrar. – Hola – saludo al menor – ¿Tú quién eres?

El pelinegro volteo a ver a Kris.

-Eso es algo que no te importa.

-Pues me importa si está contigo. – sonrió ladino.

-Marco ¿acaso yo te pregunto sobre tu esposa o tu amante? Por cierto, DamBi está cada día más buena. – Marco perdió la sonrisa, se aclaró la garganta para cubrir su fastidio. – Solo dame los datos del maldito al que tengo que atrapar y acabemos con esto.

~

Kris la tenía más fácil que otros, varios decían que tenía instinto y un olfato de perro que ayudaba a encontrar a sabandijas; pero, la verdad era que el trabajar con varios “empresarios” del mundo ilícito le ayudaba a conocer a muchas personas, por lo que obtener información era más accesible.

Tardo, no va a decir que lo consiguió en una hora, él maldito traidor andaba de un lugar a otro, pero también era estúpido exponiéndose en negocios propios, cometió varios errores que lograron que Kris diera con este, aunque para el momento la noche ya se apoderara de todo Corea.

Se habían acercado al hombre con el pretexto de querer comprarle un arma nueva.

-¿Qué tipo de arma buscan? – les había preguntado al verlos. – Puedo recomendarles algunas, solo basta saber para qué propósito. Armas de fuego cortas, largas, tal vez automáticas, que tal este hermoso revolver, creo que va contigo muchacho. – miro a ChanYeol. – ¿O tú qué opinas? – esta vez miro a Kris.

Kris le siguió el hilo, riéndose igual que él, para de repente tomarlo por la nuca quitándole el revólver, cambiando por completo su expresión a una intimidante. – Tal vez iría mejor si te la meto por el culo, ¿no crees… JinuAh?

El chico trago grueso, ese era el nombre que recibía cuando estaba del lado de Marco, pero hace un tiempo que solo le llamaban JinWoon. – ¿Quién eres tú? ¿Qué quieres realmente?

-Marco te está buscando. – Y eso fue todo, sabía que llevaba un riesgo grande al traicionar a aquel capo.

 

El chico intento escapar más de una vez, pero frente a Kris y ChanYeol juntos no tenía ninguna posibilidad, así que casi a la media noche fue llevado hasta su antiguo jefe.

-Hicieron un buen trabajo. Gracias Kris, y chico desconocido. – le dijo al pelinegro, este ignorando toda palabra del hombre. – ¿Qué acaso es mudo? – le pregunto a Kris.

-Solo dame la paga.

El capo solo le lanzo una bolsa de tela repleta de varios miles de wons, una vez comprobado el pago, ambos salieron del lugar.

Al salir de la gran mansión escucharon un grito de las persona de seguridad.

-¡Redada!

-¡Mierda! – espeto Kris, tomo del brazo de ChanYeol y lo llevo hasta la parte trasera del lugar, tendrían que brincar la barda lo más rápido que pudieran para no ser acordonados por todos lados y reducir sus posibilidades de escape.

ChanYeol solo seguía a Kris, no sabía que carajos hacer, estaba un poco asustado, su corazón latía rápido. Kris lo ayudo primero a escalar la barda y sin pensarlo salto hasta el otro lado, Kris le siguió de prisa, corrieron rápido para alejarse de esa calle, pero antes de salvarse por completo escucharon el silbato de uno de los policías.

Se pegaron al borde de una pared que apenas si los cubría, varios policías pasaron corriendo cerca de ellos, por lo que ChanYeol tuvo que pegarse al cuerpo de Kris, convirtiéndose en un problema al tenerlo de frente a él y poder sentir bien, muy bien, el miembro del otro y su cercana respiración, se tensó al momento, pero Kris no permitió que se alejara, jalándolo por la cintura y pegando sus cuerpos aún más, si eso era posible.

En el instante adecuado ambos corrieron lo más rápido que sus piernas se lo permitieron, creyeron oír otro silbato de policía, no están seguros si fue por ellos o no, solo saben que lograron escapar.

El menor sentía que su corazón estaba por estallar, la adrenalina aun corría por su torrente sanguíneo, haciéndolo sentir sorpresivamente vivo, excitado.

Al entrar a la camioneta comenzó a reír, como un loco sin razón aparente.

-Eso… - trataba de regular su respiración, pero todavía le era imposible. – eso fue… increíble.

Kris lo miro con un ceño en su cara, pensó que estaría asustado o molesto, no obstante reía hasta sacar lágrimas.

Okay, si él le dice que fue genial, lo fue. Comenzó a contagiarse de aquella risa extraña, mirando como de repente parecía que un ojo cerraba más que el otro y como aplaudía sin parar. Quizá había encontrado al perfecto compañero de maldades.

~

Esa noche/día, decidieron comprar un pollo frito y muchas cervezas, Kris solo deseaba regresar y tener a ChanYeol para sí mismo, observar su risa estúpida y emborracharse hasta caer; sin embargo al llegar a casa…

-¡Ah! Perrito, sigues aquí, pobre de ti.

El maldito perro seguía ahí, esperando por su chico.

Logro escuchar una risa interna, burlándose de sus sentimientos incorrectos y estúpidos. Sus pastillas estaban por acabarse, así que prefería alargar la toma para no tener que hablar con Lay, no después de aquel día; comenzando al parecer, a hacer mella en su mente.

-¡Maldito y pequeño suertudo! – reprocho al aire al ver a ChanYeol tan feliz y cariñoso con el animal.

-¡Sí! – grito emocionado. – Eso es.

-¿Qué cosa? – pregunto sin verdaderas ganas.

-Lucky.

-¿Lucky? ¿De qué hablas?

-Su nombre. – señalo al cachorrito, mirándolo de pronto. – Tu nombre será Lucky. – el perrito labro y lamio de la mano del pelinegro, conforme con su nuevo nombre.

-ChanYeol. – gruño Kris. – ¡Ese perro estúpido a mi casa no entra!

Kris se arrepintió por la forma en que lo dijo, ChanYeol había respingado y bajado la cabeza y oscurecido la mirada.

-Tienes razón, es tu casa. – le contesto sin mirarlo.

Demonios. Las burlas de su mente volvieron a hacerse presente, y sabía que se burlarían más si cedía a los pedidos de ChanYeol, pero no podía solo ignorar lo que le pedía cuando este lo había acompañado sin rechistar, ayudado en su trabajo y dado una buena noche.

Tallo su cara con fuerza – Está bien.

-¿Qué cosa?

-El pequeño suertudo puede entrar.

ChanYeol se levantó emocionado con el perro entre sus brazos. – ¿De veras? Gracias, voy a cuidarlo bien, lo prometo.

-Sí, sí, como sea. Solo no dejes que destruya la casa.

-Está bien.

Y como Kris intuyo, las burlas se alzaron nuevamente; pero por ahora era capaz de ignorarlas y prestar atención solo a aquel pelinegro que lo hacía sentir afortunado.


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